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Mujeres sacerdotes. La historia a su favor

      Juan José Tamayo es Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las religiones de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus libros más recientes son: Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, 2ª ed. 2020)); ¿Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías? (Biblioteca Nueva, 4ª edición, 2020); Hermano islam (Trotta, 2019)

     Hace unos días informaba Jesús Bastante en Religión Digital de un gesto que calificaba de inédito: la presentación que ha hecho la teóloga francesa Anne Soupa, de 73, de su candidatura al arzobispado de Lyon tras la dimisión (¿o cese?) del cardenal Bambarin. La misma Anne Soupa reconoce que es “una provocación”. Pues bien, en este artículo intentaré razonar cómo esta iniciativa, aun siendo inédita hoy, no lo fue durante varios siglos del cristianismo y que la “provocación” está justificada teológicamente.

      Durante los últimos treinta años han aparecido numerosos documentos y declaraciones de teólogos y teólogas, grupos de sacerdotes y religiosos, movimientos cristianos y organizaciones cívico-sociales, e incluso de obispos y cardenales de la Iglesia católica pidiendo el acceso de las mujeres al sacerdocio. Tales documentos consideran la exclusión femenina del ministerio sacerdotal como una discriminación de género que es contraria a la actitud inclusiva de Jesús de Nazaret y del cristianismo primitivo, va en dirección opuesta a los movimientos de emancipación de la mujer y a las tendencias igualitarias en la sociedad, la política, la vida doméstica y la actividad laboral.

      El alto magisterio eclesiástico responde negativamente a esa reivindicación, apoyándose en dos argumentos: uno teológico-bíblico y otro histórico, que pueden resumirse así: Cristo no llamó a ninguna mujer a formar parte del grupo de los apóstoles, y la tradición de la Iglesia ha sido fiel a esta exclusión, no ordenando sacerdotes a las mujeres a lo largo de los más de veinte siglos de historia del catolicismo.

      Esta práctica se interpreta como voluntad explícita de Cristo de conferir sólo a los varones, dentro de la comunidad cristiana, el triple poder sagrado de enseñar, santificar y gobernar. Sólo ellos, por su semejanza de género con Cristo, pueden representarlo y hacerlo presente en la eucaristía.

      Estos argumentos vienen repitiéndose sin apenas cambios desde hace siglos y son desarrollados de manera sistemática en varios documentos de idéntico contenido a los que apelan los obispos cada vez que los movimientos cristianos críticos y la teología feminista reclaman el sacerdocio para las mujeres: la declaración de la Congregación para la Doctrina de la fe Inter insigniores (15 de octubre de 1976), durante el pontificado de Pablo VI, y dos cartas apostólicas de Juan Pablo II: Mulieris dignitatem (15 de agosto de 1988) y Ordinatio sacerdotalis. Sobre la ordenación sacerdotal reservada sólo a los hombres (22 de mayo de 1984). La más contundente de todas las declaraciones al respecto es esta última, que zanja la cuestión y cerraba en falso un debate que sigue abierto:

      Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión … que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos, declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”.

     

      Es verdad que la historia no resulta pródiga en narrar casos de mujeres sacerdotes. Esto no debe extrañar, ya que la historia de la Iglesia ha sido escrita por varones, en su mayoría clérigos, y su tendencia ha sido a ocultar el protagonismo de las mujeres en la historia del cristianismo. “Si las mujeres hubieran escrito los libros, estoy segura de que lo habrían hecho de otra manera, porque ellas saben que se les acusa en falso”. Esto escribía Cristina de Pisan, autora de La ciudad de las damas (1404).

      Sin embargo, importantes investigaciones históricas desmienten tan contundentes afirmaciones del Magisterio eclesiástico, hasta invalidarlas y convertirlas en pura retórica al servicio de una institución patriarcal. Entre los estudios más relevantes al respecto citó tres: Mujeres en el altar. La rebelión de las monjas para ejercer el sacerdocio, de Lavinia Byrne, religiosa expulsada del Instituto de la Bienaventurada Virgen María por publicar este libro; Cuando las mujeres eran sacerdotes, de Karen Jo Torjesen, catedrática de Estudios sobre la Mujer y la Religión en Claremont Graduate School, y los trabajos del historiador Giorgio Otranto, director del Instituto de Estudios Clásicos y Cristianos de la Universidad de Bari.

      Los he leído detenidamente durante el confinamiento con gran interés y he aprendido lecciones históricas sobre momentos estelares del cristianismo en los que hombres y mujeres compartían las responsabilidades ministeriales en la comunidad cristiana sin “el coctel tóxico de sexismo y misoginia” (tomo la expresión de Martha Nussbaum), que existe actualmente.  

      En ellos se demuestra, mediante inscripciones en tumbas y mosaicos, cartas pontificias, otros textos y una sólida fundamentación teológica, que las mujeres ejercieron el sacerdocio católico durante los tres primeros siglos de la historia de la Iglesia. Veamos algunas de estas pruebas que quitan todo valor a los argumentos del Magisterio eclesiástico.

      Debajo del arco de una basílica romana aparece un fresco con cuatro mujeres. Dos de ellas son las santas Práxedes y Prudencia, a quienes está dedicada la iglesia. Otra es María, madre de Jesús de Nazaret. Sobre la cabeza de la cuarta hay una inscripción que dice: Theodora Episcopa (=Obispa). La a de Theodora está raspada en el mosaico, no así la a de Episcopa.

            En el siglo pasado se descubrieron inscripciones que hablan a favor del ejercicio del sacerdocio de las mujeres en el cristianismo primitivo. En una tumba de Tropea (Calabria meridional, Italia) aparece la siguiente dedicatoria a “Leta Presbytera”, que data de mediados del siglo V: “Consagrada a su buena fama Leta Presbytera vivió cuarenta años, ocho meses y nueve días, y su esposo le erigió este sepulcro. La precedió en paz la víspera de los Idus de Marzo”. Otras inscripciones de los siglos VI y VII atestiguan igualmente la existencia de mujeres sacerdotes en Salone (Dalmacia) (presbytera, sacerdota), Hipona, diócesis africana de la que fue obispo san Agustín cerca de cuarenta años (presbiterissa), cerca de Poitires (Francia) (presbyteria), en Tracia (presbytera en griego), etc.

      En un tratado sobre la virtud de la virginidad, del siglo IV, atribuido a san Atanasio, se afirma que las mujeres consagradas pueden celebrar juntas la fracción del pan sin la presencia de un sacerdote varón: “La santas vírgenes pueden bendecir el pan tres veces con la señal de la cruz, pronunciar la acción de gracias y orar, pues el reino de los cielos no es ni masculino ni femenino. Todas las mujeres que fueron recibidas por el Señor alcanzaron la categoría de varones” (De virginitate, PG 28, col. 263).

      En una carta del papa Gelasio I (492-496) dirigida a los obispos del sur de Italia el año 494 les dice que se ha enterado, para gran pesar suyo, de que los asuntos de la Iglesia han llegado a un estado tan bajo que se anima a las mujeres a oficiar en los sagrados altares y a participar en todas las actividades reservadas al sexo masculino al que ellas no pertenecen. Los propios obispos de esa región italiana habían concedido el sacramento del Orden a esas mujeres y estas ejercían funciones sacerdotales con normalidad.

      Un sacerdote llamado Ambrosio pregunta a Atón, obispo de Vercelli, que vivió entre los siglos IX y X y era buen conocedor de las disposiciones conciliares antiguas, qué sentido había que dar a los términos presbytera y diaconisa, que aparecían en los cánones antiguos. Atón le responde que las mujeres también recibían los ministerios ad adjumentum virorum, y cita la carta de san Pablo a los Romanos, donde puede leerse: “Os recomiendo a Febe, nuestra hermana y diaconisa en la Iglesia de Cencreas”.

      Fue el concilio de Laodicea, celebrado durante la segunda mitad del siglo IV, sigue diciendo el obispo Aton en su contestación, el que prohibió la ordenación sacerdotal de las mujeres. Por lo que se refiere al término presbytera, reconoce que en la Iglesia antigua también podía designar a la esposa del presbítero, pero él prefiere el significado de sacerdotisa ordenada que ejercía funciones de dirección, de enseñanza y de culto en la comunidad cristiana.

      En contra de conceder la palabra a las mujeres se manifestaba el papa Honorio III en una carta a los obispos de Burgos y Valencia, en la que les pedía que prohibieran hablar a las abadesas desde el púlpito, práctica habitual entonces. Estas son sus palabras: “Las mujeres no deben hablar porque sus labios llevan el estigma de Eva, cuyas palabras han sellado el destino del hombre”.

      Estos y otros muchos testimonios que podría aportar suelen ser rechazados por el Magisterio papal y episcopal, así como la teología de él dependiente y los historiadores sometidos a la ortodoxia romana, alegando que carecen de rigor científico. “La ordenación sacerdotal – afirma Juan Pablo II-, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a los apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, ha sido reservada siempre en la Iglesia católica exclusivamente a los hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las iglesias orientales”. Esta opinión es desmentida por los historiadores y por no pocos y pocas exegetas del Nuevo Testamento, que han estudiado el tema en profundidad. Por ello carece de rigor científico y no puede constituir el fundamento de la normativa actual sobre el tema.

      El historiador italiano citado Giorgio Otranto expresa su malestar por tal actitud descalificatoria en estos términos: “Lamento tener que decirlo, pero a menudo los historiadores, sobre todo los historiadores católicos, han rechazado estas pruebas y las han considerado sin valor alguno, como si no aportaran nada a la imagen total.

      Ha habido represión, un intento de apartar a un lado ciertas fuentes históricas a veces por conformismo, a veces por prudencia y a veces por aquiescencia. No digo que ello se haya hecho de mala fe, pero no cabe duda de que el prejuicio según el cual las mujeres no pueden ejercer funciones sacerdotales ha dado lugar a que algunas pruebas se interpretaran erróneamente”.

      Yo pregunto: ¿quiénes son el papa, los cardenales y los obispos, incluso quiénes somos los teólogos, para juzgar sobre el valor de las investigaciones históricas? La verdadera razón del rechazo son los planteamientos teológicos patriarcales. El reconocimiento de la autenticidad de esos testimonios debería llevar a revisar las concepciones androcéntricas y a abandonar las prácticas misóginas. Y a eso no parecen estar dispuestos.

      Prefieren ejercer el poder autoritariamente y en solitario encerrados en la torre de su “patriarquía”, a ejercerlo democráticamente y compartirlo con las mujeres creyentes, que hoy son mayoría en la Iglesia católica y, sin embargo, carecen de presencia en sus órganos directivos y se ven reducidas a la invisibilidad y al silencio.

     

     

     

36 comentarios

  • Carmen

    Creo que no hay solución

    La religión siempre tratará de utilizarse en un sentido u otro. Y la figura de Jesús, ni te cuento. Su atractivo es brutal. Todos tratarán de llevárselo a su terreno. Pobre muchacho.

    Jamás he podido pensar que Saramago fuese ateo. Un ateo no escribe el evangelio según Jesús, creo que se llama el libro. Un libro espectacular. A mí modo de ver un ateo sencillamente pasa del tema de Dios. Y desde luego que Saramago no pasaba. Otra cosa es como se autodefiníiese. Lo que está claro es que no creía en ese dios que nos han transmitido. Yo tampoco. Soy atea? Qué es Dios?

    Cada vez entiendo menos. Por lo visto un ateo es aquel que no sabe qué es Dios. Que no entiende ni siquiera la palabra Dios. Qu cree que las religiones han hecho muchisimo daño. Que estamos rodeados de demagogos .

    Creo que me va a traer cuenta considerarme atea. Todo es mucho más sencillo. No quiero que se me manipule en ningún aspecto, pero con eso de Dios , es que me entra angustia.

    Y me da igual que las campanas suenen por un teólogo o por un ateo. Las que me gustan son las de la libertad. Bruce Springsteen tiene una canción preciosa. Creo que es una versión de otra de Dylan.

    Es que estoy en otra onda. A lo mejor tendría que estar en la del ateísmo. Sería todo tan, tan sencillo…

     

    • Carmen

      Y me ha sentado fatal que este muchacho que se cree la mismísima reencarnación de la sabiduría, pero en masculino, llame cobarde a Unamuno. No tiene ni idea de la obra de este señor. Lo desconoce. Es una duda andante y en sus ideas políticas, también. Porque cuando se pasaba a un bando y veía cosas que no me gustan, se hacía del contrario. Pero a tope. De cobarde , nada. Anda que no tuvo problemas por eso. La última etapa de su vida decía que la republica no era lo que él pensaba. A ver si cambiar de opinión va a ser una cobardía. Pero el fascismo y el contubernio judeomasønico le destrozó la idea del levantamiento contra la República. A ver si no se va a poder cambiar de opinión en nombre de la libertad.
      Es que de verdad. Uf.
      Qué cansancio ya . Qué falta de liderazgo hay en España. Es deprimente. A ver si cuatro niños bonitos que se creen supercultos se creen que nos van a convencer a todos por su gran sabiduría y su posesión de La Verdad Absoluta.
      Estoy de verdades absolutas hasta el gorro ya.

  • Carmen

    Por qué me ha dejado con mal sabor el vídeo que acabo de ver? No lo sabría decir. Pero algo me ha chirriado. Y no sé por qué.

  • Carmen

    Ahí va mi herejía del día. Y de las gordas.

    La frase Ama y haz lo que quieras es indignante, es una barbaridad. Muchos, muchas sabemos lo destructivo que puede ser eso que llaman Amor. Que me definan primero amor y luego seguimos hablando.

    Lo digo por lo que ha dicho Santiago. Al caer de la tarde seremos juzgados por el Amor. Es una frase preciosa. Y de alguna manera creo que al final de la tarde de cada uno de nosotros, nosotros mismos seremos nuestros propios jueces, en ese momento en el que el sol termina por ocultarse, ese será el momento de nuestro famoso autojuicio final. Pero claro. Qué es eso del Amor?

    Lo maté porque lo quería tanto que no podía resistir que estuviese con otra?

    Lo maté para salvarla de caer el las garras del mal .Lo quería tanto…

    Tuve que traerlo hacia el buen camino, no podía dejarlo, lo quería tantísimo…

    Nadie sabe lo que yo sufrí cuando lo vi arder en la hoguera por hereje. Lo quería tanto…

    Eso sería una justificación? Qué es entonces eso que llaman Amor?

    Porque, queridos, hay muchos amores tóxicos. Pero un montonaaaaazo.

    Así que la frase Ama y haz lo que quieras me parece demencial.

    Y ya me voy al infierno solica. No me gusta nada que me empujen. Por mucho que me quieran.

    • Santiago

      El/la que ama de verdad se encuentra en libertad suma puesto que la esencia de la vida es el amor.
      La dificultad de encuentra en “definir” el amor, que es lo contrario a replegarnos em nosotros mismos y buscar siempre nuestro sumo bienestar sin recordar que amar es puro sacrificio porque para poder amar tenemos que sufrir y “negarnos a nosotros mismos”.

      Es en los clavos de Cristo en la Crus donde encontramos el perfecto amor. Porque no era necesario tanto “bajarse”, tanta “ignominia”, tantas “espinas”, tanto “madero” tantos “latigazos”, tantas “llagas”, tanta “agonía”..Lo voluntario del sacrificio y su magnitud es lo que hace la Cruz el modelo perfecto del amor a los demás.

      Porque renuncio a mi propio bienestar al que tengo derecho por amor y solo por amor. Los mártires -anónimos o no- conocen bien lo que es amar: dar la propia vida en sacrificio
      ¿Que no existe o ha existido alguna vez este amor? Preguntemos a la historia antigua, a la media, a la más cercana..Estudiemos las vidas del martirio de muchos amigos, familiares o conocidos cuyo sacrificio fue por amor “puesto que no me tienes que dar porque te quiera” pues “lo mismo que te quiero, te quisiera”, frases del soneto que pueden ser aplicadas a cualquier ser humano que pudo amar de verdad.

      Un saludo cordial
      Santiago Hernández

    • Carmen

      Es que no me puede entender. Es imposible.
      Para mí lo más parecido al concepto de amor que puede expresar mi concepto sobre el amores una especie de poesía o a lo mejor es la letra de una canción. No sé exactamente qué es. Decía algo así como, si fueras mía te metería en una jaula y te quedarías siempre conmigo. Pero eres libre. Vuela.

      Y seguí pensando. Claro, si quiero ya volveré. El amor de verdad nunca ata contra tu voluntad.

      Y claro. El primer mandamiento de Moisés es amarás a dios con todo tu corazón, con toda tu alma y no sé qué más.
      El tercero, santificarás las fiestas.

      Pues vaya. Menuda libertad. Cómo voy a amar a algo con todas mis fuerzas si ni sé siquiera lo que es?
      Pero cómo se me puede pedir que Ame a algo o a alguien?
      Pues quizás la respuesta está en el concepto que sobre el amor cada cual tenga. Digo yo, no sé.
      Claro, luego te dicen lo que te quiere dios y por poner un ejemplo actual, pues aquí tenemos esta pandemia que además se ha llevado por delante a las personas más indefensas del mundo, los ancianos. Pues qué quiere que le diga, que no nos quiera.

      Es que es todo un sinsentido tan tan tan grande…

      Es que han hecho al mismísimo dios, lo han hecho humano. No creo que haya desatino mayor. No será que Jesús era un ser humano que se acercó a Dios? Es todo tan insostenible…

      Sabe qué pienso? Que en realidad muy muy muy pocas personas creen que la idea de Jesús de Nazaret tenga validez por si misma. Si le quitas que es la segunda persona de la Santísima Trinidad, todo su mensaje se cae por utópico, por irreal, por inalcanzable, por ingenuo. Es decir, Jesús humano no se vale. Solamente se vale porque es Dios mismo hecho hombre.

      Y sabe qué? Soy de esas pocas personas que le da exactamente igual quien fuese su padre. Si su madre era virgen o no. Es que me da tan igual… Lo que me gusta es su persona , lo que decía, su visión de la sociedad alternativa, su coherencia y detesto profundamente que eso le llevase a la muerte, pero es que estaba cantado.

      Así que es imposible que usted y yo lleguemos a acuerdos. Y eso daría igual. El problema es que muchiiiiiisimas personas están , como usted, convencidos de que están en posesión de la Verdad y que si hay que morir por ella, se muere. Y vivan los mártires y los muertos por dios.
      Ese pensamiento llevó a los primeros cristianos a los leones. Eran herejes contra los dioses romanos. Ese mismo pensamiento arrasó Europa primero con las cruzadas y luego con las guerras de religión entre cristianos. Y no veas el toda las conquistas de las Américas. Y ahora con los yihadistas.

      Vamos a seguir así? Defendiendo verdades inmutables? De verdad? Conoce a Bob Dylan? Cuando vamos a escuchar las respuestas que están flotando en el viento?

      Sabe lo que se ha perdido la humanidad, lo que se está perdiendo y lo que las iglesias cristianas están dispuestas a que se siga perdiendo? Pues un referente humano genial. Humano. Humano.
      Quieren insistir en todos sus planteamientos? Adelante. Insistan. Suyo es el poder, de ustedes. Adelante.
      Ya no sé qué decir más. Pero por lo menos me quedo tranquila al decirlo: o no han entendido nada o
      lo que es peor, no han creído nada.

      Eso sí, suyo es el poder. Enhorabuena.
      De verdad, es que ya no puedo más. Es todo tan tan tan inútil…

      • Carmen

        Porque el resto de los mandamientos de Moisés, del cuarto en adelante , no van de Dios. Va de hombres. Y Jesús, creo recordar que dió un solo mandamiento.
        Entonces, seguimos en Moisés? Seguimos teniendo que utilizar el nombre de un dios concreto para lograr una sociedad más justa? Tiene que ser dios el elemento aglutinador? Qué dios? El nuestro porque es el que se vale?
        Pero si lo que hizo Moisés es luchar contra un montonaaaaazo de cosas absurdas y decir. Vale. Pues nuestro Dios, el de verdad, dice esto. Punto. Claro. Cuantos años tiene el éxodo? Suponiendo que su autor sea Moisés.
        A lo mejor si Moisés no se atrevió a entrar a la tierra prometida , a lo mejor fue porque pensaba que había utilizado el nombre de Dios en vano. Su segundo mandamiento.

        Lo sí siento. Le aprecio un montón, pero hay en juego muchisimo. Nada menos que recuperar el mensaje de , para mí, unos de los mensajes más estupendos que un ser humano ha sido capaz de elaborar. Porque le llevaría tiempo pensarlo. Fijo.

      • Santiago

        No se trata de poder..ni de ganar a nadie. Jesús vino, no ha destruir la Ley sino a darle su cumplimiento cabal que era el deseo del Padre…Jesus supone que el joven rico del Evangelio como judío fiel conocía los 3 primeros mandamientos referidos a Dios Y por eso solo enumera citândolos por su nombre desde el cuarto hasta el décimo. De ahí que Jesus resumía estos 10 mandatos de la Ley natural impresos ya en cada corazón en 2:
        Amar a Dios y amar al prójimo PORQUE quien ama de verdad a Dios nuestro Creador No blasfemará, santificará las fiestas y la vida, honrará al padre y a la madre, no matará, no practicará inmoralidades lujuriosas, no hurtará, no mentirá, no codiciará desordenadamente al cónyuge ajeno, ni tampoco los bienes ajenos.

        Con la práctica del amor de Dios tendríamos el mundo que Dios quiere y para el que vino Jesús donde se nos prepara para la vida eterna porque las “referencias” humanas “pasan”. Este mundo está pasando vertiginosamente y dolorosamente en nuestros ojos…La referencia debe ser por una estabilidad total para una felicidad que perdure, que no se acabe. Frente a ese deseo universal existe -al menos- una Persona que nos ofrece la ESPERANZA en medio de la oscuridad y penumbra que nos ofrece a ratos esta existencis. Esa esperanza en esa luz misericordiosa y amorosa es la clave para comenzar a entender a Jesús nazareno. Pero primero hemos de querer obtener esa luz: sin eso es imposible llegar a la esperanza.

        Un saludo cordial
        Santiago Hernández

      • Carmen

        Pues bueno.
        Cuídese mucho.

  • M. Luisa

    Han transcurrido veinte  años desde que mi asistencia a diferentes encuentros, congresos, debates sobre el futuro de la iglesia era entonces  muy frecuente, incluso recuerdo  el Sínodo Europeo de Mujeres celebrado en Barcelona el año 2003,   en los que en todos ellos el reto estaba puesto en el logro  de la plena participación de la mujer en las cuestiones tanto eclesiales como  políticas, sin embargo, al menos en las de la iglesia,  todo sigue igual, no ha habido el menor movimiento, la institución se escuda en falsas y repetitivas teologías  sin el menor viso de que las cosas así puedan cambiar.

    La verdad es que yo ya me encuentro muy cansada,  si al menos el cambio generacional hubiera recogido  las directrices marcadas por  todos estos eventos realizados con tantísimo esfuerzo en el cambio de siglo podría al menos, a pesar de la lentitud, hablarse de continuidad.

    Sin embargo,  ocurre en la iglesia como en política, cuando por alguna resistencia  se ha producido una descompensación, cuando peligra el poder institucional – patriarcal, las esferas de poder se refuerzan y con el instrumento coercitivo al uso  hacen que vuelvan las aguas a su cauce, con lo cual todo aquello se perdió y vuelta a empezar!

    Es curioso observar cuando por un momento crees descubrir en la juventud alguna inquietud parecida  la expresión tímida que les escuchas está como condicionada, dirigida, controlada desde alguna instancia.

    Todavía no se es consciente de que la historia      no está   hecha como un proceso en favor de unos pocos  como el que nos ocupa, descrito  a favor  del patriarcado clerical, sino que a la Historia  se la tiene que considerar como un proceso de posibilitación y en ese marco de posibilidades  es en donde hemos de situarnos las mujeres para exigir lo que a nosotras nos pertenece.

    Reitero, a mí ya no me quedan fuerzas, pero agradezco   y admiro esa firme voluntad de cambio, de resistencia, de sentido crítico, que nos transmite siempre el profesor Tamayo.

    • ana rodrigo

      Querida María Luisa, no te desanimes porque el proceso social y/o eclesiástico sea tan lento y en ocasiones tan inoperante con respecto a la lucha a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. Son siglos de práctica, de convicciones y de interiorización lo que obstaculiza el que una cuestión que, desde mi punto vista, es tan elemental, cueste tanto tiempo y tanto esfuerzo en cambiar a una sociedad patriarcal y machista desde su androcentrismo a una sociedad igualitaria.

      Quienes están anclados en el patriarcado están esperando a que nos cansemos y nos rindamos a sus pies, como ha sido costumbre, pero no debemos rendirnos, queda mucho por delante y más que nunca “se hace camino al andar”
      Un abrazo

      • M. Luisa

        Hola Ana, fíjate que mientras me dedicabas ese amable comentario estaba yo también pulsando uno de mío en el apartado de Ortega y Gasset. Te preguntarás por qué digo esto pues porque pienso que al leerlo si es que lo has leído verás el poco cuidado que por mi parte pongo en tus deseos de corregir toda esta preponderancia que en el mundo de la filosofía adquirió ya desde su origen el vocablo “hombre”. De todas maneras no creas que es cosa fácil, se podría encontrar una sustitución, pero esto supondría tener que cambiar la significación de muchos términos.
        Como en otras ocasiones ya he expresado, hemos de procurar pensar que antropológicamente hombre se contrapone a animal. En cualquier caso cuando uso ese término no me refiero al hombre en cuanto tal, es decir, el opuesto a mujer sino en cuanto contrapuesto, como digo, al animal. Además, una cosa muy importante es que la cara positiva de toda esta cuestión es que la realidad personal que siempre es lo primero se nos presenta en femenino.

        Muchas gracias por darme ánimos… Un abrazo!

      • ana rodrigo

        Querida María Luisa, como el lenguaje no es palabra de ningún dios, sino que lo hemos creado y lo seguimos haciendo los seres humanos, tendremos que actualizarlo en todo aquello que nos sea posible, y el del término hombre, cambiado por ser humano es de lo más fácil que nos ofrece nuestro idioma. Hay otras cosas que nos las pone muy difíciles, pero no es éste el caso. Recorramos los caminos que nos sean posibles.
        Un abrazo

      • M. Luisa

        Querida Ana, créeme si te digo que cuantas veces has propuesto aquí la alternativa de “ser humano” al tradicional término de “hombre” me has dejado muy pensativa, tanto que a veces no he podido dormir cavilando cómo explicarlo de manera sencilla…y la verdad es que no la hay… porque qué se entiende por “ser” y que se entiende por “humano”, seguro que quienes participamos aquí desde hace tantos años seguimos sin coincidir en el significado que se le da a uno y a otro término.

        Se podría decir que en todo el tiempo que llevamos en Atrio, no hemos hecho otra cosa que referirnos, de un modo u otro, pero yendo siempre entorno de esta misma problemática.

        De humano se es siempre, lo que pasa es que no siempre lo que hacemos los humanos nos realiza como tales. Esto hace que según en qué contextos lleve a confusión hablar en términos de “ser humano”.

        El meollo de la cuestión radica, pienso, en que tradicionalmente ha sido el racionalismo el que ha identificado el “es”, esta partícula lingüística de todo juicio, con el “ser” de lo sustantivo, es decir, de todo aquello que tiene sustantividad propia, y pienso que luchar contra aquel, contra el racionalismo, de alguna manera, ya se está luchando por hacer desaparecer del plano mental este falso sentido del término en cuestión tan arraigado históricamente.

        No estaba muy convencida, si todo esto que iba pensando mientras venía del centro médico a casa, al cual había ido por una simple analítica, acabaría expresándotelo pues la verdad ayer asumí sin dificultad alguna tu punto de vista pero, verás, como el camino a casa es largo tenía tiempo para pensar y para ir dándole vueltas al asunto y al final he creído que ese aspecto de la cuestión que te he comentado era importante para apreciar toda la problemática en todo su conjunto.

      • M. Luisa

        …lo que quiero decir, (Ana y no espero que me respondas, sólo procuro, por mi parte, dejar lo menos posible cosas pendientes) es que, al hacer el análisis de todo aquello que nos constituye como humanos no podemos hacer el salto de pasar del ser animal al ser humano pues ha de mediar un paso intermedio en el que se diferencie, entre un ser y otro, aquella nota que por evolución compartimos la cual no es otra que el sentir u órgano sensitivo.

        En este primerísimo análisis ha sido cuando la historia de la filosofía ha echado mano del vocablo hombre, es decir, animal-hombre (antropología) ¿hubiera sido posible buscar otro nombre? Naturalmente que sí y más sabiendo las consecuencias que trajo. Yo lo admito en este sentido.

        Pero de lo que me disculpaba el otro día fue del descuido que tuve al hacer mi comentario en el apartado de Ortega en donde si en sus escritos abunda en exceso el término en cuestión (hombre) sí hubiera podido tener yo más cuidado en no olvidarme del femenino en las expresiones que así lo requerían, por ejemplo, uno/a o en la de, una/o mismo/a etc., que a veces lo tengo en cuenta pero en otras mi concentración queda limitada en determinadas áreas lo cual mientras pienso en unas me olvido de las otras…en fin queda dicho!

  • Asun Poudereux

    “Las razones verdaderas son de otra índole y no tienen que ver nada con la discriminación”.
    La verdad ha quedado oculta. Lo patriarcal es lo que lo ha sustanciado.
    Esto que queda dicho, afirmado por activa y pasiva,  es lo que se ha hecho de continuo. ¿Y dónde está entonces el Amor del Padre, a lo que hemos llamado Dios?
    El Amor no deja nada ni nadie fuera, Jesús que lo probó lo sabe. Lo supo siempre. Lo veía clarísimo.
    El Amor no se agarra a unos privilegios, excluyendo a otros. No cuadra con el Amor favorecerse frente al resto de mortales. Y además porque sí, se han ido valorando los escritos y los medios a los que se ha ido recurriendo por encima de su Realidad: El Amor.
     Jesús ya lo avisó y lo trastocaron de nuevo. A ver si no de dónde viene la riqueza que ostenta la Institución ¿?  ¿Dónde se ha quedado el compartir? El que comparte se sitúa al mismo nivel con la persona que comparte.
    ¿Entonces…?
    Tanta contradicción es imposible sostenerla para quienes se cuestionen realmente dónde está el Amor, la Verdad y la Libertad. Y no tanto en lo que le digan los demás, sino en lo que en sí mismo es Todo en su despliegue.
    Como podéis ver he tomado otro rumbo diferente del histórico, que tanto daño ha sido capaz de hacer.
    ¿Seguirá haciéndolo?

    • Santiago

      Gracias por la cita. Creo que la última palabra la tiene el Amor. Sobre el seremos juzgados,”a la tarde”, y todo quedará en paz y en orden. En el Amor estará resumida toda nuestra vida. El es, pues, nuestra esperanza.

      Saludos cordiales
      Santiago Hernándex

  • Santiago

    No se puede descartar la historia ya sea secular o eclesial por el simple hecho que la mayoría de los escritores antiguos pertenecían al sexo masculino. De otra manera tendríamos que revisarla toda y volver a escribirla.

    Sin embargo, la historia es válida NO porque UN autor narre UN hecho sino que en el contexto y consenso multi-documental y testimonial de la época, el o los acontecimientos o hechos narrado

    s adquieren relevancia de certeza histórica.

    En realidad no existen pruebas históricas válidas para afirmar que la ordenación sacerdotal con imposición de las manos y la sustancia del sacramento del orden fuera conferida ordinariamente y oficialmente a personas que no fueran del sexo masculino. No existen pues documentos ni pruebas en los Padres Apostólicos empezando con Clemente Romano tercer sucesor de Pedro, vivió en el siglo I y escribió sobre el sacramento del orden. Lo mismo pasa con los demás como Ignacio, Policarpo, Justino, Ireneo. Tampoco aparece en la Didaje, ni en los Evangelios Apócrifos, ni siquiera en los escritos de los herejes y apóstatas de los 3 primeros siglos  de  la Iglesia. Es una imposibilidad tal silencio “culpable” en autores que la mayoría son dignos mártires de la fe. No había ninguna razón para ocultar semejante “secreto” . En realidad no existían esas supuestas ordenaciones

    La. Iglesia no tenía por qué negar el deseo de Cristo, nunca hubiera podido hacerlo,… porque si este hubiera querido hubiera llamado a mujeres a celebrar la Eucaristía y los otros sacramentos como que El rompía la tradición hablando con ellas por la calle y admitiéndolas a ser sus discípulas. Las razones verdaderas son de otra índole y no tienen que ver nada con la discriminación.

    un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • ana rodrigo

      Santiago, yo pienso que Jesús jamás imaginó el tinglado que, a posteriori, sus seguidores han montado con el tema del sacerdocio, sacerdocio que él mismo rechazó en su vida, él fue laico. ¿Por qué? La última cena, fue un conjunto de gestos y símbolos universales en el tiempo y en el espacio y, si se insiste tanto en los doce apóstoles, es por el simbolismo del número doce, y, si los hombres adquirieron más protagonismo entre el discipulado, era porque aquella sociedad era infinitamente patriarcal. De ahí que, cuando Jesús hace protagonista de un relato a una mujer suponía una ruptura que escandalizaba a los hombres, como fue el caso de la samaritana. Y cuando las mujeres les dijeron que Jesús había resucitado, no las creyeron porque el testimonio de una mujer no servía para nada. ¿Cómo vamos a imaginar que Jesús fuese capaz de decir tú, hombre, eres más digno que tú mujer, por eso te otorgo poderes y privilegios como recompensa por ser hombre y superior a la mujer? ¿Y tú, mujer, seguirás siendo la subalterna, la sumisa, la esclava de los hombres con poder sagrado? Y será un hombre el intermediario entre tú, mujer, y Dios, ellos tienen acceso directo a cuál es su voluntad porque son hombres. Esto no entra en cabeza humana medianamente desarrollada.

      Como esto me parece tan absurdo, concluyo, que quienes se quedaron anclados en la tradición patriarcal, fueron sus discípulos, con alguna tímida excepción en los primeros siglos. Pero, en realidad fue una inercia social y costumbrista el que los protagonistas de todo fuesen los hombres, mientras las mujeres volvieron a ser recluidas en la vida privada, sometidas a una sociedad dirigida solamente por hombres; y esto en todas las culturas y religiones, religiones fuera del cristianismo a las que Jesús no les dijo nada, pero era la sociedad patriarcal la que ha dominado y predominado siempre. Y así ha seguido en todos los campos de la vida, no sólo en el religioso, y así seguimos en la sociedad actual donde hemos sufrido el asesinato de 20 mujeres en España, y 19.000 llamadas al teléfono 016 pidiendo ayuda en lo que llevamos de confinamiento.

      Dicho esto y volviendo a lo positivo, la mujer actualmente va encontrando su sitio, que nadie se lo da, porque es suyo, en política, cultura, economía, etc., mientras la Iglesia sigue buscando argumentos en una tradición fuera de la más elemental lógica, como es la igualdad entre personas, a falta de una buena exégesis bíblica.

      Y, como he dicho tantas veces, yo detesto este tipo de sacerdocio que ha quedado reducido a ritos “sagrados” y poder sagrado y privilegios sagrados…, y, cuando se toca lo “sagrado”, ya sabemos que se interponen murallas de argumentos inconsistentes, pero murallas.

      • Santiago

        De acuerdo que el sacerdocio no puede consistir solo en “ritos” sagrados sin ningún sentido para los que los siguen..El sacerdote es el mediador y el que ofrece sacrificios a favor del pueblo. Somos libres de aceptar esa mediación o no. Por eso el ofrecimiento de Cristo fue religiosamente voluntario y por eso podemos participar en Su sacrificio, por supuesto para los que creen em El como redentor. Es un sacrificio participado.

        No creo que el “ministerio” “per se” haga mejores personas a los ministros. Los mejores son los más buenos porque puedo ser un mal ministro. Creo que Jesus exaltó a la mujer, primero en Su misma madre, donde se encuentra el “corazón” d e la Iglesia y después a todas las mujeres a las que Jesús perdonó, sanó, instruyó, dislogó y atrajo hacia si y las siguió atrayendo a traves de todos los siglos. El si sabía el amor entrañable de la mujer y quiso que como Marīa “escogieran la mejor parte” y en la sublime capacidad de amor de la mujer su función ha sido crucial “dentro d e la Iglesia” a pesar de la incomprensión de cierto clero y de los prejuicios de las distintas épocas en la historia d e la Iglesia.

        Por otra parte, no es necesario ser ministro ordenado. No se trata de un derecho ni para el o para ella. Es un servicio y una respuesta. Y esto puede realizarse de muchas maneras. Lo importante es como y de que forma seguimos la vida que tenemos diariamente ante nosotros, con los medios que poseemos y nuestras circunstancias y posibilidades,dando lo mejor de nosotros a Dios y a los demás.

        Un saludo cordial
        Santiago Hernández

  • Carmen

    Gracias Asun.

    Cuando han pasado unas horas y releo lo que he escrito, te prometo que me asusto. No sé cómo me atrevo a hablar así. Y mucho menos entiendo cómo soy capaz de escribirlo. No sé cuándo aprenderé a callar.

    Un abrazo

  • Asun Poudereux

    Cuidado con lo que aquí se dice , que se nos tachará del mayor pecado del mundo: La Soberbia.

     

    Las normas y las leyes solo pueden ser y son interpretadas por los que se sienten ungidos  por Dios como los verdaderos intermediarios.

     

    Con esto retroalimentamos, sin quererlo, aquello que precisamente buscan, el hacerse indispensables y presentes como quiera que sea.

  • ana rodrigo

    Si me permites, Carmen, me gustaría aclarar que la clave es la defensa de la igualdad y el rechazo a la marginación de la mujer con argumentos falaces de que, por ser mujer no pueden acceder a determinado estatus eclesial, que es a lo que ha llegado el sacerdocio actual, a un estatus sagrado y superior con funciones que solamente pueden llevar a cabo los hombres, por el hecho de serlo.

    Yo siempre he dicho que nunca accedería al sacerdocio, pero reconozco el derecho de aquellas que sí lo harían, al igual que a mí no me gusta el ejército, pero valoro que a las mujeres que así lo deseen, les reconozcan su derecho al igual que lo hacen con los hombres. Defender el derecho de igualdad de la mujer a acceder al sacerdocio es una cosa, y que nos guste o nos desagrade el sacerdocio actual, es otra. Alguna iglesia protestante ya lo hace desde y, aunque no rompan con ningún estereotipo sacerdotal, las mujeres no son discriminadas. Yo conozco a una mujer sacerdotisa de la iglesia evangélica y es fantástica, al igual que conozco hombres sacerdotes que también lo son. No sé porqué las autoridades eclesiásticas católicas nos tienen tanto miedo y buscan tantos argumentos para marginarnos. Jesús les metería una bronca monumental y los invitaría a que se replanteasen porqué dicen seguirle a él, si hacen lo contrario de lo que él hizo.

    • Carmen

      Claro que te pwrmito Ana. Por favor.
      Es que no conozco como funciona la iglesia por dentro. Tampoco se nada de esos grupos de base a los que peeteneceis muchos de aquí. Tan solo he asistido a una conferencia del señor Tamayo en Murcia. Viene mucho por aquí. Por lo visto tiene mucho que ver con una comunidad de esas de Espinardo, un pueblo que está al ladico de Murcia ciudad. Prácticamente ya es Murcia Ciudad.

      Pero es que mi concepto de iglesia es otro. Es decir, sería el de ellos pero sin estar sometidos a las directrices de Roma. Si el Papa me gusta, mejor y si no, me daría lo mismo.
      Hay que pasar de la iglesia oficial. No vais a poder con ella. Imposible. Por otra parte no creo en el sacerdocio en el sentido de que tengan poder a especiales para perdonar los pecados en nombre de Dios, ni de Jesús ni de nadie. Y eso de la transustanciación, creo que ya no lo cree nadie. Y he hablado con bastantes sacerdotes. Tiran balones fuera absolutamente todos. Pongo carica de buena y pregunto. Y desde luego no discuto. Solamente me interesa saber qué opinan ellos mismos.
      Entonces me parece un contrasentido pedir que la mujer tenga esos poderes. No creo que sea el camino. El camino, creo, me parece que es otro. Seguro que eres capaz de liderar el grupo al que perteneces, o sea, es que no me cabe la menor duda. Y como tú, cualquier mujer que dedique en cuerpo y alma a eso. Lo tengo clarísimo.
      Y que Roma siga diciendo misa.

      Lo siento. Es que no veo otra salida, porque con la organización de la iglesia no vais a poder. Ella misma está atrapada. No sé cómo no os dais cuenta. Si tocan algo saben que todo se derrumbará y no están dispuestos a tocar ni una sola carta de su castillo de naipes.
      Si perteneciese a un grupo de esos, un día pediría permiso a la asamblea y si me lo dan, celebraría, organizaría o como le quieras llamar una , es que no se cómo se dice, una liturgia de esas del pan y del vino. Compraria un buen pan y un mejor vino. Y ya está.

      Pero claro. A lo mejor no queréis eso. Lo que queréis es otra cosa. Pero es que me parece que es seguirles el juego.
      No lo sé explicar mejor.
      Seguramente soy una hereje de las gordas, pero es que así pienso.
      Porque, qué es exactamente eso de comulgar?

      Lo siento. No lo explicar mejor. Tampoco entiendo nada de grupos de base. Sencillamente opino.
      Un abrazo.

      • Carmen

        Pero vamos a ver.
        Como se puede pensar que un Jesuita llegado a Papa, por primera vez en la historia va a tocar el celibato? Pero si va en contra de los jesuitas. Como a esa organización le podéis pedir que piensen que las mujeres puedan acceder al sacerdocio?
        Este señor no puede hacer eso. No puede. Podrá citar al evangelio y sorprender a las personas por citarlo, y mira que es grande lo que estoy diciendo. Podrá decir muchas cosas con toda la razón del mundo. Pero no puede tocar nada básico. No puede traicionar los intereses de la iglesia. No puede. Es su jefe supremo. Hay que ser muy fuerte, estar muy convencido y rodearse de un equipo que este dispuesto a desmontar todo. Es decir. Hace falta un equipo como el de nuestra transicion. Aquello fue una jugada maestra.

        Siento hablar tanto. Sorry.

      • Asun Poudereux

        Carmen, comenté más arriba, sin haber visto este último comentario tuyo.
        Eres valiente, a pesar de tantas limitaciones que todos y todas tenemos. Tu modo de ver es necesario y que así lo expreses. Seguramente hay personas que te lo agradezcan. Ver al rey desnudo es un proceso que hay que vivirlo y experimentarlo. Jesús era sencillo, por qué hemos de complicarlo todo¿?
        ¿A quiénes ha beneficiado y beneficia todo esto? Lo que no haga uno por sí mismo, nadie lo hará. Y ahí donde dos se sientan unidos en lo mejor de su humanidad, sin duda se hace presente lo que nos identifica a Jesús, incluso sin darse cuenta.

      • Carmen

        Perdona . Ya me callo.
        Y qué respuesta tuvo el pueblo español?
        Pues la misma tendría eso que llaman el pueblo de Dios. La missssssma.
        Pero no se atreven. O no saben . O no quieren. O no pueden.
        No sé.

  • Carmen

    Señor JJ, no se moleste por lo que he dicho. Sabe que pese aquel problema que tuvimos, le aprecio.

    Pero es que querer ser sacerdote , sacerdotisa, es querer entrar en el juego a tope. Usted escribe muy bien, dice cosas superinteresantes y por eso mismo a veces me descoloca.

    Por qué son necesarios los sacerdotes? Una persona no consagrada puede hacer lo mismo que un sacerdote, sea hombre o mujer. Acompañar. Pero no puede consagrar, perdonar los pecados, bautizar…

    Pero es que creo que cuando dos o más personas se reúnen para compartir el pan y el vino, si quieren, si así lo desean,  Jesús se hace presente. Le prometo que es muy frecuente en una cena o en una comida recordar a alguien y , de alguna manera se hace presente. Sabe usted qué es un alboroque murciano? Y en Navidad , de alguna manera no se hacen presentes un montonazo de ausentes?

    Y también creo que para perdonar no hace falta intermediarios. Debemos aprender a pedir perdón a la persona a la que hemos hecho daño , y después, aceptar nuestras limitaciones, nuestro mal hacer, el habernos dejado llevar por la venganza, la ira o lo que sea y tratar de evitarlo la próxima vez.

    Luego para mí los sacerdotes no son necesarios. Lo que si es necesario es que en esos grupos de base que usted conoce tan bien, haya un líder o lideresa que mueva al grupo en la dirección que , bueno, pues que quieran llevar.

    Porque lo de las mujeres sacerdotes es hacerlas participes del juego. Y no creo que sea bueno caer en esa trampa. Las mujeres tenemos muchísimas capacidades y usted lo sabe muy bien. Por qué hay que someterse a la autoridad de un obispo o del nuncio correspondiente? No me parece una buena jugada.

    Pero, claro, lo que bulle en mi cabeza es otra iglesia diferente. Sin clases, sin castas, una utopía , una vez compré un libro suyo que hablaba de las utopías.

    Un abrazo.

    Cuídese.

  • Carmen

    Y me pregunto. De verdad merece la pena luchar por eso?

    Las mujeres tenemos tantísimo por lo que seguir luchando. Tantísimo. Sé que el futuro de nuestra especie pasa por la  consideración de nosotras como miembros de pleno derecho de la sociedad. Tenemos tantísimo que aportar. Tantísimo. Poco a poco se está poniendo de manifiesto que somos necesarias porque somos el cincuenta por ciento de la sociedad. Porque ya tenemos acceso a la educación en determinados países y lo estamos haciendo igual de bien que los varones. Pero es que además no es cierto que seamos iguales, lo que tenemos son los mismos derechos, las mismas obligaciones, los mismos retos. Pero no somos idénticos, ahí están en cada una de nuestras células un cromosoma que nos diferencia, luego idénticos no somos. Lo que somos es complementarios. Es tan, tan evidente… La sociedad ha perdido una aportación muy valiosa a lo largo de prácticamente toda la historia  . Creo que es obvio. Al menos para mí lo es.

    Merece la pena entonces luchar para ser sacerdotisas. Sacerdotisas, que no sacerdotes. O nos da miedo la palabra sacerdotisa?

    De verdad merece la pena? Pues no estamos en contra de la casta sacerdotal? Por qué queremos entonces pertenecer a ella?

    Anda que no hay campos para luchar  Todos.

    De verdad, de verdad, cada vez entiendo menos.

    Lo que tiene que haber son personas competentes organizando todos los recursos de la iglesia. No será que no tiene recursos de todo tipo. O hay que ser sacerdote o sacerdotisa para gestionar una multinacional como la iglesia? Porque si es condición sine qua non, pues entonces, adelante, a ser sacerdotisas.

    Lo que estoy cuestionando es la necesidad del Sacramento del sacerdocio o como se llame. Tanto para hombres como para mujeres. Ya sé que no es una postura compartida. Pero es que , uf. Hay tantísimo por lo que luchar…

    Buenas noches.

  • ana rodrigo

     

    Tendríamos que comenzar por lo absurdo de la discriminación de la mujer en la Iglesia (al igual que en otros campos), solamente con atender al sentido común de que dos personas no pueden ser desiguales por razones de sexo, llevado a la razón de género, son personas y punto.

    La Iglesia es capaz de parar la historia, en aquello que le toca a ella, mientras la sociedad y la y la historia siguen adelante caminado y avanzando, no sólo en cuestiones de género, sino también en temas de moral. Viven en su burbuja patriarcal, cuando no machista, y no quieren mirar qué es lo que pasa fuera.

    En cuanto a las razones por las que la Iglesia se opone al sacerdocio femenino, nos recuerda Tamayo dos, una teológico-bíblica y otra de tradición.  Respecto a la primera, seguimos con una ausencia total de exégesis moderna. Es decir, Jesús no excluyó a ninguna mujer ni del sacerdocio, que en su tiempo no existía el sacerdocio cristiano (y él fue laico con respecto a la clase sacerdotal), y mucho menos como el de ahora, ni en la última cena le habló sólo a los doce, cuando estaba todo el discipulado allí, ni, creo, estaba pensando en lo que después la Iglesia ha hecho con aquel acontecimiento. Como argumentos a favor de la inclusión de la mujer, tenemos la vida de Jesús en la que hay numerosos casos de mujeres que se encuentran con Jesús, y son tratadas por él como iguales, siempre en su defensa, sin olvidar que el discipulado estaba compuesto por hombres y mujeres, pasando por diferentes mujeres con nombre y apellidos, y el principal, que fueron las primeras en dar testimonio de la Resurrección. Yo creo que si Jesús volviera como persona, se avergonzaría de que le atribuyan a Él la discriminación de la mujer.

    Y antes de salir del NT, los ejemplos que pone Pablo de muchas mujeres responsables de distintas comunidades primitivas.

    Acerca del resto de la historia, y los documentos encontrados por investigadoras, llevan al ridículo, como raspar la a en Teodora, pudiendo constatar, con ello, no sólo el afán de los hombres por ocultar una realidad, sino el intento de muchas mujeres que, durante siglos han intentado el acceso al sacerdocio, al igual que las ha habido por llegar en tantos otros campos de la cultura y de la vida. Pero como, nos recuerda Tamayo, la historia solamente la han escrito hombres y, a las mujeres que destacaban, las ocultaban o las eliminaban.

    Si conociésemos la historia real de la pugna de las mujeres en la historia por ser ellas mismas y desarrollar sus capacidades, se nos paralizaría la sangre. Una vez me dijo alguien algo así como: sí que habéis tardado las mujeres en espabilar. Yo diría lo que hemos aguantado a lo largo de los siglos de machismo, patriarcado androcentrismo a pesar de que siempre ha habido mujeres que han intentado eliminar barreras. Y, si faltaba algo, llegó la santa Inquisición… y el invento de las “brujas”

    Las cosas cambiarán, no sé cuándo ni cómo, pero, aunque sea con retraso, como de costumbre, la Iglesia tendrá que descubrir o recuperar la sensatez. Bueno, digo la Iglesia, cuando, en realidad, son los clérigos los que manejan la ortodoxia, la suya.

     

  • Carlos Mario Franco Palacio

    Parodiando al Papa Fransisco que si mal no recuerdo dijo “maldita ideología de género” refiriéndose al feminismo, diría yo, maldita ideología de género patriarcal y machista la de esta iglesia que ha ocasionado tanto dolor, marginación y sufrimiento a las mujeres.