Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7446 Artículos. - 113037 Comentarios.

Ley de eutanasia: Un documento clarito de un grupo de cristianos de Valencia

 En Valencia tenemos un arzobispo que, cuando el Parlamento Español aprobó el 17 de diciembre una Ley orgánica de regulación de la eutanasia, hizo colocar en su Palacio Arzobispal las banderas a media asta. Pero no ese el “sensus fidei” todos los católicos valencianos. El Grup Cristiá del Dissabte ha elaborado un documento colectivo que se publicó en su web GDC el 8 de enero. Lo publicamos aquí porque no hemos visto en otros grupos el valor fundamental que legitima la publicación de esa ponderada ley reguladora, no impositiva: la libertad dada por Dios para decidir sobre nuestra vida. AD.

EL CREADOR ME LA DIO Y LA ESTRUCTURA ECLESIÁSTICA PRETENDE QUITÁRMELA

      La Congregación para la Doctrina de la Fe publicó un documento el 14-07-2020 sobre el cuidado y cuidado de los enfermos que es una joya en su presentación y recordatorio de las actitudes que debemos tener al acompañar a las personas enfermas, débiles y dependientes en general y a las que están en la fase terminal en particular. De hecho, delicadeza, gratuidad, alegría, respeto, compartir…  son actitudes que manifiestan el amor a la vida y el respeto que debe tenerse a la persona humana en cualquier etapa de su existencia.

      Como decimos, tal documento es una joya de prudencia y delicadeza, pero, cuando se trata del momento en que hay que considerar la tremenda situación del enfermo terminal que se plantea si desea o no seguir viviendo en esas condiciones, cae en la trampa del “miedo a la libertad” y niega la capacidad moral de la toma de decisiones de esa persona. La estructura eclesiástica adopta una postura beligerante contra la Ley de Eutanasia, negando la capacidad de la sociedad civil para legislar una cuestión que necesita una regulación clara.

      Ante esta posición los miembros del Grup de Cristians del Dissabte manifiestan:

  • Primero: La decisión de continuar o no vivir en circunstancias dolorosas, sin la posibilidad de sanar, necesitando la ayuda de otras personas o aparatos para sobrevivir, corresponde sólo a la persona afectada. Y lo es tanto por derecho de su dignidad personal como porque sólo ella conoce experimentalmente su capacidad, su condición y su estado de ánimo. Tal decisión puede ser tomada antes de la pérdida del conocimiento por la persona que ha sido informada correctamente de su enfermedad.
  • En segundo lugar, estas situaciones, que son completamente excepcionales y muy minoritarias, no pueden analizarse con los principios habituales que regulan la moral social. Precisamente por eso es necesaria una buena ley que regule de forma clara y precisa este derecho.
  • Tercero: La posición que niega ese derecho personal generalmente se basa o en el miedo a que haya abusos (pero precisamente por ello es necesaria una buena ley), o en una concepción tradicional del mundo en la que Dios es el que mueve directamente todos los hilos de la urdimbre de cada uno de nosotros y, en consecuencia, cada uno debe conformarse hasta que Dios quiera. Es la misma posición de aquellos que en el siglo XIX no aceptaban la anestesia porque dijeron que el dolor era connatural a todas las creaturas y enviado por el Creador. Tal actitud nos llevaría a aceptar a un dios sádico, pero sabemos que no es así porque es la genética, la biología y la biografía de cada persona la que produce las condiciones vitales en cada etapa. El Dios de Jesucristo, el amoroso Papa Dios (Abba), no nos pone en tropiezos o sufrimientos, sino que nos da el Espíritu, la fuerza para vencerlos.
  • Cuarto: La regulación de una ley de este tipo es una demanda social de aquellos que precisamente sufren de esta falta de regulación: las personas directamente afectadas por la enfermedad y sus familiares. Ellos son los que la quieren porque la necesitan y sucederá, como tantas otras veces, que los derechos que unos pocos piden terminan sirviendo a todos. Los que lo niegan se basan en principios que ellos interpretan como buenos, pero que no pueden aplicarse a circunstancias tan absolutamente excepcionales y olvidan que ningún derecho obliga a nadie a ejercerlo, respetando a aquellos que no se acogen a él por las razones que sean, (esto en el mejor de los casos, porque todos sabemos que también hay otras motivaciones para rechazar la ley).
  • Quinto: Por último, la afirmación de que la base de la oposición es la dignidad de todos (en la que todos siempre estaremos de acuerdo) olvida uno de los aspectos más importantes de esa dignidad (si no el que más) que es la libertad. Una libertad que aparece claramente en los dos primeros capítulos del Génesis y… ¿cómo negar la capacidad de elección a aquellos que ya han recorrido su camino existencial casi por completo, habiendo sido  madurados por la experiencia continua de la enfermedad y el sufrimiento? ¿Será misericordioso, será respetuoso de su dignidad negarles el uso de su libertad en el momento en que más la necesitan? No. No lo será y por eso apoyamos que la decisión de continuar o no viviendo  en estas circunstancias se considere uno de los derechos básicos de la persona.

       Valencia, enero 2021

             Grup de cristians del dissabte.

 

61 comentarios

  • El Dios único en el que creo no es un sádico. Jesús no creó ninguna iglesia. Es cosa de Saulo, y los que le siguieron al amparo del Imperio Romano.  Dios no es hombre ,como tampoco Dios es mujer.¿ Entonces ? ¿Y la trinidad?. Elucubraciones fantásticas. En fin, !!!Vamos a pasar el sol!!

    • oscar varela

      Hola GIORDANO!

      Creo entender tu decir:
      “Jesús no creó ninguna iglesia”
      Es un “tópico” que escuchamos y repetimos.
      Ok! De acuerdo.

      Tal vez valga la pena, sin embargo,
      “moderar” el alcance del dicho.

      ¿No “convocó” Jesús a unos cuantos?

      Nada hay en la “vida humana”
      que no incluya “mundo” (circunstancia), organismo.

      ¿Que todo tiene el “riesgo” de construir algo?
      Ok! también!

      Abrazo!

  • Isidoro

    Milagros Pérez Oliva: En su prólogo al libro de Laín ‘El médico y el enfermo’, dice que la medicina ha cambiado más en los últimos 30 años que en los 2.500 anteriores.
            En poco tiempo, los médicos han pasado de un paternalismo ilustrado -todo por el paciente, pero sin el paciente- a tener que lidiar con el paciente impaciente. ¿Qué ha ocurrido?
     
    Diego Gracia, (Bioética): “Los avances que ha experimentado la medicina desde los años sesenta son impresionantes, pero junto a esta revolución técnica se ha producido otra, la rebelión de los pacientes, que ya no quieren ser tratados con el paternalismo de los tiempos hipocráticos.
           En 1972 se elaboró en Estados Unidos la primera lista de derechos del paciente, y su emancipación ha cambiado radicalmente la relación clínica.
           En una relación clínica entre adultos, el profesional aporta los datos que posee en virtud de sus conocimientos, y el paciente, sus valores.
           Si en ese intercambio se produce un buen proceso de deliberación, lo normal es que esa relación llegue a buen puerto.
           Pero si el médico vive la aportación del paciente como una agresión, o el paciente, la aportación del médico como una imposición, entonces tenemos un conflicto”.
     

    (Gracias M. Luisa, por ponernos en la pista).

     

    • M.Luisa

      También te agradezco tus referencias, Isidoro, y me alegro de que ya estés recuperado, pues yo también te eché en falta días atrás.

      Me gusta la pertinaz investigación que le dedicas a los diferentes temas que tratamos. Pienso que es esta insistencia sin reservas y comunalmente llevada, (que no es el caso) la que nos conduciría a logros de pequeñas cotas en la variación tan grande de temas que tratamos aquí como es este de la eutanasia.

      Me pregunto por qué sucede esto? Y la experiencia aquí de tantos años parece que nos diga que los temas van reapareciendo, en efecto, pero por lo general sin que en ellos se atisbe, a pesar del tiempo, cambios de apreciación distinta y por tanto la argumentación utilizada no es más que fruto de su misma atrofia y lo que si es seguro es que en ella jamás nos encontraremos.

      Un cordial saludo

  • carmen

    Y esa frase que dice el replicante rubio, bestia y supérate actractivo  en Blade Runner, cuando su’ batería’ o lo que fuese que le proporcionaba el hálito vital se acaba, esa escena preciosa en donde le dice al Blade Runner Harrison Ford :He visto cosas que jamás podrías imaginar más allá de Orión… Y acaba diciendo: es hora de morir, y agacha la cabeza mientras que la lluvia cae sobre los dos, esa escena inigualable en el cine de ciencia ficción, esa frase mítica: es hora de morir, está tomada del eclesiastes.

    Porque cada vez que muere una persona, un universo se apaga.

    Es que ustedes han leído muchos libros de esos de sabiduría, pero al cine, al teatro y a novelas de todo tipo he dedicado buena parte de mi vida. Y hay autores, directores tan geniales, tan fantásticos, que son capaces de recoger mucha de la sabiduría que hay en los libros esos que han leído y se convierten en intermediarios del pensamiento de todos los tiempos y nosotros, los lectores, los espectadores. Un gran trabajo. Y , a veces, verdaderas obras de arte.

     

    The End.

  • M.Luisa

    Con respecto al tema de la eutanasia,  también pienso que ha de ser válida,  aquella diferenciación   a la que me referí días atrás  en la cual decía   que es en lo bueno del hecho moral (ética)  y no en la moral (deontología)  donde hay que poner el acento.

    Tradicionalmente la eutanasia se ha  argumentado  desde  una deontología de carácter naturalista,   mientras que desde el punto de vista del hecho moral, es decir desde la perspectiva de  lo bueno, de lo ético, lo que mueve a la acción son los valores personales, aquellos que en vida ha construido  y defendido la persona  que ahora pide morir más que por dolor, por sufrimiento.

    Leí hace algún tiempo  el libro “Como arqueros al blanco”del biólogo y filósofo  Diego Gracia, director del Instituto de bioética de la Fundación de Ciencias de la Salud. Pues bien, él después de dedicarle gran extensión al tema de la eutanasia hace un resumen  a partir  de una interpretación distinta de la  que en el libro del Eclesiastés tradicionalmente se le ha dado a la frase  “Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir”. La cuestión es que él  le da a la frase un sentido nuevo  que es el propio de la versión griega, al interpretar que el tiempo al que se  refiere  no es al de la muerte sino al del momento de la vida en que llega. Habla no del tiempo de la muerte sino del de la vida. Y esta, dice en su libro, es la tesis que defiende.

    Transcribo un párrafo del  mencionado libro. “Lo que el texto dice(se refiere  al del Eclesiastés)  es que el nacer tiene su tiempo propio, su oportunidad, y el morir también. El problema, el misterio más bien, está en saber cuál es cada una de ellas. Lo que el término kairós  quiere significar es que la oportunidad, el momento oportuno, no lo ponemos nosotros sino que nos viene puesto o impuesto por la propia realidad, por los acontecimientos. En esto consiste el kairós en el acontecimiento  y la aceptación de este tiempo que es exterior y superior a nosotros, que se nos impone y al que no podemos sustraernos. El tiempo no es nuestro sino “de” las cosas, “de” la realidad, “de” la vida, etc.”.

    Las discusiones sobre el momento de la muerte y sobre el comienzo de la vida están  frecuentemente viciadas por esta obsesión por determinar con exactitud el momento preciso en que la vida comienza y termina. Esta dimensión tempórea es la que expresa el texto del Eclesiastés. Lo que se extiende entre el nacimiento y la muerte es la vida. La vida,  tiene un argumento y cuando éste se ha cumplido está colmado de algún modo el tiempo de morir. Es ese tiempo de la vida el que dota de valor humano y moral al tiempo de nacer y al tiempo de morir y la gestión moral de estos momentos, añade D. gracia, no puede ni debe hacerse más que desde el concepto de tiempo de la vida.

     

  • Juan García Caselles

    Después de tanto discurrir sobre esto de la muerte digna, creo yo (y hasta puede que en ello me equivoque, cosa que no me asombraría, porque es vicio que tengo arraigado, el de equivocarme) que no es cuestión de filosofía, ni de teología, ni siquiera de ideología. Es cuestión de empatía, de respeto, de compasión, o sea, de amor. Con mis respetos a todos los que me han ayudado en este hilo a aclararme. ¡Feliz invierno!

  • Juan A. Vinagre Oviedo

    Me uno y comparto el ponderado documento del Grup de cristians de Valencia.

    A mi juicio, el estamento conservador repite con la eutanasia el mismo error que antes cometió con Galileo o después con el tema de la anestesia… No son capaces de aprender de la historia… Sus principios ideológico-filosóficos son estáticos, fijos e irrevisables…, y por eso no saben discriminar y adaptarse a las situaciones… Se olvidan de que Jesús de Nazaret fue un hombre de principios firmes, pero no estáticos. Era una persona flexible. Lo demostró cuando revisó aspectos del A. T. y en su trato con Nicodemo, recibido en secreto…  Por eso, no entiendo esas banderas a media asta, y menos si se callan antes situaciones que matan de hambre  o  ante guerras manifiestamente injustas…, que sí matan a niños y grandes…, que quieren seguir viviendo…

    Gracias, Antonio, por presentarnos este documento. Aprovecho para, pese a todo ese virus tan virulento, desearte un buen día de San Antón.

    • Ludovico

      He dicho que me retiro, y me retiro. Pero decirme a mí, que he consagrado cuarenta años a la promoción científica de mi país, que continúo en la condena de Galileo o en la oposición a la anestesia es una estúpida gilipollez.

      • Juan A. Vinagre Oviedo

        Hola, Ludovico: Estoy sorprendido porque te sientas aludido con mis palabras. Yo me refiero a la iglesia conservadora de siempre, y a la postura que implícitamente se encuentra en el documento de Valencia. No a ti. Ni siquiera pensé en ti cuando escribí esa reflexión. De todos modo, siento que te haya dolido. Excusas. Un cordial abrazo.

  • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

    Sinceramente no quería intervenir, porque los argumentos están claros y una decisión final tiene su fundamento último, para cada uno y sus cercanos, en el cuadro de referencias antropológicas y éticas que cada uno da por probadas. Y por ende su concepto de las referencias científicas y políticas. Quiero abstraerme en el tema del día a día de la pandemia y pensar en si es posible la mejor y más cuidadosa propuesta legal de eutanasia.
     
    Yo creo que es posible y creo que la pediría para mí, en su caso, pero también digo que no la practicaría en otro. Es algo pre-racional. Por tanto, poco puedo aportar fuera de lo que vale para mi conciencia personal, teórica por el momento. El texto de Atrio, me gusta, lo asumo como sujeto paciente, que no pasivo,  y creo que no puedo como sujeto activo. Habría que ver el caso y cómo me siento allí.

                Por lo demás, en el debate, se dicen cosas muy bien pensadas, si bien Ludovico se constituye en el látigo de herejes de la ética. A veces, con argumentos de peso, siempre bien informado, pero otras muchas con excesos en su lógica y juicios de intenciones impropios (a mi juicio). Pongo éstos para profundizar más si cabe, que no para pelear. (Todavía dudo de si lo colgaré en el hilo).

                Por ejemplo:

    Pregunto: ¿Lo que haya sucedido en las residencias ha sido en aplicación de una ley de eutanasia? No. ¿Por qué se le asigna a la ley ese efecto anterior o el propósito de blindarlo en el futuro frente a los tribunales? Lo SUPONE. ¿Por qué lo mezcla todo, usted que es tan preciso? Es una hipótesis. Cuéntela como tal.

    Puesto que los “asesinatos” que usted dice no se denuncian a voleo, ¿dónde han tenido lugar? ¿El Comité Español de Bioética, y Adela Cortina en él, ha dicho que han sido asesinatos?  ¿El mismo Comité ha dicho que parece que ha habido un triaje, lo que es inaceptable, o ha dicho dónde y que tiene las pruebas? Si lo ha dado por hecho, y notorio y probado, debe a acudir a los tribunales ya y estos condenar a los culpables si hay “asesinatos” probados, ¿por qué no lo ha hecho?

    Pero “uno”, a la muerte violenta (de otro) llama, “asesinato”. Exacto, comento, “uno” (usted); y ¿a cualquier muerte violenta”, por ejemplo en detención del comando yihadista de Barcelona, o el de ETA en su momento, o… ¿sí? Ya sé que son cosas distintas, pero eso quiero hacerle ver. Las frases absolutas terminan pilladas por su lenguaje.

    El triaje del gobierno ha sido “un asesinato en masa”… “Lo ocurrido en España desde marzo, sobre todo en marzo y abril, no tiene nada que envidiar” (al nazismo). Sí, ¿de verdad cree que es así? Pero ¿qué hace parado y reconociendo a este Gobierno y a este Estado que lo permite? Deben rebelarse contra el tirano, es una obligación moral.
     
    “Lo común es que el acto ejecutor, porque se trata de una pena de muerte…”. Usted que es tan preciso, ¿dónde esta el juicio y el tribunal?
     
    “… a quien se adueña de la vida ajena…”. ¿En todo supuesto de eutanasia alguien se adueña de la vida ajena?, si usted lo solicita con todos los requisitos que estime pertinentes cuidar en la ley, ¿se siguen adueñando de ella? Entonces, ¿el uso de la fuerza armada por el Estado con resultado de muerte, nunca, tampoco, absolutamente, porque nos estamos adueñando de la vida ajena? Si me dice que no es el mismo caso, que es derivado, entonces me está diciendo que sí hay supuestos de muerte sin asesinato ni apropiación de la vida ajena. Podemos diferenciarlos, pero la máxima ya no rige. Usted tan exacto lo habrá de reconocer y evitar esa fórmula o precisarla. “Porque posee una dignidad intrínseca, asociada inseparablemente a su ser como persona, es por lo que la sociedad no tiene arte ni parte…” para sustituirla, negarla o impedirla. Pero, pregunto, ¿de qué va la eutanasia con todos los requisitos que imaginemos? De que quizá hay casos en que la sociedad impide mi dignidad. De esto va la eutanasia, con mil cuidados, de acuerdo, pero va de esto; lo repito, de si la ley no respeta la dignidad de algunos en ciertos supuestos extremos.
     
    El que no vea que la ley de eutanasia es como matar y asesinar, es porque es “ingenuo o militante” de los grupos “socialcomunistas”. Al menos no los ha llamado ignorantes como deja entrever en casi todo lo que muestra.
     
    Y cuando elige la comparación final con el “robo”, la verdad que es un ejemplo frágil, pues no siempre tomar de lo ajeno, incluso contra su voluntad, en casos de extrema necesidad es un mal moral contra la dignidad del dueño. Por favor. En todo caso sería un mal menor en orden al bien posible, entre dos dignidades, y prima la que está en extrema necesidad. Su necesidad extrema desatendida me cuestiona como indigno si puedo auxiliarlo.
     
                Ya sé que todo mi esfuerzo se perderá o casi, pero bueno, yo lo he intentado. Y he reconocido su formación y dialéctica, pero los excesos que nos ofrece probados, no lo veo. Saludos a todos.
     
     
     

    • Ludovico

      Muchas gracias, señor Calleja, por la atención prestada. Permítame que no le responda. He abusado de la generosidad del señor Duato al centrar el debate en una opinión mía y quitar el foco de donde debería estar, el documento de partida. No le voy a responder porque no me apetece que me vuelva a decir que a mí me gusta estar siempre de pie, entendido como arriba. Quien quiera reflexionar tiene los principios, los datos y los testimonios que he mostrado. Me retiro con sensación de impotencia, con la sensación de que la realidad es más rocambolesca que la ficción. Me refugio en el recuerdo de Vencedores o vencidos, aquella película magistral sobre el juicio de Nuremberg, donde un juez rural de la América profunda –espléndido Spencer Tracy—enjuicia el comportamiento del Tribunal Supremo del Tercer Reich. El presidente de la Magistratura Alemana –extraordinaria interpretación de Burt Lancaster–, desea hablar con el juez para decirle que acepta toda la responsabilidad pero que nunca fue la fiera que se desprende y que no sabe cómo pudo suceder todo aquello. La primera vez, le responde el juez chaparro americano. Todo empezó, señor Calleja, con la primera vez que a un abuelo el gobierno de Sánchez-Iglesias le retiró la asistencia obligada porque había otros jóvenes que merecían atención. Tras esa primera vez vinieron infinitud de ataúdes. En Nuremberg, al menos, se contó con la justicia de un juez justo. Aquí, las veinte y pico denuncias contra el gobierno por culpable de esa morgue mereció el carpetazo de Navajas, que para mayor humillación de las víctimas, dijo que el gobierno no tenía conocimiento del alcance y que hizo lo mejor que podía hacerse. Lo que era una falsedad como una catedral, como al día siguiente se corroboró con nuevos documentos que el fiscal debía haber conocido. ¿Denuncias a voleo de asesinato? Ahí las tiene. Siguiendo con la ficción, el hombre, por más que quiera, no puede tumbar la muralla. Pienso en el drama de José María de Sagarra.

      • carmen

        Perdone.
        Se le ha olvidado el personaje de Monty Clift.
        He visto la película como diez veces. Para mí es una obra maestra, pero no es la misma película que ha visto usted.
        Perdone que le vuelva a contar la misma historia. Pesaba treinta kilos el día anterior. Tenía unas crisis de asfixia espeluznantes. Su alimentación era con una sonda directa al estómago a través de un orificio que le hicieron en el abdomen. Le introducía personalmente a través de ese orificio el alimento , líquido, mediante una jeringa enorme. Porque un tumor sobre la faringe y la laringe le impedía respirar y tragar.
        Su médico de pulmón, del que al final me hice amiga, era de esos religiosos. Un hombre al que le deseo todo el bien del mundo. Pero no me dijo jamás algo que me enteré por mi prima hermana,de esas primas que son bien llamadas hermanas. Hacia un par de años que había muerto una hermana suya de un cáncer de páncreas. A los sesenta años o por ahí. En mi familia no somos longevos, ya sabe, cosa de la velocidad en que se acortan los telømeros en la reproducción celular. Me dijo. Cuando veas que le ponen una especie de suero cubierto papel Albal,es el final. Os pedirán permiso.
        Una noche, el 27 de diciembre de 2009 tuvo una crisis. Todos se creían que era su hija porque me llevaba 18 años. Llamé al médico de guardia. Y le dije solamente: hasta aquí. Seguro? Me pregunto. Seguro, dije. Le pincharon esa especie de suero, un gotero, pero no estaba envuelto en papel Albal. Estaba como cubierto por algo negro. Por lo visto no le podía dar la luz. No sé. Poco a poco todo se fue calmando.
        A las ocho y poco entró su médico con la bata a medio poner, corriendo. He leído el informe, me dijo, esto solamente se puede hacer si lo solicitáis vosotros, me dijo a modo de disculpa. Pero él no me lo había dicho jamás. Era religioso.
        A las doce del mediodía del 28 de diciembre mi hermana sencillamente dejó de respirar, absolutamente en paz totalmente en paz.
        Jamás dijo que quería morir. Jamás. Tomé la decisión por ella y en absoluta soledad. Absoluta. Ni con su médico ni con mi otra hermana , enfermera, que estaba dentro con ella mientras que yo , su hermana pequeña que pasaba por su hija, cansada de decir que no era mi madre acepté ese papel, hablaba con el médico de guardia. Ya lo conocía de otras veces. Pero ustedes, me preguntó una vez, ustedes, con ustedes ha hablado el médico con claridad? Saben lo que tiene?

        Me tengo que considerar una asesina? Pues lo soy y lo volvería a hacer en esas mismas circunstancias. Es algo que me acompañará siempre. Y si soy una asesina y existe un Dios justiciero, que me condene al infierno para siempre. Entraré por la puerta grande, porque lo hice por amor a mi hermana.

        Es muy sencillo y entretenido y bonito teorizar sobre la moral, el bien, el mal y demás. Y un ejercicio intelectual que mantiene en forma las neuronas.
        Luego, como siempre, la realidad va por otro lado.
        Yo pertenezco a la realidad real, no a la realidad virtual.

        Y yo también lo dejo.
        Siento volverlo a contar, pero también ustedes repiten una vez y otra los mismo argumentos.
        Estamos en paz.

        • mª pilar

          Carmen por favor ¡Prudencia!
          No se puede estar ni ser…plato que a todas las personas guste.

          Un abrazo.

        • mª pilar

          Ese es el problema Carmen…que no te importa.

          • carmen

            Problema para Atrio?
            Pues adelante.
            Seguid con lo vuestro.

            En este momento, si me pinchan , no sangro

            Es alucinante.

            Me engañáis como a una cría. Yo, que creo que he madurado taaaaannnto.

            Pues va a ser que no.

            Qué cosas.

        • mª pilar

          Carmen no te disgustes, era solo, un deseo de que conservases tu paz, no merece la pena ponerla en juego, cuando otras personas, solo les importan sus ideas.

          A eso (es mi manera de mirar) es mejor dejarlas pasar.

          No era mi deseo molestarte, muy al contrario; quería que no te expusieras ante…personas que jamás, jamás… escucharán nada de lo que otras digan.

          Puedes revisar sus entradas desde hace años:
          Es como “copiar y pegar” jamás escuchan el sentir y ser de otras miradas que piensen diferente; y además, es así como sucede en la vida:

          Hay personas diferentes entre si, pero al menos, hay una posibilidad de compartir, respetando el ser de cada cual.

          Para mí, eso es una verdadera democracia; cuando se repite una y otra vez la misma idea sin posibilidad de un diálogo sincero; mi mirada es, que paso sin…leer siquiera lo expuesto…porque sé, que no habrá una comprensión…al menos…para las distintas miradas.

          Solo era ese mi deseo, siento que no haya sido así, y lo lamento de corazón.

          Un abrazo entrañable.

      • Ludovico

        La muralla es de Joaquín Calo Sotelo.

        • carmen

          La representé en teatro cuando hacía Quinto de bachillerato. Mi personaje era la suegra mala malísima. Madre de un hijo . Era un poco tontico y su madre, o sea, mi personaje se traía unos jaleos con su nuera brutales.

          Lo pasamos en grannnnnde.

          Representaba una obra al año. Con ensayos semanales, ensayo general, decorados y todo el jaleo. Nos ayudaba en el montaje el señor de mantenimiento, un Santo. El día del ensayo general nos quedábamos a dormir en el colegio.

          En sexto representamos ,Los árboles mueren de pie. De Alejandro Casona. Está vez me tocó de abuela buena buenísima,moríré de pie, como un árbol, decía. Un personaje superbonito. El árbol resultó ser una Jacaranda. Precioso árbol de flores moradas . En mi casa de la alberca había dos. Bueno, siguen estando aunque la casa ya no es nuestra.
          No sé por qué les cuento esto, pero es que lo de la muralla me ha llegado al alma.

          Sé que es para el señor Almela, una rectificación porque usted no deja pasar una , y sí, hay murallas insalvables. Y casi todas culturales. Una pena.

          No creo que este tema de mucho más de sí. Siempre nos enganchamos los mismos, pero es bueno hablarlo, por muy encontradas que sean las opiniones. Cómo derribar la muralla si no? Guardando silencio? Detesto el silencio con todas mis fuerzas.

          Paz y bien.
          Iba a decir y buena muerte a todos, pero no me atrevo. Suena fatal.

    • mª pilar

      ¡Gracias J. Ignacio!
      Un abrazo.

    • carmen

      José Ignacio, amigo, creo, ya no sé.
      Estoy segura de que sabe que mi respuesta era a Leudovico.
      No salgo de mi asombro.
      Creo que soy correcta, muuuuuucho más que otros aquí.
      Pero por lo visto no lo soy. No para ustedes.

      Un placer saludarle.

      Y a Leudovico le digo que también me ha gustado conocerle. Tendríamos unas discusiones superdivertidas y con unos jaleeeeeeos estupendos. No comparto lo que usted dice. Tiene usted un punto de indulto fácil que no le beneficia nada. Pero a esta edad es imposible cambiar. Lo sé.
      Y, no creo que usted hubiera condenado a Galileo, ni a Giordano Bruno , sencillamente hubiese discutido con ellos, pero no por la ciencia que a la que usted ha dedicado su vida , sino por lo que traía consigo el heliocentrismo para la teología. Estoy segura de que adora a Galileo tanto como cualquier científico. No le veo a usted capaz de prender la hoguera, pero sí de dar cuatro gritos. Y muy fuertes.

      En fin.
      Vale.

  • Javier Almela

    Perdonadme: he equivocado el nombre de la ley. El resto, vale.

  • Javier Almela

    Cuanto más serio es el asunto –y este lo es grado sumo– más debemos ser cuidadosos con el empleo de palabras rotundas, de esas que hieren apenas dichas. Todos sabemos cuáles son.

    Yo no concibo que nadie, ni en este foro ni en el parlamento que legisla, defienda matar a nadie para sacar alguna ventaja del tipo que sea. Así que en ese juicio de intenciones (que siempre es de malas intenciones) no quiero participar.

    Ludovico escribe:

    Pero es que nadie, nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a actuar sobre la vida ajena. Otra cosa es el suicidio asistido. No lo confundamos, aunque a veces se mezclen y nos escondamos tras una voluntad no declarada del que ya no volverá.

    Pues de eso trata: del suicidio asistido. Bien es verdad que la ley que comentamos no lleva ese nombre, pero tampocolleva el de Ley de Eutanasia, Su nombre es Ley sobre derechos y garantías de la dignidad de las personas en el proceso final de la vida. Pensemos en ello: derechos (que se reconocen) y garantías (para que esos derechos se preserven adecuadamente).

    Bienvenida sea una ley de cuidados paliativos y ojalá sea muy buena; pero, cuando llegue, seguirá siendo necesaria esta que estamos comentando.  Y si tiene lagunas o imprecisiones, que se mejor corrigiéndola. Pero solo se puede corregir lo que existe.

    Un abrazo.

     

    • Ludovico

      En efecto, señor Almela, la ley trata del suicidio asistido, pero no sólo. El suicidio asistido es la argucia que le sirve a la ley para cortar el hilo de la vida a los que no piden ninguna asistencia por la sencilla razón de que están incapacitados, mental o físicamente. El suicidio les sirve de coartada, pues lo envuelven en derecho a la vida y a disponer de ella cada uno como quiera. Cuando no puede procurárselo por sí mismo busca la colaboración de otros, así el caso de Ramón Sampedro o de quienes acuden a un amigo farmacéutico para obtener la ponzoña. Pero la ley no se queda ahí, sino que se extiende a las personas que no pueden dirimir qué hacer con su vida. Unos lo han dejado en el llamado testamento vital. Son los menos. La mayoría sencillamente son corderos en el matadero.

      El caso mollar es el de la pandemia. Han muerto del orden de 50.000 ancianos de residencias y no residencias porque su presencia fue desechada en el infame triaje. Había edad de corte, como si fuera nota de corte para estudiar determinada carrera universitaria. Tan escandolosa fue esa eutanasia, que hasta profesionales nada sospechosos de enemigos del socialismo, como Adela Cortina, firmó con otros profesionales la denuncia de esa medida. Y eso es lo que ampara la ley aprobada en el Congreso, como ha denunciado el Colegio de Médicos de Madrid.

      Entiendo que a usted le produzca tensión y desagrado determinadas expresiones. Antes manifestaron esa sensación varios colaboradores de Atrio, entre ellos el propio blogger o aquí mismo, doña Ana. Será por deformación profesional, pero uno a las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza les llama fuerzas fundamentales, a los últimos componentes de la materia, partículas elementales, a los componentes de la vida nucleótidos y proteínas. A la muerte violenta de otro, asesinato. No es juicio de intenciones. En ciencia no existe la intención ni siquiera la causa final, metodológicamente hablando.

      • Javier Almela

        Ya, Ludovico. Al pan, pan y al vino, vino. Pero es que pan y vino son dos conceptos invariables a lo largo de la historia.
        Otras cosas no lo son. Por ejemplo: los químicos estudiábamos hace 50 años que protón, electrón, positrón, neutrón, neutrino y mesón eran las partículas elementales de la materia. Hoy sabemos que no son ellas sino los hadrones, etc. Y ese es precisamente el asunto: conforme la conciencia y el pensamiento humanos avanzan, lo que nos parecía de una manera nos va pareciendo de otra.

  • oscar varela

    • oscar varela

      No doy un paso más,
      alma otaria que hay en mí,
      me siento destrozao,
      ¡murámonos aquí!
      Pa’ qué seguir así,
      padeciendo a lo fakir,
      si el mundo sigue igual…
      si el sol vuelve a salir…

      La gente me ha engañao
      desde el día en que nací.
      Los hombres se han burlao,
      la vieja la perdí…
      No ves que estoy en yanta,
      y bandeao por ser un gil…
      Cachá el bufoso…
      y chau… ¡vamo a dormir!

      Tres esperanzas
      tuve en mi vida,
      dos eran blancas
      y una punzó…
      Una mi madre,
      vieja y vencida,
      otra la gente,
      y otra un amor.

      Tres esperanzas
      tuve en mi vida
      dos me engañaron,
      y una murió…

      No tengo ni rencor,
      ni veneno, ni maldad
      Son ganas de olvidar,
      ¡terror al porvenir!
      Me he vuelto pa’ mirar
      y el pasao me ha hecho reír…
      ¡Las cosas que he soñao,
      me cache en dié, qué gil!

      Plantate aquí nomás,
      alma otaria que hay en mí.
      Con tres pa’ qué pedir,
      más vale no jugar…
      Si a un paso del adiós
      no hay un beso para mí
      cachá el bufoso…
      y chau…¡vamo a dormir!

  • Antonio Duato

    Había en otra entrada prometido a Ludovico exponer mi opinión personal sobre el tema. Como uno de los firmantes de este documento, me adhiero a lo expresado en él. Pero me permito añadir alguna reflexión.

    Desde hace mucho tiempo, desde que estudiaba ética y teología moral en la gregoriana, he dado muchas vueltas al tema de la eutanasia. Es indudable que, aunque etimológicamente significa “buena muerte” y en ese sentido ningún cristiano podría estar en contra, la evolución semántica hizo que el término significase sucesivamente estas dos acepciones, que quedan grabadas en gran parte como delito:

    1. La eutanasia nazi promovida por el grupo Projekt Action T4 promovida por el régimen nazi en 1939 para proteger la salud y eugenesia de la raza. Valdría la pena hablar de ello. En la Universidad Católica de Valencia los alumnos lo han estudiado a fondo en el observatorio de Bioética (La Eutanasia en la Alemania nazi) y tal vez el imaginario de ese disparate, que hasta Hítler prohibió sustituyéndolo por campos y hornos sin llamarles “eutanasia”, está aún en el imaginario de muchos. Y por eso ponen las banderas en luto, creyendo que va a venir la nueva matanza de Herodes.

    2. El adelantar el final de la vida de una persona, que, tras reflexionar, informarse y disponer de toda la amorosa ayuda posible, pide ayuda para acabar su vida porque no puede hacerlo por sí sola o deja su voluntad en un testamento sanitario para que, llegado el momento, dejen los sanitarios de emplear medios extraordinarios y le dejen morir en paz.

    Como bien dice nuestro documento el problema se presenta en realidad a familiares y sanitarios únicamente en muy contados casos, pues en la mayoría ese problema se resuelve por lo que está hoy aceptado (no siempre fue así) como práctica de cuidados paliativos. Realmente, lo principal de esas prácticas es suministrar sedantes a medida que los dolores lo exigen o quitar alguna práctica de distanasia (alargar artificialmente la vida). Y con frecuencia, según mi experiencia, la buena práctica sanitaria consulta personalmente al interesado, a los testamentos sanitarios o a la familia si no es posible obtener respuesta por los medios anteriores. El problema queda en esas manos, sin que se les imponga a los sanitarios una praxis contraria a ello. Y para que no haya malas prácticas programadas o disimuladas en esos momentos, es para lo que se establece una ley reguladora, como bien dice nuestro documento.

    El principio ideológico de que nadie en absoluto puede disponer de su propia vida es muy difícil de fundamentar en buena filosofía o teología moral. Y, llevado al extremo, pondría en tela de juicio algunos martirios evitables y algunas muertes en su raíz provocadas por prácticas ascéticas contra la naturaleza.

    Para mis amigos valencianos que lo conocieron: Pepe Janini, médico y profesor de Teología moral en el seminario, hizo una tesis de Teología en la Gregoriana demostrando que algunas discípulas de San Jerónimo morían necesariamente por el régimen y reglas que el santo les imponía. La aprobaron por los pelos, sin que nadie contradijera sus argumentos y le prohibieron publicarla. No sé si vale, pero a mí es algo que siempre me ha acompañado. Le asistí en sus últimos días.

    • Ludovico

      Mi muy respetado Antonio. Gracias por su atención. Como es de suponer, no conozco ese seminario de bioética al que usted alude, dirigido, supongo, por Justo Aznar, con quien tuve un brevísimo cruce de cartas público, sobre un tema bioético. En ese intercambio el “progresista” parecía yo…

      Tampoco conozco la tesis de Janini, y bien que me gustaría. Pero, a diferencia de otros centros, la Gregoriana no expone las tesis o al menos yo no consigo leerlas. De hecho, es muy rácana incluso en dar a conocer los sumarios de los artículos de Gregorianum. Y ahora que estoy jubilado, el dinero no me llega para suscribirme o acudir a sus fondos.

      Vuelve usted a insistir en que los “otros” temen la vuelta de Herodes y ponen el lazo negro. Me imagino que se refiere a Cañizares. Es lo que en bioética se llama el principio de slippery slope, es decir, que va a ser un portillo por donde se cuelen cuantos quieran acabar con la vida del abuelo, en particular si conviene acelerar la herencia. No es una hipérbole. Además, no sólo es el hijo, es la propia institución hospitalaria, sobre todo en estos días de pandemia, los que piden desalojar camas. ¿Qué ha sido, sino el famoso triaje impuesto por el gobierno a la hora de admitir contagiados en los hospitales y en las UCI? Una muerte, un asesinato en masa. No hace falta recordar los juicios de Nuremberg, ni acudir a las monografías sobre los frenopáticos austriacos, sobre los que existe abundante bibliografía. Lo ocurrido en España desde marzo, sobre todo en marzo y abril, no tiene nada que envidiar. Mas para que no haya responsabilidad penal, urge una ley de eutanasia que desanime a los jueces a husmear en responsabilidades.
      Aunque secundario y anecdótico, ¿se ha fijado que la ministra portavoz, ministra de hacienda, repetía, como su jefe e Illa, que se actuaba de acuerdo con la ciencia? Montero, no es cinismo, estaba pensando en la ciencia económica por el inmenso número de bajas en las pensiones, que rondan los 50.000.

      Nadie quiere el padecimiento de nadie. No sé si debo escribirlo, pero le contaré una experiencia propia. Tuve una intervención quirúrgica recientemente. Fue tal el dolor que me producía la sonda, que ni con morfina, ni con otro sedante podía colmarme y hubo que llamar al cirujano para que me extrajera la sonda. Obviamente, tuve ganas de morirme. Por si fuera poco, pensé que realmente me moría cuando no había forma de serenarme, recuperada la conciencia, tras la anestesia. Los efectos de la anestesia tardaban en remitir y apagarse. Pensaba que me volvía loco al no mantener la estabilidad. Fue solo cuestión de tiempo. Las cosas, quitada la sonda y pasado un tiempo, volvieron a su cauce. Si un alma “caritativa” me hubiera dado un tóxico, hubiera aliviado mi dolor y mis espasmos. Pero ya no podría contarlo.

      No hay enfermedades, sino enfermos, es un aforismo que Laín gustaba de repetir. Hagamos una ley de asistencia, de cuidados paliativos. ¿Por qué no se ha hecho? ¿Por qué no se compran, aterricemos, más respiradores en vez de amenazarnos con que las UCI están saturadas? ¿Por qué la muerte? ¿Por qué el asesinato?

      • ana rodrigo

        Ludovico, dices: “Las cosas, quitada la sonda y pasado un tiempo, volvieron a su cauce.” Lo que me hace suponer que, con todos mis respetos, no has entendido ni una palabra de la ley de la eutanasia, primero porque tus dolores no estaban indicando que tu enfermedad era irreversible, pues con quitarte la sonda, se arregló, y segundo porque la petición de la eutanasia la hace la persona enferma, creo que en varias ocasiones y con supervisión de diferentes médic@s, no que un alma compasiva le dé un tóxico. Y no porque tenga dolores, sino porque su enfermedad le lleva a la muerte y, no considerar su deseo, con todas las garantías legales, sería alargar su agonía, no su vida. He conocido algunos casos de gran crueldad, después de que condenaran al Dr. Montes y que ningún médico se atreviese ni a poner paliativos.

        • Ludovico

          Ana, la sonda se quitó porque lo pedí yo, contra la voluntad del personal asistencial que me atendía. Pasaron horas de agonía, en que los sedantes no ejercían efecto paliativo alguno. Hasta que se llamó por fin al cirujano, que no estaba en el hospital, sino lejos, en su casa. Los médicos y enfermeras creían que se me podría producir una septicemia, mal del que murió un eminente médico valenciano y amigo, don José María López Piñero. La septicemia está siempre al acecho en los hospitales. Los médicos estaban en un dilema ¿septicemia o que se aguante? La anestesia es una intervención de riesgo. De hecho te hacen firmar tu aquiescencia por lo que pueda ocurrir. Directos e indirectos. Los estertores, para el paciente, son preocupantes, altamente preocupantes.

          Dejemos de lado lo personal. Lo común es que el acto ejecutor, porque se trata de una pena de muerte, no le corresponde al paciente que suele estar privado de conciencia plena. Los que se oponen a la eutanasia no rechazan el comité de ética, ni el comité de especialistas, ni los plazos transcritos entre la decisión y la ejecución. Eso entra dentro del argumentario de los que edulcoran el asesinato: cubrir al otro de improperios nefandos y crueles. La eutanasia votada no habla de cuidados paliativos. Lo han evitado ex profeso, como se quejan los bioéticos. Parece como si les interesara la sangre. Son palabras duras, lo acepto. Pero es que nadie, nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a actuar sobre la vida ajena. Otra cosa es el suicidio asistido. No lo confundamos, aunque a veces se mezclen y nos escondamos tras una voluntad no declarada del que ya no volverá. Suicidio asistido fue el caso de Ramón traído aquí por Carmen con la película Mar adentro. Eutanasia fue el caso del médico que usted cita y los miles de muertos de residencias no admitidos por el triaje gubernamental.
          Nadie habla de alargar agonía, ni de impedir lo irreversible. Todo eso entra en los cuidados paliativos. Nadie quiere un sufrimiento sinsentido. Nadie. Pero hay que decir que el que quiere que el paciente tenga plena autonomía en razón de su dignidad y se evite el paternalismo médico lo mismo que la vigilancia política, es el que rechaza el hacha de la eutanasia social-comunista.

          • ana rodrigo

            Por mucho que cuentes, tu caso, tal como lo relatas no tiene nada que ver con la ley de la eutanasia. Si no lo entiendes es problema tuyo.
            Y aquí corto mi intento de dialogar contigo, sencillamente es imposible.

    • carmen

      Antonio.
      Este señor no me contesta, debe de ser porque no he estudiado en la gregoriana. Y lo entiendo. Cada uno elige con quién habla y a quién lee. Pero como estoy de encerrona, os leo a todos.
      Creo que don Leudovico no ha entendido una cosa. No depende de que un alma caritativa decida ponerte o no morfina. No.
      La eutanasia es que el enfermo lo pida, lo solicite, lo deje claro en más de una ocasión. Lo especifique. El enfermo.

      Luego estamos las almas caritativas que no podemos resistir que una persona muera como un pez fuera del agua. Y se lo decimos al médico. Y el médico lo puede enfocar como un cuidado paliativo o como una ejecución.
      Pero no es el caso de la ley de eutanasia. No de la que se ha aprobado en España.
      Y enhorabuena a los valientes.

      • Ludovico

        Perdone Carmen, no sé cuál es su pregunta. He leído sencillamente su opinión. No me gustaría ser grosero, jamás, con usted.

  • ana rodrigo

    La ley está ahí, no obliga a nadie, la decisión es del propio sujeto sobre su propia vida, con con todas las garantías médicas. Quien quiera hacer uso de ella, le ampara la ley, y Dios es otra cosa, desde luego no tan cruel como regocijarse en el sufrimiento de nadie.

    No trato de convencer a nadie, cada cual es cada cual, y cada cual tiene sus argumentos en un sentido u otro. Pero que nadie llame asesino a nadie, la decisión no la toma nadie por nadie.

  • mª pilar

    ¡Por fin, una ley, que puede liberar a las personas con enfermedades muy dolorosas y alienantes!

    Aquello que muchas personas llaman “dios”, se aferran aun sinsentido ante las enfermedades sin solución…aunque nos congelasen…hasta que la ciencia encuentre una ¿solución?.

    ¡Somos mortales!

    Y cuando comprendamos esto, quizá, la muerte forme parte importante de nuestro vivir; sin miedos absurdos; es un paso más de nuestro vivir.

    Como nos lo planteamos, es otra cuestión.

    La vida es un don que se nos da, sin que nosotros tengamos nada que ver en ello; como la vivimos:

    ¡Si es nuestra responsabilidad!

    Por lo cual, como morir también lo es; tener una vida larga o corta…eso no depende de nosotr@s…el morir.

    ¡Si!

    Si Dios ¡Es! no entra en esas cuestiones, ni nos manda el dolor…cualquier clase de dolor…para hacernos ¿qué? ni para probar nuestra capacidad de sufrir; eso la vida misma, de mil maneras nos ira enseñando como hacerlo.

    Dejar a las personas que sufren:

    ¡Sin solución posible!

    Por mucho que alarguemos su agonía, es un sin sentido.

    Por eso, esta ley bien planificada, y la decisión de cada persona, de como quiere llegar al final de sus días, es algo bueno y necesario.

    Cada cual es responsable de sus ¡vivir! como de su ¡morir!

    Gracias Atrio por invitarnos a pensar y decidir.

     

  • Isidoro

    El tema de la eutanasia, y hasta si se quiere el del “derecho” al suicidio, casi siempre es inevitablemente ideológico.

    Yo últimamente, estoy en una campaña personal, de diferenciación entre “filosofía” e ideología.

    La filosofía, el conocimiento de la realidad, es el ideal humano, (“Conócete a ti mismo, y conocerás…”), mientras que la diversas ideologías, son miniplantillas de conocimiento, (catecismos), que suplen nuestro razonamiento propio, a base de sistemas de ideas que se adoptan en bloque, casi sin reflexión alguna, simplemente por motivos estéticos, (nos gustan, nos resuenan…), y al tiempo que nos proporcionan unas ideas sobre la realidad, nos otorgan un sentido de pertenencia grupal, que siempre nos viene bien para la autoestima.

    Aquella minoría de personas, aquejadas del inmundo vicio de pensar por nuestra cuenta, ante problemas del enorme calado existencial de temas como vivenciar nuestra muerte o nuestra vida futura, necesitamos sobre todo tener claro una pregunta clave: ¿Qué cosa somos el humano, y en general todos los componentes del Universo?.

     

    Y aquí es donde entran las ideologías varias. Ya no es una cuestión de creer en Dios o no. Porque uno puede creer en un Dios personal, teísta intervencionista, o en un Dios “deísta” no intervencionista, o en un Dios no personal, de naturaleza desconocida e inefable.

    Y se puede ser “panenteísta”, en donde Dios, (personal o no personal), actúa en el Universo, a través de las Leyes del mismo, que Él habría diseñado e implementado.

    Y uno puede ser agnóstico o directamente ateo, que sospechan que estamos solos en el Universo, (solos del todo, o quizás junto a otros compañeros” de vida, dispersos por el mismo).

     

    Según la idea –postulado previo, que tengamos del humano en el Universo, ya sea porque culturalmente nos la han inoculado en nuestro imaginario personal, y/o porque hemos llegado a esa conclusión, nuestra actitud ante “la vida”, será muy distinta.

    Si uno se siente dueño de su vida, solo deberá atender al deber comunal de especie, de vivir la vida siendo lo más útil posible a la humanidad. Pero a uno no le va a decir que hacer con su vida, un Dios, (o sus representantes), si yo no creo que exista, o no creo que intervenga en esos temas individuales.

    Por ello amigo Ludovico, la oposición a la eutanasia o incluso al aborto conflictual, en general es una cuestión ideológica, de ideas apriorísticas que cada uno ha adoptado.

    (Con todo derecho personal, pero uno debe tener la valentía de asumir nuestras “obediencias” voluntarias ocultas).

    En estos temas hay exceso de ideología y déficit de razonamientos antropológicos puros, (aunque reconozco, que como nuestros conocimientos siempre escasea, es inevitable que muchas veces echemos mano a “chuletillas” ideológicas, incluso pretendiendo ser asépticos y científicos.

     

    Hablaba yo recientemente sobre si la ética debía estar en manos de teólogos, de biólogos o de filósofos. Y este es un ejemplo más, quizás en temas de suma importancia existencial, de que, o decidimos por nuestra cuenta, o siempre hay alguien que decide por ti:

    Lo malo de tener una vida muy ordenada a priori, es que siempre es otro el que te la ordena, (aunque nuestro ego-consciente, ilusamente se autoengaña pensando que porque movemos las manos delante de la TV, la Orquesta Sinfónica de Viena sigue nuestras  órdenes).

    • Ludovico

      Gracias por su atención. Pero creo que no me ha entendido. Digo exactamente en qué sentido no es ideología. No voy a insistir en ello. De momento no he incluido a Dios en mi razonamiento. Los utilitaristas gustan de la expresión “Hands off”, es decir, que los éticos deben abandonar su incursión en los temas científicos de repercusión social. En el fondo, por lo que usted dice, que es pura ideología.
      El tema de la ideología en filosofía y en teoría del conocimiento estuvo de moda en Europa hace más de cincuenta años. De hecho, constituía una asignatura optativa en tercero o cuarto de filosofía que, en la Universidad de Barcelona, nos la impartía Maristany del Rayo, un profesor adjunto. Eran tiempos en que había imbricación entre la filosofía analítica en punto a “desideologizar la filosofía”, el teorema de Godel sobre los fundamentos de la matemática y su necesidad de apelar a fuentes externas.
      Dejemoslo aquí. De nuevo, gracias por la atención y por el recuerdo de una viejísima lectura, la de Max Scheler, El puesto del hombre en el cosmos.

    • Isabel

      Tendrías que aclarar qué es ser “lo más útil posible para la humanidad” y sería según tú, anda que no puede responder eso a múltiples ideologías.
      Si uno es dueño de su vida… ¿quién le dirá qué hacer? Dios no, mejor ese superordenador inteligente creado en Silicon Valley tan neutral que sabe cómo debemos vivir. Sin ir tan lejos, me están diciendo, mejor bombardeando desde todos los medios, qué debo hacer: ser generosa, no molestar a mis hijos con la vejez y la dependencia, ceder el respirador y la cama de UCI a alguien joven y va a resultar que si quiero vivir es que soy una egoísta. Esto responde a una ideología, a la que quiere imponer la clase dominante en esta época y que como siempre, obedece a muchos más intereses que nuestro bienestar.
      Lógico que se le opongan otras, precisamente porque lo gente piensa más de lo que tú pareces creer. Todos actuamos por alguna ideología en función de la conciencia que nos hemos formado. ¿Con “obediencias” ? Yo diría con aprendizaje, casi nadie inventa algo, todo lo aprendemos.
      Con “razonamientos antropológicos puros” prefiero no especular aquí, más abajo expresas bien a qué te refieres.

  • Ludovico

    Si abrimos la prensa hoy, Diari de Girona o La Vanguardia, por ejemplo, nos enteraremos de que parece existir una contradicción en la postura ante la eutanasia del Colegio de Médicos de Barcelona y el Colegio de Médicos de Madrid. La nota del Colegio de Madrid, que insta a la Comunidad de Madrid a oponerse a la ejecución de esa ley en caso de que se aprobara, habla explícitamente de matar, de asesinato que avancé yo y que alarmó al señor Duato y al señor Calleja.

    Algunos dirán que es postura ideológica. De derechas frente a izquierdas. De conservadores frente a progresistas. La verdad es que llamar progresista a quien se adueña de vida ajena (en los confines, como dicen los bioéticos, con el aborto en el inicio y la eutanasia en el término), es un abuso del lenguaje. No creo que nadie pueda tildarme de haber regateado esfuerzo en promover el progreso –a través de la información científica- de mis paisanos.

    No. No es postura ideológica en ese sentido. Es postura ética. Y la ética está ahí, sin más colores que los de los principios de que uno parta. Sea principialista estricto (de Beauchamp-Childress), utilitarista (de Bentham-Harris o Savulescu), deontológico (kantiano) o iusnaturalista.

    Todo lo demás es gratuito, tinta de calamar, o uso espúreo de los términos.

    Dicen los del “sábado” que la razón última es la dignidad. Y es cierto. Aunque sea un vocablo que exaspera a los partidarios del proyecto Simio (Mosterín), fue incorporado en la Declaración de los Derechs Humanos de Ginebra, de 1948 y recogida en todas las declaraciones ulteriores sobre ensayos sobre el hombre (Helsinki, etcétera).

    Justamente porque posee una dignidad intrínseca, asociada inseparablemente a su ser como persona, es por lo que la sociedad no tiene arte ni parte, salvo que seamos del “disabte”, socialcomunistas y otros “proregistas”.

    Porque éticamente es una aberración y iusnaturalmente un asesinato, es por lo que conviene hinchar el perro del “conservador, energúmeno, fundamentalista, ultrarreligioso” que se opone.

    No se ha hecho una ley de asistencia, de cuidados paliativos, ética. Sino de matar sin responsabilidad. Con esa crudeza lo digo. La argucia del “disabte” de ponerse la venda sobre “los abusos” (un abuso letal, sin reversión, dicho sea de paso), me ha traído a la mente la expresión de ayer mismo del consejero de sanidad de la Junta extremeña: no se han vacunado a los ciudadanos porque se ha aplicado el principio de precaución.  El principio de precaución, en bioética, expone que, conocidas las incógnitas que rodean un ensayo con humanos, las posibles consecuencias o efectos secundarios, la prudencia aconseja abstenerse. Es decir, que no desconocen los principios de la ética, ni los del disabte ni los socialcomunistas del gobierno (así se autotitulan ellos), de ERC o de Bildu, sino que la violentan adrede, eso sí con eufemismos para incautos o militantes.

    Por último, el estribillo que se aplica al aborto y a otros temas, “nadie les obliga”. Evidentemente, nadie te obliga a robar, pero no por eso no puedes rechazar el robo. No sólo puedes rechazar el robo, sino que debes.Por la dignidad del que lo sufre.

     

    • carmen

      Pues respeto profundamente su opinión. Lo que no llego a entender es por qué usted tilda de asesinato a una ley que permite en determinadas condiciones acabar voluntariamente con tu propia vida.
      Entendería que lo definirse como suicidio asistido en determinadas circunstancias. Pero nunca como asesinato.
      No es exactamente lo mismo.
      Pero bueno.
      Entiendo que cada cual tiene derecho a pensar y expresar su opinión libremente. Pero, por qué descalifica a los que no piensan como usted? Eso no logro entenderlo. Porque usted rebosa formación académica. La descalificación personal es propia del que se queda sin argumentos.

      Y, por si le sirve de algo, le voy a decir un secreto: nadie es mejor que nadie. Es una frase de una canción de Manolo García, seguro que la conoce: insurrección. Miguel Ríos también tiene una versión estupenda.
      Dónde estabas entonces
      Cuando tanto te necesité
      Nadie es mejor que nadie
      Pero tú creíste vencer.
      Si llamé ante tu puerta
      De nada sirvió…

      Y todo esto hace que a veces nos sintamos halcones llamados a las filas de la insurrección.

      Porque hay que escuchar, no cerrar puertas y descalificar.

      Un abrazo.

      • Isidoro

        Amiga Carmen: Eso de que nadie es mejor que nadie, es una falsedad, en mi opinión, que nos sirve para autojustificarnos a los “flojos”, y desarticular en nosotros, cualquier intento de autocrítica.

        Distinto sería si habláramos de “culpabilidad” personal, pues yo no creo en el libre albedrío práctico, completo. La realidad es que si apenas sabemos lo que hacemos, casi nunca sabemos por qué lo hacemos.

        La “alienación” natural, (conjunto de sesgos, errores cognitivos, heridas emocionales, y hasta el azar), que es nuestro estado psicológico sempiterno, hace que nuestro albedrío, sea de todo menos libre).

        Pero el que existen personas mejores que otras, es una evidencia, y además hay que reconocer el mérito objetivo de las personas mas maduras y autorrealizadas, aunque posiblemente hayan tenido la “suerte”, de haber sido dotados de unas circunstancias mas favorables para dicha maduración, que otros.

        De ahí la parábola de las minas, en que a uno le daban una mina y a otro cien. Y por eso dice Jesús en el ev. de Tomás, “elegiré a uno entre mil y a dos entre diez mil”.

        Y no es injusto, porque esos “seres superiores”, nos representarán a todos, y nos abrirán las puertas del Paraíso futuro, que espera a la Humanidad, (a pesar de los agoreros, que no ven más que males presentes, que sin duda existen).

        De ahí que los héroes de la humanidad, sean los investigadores, y también los asistenciales.

        Libro de la Sabiduría: “Ellos, (los sabios), mantendrán la fábrica del mundo, y en la obra de su oficio está su oración”.

        • carmen

          Pues entonces será una apreciación personal. No me siento mejor que nadie.
          Y menos aún en el campo de las ideas, que es de lo que estaba hablando.

          No me gusta todo el mundo, sencillamente huyó de lo que ahora se viene llamando gente toxica.

          No juzgo. Huyo.
          Tampoco me siento elegida para nada, es cierto. Solamente he intentado cumplir con mi trabajo. Nada más. Y nada menos.

          Pero sí te voy a decir una cosa. Miedo me dan los elegi

          • carmen

            Elegidos.
            Terror.
            Te lo prometo.
            Un abrazo.
            Cuídate mucho. De todas maneras ahora no podrías salir … Así que tómatelo con filosofía.

          • carmen

            Fíjate, Isidoro. Como soy tan rara, entendía la parábola de los talentos. Naces con una serie de potencialidades a desarrollar, de talentos. Llamalo como quieras . Pero eso no te hace mejor ni peor. Sencillamente has nacido así. Todos somos diferentes, soy darwinista a tope y esa es la base de la evolución. La diferencia.
            Entonces, creo, me parece, opino que tienes la obligación hacia la comunidad de desarrollarlos a tope. Bueno, al menos desarrollarlos.
            Pero por el hecho de tenerlos no eres ni mejor ni peor. Porque lo que es una ventaja en un momento determinado del desarrollo de la especie, si cambia el medio, se puede convertir en una desventaja que te puede llevar incluso a la muerte. Al individuo y a la especie entera. Díselo a los dinosaurios.
            Porque no sobrevive el más fuerte ni el mejor. En absoluto. Sobrevive la especie que es capaz de Adaptarse al Medio. Porque no existen individuos mejores ni peores en si mismos.
            Ejemplo.
            Los friquis de los ordenadores serán los triunfadores del futuro que ya es presente . Porque el medio ha cambiado. Lo hemos cambiado nosotros mismos, porque una especie modifica su nicho. Y nosotros hemos modificado el nuestro.

            Podrá haber vencedores y vencidos. Pero no mejores y peores. Sencillamente somos diferentes.

            Perdona.
            Me apetecía hablar.
            Cosas de la encerrona.

        • Isabel

          Dices, Isidoro
          No creo en el libre albedrío..
          Existen personas “mejores” que otras.. “seres superiores” dotados..
          “Males presentes” existen, pero los que los señalan son agoreros…

          Y me acordé de Lewontin:
          “Si la sociedad en la que vivimos ha de parecer justa, tanto a los poseedores como a los desposeídos, se necesita una manera distinta de entender la libertad y la igualdad, una concepción que haga congruente la realidad de la vida social con los imperativos morales. Es justamente para responder a la necesidad de una autojustificación… por lo que se ha desarrollado la ideología del determinismo biológico.”

          Siguiendo, Isidoro, a tu amado fundador de la sociobiología, nos vienes a decir, está implícito en tu comentario que así somos, los superiores y los otros, como las esclavas y las reinas en las hormigas así que las ideologías sobran, salvo la más repugnante, que todo está en los genes. Caramba!

  • carmen

    Y no veo solución. Porque la solución pasaría por un diálogo con el ala opuesta de la iglesia. Y en vez de eso hay una guerra intraeclesial descomunal. Donde el líder de la reforma es el Papa Francisco. Es imposible. O sea, imposible que un señor que ha llegado a ocupar la silla de Pedro, con lo que supone de carrera eclesiástica, atente contra las ideas básicas de la iglesia. Es imposible que se cuestione dogmas, porque entonces, sencillamente no habría hecho carrera eclesiástica.

    Y además jesuita. Los que lideraron la contrarreforma. Iglesia pura y dura. Eso sí, en la frontera, pero dentro, ni un pie puesto al otro lado . Y no me refiero a individuos, todos conocemos casos que la han saltado. Me refiero a los jerarcas. A los de siempre. Las personas normales no importan, sean de la orden que sea.

    Y ya me callo.

    Ya está bien por hoy.

    Es la encerrona. Sorry.

    Cuídense mucho.

  • carmen

    Pero entonces se negaría una cosa básica en todo el pensamiento de la iglesia: Dios es el dueño de la vida. Él la da cuando quiere y la quita cuando le apetece. Punto.

    Ese es el problema.

    Y si se elimina ese principio, se pueden tambalear muchos otros.

    Y  casi nadie está dispuesto a afrontar una reforma en profundidad de los principios en los que se basa la institución de la iglesia. Les ha llevado muchos siglos, muchas guerras, muchas excomuniones, muchas hogueras, muchos silencios impuestos para que de repente, zas, unos moribundos haga que todo se cuestione.

    Nunca lo harán. Nunca apoyarán una ley de eutanasia. Pero da igual. Ahí está la ley, no?

    Tienen ustedes toda la razón. Y la sociedad también comparte esos razonamientos. Por eso se ha aprobado la ley. La sociedad va por un lado porque puede evolucionar, pero la iglesia no puede evolucionar, está atrapada en sus dogmas, encerrada , rodeada por ellos.

    Al menos eso creo. Eso me dice mi cabeza, pero claro, una cabeza de una persona que ni siquiera, gracias a dios, puede acceder al sacerdocio. Qué sabremos las mujeres de todo esto…

  • Juan García Caselles

    Bien, bien.

    Solo me hago una pregunta. Mi vida pertenece a Dios. Correcto. Pero ¿pertenece a los obispos? ¿Son ellos los dueños de mi vida?

    • carmen

      Lo acabo de leer.
      Es una buena pregunta.
      Por lo visto sí. Porque Ellos saben lo que nos interesa. Ellos saben. Nosotros no. No tenemos estudios de teología.
      Un abrazo

      • Gonzalo Haya

        ¡Por favor, Carmen! ¿Lo dices en serio?

        • carmen

          Qué digo en serio? Lo de Juan? No.
          Lo de antes. Totalmente en serio.

          • carmen

            Pero lo de antes es más largo de leer, entiendo que no lo haya leído. Ni esto ni mil tonterías que digo al cabo del día.
            Si se fija en las horas, la contestación a Juan es posterior a los otros dos comentarios.
            Espero que Juan me haya entendido. El pregunta en un tono irónico y le contesto en el mismo.
            La verdad, me ha descolocado un poco usted con esa pregunta.
            Pero bueno.

          • carmen

            Pues sorry.
            Solamente era el primero, el de las 9.26
            Juraría que habían sido los dos. Pero no.
            De todas maneras, insisto
            Es una bromica
            Lo de Juan.
            Lo otro lo digo totalmente en serio.

    • oscar varela

      Hola Juan!
      Te leo:
      “Mi vida pertenece a Dios”
      Ok!
      Pregunto:
      ¿Quién te lo dijo?
      Abrazo!

      • Juan García Caselles

        El aparato , claro. Otra cosa es si me lo creo y porqué. Y ahí el aparato tiene poco que ver

        • carmen

          Pues eso pasa
          Te dicen cosas, cuando eres pequeño te las puedes creer más o menos. Empiezas a crecer y a hacerte preguntas. Miras a tu alrededor y no entiendes. Te replanteas muchas ideas y si quieres y puedes, tomas la decisión de qué te parece cierto y en qué no. Pienso que aciertas cuando esa decisión personal te trae paz interior. No tienes ni porqué comentarla con nadie.

          Está claro. Nos dijeron que la vida pertenece a Dios. Y te lo cuestionas. Y creo que mi vida me pertenece a mi misma. Quizás sea lo único realmente mío que tengo.

          Y nadie es mejor que nadie por pensar que la vida pertenece a Dios o a ti mismo.
          Eso es lo que quería decir al principio del día.

          Cuídate mucho.