Y aún hay otra entrada para este lunes 23. Esta vez no me ha llegado de alguna firma consagrada. La he encontrado depositada, como otras veces, sin comentario, por Oscar Varela, en un rincón del post editorial. La teoría sueca del amor es una película documental sueca (2015, 90 minutos) de un valor extraordinario. Yo al menos no he sido capaz de interrumpir la visión, desde las primeras imágenes del banco de semen para que las mujeres puedan procrear sin perder INDEPENDENCIA, hasta las finales del médico que aprende a vivir en Etiopía o las reflexiones de Zygmunt Bauman, que afirma que la felicidad solo se puede encontrar en la INTERDEPENDENCIA, como colofón de todo el film. No os lo perdáis. Aunque está en inglés y sueco, en “Configuración” (la rueda dentada al pie de la ventana) hay la opción de excelentes subtítulos en español. Y comentarla a fondo. Gracias, Oscar. AD.
El comienzo del documental es muy significativo: todo iba bien en Suecia, una familia a la mesa con muchos hijos e hijas, una madre paseando a cinco pequeños… hasta qué? Los políticos decidieron que las mujeres fuesen ¡independientes! Primera premisa completamente falsa. A las mujeres nadie nos ha regalado nada, no debemos nada a nadie, nuestro derecho a la independencia lo hemos conseguido, solo en parte y una parte, peleándolo.
Desde el comienzo sobrevuela la idea del egoísmo de las mujeres en esa nueva forma familiar, y se pasa por alto a los hombres. ¿Qué pasa con ellos? Muchas mujeres quieren una familia con hijos y no encuentran compañero que las siga en su liberación, el problema no está en nosotras, está en la resistencia a que las mujeres dejemos de ser lo que siempre hemos sido, una fábrica de criaturas como manda Dios y el hombre. No nos ha dado una locura, en nuestro avance apenas tenemos acompañamiento.
Hay otro aspecto en el film a tener en cuenta. Si se está comparando a la fría sociedad sueca con la cálida y familiar etíope no se pueden obviar los avances en igualdad y dignidad de las personas en una frente al sistema sexo género de otra, la ablación del clítoris, los señores de la guerra, la esclavitud de la mujer. Con los defectos que puede tener, como todo, dudo mucho que de poder optar una sola mujer eligiese ser etíope en vez de sueca.
De una u otra manera:
¡Siempre se necesita al varón!
Porque sin ellos…no hay niños ni niñas.
Eso de:
¡Por si mismas!
No tiene ningún sentido.
Hay que llamar las cuestiones a tratar, por su verdadero nombre.
“aconsejaría a las mujeres jóvenes que organicen su vida por sí solas, con hijos solo suyos”
Muy andrófobo, una invitación a lanzar un bloqueo global al sexo masculino, a semejanza del bloqueo contra Cuba
En mi entorno me he topado con una madre por fecundación artificial con una personalidad terríblemente autoritaria (¿por culpa de la normatividad patriarcal? en cualquier caso es una normatividad que promueven entusiastamente muchas mujeres, como esta) y que somete al niño a un chorreo constante de comentarios negativos. Concibiendo a un niño por fecundación artificial ha conseguido constituir una relación en que la otra parte no tiene posibilidad de huida.
Conociendo esa situación y leyendo el comentario de Isabel, me alegro de no haber donado esperma en su día, hubiera sido un acto completamente irresponsable.
Desconfía de las palabras a las que se añade “fobia”, recomienda Amelia Valcárcel. Suponen un intento de acallar, de amordazar. Aquí no hay más bloqueos que los que siempre y todavía se hacen a las mujeres, como el suyo.
Y es que fobia es un término médico que denota una alteración mental. Acusarme de fobia es relegarme a eso tan común que se hace a las mujeres, considerarme una loquita más.
Desde que se han puesto de moda, en psiquiatría, los “trastornos de la personalidad”, resulta que todos, TODOS, tenemos alguna afección en la psiquis, que nos causa problemas y que causa problemas a los demás.
Señalar un trastorno de la personalidad, (que puede ser leve, normal, o grave), no es catalogar de loco/a, a nadie. Eso solo es una excusa dialéctica, para sentirse insultado, (más victimismo), indignarse, y no querer hacer el mínimo esfuerzo de autocrítica personal.
Suele pasar que cuando somos muy “justicieros” con los demás, cuando nos toca hacer lo mismo con nosotros mismos, estamos ya muy cansados. Eso nos pasa a todos, a mí el primero.
De acuerdo, Isidoro, que todos padecemos algún tipo de afección mental pero en absoluto es victimismo constatar que es una constante en la historia el tratar a mujeres relevantes de locas y encerrarlas.
Isabel Jiménez Lucena, profesora de Historia de la Ciencia de la Universidad de Málaga explica cómo en el siglo XIX, de hecho, se consideraba que la insania de las mujeres comenzaba en los órganos sexuales femeninos; en el útero se localiza la locura. Y esto viene desde Hipócrates para el que todo lo que sucedía a las mujeres caía dentro de la imaginada enfermedad histeria. “El concepto de locura está muy ligado a los comportamientos femeninos. Las mujeres se conceptuaban como locas casi por naturaleza. Su sistema nervioso se calificaba de muy inestable, la mínima variación en sus vidas las desequilibraba mentalmente”
En el debate de las Cortes constituyentes de 1931 se alegó que las mujeres no deberían tener derecho al voto porque eran puro histerismo… Así que no, de victimismo nada, no lo es constatar y reconocer cuándo se es víctima.
En cuanto al uso y abuso del término médico fobia: por criticar y cuestionar prácticas religiosas me han llamado cristianófoba e islamófoba, por ser contraria a la legalización de la prostitución, putófoba; crítica con las leyes trans, tránsfoba; con la música de alguna joven mujer, es efebofobia. Me faltaba para la colección androfobia. ¿Con qué derecho se señala un supuesto “trastorno de mi personalidad? Fobia es padecer un miedo irracional e irremediable a algo que no lo merece. Usarla es pura retórica, ponerse por encima del debate, pretender cerrarlo sin atender a razones.
No soy andrófoba, creo en el amor incluso de pareja aunque no lo vea. Intento hablar de la dificultad de las mujeres en el cambio de vida que buscan para compaginarlo con la falta de acompañamiento masculino, eso es todo.
“ La teoría sueca del amor” es una película que tras su fachada de crítica al sistema esconde tesis que refuerzan la normatividad patriarcal hegemónica, y una vez más, señalan la emancipación de las mujeres como foco del mal, en un cherchez la femme aplicado al documental pretendidamente antisistema.”
https://www.pikaramagazine.com/2016/11/la-teoria-sueca-del-amor/
Yo me casé y creí en mi ingenuidad que aquello duraría siempre. Hoy con mi experiencia, la de mi hija y otras muchas, aconsejaría a las mujeres jóvenes que organicen su vida por sí solas, con hijos solo suyos. Con independencia de querer a un hombre el tiempo que sea posible. Claro que, ya sé que nadie escarmienta en cabeza ajena. Las suecas se han dado cuenta de la dificultad de encontrar hombres que se comprometan en el buen sentido, con quienes compartir responsabilidades y cuidados y me parece muy injusto que sea a ellas a quienes se culpa de egoísmo.
Hay otra parte de la película con la que no estoy de acuerdo. Parece que cuestiona los avances sociales que permiten incluso a mayores dependientes vivir solos, como si por la obligación de tener que atender (las mujeres a las y los demás) estuviésemos juntitos más felices. Prefiero no revisar la película, que me puede hervir la sangre ese supuesto mal sueco cuando aquí no hay una mísera ayuda a la dependencia.