Miembro de la misma generación, comparto plenamente todo lo que dice Marcelo Muñoz en este artículo publicado hace ya una semana en Infolibre (¡magnífica empresa de periodismo libre a la que también estoy suscrito y que él mismo me ha enviado para compartirlo con todos los de ATRIO. ¡Ánimo, Marcelo!, ¡seguiremos en este empeño de trasmitir a las próximas generaciones lo mejor de la sabiduría que hemos tenido el privilegio de recibir de antepasados y compañeros de diversas tradiciones! ¡Me uno a tu deseo-proyecto de seguir hasta los cien en esta tarea! AD.
Pertenecemos a esa generación que llamáis mayores, viejos o ancianos y sumamos más de nueve millones. En nuestro caso, con 85 años, y aspiramos a los cien, o sea que todavía tenéis tiempo de ocuparos mejor de nosotros. Representamos esa generación, con frecuencia de familia numerosa, que tuvo que salir adelante de las ruinas de la postguerra y, muchos, sufriendo sus secuelas; mi suegro, carabinero de la República, custodiando los tesoros del Banco de España primero, los cuadros del Museo del Prado después, premiado con campos de concentración en Francia y en España y el exilio, como otros muchísimos. Ellos, la generación que nos precedió, ¡son los héroes que nos enseñaron a vivir con dignidad! Desde mi filosofía confuciana veo en ellos y en nosotros y nuestros hijos el fluir de la sociedad humana en la historia; nosotros, insertos, en esta nuestra generación, tan diversa y plural.
Generación que tuvo que emigrar, a millones, del campo a la ciudad, o al extranjero, para salvar la economía española maltrecha; la inmensa mayoría, con lo puesto y en condiciones muy precarias. Vinimos a construir nuestras ciudades, en muchos casos desde las chabolas, a ser mano de obra barata de nuestras fábricas, a hacer posible la enseñanza y la sanidad –cuatro enseñantes y tres médicos somos entre hermanos y cuñados-, a apostar con riesgo por los partidos políticos, sindicatos y asociaciones de todo tipo, hacia una sociedad civil más moderna y plural –mi mujer presidenta de una de las primeras asociaciones feministas de España y dirigente de un partido político clandestino, con el premio del exilio-.
Decidimos apostar por recuperar la democracia para nuestra patria. Y nos jugamos la vida y la libertad por ello: millones de españoles, la mayoría anónimos, otros muy conocidos, con sus huelgas, manifestaciones multitudinarias, escritos, discursos, panfletos y cárcel. Y recuperamos la democracia y posibilitamos la transición. Generación que incluye a los compatriotas que apoyaron el franquismo, o fueron abducidos por su propaganda, o por la perplejidad de los cambios. Todos fuimos a las urnas, construimos partidos, sindicatos, asociaciones… y, libres, todos conseguimos la transición; no somos dos Españas nunca más, sino diferentes modelos de sociedad, como en casi todos los países del mundo.
Sí, nos dedicáis bellas palabras, como la generación que tanto hizo por España, pero nos habéis encerrado en geriátricos mal dotados, o confinado en casa con insuficiente asistencia de una sanidad pública bloqueada por el virus, porque la habíais “recortado”, porque habíais dejado sin recursos a la “dependencia”; y hemos visto morir por ello, por el virus, o por otras dolencias mal atendidas, a miles y miles de nuestra generación antes de tiempo. Sí, somos la generación más vapuleada por este virus (yo mismo perdí a mi hermano menor, con sólo 74 años). Muchos nos hemos salvado por suerte, por el gran trabajo de los sanitarios, gracias a la sanidad pública, o por el privilegio de vivir en casa con cuidados.
Políticos y comunicadores, dejaos de culpas y peleas; reconoced vuestros errores con seriedad y rigor, porque queda mucha pandemia y, según algunos científicos, pueden venir otras, y hay que aprender de los errores.
Políticos de todo color, olvidaos de bajar impuestos, hacen falta muchos recursos para una robusta sanidad pública. No caigáis en la comodidad de privatizar los geriátricos y dejarlos sin la atención médica básica, al menos la recibida a domicilio de los centros de salud, que deberán ser reforzados. Estáis alabando y agradeciendo todos los días a los sanitarios y a los trabajadores de los geriátricos su esmerada y dura dedicación profesional; dotadles de instalaciones, medios, equipos, sólidos centros de investigación biomédica, salarios dignos, aumentad sus plantillas. En bien de toda la sociedad, por supuesto, pero teniendo en cuenta que cada día somos más los viejos, ancianos o mayores, que necesitamos y vamos a necesitar cuidado y apoyo a nuestra dependencia y a nuestra salud resquebrajada. No tengáis miedo de politizar nuestro dolor porque nuestro dolor es político, pues sufrimos tanto la pandemia también a consecuencia de vuestras decisiones políticas. Haced un balance crítico de la gestión de esta pandemia, gobierno central, gobiernos autónomos y oposición. No tengáis prisa en comisiones de investigación para echaros culpas. Tened paciencia -nosotros la tendremos- y hacedlo con calma, con todos los datos, no sólo nuestros, sino globales, porque ésta es la primera pandemia realmente global. Haced un balance, cuando todo esté superado, junto con expertos, científicos, organismos globales y sociedad civil, más allá de las peleas de aldea, para mejorar la gestión en la postpandemia y en la próxima.
Patriotas de todo signo, nosotros, nuestra generación, somos y hemos sido una parte importante de esta patria, que formamos, sobre todo, los ciudadanos. No os envolváis tanto en nuestra bandera de tela, cuanto en la bandera del respeto, el cuidado y la inversión en esta parte de nuestra patria que somos.
Españoles todos, parlamentos, partidos, comunicadores, politólogos, economistas, os pedimos, os exigimos, que os unáis para abordar la tremenda crisis económica a la que nos aboca la pandemia. Por favor, no escatiméis esfuerzos para superar las divisiones, con opiniones distintas, claro, pero con voluntad inequívoca de alcanzar un serio consenso. No queremos que los últimos años de nuestra vida se nos recorte o disminuya el estado de bienestar, aunque imperfecto, que tanto esfuerzo nuestro y de todos ha costado. No queremos que se nos malogren los derechos, las libertados, la democracia que habíamos conquistado.
Os lo pedimos a todos por favor, demostradnos así que valoráis los esfuerzos de nuestra generación y que somos parte de esta patria común.
Marcelo Muñoz, ciudadano global, europeo y español y socio de infoLibre
Pues creo que no se vale ni el capitalismo ni el comunismo. Son pasado, bueno, y presente, pero no son futuro.
El otro día leí no me acuerdo dónde a una personas de estas muy listas que decía que hace falta un nuevo Contrato Social.
Es que a veces ya , es que no puedo menos que sonreír. Pues claro. Hace falta otro Todo.
Otra posición es mantenerse en uno de esos dos sistemas. Pues bueno. Pero eso solamente traerá un jaleeeeeeo social enorme. Porque no se podrá mantener mucho tiempo. Ni uno, ni otro. Es lo que tiene la globalización, que occidente y oriente están en contacto. Y lo mismo que cayó el muro de Berlín porque era insostenible, caerá este capitalismo sin sentido para el 90 por ciento de la población mundial. U otro tanto por ciento. Esto no se va a poder mantener. Pero es que calladicos, tampoco nos van a poder tener. Imposible. Luego habrá que convencer. Gran palabra. Y a muchiiiiiisima gente. Y las personas estamos tomando conciencia de muchas cosas. Por ejemplo, de que tenemos que cuidar el planeta y eso no pasa por este consumismo absurdo, basado en mano de obra barata y esquilmando los recursos allá donde se encuentren.
Y sin duda el principal recurso es la mano de obra barata e inculta. Si hay que ir a los países pobres como salvadores porque los matan a trabajar a cambio de unos dólares o euros, pues allá que van. Que países comunistas, dicen que son comunistas, descubren el chollo de vender barato a los capitalistas, pues hala. Eso sí, los beneficios para los trabajadores? no se yo ese reparto.
Esto se podrá mantener mucho tiempo? No creo. Pocas décadas. Muy pocas.
El mundo ha cambiado. Gustará o no, pero ya ha cambiado. Habrá que buscar soluciones a los problemas actuales. Pero no con fórmulas que pudieran ser o no válidas en otras épocas.
Quien fue el que dijo , como metas a un vino joven en un odre viejo, verás.
Pues eso.
En mi opinión Don Marcelo tiene TODA la razón. Porque estamos todos obsesionados por sobrevivir la pandemia, y con razón, y como el, queremos llegar al centenario o cerca de el. Sin embargo, no llegaremos a los 100 si nos hundimos todos económicamente, porque la miseria es fuente de grandes tribulaciones y enormes estragos a la salud y al e s p I r I t u.
No podremos “nivelar” nuestro mundo ni en la extrema derecha ni en la extrema izquierda, ni en el capitalismo despiadado que no regula la libre empresa inordinada, ni en el comunismo que se erige omnipotente como el Dios supremo del Estado y mata todo intento de libertad de expresión correcta.
Y siguiendo el pensamiento del autor se impone una reflexión en la UNIDAD al menos por la Patria, que todavía se levanta incólume con su rica historia, como Madre de naciones llevando la cultura, los valores, el idioma, la religión, l o s s a n t o s, etc etc …., a un nuevo mundo que todavía, con orgullo, da fe de ello,
Debe ser una unidad donde se tenga en cuenta el bien común de TODOS para que no perezcamos y la identidad española se mantenga por sobre todos los indignos intereses que podamos llevar dentro de nosotros los seres humanos. Hemos de despertar todos a “esta realidad” que urge, sin dejar de protegernos de estas plagas, sean apocalípticas o no.
Un saludo cordial
Santiago Hermández
Hola, Marcelo. Está muy bien lo que propones, pero ¿tú crees que eso se puede conseguir con un sistema capitalista?
¡Gracias muy querido Marcelo!
Hermosa y digna petición para todas las personas de buen corazón, con capacidad de acoger al…distinto… en sus ideas o caminos.
Una hermosa disertación de una auténtica democracia, porque todas las personas, tienen su sitio en ella.
Comparto tu mirada, y el deseo de luchar por aquello verdaderamente importante.
Gracias de corazón, por tan verdadera y franca exposición de la realidad que nos rodea, gracias amigo.
Un abrazo entrañable.
Tiene usted absolutamente todísima la razón.
Un abrazo fuerte.