Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

noviembre 2021
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930  
7446 Artículos. - 113037 Comentarios.

Iglesia, y 3

C. ORGANIZACIÓN

        La organización de las comunidades (iglesias) debe ser fiel reflejo de la singularidad y de la actividad que les caracteriza. Una disposición desajustada del doble encargo de Jesús, lejos de servir de ayuda a dichas comunidades, será fuente de perturbación, alejamiento y división.

        Algunas ideas respecto a qué ha de caracterizar a la organización:

1. La renuncia a la riqueza

        La riqueza esconde servidumbre y camufla la pobreza que deja a su paso. El capital procede de la vida de los pobres extraída hasta el agotamiento. Se agiganta generando miseria. La tarea de la organización de las comunidades debe destacar, en cambio, por la libertad de la que presume y transmite. El dinero no le da soltura, sino atadura. Las joyas y el oro no le proporcionan brillo; la ensombrecen. La acumulación de patrimonio no la realza; la inhabilita, pues supone su deserción del seguimiento y la enseñanza del Maestro, el que no tenía donde reclinar la cabeza (Mt 8,19; Lc 9,58). Su cometido no consiste en lucrarse, sino en regalar vida.

2. Nada de escalafones

        El rango, las categorías, la estructura jerárquica están reñidos con la igualdad que la organización debe propugnar y defender. Los honores chirrían; son inaceptables en la sociedad alternativa. El mando, tampoco. Méritos y privilegios solo engendran división.

“Pero TODOS, aunque sean primeros, han de ser últimos, y esos últimos serán primeros” (Mc 10,31).

        La entrega generosa, el servicio total no se hacen para obtener premio o reconocimiento; se realizan gratuitamente con el pleno convencimiento de cumplir con el trabajo que necesita la comunidad:

“Echó luego agua en el barreño y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con el paño que llevaba ceñido.
Al acercarse a Simón Pedro, este le dijo:
Señor, ¿tú a mi lavarme los pies?
Jesús le replicó:
– Lo que yo estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás dentro de algún tiempo”
(Jn 13, 5-7).

3. Fuera el Poder

        El Poder no tiene cabida en la organización de las iglesias. El Poder atemoriza y demanda docilidad. La comunidad se presenta como alternativa a una sociedad que tiene al Poder como columna vertebral de su estructura. El afán por conquistar cotas de poder obstaculiza la comprensión del mensaje. El Poder es ajeno al Proyecto de Jesús. Será su oponente y llegará a ejecutarlo. El Poder es incompatible con la vida de la iglesia, donde el único objeto de ambición es el servicio:

“Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande. Jesús les dijo:
– Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros, NADA DE ESO: al contrario, el más grande entre vosotros, iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve. Vamos a ver, ¿quién es más grande el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre nosotros como el que sirve”
(Lc 22,24-27).

4. Unidad, igualdad y amor

        La organización se caracterizará por los valores esenciales que definen la vida de las comunidades: la unidad, la igualdad y un amor a semejanza del que tuvo el Galileo a los suyos. Las personas integrantes de la organización serán miembros de las comunidades destacados en esos valores: unidad, igualdad y amor. Las comunidades los seleccionarán y el ejercicio temporal -NO VITALICIO- de su actividad estará determinado por su eficiencia según estimación de las iglesias. El ordenamiento interno de la organización no se establecerá como un ejercicio de control sobre creencias y dogmas, sino como un medio para estimular la vida y la praxis de las comunidades.

5. Recuperación de la figura del Lector

        La organización trabaja para que las comunidades ESTÉN CON ÉL. La adhesión al Galileo y su Proyecto pasa necesariamente por el conocimiento de su persona y su mensaje. Se impone, pues, la tarea de llevar la explicación rigurosa del evangelio a todos los miembros de las iglesias. Para ello resulta necesario recuperar la figura del Lector. Los evangelios son pedagogías; no colecciones de sentencias cargadas de misterios. No están ahí para utilizarlos en defensa de dogmas, sino para desentrañarlos con rigor y sacar a la luz la praxis que Jesús llevó a cabo junto a los suyos, a quienes invitó de principio a fin a comprometerse en continuarla.

6. Una misión para la humanidad

        La ἐκκλεσία (comunidad) ha sido convocada para proclamar la Buena Noticia. Su tarea es hacia el mundo. La asamblea no ha sido emplazada para mirarse el ombligo y llegar al éxtasis. El trabajo está donde el ser humano sufre. Para hacerlo se requiere estar capacitado. Se explica lo que se sabe y se justifica con lo que se vive. Conocimiento y vida son las herramientas para llevar a cabo la misión de proclamar la Buena Noticia. Es función de la organización de las comunidades responsabilizarse de que ellas estén suficientemente capacitadas para desarrollar la tarea encomendada por el Galileo.

7. Comprometida con la vida de la comunidad

        La acción de proclamar la Buena Noticia por parte de las comunidades supone presentarse como alternativa a una sociedad productora de infelicidad, angustia y desdicha. Una organización de las comunidades no puede constituirse a imitación del orden establecido. Una estructura piramidal organizada con la finalidad de controlar a la base desde la altura hace el juego a un sistema siempre alerta cara a neutralizar cualquier alternativa a su poder. Frente a todo adversario que ponga en peligro su supervivencia, el sistema utiliza una clara estrategia: Actuar como su máximo protector reivindicando a cambio su apoyo. Pero a la organización le incumbe el compromiso de custodiar el carácter y la forma de vida de las comunidades frente a todo intento depredador. Jesús ya avisó de con quién se las tendrían que ver:

“Mirad que yo os mando como ovejas entre lobos, sed cautos como serpientes e ingenuos como palomas” (Mt 10,16).

8. Correa de transmisión, no cadena de impedimentos

        La organización de las comunidades no puede constituirse como un bloque uniforme, inmutable e impenetrable. Como hemos repetido anteriormente la mirada y la praxis de las comunidades se dirigen hacia la humanidad. Mirada y praxis evolucionan en función de las variaciones del entorno y el tiempo en que se desenvuelven. Los problemas de la gente a quienes presentan el proyecto son cambiantes. Las soluciones han de acomodarse a las necesidades que van surgiendo. Y la presentación del mensaje, así como los detalles en la manera de vivirlo variará de un contexto a otro y de un tiempo a otro tiempo. Por consiguiente, lejos de ser inflexible, la organización prestará oídos a los cambios, será permeable a las necesidades de la gente, actuará comprensivamente frente a ellos y prestará ayuda a las comunidades para encontrar nuevos métodos de actuación y un lenguaje adaptado a las nuevas situaciones. Uno de los objetivos de las comunidades consiste en ir transformando esta sociedad injusta. Desentenderse de ese objetivo y dejarla como está supone traicionar la misión encomendada por el Galileo.

9. Simplicidad y accesibilidad

        La complejidad confunde y aleja. Los vericuetos despistan, hacen perder el tiempo y provocan hastío. La ayuda y colaboración necesaria no pueden convertirse para las comunidades que la solicitan en una escalada llena de adversidades. Antes de ser demandada, la ayuda debe estar presta a ser servida por iniciativa de la organización obligada a aportarla. Una organización abultada y espesa retrasa la colaboración y obstruye las vías de solución a los problemas de la humanidad. La sociedad alternativa necesita realizar su trabajo con agilidad y requiere una organización sin burocracia apabullante, sin pasillos laberínticos, sin despachos infinitos ni escaleras interminables. La simplicidad ha de brillar por su transparencia; la accesibilidad por su inmediatez.

10. Una autoridad para la liberación y la vida

        La autoridad corresponde a las comunidades, no a la organización:

“…y para enviarlos a predicar, con AUTORIDAD para expulsar a los demonios” (Mc 3, 14b).

        La autoridad de que habló el Galileo no tenía por objetivo el sometimiento, sino la libertad. Con esa finalidad actuó él y quiso que los suyos continuaran su labor. Al tener las comunidades (iglesias) como tarea fundamental la continuación de la obra liberadora del Galileo en la historia, la organización ha de establecerse en función de esa práctica. Renunciar a ese compromiso supone ocultar el mensaje:

“¿Acaso se trae la lámpara para meterla debajo del perol o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? (Mc 4,21).

        Cuando se afirma que Jesús es el Salvador del mundo y vino a traer esa Salvación, conviene preguntarse sin temor: ¿De qué salvación hablamos? La respuesta tradicional es: “Nos salvó del pecado y de la muerte” y se aclara que “el pecado lleva a la muerte”. La contestación es acertada desde el planteamiento que hace la pedagogía de los evangelios. Pero conviene actualizar, también desde el foco de esa misma pedagogía, el significado de las palabras dadas en esa respuesta:

        Pecado es una forma religiosa de denominar a la injusticia. La injusticia sistematizada provoca carencia de vida en los pueblos. Salvar significa ayudar a salir del pozo del sistema injusto y proporcionar un entorno y condiciones donde florece la vida. Salvación y Vida son inseparables. Una conduce a otra. La Salvación se produce aquí. Lo supo incluso un jefe de sinagoga que se jugó su prestigio lanzándose a buscar la vida para su pueblo moribundo (“su hijita” de DOCE años):

“Llegó un jefe de sinagoga de nombre Jairo, y al verlo cayó a sus pies, rogándole con insistencia:
– Mi hijita está en las últimas; ven a aplicarle las manos para que se SALVE Y VIVA”
(Mc 5,22-23). https://www.atrio.org/2012/10/leyendo-a-marcos-18/.

        La Salvación exige decisión. Salir del sistema injusto y adherirse al Proyecto de Jesús (FE) elimina la propia injusticia (pecado), deja atrás la postración y permite recobrar la dignidad humana:

“Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
– Hijo, se te perdonan tus pecados”
(Mc 2,5). https://www.atrio.org/2012/06/leyendo-a-marcos-3-2/.

        La Salvación no se espera. No se consigue estando sentados dándole vueltas a las propias creencias. Se obtiene por la osadía de abandonar el orden establecido, atravesar con coraje la masa de indecisos y entrar en el círculo del Galileo (FE) a plena luz del día. La mujer que se desangraba, figura de un pueblo que pierde a chorros la vida, lo hizo, al igual que el paralítico, sin pronunciar palabra:

“Él le dijo:
– Hija, tu fe te ha salvado”
(Mc 5,34). https://www.atrio.org/2012/10/leyendo-a-marcos-19/; https://www.atrio.org/2012/10/leyendo-a-marcos-20/.

        Hay un antagonismo total entre la injusticia global sostenida por el orden establecido y el amor y la lealtad que se disfruta en las comunidades (iglesias). Considerar la Salvación como un asunto de exclusiva individualidad indica andar lejos de haber entendido el mensaje del Galileo. La Salvación está estrechamente unida a la fraternidad que da la Vida; ahí donde despuntan el amor y la lealtad.

 

12 comentarios

  • Santiago

    La dualidad de la verdadera Iglesia de Jesucristo,que es visible e invisible a la vez, NO impide que su esencia sea evangélica. Tampoco roba su esencia que muchos de sus miembros o fieles vivan de espaldas al Evangelio ya que fue Cristo mismo el que quiso elegir a los Doce de su núcleo que era hombres pecadores e imperfectos. La estructura de una sociedad NO cambia por el comportamiento de sus miembros SINO que permanece estable si está fundada en principios sólidos. Su solidez e indestructibilidad reside en Cristo.

    Cristo cedió Su propio carisma a Su Iglesia por entero, llamando a TODOS a la salvación ya que el FUNDAMENTO de la Iglesia de Cristo no es “del mundo” sino que es de origen divino y este “carisma” es el mismo por el que los mártires y santos del Pueblo de Dios se han salvado. Jesús muriò “como rescate” para muchos y en remisión de los pecados para los que aceptan “creer” en El.

    Como “institución humana” la Iglesia sin duda puede ser destruida. Sin embargo, la Iglesia así sometida a la oscuridad de “las catacumbas” seguirá viva hasta “el final de los tiempos” porque su carisma seguirá siendo espiritualmente visible, sobrenatural, sin falta, permanente, uno, y jerárquico. En las grandes persecuciones los sacramentos visibles subsistieron válidamente celebrados en la clandestinidad.

    Por eso en 21 siglos la Iglesia de Cristo ha resistido todos los intentos por destruirla desde dentro y desde fuera..Ni el Sanedrín, ni los antiguos herejes, ni los emperadores paganos, ni las invasiones bárbaras, ni los cismas, ni los papas inmorales, ni los clérigos indignos, ni las modernas persecuciones de los gobiernos anticristianos, ni la infiltración modernista para destruirla desde dentro, ni las fuerzas satánicas disfrazadas de “ángeles de luz” etc etc etc han conseguido destruir a la Iglesia de Cristo. Por eso, este nuevo intento parece, a lo sumo, improbable..

    La crisis actual del mundo incluyendo al Pueblo de Dios, es de FE, no de una FE mundana y hedonista, sino FE en Jesús, el verdadero Mesías proclamado por los Apóstoles, el mismo que se reveló a la samaritana en el pozo de Sicar, el que la habló al ciego de nacimiento, el que se proclamó Hijo de Dios ante el Sumo Sacerdote Caifás, el Crucificado y el Resucitado. Ese fue el que nos dio a Su Iglesia como el medio para salvarnos en un acto supremo de Su Amor.

    Un saludo cordial
    Santiago Hernández

  • Yo creo que esta reflexión es imposible desde el principio, y lo es porque trata de encajar con calzador una definición de Iglesia en un pie que no es de su talla.

    Si tratamos de hacer más evangélica la Iglesia que hemos heredado, fracasaremos, porque la Iglesia de hoy en día tiene que soportar una carga histórica que desemboca en una carga organizativa que no tiene nada que ver con el mensaje evangélico.

    Yo, que soy muy bruto (es lo que tiene ser de Cuenca y a conciencia) lo que propongo es destruirla por completo. Acabar con ella. Fundar una nueva.

    Olvidarnos de la estructura de la Iglesia Apostólica y Romana, dejar de buscar certezas doctrinales, vivir la incertidumbre teológica como un regalo de Dios, crear comunidades pequeñas que se preocupen del próximo, darnos por entero a los demás cada uno de nosotros.

    En ese concepto, ¿Qué importa si la Iglesia es rica? Si es rica mejor, porque esa riqueza la va a derrochar entre los que más lo necesitan.

    ¿Qué importa si es poderosa? Si es poderosa mejor, porque es poder lo empleará en defender a los más débiles.

    ¿Qué importa si es grande? Si es grande mejor porque sus brazos acogerán a más gente.

    ¿Qué importa que haya jerarquías? Si esas jerarquías se ocupan sólo para servir a los últimos de los hermanos.

    Y no. No penséis que soy tan ingenuo de pensar que eso es posible con un chasquido de dedos como si tuviera el guantelete del infinito; es un trabajo del carajo, es una tarea que probablemente nunca veremos concluida, es una misión ingrata (no hay más que ver como acabó el primero que la comenzó) y es en ocasiones frustrante; pero… como dice Mt 19, 29: ” […] todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.”

    Y reconozco que es un buen premio. Me satisface.

     

  • Gonzalo Haya

    Un programa para nuestro aporte a la Reforma de la Iglesia: renuncia al capital, al poder, a los escalafones, para poner nuestro esfuerzo en conseguir la justicia, la igualdad y la fraternidad, empezando por nuestro entorno inmediato y presionando a nivel mundial.

  • Alberto Revuelta Lucerga

    La comparecencia de la antigua ingeniera informática de FACEBOOK, Francés Haugen en el Congreso estadounidense ha dejado claro  que Zuckerberg y su gente engañan a sabiendas y mantiene el efecto malicioso y dañino que su gestión y modelo de negocio causa en las personas más débiles o vulnerables. Saben como remediarlo. No desean remediarlo. No lo remedian. Manipulación, falsedades conscientes e irresponsables y la desinformación programada. Hipocresía extendida para ganar poder y dinero. No importa lo que ocurre, solo importa lo que los dirigentes quieren que ocurra y así se lo transmiten a las gentes sin capacidad de contrastar el engaño. Lo avisó Sean Parker primer presidente de Facebook: “Se trata de explotar una vulnerabilidad de la psicología humana. Los inventores, los creadores lo entendimos conscientemente. Y lo hicimos de todas formas. Eso cambia literalmente tu relación con la sociedad, con los otros. Sólo Dios sabe lo que está causando en la mente de nuestros hijos”. Sin conocimientos contrastables y contrastados, borrada la memoria porque todo es el hoy manipulado, la comunicación entre sapiens retrocede a estadíos prehumanos de la evolución. Eso sí que hace peligrar la sociedad alternativa del Galileo.

  • Santiago

    La Palabra de Jesús es atemporal y es el Espíritu Santo a través de ella la que, en realidad, guía a Su Iglesia a través de los acontecimientos humanos.

    Todo cambió en el Colegio de los Apóstoles cuando el Espíritu Santo vino a ellos y por tanto a Su Iglesia y permanece en Ella y estará en Ella hasta el fin de los tiempos.

    Jesús al despedirse prepara a Sus Apóstoles diciéndoles “más a vosotros os he llamado amigos, pues todas las cosas que de Mi Padre oí, os las di a conocer (Juan 15:15)

    Es por eso que todas las declaraciones de la Iglesia de Jesucristo han de ser basadas en la Revelación inicial y formal de Cristo a los Apóstoles. No son añadiduras sino complementos a la verdad del Evangelio ya predicado. No hay sitio para invenciones o reconstrucciones sino para definiciones de la Verdad pre-existente. Y nadie puede salirse de esta Revelación de Jesucristo.

    Jesús añade más y les dice a los Apóstoles que son en realidad “sus testigos desde el principio: “Todavía tengo muchas cosas que decirnos, pero ahora no las podéis sobrellevar“ ( o sea antes de la venida del Espíritu Santo) “más cuando viniere El, el Espíritu de verdad, os guiará en el camino de la verdad integral y os dará a conocer lo por venir. El me glorificará porque recibirá de lo Mío y os lo dará a conocer. Todo cuanto tiene el Padre, mío es; por eso dije que recibe de lo mío y os lo dará a conocer” Juan 16:12-15)

    Claro que no todo es “doctrina verdadera” dentro de las expresiones de miembros del clero, y aún de los sucesores de los Apóstoles. Ha habido abusos y errores humanos en materia disciplinar, social, política etc que pertenece a un defectuoso discernimiento común a nuestra especie.

    La Iglesia sólo tiene la asistencia del Espíritu Santo en cuanto a su misión principal mandada por Cristo de “enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto Yo os he ordenado. Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación de los siglos”

    Por eso, la misión de la Iglesia, guiada en el mundo por el Espíritu Santo es enseñar el camino de Cristo “a todas las gentes” ya que El es “el Camino, la Verdad y la Vida”. Un camino seguro de “salvación eterna” pues El la luz del mundo y “la vida eterna”, y el que ama a Cristo y cumple Sus mandamientos se salva y es seguro que El le resucitará en el “último día”, no para la resurrección de condenación, sino para la resurrección de salvación que es el  el último y único fin de nuestra vida humana en este planeta.

    Gracuas por vuestros interesantes comentarios

    Saludos cordiales

    Santiago Hernández

     

  • Juan A. Vinagre

    Muy de acuerdo, Salvador, con esos principios que señalas, principios que deben inspirar el desarrollo, la organización -y periódica revisión- de la Comunidad-Fraternidad-Iglesia fundada por Jesús, aunque por tan deformada cueste reconocerla.  Iglesia que no debe ser poder ni jerarquía, ni dineros ni especulación…, sino ejemplo de servicio humilde, organizado en torno a la unidad del amor y dedicado  a  coordinar debidamente y a “hacer el bien.” Servicio que debe comenzar preferentemente por los de abajo, por los últimos… Y esto exige compromiso…, y no pasar de largo…      Nuestra fe no debe ser nunca una fe que compagina o compadrea demasiado con el poder… Lo que exige una conversión a fondo de la Iglesia, comenzando por revisar estructuras jerárquicas -dualismos- de poder y de dinero…  Aunque no se pueda decir que la Iglesia hoy sea una gran potencia económica -no podemos mantener visiones del pasado-,  sí es verdad que tiene demasiadas alforjas y túnicas… (Aunque en arte sí es millonaria.   Arte que debería convertirse en museos -otra forma de hacer un poquito el bien- para aprender…, y para enmendarse y no repetir desviaciones o infidelidades.)

    En este caso, nuestra misión, como seguidores? (muy a medias…) de Jesús es contribuir a transformar esa Iglesia humana, poco fiel al espíritu del Reino. Nuestra mejor opción no es -creo- dejarla si no se renueva, sino trabajar para transformarla desde dentro, señalando desvíos evangélicos, y a la vez conviviendo, sin enfrentamientos, en relativa paz, con quien la erosiona desde dentro. Como con la cizaña de que habló Jesús. Frente a la Iglesia, no veo otra opción -desde el Evangelio- que luchar para que se convierta y se transforme. (Para lo que deberíamos ser mejor fermento)  La opción de dejarla no me parece una opción evangélica. Otra cosa es la lectura que se haga de la Biblia y/o del Evangelio. Hoy no se puede, en algunos aspectos,  interpretar como hace cien, quinientos o mil quinientos años. Sencillamente porque hoy sabemos más,  y somos capaces de entender algo mejor, aunque todavía nos falte mucho por  comprender, también en las cosas del Reino. Nuestro conocimiento es histórico, en maduración, no definitivo… Por eso ¡ojo! a cómo interpretamos hoy la Biblia, que en muchos aspectos es un producto histórico, y por ello interpretable.  Solo en su esencia -que como esencia es más bien poco- es palabra de Dios. Por eso también ¡ojo! a las lecturas que se seleccionan para leer en las acciones litúrgicas… Y asimismo, ¡ojo! a ciertas declaraciones doctrinales hechas en tiempos pasados que no entendían bien la Biblia ni qué es la revelación. Solo tres ejemplos:   la Inquisición -aprobada en un concilio-, el caso Galileo -condenado por oponerse a la interpretación geocéntrica y antropomórfica del  Génesis-, la condena de los Derechos Humanos por algunos papas, nos demuestran lo que de humano e histórico hay en las escrituras… y en las doctrinas eclesiásticas humanas…  Y cómo es necesario ir a -y quedarnos con- lo esencial. Eso esencial que se encuentra mucho más claro en el Evangelio, que expone un mensaje del Reino que, aunque no es de este mundo, empieza en este mundo. El mensaje del Reino del Dios de Jesús empieza en el “aquí y ahora”, que trata también de redimirnos de la pobreza física -mejor, que exhorta a que nos redimamos unos a otros de ella-. Más aún, redimir de la necesidad, también física, es algo esencial en el gran mensaje de Jesús. Quien lo dude -o rebaje el valor de ese nivel- que recuerde la parábola de la evaluación final: “Venid, benditos…”   o   las Bienaventuranzas  o  el “Magnificat” o a Lázaro y el epulón  o al buen samaritano… Defender otra cosa o suavizarla de hecho es, a mi juicio, una fe evasiva, poco comprometida, que margina esencias del Reino.

     

  • Santiago

    La Iglesia es sólo un camino trazado por el Hijo, Jesucristo, hacia el Padre que es el Sumo Bien, y nuestra verdadera y perenne felicidad. Todo “lo demás” es secundario y debe ser dirigido ese último fin del ser humano…Por eso nuestro corazón debe estar despegado de “todas las cosas” que nos alejen de ese fin supremo..Por tanto, tanto nuestra riqueza y nuestra pobreza, todo nuestro “haber y poseer”, han de ser puestas al servicio de la causa de Cristo que es el bien de todos..

    Para caminar con Jesús tenemos que poseer un corazón limpio de todo apego al mal: al odio, a las injurias, a la injusticia, al crimen, a la impureza, a la crueldad etc. Estas son tendencias “capitales” desordenadas que están fuera de la Voluntad divina..Porque no podemos decir que servimos a Dios y al mal al mismo tiempo. Sólo podemos encender una “vela” a Dios..y no otra al “espíritu del mal”, de lo que daña, de lo que disturba.

    La respuesta a todo la da el mismo Cristo: “Si me amareis, guardaréis los mandamientos..Quien tiene mis mandamientos y los guarda, este es el/la que me ama; y quien me ama será amado de Mi Padre y Yo también le amaré y me manifestaré a El…Si alguno me ama guardará Mi palabra y Mi Padre le amara y a el/ella vendremos y en el/ella haremos mansión. Quien no me ama, no guarda Mi palabra” (Juan 14:15-22)

    “Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros, como Yo os he amado que también vosotros os améis mutuamente..En eso conocerán todos que sois mis discípulos míos, si os tuviereis amor unos a otros” (Juan 13:34-35)

    Por eso el que ama “a la manera de Cristo” es libre y no caerá en en la esclavitud del mal: no se sumergirá en la adicción del vicio de mentir, calumniar,  defraudar y explotar al prójimo, de la impureza y lujuria sin frenos, de la codicia y la envidia de los bienes, de la avaricia y estrechez del corazón, del hedonismo desenfrenado etc

    El mensaje de Cristo y del carisma de Su Iglesia no se asemeja a ninguna ideología, ni obedece a ningún movimiento político, ni es un sistema para redimirnos de la pobreza, ni es una simple fraternidad universal humana  sino que se basa en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo hacia nosotros para que “ese gozo esté con nosotros y nuestro gozo sea cumplido”.. Y que nos salvemos eternamente por medio de Cristo..Esa es la MISIÓN fundamental encomendada por Cristo a Su Iglesia y que permanecerá así “hasta la consumación de los siglos”

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

  •       La riqueza esconde servidumbre y camufla la pobreza que deja a su paso. El capital procede de la vida de los pobres extraída hasta el agotamiento. Se agiganta generando miseria. La tarea de la organización de las comunidades debe destacar, en cambio, por la libertad de la que presume y transmite. El dinero no le da soltura, sino atadura. Las joyas y el oro no le proporcionan brillo; la ensombrecen. La acumulación de patrimonio no la realza; la inhabilita, pues supone su deserción del seguimiento y la enseñanza del Maestro, el que no tenía donde reclinar la cabeza (Mt 8,19; Lc 9,58). Su cometido no consiste en lucrarse, sino en regalar vida.”

    Este tema de la riqueza eclesial, seria muy conveniente planteárselo a la curia romana… en el Sínodo.

    Creo que fue en Zaragoza, en tiempos franquistas pusieron una gran pizarra para que cada cual escribiese lo que quisiera. Hubo uno que con grandes letras escribió LIBERTAD…

    Por otra parte no hace falta Sínodo alguno para dejar de ser el Vaticano una principal potencias económica. Eso salta a la vista…, Mientras no resuelva ese “asuntillo” el “Magisterio de la Iglesia” carece de credibilidad alguna.

    Creo que como dijera el Buda. “El oro es una serpiente venenosa”. Pero la pobreza es un mal, mientras te impida el desarrollo de una vida digna.

    Si te llega la riqueza, vive bien. Pero reparte…

    • Alberto Revuelta Lucerga

      Tiene toda la razón Luis al afirmar que la pobreza es mala. Basta estar en sitios como donde prestamos asesoría para refrendarlo a diario. Es hipócrita hablar de Iglesia de los pobres, y no solo porque la organización jerarquizada que controla las estructuras pastorales y académicas y otras católicas tiene abundantes bienes que se cuida muy mucho decdonar de donar, sino porque es una falacia ética, política y evangélica. Lo que hay que decir y practicar es el reparto y redistribución de la riqueza creando y haciendo crear los mecanismos legales, administrativos, técnicos y políticos para que esa distribución sea efectiva. A mi modo de ver, lo demás son mentiras feroces vestidas de papa Noel o del arcangel san Miguel.

  • mª pilar

    ¡¡¡Estas Palabras si alimentan el alma, la vida y anidad en nuestra entraña!!!

    ¡Así siiii!

    Siempre me han llenado de gozo ha todo mi ser, y han sido la piedra angular de mi vivir.

    Nunca han perdido su gran fuerza; y eso es lo que cuesta aceptar:

    “Las diez premisas que nos aclara Salvador”

    Y termina con la última clara y contundente:
    “Una autoridad para la liberación y la vida”
    Cada una de ellas, es un canto hacia la libertad de nuestra vida, para conseguir hacerla:

    ¡Vida entregada a l@s demás!

    Nuestra vida se desnuda de los apegos, que no nos dejan crecer y ser.

    ¡Gracias Salvador!

    Un gran abrazo muy entrañable hermano.

     

  • carmen

    Es que creo y hay dos opciones. La primera es no hacer ni caso a la iglesia oficial y, efectivamente, hacer comunidades pequeñas , de ayuda mutua, de protección a las personas más débiles de la comunidad…en fin.

    Y hay otra opción: tratar de modificar los fundamentos de la iglesia actual y , a nivel mundial, gestionar los recursos que tiene, que son infinitos, para construir un mundo más equilibrado.

    Que la iglesia tal y como la he conocido no se parece en nada a lo escrito en el artículo, está clarísimo. Que de ninguna de las maneras Jesús fue el fundador de Esta iglesia, la que es actualmente, para mí no tiene ninguna duda.

    Pero, pero, pero… aquí está esta iglesia. Aquí está. Se le deja y ni caso o se aprovecha lo que hay? Insisto, esa es la pregunta.

    Los debates o las opiniones teológicas que en este momento se están discutiendo por los que entienden de teología y esas cosas y los que decimos lo que pensamos por intuición, no creo que sea algo no respetable. Es más. Creo que sí se piensa que la opción es salvar lo salvable, la lucha está ahí, porque mientras que la teología no cambie, Dios seguirá siendo el Rey Feudal del universo, con potestad absoluta sobre la vida, la muerte y el sufrimiento. Porque nos hemos salvado por el sufrimiento puro y duro del mismo Dios que se hizo hombre.

    Y , por favor, no me digan que eso ya no lo cree nadie. Esperen a semana Santa y verán cuales siguen siendo los principios de nuestra religión. El dia ocho se celebra la Inmaculada Concepción de la madre de Jesús. No es que fuese virgen toda su vida, incluso después de tener al bebé. No es sólo eso, es que ella nació sin eso que llaman pecado original y que viene a decir que todos somos malos , malísimos por el hecho de nacer, porque nuestro primer ser humano, Adán, sucumbió al poder de la bruja número uno llamada Eva, y que como era tonta, la engañó una serpiente. Y…de tal palo, tales astillas.

    Les puede gustar o no, se lo pueden creer o reírse, pero esos son los dogmas que rigen nuestra religión. Eso es así. Y esto de la Inmaculada Concepción creo recordar que es del 1800 o por ahí, no es de los padres esos de la iglesia, no. Es por un papa que dijo: vale, pues ya está bien de discutir. La madre de Jesús no tuvo pecaddo original. Punto. Y , pues se ha convertido en la fiesta nacional de España. Faltan ocho días para la celebración de ese dogma de fe. Guste o no.

    Quiero decir que todos esos temas teológicos y aburridos tienen una intencionalidad clarísima: aprovechemos la iglesia. Vamos a hacer un replanteamiento porque esto es ya de una locura y de unas contradicciones que no se puede aguantar. La gente se va y con razón.

    Y luego está, insisto la otra postura. Hasta luego, yo me abro. Quédense con todo.

    Soy una maniática del reciclaje, de la reutilización,  de la reducción  pese a todo soy de las que han dicho; pues ahí te quedas, mundo amargo. Pero respeto profundamente los que quieren reciclarla, reutilizarla y reducir en ella toooodos lo superfluo.

    Y eso quería decir.

     

     

     

     

     

     

  • Honorio

    “Venid, benditos de mi Padre…¿Cuándo te vimos desnudo y te vestimos, hambriento y de dimos de comer…? Lo que hicisteis con el más insignificante de vuestros vecinos, Conmigo lo hicisteis”

    La Iglesia se ha llenado de catedrales goticas, de palacios episcopales, de púrpuras y boato, de riqueza. Aborrezco esa iglesia que lleva dos mil y pico años tolerando un tercer mundo hundido en la miseria más negra.

    Aborrezco este estilo de sinodalidad que oigo en reuniones de grupos cristianos que se anda por las ramas con discursos huecos, hueros, vacíos de contenido y de compromiso.

    Aborrezco largos discursos filosófico-teológicos tan frecuentes en Atrio y tan carentes de atención a los problemas del mundo de los pobres, a ese Gigantesco Tercer Mundo que para Dios es el PRIMER PRIMERÍSIMO MUNDO. MENOS NOMBRAR al Dios que no vemos y más centrarnos en el DIOS de los pobres que nos rodea: tener fe en Dios es vivir para los pobres, con los pobres. Y lo demás sin esto son palabras, palabras, palabras,  palabras….

    El cristianismo gótico, neogótico, clásico, es un cristianismo de antes del cristianismo, grecorromano de los tiempos de Cicerón. Yo preferiría ninguna catedral gótico viviendas para todos los pobres con calefacción, jardín, buena cocina. Quizá aquellos que inentaron quema iglesias enían razón…¿O no?