Solo ese paisaje, y los versos de Juan de la Cruz, ya merecen detenerse en una reflexión, aunque sea sublimada y quede perdidizo… Versos a los que en este caso añadiría: “Mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura / y yéndolos mirando / con solo su figura / vestidos los dejó de su hermosura”…
Lo que recuerda al hermano sol y el “Lodato si”, de Francisco de Asís, que viene a ser otra versión del “Decid si por vosotras ha pasado…”
Lo que también recuerda la observación de Jesús de Nazaret sobre la belleza, grandiosa y sencilla, de los lirios del campo, que se visten con el mayor lujo…
Lo cual contrasta con el comportamiento, muchas veces salvaje, del ser humano, para el que una flor no sirve más que para ver y pasar de largo, o acaso pisarla…
Si el ser humano fuera más sensible y descubriese el mensaje de una flor o de un paisaje, creo que estaría en condiciones de ser más sensible y no pasar de largo ante el necesitado, ante el dolor… Porque si no pasa de largo es que es más humano y solidario, que es lo que tanto aspiramos muchos.
Y esto parece que es el gran objetivo de la educación y de una sociedad verdaderamente humana: No pasar de largo… Lo que decía Juan de la Cruz: Hacer el bien -amar- es mi ejercicio, debería ser también nuestro ejercio como seres humanos, y más si somos cristianos… Por eso Juan podía decir con la conciencia liberada, sin pesos, muy tranquila: Dejéme descansar “entre las azucenas olvidado”. Si no pasamos de largo, ya somos mejores. No pasar de largo parece uno de los grandes objetivos de la vida.
En suma, ese paisaje esmaltado de flores, y esos versos de Juan de la Cruz, elevan mucho la mirada y la esperanza y presagian un mundo mejor, que merece un canto a la esperanza.
(Disculpas si me he pasado y, entretenido en versos y paisajes y flores, me he perdido…)
Pasó dejándonos sellados de su luz
Luz que acoge lo infinito en colorido
Arrulla lo sonoro en lo manifestado
Adormeciéndose en presencia
Difuminándose en los encantos
Libres de espacio y tiempo atrapados
En manos que los ojos desean para sí
No viéndose en ellos alineados.
La primavera invita a verse en la Naturaleza
A internarse en ella tomando un vuelo
De silencio en su juego palpitante
Aquí y allá saluda al que mira despojado
Vistiéndole de asombro paralizante
De gratuidad que sacude y estimula
A unirse a la vida en lo que es
Un emerger de nuevo permanente.
Descubramos al Dios en la NATURALEZA, y el Amor que le profesemos nos hará hermanos de Jesús y más cercanos a El.
Solo ese paisaje, y los versos de Juan de la Cruz, ya merecen detenerse en una reflexión, aunque sea sublimada y quede perdidizo… Versos a los que en este caso añadiría: “Mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura / y yéndolos mirando / con solo su figura / vestidos los dejó de su hermosura”…
Lo que recuerda al hermano sol y el “Lodato si”, de Francisco de Asís, que viene a ser otra versión del “Decid si por vosotras ha pasado…”
Lo que también recuerda la observación de Jesús de Nazaret sobre la belleza, grandiosa y sencilla, de los lirios del campo, que se visten con el mayor lujo…
Lo cual contrasta con el comportamiento, muchas veces salvaje, del ser humano, para el que una flor no sirve más que para ver y pasar de largo, o acaso pisarla…
Si el ser humano fuera más sensible y descubriese el mensaje de una flor o de un paisaje, creo que estaría en condiciones de ser más sensible y no pasar de largo ante el necesitado, ante el dolor… Porque si no pasa de largo es que es más humano y solidario, que es lo que tanto aspiramos muchos.
Y esto parece que es el gran objetivo de la educación y de una sociedad verdaderamente humana: No pasar de largo… Lo que decía Juan de la Cruz: Hacer el bien -amar- es mi ejercicio, debería ser también nuestro ejercio como seres humanos, y más si somos cristianos… Por eso Juan podía decir con la conciencia liberada, sin pesos, muy tranquila: Dejéme descansar “entre las azucenas olvidado”. Si no pasamos de largo, ya somos mejores. No pasar de largo parece uno de los grandes objetivos de la vida.
En suma, ese paisaje esmaltado de flores, y esos versos de Juan de la Cruz, elevan mucho la mirada y la esperanza y presagian un mundo mejor, que merece un canto a la esperanza.
(Disculpas si me he pasado y, entretenido en versos y paisajes y flores, me he perdido…)
Pasó dejándonos sellados de su luz
Luz que acoge lo infinito en colorido
Arrulla lo sonoro en lo manifestado
Adormeciéndose en presencia
Difuminándose en los encantos
Libres de espacio y tiempo atrapados
En manos que los ojos desean para sí
No viéndose en ellos alineados.
La primavera invita a verse en la Naturaleza
A internarse en ella tomando un vuelo
De silencio en su juego palpitante
Aquí y allá saluda al que mira despojado
Vistiéndole de asombro paralizante
De gratuidad que sacude y estimula
A unirse a la vida en lo que es
Un emerger de nuevo permanente.
¡Que hermosa imagen!
Cuidemos la naturaleza con gratitud, sin ella, no podemos llegar a:
¡Ser!
Junto ha ella, podemos convertir el mundo en un hermoso hogar para todas las personas que en ella habitamos.
Al menos..:
¡Intentémoslo!
http://ccparagon.pangea.org/amanece/CANTICOESPIR.htm
¡¡¡Hermoso!!! Gracias.