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Se supone que el “proceso sinodal” se iniciará el mes que viene: ¿cómo van las cosas?

 ¿Vale una entrada sobre la Iglesia que pretende Francisco en medio de este desbarajuste? La escribe desde EEUU un laico, historiador y teólogo, que es cada vez más un referente mundial en estos temas. Lo conozco y ha colaborado con Iglesia Viva desde hace quince años y cada vez, personalmente, sintonizo más con él. AD.

El legado del Papa Francisco estará probablemente determinado por el éxito o el fracaso de sus esfuerzos por involucrar a toda la Iglesia en la sinodalidad [versión eclesial de democracia]

Por MassimoFaggioli | Estados Unidos | La Croix International, 7 septiembre, 2021

La secretaría del Sínodo de los Obispos ha publicado y presentado a la prensa el “Documento preparatorio” y el “Vademécum” para el proceso sinodal de 2021-2023 que el Papa Francisco ha convocado para la Iglesia universal.

Es quizás el proyecto más audaz de su pontificado.

El lanzamiento oficial del proceso sinodal tendrá lugar los días 9 y 10 de octubre en Roma. Su objetivo es comprometer a toda la Iglesia en la preparación de la próxima asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en octubre de 2023 en Roma y se centrará en la propia cuestión de la sinodalidad.

Está previsto que las Iglesias locales de todo el mundo católico [diócesis y similares] comiencen a participar en el proceso sinodal el próximo 17 de octubre.

Al menos esto es lo que se supone que ocurre, según los documentos de la secretaría del Sínodo.

“El obispo diocesano local celebrará el mismo programa [que el Papa celebró una semana antes]: 1) Sesión de apertura y tiempo de reflexión; 2) Oraciones litúrgicas y celebración de la Eucaristía”.

Pero en realidad, no está claro lo que va a ocurrir en las Iglesias locales.

El silencio de los líderes católicos estadounidenses

Anecdóticamente, he oído a muchos amigos y colegas de todo el mundo que en sus diócesis no pasa nada: no han oído nada sobre la preparación de la celebración de los sínodos locales ni de su obispo ni de su párroco.

En las Iglesias de dos países en particular –Alemania y Australia– se inició un proceso sinodal ante litteram, es decir, antes de que Francisco lo convirtiera en un proyecto para toda la Iglesia católica.

En otros países, como Italia e Irlanda, los obispos han iniciado el proceso. Y en América Latina ya existe una cultura sinodal que preexiste al pontificado de Francisco (y de la cual proviene el papa argentino); por lo tanto, este proceso sinodal podría insertarse sin problemas en la vida de muchas Iglesias locales.

Pero en Estados Unidos, por ejemplo, la Conferencia Episcopal (USCCB) no ha anunciado ni dicho nada a nivel nacional. Por el contrario, el silencio ha sido total.

El “Planestratégico2021-2024de la USCCB” no menciona el proceso sinodal, ni siquiera de pasada.

Y lo mismo puede decirse de la mayoría de las diócesis.

Las experiencias de sinodalidad a nivel diocesano son muy escasas en Estados Unidos, un signo de subdesarrollo eclesial, incluso dentro de una Iglesia mucho más vital sociológicamente que las de Europa, por ejemplo.

Un referéndum sobre el pontificado de Francisco

Recordemos que el impulso del Papa a la sinodalidad comenzó mucho antes de mayo de 2021. En realidad fue en octubre de 2015 durante una asamblea del Sínodo de los Obispos.

Este de ahora es un momento delicado para el pontificado de Francisco. Es cierto –como dijo en la larga entrevista que la radio católica española, COPE, emitió el 1 de septiembre– que “siempre que un Papa está enfermo, hay una brisa o un huracán de cónclave“.

En la misma entrevista, Francisco dijo que la idea de dimitir nunca se le pasó por la cabeza.

El peligro para el Papa en este momento no consiste en los rumores sobre el próximo cónclave, sino en la especie de referéndum episcopal que él mismo ha convocado durante los últimos meses.

Obispos cautelosos y poco entusiastas

En primer lugar, el motu proprio Traditionis custodes, que emitió el 16 de julio. Esto da a cada obispo la autoridad para decidir sobre la celebración de la misa anterior al Vaticano II en su diócesis.

Por lo que hemos visto hasta ahora, la mayoría de los obispos, incluso los más ardientes defensores de la reforma litúrgica del Vaticano II, han sido cautelosos y bastante pragmáticos a la hora de abrazar el impulso del Papa para reducir y limitar el uso del misal preconciliar.

En segundo lugar, está el tipo de referéndum que en las próximas semanas y meses dará a los obispos locales el poder de votar: una votación sobre si quieren participar en el “proceso sinodal” y cómo hacerlo.

Debemos estar preparados para la posibilidad de que, en algunas Iglesias locales y nacionales, la sinodalidad no llegue nunca, o al menos no durante este pontificado.

En algunos casos, esto se debe a que las condiciones objetivas y materiales de la Iglesia local no permiten la celebración de sínodos diocesanos y nacionales.

En otros casos, se trata de condiciones eclesiales y teológicas: clero local, obispos y otros actores eclesiales influyentes que nunca han oído hablar de la sinodalidad.

Algunos piensan que es una pérdida de tiempo o un sustituto de la evangelización.

Un historial de fracasos

El proceso sinodal trata de “ayudar a desarrollar la conversión sinodal de la Iglesia”, dijo la subsecretaria del Secretariado del Sínodo, la hermana Nathalie Becquart [francesa, la tercera en orden jerárquico en la comisión que está preparando y dirigiendo todo el proceso sinodal], durante la Reunión informativa del 7 de septiembre en el Vaticano.

Es de esperar que en la Iglesia católica mundial haya una gran variedad de tipos de recepción –e incluso de no recepción– de la invitación de Francisco al proceso sinodal 2021-2023.

Esto no es nuevo. Los historiadores saben bien que la historia de los sínodos es, desde el punto de vista institucional, también una historia de fracasos.

El Concilio de Trento dispuso que los obispos celebrasen periódicamente sínodos diocesanos y metropolitanos: un sínodo provincial a celebrar cada tres años y un sínodo diocesano cada año (Concilio de Trento, vigésima cuarta sesión, 11 de noviembre de 1563, decreto de reformatione, capítulo II).

Una norma similar se encuentra en el Código de Derecho Canónico de 1917, que entonces ordenaba la celebración de sínodos diocesanos cada diez años (CIC 1917, can. 356-362).

Por supuesto, los sínodos que Trento y el Código de 1917 tenían en mente eran diferentes de lo que el Papa Francisco está propugnando. Son menos participativos y menos inclusivos de los laicos. En cualquier caso, la celebración regular de los sínodos locales nunca llegó a despegar.

Hay que señalar que Juan Pablo II renunció a la idea de los sínodos frecuentes.

El Código de Derecho Canónico revisado, que promulgó en 1983, dice: “El sínodo diocesano debe celebrarse en cada una de las Iglesias particulares, cuando las circunstancias lo aconsejen a juicio del obispo diocesano, después de haber oído al consejo presbiteral” (c. 461, 1).

Visibilidad y verificabilidad

Hay una diferencia entre la no celebración de sínodos en la Iglesia después de Trento o según el Código de 1917 y la posible no recepción, en las Iglesias locales, de la invitación del Papa Francisco a participar en el proceso sinodal 2021-2023. Es una diferencia de visibilidad y verificabilidad.

Ahora es posible que cualquier católico vea instantáneamente la brecha que existe entre una diócesis en Alemania y en Estados Unidos, por ejemplo, o incluso entre diócesis dentro del mismo país e incluso del mismo estado, como San Diego y San Francisco (ambas en California, pero dirigidas por dos obispos muy diferentes).

También se podrá comprobar si el procesosinodal en la Iglesia local es genuino o sólo es un espectáculo.

También hay una diferencia de orden eclesial.

En la Iglesia de Trento y del Código de 1917 era el elemento institucional y jerárquico el que encubría todo tipo de pecados.

En la Iglesia contemporánea, el liderazgo carismático –al menos hasta hace poco– debía sostener la credibilidad de la Iglesia, incluso cuando se enfrentaba a lo insostenible.

Ese orden eclesial institucional y carismático ha sido barrido por fuerzas masivas: la crisis de los abusos, la globalización de la Iglesia y un nuevo ecosistema mediático, por nombrar algunos.

El pontificado de Francisco encarna un orden eclesial diferente. Y el éxito o el fracaso de su pontificado es probable que esté determinado por el éxito o el fracaso de este proceso sinodal

La sinodalidad eclesial se apoya tanto en lo institucional como en lo carismático.

Es el componente jerárquico de la Iglesia –el Papa y los obispos– el que convoca y dirige los sínodos. Y, sin embargo, no hay sínodo sin una participación espiritual más fuerte que la simple obediencia a la jerarquía.

Tanto si tiene éxito como si fracasa, este proceso sinodal contribuirá a despojar nuestro discurso eclesial de las pretensiones y engaños institucionales en nombre del carisma.

Pero el éxito o el fracaso del pontificado de Francisco probablemente estará determinado por el éxito o el fracaso de este proceso sinodal.

Sígame en Twitter @MassimoFaggioli

16 comentarios

  • Antonio Duato

    Y la expresidenta de Italia se muestra también muy escéptica de un proceso sinodal que en su fase decisiva excluirá del voto no solo a las mujeres sino a todos los laicos…

    McAleese habla de la desesperación por la exclusión de los católicos laicos de la toma de decisiones en la Iglesia

    En el discurso de apertura del viernes ante el Sínodo de Raíz y Rama dirigido por laicos católicos en Bristol, la Sra. McAleese describió como una “realidad impactante” que la participación de los laicos en la Iglesia se había “congelado constantemente y el poder episcopal se había consolidado aún más fuertemente durante el siglo XX”. y el siglo XXI, los mismos siglos que han visto el surgimiento de un laicado educado masificado y que se suponía que iban a ver un amplio abrazo conciliar de los carismas laicos ”.

    Por lo tanto lo de Rodrigo Olvera: No habrá verdadera reforma, aunque saldrán cosas buenas…

    Aún así yo me siento llamado a entrar en ese proceso y empujar hacia adelante. ¿Será esto porque en el fondo de una mente crítica habita también una fe capaz de trasladar montañas? Tal vez. No lo sé. No soy señor ni juez de mi fe, por más personal que yo la considere…

    • Rodrigo Olvera

      Gracias Antonio

      Mary es una mujer a la que admiro mucho; siempre es bueno leerla o escucharla.

      También siempre es bueno leerte o escucharte a tí. Hay muchísima riqueza en estas breves líneas que escribes sobre impulsar hacia adelante desde el realismo crítico.

      Ahora, si ponemos juntos el texto de Frei Betto, el de Mary McAleese y el tuyo… por ahí puedo oler una apuesta para la revolución eclesial no a 3 años pero sí a 30.

      Hace mucho, quizá 7 años, propuse acá en ATRIO que en vez de intercambiar “ideas” intercambiáramos “vivencias”. Ahí estaba hablando mi formación Freiriana y mi experiencia de su aplicación en la transformación social (que ha dado los resultados que tanto asombraron a Pepe Salas aquella madrugada en su casa). La propuesta no tuvo acogida, pero sigo creyendo que hay más fruto en ese tipo de intercambio.

      También propuse (desde mi formación y experiencia) que las personas que aún pertenecen a la Iglesia Católica desde una perspectiva más acorde a una vida democrática (no me gustan tanto las etiquetas católicos progresistas o católicos de izquierda, pero ya me entienden) comiencen a usar para cambiar desde adentro a la IC las estrategias y tácticas que han funcionado en la sociedad civil para combatir y derrotar dictaduras. Puse el ejemplo específico de huelgas de misas, toma de edificios, plantones y demostraciones, e incluso el recurso de juicios. En este último caso puse como ejemplo a tantas heroicas mujeres y hombres juristas que presentaban juicios de Habeas Corpus ante los tribunales chilenos durante la dictadura de Pinochet: aunque podía pensarse que era inútil por la falta de independencia Judicial, esos recursos tuvieron su impacto sumados a la denuncia pública. De igual manera, he sugerido varias veces sumar a la denuncia pública contra obispos como el obispo de Cádiz el denunciarle formarmente en juicio canónico. En fin, está propuesta tampoco ha tenido acogida. Pero los eventos en
      Osorno apuntan a que sí hay resultados cuando las y los fieles aplican dentro de la Iglesia lo que es normal aplicar en la sociedad civil.

      En fin. Yo estoy convencido que el cambio necesario en la Iglesia Católica en caso de llegar, llegará de la Acción Directa (en el sentido anarquista del término) de sus fieles. O para no espantarles con palabras anarquistas, de un proceso de educación liberadora (según Freire) de la fe.

      Abrazos y esperanzas

      • mª pilar

        Querido Rodrigo:

        ¡Totalmente de acuerdo en todo cuanto planteas!

        ¡Compartir vivencias!

        Cuanta riqueza nos aportaría; más, se sigue prefiriendo, el “convencer” para ganar… ¿qué?…comparto tu mirada…y obra…la mía ya no cuenta, siento que llega el final del camino y lo espero con gozo.

        Un abrazo entrañable.

  • Carmen

    Y todos los obispos son buenísimos, que conste. No vaya a ser que piensen que soy antiobispos. Si es que ni sé lo que son. Bueno, si. Personas humanas.

    No quiero jaleos.

  • Si Rodrigo, muy acertado, precisiones de abogado. Y yo me pregunto. ¿Porqué? no se acomete la reforma necesaria. Y me muero de ganas por saber en que consistiría.

    • Rodrigo Olvera

      En mi opinión, Luis, habría que desmontar el Concilio Vaticano I, el Concilio de Trento y la Reforma Gregoriana para empezar. No sería suficiente aún, pero sin liberarse de esos tres fardos es inviable empezar a pensar en qué sí construir para adelante. Y anticipo que éstos tres primeros pasos no ocurrirán.

      • Carmen

        Es decir. Desmontar la Contrarreforma.
        Imposible

      • Hola Rodrigo.
        Si bien dices. No seria suficiente. La I.C. se encuentra entre la espada y la pared. No puede seguir tal cual y ya sabemos, renovarse o morir. No puede seguir incólume al tiempo un mamotreto “romano” cuando la vida sabemos es dinámica.
        Es mucho pedirle a un solo hombre, el Papa. Pero es el que tiene la llave para llegar al meollo de la cuestión. El Papa en buena ley, debería ponerse una vez blanco, para no ponerse todos los días rojo de vergüenza, y buscar apoyos. Porque detrás de la fachada papal se saben muchas muchas cosas que se le ocultan a la “grey de Dios”.
        ¿Cuál es el meollo de la cuestión?. Que la Iglesia Romana esta edificada no sobre una piedra, sino sobre arena, y me explico: la I.C. es “romana” porque una secta de las muchas que había en los albores del cristianismo, la “literalista” se vendió al poder político romano, al emperador Constantino, esto es de dominio publico. Y los mas estúpidos de cuantos cristianos había, los que tomaban ciertos evangelios escritos en lenguaje mítico, como relatos literales, fueron los que iniciaron, tal como digo, con Constantino, una unión escandalosa con todo poder terrenal. Ellos, el alto clero creaban la “matrix” donde todos estábamos incluidos como peces en una pecera. presentaban la imagen de un Jesús mítico como histórico y con esa fachada de cartón piedra falazmente conducían al rebaño como buenos sirvientes, al redil de los señores de la Tierra.
        Pero la pecera cristiano literalista romana, ya no sirve en el mundo de hoy. ¿Qué hacer con la pecera?. Lo primero es vaciarle el agua pútrida. y después dejarla como pieza de museo.
        Los jesuitas tienen en una casa suya en Roma, una inquietante maqueta de un templo diseñado para muchas religiones principales. ¿Acaso quieren crear una macro pecera, global? Aquí lo pregunto, pero creo personalmente que buscan una nueva religión, para un nuevo orden mundial. Una macro pecera de donde no se escape nadie. Por eso el jesuita Francisco busca la sinodalidad junto con sus hermanos jesuitas y los tenebrosos poderosos de la Tierra.

        Creo que fue San Agustin que dijo “dioses somos”. Nuestra condición natural es el autoempoderamiento. Creo que lo cuerdo es que cada cual haga lo que su sagrado libre albedrio le diga. Cuando en EE.UU. se abolió la esclavitud, para muchos esclavos fue una tragedia, así es la vida. Pero fuera de la Iglesia romano-constantiniana, SI. hay salvación. Los “fieles” deberán aprender a gobernarse en libertad intelectual, (al menos). Para muchos fieles creyentes, la demolición controlada de la I.C. está siendo una tragedia. Porque la reforma o mejor demolición la harán poco a poco, con cautela, pero roscando el tornillo… por eso no acometen de una la “reforma necesaria” creo que buscan como digo meternos en una pecera mas grande, pero pecera…

        MI ESPERANZA ESTA PUESTA EN QUE NO LO CONSIGAN. Y PODAMOS NADAR TODOS EN LOS OCEANOS.

        (J. me he calentado Rodrigo.)

        • Rodrigo Olvera

          Hola Luis

          No había querido responder porque tienes una idea muy fija (y en mi opinión, deficitaria) de la historia del cristianismo y no veo sentido debatirla contigo.

          Pero ya que expresamente pides mi opinión sobre ésto que has escrito, te diré ésto:

          Si fuera cierto, como dices, que la Iglesia Católica es “romana” por lo ocurrido en la alianza con Constantino, entonces todas las “iglesias orientales” del cristianismo serían igualmente “romanas”, no sólo jurídicamente sino ideológica y simbólicamente. Pero hay diferencias muy significativas por ejemplo entre el cristianismo nestoriano (que sigue existiendo hasta el día de hoy 2021 y del que abrevó Gurdejief) y el cristianismo “romano”.

          Las características propias del cristianismo latino (incluye al catolicismo o cristianismo romano, y al
          cristianismo reformado en sus diferentes denominaciones) vienen más de su inculturación en la esfera de los pueblos germanos, especialmente la influencia de los francos en el cristianismo de la transición a la Edad Media. Y justo por éso es que en esa etapa histórica se da el llamado Cisma de Oriente (denominación latina, para las Iglesias orientales fue Roma quien adulteró cismáticamente la fe, lo que en perspectiva histórica es más acertado, por más que era inevitable que ocurriera tal adulteración para adaptarse al nuevo mundo del Sacro Imperio Romano Germánico).

          Y por éso incluí el desmontar la Reforma Gregoriana (institucionalización eclesial de la inculturación franca) entre lo que tendría que desmontar la Iglesia Católica.

          Un abrazo desde México

    • Gonzalo Haya

      De acuerdo, Rodrigo, habría que desmontar todo eso y ni siquiera se intentará hacerlo pero, si se llega a producir un impulso carismático en algunas Iglesias locales, cambiaría el tono en que se recitan aquellos mantras y, sobre todo, allanaría el camino para un nuevo pontificado. Lo que me temo es que el pueblo cristiano no nos tomemos “a pecho” esta posibilidad.

      • Carmen

        Pero eso es cosa de los obispos. Al menos eso he entendido. Ellos tienen que promover las consultas a los fieles y ellos son los que se van a reunir y ellos son los que van a llegar a acuerdos.
        A lo mejor no he entendido bien.

      • Carmen

        La verdad es que tampoco sé cuáles son las posturas. Ni cuáles son las tesis del papado.
        La verdad es que no sé nada.
        Tampoco entiendo bien qué tiene que ver un pontificado con otro.
        He conocido a varios papas. Bueno, conocido…
        Juan XXIII y Pío XII eran totalmente diferentes. Luego Pablo VI le entró como temor. Nadaba como entre dos aguas. El pobre Juan Pablo I, pues no sabemos, salvo especulaciones. Juan Pablo II y Benedicto XVI, los tenemos muy recientes. El ala progresista no los resistía. Y por fin llega Francisco I, nada que ver con los dos anteriores. O eso dicen.
        Ahora resulta que hay una montada en la iglesia de arriba bestial. Dos alas diferentes. El papa actual ya es un poco mayor. Ya se empieza a hablar de sucesión.

        Para mí manera de no entender casi nada de estas cosas, la batalla va a estar en el cónclave próximo, que ojalá tarde muchos años, pero llegará.
        No sé quiénes tienen derecho a voto, pero ellos van a decir. A los fieles de las iglesias, que nos registren. Lo único que podemos hacer ya lo hemos hecho. A los que no nos gusta lo que hay, nos hemos ido.
        Esto es un asunto de Poder. Como en todo. Como siempre.

        Y ese es mi análisis superficial, digno de tik-tok o como se llame esa red social. Porque no llego a más. Y aunque sé que no importa lo que podamos pensar personas aburridas y destructivas, pues voy y lo digo .

        Aaaaayyyyy

        No tengo apaño.

  • Rodrigo Olvera

    Anticipo que saldrán algunas buenas propuestas, pero no será la reforma necesaria.

     

    También anticipo que no será la reforma necesaria, pero saldrán algunas buenas propuestas.

     

    Noten cómo, a diferencia de lo que ocurre en las matemáticas, en las proposiciones del lenguaje el orden de los factores sí altera el producto. Hay un sentido ligeramente  distinto dependiendo cuál elemento (no será la reforma necesaria / saldrán algunas buenas propuestas) se pone antes y cuál después del conector “pero”.

     

    Abrazos y esperanzas, con el sínodo, sin el sínodo y a pesar del sínodo.

    • Carmen

      En matemáticas se diría que es una condición necesaria, pero no suficiente.

      Está el tema como para hablar de los obispos. No pienso cometer ese error.
      Sí. Abrazos y esperanza a pesar de todo.