Como Jefe de Estado, Felipe VI debe ocupar su puesto en el funeral de Estado por los muertos por el coronavirus el 16 de julio. Si por ser él católicos o por su simpatía personal hacia el al 61% de sus súbditos que, en porcentaje muy descendente, aún se declaran católicos, a pesar de no practicar sus ritos, y quiere participar en otro funeral que han decidido hacer sólo diez días antes, el lunes 6, los jerarcas católicos, está en su derecho .
Pero, eso sí, es evidente que tiene que hacerlo cómo y dónde los demás, no encabezando el acto ni con ningún distintivo real. Eso le convertiría en un claro cómplice de ese grupo de dirigentes que, contra los principios del Evangelio, han mostrado desde el principio un feroz antagonismo a nuestro Gobierno. Felipe VI faltaría a su deber esencial de encarnar la unión en el respeto de todos los españoles.
En efecto: En esa pretendida honra a los muertos del coronavirus se deshonra directamente a esa casi mitad que, por no ser católica, rechazaría esos ritos. Y se manipula a todas, todas las víctimas con ese un falso acto de piedad de esos nuevos fariseos que, para intentar recuperar poder política, convocan ese acto sólo cinco días antes que el Gobierno; más aún, prácticamente en el mismo lugar anunciado por el Gobierno, la explanada del Palacio Real que linda con la Almudena, acto al que han sido invitados dirigentes de todas las religiones. Ojalá se pueda evitar una nueva y gran escalada de confrontación. Rectificar es de sabios. “Por sus obras los conoceréis”, dijo Jesús.
Creo que es mucho pedir, visto lo visto. Lo que no quiere decir que no se exprese, porque lo único que tenemos es la libertad de expresión, hasta cierto punto, también hay que decirlo.
También la comprensión está disponible para todos. Lo que sucede una y otra vez, es que, comprender, lo que se dice comprender, suele hacerlo quienes van muy por delante. Quiero decir que hay quienes están muy lejos aún de hacerlo, el hecho de llegar a comprender a los otros, con los que de alguna manera necesitan confrontarse y hacer prevalecer su verdad, lo cual lo dificulta, siendo incapaces de saber ponerse en flancos y puntos de mira diferentes.
Lo que no se comprende no puede imponerse.
Las razones pueden ser varias, no sólo religiosas, que también, cuando parece sea válido lo que vaya desgastando al poder, como ser rechazado de plano y hasta no reconocido.
Por mi parte, me cansa este tema, es seguir de algún modo lo que se intenta: Separarnos. No llegar nunca a reflexionar juntos. ¡Tanto gasto y tiempo perdidos en asesores de imagen y estrategias para no aportar nada que vaya en bien de la convivencia y bienestar de todos los españoles!
No lo sabía.
Pues verás. Le pondrán presidiendo la ceremonia , como siempre han puesto a todos los reyes. Al menos lo intentarán.
A ver qué hace. Porque el estado español creo que es aconfesional. Pero claro. Lo querrán utilizar. No sé. No debería de equivocarse. Hay un montonazo de gente que está de la iglesia oficial hasta el gorro. Y esto tiene la pinta de ser iglesia oficial a tope.
No está la monarquía para errores.