UNO. Hay algo que da esplendor a cuanto existe y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina. Sólo podría habérsele ocurrido a Gilbert Keith Chesterton. Pues a la vuelta de una esquina, saliendo del Gregorio Marañón de Madrid, un hospitalazo de fama, nos hemos encontrado con una mujer de 104 años que vive sola y se vale por si misma, tras haber pasado 14 días en la UCI a cuenta del virus. Resistió de niña la gripe de 1918, las consecuencias y tarascadas de la II guerra mundial, las de la guerra civil española y hasta hoy. Bueno, el año pasado estuvo ingresada también en este mismo hospital a consecuencia de una gripe A. ¡Ojo, que una adolescente de 15 años, nacida en Colorado, USA, EEUU, es científica y ejerce de tal al frente de una red de cerebros jóvenes como el suyo, dispuestos a resolver problemas del mundo! Ya han trabajado en control del ciberacoso y en como ayudar a superar la adición a opiáceos. La mujer de 104 años se llama Elena. La mujer de 15 años se llama Gitanjali. Rafael Argullol acaba de constatar que pocas veces la inteligencia estuvo tan alejada de la política.
DOS. Cuando alguno de sus tres hijos varones desesperábamos a mi madre, que en gloria esté, (pues ella sí distinguía géneros y los medía de distintas maneras) solía oírse un “¡estate quietecico!, nenico de Belén” que, bien mirado, era un aviso herodiano sin mayores consecuencias luego, pero que nos ponía en guardia para no continuar la aventura equinocial en la que andábamos metidos con la patulea de primos hermanos y amigos de toda clase que pululaban por la casa. Como estos días el protagonismo lo ha recuperado, pese al virus, el nenico de Belén, hay que volver a leer Alicia en el país de las maravillas y encontrarse con el sombrerero loco de Lewis Carrol para asombrase de lo que científicos de pro han descubierto atribuyendo al sombrerero la enfermedad del hidrargirismo que proviene de una intoxicación producida por el mercurio: dolores de cabeza, cambios de personalidad, alucinaciones, temblores e incluso psicosis. Era conocida como la enfermedad de los sombrereros porque ellos utilizaban mercurio para dar consistencia, sujeción y altura a las piezas de cabeza que en aquella época utilizaban los caballeros. ¿Usará el señor Abascal mercurio para mantener en pie a sus huestes frente al desalmado presidente del Gobierno? Buena pregunta.
TRES. La cofradía de ánimas, hacia tocar un campanil en las parroquias de Cobres a esa hora crepuscular con llovizna y niebla en la que la santa compaña pasa a lo lejos y hace temblar de repelús a mozos y viejos, a mujeres ya hechas y a muchachas recién enamoradas. La hermandad de la Buena Muerte hacía otro tanto en los pueblos andaluces, pero sin el miedo de la santa compaña pues aquí hay luz hasta bien tarde y la gente sabe que a los muertos los entierran y, de momento, no salen.
Ahora el Congreso con el voto favorable de los diputados de 18 partidos y la oposición de los de Vox y PP ha aprobado una ley de muerte digna. Morir dignamente es lo menos que puede esperarse tras vivir el camino peregrino por las rutas tan rugosas del humano caminar. Se ha estructurado un sistema que salvaguarda las disposiciones de las personas que han decidido dejar de existir en éste mundo. Y salvaguardar las conciencias de quienes no deseen participar en los tratamientos de dormición definitiva. Los ortodoxos celebran la fiesta de la dormición de la Madre de Dios, pues no creían que Maria mereciera morir. Nadie merece morir. Pero moriremos. O dormiremos. Las guardias de los hospitales de La Línea, Tarifa y Cádiz me ofrecieron ocasión de padecer el horror de los dolores sin paliativos y los gritos de querer morir de las personas en fase terminal. Algún médico sabio, algunas enfermeras compasivas, algunas hermanas voluntariamente ausentes, algún capellán insólito hemos contribuido a cercenar el sufrimiento de muchas gentes. Así que hoy sentimos un reconfortante, difuso, extemporáneo y tenue perfume a humanidad piadosa que ha aprobado esa ley. En Sevilla la hermandad de la Sagrada Lanzada anticipó desde el renacimiento el bien morir. Y la esponja con vinagre y mirra obligaría a los descerebrados que han torturado a la humanidad con sus rigideces a pasar temporadas en el infierno del Dante. Longinos debería ser declarado laicamente, of course, protector de esta ley. Y cuando venga dinero de la UE podrían contratarlo con nómina para ese menester. San Pedro ha tenido por siglos plaza de carpintero de ribera en el Arsenal militar de Cartagena, con nómina que percibía la Cofradía de San Pedro que, si no recuerdo mal, era de los californios.
CUATRO. Después de las arquivoltas políticas, jurídicas, mediáticas y hasta monárquicas para convencernos a los españoles de que somo iguales ante la ley, pues estamos en Europa cuyos ciudadanos, al menos los de la UE, gozan de esa igualdad, ocurre hoy mismo la demostración contraria de lo contrario. El señor presidente de la República francesa, grandeur, guardia republicana a caballo, que se ha contagiado del virus, ha decidido retirarse a Versalles para aislarse allí. Los negros, árabes, romaníes, y otros seres del común que pueblan el distrito 93 de la banlieu, arracimados en micropisos de elevadas torres, cuando se contagian o van al hospital, si los dejan entrar y los seleccionan, o se quedan en sus madrigueras expuestos a un aislamiento compartido con quienes no deberían estar aislados. La guardia valona que disparó contra la chusma parisiense hambrienta que quería asaltar Versalles a finales de 1700, no está en el servicio activo. Pero….todo se andará. Los discípulos no laureados de don Hitller, don Stalin, don Oliveira Salazar, don Musolini, don Tito, don Francisco que ya andan por los parlamentos europeos, incluidos algunos autonómicos que no dejan a los niños escribir a papá Noel en el idioma que escojan, aprenderán que retirados en Versalles necesitaran recuperar la guardia valona, las SS, el KGB, a Billi el Niño y al comisario Yuste, al fascio, a los portugueses espiando a portugueses. Hay que denunciar estas maniobras contrarias a la igualdad real de los reales ciudadanos ante la real ley. No debemos tolerar la vuelta a la opresión totalitaria bajo la consigna y bandera que desee mostrar.
CINCO. El Consejo General del Poder Judicial NO es el Poder Judicial, que es el tercer poder del estado social, democrático y de derecho que proclama y estructura la Constitución de 1978. El Consejo es un órgano administrativo creado en su día a la imagen y semejanza de otros similares en países europeos, para encargarse de la organización de las estructuras jurisdiccionales, de los nombramientos, de las sanciones disciplinarias, de las inspecciones de los tribunales, de las licencias a los magistrados. NO tiene poder jurisdiccional. No es el PODER JUDICIAL. Los jueces unipersonales que ven causas en sus juzgados y las juzgan, los tribunales colegiados de varios jueces, que juzgan en sus salas de justicia causas y más causas, al resolver sobre lo que han oído y visto, al fallar sobre lo que consideran justo en cada sentencia, esos y NADIE más es el PODER JUDICIAL. La independencia del poder judicial la garantiza el valor moral de cada juez, la defiende el valor cívico de cada juez, la rectitud ética e ideológica de cada juez o magistrado, el rigor técnico de conocer y aplicar el derecho. Resistir las presiones de la prensa, de los gobernantes, de los partidos políticos, de los ricos, de las manifestaciones sindicales o populares, de los hobbies empresariales es la grandeza moral, de cada juez, de cada magistrado, de cada tribunal. Ese es el poder judicial. Y ni Casado, ni Abascal, ni Sánchez, ni Arrimadas, ni Iglesias, ni Rufián, ni Puigdemont o Junqueras son capaces de conseguir que los jueces sean independientes, libres, honestos, valientes, resistentes. Solo lo consiguen los mismos jueces, las mismas juezas, en su conciencia, sabiduría, honor y fidelidad a las leyes y a los justiciables que acuden a ellos. Esa es la grandeza y el ocultamiento del Poder Judicial. Quienes a lo largo de años de contacto, padecimiento, aguante y asombro en juzgados y tribunales hemos comprobado quienes son PODER JUDICIAL y quienes son funcionarios al servicio de poderes que no constan en acta, podemos hablar con verdad del PODER JUDICIAL. Que los partidos, los comentaristas de radio y televisión, los escribidores, los diputados y dirigentes políticos, con poder o no quieran controlar el Consejo General del Poder Judicial pueden mirar lo que ha ocurrido en el Tribunal Supremo de Estados Unidos estos días, cuando jueces pretendidamente controlados por el poderoso Trump le han negado el pan y la sal a sus intereses, porque su justicia (la de los jueces y juezas de la Corte) no es la de los hombres, sino la de sus conciencias constitucionales.
CODA. Tempora non vacant. El tiempo no toma vacaciones. 2020 trajo la coronavirus19. Ahora, guste o no, la Navidad. Servidor, anacrónico y educado en hogares donde no se transmitía dinero, que no hubo, sino bondad y mitos para sobrevivir, sigo convencido de fiado que la encarnación del Eterno, tiene en su misma entraña la humanización de la divinidad, nace en la miseria de un refugio de animales y muere en la exclusión de un esclavo, de un subversivo en una cruz, maldito del Dios fabricado por los hombres. He visto en mi vida tanto dolor, injusticia y opresión sobre gentes como Jesús, que la poesía de su vida y de sus hechos y de su palabra recordada, me ilumina la media noche este año de tanta muerte y dolor. Buena Pascua de Navidad.
Alberto Revuelta
a) Llamarla “ley de asesinato”, Ludovico, no es ciencia, es su conclusión jurídica y ética. La ciencia dice donde hay un muerto y por qué. Pero no dice si es asesinato o qué. Esto es el derecho penal. Promete moverse en la ciencia pero luego no lo hace.
b) Que el “juramento hipocrático” tenga 25 siglos es mucha sabiduría acumulada, pero no es ciencia en cuanto tal: es conclusión ética desde esa sabiduría milenaria. No podemos llamarlo ciencia.
c) Si quien le enseñó genética a alguien es un firme católico, no prueba si le enseñó bien ciencia genética, ni si es el otro lo estimó así, ni prueba si separaba ciencia y moral católica o no, ni si ese profesor se salva pero la mayoría del catolicismo doctrinal se lleva bien o mal con la ciencia. Es que son cosas distintas. No prueba nada sobre el juicio poco cuidado, por otro lado, de ese responsable de ciencia del periódico. O sea que yo por haber aprendido ética social como Miguel Bezo, pongo por caso, ¿tengo que decir que su epistemología de moral católica era correcta? No tiene sentido.
d) El camilo que se ha aliado al dolor ajeno, es un santo, y nadie debería acusarlo de que no le importa el sufrimiento, pero eso no prueba que tenga razón ética sobre la eutanasia en cualquier supuesto. Es que son cosas distintas. Usted no lo dice, yo me adelanto.
Yo me he dado cuenta, Ludovido, que usted es muy competente en bioética; y muy instruido en lecturas y fuentes; no sé quién es, cosa que me molesta mucho en un diálogo, por lo que me cuesta volver; aprendo muchas cosas de usted, de verdad, pero el uso que hace de la palabra ciencia es abusivo a menudo. Lo veo así. No lo muestro porque la polémica me cansa, pero lo veo. Y sé que va a intentar quedar de pie, no cede un milímetro a nadie. No pasa nada; como hoy, lo veo otros días. El concepto ciencia, que usted domina muy bien en bioética, mucho mejor que el común, lo trenza con juicios de valor que son suyos y no de la ciencia. Le he mostrado varios sencillos, pero si no los acepta, estoy preparado. Es más, me sorprendería que lo hiciera en uno solo de ellos. Y al final del texto, aparece una valoración que, a mi juicio, es una opinión, pero es suya y no tiene más valor. Es legítimo. Un saludo. (Me reñirá Antonio por entrar aquí, pero bueno). Feliz Navidad.
Don José Ignacio, muchas gracias por sus palabras. Si en algo soy ciego seguidor del análisis, de la filosofía analítica y su metalenguaje, es no confundir ciencia con ética (filosofía) y con derecho. Cuando hablo de ciencia en el caso del playing God, por ejemplo, es lo concerniente a la modificación del genoma, al barro del Génesis, al origen de la vida y su finitud, aquella entendida como acoplamiento de gametos en el cigoto y ésta como terminación de la autonómía de funciones. La ciencia no se ocupa de otra cosa. El asesinato es un concepto jurídico. También ético. Como lo es su afín el homicidio, con la distinción sabida de intención o no. El moderador no quiere que se insista en este tema y no voy a ahondar, pero si se presenta otra ocasión me encantaría departir con usted. ¿Quién soy? Me gustaría haber sido, como Ratzinger, un humilde servidor de la viña del Señor. Pero por mis pecados el Señor quiso que me ganara el pan con el sudor de mi frente, desde los años mozos de universitario. Incluso para el doctorado tuve que compaginar trabajo y estudio por culpa de… Comisiones Obreras. Pero esto no viene a cuento. Me he ganado el pan desasnando a mis conciudadanos. Ha sido una labor de la que doy gracias a Dios. No sabe usted la de satisfacciones que me ha producido. Mi inclinación por el seudónimo viene de lejos. Nunca quise que mis opiniones personales se asociaran a la publicación que dirigía, ni que ésta se asociara a mis opiniones personales. Era, es, una publicación científica de acrisolada reputación, no por mí, sino por ella misma y los autores que cada mes la honran. Dí una pista involuntariamente cuando traje a colación un artículo sobre ciencia y teología, neuroteología, publicado en Escritos del Vedat en 2013. Doy otra: en 2015 Naturaleza y libertad tuvo a bien publicarme otro artículo sobre ciencia y filosofía a propósito del ajuste fino y el origen de la vida (las constantes del universo). Me parece que todo esto sobra. Si el moderador quiere suprimirlo, no tendría razón para quejarme.
Don Leudovico. Me gusta leerle cuando habla de esas cosas que sabe. Y cuando se pone , en fin, digamos que utiliza un lenguaje excesivo, me gusta discutir con usted,y la verdad, no sé porqué.
Pero, por favor, desasnando?
Qué palabra es esa en boca de un profesor? Porque he entendido que lo es o lo ha sido.
Me tengo que considerar una asnica? He aprendido cosas con usted.Pues sí es así, le ruego me imagine como a platerita. Una amiguita de Plater
Y , créame. No sienta nostalgia del sacerdocio, sobre todo si su referente es Ratzinger. Posiblemente en un principio fuese servidor, pero llegó un momento en que todos le servían a él. Y no me refiero solamente a sus años como Papa. Le tenían más miedo que a un nublao. La única solución era guardar silencio o directamente servirle.
Créame, seguro que ha salido ganando. El provocar miedo en las personas produce sensación de Poder. Y me parece que no es compatible con el deseo de servir
Cuídese.
Una vez más, de acuerdo, Alberto, con muchos de tus sabios. Son sabios, y además reflejan un gran corazón. Que te conserves. Un abrazo
https://elpais.com/ideas/2020-12-18/la-ley-de-la-eutanasia-por-flavita-banana.html
Isabel, el humor es cruel a veces. Leí el editorial de El País donde se sumaba a la “modernización”, ya se sabe cómo reparte carnés, a propósito de la ley del asesinato. En el editorial del ABC de hoy se preguntaba el autor por qué la alegría y la algarabía de la bancada de los que habían firmado la sentencia de muerte de tantos. Me había fijado yo en el desbordamiento de felicidad de la ponente socialista de la ley, médico ella y anterior ministra de sanidad. Me acordé del Juramento Hipocrático: Primum no nocere, traducido en bioética por principio de no maleficencia. Desde el siglo V antes de Cristo, la medicina tuvo claro que era contradictorio entre ser asesino y ser médico.
Hemos perdido la sensibilidad, el respeto y el derecho. Recuerdo que al responsable de ciencia del periódico que usted trae a colación le pregunte cómo se atrevía a afirmar que la ciencia iba en contra de la religión –una tesis defendida allí ad nauseam con la excusa de las vacunas– si quien le había enseñado genética, su especialidad, era un firme católico? ¿Se podía ser más sectario? El camilo que usted traía ayer a colación, a criterio de algunos, es un desalmado al que no le importa el sufrimiento. El que lo ha dejado todo para aliar el dolor ajeno.
Hemos perdido la sensibilidad, el respeto y el derecho.
Ha habido hace poco un debate sobre la cuestión de cambio de género, donde se hacía referencia a la ciencia en el que ví que tus opiniones en un prolongado debate con otras personas eran bien recibidas y no suscitaban la polémica. Me alegré de ello y de que no vieras en ATRIO un colectivo adverso por principio a tus aportaciones.
No quisiera que ahora se te tomaran demasiado en serio tus afirmaciones sobre la matizada y ponderada ley de eutanasia que acaba de aprobar el Congreso de Diputados y está pendiente del Senado. Tus calificativos de “ley de asesinato” y de “sentencias de muerte” no me parece, Ludovico, aportadoras de luz y objetividad en este debate, que tampoco es el caso reabrirlo aquí es esta columna dominguera de Alberto.
Y si quieres saber mi opinión sobre este tema, pregúntamelo por favor en el post del jueves pasado donde enlazaba a Tamayo y prometo contestarte.
Si que pido a los demás, tras esta contestación mía, no tomar este comentario tuyo aquí para reabrir el debate sobre la eutanasia, porque Alberto toca de refilón el tema, hablando más de lo que siempre han hecho acompañantes sensibles y respetuosos de moribundos: cuidados paliativos.
Sería faltar a una elemental cortesía con usted, que generosamente me abre su tribuna, no responder a la invitación. ¿Qué opina usted señor Duato sobre la eutanasia? De acuerdo con su indicación iré a leer la respuesta en el post del jueves pasado. ¿He de pasar, no obstante por alto, su menoscabo de la “seriedad” de mis propuestas? En ciencia no existe el término seriedad, tampoco en ética, ni en derecho, quizás en el teatro o en la ficción, pero en fin, le leeré allí.
Gracias Alberto, siempre es agradable leerte porque en ti se aprecian aquellos rasgos humanos que un buen profesional de la abogacía debe encarnar. Ahora bien, cogiendo pie en el apartado 5 de tu escrito déjame que dé con respecto al actual panorama judicial español, mi visión crítica del asunto. Porque de un tiempo a esta parte se observa en España y sin contrapeso alguno, un excesivo poder en las altas instancias jurisdiccionales que hacen pensar de, si tal exceso no vendrá justificado para salvaguardar la indisoluble unidad de la nación. Y en este sentido mientras se está viendo ese retroceso en materia de derechos y libertades se hace difícil confiar en el rigor técnico y la rectitud ética de cada juez. Más bien en conjunto se evidencian los síntomas de una incertidumbre hacia la cual parece nos está llevando un poder judicial enquistado en una visión de España desde antes de la mal llamada Transición.
saludos!
Si puede, y quiere claro, invito a leer el libro recién aparecido del magistrado emérito del TS, Martin Pallin, dedicado a analizar jurídicamente el procés y titulado “El gobierno de las Togas”. Le gustará y le avalará sólidamente en alguna de sus afirmaciones del Post al que respondo. Precisamente mi punto 5 era resultado del intento de algunos partidos de patrimonializar el Consejo como si el órgano administrativo fuera el Poder Judicial. En tiempos recios como los que vivimos hemos de ser cada uno de los juristas un muro contra los utilizadores del derecho para imponernos las cadenas que la chusma vil gritaba a otro Borbón, Fernando VII, “vivan las cadenas”. Aunque lleven la placa de fiscales de sala o de magistrados del Alto Tribunal.
Gracias de nuevo Alberto, claro que me interesará leer lo que dice el magistrado Martin Pallin en el libro que me recomiendas, vengo siguiendo sus pasos desde hace tiempo y creo que por su larga experiencia sabe muy bien lo que dice. Y también abogo, como no, por esa defensa que haces según la cual cada uno de los juristas sea el muro contra cualquier utilización partidista.
Un cordial y afectuoso saludo!
Ummm: ¡Genial!
¡Cada día con más fortaleza y ánimo!
De manera muy especial, me uno completamente, ha todos los puntos, sobre todo:
A la afirmación sobre… La Justicia, y a la Eutanasia.
Porque es de razón humana, las… divinidades… estarán totalmente de acuerdo; ya que somos los seres humanos las que les ponemos voz…y voto…ellas seguro… están en otras cuestiones.
Me conmueve su manera de expresar lo que bulle en su misma entraña; sobre todo, porque puede expresarlo sin alterar su capacidad de comprensión, aunque las majaderías que cometemos ¿algunas-muchas? personas.
Quien es capaz de mirar así, y más en su profesión, es muy digno de todo nuestro respeto y confianza.
¡Gracias Alberto una y otra vez!
Es un hermoso regalo leerle-escucharle, porque nos llena de esperanza.
Un abrazo entrañable.
Solamente voy a hacer un pequeño comentario. El post que se publicó en atrio en día pasados sobre la eutanasia, sobreabundaron los comentarios contrarios a la misma. Te agradezco los dos trazos gruesos que has hecho sobre la misma.
La eutanasia no es un asesinato por real decreto, descarnado y cruel. Lo cruel es decirle a un enfermo o enferma con unos sufrimientos insoportables y sin posibilidades de curarse, decirle, “sufre hoy que mañana sufrirás aún más y ya verás como la muerte de lo va a quitar”. Es decir, esperar la muerte para evitar el sufrimiento, es de lo más cruel que podemos hacer los humanos.
Yo hice mi testamento vital hace muchos años donde, con plena conciencia, decido que no me hagan sufrir cuando mi situación sea insostenible e irreversible y yo no tenga capacidad de decidir, de esta manera evito que mis hijas tengan que tomar la decisión por mí.
La ley de la eutanasia no obliga a nadie, es una opción personal, garantista al cien por cien para quien la pide y para quien no desee practicarla.
Los grupos políticos que no la votaron, acudirán a ella cuando lo necesiten, como han acudido a la ley del divorcio, del aborto o de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Much@s de quienes votaron en contra, consideraron como “de los nuestros” a los que pedían fusilar a 26 millones de hijos de p. Por lo visto eso sí entraba dentro de los cánones éticos de la humanidad.
Una maldad: Carlos Herrera podría preguntarle al señor senador Maroto, casado por la ley socialista de matrimonio entre personas del mismo sexo si piensa utilizar, cuando toque, la de muerte diga, social comunista.
¡¡¡Bien Ana!!!
Me uno plenamente a tu mirada.
Sencillamente genial, Alberto. Gracias
Hoy ha estado usted genial.
Y lo he entendido todo.
Le voy a pedir un favor. Uno de mis hermanos,78 años, ayer lo ingresaron. Tiene el corazón tocadico. Por fa. Eche usted un rezo gracioso a su Eterno. Yo no sé rezar, lo único que sé es pedir fuerza interior, pero está vez no me vale. Deseo con todas mis fuerzas que los médicos acierten y en unos días logren estabilizarlo. Pero no sé si eso me va a funcionar a mí. A lo mejor a usted si. Porque cada persona cree en lo que cree.
Con un poco de suerte, tenemos suerte y en unos días está en casa. Pero… uffffffff. Estoy un poco asustada.
Gracias
Le prometo incluirlo decididamente en el rosario y dar la tabarra a quien corresponda. Suerte
Siga dando la tabarra. Por lo visto le están haciendo caso. Empezamos a creer que de esta sale.
Gracias.
La doy, tenga la completa seguridad.
Hola Alberto.
Dices:
“La independencia del poder judicial la garantiza el valor moral de cada juez, la defiende el valor cívico de cada juez, la rectitud ética e ideológica de cada juez o magistrado, el rigor técnico de conocer y aplicar el derecho. Resistir las presiones de la prensa, de los gobernantes, de los partidos políticos, de los ricos, de las manifestaciones sindicales o populares, de los hobbies empresariales es la grandeza moral, de cada juez, de cada magistrado, de cada tribunal.”
¡¡ Genial !! Yo también estoy en ese credo.
Yo también.
Cómo también creo que la enseñanza no son las leyes educativas, son los maestros, los profesores.