300.000 PERSONAS PODRÍAN MORIR DE HAMBRE CADA DÍA DURANTE LOS TRES PRÓXIMOS MESES
El director del Programa Mundial de alimentos de la ONU dijo en Abril pasado que 821 millones de personas se van a dormir con hambre todas las noches y que en los próximos 3 meses podrían morir cada día 300.000 personas.
Si multiplicamos 90 días por 300.000 nos da una cifra de 27 millones de personas que morirían en los próximos 3 meses y afectaría sobre todo a países africanos, del Medio Oriente y algunos de Latinoamérica, sin tener en cuenta que este número podrá aumentar por las consecuencias de la pandemia, que provoca hambre en todos los países afectados, también en los países más desarrollados.
Me parece una noticia demasiado fuerte como para que pase inadvertida para la gran mayoría de la población.
No se entiende que se estén gastando ingentes cantidades de dinero para ir a La Luna, Marte, y otros planetas, mientras millones de personas mueren de hambre y que no haya dinero para evitar estas desgracias.
No se entiende que los organismos internacionales y los gobiernos no traten de solucionar este terrible problema a nivel mundial.
Pienso también que las iglesias deberían desprenderse de muchos de sus bienes para ayudar a solucionar este terrible drama humanitario.
Y la sociedad en general debe exigir soluciones a sus políticos.
No podemos quedarnos mirando para otro lado, insensibles e indiferentes mientras 27 millones de personas pueden morir en los próximos 3 meses y más de 821.000 se acuestan cada noche con hambre.
Esto se sabe, lo sabemos los ciudadanos de a pie. Más sabrán sus causas las personas y entidades que dominan los medios y controlan los poderes.
Desde lo más alto de la pirámide pasando por el medio y su base se pasa de puntillas, se quiere hacer ignorar en el fondo, que pase desapercibido y cree finalmente indiferencia, como si esta crueldad no nos concerniera a nadie.
No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Estés donde estés.
Gracias por esta llamada de atención.
Así es, querido Juan, la diferencia está en que el hambre está en nuestras manos resolverlo en cualquier momento que nos lo propusiésemos, y el virus, éste y los que vengan, no podemos controlarlos a pesar de tanto coste financiero, laboral, de investigación, etc.
Es una vergüenza para la humanidad que seamos tan crueles y tan indiferentes a tanto sufrimiento y tanta muerte evitable.