Olga Larrazábal me escribe ayer desde Santiago de Chile: Hola Antonio: un año y medio de encierro en solitario y la música ha sido mi salvación. Te deseo un buen tránsito por este camino de desolación. Estamos en la 2ª ola con todas las vacunas al día, pero casi sin ver a nadie con la sensación de ser un corcho flotando en el Océano. Un gran abrazo. Yo hago partícipes de su abrazo y de la música que envía a todos los atrieros. AD.
Gracias amigos, esto del aislamiento me va cortando la capacidad de ser sociable. El 17 de Octubre del 2019, tuve una caída y me azoté el brazo derecho contra las piedras.
Podía manejar muy poco, y estaba con la salud muy estropeada, y me recluí en casa. Me costó un año entero recuperarme de lo del brazo, y el 15 de Marzo del 2020 comenzaron las cuarentenas. Murió un señor muy majo en nuestro edificio, y uno de los Mayordomos, joven de 35años.
Viendo esto de cerca, me resigné a la vida de anacoreta, más bien por la altura que vivo que por la vida religiosa de monja, que no es mi fuerte.
Las aficiones de toda la vida me han acompañado maravillosamente bien. El youtube me ha proporcionado toda la información del mundo. Y la música ha sido mi gran compañera.
He podido rescatar toda la música de mi juventud y la que escuché en mi niñez gracias a la tecnología.
Y la verdad es que no puedo dejar de agradecer la suerte de poder vivir bien en estas horas de soledad e incertidumbre.
Mis hijos están bien, hasta el momento, y las personas amigas que han muerto ha sido de otra cosa y no de covid 19.
No se cuando podre salir de aquí, y volver a contemplar nuestro campo y nuestras montañas, como solía hacerlo
Le tomo fotos a las puestas de sol, que se dan muy bonitas, y trato de tocar la guitarra, hasta donde la mano me acompañe. Tuve que dejar de lado la pretensión de tocar algún Tremolo de Tárrega, pero Maite me sale de lo mas bien.
En nombre tuyo, Honorio, tocaré el Aurresku, ya que no puedo ir de visita por esos valles.
Un gran abrazo a todos, y buena suerte, que la necesitamos.
Ya le enviaré a Antonio alguna puesta de sol para adornar la página.
Atardeceres en Santiago de Chile
Olga: hACE TIEMPO QUE NO SABÍAMOS DE TI. Mis mejores recuerdos desde tu Euskalherría que te queda lejana en el tiempo y en la distancia. Una vez, ¿te acuerdas? estuvimos a tiempo de ponerte un puente o un avión para que llegase hasta aquí. Ilusión perdida…Una pena…
total a ti Pili, siempre. Tu entrega total nos abre el corazón y el silencio habla.
Un abrazo entrañable y enorme, querida Pili. Eres un encanto de personilla, como tú misma dices. En Atrio se te quiere un montón. Besos.
Otro abrazo grande para ti, querida Olga y ánimo. Lo peor para mí de esta calamidad ha sido quitarnos los abrazos y los besos de nuestros seres queridos y los encuentros personales. Esto pasará….
A mí tu imagen del corcho flotando me ha recordado a Pablo d’Ors
”No hay que nadar en contra de la corriente de la vida, sino a su favor. Ni siquiera hay que nadar. Basta abrirse de brazos y dejarse llevar. Cualquier orilla a la que esa corriente te lleve es buena para ti: eso es la fe.”
(“Biografía del silencio”)
Ay, Olga.
No veas cómo te entiendo.
Está siendo duro.
Un abrazo
La Naturaleza con su “susurro musical” de fondo también nos abre a espacios inmensos y no muy lejanos:
Que lo disfrutéis. Un abrazo atriero.
¡Gracias Asun!
Profundo momento de quietud ante una entrega total.
Un abrazo entrañable y agradecido.
Me equivoqué de sitio, al ser una respuesta a nuestra querida Pili, atriera cien por cien. Ahí va:
Mi Total agradecimiento, a ti Pili, siempre. Tu entrega total nos abre el corazón y el silencio habla.
Un abrazo entrañable y enorme, querida Pili. Eres un encanto de “personilla”, como tú misma dices. En Atrio se te quiere un montón. Besos.
Muchas gracias. Recibido el gran abrazo de nuestra querida Olga y magnífico el vídeo, música y letra. Dando gracias siempre…sonriendo al Espíritu que nos acompaña…
Besos a montones al otro lado del Atlántico y muy cerca del Pacífico.
¡Hermoso, gracias Olga!
La música, también para mí es vida.
Gracias por acordarte de esta familia de Atrio.
Un abrazo entrañable y agradecido.
Me has recordado, Olga, aquella Navidad en que escuhé en RNE por primera vez algún villancico de Los Fronterizos. Recuerdo especialmente el de “Los reyes magos”.
Después, gracias a un cura que había estado en Copiapó, llegaron Los Huasos Quincheros, Los de Ramón, Los Cuatro Cuartos…
¡Cuantos recuerdos!
Repito: ¡La música es la vida misma de quienes caminan!
Gracias, un abrazo entrañable.