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El Edicto de Tesalónica y el Estado de Bienestar

       Imagino que si alguien se anima a leer este artículo empezará preguntándose qué demonios tiene que ver el Edicto de Tesalónica (de Teodosio, año 380) con el Estado de Bienestar. Es verdad que a primera vista aparecen como dos cosas muy distintas, no sólo en el tiempo, sino en los campos a los que se refieren esos acontecimientos; al campo religioso en el caso del Edicto de Tesalónica, al campo socioeconómico y político donde situaríamos el Estado de Bienestar.

      Pero yo creo que en el fondo podemos encontrar un esquema muy similar. El siglo primero los discípulos de Jesús de Nazaret habían comenzado a marchar por todos los caminos del Imperio anunciando el mensaje de Jesús. Las autoridades romanas los consideraron una amenaza para la estabilidad del poder imperial, y comenzó una persecución tras otra. Pero el cristianismo resiste, se propaga cada vez más, y en el siglo IV los emperadores tienen que darse por vencidos. Constantino con el edicto de Milán proclama la libertad religiosa, y a finales de ese siglo el emperador Teodosio decide dar un paso más y ganarse a los cristianos para su causa, proclamando el cristianismo religión oficial del Imperio. El resultado lo hemos visto a lo largo de los siglos, los discípulos del crucificado forman una jerarquía que se codea con reyes y emperadores, y con ellos establece leyes y condenas.

      A mediados del siglo XX los movimientos obreros surgidos un siglo antes con su aspiración al socialismo habían cogido una gran fuerza. Las potencias capitalistas europeas se habían desangrado en una implacable guerra fratricida, y la Unión Soviética surgía como una gran potencia. Parecía que por fin se hacían realidad las palabras de Marx: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma.”

      El problema para la burguesía capitalista europea es que la amenaza no venía sólo de los ejércitos soviéticos, en sus propios países unos potentes partidos comunistas y socialistas exigían cambios radicales en la sociedad. Entonces el capitalismo europeo tuvo una gran idea, lanzó su Edicto de Tesalónica para ganarse al adversario: el Estado de Bienestar para todos. En realidad, “Estado de Bienestar” es una atractiva manera de denominar a la “sociedad de consumo”. El bienestar al que se llega era un bienestar totalmente material, proporcionado por un consumo creciente de objetos y servicios, algo muy distinto a la felicidad a la que aspiramos todos los seres humanos. Pero el invento funcionó.

      Para unas clases populares que venían de siglos de trabajos duros, siempre lindando con la escasez y la necesidad insatisfecha, está abundancia de consumo era casi un sueño, el objetivo que habían perseguido toda su vida. La aspiración a una revolución social fue perdiendo fuerza rápidamente y los trabajadores se fueron instalando cada vez más en esta sociedad capitalista que les ofrecía ese atractivo bienestar. Además, con este Estado de Bienestar el capitalismo con seguía un doble objetivo, adormecer al movimiento obrero y hacerle olvidar sus viejas veleidades revolucionarias, y al mismo tiempo hacer funcionar a pleno rendimiento su industria, que cada vez tenía más capacidad de producción. Si unimos a esto la penosa imagen que daban los países socialistas, comprenderemos que la idea del capitalismo como única estructura capaz de proporcionar una vida satisfactoria se interiorizó ampliamente.

      Lo mismo que los cristianos, perseguidos durante siglos, abrazaron con entusiasmo el nuevo estatus que les proporcionaba el Edicto de Tesalónica, y la jerarquía se integró plenamente en la estructura imperial, esa mayoría social que durante toda la historia había vivido pobremente se integró en la estructura económica capitalista.

      Pero a partir de aquí viene una diferencia fundamental. La Iglesia integrada en las estructuras de poder se ha mantenido así durante más de un milenio. Aunque sea con la contradicción fundamental, por lo menos en la mayor parte de la jerarquía, de predicar el Evangelio y vivir de espaldas a él. No sabemos en qué medida ese Evangelio, no vivido pero anunciado, ha ido influyendo, pero en la humanidad lentamente se ha ido avanzando hacia la libertad y los derechos humanos. Esto ha permitido liberarse de la opresión inquisitorial de la Iglesia jerárquica, y llegar a proclamar un Evangelio liberador, que poco a poco se va extendiendo.

      Por el contrario, frente a los largos siglos que se ha mantenido la Iglesia surgida de Tesalónica, una humanidad integrada en la sociedad de consumo tiene un recorrido enormemente corto, los científicos hablan de unos cuantos años. La vida en el planeta Tierra, una vida que permita la continuidad de la humanidad, es incompatible con una civilización que aspire a conseguir su bienestar a través de un consumo creciente e innecesario.

      Esta realidad es admitida intelectualmente por la mayoría de nuestra sociedad, pero no vitalmente. Si hay una tarea apremiante en la actualidad, es trabajar por una cultura capaz de poner la felicidad en algo distinto del consumo. Tarea apoyada en la renovada visión del Evangelio anunciado por Jesús.

6 comentarios

  • mª pilar

    ¡Gracias por esta esperanza en camino!

    Un gran abrazo entrañable.

  • carmen

    Pobrecico mi niño Jesús.

    Nace con un jaleo de familia que no veas. Le hace la sociedad sufrir lo que no está escrito. Se hace mayor. Observa, piensa, se hace seguidor de Juan el que bautiza. Matan a Juan y él sigue y sigue y ahí están los evangelios. Lo matan porque tenía más razón que un santo y las personas empezaban a espabilar con todas las cosas que decía. Luchó por mejorar la vida de hombres y mujeres. Presentó su proyecto de sociedad alternativa, según Salvador Santos.

    Y una vez muerto , lo resucitan para convertirlo en Dios  oficialmenteen un concilio trescientos años después? Y en sumo sacerdote cuando no resistía a nada que tuviese relación con el Templo? Porque el Templo era el Poder que esclaviza?

    Y eso es hacerle justicia al muchacho?

    Pobrecico mi niño Jesús.

  • carmen

    Ay, dios mío.

    He echado un vistazo a esto de los concilios primeros. El de Jerusalén, el de Nivea y otro que ya no me acuerdo, pero muy próximo al de Nicea.

    Y yo que me pensaba tan original en mis planteamiento sobre que Jesús fue una persona normal, bueno, dentro de lo que cabe, que de Naturaleza divina nada. Y me encuentro con que eso se está discutiendo desde el siglo cuarto. Es decir, hace diecisiete siglos.

    Pues menuda originalidad de pensamiento el mío. He descubierto la pólvora.

    Uuuuuufffffff.

    Lo que se tienen que reír cuando escribo las simplezas que escribo.

    Pues sí, si. Hay un tal Arriano que decía que de Dios , nada. Persona humana. Lo curioso del tema es que llegó al concilio de Nicea, o a lo mejor a otro, tengo una cabeza horrible para los nombres, pues llegó defendiendo esa postura, perdió, lo excomulgaron, pero más tarde lo volvieron a admitir en la iglesia porque parece ser que este señor emperador, el de con esta cruz vencerás, pues como que si, si, ordenó que no se persiguiera a los cristianos, pero eso de que Jesús fuese dios, no lo tenía muy claro. Por lo visto lo que sí tenía claro es que no estaba dispuesto a que sus súbditos anduviesen a la gresca con temas de religiones y tonterías.

    Pero… que Jesús fuese dios…eso era demasiado. Porque claro, entonces él qué? Pero si era emperador, él es el que venía de Dios.

    Entonces pues por lo visto presionó para que don Arriano volviese a ser admitido en la iglesia. O lo que fuese aquello.

    Pero claro, se muere … Arriano oootrq vez excomulgado. Porque estaban todos los que mandaban en la idea de que Jesús era de naturaleza divina.

    Y luego aparece el espíritu Santo como tercer componente de lo que se llama la Santísima Trinidad.

    Y yo me pregunto. Entonces la naturaleza divina de Dios depende de los votos a favor de esta idea que se obtengan en un concilio?

    Miren. Soy una inculta total en estos temas, totalmente analfabeta teológica. Pero… No sé yo esto. A mí no me parece normal que sea una decisión tomada por votación. Porque lo es o no lo es. Al margen de los votos.

    O no? O es todo un constructo, una entelequia, una especie de juego intelectual sobre mi pobre Jesús imaginario?

    Qué de verdad hay , pues en todo?

    Con razón hay personas que si saben de teología y dicen que hay que revisar todo. Pero es que con más razón dicen los que saben de iglesia que no se puede tocar nada. Pero ni una coma. Tienen clarísimo que no resiste un análisis.

    Y yo me pregunto. Bueno, mejor no lo digo.

    Me voy a pasear.

    Uuuuuufffffff.

    Esto es tremendo, pero tremendo.

    Me quedo con mi Jesús imaginario. Y lo demás, pues que ellos digan lo que quieran, de todas maneras lo van a seguir diciendo. Y lo que es peor, haciendo…

  • Juan A. Vinagre Oviedo

    Me gusta y convence, Antonio Z., tu reflexión. Reflexión que viene bien para este comienzo de año. Según la información que yo tengo, ese “estado de bienestar”, de que hablas (limitados a nuestro tiempo), fue obra especial -no solo- de Keynes. Este gran economista conservador era un hombre muy clarividente y al mismo tiempo flexible. Y pensó que la única manera -hablo muy en general- de salvar el modelo capitalista y frenar el movimiento comunista, era crear un cierto “estado de bienestar” entre la clase trabajadora… Nuestro actual sistema social europeo se inspira en las ideas de Keynes. Estado de bienestar que, pasado el miedo al comunismo, el sistema tradicional quiere eliminar y volver atrás… Piénsese en Reagan, Tacher (en España, Aznar… etc.), que sirvieron a esos intereses, a esos señores… con una mentalidad muy vieja, pero revestida de modernidad, sin alternativas…

    La Iglesia, al caer en la tentación del poder… se hizo pródiga… y aún hoy no ha vuielto a la casa del Padre. Por eso le cuesta tanto entender y de alguna manera liderar el cambio…, empezando por su testimonio personal y como institución.

    Pero hay que advertir -siempre en mi opinión- que el verdadero “estado de bienestar” tiene que ser humano, tiene que humanizarse, a partir de valores auténticos (no consumistas, que ciegan y empobrecen.)

    Y en esta misión de humanizar, la Iglesia de Jesús debería ser protagonista y liberadora de tantos “demonios”, valores consumistas y superficiales… (otra especie de circo), que nos vuelven hacia atrás en nuestro desarrollo humano. Digo humano, no tecnológico…, que ahí sí corren muy de prisa hoy.

  • Gonzalo Haya

    Una vision realista y a la vez optimista