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Feminismo y femenismo: Igualdad y disidencia

Que nada nos defina
(Simone de Beauvoir).

     La eclosión del feminismo es la gran aportación sociocultural de nuestros tiempos, puesto que significa el comienzo de la liberación de la mujer de las viejas cadenas patriarcales. Es la emancipación de la mujer del poder masculino, en nombre de la propia potencia femenina, tratando no solo de subvertir el dominio del hombre sobre la mujer, sino de empoderarse o acceder a su poderío desbancándolo. En el feminismo actual ha vencido la búsqueda de la igualdad con el varón, de modo que el feminismo igualitario ha desplazado al feminismo diferencial o de la diferencia entre hombre y mujer.

      El feminismo político de la igualdad entre la mujer y el hombre ha barrido al feminismo cultural de la diferencia entre el hombre y la mujer, sin duda porque la tradición patriarcal ha usado esas diferencias ideológicamente para someter a la mujer y encumbrar al hombre. Pero el feminismo agresivo de la igualdad corre el peligro identitario de igualar a la mujer con el hombre, hasta el punto de identificarse con el rol o papel prepotente de este en la sociedad. El resultado sería una mera inversión de roles o papeles que deja el poder idéntico o igual, cambiando meramente sus portadores: quítate tú que me pongo yo.

      Ahora bien, la propia mujer tiene que deconstruir la idea del poder encaramado por el varón. Para ello hay que afirmar una igualdad social entre la mujer y el hombre, pero también una cierta o incierta diferencia psicológica complementaria entre el hombre y la mujer, lo masculino y lo femenino, lo patriarcal y lo matriarcal. No se trata de una diferencia esencial sino existencial, no real pero sí simbólica o surreal. Una diferencia entre lo masculino y lo femenino que por cierto no debe resolverse por su separación u oposición, sino por su complicidad en su mutua horizontalidad e interhumanidad. El peligro de la igualdad total lleva a un identitarismo que suprime la diferencia como positiva disidencia.

      La diferencia o disidencia más obvia y polémica de la mujer es su procreatividad matriarcal, la diferencia o disidencia más obvia y polémica del hombre es su productividad patriarcal. Pero matriarcal y patriarcal son límites o fronteras que deben transitarse mutuamente hasta alcanzar la Fratria, el fratriarcado/soriarcado, así pues la re-mediación de lo matriarcal y lo patriarcal en la común humanidad del hombre/hembra. Frente a nuestras sociedades modernas, todavía algunas viejas sociedades como la guajira, tienen una estructura real patriarcal, pero una urdimbre simbólica matriarcal, hasta el punto de que su lengua usa el género inclusivo en femenino, usando “nosotras”en lugar de nosotros.

      Yo mismo pienso que en la historia de la humanidad ha habido una inflación de lo masculino y el masculinismo frente a lo femenino y el femEnismo, al que se ha impuesto en definitiva por la fuerza bruta del varón. Por eso mantengo que debería defenderse un auténtico femEnismo o proyección de lo femenino frente al machismo todavía vigente y rampante. Ello evitaría pensar el feminismo actual como un masculinismo o machismo simplemente del revés. El auténtico feminismo tiene que apoyar a la fémina, pero no en nombre de lo masculino y su masculinismo, sino

en nombre de lo femenino y su femEnismo disuelto y resuelto, encarnado, en un fratriarcalismo radical.

      Un tal fratriarcalismo ya no nos define por nuestros órganos, atributos o atribuciones, sino por nuestro rostro y rastro personal. Y la persona es andrógina o femenino-masculina, pues en ella ya no rige el género sino la especie (humana). Que nada nos defina ni confine al respecto: apertura y trascendencia.

10 comentarios

  • Santiago

    El machismo no es más que la exaltación falsa de la superioridad masculina. Como dice Andrés es la mujer la que tiene que “deconstruir” esta amalgama de fantasias conque un sector del mundo quiere seguir avasallando la vulnerabilidad femenina, reafirmando la mujer su especial dignidad en la sociedad.

    Sin embargo, el feminismo no puede basarse en ser simplemente más poderoso que el bruto varón, no puede ser “un machismo al revés” .Sino consistiría en “apoyar a la fémina” en su feminismo que “encarna” los valores de la mujer como complementarios, imprescindibles en la sociedad, pero no antagónicos del hombre, pues es claro que existen diferencias obvias entre el hombre y la mujer, y esto no es para ser superado, sino para ser asimilado como riqueza familiar, cultural y social.
    Todos nacimos en una familia y todos vimos y vivimos las diferencias en nuestros padres que nos sirvieron  para nuestra íntima experiencia, equilibrando nuestro pensamiento y nuestra personalidad, enriqueciéndola y dirigiéndola  en el rechazo de lo inapropiado y aceptando la que vimos de valor, aprecio y moralidad.

    Es la actitud positiva del feminismo lo que llevará a cambiar la mentalidad de la ignorancia e incompetencia que revela el machismo. Hay que darle más tiempo “al tiempo”

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • Isabel

      El feminismo no es un machismo al revés, ni lo contrario del machismo. No busca de ninguna manera erigir a las mujeres como superiores, es un movimiento para conseguir la igualdad de derechos, que cuestiona la violencia que ejercen los hombres sobre las mujeres así como la asignación de roles en función del sexo.
      ¿No le parece que estaría bien alguna llamadita a los hombres para que deconstruyan esa idea de que son superiores? Dejarlo todo en nuestras manos es lo mismo que responsabilizarnos en exclusiva de las injusticias que sufrimos, de cómo son las cosas.

  • Rodrigo Olvera

    Leo que un varón viene a explicarle a las mujeres (mansplaining) cómo luchar y cómo no hacerlo; qué feminismo es aceptable y qué feminismo no lo es; a ver si se enteran que hasta para luchar contra el machismo se requiere la aprobación masculina.

    Este tipo de práctica discursiva es parte de lo que se ha llamado micromachismos. No es que sea un  machismo pequeñito, es que al no ser las versiones más burdas del machismo se naturalizan como si no fueran también parte del machismo. Es muy frecuente que cuando se les señala que la práctica es machista, quienes ejercen el micromachismo se ofendan, nieguen que sea machista, pongan ejemplos de cómo no realizan las prácticas más burdas del machismo. Justo en ello está el daño de los micromachismos.

    La jornada de lucha por los derechos de las mujeres de este año me ha dejado muy sacudido por todo el contexto en que ha ocurrido en México. Contexto en que lo que ha predominando es justo este discurso de “hay un feminismo bueno que es el pasado, y un feminismo malo que es el actual” y que en México se ha concentrado en la expresión “no son las formas” … Marchar contra el gobierno por apoyar la candidatura electoral de un violador sexual no son las formas; hacer pintadas en los edificios y las calles no son las formas;  exhibir a los pedófilos y acosadores en redes sociales no son las formas, etc.

    La imagen que más me impactó este 8 de marzo fue una imagen doble. En la parte superior, se ve una escultura en homenaje a Benito Juárez, con pintadas feministas; a la imagen la acompaña el pie de foto “este es el destrozó que causó una feminista”. En la parte inferior la imagen es una cocina con la mesa rota, implementos de cocina desparramados, y un enorme charco de sangre; a la imagen la acompaña el pie de foto “este es el destrozo causado por un feminicida”.

    A esta doble imagen la acompañaba un texto, que más o menos decía:

    Hombre, no me vengas a decir que no es la forma la manera en  que elijo luchar por que no nos asesinen a las mujeres.

    No vengas a darme lecciones de cuales son las formas que autorizas a las mujeres.

    Mejor ve y dile tus congéneres varones que asesinar y destazar a sus parejas no son las formas de resolver un conflicto de pareja.

    Diles que tocar, abusar y violar a sus hijas no son las formas de ejercer la paternidad.

    Diles que humillar y someter a las mujeres no son las formas.

    Diles que pagar menos salario por el mismo trabajo sólo por ser mujeres no son las formas de dirigir una empresa.

    Si tanto sabes cuáles son las formas adecuadas, ve y educa a tus congéneres varones en vez de pretender dictarle a las mujeres qué hacer para sobrevivir.

    • mª pilar

      ¡Gracias amigo!

      Un abrazo entrañable y siempre agradecido…por estar ahí.

      ¡Gracias!

  • Isabel

    De acuerdo con Pilar, Ana, Carmen.

    ¡Cuánto miedo a las mujeres y al feminismo! Como si la pretensión fuese dar la vuelta y hacer lo mismo con ellos que hacen de siempre con nosotras.

    Y nos siguen aleccionando sobre cómo tenemos que comportarnos y cómo debe ser el feminismo.

    Cuando esto es tan sencillo como reivindicar que EXISTIMOS. Asúmanlo.

  • mª pilar

    Para mí, el fracaso está en:

    “Tener miedo a que la mujer llegue…a cualquier clase de poder…porque ellos se quedarían sin sus privilegios”

    Eso es una mirada muy pobre y perversa en si misma.

    La mujer desea ante todo:

    ¡Ser tratada como igual dentro de sus diferencias, con respeto y dignidad!

    Luego llegará a donde quiera llegar, y ahí, como nos dice Ana, es donde se descubrirá por que caminos, y conque armas, quiere dejar su impronta.

    El poder es muy mal consejero y compañero de camino, y la mayoría que llegan a el, se deterioran interiormente, y les hace presa de sus peores artes; no es invención mía; está demostrado científicamente, como se deteriora su personalidad, perdiendo aquello que tenemos más grande dentro de nuestra entraña; ser capaces de comprender, aquellas necesidades que en justicia se merece todo ser humano hombre o mujer, solo por el hecho de existir.

    La llamada de la mujer, para que de una vez por todas, le sea devuelta su dignidad en todos los sentidos de esta petición; es lo que nos llevaría ha todas las personas hacia un mundo mejor.

  • ana rodrigo

    Noto un poco de miedo a que las mujeres estemos pidiendo el mismo rol de los hombres y lleguemos a ser iguales en sus errores. No es eso, no hay que tener miedo, otra es que las mujeres tenemos el mismo derecho a equivocarnos como cualquier persona, sea hombre o mujer.

    Lo que pedimos es que no se nos quiten los derechos que son nuestros, después cada cual hará lo que quiera, como digo, con derecho a equivocarnos y a que haya mujeres impresentables, al igual que los hay con los hombres.

    De hecho la historia está repleta de guerras organizadas, salvo alguna pequeña excepción, por hombres. Y la historia está que revienta del ejercicio del poder sobre las mujeres en la vida cotidiana, además de la pública.

     

    • carmen

      Totalmente. Puro miedo. No de todos los varones, qué va. Solamente de un montonaaaaazo.

      Ya se les pasará. Llevará su tiempo. Como todo.

  • h.cadarso

    B ueno, Jesús recibió una respuesta de la cananea: también los cachorros comen de la mesa de su señor…Y defendió a la mujer adúltera. Y habló en el pozo con la samaritana.

    La lucha feminista en España se desarrolló muy potente antes de 1936, y fue fusilada por Franco. La Lejarraga, la Dolores Ibarruri, y antes las Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, etc. etc.

    Y Santa Teresa, y Juana Inés de la Cruz.

    No, nosotros no hemos inventado nada, hemos traicionado todo ese torrente de luchas que viene desde muy arriba.

    • carmen

      Si.
      Desde el principio de los tiempos. Pero estoy convencida de que ha llegado el momento. Sabes por qué? Porque somos muchísimas las que pensamos así: Ahora.
      Y esto no hay quien lo pare.
      Convencida.