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Escribir y leer

Hoy existe un pequeño aparato, el Ipad, que muchísimas personas usan: No lo tiene todo, ni todo lo que tiene es verdad. Y esto nos conduce a dos consideraciones.

La primera, y de suma importancia, es ejercer la capacidad crítica que nos debe llevar a buscar fuentes, causas etc. para no tragárnoslo todo, porque hoy en día algo normal y tan viejo como la humanidad es mentir, difamar, engañar, manipular, pervertir, tergiversar las informaciones en beneficio de algunos, sin hacer mención de la verdad o el bien del otro. Dicho de otra forma: Dejar de tener presente la dignidad del otro, que es un derecho. Amar es respetar esta dignidad. El cuodlibeto: ¿Quién no quiere ser respetado? Y entonces hay la gran ley de oro: No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti. Muy fácil de decir, pero no tan fácil de llevar a cabo. Y enigmáticamente, ¿Por qué es tan difícil empezar por uno mismo?

La segunda, hay que leer. La cuestión es si se sabrá hacer un uso de los aparatos técnicos para aprender a leer. Una lectura comprensiva, no sólo técnica o de normas u ordenanzas o un algoritmo. No una lectura material o fundamentalista. Éste, en mi opinión, es el gran reto que nos interpelan las nuevas tecnologías. ¿Libres para aprender o esclavos para someternos?

Y por suerte no es responsabilidad sólo de la escuela sino de la sociedad. El núcleo de la sociedad continuará siendo el entorno donde nace todo ser humano. ¿Cómo es este entorno? Sin perder una visión global y en esta pluralidad, el fundamento debe ser la confianza básica, generada por el entorno y para el entorno El primario, la familia, ha de inocular, inyectar: ​​paz y serenidad. Y por eso, una vez más, hay que recordar la escala de valores, la pirámide de Abraham Maslow. El primer peldaño para vivir, no únicamente sobrevivir, es la estabilidad económica que implica: hábitat, comida y trabajo. Esto que es tan fácil de escribir o decir, no está al alcance de todos. Y el saber leer nos permite emplearlo como arma para avanzar en nuestra “humanización” y no únicamente en la “hominización”.

Las llamadas “vacaciones” es un momento de poder leer y escribir con placer. Comunicarnos para hacer florecer el gusano de la inquietud por leer. Me decía una persona: Un día me di cuenta, cuando tenía 19 años, que si no leía, me moriría. El leer, y si va acompañado de escribir tanto mejor, es vida. Así tenemos nuestros grandes escritores que es una larga lista. Hay que entrar en una librería y la ansiedad emerge ante la cantidad de publicaciones de todo tipo y “no andarse por las ramas”. Hay que saber escoger. ¿Qué función tan magnífica la de padres, maestros y libreros en introducir a la lectura a través de estos aparatos que no tenemos aún la pedagogía: ¿cómo enseñar y aprender?

 

La paremiología es el estudio de las paremias, es decir, proverbios, dichos y refranes. La intención es transmitir algún conocimiento tradicional basado en la experiencia. ¿Qué es lo esencial?: “No irse por los cerros de Úbeda”. O como se expresa en latín: Non multa, sed multum, es decir, no muchas cosas sino poco y selecto. Y este dicho se puede aplicar razonablemente a muchos ámbitos de nuestra vida.

La escritura, tiene lugar hace unos 5.300 años, fue el inicio de una gran revolución para pocas personas y mantenida en el mundo occidental por el gran papel de los monjes con los manuscritos en los monasterios. En 1440 hay otra gran revolución: la imprenta. La cultura al alcance de todos, lo que aún continúa. Y ahora se añade la revolución digital en un mundo global. Disfrutar sí, pero que lo inmediato o lo urgente no nos haga perder lo que es importante. ¿Qué criterio? Un sentido común o cordura personal, familiar, escolar y social, pero siempre abierta a la pluralidad. La lucha permanente contra el pensamiento único que nos quieren imponer tanto la plutocracia como la oligocracia o el poder de turno. Se impulsa un solo lenguaje técnico, una inteligencia artificial, un convertir al ser humano en un algoritmo. Existe la intención de controlarlo todo. Esto es un hecho, no una fantasía. Y de todos los autores y autoras que he leído cuando nos presentan un panorama real pero muy oscuro, todos terminan diciendo que hay que combatirlo con la capacidad de crítica, hablar y dialogar. Construir un nuevo discurso.

Y no hay que olvidar que el método de lectura es como conducir un coche: Según por dónde vamos tenemos que usar el cambio de marchas. Por el contenido del texto iremos más deprisa o valoraremos que hay que ir poco a poco para comprender… Y eso hoy, con la inmediatez, no es tan fácil. Comprender todo a la primera es pedir un imposible cognitivo, un peligro. Y peligro que puede ser aprovechado para manipular, imponer el pensamiento único y creer que pensar es fácil. No. El verdadero pensar, no el técnico-matemático, implica dolores de cabeza, ansiedades, momentos de crisis, de esfuerzo como depresivos; pero no pensar es muchísimo peor. Es la cultura de la ignorancia. Toca elegir: Pensar o morir!

9 comentarios

  • Carmen

    Perdón por utilizar el término El Gran Maestro de Nazaret, pero es que me ha encantado. Eso es justo lo que es, un Gran Maestro. Y además el que crea que es el mismo Dios, pues adelante. No veo el problema. Como tampoco lo veo en considerarlo un Gran Maestro a secas. No sé. A veces pienso que mi coeficiente intelectual no debe de ser muy allá. Por lo que me atrevo a decir. Y sin saber prácticamente nada de teología. Creo que me falta el gen o el grupito de genes que hace que tengas ese respeto a la autoridad intelectual. Bueno, y a otros tipos de autoridad. Eso es herencia de mi padre, lo tengo clarísimo, aunque mi madre a lo tonto tonto soltaba y hacía cada cosa que te tronchabas. Y ya se sabe, de tal palo…

    Menos mal que ya no existe la inquisición. Uffffffff.

    • Jesús fue un Maestro y Sabio en el contexto de su tiempo. El mensaje básico del cristianismo, de Jesús, no es la ética sino que cada Ser Humano puede experimentar o que el Sabio Jesús vivió: Los diferentes niveles de consciencia. Y fue consciente de su unión en ser también la totalidad en el silencio contemplativo. No es preciso ninguna doctrina:
      vivir y transmitir en la cotidianidad de donde emerge una ética.
      saludos Carme

      • Carmen

        Sí. De acuerdo. Pero no todo el mundo tiene el mismo nivel de maduración, diría Isidro.
        A lo mejor me falta algún hervor. Deme tiempo.

        Sabe qué? Me gustaría que a cada niño, niña, adolescente, joven…le dejasen tiempo para hervir a fuego lento. Que no los liasen con ideas absurdas. Soy maestra, no lo puedo evitar. Tengo deformación profesional.
        En fin.
        Gracias por contestar.

        Bona Nit.

        • El proceso de individuación o maduración tiene sus etapas y en cada etapa está la forma en vivir la INMESNIDAD, pero siempre es un trabajo del ego. Debe “expandirse”…Y en todo el proceso está y es la DIVINIDAD…El tiempo es el actual, el que se vive. Es camino y meta al mismo tiempo.
          De aquí la necesidad de educar(hacer salir de uno mismo) en SAPEREA AUDE, en pensar por uno mismo. Hasta los cuarenta hay que fortalecer el ego y viene lo que se suele llamar la crisis de los 40…el giro para un nuevo rumbo interior.
          He sido maestro desde los 16 años hasta digamos ahora aún…doy alguna clase.
          jpatuel@copc.cat
          Y con todo afecto

  • Carmen

    Ostras, don Jaume. También tú eres jesuita?

    Jolín.

    Aquí sois todos jesuitas?  Bueno, las mujeres está claro que no, pero en fin, mis monjas tampoco lo son y se definen como de espiritualidad ignaciana.

    Y qué hago aquí dentro?

    Dios santo, no me voy a librar nunca de vosotros. Estáis en todas partes.

    Es una cooooosaaaa….

    Bona Nit.

    • No soy jesuita!!!!
      Sí, formado en el Instituto de Teología fundamental con mi tesis-non-nata en Teologia fundamental.
      Por otra parte soy psicologo-psicoanalista.
      De ahí mi especialidad en RELIGION-PSICOLOGIA
      Pero debo de acabar de decir la verdad, aunque sea padre de dos hijos, habiendo muerto mi primera esposa y luego encontrar a mi primera chica(ella 21, y yo 38), soy “salesiano-no.jurídico”. Y esta es mi impronta: Educador o como yo digo: pedapsicogogo (no psicopedagogo).
      Información suficiente?

      • Carmen

        Pues hijo, lo siento.
        Se me ha ocurrido cotillear un poco y he tecleado Jaume Patuel. Y me he encontrado con una reseña que dice: psicólogo, psicoanalista, psicopedagogo, teólogo y profesor de formación de jesuitas.
        Pues a ver qué he podido pensar.
        Otro más.
        Que me parece muy bien todo, pero es que uffff. Parece que me persiguen. Y con todos mis respetos a todos, es que el señor de Loyola no me va. Será superbueno y santo y todo, pero, uf. El Poder me asusta.

        Sorry.

        Cuídese.

  • Isidoro

    Habla el amigo Jaume Patuel, de lo difícil que es pensar, y mas en estos tiempos de tanta disponibilidad de información.
     
         Y habla de la necesidad de un discernimiento crítico para saber escoger entre todo el maremágnum de ruidos y voces, lo que de verdad nos interese y en lo que podamos confiar al menos un poquito.
     
        Dice: “¿Qué criterio? Un sentido común o cordura personal, familiar, escolar y social, pero siempre abierta a la pluralidad. La lucha permanente contra el pensamiento único que nos quieren imponer tanto la plutocracia como la oligocracia o el poder de turno”.
     
       Yo lo pongo aún mas difícil que él. Porque no solo es la plutocracia, o el poder de turno, el que nos quiere llevar al huerto, sino todo el mundo sin excepción, incluídos a “los nuestros”.
     
          Decía el sobrino de Freud, Edward Bernays, el primer teórico de la publicidad, en su libro “Propaganda”-1928: “Ningún sociólogo que se precie, puede pensar todavía que la voz del pueblo expresa ideas divinas, o particularmente sabias y sublimes.
           La voz del pueblo da expresión a la mente del pueblo, que a su vez está domeñada por los líderes de grupo, en los que cree, y por aquellas personas que saben manipular a la opinión pública.   
           Se compone de prejuicios heredados y símbolos, lugares comunes y latiguillos que los líderes de opinión suministran a la gente”.
     
          Entonces, el pensador, que por principio es un filó-sofo, un amante de la verdad, se encuentra ante la búsqueda de esa verdad, como ante una gran trampa de osos, armado únicamente con su mente, de la que es consciente, (en el mejor de los casos), de que el peligro del error le acecha inevitablemente, y de que la incertidumbre es su única y terrible compañera, que no le abandonará nunca.
     
        Es tan terrible y angustiosa dicha compañera, que la tentación del fundamentalismo personal o grupal, le atrapa muchas veces. “El fundamentalista es el hombre de la cosa segura”, W. Pannenberg).
     
        Y penetramos en el cuarto obscuro de la realidad, con la única arma de nuestra razón, que es una modesta linternita o cerillita encendida.
     
       El gran maestro, milagrosamente aún vivo, (estos días cumplió 100 años), Edgar Morin, (¡felicidades maestro!) nos enseña:
     
          “La realidad no es legible de manera evidente. Las ideas y teorías no reflejan sino que traducen la realidad, pudiendo traducirla de manera errónea. Nuestra realidad no es otra cosa que nuestra idea de la realidad.
           Del mismo modo, importa no ser realista en un sentido trivial, (adaptarse a lo inmediato), ni irrealista en el mismo sentido, (sustraerse de las coacciones de la realidad); lo que conviene es ser realista en el sentido complejo del término: comprender la incertidumbre de lo real, saber que existe una porción de lo posible, aún invisible en lo real”.
     
     
         Total que ante este panorama tan desolador, nos vemos obligados a confiar en nuestro instinto personal, (del que hablaba Steve Jobs, en otro hilo), en nuestro maestro interior sabio, que nos aconseja (casi) siempre bien, en la voz interior, en el daimon, en el “Cristo y el Buda interior”, en nuestro arquetipo del viejo sabio.
     
         Pero es un tema complejo. Porque la cosa no es tan fácil. No se trata de una cuestión infantiloide de cuento de hadas…
     
         Porque lo difícil es dejarle hablar, y además oírle y entenderle. El inconsciente tiene sus reglas, que son distintas de las de la racionalidad.
     
         Se extrañaba Carmen hace días de que “lo nuevo emerge siempre en el borde del caos”. La incertidumbre, esa madrastra que nos acompaña eternamente, es creativa, y siempre nos ofrece sus ubres.
     
        El sabio danés Piet Hein, decía: “Cada vez que se le pide al humano que se decida y se ve obstaculizado por no tener decisión, la mejor manera de resolver el dilema, es simplemente tirando al aire un centavo.
           No para que el azar decida el asunto, mientras estás pasivamente deprimido; sino porque en el momento en que el centavo está en el aire, de repente, sabrás lo que estás esperando”.
     
          (Ese es el argumento interpretativo clave del I Ching y de otros métodos oraculares. La incertidumbre provoca la creatividad inconsciente y esa es nuestra gran esperanza de futuro).

    • Carmen

      Hola.
      No. No me asombro de que lo nuevo emerja del caos. Me he debido de expresar mal. Lo que no entiendo es lo que dice el señor al que hace Referencia el señor Revuelta en la coda. No sé si se refiere al caos de la iglesia o al caos de eso de la Fe. Porque aquí cada uno cree una cosa distinta.

      Y ya que estamos te diré que para mí, una opinión muy personal, el caos no existe. Llamamos caos a aquello que acumula tal cantidad de cosas que somos incapaces de explicar, que desde nuestra soberbia humana decimos, pues eso, que es un caos. Y ahí está la teoría matemática del caos. Venía a decir que cuando un número de variables inciden sobre un mismo hecho futuro, y ese número supera a a no recuerdo exactamente qué número de variables, es imposible determinarlo.
      Imposible.
      Algo así como el célebre principio de incertidumbre de Heisenberg, si es que se escribe así. Dice que cuando se analizan tres o cuatro variables de la posición de una partícula, creo que se refería al electrón, es Imposible conocer las tres o cuatro a la vez. Que se puede aproximar estadísticamente a la posibilidad máxima de que se encuentre en un lugar determinado. Pero Es Imposible saberlo con certeza.
      Alucinante.
      Imposible.
      Luego estaba Einstein que decía su célebre frase: Dios no juega a los dados.
      Lo que traducido a mí lenguaje significa: porque a día de hoy no se pueda determinar, no quiere decir más que no se sabe.

      No creo en el caos. No en este universo. En otro, no sé.

      Pues si eso pasa con un electrón, lleva eso al comportamiento de los seres humanos. Ahí si entra la libertad del ser humano y no es predecible. Pero eso es el caos? Ni hablar. Eso es repensarlo todo.

      No es exactamente lo mismo.