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Una experiencia perimortem

             No. No se trata de una experiencia mía, sino de la experiencia personal que describe Javier Aranguren enMi Nadir. 36 días en la UCI con coronavirus”.

El Nadir es el punto diametralmente opuesto al cenit. Y el cenit es el punto más alto en el cielo en relación con el observador, y se aplica al punto culminante o momento de apogeo de una persona: “está en el cenit de su gloria” (RAE).

El Nadir es por tanto el punto más bajo en que se puede sentir una persona. El de Javier Aranguren consistió en los 36 días en coma o semiconsciente, bajo los efectos del Covid 19 en la clínica de la Universidad de Navarra en Madrid. (El autor envía su relato en versión digital a todo el que se lo pide contactando con él en www.proyectokaribusana.org)

El Nadir

             Javier Aranguren, 52 años, es Doctor en Filosofía y profesor en diversas universades de España y otros países. Se fue a vivir a Nairobi (Kenia) donde ejerció en la Universidad y fundó la organización Karibu Sana para recoger y dar formación a niños de la calle. Actualmente trabaja en la Universidad Francisco de Vitoria en investigación y formación de profesores.

En diciembre de 2019, a los 50 años, en un control preventivo le descubrieron un tumor en el colon. Al terminar su 6ªquimioterapia, sin apenas defensas en su cuerpo, se contagió de Covid-19, cuando aún no se conocía la bacteria causante.

En este libro cuenta, en primera persona, su experiencia durante esa enfermedad, que describe, con gran capacidad de observación, los recuerdos y sueños durante su prolongado estado de coma, los mensajes que envió por su móvil a familiares y amigos durante su recuperación (y que no recuerda haber enviado porque estaba en estado de consciencia disminuida), y los comentarios de los médicxs y enfermerxs que le atendieron durante toda su estancia en el hospital.

Entubado para comer y respirar, paralizado totalmente, 12 horas boca arriba y 12 boca abajo, tuvo sueños y visiones que ahora recuerda perfectamente. Elijo la descripción del punto culminante de esta situación, probablemente entre el 20 y el 24 de marzo de 2019, cuando la situación empeoró y tuvieron que practicarle “una traqueotomía por medio de la cual le conectaban a un respirador artificial y a la que el paciente respondía de forma muy positiva”.

“Un día me encontré caminando… Era un viaje desde dentro hacia dentro…. ese ‘dentro’ no era tanto mi interior como lo real, el auténtico ser de las cosas.

            Yo caminaba, despacio, por un lugar oscuro… formaban un túnel. La atmósfera no era negra, pero sí verde oscuro. Tenía que andar con la cabeza agachada.

            Al fondo, cada vez más cerca, claridad. Clareaba. Traspasé el umbral. Llegué al fuera del dentro: a lo más interior del interior de las cosas. Era un espacio blanco, tal vez nevado. Estaba lleno de paz. En él no había distorsión alguna: nada desafinaba, ni como sonido ni como ambición. Era todo amable, grato, cómodo de ver. De hecho, en él se experimentaba un amor distinto al que yo había conocido y practicado hasta entonces. Era un amor sin inseguridad:

afirmado, ya poseído. Era un amor sin equívocos, ni sospechas. Sin malentendidos… Paz. Plenitud. Alegría.

            Vi sus frutos: figuras geométricas de colores vivos (rojo, verde, blanco), como si fueran marionetas centroeuropeas del Cascanueces. Escuché de fondo las voces de niños jugando en la nieve, en la calle, felices. Niños que invitaban a jugar con ellos. A jugar para ellos en ese tiempo eterno que es el presente de la infancia…

            Lo que se experimentaba allí se presentaba como lo realmente real, haciendo que me preguntara si acaso estaba en el empíreo de Platón o en la ‘casa del Padre’. Nunca lo sabré… Todas mis preocupaciones, miopías, descuidos, miedos o mentiras quedaban atrás, pues no tenían cabida en el nadir.

            Estando en esas me entró una duda… ¿estaba yo preparado para amar aquello como merecía ser amado? ¿no debería antes arreglar lo que había roto, es decir, no debería antes desaprender lo que hasta entonces había tomado por amor y que tenía tanto de mentira? Y se me abrió un debate. No sé si conmigo mismo, no sé si con otro… Lo que sé es que en ese momento pude decidir entre quedarme allí, para siempre, en una vida plena, o volver y tratar de reparar las vasijas que he roto…

            Verlo claro fue inmediato: no podía quedarme. Tenía que volver. Tenía primero mucho que aprender, pues nada de lo que allí había experimentado resultaba proporcionado a mi pobre modo de mirar. Y también necesitaba volver para pedir perdón a algunas personas a lasque había confundido, y hecho daño, con mi patética manera de tratarles. Me levanté del suelo, desoí a los niños que me llamaban, cerré los ojos y entré de nuevo en el túnel, aunque

en esta ocasión para alejarme de allí, para volver, para marcharme. Dejar la Vida para marcharme. Dejar la Vida por la vida: una contradicción, una necesidad, una prórroga”.

 

Comentario

Esta visión del túnel y de la gozosa claridad al final ¿es un “contacto tangencial con la eternidad” (Panikkar), o es un sueño basado en lecturas anteriores?

Esta misma visión se repite frecuentemente en los relatos perimortem, como puede verse en el libro de Pim Van Lommel “Consciencia más allá de la vida”. La iluminación suele producirse en el momento más profundo del nadir.

Jung, en su autobiografía “Recuerdos, sueños, pensamientos”, atribuye gran importancia a la interpretación de los sueños de sus pacientes, y de los propios sueños; casi en cada página está interpretando un sueño. Estos sueños perciben a veces una tragedia que está sucediendo a muchos kilómetros de distancia, o le anticipan la muerte del doctor que le está atendiendo, y que sucedió al mes siguiente. Conozco personas que han tenido este tipo de ¿visiones o experiencias?

Sabemos que los sueños ponen de manifiesto las informaciones y los sentimientos que el subconsciente personal ha ido acumulando desde su nacimiento. Jung les atribuye también una conexión con el inconsciente colectivo y un reflejo de los arquetipos que nos constituyen.

La Biblia nos cuenta la interpretación de José sobre el sueño de las vacas gordas y las vacas flacas que había tenido el Faraón. Nos consideramos modernos porque justificamos esos relatos como lenguaje mitológico, que no pretende contar un suceso real sino transmitir una verdad más profunda; pero quizás el sueño del Faraón fue tan real como los sueños de Jung.

Creo que nuestra cultura es hipercientífica, sólo cree en la experiencia científica y en la argumentación racional. La física cuántica parece haber constatado la acción a distancia, el cambio producido en virus africanos por los cambios realizados en el virus en un laboratorio europeo. ¿Consciencia más allá de la vida?

¿Existe una única realidad, aunque se manifieste en diversos estados (lo que hemos llamado espíritu y materia)? ¿Podríamos comparar la realidad con el estado onda (espíritu) y su colapso en corpúsculos (materia)? En un ejemplo más cotidiano, ¿es la realidad como el agua, que puede presentarse en estado líquido o en estado sólido, con características distintas, válidas solamente para el estado en que se presenta?

Estamos en un proceso evolutivo; quizás presentimos el futuro, pero vivimos en el presente. Caminamos como por el filo de una navaja; una ligera inclinación hacia un lado u otro nos hace caer en el materialismo o en el espiritualismo, en el presente o en el futuro.

Quizás debamos ir descongelándonos y vivir más fluidamente como el agua.

18 comentarios

  • M.Luisa

    El relato de esta  experiencia visionaria con algo de voluntad bien puede hacer trasladar nuestra imaginación  más allá de donde los astrónomos   inician la descripción del Universo  diciendo que el Universo es un sistema en evolución y en expansión,    anterior pues a este doble proceso se hallaría la incógnita de esa unidad que lo haría  posible cosmológicamente. Al parecer es lo que daría sentido a esta visión. Por esto pienso que  hay que independizar  lo que cae dentro de lo   imaginable  de lo entendible de facto, pues son dos niveles que no pueden trastocarse.

    Leyendo el último comentario del amigo Isidoro estaría de acuerdo  en que se diga que si queremos comprender la mente  es inevitable hacer una teoría sobre su funcionamiento, pero no solo dicho así de palabra  sino contando  con el componente  fisiológico constituyente del mismo porque si no lo que se obtiene de esa teoría  no nos hace salir del orden de las   imágenes  y por tanto una  teoría del conocimiento  carente de  credibilidad.

    Se habla de percepción primera dando a entender que además de considerar  la percepción  el primer acto ejecutor de la mente  habría  otra segunda percepción que completaría  ese acto primario. Sin embargo, a mi modo de ver,  la percepción es un momento del conocimiento  pero no el primario. Esto lo desarrolló muy bien el filósofo Merleau- Ponty a mediados del siglo pasado que  a diferencia de   Husserl que acabó derivando su  concepto de  intuición hacia posturas casi platónicas,   para Merleau-Ponty  la  percepción  es una noción fisiológica, basada en lo real del cuerpo humano, es decir, no solo es conciencia, abstracción, sino también sensación de ahí sus dos momentos lo cual hace que  esta consideración nos prive   de caer en el error de que pensar  es trabajar con ideas e imágenes y es todo lo contrario, pensar es precisamente la fuerza  que nos lanza a discernirlos y a razonarlos.

  • Alberto Revuelta

    Matraca de viernes santo: pero no puede haber oración de petición. Ya.

  • Santiago

    Hay que pensar que Javier Aranguren está describiendo una experiencia del espíritu que supera lo físico y que  es lo que predomina en el ser humano. No está lejos de las observaciones de numerosas de personas con similares experiencias que por sus convergencias y afinidades no pueden descartarse como meros productos de la fantasía. Indudablemente existen los sentidos espirituales por los que experimentamos lo que se encuentran más allá de lo físico-biológico, lo que los sentidos corporales no podrían nunca detectar. Es “otra” experiencia.

    En esto Javier coincide con la afirmación que en la proximidad de la muerte física existe una preparación para este tránsito que ya va ser definitivo. El extenso trabajo de la Dra Kubler sobre estas experiencias está ya en la lectura clásica de fenómenos peri-mortem.

    Pero el habla de que se acercaba a la “realidad verdadera” puesto que la nuestra es una mera fachada que “colapsa” en el momento final. Quizás el se refiera a esa iluminación necesaria de la conciencia para que nos encontremos con lo que realmente somos y juzguemos con verdadera imparcialidad de nuestra capacidad para poder acceder al Amor Absoluto  y permanente que se refleja en nuestros presentes deseos insaciables de infinita felicidad.

    Particularmente el comprendió que no podía “quedarse”, todavía le faltaba algo de que arrepentirse y reparar. No se consideraba con las cualidades imprescindibles para fundirse en aquel océano de amor y total plenitud. Algo parecido pienso que ha de ocurrir en este último encuentro que Javier llama la realidad verdadera. Hubo una última lucha para discernir su destino de la misma manera como un colega amigo médico y ateo me describió a mi con detalle cuando salió de un coma endotóxico donde sintió una gran batalla interior entre el bien y el mal, no muy lejos de lo que podría ser la decisión final en la que nuestra voluntad espiritual tendrá un papel definitivo. Después ya no fue nunca más la misma persona. Quizás vislumbró parte de esa “real realidad” que describe Javier

    Gracias Gonzalo. Un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • Carmen

      Quizás ese sea el célebre juicio final.
      Ahí no hay sacerdote que te pueda perdonar. Ahí estás a solas contigo mismo.
      Sí creo que, si hay tiempo, al final de la vida cada uno se enfrenta a su realidad más profunda. No tanto a lo que ha hecho a lo largo de su vida, sino porqué lo ha hecho. Seguramente debido a que las barreras ente el consciente, el subconsciente y quizás hasta el inconsciente , se debilitan. Hay que tener mucha fuerza para mantener el subconsciente a raya.
      En fin.
      Opiniones.

  • Isidoro García

    Sobre el artículo de Gonzalo, solo una frase de San Juan de la Cruz, en el ascenso al Monte Carmelo, desconfiando de las “experiencias” deseadas:
         Es necesario “no irse arrimando a visiones imaginarias, ni formas, ni figuras, ni particulares inteligencias” (Subida, 2, 16, 10).
     

    Y abusando del artículo, M. Luisa plantea un tema interesante, sobre la forma en que funciona la mente, para obtener conocimiento.

    Muchas veces da la impresión de que solo aprendemos las cosas que ya sabemos en nuestro interior. Parecería así que es un argumento a favor del mudo platónico de las ideas, de donde las captaríamos y entonces nuestra razón tomaría conciencia de ellas.

    Si queremos comprender a la mente, inevitablemente debemos hacer una teorización o hipótesis sobre su funcionamiento, teniendo en cuenta los avances de la psicología de la mente.

    Podemos imaginar que en la mente subconsciente, además de un procesador de información, involuntario, existen unos programas sapienciales arquetípicos, en los que fundamentalmente están recogidos, la estructura de la realidad.

     

    El conocimiento de la realidad, consta de dos elementos fundamentales. Por una parte el conocimiento de la realidad de cada elemento de los que constituyen la Realidad Total, y por otra parte su relación con el resto de los elementos. Esto último es lo que constituye la perspectiva de cada cosa.

    Cuando la mente consciente, alcanza el conocimiento de un elemento de la realidad, lo sitúa en la perspectiva que le otorga su cosmovisión que tiene en ese momento.

    Pero como desconocemos muchos otros elementos de la realidad, y el conocimiento de los mismos, en muchos casos es parcial, defectuoso o erróneo, nuestra cosmovisión global es inexacta.

    Y por eso, la perspectiva con que situamos el nuevo conocimiento no es la adecuada. Y aquí es donde pueden entrar en funcionamiento los programas sapienciales arquetípicos, si conseguimos activarlos, o se activan por su cuenta.

    Thomas Merton, lo explicaba así: “La vida es, o debería ser, solamente una lucha por buscar la verdad; pero lo que buscamos es realmente la verdad que ya poseemos. 

           No se puede sencillamente abrir los ojos y ver. El trabajo de comprender, implica no sólo dialéctica, sino un largo esfuerzo de aceptación, obediencia, libertad y amor”.

     

    Una imagen es la visualización sensible de una idea. Y es de esta forma, como trabaja mejor la mente humana. Lo que no podemos imaginarnos, nos cuesta comprenderlo. Pensar es trabajar con ideas e imágenes.

    Pues eso es lo que sucede con las ideas abstractas que bullen en nuestra mente, y que queremos interrelacionar. Nos es muy difícil. Es necesario concretizarlas, hacerlas visibles, tangibles, porque si no, no las entendemos y nos perdemos en un océano de confusión.

    La percepción primera, nos da una imagen del elemento de la realidad percibido, pero normalmente esta primera imagen no es la adecuada, (le falla la perspectiva).

    Ya lo dijo Santo Tomás: “La esencia, (naturaleza), de las cosas nos es desconocida, porque las más de las veces, se mezcla la falsedad en nuestra investigación de la verdad, por dos causas: la debilidad de nuestro entendimiento, y la confusión de las imágenes que nos forjamos”.

    Por eso Gaston Bachelard explica: “Se pretende siempre, que la imaginación (subconsciente), es la facultad de formar imágenes. Y es la raíz de la fuerza actuante, (la fuente de las intuiciones).

           Pero esta imaginación es más bien la facultad de deformar las imágenes provistas por la percepción; es ante todo la facultad de liberarnos de las primeras imágenes, de cambiar las imágenes”. Y este cambio de imagen, es fruto de los programas arquetípicos.

    Una imagen es la visualización sensible de una idea. Y es de esta forma, como trabaja mejor la mente humana. Lo que no podemos imaginarnos, nos cuesta comprenderlo. Pensar es trabajar con ideas e imágenes.

    Pues eso es lo que sucede con las ideas abstractas que bullen en nuestra mente, y que queremos interrelacionar. Nos es muy difícil. Es necesario concretizarlas, hacerlas visibles, tangibles, porque si no, no las entendemos y nos perdemos en un océano de confusión y palabrería.

    Y aquí es donde precisamos necesariamente de la intervención ordenadora de los programas sapienciales arquetípicos.

    • mª pilar

      Yo no sé lo que me sucedió y viví; solo sé, que sentí salir de mi cuerpo…que quedaba hecho una piltrafa…y marchaba hacia aquella luz totalmente en paz, diría que con gozo.

      Al escuchar la voz de mi hija pequeña que llamaba a mi puerta…volví a entrar en mi cuerpo…era muy pequeña mi niña.

      Jorge, me explicó como actúa nuestra mente en momentos de fiebre o enfermedad, y comprendí.

      No filosofo en mi vida, asumo lo que soy y trabajo en ello para poder lograr una maduración de mi persona, que quiere caminar haciendo el bien lo mejor posible, a cuantas personas me rodean y en lo posible, a las que están lejos…dentro de mis posibilidades…como siempre digo, soy una mujer sencilla, que se me ha dado una gran profundidad en mi interior, a la que he procurado hacer crecer, dentro de mis posibilidades.

      Un abrazo entrañable.

  • Isabel

    El relato de esta experiencia está totalmente contaminado de subjetividad.

    Sentir paz es un dato comprensible, todos la experimentamos en algún momento de la realidad o de sueños, siempre que se quede ahí, sentí paz. Ahora, llamar a esa experiencia de paz “un amor distinto” es una interpretación posterior en estado de consciencia de la persona, es dotarla de manera consciente o no, de deseos aprendidos.

    Las marionetas del Cascanueces, el empíreo de Platón, la casa del Padre… querer ver esto como un contacto con la eternidad, viene a ser tanto como creer en la posibilidad de que un ángel hable en sueños a alguien.

     

    • Isabel

      He tenido algunas extrañas experiencias, también con la muerte de otros.
      Dos en otro sentido de telepatía con mi hijo. Dos momentos puntuales en los que estaba en apuros y yo dormida, me desperté bruscamente sabiendo que algo le pasaba.
      Pero esto no tiene nada de magia, es una comunicación entre mentes que la ciencia todavía no alcanza a comprender. Claro, también se puede creer que me avisó su ángel de la guarda..

  • mª pilar

    Viví hace muchos años un episodio muy parecido,

    Tenía mucha fiebre…más de 40grd…vi una luz blanca que me invitaba a entregarme a ella, todo era paz; de pronto escucho la voz de mi hija pequeña, sentí como una fuerza, que me hacía bajar de aquel gozoso ensueño de gran paz…tenía que volver…era muy pequeña y me quedaban tareas por cumplir; y sentí, como parte de mi materia humana, volvía al lecho donde me encontraba.

    Me quedo una gran duda ¿de verdad salía de mi cuerpo hacia aquella gran paz y serenidad?

    Pasado un tiempo, nuestro querido amigo George me anunciaba su visita a Zaragoza por una horas, quería conocerme…Una pregunta me hice ante esa generosidad ¿por qué a mi? no soy más que una sencilla mujer.

    Fui a recibirlo a la estación, y desde el primer momento, algo ocurrió, enseguida conectamos, y al llegar a casa, comenzamos a dialogar compartiendo nuestras experiencias personales respecto sobre todo, sobre Jesús el Galileo.

    Escucha como pocas personas he conocido, es un conversador atento y sobre todo..:

    ¡Cómo escucha!

    Educado, cortes, amable; y mi vida fue saliendo como en cascada, llegó el momento arriba indicado, como una experiencia de… partida…de fin de la vida.

    George, en  un tono de voz acogedora, me explico científicamente lo sucedido; no hay nada especial en ello, es una consecuencia natural, que yo con mis torpes palabras no voy a repetir, pero me ayudó muchísimo  a la hora de interpretar lo que puede suceder en nuestro organismo.

    ¡Gracias mi buen amigo Jorge, porque siempre estás ahí, dispuesto a darte, y ayudar cuando…a las calamidades como esta mi personilla…tiene dudas humanas.

    Compartimos la otra parte de nuestra humanidad, que siempre aspira a un camino más pleno y entregado.

    ¡¡¡Gracias amigo!!!

    • mª pilar

      He intentado comunicar con él, para recibir su experiencia; pero no me ha sido posible.
      Quizá mi ordenador es muy viejo.

      ¿Hay otra manera de poder conseguirlo?
      De verdad me interesaría mucho.
      Gracias.

  • M.Luisa

    El interés por la ciencia que   para nuestro conocimiento pueda tener la filosofía no le viene dado por la cantidad de elementos en disponibilidad de aquella, sino por los resultados obtenidos  a los que por verificación se han ido comprobando.  Estos resultados de ninguna manera  pueden ser despreciados por la filosofía del conocimiento  al contrario de lo que se trata no es pues  tenerle  fe ciega a la ciencia, sino mostrar respeto por sus hallazgos y utilizarlos en lo posible.

    Además, no es que nuestra mente esté necesitada de información    es ella la que da forma a las cosas según el modo de concebirlas    creer lo contrario, es decir que la mente necesita información    ha sido el gran peligro en el que se ha expuesto y del que ahora quiere huir…

  • ana rodrigo

    Ay el cerebro… Un cerebro muerto, un individuo muerto, el cerebro no muerto, es un misterio ¿?. Ahí están los sueños, la anestesia, las drogas, los medicamentos, las enfermedades mentales. Hasta ahí llego, saber que esto existe, pero sin saber cómo funcionan y porqué.

    De creencias, soy nada crédula en interpretaciones concretas.

  • M.Luisa

    … El logos según se ha  comprendido a partir de Descartes  sabe de lógica, pero no  de lo realmente real que es a lo que se refiere  el relator de la visión Javier Aranguren.  El sentido profundo en el que queda envuelto el relato expresa una verdad anterior a la verdad lógica y por tanto no podemos dar  por hecho  saber que el fruto de la mente total sea el logos. La razón no  razona sobre un elemento intuitivo   sino sobre aquella amorfa impresión que al ser intelectiva alberga verdad mostrándose como real, pero distante del logos  de tal manera que este tanto   puede  dar verdad como no. ¿Y siendo así    cómo puede decirse que sea  el logos el fruto de la mente total?

  • Carmen

    Tengo tres hermanos varones, herméticos. Como era su padre. Mucha juerga, muchas risas, pero no sueltan prenda. Bueno, el mayor,82, hace unos años que ya sí.

    Pues el de enmedio, me lleva justo diez años, en una operación de esas sencillas , de vesícula, se complicó el tema con la anestesia y nada, que no salía. Y salió.

    Bueno, pues hablando un día con él me dijo: no tengas miedo a la muerte. Sencillamente, te vas. Te mueres. Pero en absoluta paz, me dijo. Y siguió hablando, decidí no irme porque tenía a la pesada de tu cuñada al lado diciéndome: no te vayas, quédate conmigo. Y… pero si hubiera decidido morir, hubiese muerto en absoluta paz.

    No me habló de luces ni de nada. Me habló de ausencia de miedo. Y eso me ha tranquilizado muchísimo.

    No tienen hijos. Por lo visto se sintió con todo hecho y… pero claro, ahí estaba su mujer.

    Lo encuentro una historia preciosa. Lo pasó fatal el pobre. Lo daban casi por perdido porque durante días , nada, que no salía. Vaya usted a saber por qué.

    A mí la anestesia general me da terror. Hay un momento en que caes, caes, caes y uf. No entiendo cómo después no recuerdas nada. Es como si ese tiempo no estuvieses vivo. Es un mecanismo de la mente que no logro entender.  Sin embargo, cuando te sedan con la anestesia tipo raquis, sí recuerdas cosas.

    De ahí la importancia de hablar con los enfermos que dicen que están en coma. Estoy segura de que existe algo de percepción por su parte. Eso lo trata genial Almodóvar en su película Hable con Ella.

    En fin.

    Buenos días.

     

  • Isidoro García

    Un primer apunte a vuela pluma, sobre el artículo de Gonzalo. Dice: “Nuestra cultura es hipercientífica, sólo cree en la experiencia científica y en la argumentación racional”.

    Yo lo matizaría, en el sentido de que la Ciencia, ya dispone de elementos suficientes, para aclarar mejor las cosas. Es nuestra mente, sobre todo si  dispone de toda la información disponible, la que contempla la realidad de una forma muy difusa e imprecisa.

    Es como las cámaras de píxeles. Si dispones de 2o píxeles, (es un decir), ves un machón impreciso. Si dispones de 200 píxeles, vas mejorando la visión, y si dispones de 20.000 ya ves detalles significativos.

    Yo lo comparo al prestidigitador que maneja pelotas al mismo tempo en el aire. La realidad es tan compleja que se necesita mucha habilidad y entrenamiento para comprenderla. Los nuevos conceptos, no entran fácilmente al núcleo operativo duro de la mente.

    (Este problema se resolverá en el futuro, con la nueva potencia informática y cibernética, que acabará ayudándonos a pensar. De hecho, los ordenadores ya lo están empezando a hacer ya).

    Un ejemplo de ello es el de la mente subconsciente, que todos sabemos que existe, pero muy pocos la tienen en cuenta en sus planteamientos teóricos. Ese es el gran defecto de la Modernidad, que supuso un progreso desde el obscurantismo, pero se ha quedado estancada.

    La modernidad, pasó del mythos al logos. Pero un logos, reducido a la razón cartesiana, cuando desde hace ya más de 150 años, sabemos que el logos es el fruto de la mente total: la intuición subconsciente, y la razón que razona dichas intuiciones.

    • Isidoro García

      “Si no dispone”, en el 2º párrafo.

    • Gonzalo Haya

      Gracias, Isidoro, sintetizas muy bien lo que yo he querido decir: “sabemos que el logos es el fruto de la mente total: la intuición subconsciente, y la razón que razona dichas intuiciones”.

    • Carmen

      Hay muchísimas personas que se ríen a carcajadas de la intuición. No sé qué es, pero algo parecido a las meigas, haberlas, hailas.
      Pues la intuición existir, existe. No sé, supongo que tendrá mucho que ver con el inconsciente colectivo y con tu propio inconsciente.
      O quizás con el subconsciente.
      Ni idea.
      También se desarrolla mucho si crees en ella. Es más, estoy segura de que un montonazo de descubrimientos científicos han sido por pura intuición: esto tiene que ser así. A demostrarlo.

      Eso pienso.