Ante la próxima aparición del número 285: Verdad y Posverdad
en colaboración con otras instituciones italianas,
organizó el miércoles 26 de Marzo un encuentro sobre el tema:
Los intervinientes son autores del referido número:
- Antonio Cecere, desde Roma
- Teresa Forcades, desde Montserrat
- Salvatore Patriarca, desde Roma
- Introduce y modera: Cristina Guarnieri
Puedes acceder a toda la sesión grabada, en este enlace:
https://vimeo.com/515284763/573f25cb36
Nos vemos, Rodrigo! !Qué casualidad! Gracias, Duato. Echo de menos al diácono tupamaro. !qué tiempos aquellos!
Lo coloco aquí, porque algo tiene que ver con la verdad y la posverdad. El caso del Vaticano por el escándalo del llamado Palacio de Londres (acusación contra un corredor de bienes inmuebles británico por operaciones sospechosas de corrupción para la adquisición de un inmueble de lujo en aquella ciudad) sigue desnudando a la Secretaría de Estado Vaticano. La justicia británica determina que la investigación de los fiscales vaticanos está tan llena de tergiversaciones, que analizadas llevan a concluir que nunca tuvieron un caso real contra el corredor inmobiliario. Peor aún, ponen en evidencia que todas las operaciones acusadas de corruptas, fueron aprobadas y firmadas personalmente por Parolin, Secretario de Estado del Vaticano. https://www.religiondigital.org/vaticano/Justicia-britanica-Parolin-compraventa-Londres-sloane-avenue-becciu-vaticano-torzi_0_2326267352.html Hoy Francisco inuguró el Año Judicial en el Vaticano, con un nuevo llamado a la transparencia en el manejo de las finanzas de la iglesia. Voz que clama en el desierto, al parecer.
https://www.religiondigital.org/vaticano/Justicia-britanica-Parolin-compraventa-Londres-sloane-avenue-becciu-vaticano-torzi_0_2326267352.html
Tienes toda la razón, Rodrigo. Toda. Me dolió enormemente esta noticia de la resolución de la justicia británica. Por todo lo que significa. El hecho de las débiles señales de cambio que se están produciendo en la economía de la Santa Sede (ver sobre esto el Informe Especial que ha publicado Iglesia Viva en su último número) no aminoran la hipocresía que parece impregna siempre el lenguaje vaticano, incluso las mismas palabras de Francisco que no es radical en estos casos. Este lenguaje funciona así:
Pes no. Este lenguaje ya no vale. Y además la justicia británica le ha sacado los colores al Vaticano: “a dónde va esa querella? Los responsables están dentro de la actual estructura vaticana”. Ese sacar provecho siempre de operaciones financieras es nefasto, alianza con el capitalismo que mata. Hace más de cincuenta años me di cuenta de eso en la práctica administración de mi diócesis cuyos responsables está en proceso de canonización. Y daré testimonio de ello algún día.
Una suerte escuchar ayer,26, el debate a tres entre dos filósofos italianos y Teresa Forcades sobre verdad y posverdad. Seguro que cogí el rábano por las hojas, pero me atrevo a echar mi cuarto a espadas en el tema.
Apuntado queda que me sonaba un poco en lejanía lo de Ortega y Gasset. “yo soy yo y mi circunstancia”. Porque ya antes de Ortega lo decía el refranero español: “las cosas son del color del cristal con que se miran”, o algo así. Y es verdad, un “occidental” no ve las cosas como las ve un chino, un bien alimentado no las ve igual que las ve un muerto de hambre ayer, hoy y mañana y por los siglos de los siglos.
Y claro, aristotélicos y platónicos y neoliberales o infectados por ese virus no hay manera de que interpreten los hechos y las realidades como Confucio, Buda, Gandhi, Mandela o el Che, o el Papa Francisco.
Bueno, debo admitir que durante el debate, tanto los dos profesores italianos como Teresa aludieron varias veces a la Ilustración, pero lamento de menos un algo de admiración elogio a esa etapa de la cultura europea que echaron por tierra pontífices, monarcas borbónicos y de toda Europa, y otros criminales de la cultura europeo-occidental.
No, la cultura china no estaba invitada a este téte-à-téte. La Ilustración, Voltaire, Montesquieu, el jesuíta aquel que logró dialogar con los sabios de Pekín y la corte imperial china, no habían sido convocados.
Y resulta que mientras en clave occidental se debatía sobre el INDIVIDUO, entre los confucianos y todos los chinos se impone desde milenios atrás la sagrada figura de la comunidad; y mientras en clave papal y trumpista o como lo digamos se hablaba de Dios trino y unico, que se hizo hombre en Jesús, los confucianos y los chinos ver a Dios, al único Dios verdadero, en todo ser humano sin excepción. Algo que Jesús de Nazaret convertía en aquello de que “lo que hicisteis con el más pequeño de los seres humanos, conmigo lo hicisteis.”
Y en China, en pocos años, al día siguiente de espantar el opio y eel colonialismo europeo occidental, y el sovietismo estalinista, se pusieron manos a la obra en asegurar a todo ciudadano una buena alimentación, a abrir a todos los jóvenes las puertas de la universidad, a comerciar intercambios culturales y económicos con Africa entera, a enlazar acuerdos de colaboración económica y demás con ese Tercer Mundo que tienen a las puertas…
Y Leibniz, y Voltaire, y Diderot, esperando a que Europa y Occidente abandonen de una puñetera vez ese insultante apelativo de TERCER MUNDO que nos llama en Arguineguín, en Turquía, en Arabia Saudí, en la frontera mejicana.
Señores de verdad y posverdad, salten fronteras, dinamiten aduanas intenten dialogar con africanos sabios, que también los hay, y con ojos rasgados, y místicos indios muertos de hambre que se tumban sobre colchones de espinas punzantes.
Yo les invitaría a una “Moncloa” que hemos montado aquí en Amorebieta, Vizcaya, viejos emigrados de Olivenza, frontera con Portugal por el lado de Extremadura, hijos de fusilados de la guerra civil que no fueron a la escuela, como no fuese a cantar el Cara al Sol y aprender el Padre nuestro, cuyas madres abortaron porque les llegó la hora de parir cuando andaban escardando los campos de trigo de los terrateniente y se les murió la criatura y se murieron ellas, porque solo podían llegar a casa con un burro y el camino era demasiado largo.
!Vuestra verdad no, nuestra verdad tampoco, vayamos a buscarla todos unidos en buena hermandad!.