LA PROHIBICIÓN DE AMAR
La prohibición de amar (Ópera de Wagner):
aunque sea pecado te quiero (Bolero de Bahr).
El dios que nos prohíbe amar es diablo
el ser que es incapaz de amor y amar
un odiador innato del humano
porque es capaz de amar y ser amado.
La prohibición de amar es castradora
castradores castrados por su mano
que manipula aún lo más sagrado
matrimonio del cielo y de la tierra.
Amor encarna al dios en este mundo
junción de la materia y el espíritu
juntura embriagadora y lancinante
existencia en potencia y en patencia.
La prohibición de amar es demoníaca
la prohibición del querer es diabólica
la prohibición del amor mefistofélica.
Dios es la vida y la vida cópula
sin el amor la vida es una muerte
sin el amor la muerte es una ruina.
Sin el amor el propio dios no existe
amar es ex-sistir en la frontera
transitar por su enigma y su misterio.
(El misterio del otro que es yo mismo).
BLOG SENTI-MENTAL
III
—El árbol de la vida está rodeado de convulsiones:
las convulsiones de un paraíso tan terrenal como perdido.
—Como advirtió G.Steiner, Heidegger no habla del mal: ahí yace su mal.
—Escamotear el mal es escamotear el bien: paradójicamente.
—El mal está en no tenerlo en cuenta: y por tanto no remediarlo.
—El sentido está en la asunción del sinsentido: lo cual dice amor, pero amor que asume el destino (amor fati).
—Rudolf Otto concibió a Dios como fascinante y tremendo, pero yo lo entiendo como una definición de la vida: Dios como la Vida.
—La vida punzante, danzante: una lágrima de amor y de dolor, y un sentimiento de arrobamiento detenido en seco.
—La realidad es real pero no realista: sino surrealista.
—El devenir abierto de la realidad hacia la muerte como lo encerrado: pero no cerrado.
—Comprender es sintetizar: explicar es analizar.
—Negociar es negar el ocio: gozar es negociar el gozo.
—El amor como mutua pasión o com-pasión: una razón-sentido para vivir y morir.
—El bien es lo bueno, el mal es lo malo: y la humanidad lo bueno y lo malo, lo divino y lo diablesco.
—El gran cambio humano es el cambio de lo en-si (cósico) al para-sí personal: del cosismo al personalismo.
—La vida es inconsciencia: la existencia es consciencia.
—La vida es también caca y resaca: entonces encaja bien nuestra propia caca y resaca de vivir.
—Entender es tender puentes: atender es transitarlos.
—Conocer es mirar a el/lo otro: reconocer es admirar a el/lo otro.
—El amor es la gracia: el desamor la desgracia.
—Lo sagrado como fascinante y tremendo: Dios, la vida y el amor.
—El amor funciona por mor de un destino: interpersonal.
—Deberíamos poder morirnos varias veces: para saberlo y acostumbrarnos.
—Morir es agonizar: la muerte es exhalar.
—Amar es salirse: ser amado adentrarse.
—La Iglesia ha hecho del sufrido cristianismo de Jesús algo penoso de fondo y glorioso de altura: el triunfalismo de la negrura.
—La muerte es la crítica de todo triunfalismo: y nuestra pandemia es la crítica de todo optimismo ingenuo.
—Nuestra coexistencia debería llevarnos a la mutua compasión del hombre por el hombre y la mujer.
—El nacer como una desgracia en T. Bernhard.
—El hombre es el animal erecto: el animal es el pre-hombre plano.
—El viejo Dios es el creador: y el diablo y lo diablesco lo creado.
—En el nacimiento el arquetipo humano es atrapado por un tipo: confinitud.
—La felicidad antes y después de la felicidad: antes de nacer y tras desnacer o morir (nirvana).
—Estoy cogido: trato de recoger mi propio encogimiento.
—Nietzsche y los nietzscheanos se han equivocado: el dolor es el chirriar del tiempo y lo más hondo: el placer se disuelve en una pseudo-eternidad deletérea.
—Hoy vuelve mi memoria a tu recuerdo: en el que los dioses me son propicios.
—Algunos oponen la religión del amor de Jesús a la posterior religión cristiana de Roma: cuyo nombre invierte la palabra amor.
—La posmodernidad liquida la solidificación de la modernidad: pero su liquidación no es acuática o fructífera sino etérea.
—La auténtica filosofía es la conciencia de la razón y el corazón.
—Cómo pudo perderse tanta vida, tanta existencia como se ha perdido: queda el hombre solo y la vida viuda.
—El hombre cae y decae en la trinchera de su existencia: qué Dios puede haber al fondo de este campo de batalla (quizá el Dios crucificado).
—No nos sirven los encasillamientos de heterosexual, bisexual, homosexual: el hombre es el animal que puede amar y ser amado.
—En nuestro capitalismo el centro político no está vacío, sino ocupado por el poder del capital.
—Nos pasamos la vida paseando: mandándola a paseo.
—Trabajar es estrujar el tiempo: descansar es estuprar el espacio.
—Ver es contemplar la realidad: mirar es templar la visión de lo real.
—Río y lloro al considerar la cruz o cruce de contrarios en todo: incluido el amor y su ambivalencia.
—En la Iglesia hay el peligro de castrarse a sí mismo y castrar a otros: literalmente.
—En este mundo todo amanecer tiene su ocaso: en el otro mundo nuestro ocaso tiene un amanecer.
—Me apenumbro: el día se oscurece mientras me oscurezco.
—La fe es creer: y creer es crear y proyectar lo creído.
—Por su parte, el arte es recrear: y recrearse.
—Este mundo es tremebundo: prepararse para lo peor que es lo mejor (abandonarlo en paz).
—En medio de la nada del mundo, el amor es el ser: amenazado de no ser.
—El amor es una locura, manía o entusiasmo cuasi religioso: una locura que nos cura de la cordura de la nada.
—Nuestra existencia es una nada simbólica: una nada que simboliza o proyecta el ser.
—El ser simboliza por su parte el sentido: un sentido simbólico o significación axiológica de carácter proyectivo.
—El proyecto del hombre es pues la proyección del sentido flotante (porque reflota sobre la nada).
Me uno a las reflexiones de Andrés y Oscar con estas otras. Saludos
ENRIQUECE ESTE DÍA
Enriquece este día, no lo vivas
a lo loco, sin darle más sentido
que vivir y gozar, tan absorbido,
que no hay nada exterior que te prohíbas.
Ponle juego a tu agenda, no prescribas
muchos días sin ser ni contenido,
para no teminar tan aturdido
que de ti lo mejor lo desactivas.
No inviertas a lo loco en el vacío,
que gripas el motor, no lo desgastes;
convierte ya tu vida en desafío,
de modo que la vivas y la engastes
en cuadro de valores con tronío.
La vida es ocasión, no la malgastes.
Amor y “amores”
Hablemos del amor, pero comencemos por no hablar de «amores».
– «Los amores» son historias más o menos accidentadas
– que acontecen entre hombres y mujeres.
– El tema es mucho más vasto. Dante creía que el amor mueve el sol y las otras estrellas.
– No sólo ama el hombre a la mujer y la mujer al hombre,
– sino que amamos el arte o la ciencia, ama la madre al hijo y el religioso ama a Dios.
Nada hay tan fecundo en nuestra vida íntima como el sentimiento amoroso: tanto, que viene a ser el símbolo de toda fecundidad. Del amor nacen, pues, en el sujeto muchas cosas: deseos, pensamientos, voliciones, actos; pero todo esto que del amor nace como la cosecha de una simiente, no es el amor mismo; antes bien, presupone la existencia de éste.
Amor y “deseo”
Aquello que amamos, en algún sentido y forma, lo deseamos también;
– pero, en cambio, deseamos muchas cosas que no amamos,
– respecto a las cuales somos indiferentes en el plano sentimental.
– Desear un buen vino no es amarlo;
– el morfinómano desea la droga, pero la odia por su nociva acción.
– Desear algo es, en definitiva, tendencia a la posesión de ese algo;
– que el objeto entre en nuestra órbita y venga como a formar parte de nosotros.
– Por eso el deseo muere cuando se logra, fenece al satisfacerse.
– El amor, en cambio, es un eterno insatisfecho.
– El deseo tiene un carácter pasivo,
– lo que deseo al desear es que el objeto venga a mí.
– Soy centro de gravitación, donde espero que las cosas vengan a caer.
– En el amor todo es actividad.
– En lugar de consistir en que el objeto venga a mí
– soy yo quien va al objeto y estoy en él.
– En el acto amoroso, la persona sale fuera de sí:
– es el máximo ensayo para que cada cual salga de sí mismo hacia otra cosa.
– No ella hacia mí, sino yo gravito hacia ella.
Al comienzo
En el modo de comenzar se parece, ciertamente, el amor al deseo,
– porque su objeto —cosa o persona— lo excita.
– El alma se siente irritada, delicadamente herida en un punto
– por una estimulación que del objeto llega hasta ella.
– Tal estímulo tiene, pues, una dirección centrípeta: del objeto viene a nosotros.
– Pero el acto amoroso no comienza sino después de esa excitación; mejor, incitación.
– Por el poro que ha abierto la flecha incitante del objeto brota el amor y
– se dirige activamente a éste:
– camina, pues, en sentido inverso a la incitación y a todo deseo.
– Va del amante a lo amado -de mí al otro- en dirección centrífuga.
En camino
– Este carácter de hallarse psíquicamente en movimiento, en ruta hacia un objeto;
– el estar de continuo marchando íntimamente de nuestro ser al del prójimo
– En el amar abandonamos la quietud y asiento dentro de nosotros, y
– emigramos virtualmente hacia el objeto.
– Y ese constante estar emigrando es estar amando.
Fluencia perdurable
– no se ama en serie de instante súbitos, de puntos que se encienden y apagan
– sino que se está amando lo amado con continuidad, es una fluencia,
– un chorro de materia anímica, un fluido que mana con continuidad como de una fuente.
– No es un golpe único, sino una corriente.
Diferencia entre amor y odio.
– Ambos poseen la misma dirección, la persona va hacia el objeto;
– pero dentro de esa única dirección llevan distinto sentido, opuesta intención.
– En el odio se va hacia el objeto, pero se va contra él; su sentido es negativo.
– En el amor se va también hacia el objeto, pero se va en su pro.
Temperaturas
– El amor y el odio tienen temperatura psíquica,
– se habla de amores que se enfrían y
– el enamorado se queja de la tibieza o de la frialdad de la amada.
– Qué sea, se entiende mejor si lo miramos desde el objeto.
¿Qué hace el amor en torno a éste?
– El amor se afana en torno a lo amado,
– envuelve al objeto en una atmósfera favorable, y es, de cerca o de lejos,
– caricia, halago, corroboración, mino, en suma.
– El deseo goza de lo deseado, recibe de él complacencia, pero no ofrenda;
– no regala, no pone nada por sí.
– El odio envuelve al objeto, en una atmósfera desfavorable;
– lo maleficia, lo agosta como un siroco tórrido, lo destruye virtualmente, lo corroe.
Amor y Odio: Unión y Separación
– En el amor nos sentimos, unidos al objeto,
– cuando, en una hora difícil, decimos a alguien: Cuente usted conmigo, yo estoy a su lado;
– su causa es la mía, yo me adhiero a su persona y ser.
– Amor es corazón junto a corazón: concordia.
– En cambio, el odio nos separa del objeto, en el mismo sentido simbólico;
– nos mantiene a una radical distancia, abre un abismo.
– Odio es discordia, disensión metafísica, absoluto no estar con lo odiado.
Alegría y Tristeza
– Amor y Odio son actividades laboriosas,
– a diferencia de las emociones pasivas, como alegría o tristeza.
– No en balde se dice: estar alegre o estar triste.
– Son, en efecto, estados, y no afanes, actuaciones.
– El triste, en cuanto triste, no hace nada, ni el alegre en cuanto alegre.
– El amor, en cambio, se ocupa en la faena más actuosa que cabe: afirmar su objeto;
– es como no dudar un momento del derecho que tiene a existir;
– es como reconocer y confirmar en cada instante que es dignos de existir.
– Odiar, opuestamente, estar como matando virtualmente lo que odiamos,
– aniquilándolo en la intención, suprimiendo su derecho a alentar.
– Odiar a alguien es sentir irritación por su simple existencia.
– Sólo satisfaría su radical desaparición.
Por último
– No hay síntoma más sustancial de amor y odio que esto último.
– Amar una cosa es estar empeñado en que exista;
– no admitir la posibilidad de un universo donde aquel objeto esté ausente.
– Es estarle continuamente dando vida en lo que de nosotros depende, intencionalmente.
– Amar es vivificación perenne, creación y conservación intencional de lo amado.
– Odiar es anulación y asesinato virtual;
– pero no un asesinato que se ejecuta una vez,
– sino que estar odiando es estar sin descanso asesinando,
– borrando de la existencia al ser que odiamos.
Atributos que del amor se nos han revelado:
1) es un acto centrífugo del alma
2) que va hacia el objeto
3) en flujo constante y
4) lo envuelve en cálida corroboración,
5) uniéndonos a él y
6) afirmando ejecutivamente su ser.
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