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El cuerpo de las mujeres también encarna a Cristo

 Por Mireia Rourera. Entrevista a Neus Forcano Aparicio publicada en Punt Avui el 22 de agosto del 2020.

 

La plataforma de mujeres creyentes Alcem la Veu’ se dio a conocer en Cataluña pocos días antes del 8 de marzo pasado con una concentración ante la catedral de Barcelona. Fue una acción coordinada con otras manifestaciones parecidas que se hicieron en más de 20 ciudades del mundo bajo el paraguas del movimiento internacional de Voices of Faith, en que las mujeres que forman parte de la Iglesia reivindican su papel, su derecho a tener voz y voto, y su compromiso feminista. Una de las impulsoras de Alcem la veu (“Levantemos la voz”) es Neus Forcano.

¿Qué es Alcem la veu?

Se trata de una plataforma que se crea el julio del 2019. Nace cuando un grupo de mujeres activas en movimientos y parroquias que nos conocemos de coincidir en diferentes manifestaciones, congresos o cursos, nos decidimos a crear una entidad para reivindicar nuestros derechos y para manifestar públicamente la Iglesia en que creemos. Algunas de estas mujeres provienen del Movimiento de Profesionales Católicos de Barcelona (MPCB); otras, de la HOAC; otras participan en la Acción Católica Obrera (ACO)… y también hay mujeres del Col·lectiu de Dones en l’Església, las pioneras.

¿Quiénes son?

La reivindicación de los derechos de las mujeres dentro de la Iglesia la venía protagonizando en Cataluña, de forma muy activa y desde el 1986, el Col·lectiu: Maria Pau Trayner, Roser Soler, Sefa Amell, Maria Martinell… Algunas de nosotras hemos aprendido de ellas, hemos querido agrandar el movimiento. Con la plataforma Alcem la veu nos damos a conocer coincidiendo con el 8 de marzo, a pesar de que la concentración la convocamos unos días antes para no dividir la concentración unitaria del día 8, en la que siempre hemos participado.

¿Qué es lo que decís?

Queremos explicar que en la Iglesia católica también hay mujeres conscientes que reivindicamos la igualdad, nos sabemos dignas y no queremos renunciar a formar parte de las comunidades dónde celebramos y compartimos la fe. Queremos que la gente sepa que la Iglesia católica no es uniforme, que también existe nuestra visión, la de mujeres feministas.

¿Y escribisteis un manifiesto?

El manifiesto no pretende ser un punto de origen, recoge reivindicaciones históricas de las mujeres de Iglesia. Es un manifiesto maduro que explicita que las mujeres católicas podríamos ejercer las mismas funciones y tener acceso directo a los ministerios como los hombres, y añadimos que esto no esté pasando es una discriminación clarísima. Tenemos argumentos teológicos, argumentos racionales y los derechos humanos que nos avalan. Hemos crecido en un cristianismo que esto lo entiende y lo ve factible. Lo que nos extraña es que no haya un cambio, que no haya más eco dentro de la Iglesia para que esto pueda ser una realidad.

Bien es verdad que los cambios son lentos.

Si se observa solo el organigrama eclesiástico, todo es muy lento y no hay visibilidad de las mujeres. Ahora bien, si vas conociendo movimientos y personas que trabajan dentro de organizaciones eclesiales, las mujeres toman relevancia y tienen un papel importante. Hay mujeres en el ámbito académico, en acción social, algunas forman parte de los equipos de coordinación o de representación en movimientos y grupos eclesiales, pero no en órganos de decisión directa de la jerarquía eclesial. No hay ningún obispo o ningún jerarca que públicamente haga un alegato a favor de la participación más explícita de las mujeres en órganos de decisión de la Iglesia, prefieren callar, como si fuera algo que sólo reivindicamos nosotras, como si fuera sólo cosa nuestra. A nivel particular, pueden reconocerlo, pero no lo harán públicamente. Las mujeres ya ejercen de diáconas y, sin embargo, no pueden ser ordenadas como diáconas ni reciben la denominación de diáconas. ¿Por qué no se puede llamar diácona a una mujer que ejerce de diácona?

¿Qué lo impide?

El Código Canónico. Pero el derecho canónico es derecho, es ley que responde a la evolución de la historia de la Iglesia. No hay nada que no pueda ser cambiable. Y dentro de la Iglesia, como en todas partes, hay personas más estrictas, que se acogen a la ley, y personas de vanguardia que se atreven a nombrar lo que ya es una realidad.

En Barcelona este año sólo se habrán ordenado cinco presbíteros. La Iglesia tendrá que acabar aceptando las mujeres.

Ante la carencia de presbíteros ya se decía hace tiempo que habría que aceptar a las mujeres, como diáconas, como presbíteras…. Pero no. Han preferido confiar en varones de otros países que no conocen ni la cultura, ni las lenguas de aquí. Siguen una formación, pero acaban siendo las mujeres y los laicos de las parroquias quienes los forman y los acogen para que puedan presidir la Eucaristía a pesar de las dificultades con el idioma, el choque cultural e incluso dificultades de integración en la comunidad… ¡Todo muy artificial!

En el Sínodo del Amazonia, Francesc admitió que a falta de presbíteros hay mujeres que hacen sus funciones: casan, bautizan, hacen misa, dan la comunión…

Por supuesto. El papa Francisco es inteligente y sabe que está en una posición en que tampoco puede ser vanguardia unilateral de muchas cosas. Como papa intentará crear espacios, encuentros y lugares donde los creyentes puedan ir hablando, donde la Iglesia pueda ir madurando, y bendecirá estos movimientos. Está haciendo una política de dejar que cada cual en su lugar intente avanzar lo máximo que pueda en esta dirección más abierta, más plural, más inclusiva… A nosotras nos está bien, pero sabemos y no esperamos que desde la Iglesia del Vaticano, desde la jerarquía, se nos abra la puerta. Lo que nosotras queremos es darlo por hecho allí donde estamos, donde compartimos nuestra fe y nuestra experiencia comunitaria.

¿Qué quiere decir?

Que nosotras, desde la base, desde los movimientos, desde nuestros lugares, lo vivamos y lo celebremos como si esta posibilidad ya existiera. Es lo que hicieron las primeras comunidades cristianas. La primera comunidad cristiana es una comunidad judía con pluralidad de voces, donde una secta mesiánica cree que el personaje llamado Jesús es ya el Mesías definitivo, el que ya ha hecho el gesto de amor total. Y a partir de ahí se lee la historia bíblica de forma diferente, y se cambian ritos. Si no hubiera habido personas que hubieran creído en esta nueva secta, no se habría separado esta sinagoga cristiana de la sinagoga judía.

¿Y vosotras, hacéis lo mismo?

Nuestra fe es imposible vivirla desde esquemas o formulaciones que no concuerdan con nuestro sentir. Participamos en nuestras comunidades, pero también organizamos plegarias y celebraciones donde nosotras somos concelebrantes. No significa que estemos haciendo una Iglesia paralela. Formamos parte de la Iglesia y lo que reivindicamos es que ésta no es uniforme, no es sólo la Iglesia jerárquica. No queremos pasar desapercibidas ni ser silenciadas, queremos tener voz. Y lo queremos hacer público para que la gente sepa que hay un cristianismo que piensa y que vive así.

¿Y cuando decís que queréis recuperar la memoria de mujeres de la Iglesia?

En este punto también tenemos que romper el tópico de que, en la Iglesia, las mujeres no han tenido nunca voz. No sería justo decirlo así porque, precisamente en el cristianismo europeo y en todos los siglos, las mujeres han podido hacer cosas que quizás los códigos civiles o las normas y costumbres de las sociedades del momento no les permitían hacerlo con la misma libertad. El papel que ellas tuvieron en la Iglesia fue también una apertura a poder hacer más en el ámbito público, de cara a la comunidad, con un valor y una dignidad de la que tal vez no gozaban en la sociedad civil del momento.

Por Corpus Christi, este pasado junio, hicisteis una plegaria muy especial.

Partimos de las palabras de Pablo cuando dice “todos sois uno”, un solo cuerpo, y todos formamos parte de este cuerpo, que es el Cristo. Nosotras, que nos sentimos plenas y formando parte de este cuerpo, quisimos celebrar el día del Cuerpo de Cristo siguiendo las propuestas de la teóloga Emma Martínez Ocaña, que habla de la palabra encarnada en el cuerpo de las mujeres. Valorar las diferentes partes de nuestro cuerpo nos hace conscientes para conocernos y animarnos a movernos, a saber dónde queremos ir, qué queremos construir…Hicimos la plegaria celebrando el cuerpo de las mujeres, porque el cuerpo de las mujeres es digno y encarna también a Jesús, el Cristo. Así, todo aquello que hacemos desde la fe en Cristo forma parte del hacer Iglesia, del hacer camino.

¿Una plegaria con sororidad?

La palabra sororidad, como defiende la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, se usa en el feminismo para indicar la unión o el vínculo que hay entre mujeres por un objetivo político, o para reivindicar algo justo. Esto es lo que le da miedo a la Iglesia. Las mujeres somos mayoría pero no tenemos acceso a la acción ministerial. Queremos conseguirlo cómo lo han hecho las anglicanas o cómo lo disfrutan las protestantes. El catolicismo está a la cola de ponerse al día, pero no lo decimos con rabia, porque desde hace tiempo, cuando conviene, nosotras también celebramos. En Europa hay movimientos fuertes a favor de la ordenación de católicas y también hay mujeres que voluntariamente han querido ser presbíteras y han buscado quién las pudiera ordenar…

 ¿Pensaba que sólo había la polaca Ludmila Javorova…

Hay más. En el Estado hay una gallega, Christina Moreira, que es presbítera y forma parte también de este movimiento. Su comunidad le da un apoyo total. Son realidades que ya existen pero que la gente no las conoce… ni la jerarquía deja que se vean.

Desde vuestra entidad estáis apoyando a una teóloga francesa que quiere ser arzobispo de Lyon.

Sí, a Anne Soupa. El cardenal Philippe Barbarin tuvo que renunciar el mes de marzo al arzobispado de Lyon por haber encubierto un caso de abusos sexuales, y Anne escribió al nuncio del papa pidiendo poder ocupar el cargo de obispo. Tiene 73 años, es teóloga y tiene claro que está capacitada para ocupar este lugar y que una mujer tiene que tener la oportunidad para ocuparlo. Argumenta que las mujeres pueden ocupar lugares funcionales de la Iglesia sin necesidad de tener el ministerio ordenado. No sólo la apoyamos sino que creemos que, si más mujeres estuvieran dirigiendo la Iglesia y participaran en la política, en general, podrían cambiar cosas.

¿De cara al año que viene estáis trabajando para poder hacer una peregrinación a Roma?

Sí. Uno de los objetivos del año que viene es participar en la convocatoria internacional para ir a Roma el noviembre del 2021. Ya veremos si se podrá hacer, pero lo más importante no es la meta sino el camino… así que cada grupo y cada comunidad está trabajando en diferentes acciones para dar visibilidad al pensar de las mujeres, al hacer de las mujeres y a la voz de las mujeres dentro de la Iglesia. Por eso pretendemos hablar con todas las mujeres que están implicadas en movimientos de la Iglesia catalana, que son activas en parroquias o que son teólogas. Queremos saber qué piensan de su papel dentro de la Iglesia, y en función de lo que expresen, organizaremos diferentes acciones o encuentros. Otros grupos españoles también se suman a esta iniciativa. Todas las contribuciones, reflexiones, las compartiremos en la plataforma internacional Voices of Faith, desde donde se organiza este peregrinaje mundial para el reconocimiento del pensar y el querer de las mujeres de Iglesia.

 

Neus Forcano es licenciada en filología y da clases de lengua y literatura de bachillerato en una escuela concertada de Barcelona. Hizo un máster de historia de las mujeres y ha estudiado ciencias religiosas en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB). Siempre interesada en la teología, ha formado parte del Col·lectiu de Dones en l’Església y ahora es una de las impulsoras de la plataforma de mujeres creyentes Alcem la veu. Entre los temas que más ha estudiado y por los cuales se ha interesado hay las primeras comunidades cristianas y también recuperar y dar a conocer las voces de las mujeres que han hecho Iglesia, muchas de las cuales han sido silenciadas. Es miembro de la Asociación Europea de Mujeres para la Investigación Teológica (ESWTR), miembro del Consejo de Dirección de Iglesia Viva y colaboradora de Cristianisme i Justícia.

 

 

7 comentarios

  • M. Luisa

    Pensando estos días la manera como  podría expresar  con brevedad mi opinión sobre el tema y que a la vez se entendiera  se me ha ocurrido resumirlo  con estas breves palabras:

    Pienso que el enfoque del problema debería plantearse no desde el cuerpo sino desde la corporeidad.

    Confundir cuerpo con corporeidad (ser corporal) es entender el ser humano simplemente animal. No hagamos las mujeres lo mismo que hace el patriarcalismo  institucional.   No se trata de potenciaciones elementales sino de facultades personales

  • GIORDANO BRUNO

    ¡¡No, por favor,. Jesús de Nazaret no es el Cristo que Saulo el converso predicó en Antioquía. Él lo creo cuando nos cuenta que subió al Tercer cielo, y allí lo vió “como Sumo Sacerdote. Jamás lo vio en la vida,jamás lo oyó. Por tanto es pura idealización de Saulo. ¿Cómo es posible que Jesús quisiera semejante propósito?. Lo mismo que los sacramentos de la iglesia, que se fueron gestando a partir del Edicto de Milán y siguiendo el modelo de los sacerdotes paganos y echando manos de cultos babilónico,egipcios, etc,etc,etc,….No hay ni uno sólo de ellos que tenga origen evangélico.¿Cómo es posible que en Mateo, pongan en boca de Jesús “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra?¡¡¡Un Cristo clerical sí. Pero el Jesus de Nazaret N0¡¡¡¡¡El Cristo de Nicea sí, -a la medida de un Constantino político. ¡¡¡Y sin embargo recibió de un <Obispo arriano,Eusebio de Nicomedia el bautismo ( al que el Obispo ortodoxo Atanasio, habia excomulgado, de manera que se convertía en hereje¡¡¡¡al buscar su salvación en la iglesia cristiana de Atanasio, obispo de Alejandría. Por cierto este mismo confiesa en libro posterior que lo había ENVENENADO¡¡¡-en nombre de Dios.¡¡¡¡Por supuesto!!!Respecto a la resurrección, pura falacia. La  muerte y la vida nunca se encuentran porque son la antítesis, por eso dice el filósofo: yo no temo a la muerte, porque cuando ella está yo no estoy” ,  y  nuestro espíritu no puede ser enterrado, solo los restos orgánicos que vuelven a la tierra. Lo mismo que Jesús, sin haber pasado 3 dias ¿a son de qué?. vagando entre las estrellas, o en el 7º cielo por fin¡¡?. Eso si que son restos de alguna religión ignota que los judíos, aún conservaban……..

    • ana rodrigo

      Giordano, en lo que dices tenemos el origen de una carrera de despropósitos que la Iglesia, que se han ido acumulando a lo largo de los siglos convirtiendo en dogmas y Santa tradición, y normas de obligado cumplimiento y tergiversaciones de todo tipo de los evangelios y del resto del NT, a lo que se fue acumulando también la ausencia de exégesis, de hermenéutica y de ignorancia, convirtiendo la teología en una correa de transmisión de generación en generación, alejándose de la evolución social y de la ciencia, quedándose atrapada cada vez más en un mundo ajeno a lo que la sociedad y la actualización teológica, hasta hace cuatro días de ésta última, aunque no salga del mundo de los estudiosos y pos@s más.

  • Pedro Bosch

    Todo mi apoyo a las mujeres de Alcem la veu. Pero me da pena que todos los grupos de mujeres que tratan de manifestar la marginación que padecen en la Iglesia, pertenezcan a distintos movimientos. ¿Y el resto de las mujeres que llenáis los templos?

    Jesús de Nazaret tuvo que crear una revolución para ser escuchado: comenzó a llevar la Buena Noticia, que era lo contrario que la religión judía de aquellos tiempos preconizaba. Me he sonreído cuando he leído que “los cambios en la iglesia son lentos”. No son lentos. Son imposible.

    En la Iglesia existe el mismo machismo que cuando el Galileo pateaba las tierras de Israel. No se quieren dar cuenta que Jesús estaba rodeado de tantas mujeres o más que de hombres y que, curiosamente, la principal noticia a transmitir se la encargo a ellas: la resurrección.

    Es una pena que las mujeres lleven veinte siglos, llenando los templos, siendo las promotoras de la mayoría de acciones pastorales, pero sin que os reconozcan ninguna responsabilidad o solvencia. Yo os pido que os rebeléis. Somos muchos los hombres que os apoyaremos. No podréis contar con el apoyo de ninguna Jerarquía, de del Papa siquiera, aunque tenga buena intención, pero de muchos cristianos de a pie si.

    Un saludo

    • M. Luisa

      ¡Ironías de la vida! Y es que en las revoluciones, la mayoría de las veces no se actúa como si éstas estuvieran movidas por algún tipo de rebeldía, no. Todo lo contrario y es que en la mayoría de las veces esa rebeldía sólo hace referencia a la simple posibilidad de querer volver a poner las cosas en su sitio.

  • ana rodrigo

    “El cuerpo de las mujeres también encarna a Cristo”, es como decir que las mujeres también vemos con los ojos o que también sabemos hablar, y que, salvo cuando hay un impedimento físico, afecta por igual a hombres y mujeres. Es decir, la Iglesia en este tema de discriminación y exclusión de las mujeres de los ministerios, está haciendo el ridículo en una sociedad donde una mujer abogada, ejerce como tal, o una mujer conductora de camiones también lo hace, con sus aciertos y sus fallos al igual que los hombres. Ojo, que en la sociedad civil aún queda mucho machismo.

    ¿De dónde se sacan que Jesús solamente ordenó a hombres y no a mujeres? Si Jesús, se despidió de su amigos y de sus amigas en una cena tradicional en el judaísmo, él, que era laico a conciencia, que nunca quiso saber nada de los sacerdotes y que fueron éstos los que promovieron su muerte, y que las únicas que estuvieron a su lado en la cruz fueron mujeres y a las primeras que les reveló su resurrección fueron mujeres, la Iglesia muy pronto armó el tinglao clerical, legisló, y convirtió en cosa de hombres algo que no aparece para nada en el NT (cuando se habla de los doce, ya sabemos que era un número simbólico).

    Y pasan los siglos, y la mujeres se quedan recluidas en la vida privada en todos los ámbitos, los hombres pasan a adueñarse de la vida pública con todos sus poderes, incluido el poder sagrado.

    Y ahí seguimos por los siglos de los siglos, hasta que se le acaben los hombres sacerdotes y empiecen a plantearse en serio si la mujeres les podemos ser útiles, como siempre, por razones de utilidad, no de reconocimiento del derecho a la igualdad.