Plutocracia es una palabra muy poco utilizada entre nosotros. Difícil verla en un gran medio de comunicación, donde sí se habla muchísimo de democracia. Es fácil que muchos jóvenes no la hayan oído en su vida, y no sepan lo que significa. Es una palabra de raíz griega, lo mismo que democracia. Cracia indica poder, y demos, pueblo, es decir: poder del pueblo, mientras que pluto es riqueza, y, por tanto, plutocracia, poder de los ricos.
En una plutocracia los grandes ricos forman la oligarquía que gobierna el estado. Lo que pasa es que normalmente lo hacen desde la sombra, resguardándose tras una fachada de democracia –hasta Franco decía que su régimen era una “democracia orgánica”–. Les gusta mucho hablar de libertad, sobre todo de libertad de mercado, libertad para competir y que triunfen los mejores
De lo que no hablan es de las circunstancias en que se compite. En muchas ocasiones se compite en unas condiciones de enorme desigualdad. En las negociaciones para el convenio colectivo entre una multinacional y sus trabajadores en un determinado país, no triunfa el mejor, sino el que tenga más fuerza, o sea, la multinacional, que puede moverse a países con una mano de obra peor pagada. ¿Puede competir el pequeño comercio con Amazon? ¿El que se haya impuesto Amazon, supone que va mejor la economía del país? Tenemos más facilidad para consumir, eso sí, ¿pero es bueno facilitar el consumo cuando el planeta se asoma al precipicio por el consumo desaforado?
La libertad del capital para moverse por todo el mundo mientras se cierran las fronteras a las personas, es uno de los elementos que más manifiestan el poder indiscutido de la élite económica mundial. La libertad de mercado se traduce en que los mercados, es decir, el poder financiero, son libres para moverse por el mundo invirtiendo en países donde sus beneficios no se cuestionen, pero hunden sin remisión la economía de un país que se atreva a poner en cuestión sus privilegios. En este mundo económicamente globalizado los gobiernos no tienen poder para enfrentarse a las élites económicas.
Actualmente, con el ataque de la pandemia, vivimos en una situación extraordinaria, de emergencia nacional. Sería necesario recurrir a medidas extraordinarias para hacerle frente. Hay sectores económicos, como la hostelería y el turismo, que están ahogándose. No son sectores esenciales, pero millones de personas dependen de ellos, y no podemos permitir que, de repente, se queden en la calle. Sería una catástrofe nacional que el gobierno no tiene más remedio que evitar.
¿Y de dónde pueden salir los fondos para apoyar a esos sectores? Endeudarse más sería pan para hoy y más hambre para mañana, pues esa deuda tendríamos que pagarla entre todos. Otra alternativa sería subir los impuestos simplemente hasta el nivel medio europeo En 2018, España se encontraba en un 35,4% de presión fiscal, en tanto que en la eurozona alcanzaba el 41,7%. Con subir a ese nivel se podrían recaudar 80.000 millones de euros, más que suficiente para mantener a flote los sectores más castigados por la pandemia. Y desde luego las élites económicas no iban a caer en la pobreza por esa subida de impuestos, pero montarían un follón tal, que el gobierno no se atreve ni a mencionar esta posibilidad
Los paraísos fiscales, donde las grandes empresas y los supermillonarios ocultan una ingente cantidad de millones de beneficios para no pagar impuestos, son una prueba más de que vivimos en una plutocracia. Por más que se hable de lo injusto que es la existencia de estos paraísos, auténticos refugios de piratas, y por mucho que se clame por su desaparición, ahí siguen imperturbables, almacenando dinero negro en cantidades fabulosas. Ninguna democracia tiene poder para acabar con ellos.
Los grandes medios de comunicación están en manos del capital y, por tanto, siguen manteniendo que vivimos en estados democráticos, y ocultan celosamente esta situación de plutocracia. Pero lo triste es que la izquierda les hace el juego, y se refiere a deficiencias relativamente pequeñas de nuestro sistema, afirmando, por ejemplo, que el carácter democrático lo daña la falta de libertad de expresión. A ver si son nuestros políticos de izquierdas los que padecen la falta de libertad de expresión y ni se atreven a hablar del gran problema: que esto no es una democracia sino una plutocracia.
Plutocracia que normalmente prefiere disfrazarse de democracia, pero en caso de necesidad no dudan en acudir a las dictaduras más crueles, agitando la bandera del populismo y bajo el disfraz de acendrado patriotismo. Y siempre engañando, mintiendo y confundiendo a los pueblos.
En esta situación el Evangelio nos ofrece la solución: La verdad os hará libres. Trabajemos para manifestar la verdad sobre el poder en nuestro mundo. Abrir los ojos a los pueblos.
Gracias, Antonio, por el análisis tan claro y certero que nos ofreces. Quizás se podría añadir algo sobre el papel de la Jerarquía católica y del ejército en esta plutocracia. Por otra parte, estoy con H. Cadarso que los pocos politicos que se atreven a decir algo de esta plutocracia son atacados y manipulados por casi todo el mundo. En la entrevista que Gonzo le hizo a Pablo Iglesias, estuvo casi una hora hablando de las presiones que la plutocracia ejerce sobre el Gobierno, pero solo quedó la comparación de los políticos catalanes con los exialiados de la guerra civil. A veces oimos lo que queremos oir.
En 1926 publicó Rostovzeff su libro The social and economic historj of the román Empire. Es el primer estudio en grande que del Imperio romano se hace, y completa la reconstitución de la República, genialmente lograda por Mommsen. En la pág. 486 se leen unas palabras terribles:
1- «La evolución del mundo antiguo encierra una lección y una advertencia para nosotros.
2- Nuestra civilización no puede continuar si no llega a ser una civilización no de una clase, sino de las masas.
3- Las orientales fueron más estables y duraderas que la grecorromana, porque, basándose principalmente en religión, estaban más cerca de las masas.
4- Otra lección es que el ensayo violento de nivelación no ha servido jamás para elevar a las masas.
– Éstas han destruido las clases superiores y no han conseguido más que acelerar el proceso de barbarización.
5- Pero el problema último permanece como un espectro presente siempre e inevitable:
– ¿Es posible extender una civilización superior a las clases inferiores sin rebajar su nivel y diluir hasta desvanecerlas sus cualidades?
– ¿No está condenada toda civilización a decaer tan pronto como penetran las masas?»
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6- Un día, en un baño, coincidieron Diógenes el Cínico y Arístipo el Elegante.
– Arístipo, al salir, se puso la túnica harapienta de Diógenes;
– pero Diógenes no quiso en modo alguno salir a la calle con el traje purpúreo de Arístipo.
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Hola!
Leo:
1- “En una plutocracia los grandes ricos forman la oligarquía que gobierna el estado”
Sería bueno que Zugasti nos explique esa palabrita: oligarquía
2- “el Evangelio nos ofrece la solución”
¿No es pedir peras a un olmo de hace 20 siglos?
También sería bueno (o tal vez “mejor”)
que Zugasti nosdiga qué es eso de “dinero”, “pluto”
Nota chancha: sobre todo eso de “pluto”,
porque en mi barrio reo los chuchamos comentan que:
“Pluto es un “Hijo de Pluta”.
Tenga en cuenta el Cumpa Zagasti, que:
en el Evangelio no se encontró la palabra “Bitcoin”.
HY POLÍTIXOA WN wAPñ
Hay políticos que combaten por prohibir desahucios, por subir ele salario mínimo, por todos los frentes en que abusa la plutocracia, y otros que desde el gobierno mismo frenan esas reivindicaciones.
Deberíamos apoyarlos, pero hasta muchos que se dicen anticapitalistas les están negando el pan y la sal, el voto, la vida. ¿De qué vamos, amigos?
Centrémonos entonces, en lo que es la Democracia, que no por oírla repetir, por quienes dicen ejercerla, se sabe ciertamente lo que es.
Democracia no se queda ni reduce en ir a votar en elecciones, puesto que en otros sistemas políticos se viene y ha venido haciendo.
Democracia es o no es, sin complemento de homologada, ni imperfecta. Y menos plena, cuando está lejos de ser una Democracia formal.
La Democracia formal es un sistema político con unas reglas de juego claras y transparentes, en donde el pueblo es soberano de hecho y forma:
– al elegir directamente a los diputados en distritos uninominales y controlar así el poder legislativo y éste a su vez el poder ejecutivo.
-el jefe de gobierno, el jefe del poder ejecutivo, se elige por mayoría también directamente por la ciudadanía en una o dos vueltas.
-El poder judicial es independiente de los otros dos poderes del Estado.
-Los diputados en Democracia rinden cuentas cada semana en su distrito correspondiente de sus actuaciones en el congreso: referentes a las demandas y necesidades de la población de su distrito, así como defenderlas en comisiones y ante los demás diputados en el congreso.
Si está de hecho el poder de hacer leyes en los representantes del pueblo, poco o nada podrá hacerse desde los poderes económicos de más alto nivel e influencia en la sombra.
La Libertad real es la Colectiva, la que tiene los gobernados para elegir y controlar a los gobernantes, pues ya vemos que en lo que se refiere a la libertades personales, la libertad deja mucho que desear en actitud, respeto y tolerancia.
Si es con los impuestos de los contribuyentes, han de ser los de todos sin excepción, que los distintos miembros de los tres poderes son remunerados, son responsables de hacer transparentemente su trabajo y gestión.
Dando cuenta de ello cada semana en su distrito los representantes del poder legislativo. Y si no gustan sus resultados y modo de gestión se les puede revocar.
El ejercicio claro de la política sería el de la persona honesta y eficiente, nada teatrera, centrada en las demandas de sus ciudadanos de distrito, hayan sido sus votantes o no, lo cual sería muy diferente a lo que ahora se ve, para desgracia de los gobernados y contribuyentes, en el congreso y fuera de él.
Está pues pendiente de que el sistema político del Estado Español sea la Democracia de hecho y forma concretada más arriba. Su constitución no necesitaría rellenarse de tan buenos deseos e intenciones como en la actual, sino de hechos controlados por el Pueblo.
Muchísimas gracias, Antonio Gil, por tocar este mal humano tan arraigado y extendido, al abrirse, ya ni se sabe cuándo y cómo fue, la caja de Pandora.
¡¡¡Gracias de todo corazón!!!
La claridad de lo expuesto es un gran alivio; lo negativo, somos los hombres y mujeres que nos movemos como “pat@s sin cabeza…ni corazón…
Gracias Antonio, un abrazo entrañable.
Hola!
La πλουτοκρατια (ploutokratia)
1° – (su complemento) ΧειρόςΚράτος (Jeirokracia)
2°-(su secuencia) Lawfarekracia
Plutocracia es llamar las cosas por su nombre. Lo triste es la capacidad que tiene la riqueza para hacerse votar con técnicas democráticas en la mayoría de los países, y aprovechar el poder para hacer nuevas normas que protegen y aumentan la plutocracia. Hay momentos en que nos sentimos indignados, pero lamentablemente esa indignación se va diluyendo en el afán de cada día o, peor, en la comodidad de cada día.
Menos mal que puedo leer este amanecer un análisis preciso y buen escrito de la estructura que condiciona, controla y dirige el país. Magnifico. Y gracias poner el dedo en la llaga de las batallaras de la izquierda abordando marginalidades en lugar de analizar y contar lo que Antonio relata aquí. Mil gracias.