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23 comentarios

  • M.Luisa

     

     

    Precisamente la deliberación hace imposible los dogmatismos  y en este sentido bien podría decirse   que deliberar es  lo que en forma de debates hace tiempo estamos llevando a cabo aquí,   aunque yo diría que no de manera amplia porque  deliberar lleva a comprometerse uno/a con  el diálogo mismo  y esto que puede implicar algún riesgo puede   a la vez, por coraje,  significar  el lugar propio donde    se descubre el carácter enriquecedor  del mismo.

    En el proceso deliberativo  liberamos  las cosas de allí donde   al definirlas  las habíamos encerrado.

     

  • Isidoro

    El magnífico artículo de Eloy, y los comentarios subsiguientes, nos hablan de la dificultad del diálogo.

    Y no es extraño, que así suceda. El médico, psiquiatra y filósofo zubiriano, Diego Gracia, nos señala:

    “Para poder deliberar, para no ser integrista, se requiere un psiquismo bastante sano. Se requiere airear el inconsciente, y ser capaz de controlar la angustia que a todos nos produce el hecho de no tener toda la razón, y de pensar que el otro puede tenerla también.

             Eso genera angustia, y ése es un sentimiento inconsciente que desencadena mecanismos de defensa del yo, como la negación del contrario o la agresión.

             Ello impide un diálogo verdadero, que consiste, en primer lugar, en escuchar al otro, y en segundo lugar, en admitir que puede tener razón, y que su punto de vista me puede enriquecer”.

     

    Antes, en los tiempos de Aristóteles, una persona podía contener en su cabeza, el modelo del momento, de la realidad.

    Hoy el conocimiento ha crecido tanto, mucho más que la evolución funcional de nuestra mente, que para conseguir mantener un modelo unitario de la realidad, necesitamos utilizar unos interfaces intermedios, que son las ideologías.

    Y eso implica siempre una “importante carga de distorsión de la realidad, que se ha infiltrado hasta tal punto en nuestra forma de concebir el mundo y las relaciones humanas, que nos termina conduciendo inexorablemente a cometer mil y un disparates”, (Raj Patel).

    Y esa intermediación de las ideologías, (como sistemas comunales de conocimiento), en el diálogo, lo entorpece y dificulta enormemente.

    Porque una ideología es una creencia, (hablamos de conocimiento indirecto, heredado, tribal), mientras que el conocimiento directo, es percibido, intuído, personal.

     

    Si la confrontación de ideas es sobre conocimiento directo, es más fácil el respeto mutuo, y la relativización de nuestra percepción: (yo esta flor la veo azul – pues yo la veo verde).

    Pero si de lo que se trata la confrontación es de ideologías, conocimiento indirecto, tribal, entonces estamos ante un conflicto de creencias tribales, y eso es mucho más serio.

    Ahí entra en juego, la profunda necesidad atávica de pertenencia a un grupo o tribu, (en este caso cultural), como muy bien citaba el otro día Javier Peláez, a Simone Weil.

    Y ahí ya nos jugamos mucho más que una mera discrepancia de percepción de la realidad, sino nos jugamos la seguridad existencial de la persona. Y ahí nos embolicamos y nos ponemos muy serios.

     “Toda ideología desarrolla todo un sistema de defensa, basado en falsos silogismos, y en pruebas espurias, para proteger de cualquier desviación, a  su canon, como su bien más preciado, y esto es el mayor impedimento para la libertad y la crítica.

            Al encerrar el razonamiento, en la jaula de la norma, y echar a perder la capacidad autocrítica, nuestra visión del mundo queda contaminada, y consecuentemente, falseada”. Anthony Ashley-Cooper, S. XVII.

    • ELOY

      Muchas gracias por tus comentarios Isidoro.
      Es verdad, como señalas, que cuando pasamos de unas creencias ( o realidades) “cerradas” o “establecidas” y nos encontramos con planteamientos ( o realidades) que, como se dice vulgarmente, “nos rompen los esquemas”, entonces Todo nuestro ser se conmueve y podemos llegar (de hecho llegamos) a sufrir mucho, a no querer saber, a intentar olvidarnos o a menospreciar sin más lo nuevo que nos llega.

      Pasado el trance, o uno de los trances, según cual fuera el resultado de nuestras inquietudes ( o incluso el trauma) , nuestro espíritu puede calmarse y contemplar la realidad con nuevos horizontes que no tienen porque ser necesariamente radicalmente contrarios a los previos.

      No sé si viene a cuento , pero tengo a la vista mi desvencijado libro de Filosofía del curso que se llamaba “Preuniversitario”.

      En cada materia había temes específicos. En Geografía e Historia: la Hidrología de España; en Latín : Ab Urbe Condita, de Tito Livio; en Filosofía: La libertad.

      Trabajamos “La libertad” en el libro editado por Doncel y de tres autores: Eugenio Frutos Cortés, Torcuato Fernández Miranda y Ramiro López Gallego.

      El tema daba para plantearse muchos interrogantes vitales.

      En la página 119, leo:
      “Ahora bien, si los mismos valores que consideramos absolutos son creación del hombre, si las mismas formas de vida religiosa lo son también, en realidad el hombre puede hacerse lo que quiera (…)”

      El libro lleva fecha de 1960 ¿hasta que punto el simple planteamiento de estas cuestiones no removía nuestros jóvenes espíritus?

      Estábamos en 1960 y en España, ¿ que contrate encontrábamos con lo que tratábamos en el aula, nuestras propias convicciones y la realidad circundante?

      (Guardaré ahora el libro cuidadosamente porque realmente esta destrozado: cuando aprobé el examen final de preuniversitario, bailé sobre él,pues, iluso de mí, pensé que me había librado de la “filosofía” para siempre)

      • Isidoro

        Amigo Eloy, tu referencia al Preuniversitario, me ha traído viejos recuerdos.

        Fíjate que en el curso 62-63, mi hermana que iba un año antes que yo, las asignaturas, todavía tenían temas específicos, como preparación para la Universidad, en la que se suponía, que se realizarían investigaciones especializadas sobre temas concretos, (algo así como mini tesinas).

        Pero al año siguiente, 63-64, alguna cabeza pensante del Ministerio, decidió dar marcha atrás en esa novedad, y se volvió a la asignatura, normal, con un temario general de conocimientos sobre la asignatura.

        • ELOY

          Sí, eran tiempos de cambios.
          En 1965 “cayó” el SEU.
          En 1968 hubo un tumultuoso Febrero compostelano, antes del Mayo Francés.
          Por otra parte añado a lo dicho antes , que en Literatura tuvimos que estudiar el “Polifemo” de Góngora.
          Comienza diciendo ( cito de memoria)
          “Estas que me dictó rimas sonoras // pulcra sí, aunque bucólica Talia // …
          Gracias

  • carmen

    Posiblemente esté equivocada porque tengo la impresión de que no he entendido muy bien de qué va este blog.

    Creo que hay como dos aspectos diferentes. Uno es hablar por hablar. Que me encanta. Y aprendo mucho. Por lo que leo aquí y por lo que despierta mi curiosidad y busco por mi cuenta.

    Y hay otro aspecto que es en el que los participantes nos enzarzamos. El papel que cada uno piensa que debe de desempeñar la iglesia en la actualidad. Porque eso lleva consigo un replanteamiento de , pues de cosas muy importantes que jamás se habian cuestionado hasta hace pocas décadas. Porque, por ejemplo, Jesús es Dios o no es Dios, eso no se queda solo en una opinión personal, eso trae unas consecuencias enormes. Y de ahí que las personas argumenten una y otra vez en la misma línea. Insistiendo en los planteamientos. Una vez y otra y otra… porque hay mucho en juego. Y aquí nadie da puntada sin hilo.

    Pero hay personas que se aburren. Pues piensa lo que quieras…a mí me da igual, yo pienso lo que quiero y andando. Y es cierto. Allá cada cual. Pero tomar una postura u otra no da igual. En absoluto.

    Y otro tema de fondo es el apoyar o no la acción del Papa actual. Ahí también hay dos posturas. Y además irreconciliables.  Es muy interesante, porque unas personas lo apoyan a tope porque están convencidos de que es la mejor solución posible. Otros lo detestan porque piensan que va a destruir a la iglesia con tanta apertura. Otros no lo resisten porque no se fían un pelo. Y otros ni se plantean cuestionarlo porque, bueno, está claro, es el Papa. Punto.

    Y ahí es donde las cosas se lían.

    Creo, me parece, es lo que he observado.

    Pero a lo mejor no es así.

    No sé.

    De todas maneras me he prometido a mí misma no hablar más del tema de la iglesia. Es cierto que siempre repito lo mismo. Al igual que los demás también repiten lo mismo. Cansancio? Pues depende de la importancia que le des a la institución de la iglesia. Institución. Insisto. Institución. Personalmente creo que tiene una influencia enorme en la sociedad y que es urgente una reforma. Pero es que puedo estar equivocada y lo más razonable es dejar correr el agua. Que las cosas fluyan, como se dice ahora. Y que cada comunidad vaya a su aire. Pues bueno. Pero hay una única posición oficial. Entonces? Pues está claro para algunos bastantes, pues ni caso.

    Y a lo mejor tienen razón. No lo sé. Así que, a mí aire, aunque a veces sin darme cuenta diga algo, no tengo intención de meterme a tope otra vez. No me merece la pena.

    Que todo fluya, hermanos, hermanas, que todo fluya.

    Y ya está.

    Buena tarde.

  • Asun Poudereux

    Aceptar que generalmente no nos educaron a los setenteros en el diálogo abierto no debiera ser una excusa a la dificultad que a veces se presenta de modo infranqueable. Hay que seguir intentándolo con esperanza y confianza en cómo estamos hechos.

    Sobre la repetición constante del discurso en Atrio no sabría decir la razón exacta, Pilar. Como broma, diría que se recibe comisión desde la ideología de fondo que lo promueve. A más, más.

    Lo expuesto por Eloy en su comentario me ha llegado de lleno. En todo grupo social y familiar se producen momentos difíciles creando digamos desencuentros, crisis de las que se sale fortalecidos en la unión y en despliegue de creatividad interrelacionada.

    Cuántas veces los silencios dicen más que las palabras y al revés, las palabras en un momento de madurez y necesidad valen siempre la pena, aunque no se perciba enseguida.

    El sentido del humor hacia uno/a mismo/a también ayuda a dialogar sin obcecarse; así como el ser consciente de lo inconsciente que actúa en cada cual, tú, yo, él, ella….. Y claro, que nadie es perfecto.

    Ponerse delante del ordenador no da derecho a no verse en el otro. En todas las personas estamos, a pesar de que no nos damos cuenta.

    Y estoy deseando que empiece la primavera. Mejor dicho, que sienta ganas de dedicarme a cuidar a las plantas de lleno. Y en ese diálogo con la naturaleza entera me doy cuenta de lo mucho que estamos en conexión unos con otros, gracias a la vida, la Vida que hace todo posible y que no se puede atrapar y menos modelar según mis deseos.

    Gracias a todos. Besos.

    • ELOY

      Veo que manifiestas que el tema te ha llegado de lleno.Te agradezco tu interés, como al resto de los contertulios, por la cuestión planteada Comparto últimamente mayor interés por las plantas, aunque siempre lo tuve por el campo y por el mar; pero las plantas de terraza o en casa también llaman ahora mi atención. Estoy deseando que me llegue la vacuna y desde luego poder disfrutar la primavera. Gracias.

      • Asun Poudereux

        Coincidimos, Eloy, en cuanto al campo. Los montes, los ríos y el cielo no dejan de asombrarme. Respirar, andar y observar. El mar del Levante me baja demasiado la tensión. No así el gallego. Mi diálogo en silencio con las plantas y árboles como con la tierra en la que enraízan y las da vida me entusiasma. Sin tele ni radio el tiempo pasa sin darse una cuenta. El cerebro se reajusta y el corazón no deja de latir juntos.

        Sigamos animosos alineados a la vida dialogantes.

  • M.Luisa

    El tema de este artículo, que nos comparte el amigo Eloy, para mí es una ayuda que puede hacer comprensible aquello a lo que me refiero cuando tanto insisto en la necesidad de  ir  más allá del mero sentido de las cosas, es decir ,de sólo aquello  que para  nosotros pueden significar, en cuyo cerco,  nuestro hablar,  no puede dar  más que opiniones.

    Si hemos de tratar de la riqueza del habla,  ésta habrá que nutrirse  de la rica profundidad  de las cosas allí donde, en verdad, se nos muestra la realidad de ellas   y al mismo tiempo nos revela la nuestra propia que es en donde se da el verdadero encuentro interpersonal, en el razonamiento de las casas.

    Ahora bien,  es evidente que para tal hondura las  redes sociales no sirven, de ahí  el escepticismo  de David Rieff sobre las mismas. Pero por otra parte creo que él se equivoca cuando dice que lo que triunfa en  las redes sociales es la subjetividad absoluta.  Creo que no,  ojalá fuese esto   porque  en cuanto absoluta la subjetividad   es algo abierto susceptible de cambios en la manera de pensar y por tanto    una llamada a las profundidades del pensamiento.

    Creo más bien lo contrario, es decir,    que a lo que se le otorga  a las redes sociales carácter de triunfo   son a las meras  opiniones  de cada cual dotándolas  de valor absoluto   y reduciendo en la opinión  todo lo que puede  dar de sí  en libertad   el habla,  es triste, pero  con la opinión dada parece  como que ya no haya nada más que hablar.

     

    • M.Luisa

      …se entiende que en el segundo párrafo lo que quise escribir son “cosas” y no casas, gracias

    • ELOY

      Gracias M. Luisa, sabes que siempre te leo con interés.

  • ELOY

     
    Muchas gracias Isidoro, Juan A. Vinagre Oviedo, mª pilar, Asun Poudereux, Javier Peláez y carmen.
     
    Os agradezco vuestro comentarios que he leído reposadamente, con interés y creo que con provecho.
     
    Si estuviésemos en un diálogo personal podríamos ir comentando los matices de cada una de vuestras intervenciones, pero no siendo eso posible ahora, quizá podemos centrarnos en las dudas o preguntas que planea mª pilar en su comentario, donde dice:
     
     “Quizá mi actitud no es la correcta, pero no encuentro otra más positiva. // Lo siento, porque esto demuestra mi incapacidad de diálogo, que nos acerque a un buen resultado para todas las partes. // Acepto…pido… una ayuda por su parte por favor.”
     
    Por mi parte una pobre ayuda que puedo prestar es poner sobre el tapete mis propias dificultades y dudas sobre el diálogo.
     
    He de recordar que hubo un tiempo en que el tránsito de la conversación por Atrio era, en mi opinión, más difícil que ahora. Algunos temas o datos se rebatían en tono que podría llegar a interpretarse sin duda como ofensivo y pudiera , en algún caso, que el objetivo era dejar en mal lugar al interlocutor, más que intercambiar pareceres con él.  Creo recordar que algunos tertulianos se dieron de baja y yo mismo tuve dudas muchas veces de entrar en determinados debates por temor a salir “escaldado.”
     
     El diálogo no es fácil. Llegar a él quizá no es fruto de aceptarlo como axioma, sino de un proceso de descubrimiento de su necesidad vital y de un doloroso ejercicio de aprendizaje, más o menos largo.
     
    En el diálogo no se trata sólo de “razones”, sino también de ” “sentimientos”, “hábitos” e incluso de “intereses” , conscientes o inconscientes.  
     
    En la práctica, quizá una y otra vez podemos vernos sorprendidos y desconcertados, cuando , más allá de nuestra voluntad, “algo” falla en el intento de dialogo que pretendemos y que circunstancialmente podemos vitalmente necesitar.
     
    Mantener una “tendencia” hacia el dialogo – la perfección quizá no es posible –  no es fácil y requiere cierta fortaleza interior. reflexión , humildad y esfuerzo. ¡No siempre podemos estar a la altura!. ¡es una virtud a desarrollar!
     
    El mismo esfuerzo que requiere mantener la democracia, la paz social y la paz familiar, que es mucho decir.
     
    Pero el planteamiento de esperanza en el diálogo,  es decir , el planteamiento “utópico” sigue, en mi opinión,  siendo válido y los fracasos, a veces traumáticos, no deben hacernos caer en la tentación de cercenar las posibilidades de seguir intentándolo.  
     

    • mª pilar

      ¡Gracias Eloy, de corazón!

      Lo intentaré una y otra vez, mi problema es:

      “Anta la repetición una y otra vez…sobre un tema…sin aportar nada nuevo”.

      ¿Es posible un acercamiento?

      Gracias de todo corazón por responderme, me ayuda y hace mucho bien ha mí interioridad personal.

      Un abrazo entrañable.

      • ELOY

        Gracias a ti.
        Arrieros somos todos y en el camino estamos … ánimo. Pero sin angustias, no podemos hacer todo lo que queremos, y menos cuando se trata de relacionarnos con otras personas, porque mucho depende también del “otro”.

  • carmen

    Pues sí Eloy.

    No hay otra. Cómo si no?

    Estoy harta de tabúes, de esto sí, pero esto no. Eres tonta por hablar de esto, eres una ingenua por hablar con esa persona, no te das cuenta de que es inútil?  Hay que guardar silencio, así no te equivocas…

    Uf, de verdad. Así es imposible avanzar. Y tenemos que seguir avanzando. O nos instalamos en el eterno lamento ? Y cómo se avanza si no empezamos por decir claramente lo que pensamos? Sin miedos, sin prejuicios, sin pensarnos mejor que otros porque el grupo al que pertenezco tiene la verdad, porque cómo voy a hablar con esta persona? Quién es? Qué estudios tiene? Qué libros ha publicado? En qué editorial? Eso de la editorial es muy importante, porque ya sabemos qué no es lo mismo una que otra…

    Uuuuuufffffff

    Qué anguuuuusssstia.

    Y como contrapeso a este clasismo ahí están las redes. Madre miiiiiiia. Menuda locura. O entra ahí gente que sepa pensar y aprende ese lenguaje totalmente nuevo o la desinformación va a ser, ya está siendo brutal. Pero son despreciadas por muchiiiiiisimas personas. Menudo error.

    No pertenezco a ninguna red social. Me asustan. Pero no es mi época. Si ahora tuviese treinta años entraría a tope a presentar batalla. Ya se darán cuenta. Porque las redes son como son porque así las han construido quienes las utilizan, pero se pueden utilizar de otra manera, e idear otras nuevas.

    En fin. Todo está cambiando. Depende de las nuevas generaciones la dirección que se tome. Porque la historia no está escrita, se escribe día a día.

    Me ha gustado mucho lo que has dicho.

  • Javier Peláez

    Yo soy partidario de hablar con la gente que no piensa como yo…De hecho muchas veces he estado rodeado de gente que no piensa como yo…Lo cual quiera decir que:a)Soy original.b)Me gusta polemizar.c)Estoy como una puta cabra…A las redes sociales no se va a hacer amigos…Yo en la vida ordinaria tengo amigos de todas las ideologías (hasta votantes de Vox).En las redes sociales harán amistades los jóvenes…Yo uso Twitter y me resulta completamente imposible contestar…Hay veces que yo bloqueó porque es que alguna gente se cree que es WhatsApp…Luego desbloqueo…Es imposible entenderse con determinada gente porque hay gente que,aparte de que se toman demasiado en serio las opiniones ajenas y las propias,las opiniones que emiten obedecen a consignas partidarias….Ahora las redes nos entretienen,nos informan y por lo demás podemos opinar….

  • Asun Poudereux

    Eloy, gracias enormes, por este contenido que nos transmites. Ya el título me ha encantado. Y el final, no digamos.
    También las aportaciones de los diferentes comentarios merecen todo nuestro agradecimiento y respeto.

    El objetivo del diálogo auténtico no está tanto en las actitudes, que sin duda son básicas para que se produzca el intercambio, sino en lo que beneficia a todos, no me refiero a los interlocutores, dos o varios, va mucho más allá y acá en amplitud y hondura.  Toca directamente a los problemas e intereses de toda una comunidad en sus distintas necesidades y urgencias.

    Es banalidad y mucha pérdida de tiempo alejarse del fondo de esa riqueza que se pretende, si se intenta imponer y rechazar sin apertura mínima de respeto y escucha a los demás. Lo que muestra también que la persona ni siquiera es capaz de dudar de sí misma, por temor a mirar de frente a su inseguridad siempre latente y universal, es decir, de la que nadie se libra.
     
    De la otra persona, sintiéndola no-otra, no me cabe duda, que siempre se aprende. E incluso aquello que nos y me repele, está y estaba ya dentro de nosotros, de mí. Aquí apunto a la humildad como el agua que empapa y apenas se nota, y, sin embargo, tan necesaria tenerla presente, en todo aprendizaje consciente y trabajo coherente consigo.

    Los diferentes modos de mirar al mundo no son para excluirse unos a otros, sino que se puedan complementar en lo mejor de ellos.
    Soltar amarras une en la diferencia y enriquece en la diversidad más y más.

    Un abrazo amistoso y con cariño.

  • mª pilar

    Muy interesante esta exposición de nuestra capacidad de:

    “Respetar al que no piensa como uno mismo”

    Copio:

    Respetar significa también no “avasallar” con argumentos, ni intentar “convertir al otro” a nuestro punto de vista, aunque sí es importante exponer nuestro punto de vista y nuestro desacuerdo lo más nítidamente posible. Persuadir y dejarnos persuadir.

    Sucede en muchas ocasiones, que lo que se dice es… una constante repetición…del pensamiento personal…no…para intentar la comprensión, sino para hacerle “caer” en la cuenta de que está equivocado, y eso le llevará por caminos que terminarán en “tragedia”.

    Exponer nuestro pensamiento es bueno y necesario, tanto, como intentar comprender a la otra parte. Y sucede una cosa en este camino que resulta muy molesto:

    “La ratificación de ¡mí! manera de pensar una y otra vez” No hay experiencia de vida dentro de esa constatación, sino un no “bajarse de su burro” porque los demás caminos están equivocados.

    Cuando los diálogos son:

    “Un simple tira y afloja” para decirle ha las otras personas, que se equivocan; no hay manera de arreglar ningún desacuerdo y poder llegar así a una comprensión de la otra opción.

    En Atrio, nos está sucediendo algo parecido; hay art. que despiertan tal cantidad de comentarios, que al final…al menos personalmente…dejo de leerlos porque no aportan nada nuevo, ni la posibilidad de llegar a la comprensión de la otra parte.

    Quizá mi actitud no es la correcta, pero no encuentro otra más positiva.

    Lo siento, porque esto demuestra mi incapacidad de diálogo, que nos acerque ha un buen resultado para todas las partes.

    Acepto…pido… una ayuda por su parte por favor.

    Un abrazo entrañable.

  • Juan A. Vinagre Oviedo

    Gracias, Eloy, por esta interesante reflexión, que comparto. Mientras estemos abiertos a mirarnos sin prejuicios excesivos y a escucharnos, aprenderemos. El problema surge cuando nos encontramos con un fanático, dirigido en su conducta por el paleocortex (disculpen esta expresión que puede parecer pedante), que no acepta escuchar ni está dispuesto a aprender de otros. Y surge porque su postura, quizá sin ser muy consciente de ello, no es racional, sino visceral… ¿En estos casos qué hacer? Quizá lo más razonable sea no perder la esperanza de que un día “entre en razón” ( y yo con él) y nos escuchemos… Y en función de esa esperanza, cabe el intento de diálogo, no una vez, sino hasta setenta veces… Al menos en materias fundamentales que nos condicionan, y mientras haya un mínimo respeto. Con el diálogo, si no es ingenuo, se aprende siempre, o casi siempre; al menos en el terreno psicológico uno puede bucear y aprender procesos -y descubrir rasgos- que caracterizan o conducen al fanatismo… El diálogo puede ser una gran clase de aprendizaje y de maduración… Como todos sabemos, sin diálogo no resulta fácil convivir…

    Termino: Como el diálogo auténtico no es fácil, pues requiere un mínimo control del ego y de emociones ciegas -cosa que en algunos campos personales no resulta fácil discernir bien-, necesitamos una buena educación en el conocimiento y superación de egos sutiles y en habilidades sociales…  ¿La postura más sabia es la que duda de uno mismo, convencido de que necesita abrirse para aprender?

  • Isidoro

    Dice Eric Fromm que “la mayoría de la gente, no advierte que la mayor parte de lo que cree verdadero y evidente, es una ilusión producida por la influencia sugestiva del mundo social en que vive”.
     
           Si hay algo que nos cuenta entender es esa influencia sugestiva en el pensamiento individual, del entorno social-tribal, en el que vivimos.
     
         Si existe algo aparentemente, más independiente e íntimo que nada, es la figura del pensador objetivo y honesto, que está solitario ante el papel o el ordenador, en la soledad de su habitación.
     
         Pero esa es una falacia enorme que nos arrastra e intoxica. Como dice David Rieff, (el hijo de Susan Sontag): “El pensamiento “débil”, tal y cómo lo acuñó Kundera, es cuando defiendes una opinión, porque te hace pensar mejor de tí mismo”.
     
         Uno en la soledad de su habitación, puede dejar fuera el ruido, las distracciones, etc., pero no puede evitar portar consigo sus necesidades existenciales, entre las que destaca la reafirmar su autoestima, acechada por las inseguridades múltiples que la amenazan.
     
     
        La ilustración moderna, hija de Descartes, creía en el desiderátum del buen discernimiento, para lo que bastaba que uno se concentrase y se ilustrase sobre todo.
     
           Pero la postmodernidad, hija de la psicología moderna, lo que significa un conocimiento más ajustado de nuestra realidad, sabe que estamos prisioneros de nuestras deficiencias estructurales y de las inseguridades que nos ocasionan.
     
        La mente humana, está diseñada evolutivamente, no para conocer fácilmente la verdad, sino para conseguir mantenerse en pie, y que nuestros trozos no se desperdiguen demasiado.
     
     
        Dijo Pilatos delante de Jesús: ¿Qué es la verdad?. Y entonces Jorge Wagensberg, en forma de holograma viajero en el tiempo, le respondió:
         “La verdad en ciencia es, sencillamente, la alternativa más probable, compatible con las evidencias disponibles”.
     
        Esa es la única verdad que está a nuestro alcance. Y no es poca cosa, sobre todo si se la compara con las falsas verdades de relumbrón, que son como un sucedáneo kitsch, un quiero y no puedo, un Rólex de 20 euros, un anillo de oro del malo, de un oro de tontos.