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El Papa Francisco y el 15M

Con ocasión del décimo aniversario del 15M, el movimiento de indignados hoy cargado de más razones que hace 10 años, se me pide que responda a dos preguntas: 1) ¿Se puede considerar un indignado al Papa Francisco?  2) ¿La sinodalidad de Francisco se corresponde con el 15M entendido como el tiempo de las plazas? Lo haré en tres puntos.

  1. El papa Francisco está con los indignados. Aunque la figura de un papa de aspecto bonachón y ya muy mayor, vestido de impecable túnica blanca y presidiendo solemnes encuentros en lujosos salones renacentistas del palacio vaticano, se concilie mal con el porte de jóvenes indignados acampados en plazas, pienso que sí, que el papa Francisco está, como lo estaría el libre y pacífico Francisco de Asís, con todos los indignados de este mundo, de Madrid a Tinduf, de Palestina a Cali.

Yo lo imagino asomándose a la balconada del Vaticano y gritando al mundo, con suavidad y firmeza, las grandes claves de sus encíclicas (los entrecomillados en cursiva son citas literales): “Jóvenes y mayores del mundo, alzaos contra la ‘economía que mata’. ¡Maldita ‘la codicia asesina de las empresas mineras, petroleras, madereras, ganaderas e hidroeléctricas, que arrasan y matan sin piedad’! Europa, mira a Lampedusa y a Lesbos, a las islas y las aguas del Mediterráneo lleno de muertos: ‘¡Vergogna, Vergüenza!’. Y escuchad todos lo que enseñó San Juan Crisóstomo en el s. IV: No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos’. Así pues, ‘el derecho a la propiedad privada sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad’. Y por lo mismo, ‘el derecho de algunos a la libertad de empresa o de mercado no puede estar por encima de los derechos de los pueblos, ni de la dignidad de los pobres, ni tampoco del respeto al medio ambiente’. El Espíritu eterno de la vida nos llama a una ‘valiente revolución cultural’. Quien tenga oídos para oír, que oiga.

Y tú, Iglesia que te llamas de Jesús, deja de ser ‘aduana’, conviértete en ‘puesto de socorro para los heridos’. Abandona tu ‘psicología de la tumba’. ‘Sal’ de ti misma, de tus templos cerrados, de la repetición de tus doctrinas. Libera el espíritu de la prisión de la letra y del pasado y del poder. Sal. Que la justicia y la paz se abracen en la Tierra, y podamos vivir todos y todos seamos hermanos”.

El papa Francisco –lo reconozco con gusto– es, por su figura y por el eco mediático de su mensaje, una de las grandes voces proféticas del mundo de hoy, en plena sintonía con el “alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica” que lanzó Stéphane Hessel, inspirador del 15M: ¡Indignaos!

Eso lo primero. Pero… permítaseme añadir a este primer punto dos puntualizaciones críticas igualmente necesarias.

  1. El Derecho Canónico y el Catecismo del papa chocan con los indignados. No todo en el papa Francisco está, ni de lejos, en sintonía con los indignados, y también esto hay que decirlo alto y claro. No solo porque, a pesar de su mensaje y de su talante personal sencillo, habita en medio de palacios señoriales, rodeado de pompa y servidumbre, ni solo porque representa una religión y una Iglesia que, a imagen de los palacios vaticanos, ha sido la gran traidora de la liberación que Jesús anunció y encarnó para los pobres, una Iglesia que ha sido en la historia del mundo occidental, con honrosísimas excepciones personales e institucionales, la mejor aliada de los poderosos y el mayor obstáculo de la insurrección en favor de la justicia y la igualdad…, ni tampoco solo porque, durante ocho años de pontificado, no ha tocado ni una letra del Derecho Canónico ni una coma del Catecismo con su doctrina y su teología más tradicional e inmovilista, enemiga de subversiones sociales y de nuevas reinterpretaciones…, no solo por todo eso, sino también porque este papa, en nombre de un “Dios” imaginado como Ente personal supremo, ofende gravemente a millones de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales, queers… cristianas/os, negándoles el reconocimiento y la bendición, y no acepta lisa y llanamente que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar en la mesa de Jesús, y sigue humillando a la mitad femenina de la Iglesia católica, negándoles su pleno estatuto eclesial.

Es lo contrario de lo que han gritado y reclamado los indignados de las plazas. Y hablando de plazas…

  1. La sinodalidad del papa Francisco contradice el espíritu de las plazas. Según la etimología, sínodo significa “caminar juntos”, pero en la Iglesia Católica designa sobre todo una reunión de cientos de obispos en Roma presidida por el Sumo Pontífice plenipotenciario, representante del “Cristo divino” en el mundo. Un sínodo es una reunión en la que casi solo hablan los obispos, nombrados por el papa, y solo ellos votan. Es el clericalismo jerárquico y piramidal en su más pura versión, que el papa Francisco ha criticado pero no corregido. En sus ocho años de pontificado, ha convocado cuatro sínodos, de los que se han celebrado tres. ¿Y en qué se avanzó? Lo diré en dos palabras: “En nada”. Una nada revestida de mucha retórica. Ocho años son demasiados para no dar ningún paso decisivo e irreversible. No le quedan otros ocho. Y no vale decir que el papa sí quiere, pero no puede por miedo al cisma. La inacción y la inmovilidad está llevando al peor cisma: el abandono de los mejores y el vacío general creciente.

En conclusión, pienso, y me duele decirlo, que esa supuesta sinodalidad reforzada por el papa Francisco poco tiene en común con el espíritu y la práctica de las plazas del 15M. En aquellas plazas participaba quien quería, hablaba quien quería y votaban todas, todos. Y en ellas se tomaron muchas decisiones prácticas para la realización de un ecosocialismo democrático y feminista. ¿Que los sínodos de las plazas del 15M han fracasado? No lo sé. Dependerá de lo que entendamos por fracaso y de si consideramos que el movimiento de Jesús también fracasó. Si, en cualquier caso, el 15M fracasó, deberemos preguntarnos por la parte de responsabilidad que en ello le corresponde a la institución católica, con el papa Francisco al frente. Y no se lo reprocho a este papa, sino al papado y al sistema entero. Una Iglesia que ha dejado de ser creíble y de inspirar e impulsar movimientos como el 15M es un fracaso, y una traición a Jesús y su Evangelio, a la esperanza por la que arriesgó su vida y la perdió. No, la ganó.

Aizarna, 12 de mayo de 2021

www.josearregi.com

17 comentarios

  • oscar varela

    Hola Antonio!
    A tu  Comentario: “Antonio Duato – 31 mayo 2021, 21:19 pm “-
     
    1- Al ver yo, que los tratamientos “fraternales”
    (que Vinagre y vos le dirigían a Arregui)
    no recibían respuesta,
    yo quise señalar lo que suele pasar con los Autores (“cuasi endiosados”)
    que “no responden” a lo que les comentamos (¡Ni pelota!)
    (Arregui luego lo hizo –sin aparecer en “columna”)
    (es esa gente “afamada” que no se “hace cargo” lo que “pudre”)
     
    Es “rarongo” que:
    1- hayas interpretado todo al revés
    2- te hayas enfadado de tal manera que
    3- me amenaces con “no permitir(me)”
     
    Muy “rarongo” ¿no?
    ……………………….
     
    2- Señalé, además, (en otros Comentarios sub-siguientes)
    las inadecuadas respuestas de Arregui;
    como también el reconocimiento de lo que me parece “hace bien”.

  • José Arregi

     
    Hola, amigas, amigos:
     
    Ante todo, ¡gracias por cada uno de vuestros comentarios! No suelo intervenir, pero hoy me decido a hacerlo, pues me siento especialmente interpelado por vuestros argumentos. (Me referiré solo a estos, pues no quiero ni creo que debo ocuparme de alguna pulla personal que he visto por ahí).
     
    1. Carmen me encuentra demasiado tibio y temeroso, tal vez, me digo, porque el primer punto –el reconocimiento, justo y necesario, del poderoso mensaje socio-político y económico del papa– le disgustó tanto que ya no pudo pasar a los puntos siguientes.
     
    2. Antonio y Juan A., por el contrario, me encuentran demasiado crítico, exigente o impaciente, justamente en los puntos segundo y tercero. Comprendo sus observaciones y las comparto: un hombre mortal, por papa infalible y plenipotenciario que le hayan declarado, no puede cambiar en ocho años el Catecismo y el Derecho Canónico. Es doble rehén de las Curias y del propio sistema (el papado como plenitud de poder imposible de ejercer).
     
    3. No quise formular ningún reproche personal al papa Francisco, sino señalar la coyuntura histórica de implosión o de disolución en que me parece que se encuentra la institución dogmático-jerárquica de la Iglesia Católica. Hace 500 años (con el Renacimiento, la Modernidad y el movimiento reformador) hubiera sido posible una reforma radical de la doctrina y del clericalismo jerárquico en sintonía con la cultura, pero Roma respondió primero con Trento y luego con el Vaticano I. Tal vez hubiera sido todavía posible hace 60 años (con Concilio Vaticano II), cuando la masa social católica era aún tan numerosa y tan joven, pero Roma no optó por el cardenal Liénart, ni por los teólogos Schillebeeckx y Küng, y por las nuevas teologías (liberacionista, feminista, pluralista), sino que optó por las dudas reformadoras de Pablo VI y las certezas restauracionistas de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ya es demasiado tarde. El edificio teológico, cultual y jerárquico se desmorona en nuestra sociedad, sin vuelta atrás, hoy sobre todo a nivel occidental, mañana, muy pronto, a nivel global. La Iglesia sigue empeñada en fortificarse en el pasado (mirad, si no, los seminarios, de donde saldrán los teólogos y los obispos del futuro que de un futuro hacia atrás). Y a estas alturas, ningún papa, por mucha voluntad y convicción que tuviera, podría revertir el sentido de la historia y de la profunda transformación cultural que vivimos.
    4. De todos modos, el gran problema de hoy no es el fin de la institución católica y de las religiones tradicionales, sino el futuro de la humanidad y de la comunidad de los vivientes, el futuro de vida en equidad y libertad, el futuro reclamado por los indignados del 15M y por lo mejor del papa Francisco: Evangelii Gaudium, Laudato si, Fratelli Tutti. El mundo nuevo que late en el Evangelio de Jesús, a quien impulsaba el Aliento vital universal más allá de la religión.

    • Carmen

      Hola señor Arregi.
      A mí me ha calado totalmente. Seguí leyendo, pero ya, uf. Reconozco que soy muy maniática. También sé que ni idea de cómo arreglar esto de la iglesia. Es cosa de ustedes. Querido amigo teølogo, ustedes la liaron , pues a ustedes les toca desliarla.

      Nunca se enfade conmigo. A veces me paso algún pueblo que otro, pero le aseguro que digo lo que en realidad pienso . Otra cosa es que esté en lo cierto.
      Sabe que le valoro un montonazo.

      Un abrazo.

    • oscar varela

      Hola!
      Cositas “rarongas” en ATRIO:
      el Comentario de Arregui lo hace Antonio Duato (Cfr. Columna)
      el Comentario de Antonio Duato lo hace Arregui (Cfr. Cuerpo)

      • oscar varela

        de cualquier manera, don Arregui parece
        no hacerse cargo de lo que escribe.
        Escribe esto:

        ” En sus ocho años de pontificado, ha convocado cuatro sínodos, de los que se han celebrado tres. ¿Y en qué se avanzó? Lo diré en dos palabras: “En nada”. Una nada revestida de mucha retórica. Ocho años son demasiados para no dar ningún paso decisivo e irreversible.”

        Pareciera que LA RETÓRICA se le ha venido encima a don Arregui.

      • Carmen

        Pues a mí me encanta el señor Arregi. Escribe muy bien y cuando quiere dice verdades como templos. Le costó dejar su orden. Es un señor muy preparado teológicamente hablando. Y , a mi modo de ver, su línea de pensamiento es la única que puede hacer algo en la actualidad para un posible cambio en la teología de la iglesia, que sin duda traería consigo un cambio en profundidad. Pero claro. Se desea ese cambio o sencillamente se desea un desplazamiento del Poder de la Iglesia de Europa a América Latina?

        Pregunto.

        Estoy de que en Europa somos malos en en Latinoamérica buenísimos cansadica ya.

        No soy la única persona que piensa que este señor Papa creó unas expectativas que no ha cubierto ni por asomo. Ni lo hará. Es iglesia pura y dura.

        Buen día

    • oscar varela

      (sigo)
      Y, además, don Arregui echar mano de “teólogos” bien alemanotes
      (cardenal Liénart, Schillebeeckx y Küng), le faltaría agregar otros varios que lo alimentaron en sus años jóvenes.
      Pero todos ellos no han sido “metabilozados”
      y hace ya un tiempito que “indigestan”.

      A su favor puedo decir que don Arregui tiene la ventaja
      de endulzar esas píldoras religiosas.
      ¡No está mal!

    • Carmen

      Hola.
      He leído despacio su punto número tres. Anoche mi cabeza no estaba para leer un texto tan largo.
      De verdad, pienso exactamente igual. Lo mío es pura intuición, conclusiones debidas a la observación y a leer un texto por aquí, otro por allá…
      Tiene usted , para mí, toda la razón.
      Usted dice las cosas con calma tranquilidad y dando una de cal y otra de arena. O cinco. Y aquí, la nenica del señor, tira por el camino de enmedio. Soy un poco bruta.
      Es tal cual lo que dice. Tal cual.
      Y, efectivamente, los tiempos han cambiado muchisimo, es como si empezaremos otra cultura. Y esto empieza ahora. Hemos empezado a navegar en un rumbo desconocido. Y no se puede dejar caer en el olvido todo esto de la espiritualidad o como le quiera llamar, como algo del pasado y ligado al desconocimiento científico. Un poco lo de siempre. Cuando hay nuevos descubrimientos a los seres humanos se nos suben a la cabeza y nos creemos lo mejor del universo conocido y por conocer. Y eso trae consigo una especie de descuido a otras facetas muy importantes en el ser humano. Sencillamente porque no son demostrables, no se pueden medir , luego no existen. No es la primera vez que nos pasa a lo largo de la historia. De ahí mi preocupación por la gente joven. No los dejen solos, por favor. Porque toda la teología que nos llega a las personas de a pie, se ha quedado obsoleta. Y así no hay manera.

      Paz y Bien.

      Un abrazo

  • oscar varela

    Hola!
     
    2 de los 5 Comentarios se dirigen a la persona de José Arregui:
     
    1- Antonio Duato: -“¡Hola, José!”
     
    2- Juan A. Vinagre Oviedo: -“José Arregi, hermano” 
     
    Y el “dulcesito-místico” de “José y hermano” ¡Ni pelota!
     
    ¡Algo está podrido en …!

    • Juan A. Vinagre Oviedo

      ¡Hola, Oscar! ¿Es mejor empezar así? Solo una explicación muy breve, que quiere ser muy cordial: Me dirijo a José Arregi como “hermano”, porque sé que él lleva muy dentro el espíritu franciscano, cosa que también me sucede a mí. Esa es la razón de expresarme así, a veces. Con algunos franciscanos con los que me comunico empleo, empleamos, la misma fórmula. Aunque mi fe me dice que esa expresión es más que una fórmula: Padre-abbá nuestro… Sin embargo, reconozco que en ocasiones quizá sea mejor controlar espontaneidades ambiguas… Lo tendré en cuenta.
      Un abrazo, Óscar.

    • Antonio Duato

      ¿Y quien eres, querido hermano Oscar, tú para juzgar o comentar cómo cada uno se dirige al autor del artículo o comentario? Y menos para acabar con ese “¡Algo está podrido en …!”.

      ¿Quieres decir claramente que es lo que tú deduces de ese encabezamiento que está podrido o corrompido en ATRIO? Porque esa alusión a la frase de Hamlet no puede tener otro significado aquí.

      José Antonio es tan bueno que se disculpa aludiendo a la común vivencia del espíritu franciscano entre Arregi y él. Pero tú has calificado eso de “ducesito místico”… ¿Con qué derecho?

      Yo, que, a pesar de todo, te sigo estimando y valorando, no voy a permitir esas salidas de pata de banco, por más que parezcan que son ingeniosas porque citas a Schakespeare…

  • Juan A. Vinagre Oviedo

    José Arregi, hermano: Gracias por tus interesantes reflexiones. Aunque a veces no pueda coincidir con algunas, siempre estimulan a pensar. En esta ocasión comparto lo que expresas en el apartado 1. Pero matizaría algunas cosas de los apartados 2 y 3. Desgraciadamente, tal como están y son las estructuras seculares (milenarias, más bien) de la Iglesia -Vaticano en primer lugar-, no puede pedirse mucha prisa en ese cambio. Desgraciadamente, insisto, esas estructuras de poder se resisten a convertirse en SERVICIO y TESTIMONIO DE VIDA EVANGÉLICA.  Y se resisten en algunos-muchos casos quizá de buena fe. Su mente está ya tan “modelada” que no son capaces de ver de otra manera… Como dirían nuestros clásicos, reconvertir el poder en servicio “es a par de muerte”.   El poder “sacralizado” (para robustecer ese poder)   es así de poderoso… Por eso no es fácil desmontarlo… en un pontificado ni en dos… Los cambios requieren previos cambios en las mentes de todos   -de muchos al menos-,   también de los poderosos… “eclesiásticos”.  Con este fin, son necesarias las críticas honestas y bien fundadas, que pongan en evidencia incongruencias e infidelidades; críticas que pueden tener un gran valor de preparación del terreno…

    Consciente de esta realidad, aunque duela, por una parte, conservo la esperanza, y por otra sé que debo ser sencillo y prudente (el poder a veces se comporta como un lobo). El realismo obliga en ocasiones a ralentizar los pasos, aunque no se renuncie al cambio… (Sé que en la Iglesia hay cizaña, y espero no querer arrancarla antes de tiempo, sin discernir bien. Y espero no ser parte de esa cizaña.)

    El 15M: Como muchos otros, también lo deseo para la Iglesia. Pero, como digo, sin impaciencias ni sueños ingenuos, que lleven a decepciones o fracasos, que es lo que desea el poder conservador. Lo mismo diría para el 15M político… No podemos precipitarnos ni formular esperanzas ingenuas…, que llevarían al fracaso…

    Una Iglesia nueva: Que revise Derecho canónico y por supuesto Catecismos…, sí. Pero quizá sea más importante ir desmontando la Sede Iglesia-Vaticano, y convertirlo en museo de las desviaciones históricas de la Iglesia, a fin de recordarlas como lección a no repetir… (La revisión de Derecho y del Catecismo serían una consecuencia…) Conscientes además de que ese “desmonte” (cuando se haga) creará enemigos que exigirán “sangre”, aunque sea simbólica… Eso de convertir el Vaticano en un museo que recuerde las desviaciones del poder…

    Un suma, una Iglesia nueva regida por los principios básicos del Evangelio (como quería Francisco de Asís), en la que no entren caballos de Troya, que la reformulen desde dentro…   (Termino añadiendo que comparto la postura de AD)

     

  • Carmen

    Pues a mí me sucede justo lo contrario que a Antonio. Claro, él sabe mucho más de estas cosas de iglesia y tal que mi persona. Pero al señor Arregi lo encuentro tibio. No entiendo en absoluto la primera parte del artículo. Sabe perfectamente que la solución no pasa ni por este papa ni por ninguno. Lo estoy leyendo desde hace por lo menos diez años. Lo noto como temeroso y no logro entender. Porque había que leerlo allá por el 2010. Pero es que Castillo me dejó muerta hace años.

    Esto de la teología no es para mí. Es, pues para teølogos. Pero lo que no se puede hacer es decir una cosa y la contraria en el mismo artículo. Aunque la contraria venga precedida por un Pero…

    Me estoy quedando alucinada con todo. Hay una especie de temor y no se exactamente a qué. Es como si se quisiera cambiar todo para que todo siguiera igual, pero de otra manera. El libro de Lampedusa viene al pelo.

    Y al final, todo quedó igual. Es más, diría que sigue siendo igual. Es quizás porque no existe posibilidad real de cambio?

    No lo sé.

    En fin. Entre teølogos anda el juego. Pues como siempre, a lo largo de dos mil años, como siempre.

    Pues bueno.

    Creo que las cosas se pueden hacer de otra manera, no para que todo siga igual, sino para realmente cambiarlas. Seguramente soy una ingenua. Pero no soy la única. Hubo por ahí un señor que se llamaba Jesús, que también lo creía. Y así acabó. Pobrecico. No llegaré a tanto.

  • Antonio Duato, amigo, lo has dicho bien claro: EN NADA. A ver si al fin lo hacen santo. Na. ¿Qué se creen que es eso?. NADA DE NADA NADA. Si acaso le diría lo que Yeshúa le dijo a aquel que le preguntó por tener VIDA ETERNA: Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres….Pero, a estas alturas¡¡¡¡

  • Antonio Duato

    Hola, José!

    Sigo recogiendo con gratitud y sintonía de hermano tus columnas quincenales. Pero ya sabes que últimamente, y todos los aben, tenemos algunas discrepacias. Espero que no interrumpan el diálogo, aunque veo que los años se hacen sentir.

    En el tercer punto dices sobre los ocho años de Francisco: ¿Y en qué se avanzó? Lo diré en dos palabras: “En nada”.

    Claro!, si te elevas a ese estado de contemplación de la no dualidad que a veces pareces haber adquirido, los difíciles procesos de transformación histórica se pueden reducir fácilmente a la nada. Yo sigo también los pasos que intenta dar ese limitado ser concreto Bergoglio, con la esperanza de que otros desde abajo (como nuevos Lienart, ¿lo recuerdas?) den un empujón decisivo a sus pequeños pasos. Y, en concreto, de este próximo sínodo cuya culminación se retrasa hasta 2023, mantengo abierta una esperanza que  espero no sea mera ilusión. ¿Y si esta vez, lo que está viviendo Alemania, Francia y otros países, se acompasan con este proceso sinodal? Te invito (os invito a todos) a leer el artículo de Massimo Faggioli en La Croix International, que he traducido en iviva.org.   

  • Asun Poudereux Tejero

    Me parece un excelente análisis. Gracias por dar luz a los distintos coloridos. Aquí nadie se salva. A pesar de intentarlo…no convence… Y tampoco vale callarse.. sino todo lo contrario.  Giro tremendo.

    Carmen, has hecho mover ficha, con tu empeño.Y personalmente, creo  es un giro tremendo.

    Besos y abrazos.

  • Carmen

    Es que así no se llega a ningún sitio. El problema no es el Papa, es el papado. Eso lo he leído muchas veces.

    Por favor, qué tiene que ver el señor Bergoglio con el señor Hessel? Dios santo, vaya una maravilla de documento o lo que fuese aquello.escrito en el momento justo. Por favor. No compare.

     

    A veces creo que nos toman por tontos. Y muchas veces pienso que lo somos.

    Es una cosa alucinante.

    Qué miedo tienen? Exactamente a qué? Si nadie duda de que el Papa actual intenta hacer algo, no sé exactamente qué, pero algo está intentando. El problema es otro. O la iglesia entera va a depender de la visión de una persona , por muy Papa Francisco que sea?

    No les entiendo.

    A lo mejor lo que tenemos que hacer es ver, oí y callar. O intentar no oír y no ver. Más fácil nos será callar. Yo que sé…