“Los libros sublimes de la filosofía se han escrito para algunos sabios; al género humano le hace falta una filosofía, semejante a la par que diferente; esta filosofía es la religión, y esta religión, tal y como es de desear y como se la necesita, es el Evangelio”. La primera en la frente, ya salió el toro del redil, y pronto embiste: “Los derechos y los poderes de la religión no son sino los derechos y los poderes del sacerdocio que la representa”. Y esto no es un texto del libro judío Levítico, sino del Boletín Eclesiástico de Vitoria retomado por el Boletín Oficial de la Diócesis de Oviedo y reproducido en catarata[1]. Aunque discrepe del todo, no seré yo quien niegue que el polisilogismo es perfecto, en cualquier caso: la filosofía no sirve; sólo sirve si sirve a la religión; y esta sólo sirve si está levíticamente administrada por su clero; luego sólo el clero sirve. Sean, pues, todas las universidades cenobios, y todos los cenobios universidades. Y biba la cristiandad, y biban los quintos de mi pueblo.
Pues bien, Don Paulino Souto, a la sazón Gobernador de la provincia de Asturias, se presenta engalanado en la catedral de Oviedo el 25 de julio de 1866 en el Acto solemne en honor a Santiago Apóstol, y perora como sigue: “Recibid, Apóstol Santo, la ofrenda que por mi mano os rinde llena de cristiana piedad mi Augusta Reina Doña Isabel II, de la católica estirpe de los Recaredos, Alfonsos y Fernandos, que felizmente rige los destinos de la Nación Española”[2]. A cuyo florilegio responde complacido y complaciente el Excmo Sr. Cardenal Arzobispo de Oviedo: “Siento un vivo placer al recibir la piadosa ofrenda que por el digno conducto de V.S. hace hoy S.M. la Reina Católica Isabel II al Glorioso Patrono de España”. Qué bonito.
Ya estoy viendo a los “bonachones” de siempre: “¡Hombre, no seas sectario, eso ocurrió hace más de siglo y medio!”, algo que de entrada nunca debió de haber existido, y que con otro barniz late aún en los Recaredos de nuestros días, incluso en la figura de la actual Letizia Su Majestad la Reina de España, que no se pierde ni una abrazada por la espalda de su borbónico rey al Apóstol Santiago pese a su condición de atea y de republicana según pública confesión.
Y un servidor, para quien todos los días son días colendos en el anhelo por la verdad, afirma, aunque no tenga dónde caerse muerto, que, si esto no sigue siendo cesaropapismo, entonces mis cojones son dos claveles. Para mí, la detestación del error es la piedra de toque en la cual se reconoce el amor a la verdad. Quien no tiene horror a lo que es falso, en esa señal reconocerá que no ama la verdad. La inmensa mentira multiforme de todos dice a los hombres y a las mujeres que no hay que inquietarse por tan poco, porque al cabo es la misma mentira. La hostilidad de las razas y el odio de las clases no consigue inspirar la hostilidad a las poderosas mentiras.
En todo caso, discúlpeseme. Entre las muchas censuras que el ignorante que soy lanza sobre la sabia legislación de la Iglesia sin tomarse el trabajo de meditar la profunda sabiduría y eminente justicia que preside siempre las disposiciones de esta sociedad divina, está la protervia de un corazón autoindulgente como el mío cuyos juicios sólo proceden de la ligereza y la inestabilidad emocional y de la mala fe.
Firmado: SSQNBSM, Su seguro servidor que no besa su mano.
[1] In Boletín oficial eclesiástico del Obispado de Oviedo. Año II, núm. 14. 18 de julio de 1866, p. 221.
[2] Boletín oficial eclesiástico del Obispado de Oviedo. Año II, núm. 16. 10 de agosto de 1866, p. 253.
No solo Vd. está…¿disgustado…?
Hay muchas personas, que están en su lado al caminar; pero visto lo visto…desde hace ya tanto, tanto tiempo…intentamos por encima de todas las calamidades de esta iglesia “poder” seguir el camino de Jesús el Galileo; y le puedo asegurar, que nace la ¡Vida! cuando esto sucede.
Ya sé, no se ve mucho, como tampoco se puede ver lo que aquel Hombre tan especial ha conseguido hasta el día de hoy:
¡Sembró una semilla, que sigue viva, y dando fruto!
Porque aunque no lo veamos…como tristemente vemos la cara…esa otra que se han inventado, para conseguir lo que han conseguido…”poder y riqueza”.
¡Que no se note nada, de lo que Jesús proclamó!
Y es que, seguir ese camino…suele terminar sin gloria humana…pero siembra esperanza, justicia, solidaridad:
¡Amor!
Ya lo avisó:
“Os perseguirán”
No estarán a vuestro lado, intentarán haceros la vida difícil; pero sabe una cosa amigo:
¡Merece la pena!
Un abrazo entrañable.
El problema del cristianismo es que se le asocia a una religión: católica, evangelista, etc. Y hay que tener en cuenta que Jesús de Nazaret, el galileo loco, no fundó ninguna religión. Es más, no entro en un templo nada más que para echar a latigazos a los que comerciaban en él. Hoy nos haría falta su látigo. No le gustaban los sacerdotes, el fue un laico, que no tuvo donde reposar su cabeza. Todo parecido con la forma de vivir de todos los obispos y mandamases de esta religión es pura coincidencia. Jesús se entregó por los pobres y marginados, eso no lo hace hoy nadie que vista alzacuellos.
Un saludo