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Tras el placer samaritano

           En pleno verano 2021, se nos ha despedido Julio, aquí por el Cantábrico, con más pena que gloria. La meteorología no ha acompañado,  el agresivo Covid/19 frena pero no descansa, la vacunación avanza y gana batallas pero le cuesta ganar la guerra, la impaciencia hace que sectores poblacionales abandonen determinadas defensas, etc. Total que muchas alegrías y placeres soñados,  pensando en el descanso o en el jolgorio vacacional como que empiezan a desvanecerse. Quienes nos hemos quedado en casita, de espectadores, retenidos por la edad, la salud o cualquier otra circunstancia, tenemos tiempo de marear la perdiz, dándole vueltas el tema de la escurridiza felicidad, del placer personal. Cada persona somos un mundo, pero en la diversidad, suele resultar que no somos tan distintos. Demasiados acabamos pareciéndonos  en el hecho de habernos pasado gran parte de nuestra vida, por ejemplo, sin dar con la clave mágica que nos hubiera permitido atrapar todos nuestros sueños. ¡Cuántas carreras inútiles tras el placer!

           El caso es que, con los años, según se te va pasando el arroz, vas viendo cómo se van cerrando caminos hacia determinados placeres primero infantiles,  de juventud un poquito más adelante, de una cierta madurez después… Claro, ante semejante evolución,  se diría que el futuro se ensombrece a medida que nos vamos cargando de años. Contentos si conseguimos evitar el sumergirnos en una tristeza más o menos profunda y caótica. Curiosamente, al parecer,  las cosas no tienen por qué ser así. En la realidad del día a día, quien más,  quien menos,  hemos conocido a personas, de cualquier edad,  que se crecen ante la dificultad. Son las que acaban desenterrando una misteriosa fuerza interior que les permite poner al mal tiempo buena cara. Y lo hacen a base de dejar de mirarse al ombligo y echar un vistazo a un alrededor en el que, aún en situaciones de un cierto privilegio, no suele faltar  cierto patetismo.

           Los viejos, por mal que estemos, también podemos estar  en ello,  al menos intentando dar la menor lata posible. No se trata de hacer milagros o heroicidades, sino de disfrutar de otra manera. Aquí me encaja lo del intrigante placer samaritano, en principio al alcance de cualquiera, desde el momento que parece una historia relativamente fácil de entender. Solo hace falta que consigamos  desintoxicarlo de un “samaritanismo”  de auto-negación,  ascetismo y sufrimiento, impuesto desde el exterior, por algún tipo de moralina más o menos interesada. El ayudar parece que tiene su magia.

           En mi opinión, si el mundo mundial resiste en medio del caos que se nos muestra por doquier, es porque hay muchos samaritanos, tan anónimos como auténticos. Los hay de todas las edades y dispuestos a ayudar, en la medida de sus posibilidades, sin meter ruido. Afortunadamente son muchos más que el pelotón de  especialistas en mirar extasiados a no sé qué alturas trascendentes, en definitiva hacia otro lado, escurriendo el bulto para no tropezar con la miseria.

10 comentarios

  • Iñaki SS

    Aupa Sr. Moderador

    Va a resultar que tienes ciertas dotes de adivino al utilizar palabras como vitalidad,  juvenil…

    La realidad es que después de haber medio resucitado tres veces,  suelo comentar, en familia y entre amigos, como que, física e incluso  psiquicamente me encuentro mejor que hace treinta años.

    Pues que dure…. para poder seguir aprovechándome de la cultura que reparte ATRIO.

    Un cordial saludo

  • Los años  van tocando a su fin sin saber cuál será el momento o tal vez sí con la eutanasia bien entendida. Dios  nos ha dado la libertad total con ese regalo de la vida en la Vida. Un regalo sin condiciones.
    Y en este transcurrir por el final del túnel  donde se empieza a vislumbrar la Luz, de forma definitiva, porque la Luz siempre nos ha iluminado, como don gratuito, y  con los ojos abiertos. El mundo de los placeres es un mundo. Y un gran placer para mí es la “gran relatividad” de todo puesto que lo “Absoluto” siempre ha estado. Ver contemplando es un gran placer. Y Placer en mayúscula puesto que lo Absoluto se siente, se vive y nos envuelve. Y como bien dice Romano Guardini, tiempo ha que lo leí: ·Cuando hay un error en nosotros somos muy comprensivos porque conocemos el contexto en lo que nos es dado de nosotros mismos; lo mismo hemos de hacer con los errores de los otros, contextualizarlos”.
    Bueno, Maria Luisa y Carmen, esta es mi aportación al placer samaritano, cuya parábola nos enseña no tanto a cuidar al otro, sino a tener MENTE ABIERTA PARA CON TODO SER HUMANO,

     

  • M.Luisa

    ¡Hola, querido Iñaki! Me alegra el cambio de foto, en esa me fijé cuando sin necesidad  de obviar tu placer samaritano  se te puede ver ahí  además como un auténtico gentleman… Bien  mi trato sobre el tema,  como todavía tengo fresco el comentario que he lanzado esta mañana  previo a este y, en tu artículo hablas de desintoxicar el “samaritanismo” pienso que esta desintoxicación  es la consecuencia de haber invertido ese orden pedagógico del que habla Jaume Patuel, a saber,  responder antes de preguntar, es decir, negar  la  posibilidad que sea la propia  realidad samaritana  la que  interpele  a  preguntar y con ello se vaya perdiendo lo esencial de ella,    no obstante como tú muy bien dices siempre habrá gente buena que velará para que la esencia samaritana nunca  se pierda…

    Un abrazo!

    • M.Luisa

      “El que dono és el que em fa, no el que tinc. Com més dono, més tinc perquè soc més. Com més tinc i dono menys, tinc menys perquè soc menys.”

      traducción: “Lo que doy es lo que me hace ser, no lo que tengo. Cuanto más doy, más tengo porque soy más. Cuanto más tengo y menos doy, tengo menos porque soy menos”.

      Con estas palabras de Pedro casaldáliga al mismo tiempo de hacerle un pequeño homenaje ahora que se cumple un año de su muerte estoy segura de que también agradarán y estarán en plena sintonía con nuestro amigo Iñaki gran defensor del “placer Samaritano”

      • Iñaki SS

        Hola M. Luisa
        Puedes creerme que yo he sido el primer sorperndido al ver mi fotografía de hace veinte años. La realidad es bien otra y aceptarla, sin màs, es lo que toca.
        Totalmente de acuerdo en que es la propia realidad samaritana la que interpela. Precisamente, ante esa realidad, es cuando me estrujo el magín, pobre de mi, tratando de entender la magia placentera que puede llegar a proporcionar el ayudar.
        Leyéndole a Jaume me da la impresión que no le ha gustado demasiado la mención al samaritanismo. Seguro que tiene razón y me quedo mas tranquilo diciendo que mi intención no ha sido lanzar la primera piedra contra nadie. Totalmente de acuerdo en contextualizar los errores de los otros, tal como hago con los mios.
        Y cambiando de tema ¿Que te ha parecido el revuelo mediático que ha armado Messi? Con toda la ciencia, filosofía, psicología, sociología, etc que se despliega en Atrio, al bueno de Antonio D. le cuesta encontrar apoyos para financiar el portal. Y este chaval, que aparentemente sigue caminando por la vida de la mano de su financiero papá, que está en el ocaso de su vida profesional, que ha sido maravilloso con una pelota en los pies pero sin mostrarnos de momento otras genialidades, parece haber conquistado nada menos que Paris y va a seguir llenando de pasta gansa sus arcas. ¿No se parece esto a algo así como el mundo al revés?. ¿O a uno de tantos caos que llaman la entención de Carmen?
        Disculpas por el comentario frívolo
        Un abrazo.

      • Iñaki SS

        Por cierto M.Luisa, las palabras de Casaldádiga son un auténtico tesoro. Imagínate como se me va la olla, para no haberlas comentado lo primero. Las voy a enmarcar, para sacarlas a colación en las eternas discusiones familiares de mis dolores, sobre el Ser y el Tener.
        Un poco de euskera a sumar a la versión catalana.
        Besarkada bat berriro.

        • M.Luisa

          Hola, Iñaki, sabía que estas palabras de Casaldáliga te llegarían  hondo    y lo hacen  no en su condición de  meras  palabras sino porque la verdad que ellas contienen tu mismo la has experimentado  en forma de placer lo cual, obviamente,   es algo que no puede suceder cuando son solo las palabras las que inducen a la acción samaritana que es a lo que tú llamas, y con razón,  samaritanismo.

          Entre tú que das y la persona que recibe hay más que una relación, se trata de una correspondencia respectiva     que se inicia al sentir el absoluto del otro (Patuel) o a su realidad en la nuestra actualizándolas, de ahí el placer sentido porque toca a la realidad misma de ambas  personas.

           ¡Lo de la foto se debió traspapelar, pero yo me alegro! ¡Y lo de Messi, que te voy a contar,    he de disociarlo forzosamente en dos aspectos  uno vergonzoso… Ya sabes… Pero el otro tremendamente  victorioso!

          Ah, perdona soy una auténtica negada para entender el euskera, pero me gusta lo fuerte y lo rotundo que suena…

          Un abrazo   

          • Antonio Duato

            Lo de la foto salió del afán del moderador por la verdad. Hace poco tiempo Iñaki, por humildad, envió una foto más reciente. Estaba con menos pelo y con un blusón negro que tuve que recortar, porque parecía una sotana. Es la que se ha utilizado últimamente, pero causándome cierta desazón. Esta foto que hoy hemos recuperado no sé si corresponde menos a su actual cuerpo. Pero creo que refleja mucho más la vitalidad y elegancia de su alma juvenil.

  • Carmen

    Me gusta lo que has escrito.

    Te diría que quizás la clave para no caer en esa especie de depresión que a veces trae consigo la edad porque, efectivamente, hay cosas que podías hacer y ya no puedes, metas que te propusiste de joven y no has alcanzado, amores que murieron…en fin, cosas que nos pasan a todos, quizás si cambiásemos el punto de vista del análisis de nuestra vida y nos detenemos en lo que SÍ hemos logrado aunque no lo hubiésemos programado, recordamos todos los momentos buenos, que sin duda los ha habido y nos propusiéramos  disfrutar de un montonazo de cosas sencillas que sí están a nuestro alcance, quizás, solo quizás, nos iría mucho mejor.

    Hablas del placer samaritano. Pues habrá que empezar por nosotros mismos. Nos hemos equivocado mil veces, seguramente hemos hecho daño, fijo, pero lo hemos hecho como dicen por mí tierra, a posta, por el gustazo de hacer daño o por pura torpeza? No es lo mismo. Habrá que reconciliarse con aquellas personas a las que pese a todos los pesares sigues queriendo, te hayan hecho o no daño, y, muy importante, si ellas quieren reconciliarte contigo. Y si no quieren, pues qué le vamos a hacer.

    Y dejar que todo fluya. Porque todo fluye siempre. Pero a distinta velocidad de cuando eres joven. La juventud pasó. Ya la hemos vivido. Pero la vida no ha acabado.

    Cuando me preguntan la edad últimamente digo, 70 para 69. Y es cierto, voy para 69 pero desde los 68. Es una manera de decir que no pretendo ser ya lo que no soy, ni hacer lo que ya no puedo hacer. Y que la vida siga fluyendo ahora más lentamente.

    Las situaciones traumáticas que hemos vivido, atrás quedan. Vamos a saborear cada momento bueno que nos siga trayendo la vida. Aunque sea con muletas.

    No sé si me explico.

    Y si, ya lo creo que existen samaritanos, solamente tienes que salir a la calle con un andador o con muletas para darte cuenta de que muchas  personas se prestan a ayudarte cuando te ven agobiada. Y se van satisfechas de haberlo hecho. Porque ya me pueden decir misa por el rito que quieran, no somos tan malos.

    Un abrazo.

     

    • Iñaki SS

      Hola Carmen
      En primer lugar mis mejores deseos para que, cuanto antes, puedas olvidarte de las muletas. Ha sido un placer merecer tu aprobado. Mirándonos hacia nuestro interior, se diría que Murcia y Euskadi no están tan lejos.
      Por lo demás, añadiría que la magia ilusionante que hay en el ayudar, no evita el que lleguemos a tropezar con alguna espina. Imposible atender a todo el mundo, dadas nuestras propias limitaciones. Se trataría de hacerlo lo mejor posible, persiguiendo incansables al misterio que parece haber tras el placer samaritano
      Un abrazo