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Declaración de la Juan XXIII ante la Pandemia

DECLARACIÓN DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TEÓLOGAS Y TEÓLOGOS JUAN XXIII ANTE LA PANDEMIA

  1.  Estamos viviendo una de las más graves crisis sanitarias, económicas y ecológicas de nuestra historia, que afecta a toda la humanidad, y de manera especial a las personas y los grupos sociales más vulnerables. Está afectando con especial dureza a nuestro país que presenta un escenario dramático con más de 26.000 personas muertas, 220.000 contagiadas, más de 10 millones de personas en estado de vulnerabilidad, un incremento espectacular de desempleo, cientos de miles de inmigrantes en situación de pobreza extrema, aumento de las denuncias de la violencia contra las mujeres.

  1. Los diferentes colectivos sociales están expresando su solidaridad con quienes sufren de manera más acusada las consecuencias de la covid 19, ponen en marcha iniciativas solidarias, analizan sus efectos y ofrecen propuestas que corrijan las crecientes desigualdades para cuando termine la pandemia. Un ejemplo que resume esta corriente cálida de solidaridad es, entre muchos, Cruz Roja. Hay que reconocer la ejemplaridad del personal sanitario que expone su vida -y en muchos casos la pierde- y la de sus familias a diario para salvar la vida de las personas contagiadas por la covid-19.
  2. Nos sorprende la tibia respuesta de la Conferencia Episcopal Española, la ausencia de una declaración colectiva ante la emergencia que estamos viviendo, así como la falta de presencia pública, de relevancia social, de radicalidad y audacia evangélicas. Echamos en falta su voz profética, compasiva, solidaria y esperanzada. Tal actitud contrasta con el protagonismo social, la locuacidad, la visibilidad, e incluso la beligerancia que demuestran en sus pronunciamientos en cuestiones como la interrupción voluntaria del embarazo, la enseñanza de la religión confesional en la escuela, el mantenimiento de los privilegios concordatarios, el matrimonio igualitario, etc.
  3. Nos alegran y dan esperanza las numerosas manifestaciones de solidaridad y acogida de la gente más desprotegida, así como la práctica de la ética del cuidado por parte de numerosas instituciones, comunidades y colectivos cristianos. Destacamos de manera especial el papel fundamental que está jugando Caritas a nivel nacional y local en esta crisis a través de la atención a las personas y grupos sociales más castigados. Agradecemos el acompañamiento de seglares, sacerdotes, religiosos y religiosas a las personas enfermas y fallecidas en soledad y a sus familiares que no pueden despedir a sus seres queridos.

Esa actitud  contrasta con el liderazgo moral que está ejerciendo el Papa Francisco, quien ha calificado de “genocidio virósico” priorizar la economía sobre la vida de la gente, ha apoyado la Megacampaña Solidaria Seamos#Uno y ha creado una Comisión de expertos para reflexionar sobre las consecuencias socioeconómicas y culturales provocadas por la pandemia. Nuestra crítica respetuosa y constructiva no es obstáculo para reconocer que hay obispos y sacerdotes con un comportamiento solidario en sus respectivas demarcaciones diocesanas y parroquiales.

  1. Creemos que el Ingreso Mínimo Vital es un derecho de ciudadanía y como tal resulta imprescindible su reconocimiento y su aplicación inmediata para mantener la cohesión social y aliviar las escandalosas desigualdades y las situaciones de pobreza extrema permanente que vive la sociedad española. Por ello compartimos el malestar, e incluso la indignación, que han provocado las declaraciones de la Conferencia Episcopal Española a través de su secretario general en contra del salario mínimo permanente, que ninguno de los miembros del episcopado ha desmentido o cuestionado.

Esta negativa entra en contradicción con la asignación tributaria que recibe la jerarquía católica de manera permanente desde hace décadas y que asciende cada año a una cantidad entre 250 y 280 millones de euros. Nos parece, asimismo, una falta de sensibilidad y de solidaridad hacia los millones de  personas y familias que viven y seguirán viviendo en situación de pobreza extrema y permanente.

Dichas declaraciones contrastan con la postura de Caritas, que defiende la renta básica, con la actitud del Papa, que en la Carta dirigida a los Movimientos Populares ha defendido el “salario universal para las personas trabajadoras informales, independientes o de la economía popular”, así como con la política del Gobierno, que  va a aprobar el Ingreso Mínimo Vital, cuya aplicación debe hacerse realidad lo antes posible.

  1. No nos parece justificado el criterio de algunos obispos que consideran el confinamiento como un atentado del gobierno contra la libertad religiosa y recluye a la Iglesia en las catacumbas, cuando se trata de proteger la vida y la salud pública. Creemos irresponsable el incumplimiento de las normas de confinamiento que ponen en riesgo la vida de las personas que asisten a las celebraciones religiosas, dan mal ejemplo a la ciudadanía y priorizan el mantenimiento del culto a toda costa sobre la práctica de la compasión con las víctimas, contraviniendo el imperativo ético de Jesús de Nazaret: “Misericordia [compasión] quiero, no sacrificios”.
  2. Es precisamente la compasión con las víctimas -como principio de humanidad, presente en todas las religiones, opción fundamental del Dios de la vida, actitud de Jesús de Nazaret y principio teológico- la virtud a practicar en cada momento histórico, y hoy en la pandemia por la covid19 con gestos, hechos y palabras para curar la grave enfermedad que padece la humanidad y revalorizar la vida, cambiar de rumbo y no volver la normalidad anterior.Es la principal lección a aprender de esta crisis.Madrid, 8 de mayo de 2020

6 comentarios

  • Juan Valencia

    Reflexión muy sensata y equilibrada en las formas y en el fondo. Las comparto totalmente.Para extenderme un poco más, añadiré un comentario que intuyo estará en consonancia con el pensamiento de los autores del escrito.
    Acababa de leer un escrito de Camús ‘Exhortación a los médicos de la peste’, que finalizaba con estas palabras “Llegará el día en que querrán gritar de asco ante el miedo y el dolor de todos. Ese día, no podré hablarles de ningún remedio salvo la compasión, que es pariente de la ignorancia”.
    Pensamiento, según creo,  muy cercano a Séneca para quien la compasión era una debilidad del espíritu (la compasión destroza la mente), y el hacer el bien no deriva de la compasión, antes bien es un deber.
    Pariente o simplemente  subproducto de la ignorancia ante lo desconocido o incontrolable, la propuesta definitiva nunca puede ser la compasión, quizá sí el inicio o el fundamento o el inductor de cambios y acciones transformadoras….De la indiferencia y apatía poco bueno puede salir, con  la empatía y la compasión (o la simpatía de los clásicos), discerniendo el grado de malestar desde el que se comportan los que te rodean, puedes reorientar tu acción hacia los demás, el bien común.
    Eso es lo que hoy llamaríamos inteligencia compasiva, comprender y compartir las razones que llevan a los demás a sufrir, fracasar o morir. Es un prinicipio operativo y no no un simple sentimiento.
    Hoy para los valencianos es un dia grande, el dia de su Patrona. ¿El Cardenal Cañizares ha sentido compasión por las circunstancias que le impiden celebrar con todo boato la festividad? No, ha abierto sin más las puertas de la Basilica (contraviniendo la normativa). El sí sabe, a conveniencia,  lo que es la compasión activa.

  • Gonzoalo Haya

    Ya que los obispos no se pronuncian, satisface ver que un organismo representativo de buena parte de los cristianos hace público este mensaje. También es para mí una satisfacción ver que la gente está respondiendo y arriesgando su vida respondiendo a su conciencia, a su deber o al sentido de compasión, tanto si son practicantes de alguna religión como si no lo son; porque Dios está en la conciencia más firmamente arraigo que en cualquier creencia o culto religioso.

  • ana rodrigo

    Si dejar de lado la parte positiva del compromiso de instituciones, grupos o personas cristianas, que están dando un testimonio de generosidad y solidaridad con l@s más vulnerables, voy a analizar lo que falta por parte de la jerarquía eclesiástica, en concreto la CEE, como grupo.

    Después de las persecuciones de las primeras comunidades, nunca la Iglesia ha tenido que obedecer las leyes laicas o políticas y renunciar al culto y ritos que son los que la identifican a nivel social.

    La denuncia del comportamiento de la CEE como tal, no se ha improvisado de repente, ni es nada nuevo. A partir del estatus social que adquieren los obispos con poderes únicos y exclusivos a nivel espiritual y de los privilegios sociales que tienen aquí en España, por ejemplo en cuanto a no pagar impuestos y a cobrar de los impuestos públicos, los convierte en una casta, en un gremio con voz única y con portavoz que evidencia la uniformidad de criterios cuando lo hacen público. También su silencio habla por sí mismo.

    La Jerarquía ha hecho que la sociedad haya identificado equivocadamente a la Iglesia con el movimiento que Jesús inició, en el que no había categorías y desigualdad comunitaria. Y ha conseguido que la “gente” haya llegado a identificar, así mismo, el evangelio con sus  prédicas. De ahí que haya mucha gente que dice “yo creo en Dios pero no en los curas”, O, sencillamente, se apartan y abandonan el interés por conocer el potente mensaje de la vida y obras de Jesús. La falta de formación teológica de muchos clérigos, o su anacronismo y  el desconocimientos de la exégesis para hacer que la sociedad actual no siga confundiendo un mito o una metáfora con un hecho histórico, o reducir el evangelio a los ritos, ha alejado a muchas personas de lo esencial, mientras otras muchísimas se ha quedado en una religiosidad popular hueca de contenido.

    De todo lo que acabo de decir, deduzco dos consecuencias: una, la falta de interés de la sociedad por lo que digan o callen los obispos, excepto cuando son declaraciones tan malsonantes y tan escandalosas como lo del sueldo mínimo vital, aún contradiciendo al Papa. Y dos, la Conferencia episcopal, como tal grupo, están metidos en la burbuja de su casta, sin conexión con la realidad, con lo fácil que se lo pone el Evangelio en cuanto a valores relacionales con las personas sufrientes, no sólo con la enfermedad y la muerte, sino con la inmensidad de personas que se quedan tiradas en la cuneta del desamparo laboral, alimentario, de vivienda, etc. etc. Y hablo de la Conferencia episcopal como el grupo de todos los obispos y como representantes de la Iglesia, sin mirar lo que “el pueblo de Dios”, es decir l@s creyentes piensan y hacen.

     

  • Juan García Caselles

    Muy bien. Nada que añadir, salvo mi aplauso y mi apoyo personal, por poco que valga

  • Carmen

    Señor JJ .

    Usted últimamente escribe mucho sobre el islam y esas cosas. Por favor. Me puede contestar una pregunta?

    La iglesia es un reino similar a los reinos taifas? Porque no sé si se depende de un único líder a modo de rey absoluto o de muchos líderes pequeñicos, en este caso, los obispos

    Porque si el que ejerce de monarca absoluto sobre el papel no tiene autoridad real, quizás entonces la estrategia de los que quieran cambiar el rumbo de la iglesia sería luchar para que cada obispo sea elegido por votación de los católicos censados, por el periodo de tiempo que se determine.

    Porque, me parece, opino que la máxima autoridad no es tal y cada cual va a su aire.

    O no.

     

    Qué se demanda exactamente? Que todos los obispos le hagan caso a determinado Papa? Entonces la iglesia depende del parecer de un señor?

    Si usted piensa que en realidad no se equivoca porque está señalado directamente por el espíritu Santo, entonces ya no digo nada más.

    Como se dará cuenta, es una pregunta retórica, de esas que no espera contestación. Ni tan siquiera que se lea.

    Pero es que no entiendo nada. Ni siquiera qué se pide exactamente.

    Cuídese.

    carmen.

    • Carmen

      Perdón. Se me olvidó poner el apellido. Es el señor don Juan José Tamayo. No me acordaba y lo dejé para el final y… sorry.
      Es que este señor por aquí viene de vez en cuando y da conferencias sobre el islam y tal
      Aquí , en mi Murcia del alma, se aprecian mucho a los ‘ moros’. A su cultura. Estamos convencidos de que tenemos un tanto por ciento altísimo de sangre mora.
      Desde luego, yo la tengo. Fijo.