¡Cómo me llegan en profundidad estas frases de Andrés! No lo he tratado en nuestras largas entrecruzadas vidas, pero ha sido para mí una gracia haberlo encontrado ya en su enfermedad, de la que brotan asociaciones de ideas y palabras llenas de sabiduría, sobre todo esa palabra terminal, bien dosificada, de amor. Me alegra que haya preferido dejar de tomar medicamentos paliativos porque le intoxicaban y atontaban. AD.
—Parafraseando a L.Wittgenstein, la solución de los problemas especulativos se realiza disolviendo su problemática: se trata de diluir su espejismo en lo existencial, la teoría en la praxis, la idea o idealización en su realidad o realización.
—El problema indefinido de la vida se resuelve así en su finitud (la muerte): el problema final de nuestra existencia se resuelve finalmente en su final (abierto en canal).
—Los problemas eternos del platonismo se disuelven en el tiempo socráticamente (dialógicamente): mientras que el tiempo se disuelve y resuelve en su entrada en la eternidad como trastiempo.
—La clave simbólica de semejante operación disolutoria es el amor que se resuelve disolviéndose en la tierra madre: fructificando simbólica y realmente a través de su disolución amorosa a modo de ofrenda u ofertorio ambivalente a la divinidad del amor (el dios-amor).
—La muerte como inmanencia abierta a la trascendencia: apertura radical.
—La vida tiene la gracia de vivir y la desgracia de morir: la muerte tiene la desgracia de morir y la gracia de no morir más, así pues de transvivir.
—Lo que no tiene solución solo cabe disolucionarlo: disolverlo convenientemente (simbólica o afectivamente).
—La solución por disolución no puede entenderse como disolvencia positivista o nihilista: se trata de una disolución axiológica o valorativa.
—La vida resuelve la trascendencia del nacimiento en el día a día inmanentemente: y la muerte resuelve la inmanencia del morir en la trascendencia del más allá o más acá.
—No hay solución sino disolución final, no queda nada sino la nada salvadora final: como trascendencia simbolizada por el amor humano, sustancia que trasciende sus accidentes.
—La muerte como trascendencia, pero a través de la dura inmanencia del morir: es la ambivalencia radical de nuestra existencia.
—Dioses y mesías, profetas y santos han falsificado la trascendencia como un más allá exterior: pero la trascendencia es el más acá interior de la inmanencia, lo invisible de lo visible (intra-trascendencia).
—La vieja metafísica estudia el ser como lo divino: ontología como teología (onto-teología).
—Nos han engañado o nos hemos engañado: hay que repensar el nirvana de Buda como principio y final de nuestra existencia: el paraíso prenatal o mítico recuperado, el paraíso posnatal o místico cristiano.
—Aún no descansamos pero descansaremos: aún estamos en guerra temporal, pero alcanzaremos la paz perpetua.
—La pregunta ontológica o radical es por-qué hay algo: y la pregunta humana o antropológica es por-qué hay alguien.
—Siempre hay algo/alguien que compensa nuestro sufrimiento: ese algo personalizado es el amor.
—Quizá el darnos ánimo la gente es una forma indirecta de dárselo a sí mismos: ante la adversidad ajena así apropiada.
—En mi niñez Dios era un silencio trascendental que me escuchaba: bañado de incienso.
—Dios mío, ya fui feliz en este mundo: ahora que lo sea el otro.
—La pobreza en nuestras viejas películas, la pobreza de nuestras viejas películas: algunas inolvidables (como Saeta del ruiseñor).
—En lugar de novelones veo filmes: que son novelas filmadas.
—La derrota luminosa de todas nuestras vidas (B.Méndez sobre M.Robison).
—Un día descansaré del todo: yecto y yerto, pero no abyecto.
—La tristeza hace florecer la belleza: la alegría solo la nimba.
—La existencia humana entre el candelabro y el descalabro: entre el candelero y el basurero.
—Soy el equilibrista pos-nietzscheano escapado de la academia: y oscilando entre los contrarios.
—Fumar para ahumar la vida como un salmón: y para fumigar el mundo como una plaga.
—Rememoro el río/ría Nervión como nervatura del viejo Bilbao: y su antiguo vil-vaho rodeado de verde.
—En mi residencia hay un busto indio que expresa en cada situación mi estado psíquico o anímico: compasivamente.
—A cierta edad todos estamos sentenciados: y desahuciados.
—Escudriño lo oscuro del allende sombrío (Unamuno en vela/torio).
—B.C.Han piensa que nuestra sociedad positiva rechaza la negación y lo negativo: por eso recae en el positivismo.
—La sociedad es antinegativa o paliativa exageradamente: yo mismo he tenido que dejar de tomar medicamentos paliativos porque me intoxicaban y atontaban.
—Sin la positividad la realidad no sería sin más: pero sin la negatividad la realidad no sería tal, es decir, real.
—Así que frente al filósofo coreano tampoco se puede renegar de lo positivo: so pena de recaer en el criticismo negativo global, como a veces le sucede a B.C.Han.
—Hay que asumir pues lo positivo y lo negativo como componentes ineludibles del mundo: el bien y el mal, la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, lo derecho y lo siniestro.
—Pero se trata de remediar esos contrarios, implicándolos y articulándolos humanamentre: ello conlleva una política remediadora y suturadora de escisiones psicosociales.
—Precioso el nuevo Himno a la alegría con Brian May (Queen) a la cabeza: una versión solidaria de carácter gozoso-melancólico.
—Un pequeño amor puede ser muy concentrado: y un gran amor puede ser disperso.
—En el cielo nace el sol y en el mar nace la luna, se canta en La llorona: el amor es el sol celeste que riela lunarmente en la mar.
Sólo el Amor puede ser la causa de “por qué hay algo” y de “por qué hay Alguien”…La simple casualidad no explica el Cosmos y lo que contiene…El sentido de la existencia reside en estar motivados hacia el Amor trascendente.. sin éste seríamos como “bronce resonante o címbalo estruendoso” y “si tuviese toda la fe hasta trasladar montañas” pero careciera de aquél, “nada soy”, dice S Pablo. Y continúa:
Y más aún “si repartiere todos mis bienes” y “entregare mi cuerpo para ser abrasado, más no tuviere caridad”, no sacaría ningún provecho ni tendría mérito alguno para ese Amor trascendente que es lo único realmente importante.
Porque solo “parcialmente conocemos”. Pero la ciencia, “se desvanecerá”…Ahora sólo vemos cómo en “enigma, mas entonces, cara a cara”…”entonces conoceré plenamente del mismo modo que fui conocido”. Por eso sólo quedará en pie, acompañándonos en la ruta final, la caridad que es lo trascendente.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Muchas gracias, Atrio, por transmitir el testimonio de AndrésHoy me llega especialmente esto:
Dioses y mesías, profetas y santos han falsificado la trascendencia como un más allá exterior: pero la trascendencia es el más acá interior de la inmanencia, lo invisible de lo visible (intra-trascendencia). Y no me digáis ¿por qué? Porque más claro, agua.
Sigamos confiando en que André, mejor que nadie sabe lo quwe más le conviene. Ánimo. Besos.
Un abrazo atriero enorme y entrañable.
Hola, no sé si sabe quién es Enric Benito.
Eche un vistazo. A lo mejor le interesa.
Un abrazo.
Un abrazo entrañable y agradecido…siempre.
Leyendo estos flechazos del autor de tantas reflexiones que nos hicieron cavilar he recordado que en un museo de Pisa vi un lacrimero, procedente de las excavaciones de una ciudad etrusca datado en 4.000 años, destinado a recoger las lágrimas de familiares y amigos de los fallecidos y enterrados entonces. El dolor de la muerte, su separación de quienes quedan vivos, nació con el ortus soli y persiste tras el crepúsculo a poniente.