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Poemas en el alba del crepúsculo

EL CRIMEN

Matar no es política, es matar:
y matar al padre es matar al hijo
(AOO).

Eran las cinco en punto de la tarde
de un fatídico día de posguerra
cuando el criminal disparó su arma
sobre el cuerpo indefenso de mi padre.

Yo lo vi con sus manos sobre el vientre
protegiéndose así de sus heridas
como yo hago ahora con mis tripas
para protegerme de nuevas heridas.

Hay todavía gente que especula
con un asesinato tan macabro
que nos convirtió por siempre en huérfanos.

Maldito el maqui que mató a mi padre
bendito el padre que nos dió su vida
bendita la madre que nos dió amor.

Desde lo más profundo aún clamo al cielo
desde lo más sublime aún clamo al suelo
por este asesinato despiadado:

por este asesinato irremediado
que me dejó un corazón llagado
un corazón por siempre traspasado.

 

POEMA

(Eugenio Trias proyectó el límite:
pero yo lo transito (AOO).

He llegado llagado a ser poeta
tras tanto tiempo de ser impoeta
he llegado llagado a ver la fratria
tras el desgarro de lo fratricida
(vislumbro ya la tierra prometida).

La llaga me supura en el poema
al que sin ella no hubiera llegado
un modo de trasponer la sombra en luz
y un modo de allegarse al parnaso
(aunque los vates debaten mi estatus).

He revivido mi trágica infancia
acuciado por el coronavirus
y cogido por un tumor nocivo
la vida nos despabila al límite
(y en el límite sigo militando).

En el límite sigo fluctuando
oscilando en la cuerda sobre abismo
cantando la canción de despedida
sin acabar de despedir del todo
(mi vida es un poema ambivalente).

La poesía me ofrece la suerte
de florecer la flor desde su fango
y de elevar la vida desde el fondo
de captar el ocaso como un orto
(y la muerte como trasiego o trasgo).

Expresar la impresión desimpresiona
impresar la expresión desembaraza
el poema es el alba del crepúsculo
el alba en plena noche es poesía
(soy pábilo de luz que aún humea
por el pábulo abierto del poema).

 

MIEDO

Ante la enfermedad yo tengo miedo
el mismo miedo que todos los demás
todos estamos implicados juntos
confiando en nuestra sanidad
(desconfiando de nuestra inanidad).

En caso de estar bien nos librarán
en caso de estar mal nos curarán
en el caso peor aliviarán
y en el caso imposible sedarán
(sensación de evanescencia y evasión).

No temamos pues tanto nuestro estado
que el propio estado será el proveedor
si es capaz de prever y proveer
(como mandan los cánones hacer).

No temamos pues tanto nuestro sino
que la vida tiene un común destino
transhumano cósmico y divino
(aun para el más humilde y casquivano).

Hay que evitar ser víctima del miedo
asumiendo todo lo que es remedio:
la decisión final siempre es la mía
(siempre podemos decidir la vía).

 

SILENCIO

Silencio es la final respuesta a todo
la respuesta que no tiene repuesto
la puesta en escena de la ignorancia
un estado flotante estupefacto
(el universo es un silencio abrupto).

Perplejidad de no saber del todo
saber que reivindica la nada
una nada que se sabe no-nada
y que es la nada ardiente del desierto
(una noche más blanca que los cielos).

El silencio responde a un dios dormido
es el eco del duende que aún cavila
la respuesta del daimon que se calla
y el responso del hombre que se encalla
(en un saber que es ignorancia indocta).

Silencio es lo sagrado ensimismado
sagrado que viola lo profano
sagrado que violenta nuestra lengua
sagrado que trasgrede nuestra muerte
(y que trasciende así lo inmanente).

El silencio es el transer de todo ser
el tránsito del ser a su no-ser
travesía del hombre a su destino
la deserción final hasta el exilio
(el éxtasis del alma en su almario).

7 comentarios

  • Asun Poudereux

    Lo vivido no se puede atrapar, aunque nos traspase y se retransmita.

    Con mis mejores deseos en un día resplandeciente lleno de vida, la que toca,  y que siempre nos asombra, si la miramos de frente.

    Un fuerte y entrañable agrazo atriero.

     

    https://m.facebook.com/skyvillelive/videos/2312092198895280/?sfnsn=scwspwa&extid=tuZ1NnIo7ArnonH4&d=w&vh=e

    • juan antonio vinagre oviedo

      Gracias, Asun, por ese concierto adjunto. La buena música y la buena poesía son más que meros “divertimentos”. Llegan más hondo…, y hasta en ocasiones pueden servir de terapia. Un saludo cordial.

      • Asun Poudereux

        Lo recibo, Juan Antonio, como algo que conecta lo hay de fondo en cada persona. En otras muchas ocasiones, eres tú quien nos hace sentir lo que nos une.
        Un abrazo lleno de gratitud.

  • juan antonio vinagre oviedo

    Estoy contigo, Carmen: El silencio también puede matar en silencio.  Por eso, contra cierto tipo de silencios, ahí van estos dos poemas:

     

    HASTA CUÁNDO…

     

    Hasta cuándo -¡ay, dolor!- tanta pobreza,

    tanto llanto, miseria y tanto hambriento,

    que no viven en calma ni un momento,

    pues les roban su tierra y su riqueza.

     

    Los que pujan, se imponen con fiereza

    y levantan el hacha a todo viento,

    no detienen su carga al sufrimiento

    y les quitan la casa pieza a pieza.

     

    El feroz egoísmo de unos pocos,

    que convierten la tierra en un negocio,

    no admiten que su empresa ya es de locos

     

    sin control, que el poder es su gran socio.

    No les duele que caiga en la miseria

    la tierra, convertida en una feria.

     

    A DÓNDE VA…

     

    ¿A dónde va este mundo tan perdido,

    tan ciego, sin conciencia, tan salvaje,

    que somete la tierra al abordaje

    y la entrega a un saqueo enloquecido?

     

    ¿Qué ceguera o locura ha convertido

    el planeta con todo su equipaje

    en necia propiedad, en homenaje

    a unos pocos que amasan sin sentido?

     

    ¡Por qué el hombre es tan ciego y usurero,

    que trata y utiliza al ser humano

    cual número que suma, cual banquero

     

    que va sólo al negocio  -¡el soberano!-,

    y olvida que en la ida es lo primero

    el hombre, al que desprecia, que es su hermano!

     

     

    P. D. ¡El feroz -de unos pocos- egoísmo

    que traspasa los fuertes y fronteras,

    no advierte que sus ansias son cegueras

    que llevan  -¡ay dolor!- hacia el abismo!

     

    Desde el confinamiento, un saludo en silencio, pero muy cordial.

  • oscar varela

    “¡Ya sé.,no me digás! ¡tenés razón!,

    la vida es una herida absurda,

    y es todo tan fugaz,

    que es una curda, nada más,

    mi confesión.

     

    https://www.youtube.com/watch?v=7xvotgRwxvk

     

     

  • oscar varela

    CUANDO NO HAY ALEGRÍA
    José Ortega y Gasset – 1916- OCT2,32
     
    Cuando no hay alegría,
    el alma se retira a un rincón de nuestro cuerpo y hace de él su cubil.
    De cuando en cuando da un aullido lastimero
    o enseña los dientes a las cosas que pasan.
     
    Y todas las cosas nos parece que hacen camino
    rendidas bajo el fardo de su destino
    y que ninguna tiene vigor bastante
    para danzar con él sobre los hombros.
     
    La vida nos ofrece un panorama de universal esclavitud.
    Ni el árbol trémulo, ni la sierra que incorpora vacilante su pesadumbre,
    ni el viejo monumento que perpetúa en vano su exigencia de ser admirado,
    ni el hombre, que, ande por donde ande,
    lleva siempre el semblante de estar subiendo una cuesta
     
    —nada, nadie manifiesta mayor vitalidad que la estrictamente necesaria
    para alimentar su dolor y sostener en pie su desesperación.
     
    Y, además, cuando no hay alegría, creemos hacer un atroz descubrimiento.
    Muy especialmente si la falta de alegría proviene de un dolor físico
    percibidos con extraña evidencia la línea negra que limita cada ser y lo encierra dentro de sí,
    sin ventanas hacia fuera, como Leibniz decía,
    pero sin el infinito que este hombre contento metía dentro de cada uno.
     
    Este es el descubrimiento que hacemos por medio del dolor como por medio de un microscopio:
    la soledad de cada cosa.
     
    Y como la gracia y la alegría y el lujo de las cosas
    consisten en los reflejos innumerables que las unas lanzan sobre las otras
    y de ellas reciben —la sardana que bailan cogidas todas de la mano—,
    la sospecha de su soledad radical parece rebajar el pulso del mundo.
     
    Se apagan las reverberaciones que refulgían en sus flancos; nada suena ni resuena;
    las gargantas son mudas, los oídos sordos y el aire intermedio, como paralítico, es incapaz de vibrar.
     
    Lo demás es fantasmagoría, fiesta irreal de luz prendida un instante
    sobre las largas nubes vespertinas —pensamos.
     
    Y ya es casi un goce de nuestra falta de alegría
    perseguir con la mirada la espalda curva, rendida, de cada cosa que sigue su trayectoria solitaria.
     
    Y presentimos que hay dondequiera oculto un nervio que alguien se entretiene en puntar rítmicamente.
    En la estrella, en la ola marina, en el corazón del hombre, da su latido a compás el dolor inagotable…

  • Carmen

    Un abrazo.

    Discrepo sobre lo que dice acerca del silencio.

    El silencio mata en silencio. No es algo bueno per se. Al menos eso pienso.

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