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Este año, la Pascua ¡se vive!

Consuelo Olga Vélez: “Este año, la Pascua no solamente se conmemora …. ¡se vive!”

“Los ‘misterios de nuestra fe’ no son un recuerdo del pasado o una celebración litúrgica, sino que expresan lo que vivimos en el día a día”

“La pandemia en sí expresa nuestra vulnerabilidad, nuestra limitación como seres humanos”

“Ha revelado que, si todos no cuentan con todos estos derechos, en una situación así, a todos los afecta, aún a los más privilegiados”

Llega el triduo pascual y esta vez se hace más evidente que los “misterios de nuestra fe” no son un recuerdo del pasado o una celebración litúrgica, sino que expresan lo que vivimos en el día a día y, en esta ocasión, incluso, lo que vivimos a nivel mundial. Este año la muerte ha llegado inesperadamente y se ha llevado -y sigue llevándose- a muchas personas de todas partes del mundo. Y, al mismo tiempo, la esperanza se ha reforzado de muchas maneras, en todos los lugares del planeta, y lo constatamos en tantos gestos de bondad y solidaridad que surgen del corazón humano cuando topamos con los caídos en el camino.

Ahora bien, podemos quedarnos en este devenir de la historia externo, lo que vemos, lo que pasa, lo que hacemos y no profundizar en lo que hay detrás de los acontecimientos para descubrir los errores y pecados a nivel mundial y las inmensas transformaciones que la actual situación nos exige.

Eso pasa con el significado que damos al misterio pascual vivido por Jesús y que se expresa en los ritos litúrgicos que se celebran en esta época. Se predica el amor inmenso que Jesús nos tiene, su muerte por nuestros pecados y su fidelidad a la voluntad del Padre. Se explota muchas veces todo el dolor que pasó al ser flagelado y crucificado. En verdad, nos da compunción de corazón y se espera el pregón pascual para volver a sentir la alegría de que Cristo venció a la muerte. Sin embargo, muy poco se explicitan las causas históricas de la muerte de Jesús y de ahí, el significado también histórico de nuestra confesión de fe en su resurrección.

“Muy poco se explicitan las causas históricas de la muerte de Jesús y de ahí, el significado también histórico de nuestra confesión de fe en su resurrección”

Jesús lo matan porque anunció el reino de Dios que implica la justicia, la misericordia, la inclusión, la paz. Y todo esto solo es posible si las estructuras humanas las favorecen y cada uno sale de su propio egoísmo para sentirse prójimo de los otros y se toma en serio que el bien común es superior al bien propio. Además, Jesús cuestionó la imagen de Dios que surge de una religión acomodada a los propios intereses. Por eso su enfrentamiento con las élites religiosas de su tiempo, con aquellos que “velaban” por el estricto cumplimiento del rito y la interpretación “correcta” de la Escritura. Los llamó “sepulcros blanqueados” y realizó signos “provocativos” frente a lo que estas élites consideraban ortodoxo: curar en sábado, comer con pecadores, juntarse con publicanos, samaritanos, mujeres, niños, etc. No anunció un reinado de poder, grandeza, honores sino un reinado de servicio, sencillez, humildad.

Es todo esto lo que hemos de actualizar en este presente que vivimos, en la pandemia que nos atemoriza. Y ya lo hemos expresado en otros momentos. La pandemia en sí expresa nuestra vulnerabilidad, nuestra limitación como seres humanos. Pero los remedios a la pandemia nos confrontan con el modelo de mundo que hemos construido que no estaba preparado para garantizar la vida de todos y todas en los aspectos imprescindibles: salud, alimentación, vivienda, servicios públicos, y todos los demás bienes que deberían pertenecer a la humanidad y no a los pocos “privilegiados” de cada país. La pandemia ha revelado que, si todos no cuentan con todos estos derechos, en una situación así, a todos los afecta, aún a los más privilegiados.

Por tanto, la celebración de este triduo pascual no necesita de mucha imaginación o introspección. La vida real está ahí afectándonos, interpelándonos. El lavatorio de los pies, esta vez, denuncia el poco servicio que hemos realizado con los más pobres: hemos convivido, en cierta manera -tranquilamente- con tantas personas sin bienes básicos, y no nos detuvimos suficientemente a luchar porque se les reconocieran esos derechos. El partir el pan y tomar el vino, signo del Jesús que se entrega, nos revela que comulgar nos exige una fraternidad y sororidad efectiva: si todos no se pueden sentar a la misma mesa, aún no realizamos la cena del Señor.

Así llegamos al viernes de pasión donde tenemos mucho porque pedir perdón. Ya hablamos de la injusticia que ha producido, mantiene y promueve el sistema neoliberal que rige nuestro mundo. Pero también han salido otros sufrimientos cotidianos: la violencia intrafamiliar se ha disparado en muchos lugares, los feminicidios han aumentado, la convivencia se ha hecho difícil pero también la soledad de muchos se ha hecho evidente en este encierro. También se nota la diferencia entre quienes tienen grandes casas y pueden salir a caminar en sus grandes jardines y los que tienen un espacio tan pequeño que ya no saben cómo pasar un día más encerrados en sus cuatro paredes. Y qué decir de los medios digitales a los que no todos tienen acceso para estudiar, para informarse, para distraerse, para comunicarse. Estas y muchas otras realidades hacen evidente la pasión de Cristo real en nuestro mundo.

¿Cómo creer en la resurrección? ¿cómo esperarla? ¿cómo celebrarla? Si miramos el evangelio los apóstoles están desconsolados, miedosos e incrédulos. Pero Jesús se les aparece, les dice “no teman” y los envía a anunciar la buena noticia de su resurrección. Y así comenzó la iglesia. Hoy la presencia del resucitado se hará realidad cuando retomemos el camino y trabajemos por hacer de este mundo un lugar habitable para todos y todas. Solo entonces el pregón pascual no lo repetiremos como fórmula, sino como vida; solo entonces el triduo pascual será una celebración no encerrada en una liturgia impecable o en un espectáculo televisivo. Será la vida que una vez más se impone ante la muerte fruto de la condición humana y del pecado del mundo

8 comentarios

  • oscar varela

    PREGUNTA

    AL EQUIPO ATRIO:

    ¿”carmen” es la misma  comentarista que “Carmen“?

    Gracias!

    • Carmen

      Hay muchas personas que se llaman Carmen.
      Pero mi estilo lo conoces, deslabazado,inconexo y sincero hasta la médula.
      Las cosas que digo en cuanto a la divinidad de Jesús y el daño que ha causado a la sociedad de hoy porque hemos perdido un referente inequívocamente humano, nadie más lo va a decir. Y sin embargo estoy convencida de que ni por asomo soy la única persona que lo piensa. No me refiero a los que escribís comentarios, no, que va, tengo clarísimo que cerráis filas y alrededor de la máxima autoridad eclesiástica. No. Pero dice Antonio que aproximadamente entran diariamente 6000 personas. Entre ellas no soy la única que así piensa. Fijo. Y de los que publican artículos también hay quienes piensan en esa dirección. Me apuesto lo que quieras. Y sabes que gano.

      Y ya no sé si merece la pena. Me da lo mismo que pienses que digo blanco y negro a la vez. Porque siempre me he mantenido en el mismo camino, en el camino de búsqueda, en el camino, insisto,no en la misma posición. Tú que tanto dominas el lenguaje seguro que me entiendes.
      Y está claro que mi camino cada vez diverge más del vuestro. Y me canso.

      Os leo. Me gustáis. Creo que sois un grupo de personas luchadoras y Honestas. Pero mi camino es distinto. Creo que todo el mundo que aquí escribe lo sabe.

      Y si alguien de los que leen quisiera entrar en la línea de algún teólogo que aquí escribe, creo que colaboraría en un cambio profundo de, pues de todo lo relacionado con eso que llaman Dios.

      Pero, somos libres.
      Y también condicionados por nuestras circunstancias, de todo tipo. Al menos eso decía tu amigo. Así que cada cual decida lo que quiere o no decir. Tengo clarísimo que los que escribís aquí lo decís. Me refiero a los que leen. Pero si no quieren entrar, nadie puede imaginar hasta qué punto les entiendo. Los entiendo totalmente.

      Cuídate y ponte el barbijo. No seas cabezón.

  • ELOY

    Hola Lola , me alegra rencontrarme contigo otra vez en ATRIO

    Muy atinado lo que dices.

    Añadiría que atinado “como siempre” , pero no quiero que se crea que es una “coletilla” obligada de cortesía , sino que lo siento de verdad.

    Ayer me impresionó el que en el Vía Crucis del Papa en Roma, algunos de los pocos intervinientes fuesen muchos de ellos presidiarios y expresidiarios o hijos de victimas de los presidiarios.

    El perdonar a quien ha hecho daño a un padre o a un hijo y el arrepentimiento del autor, son dos polos difíciles de encajar en la vida real, más allá de los planteamientos teóricos. Y sin embrago en España hemos vivido algunos de esos episodios por ejemplo en relación a los asesinatos de ETA.

    Yo voy experimentando muchas veces lo mucho que me cuesta perdonar las “ofensas” reales o “imaginadas” por mí.

    Así que los perdones de profundas heridas me impresionan mucho.

    Cuídate Lola, al igual que debemos hacer todos, ante esta pandemia que nos azota.

     

     

  • carmen

    Y suena a herejía, pero no saben lo igual que me da. Porque lo he vivido. En clase de ciudadanía que reconozco que la daba a mi aire, hicimos biografías y estudios algunos hombres grandes por su humanidad  y alguna mujer. Los críos encantados ,porque no crean que esto de buscar cosas en internet y en libros y tal   es únicamente ahora, con el coronavirus, no, no, hace tiempo que en los colegios se utilizaban muchos medios, bueno, los que teníamos. Pero en casa si había ordenadores .

    Pues les encantaba guardo trabajos de los niños de catorce años, que era la media de edad, o sea, maravillosos.  Y cuando dije, bueno, ahora vamos a estudiar a Jesús de Nazaret. La respuesta fue unánime, Por favor carmen por favor, eso no. Y yo decía, pero vamossssss a ver, pero bueno, pero por qué no? no sabéis quién fue? y las respuestas eran descorazonadoras. Si, claro que lo sabemos ¿ como no lo vamos a saber si estamos aquí desde los tres años, nos suena mucho, nos aburrimos mucho, no por favor, carmen, no.

    Y estos días me pregunto, aquí encerradica. ¿ de qué referente humano podríamos tirar para motivar esto de la encerrona y la amenaza del virus y todos juntos podemos con lo que sea? Y no se me ocurre nadie mas que a Jesús de Nazaret o de Galilea o de donde quieran ustedes que sea. Pero claro, no es un hombre del todo, es dios y con   una misión y… carmen, no es lo mismo.

    Pues eso pasa. No es lo mismo.

    Me acaba de llegar un Whatsapp diciendo que encienda una vela por todos los que han fallecido por el coronavirus, esta noche a las nueve o las diez o algo así. Hasta donde llegará mi desconfianza en la iglesia y a la manipulación del nombre de Jesús que no creo que sea casual que hoy sea viernes santo. y…Toda España enciende una vela viernes santo por la noche.

    Y luego está el tema de la semana santa. De la semana santa sentimos la parte humana, de la gente en las calles, del gozo de sentirte parte de un pueblo en una fiesta, a lo mejor porque soy murciana y aquí las procesiones son un a pura fiesta, no sé. Pero diría que por ahí van las cosas porque si no, no entiendo el drama, reza en tu casa un rato. Pero no es eso. No.

    Y luego la imagen del Papa en soledad en la Plaza de san Pedro. Esa imagen se convertirá en icónica con el paso del tiempo. Fijo. No es la primera vez que lo digo.

    Pues si, cambiamos a un gran hombre por un dios. A los que les guste el cambio, enhorabuena, pero en estos momentos de confinamiento y de constatar la solidaridad que hace falta en todo el planeta, echo mucho de menos al Jesús humano. Y curiosamente, nadie lo nombra. Bueno, si, lo nombran por la pasión y todo eso, pero como referente humano? La verdad, creo que ni se atreven, porque claro, dentro de poco resucita y a ver cómo explicas que es humano.

    Y lo echo mucho de menos.

     

    Sorry.

  • Lola Cabezudo

    La búsqueda en internet de  misas actuales del triduo pascual me ha dejado muy decepcionada.  La autora está muy acertada en las cosas que propone, pero no es lo que uno se encuentra por ahí. Vergonzosamente, para mi gusto, este año se está abusando en muchas homilías de las molestias del confinamiento… ¿No se nos ocurre pensar, o hablarle a Jesús directamente de los campos de refugiados, de las guerras que están activas, de la injusticia de bombardear a la población civil, sus hospitales y viviendas?  Eso no son molestias, es crueldad.

    Me ha parecido una buena consideración la Asociación de Teólogas que se fijan en las mujeres que están al pié de la cruz, para decir que están atadas de manos sin poder hacer nada.

    No podemos malgastar a Jesús, diciendo siempre lo mismo y mal dicho. Perdónanos, Señor.

    • Carmen

      Hola.
      No sé quién eres y supongo que tú tampoco sabrás quién soy . Cosas de internet que a todo el mundo conecta pero que nadie conoce a nadie en realidad.
      Me ha llamado la atención tu última frase. No se puede malgastar a Jesús, dices. Pues eso es precisamente lo que ha sucedido. Que su talla como pensador, su visión de cómo podría ser una sociedad , vamos, lo que viene siendo una utopía, su carisma como ser humano, lo hemos malgastado. Lo convertimos en un Dios. Y perdimos lo que en realidad nos hace falta a las personas: un gran referente humano.
      Pues sí, eso es justamente lo que hemos hecho, malgastarlo.
      En fin.
      Aguanta el tirón. Todavía nos queda mucho por delante.

      • Carmen

        Y qué bien nos vendría ahora el poder referirnos a él como un referente humano. Esto ya lo dijo el maestro, hay que compartir, hay que acompañar en los momentos difíciles, hay que mirar con cariño al que tienes al lado, hay que priorizar lo importante…

        Pero, quién se atreve ahora a hablar de él como un hombre carismático, con una visión de la sociedad magnífica? Los sacerdotes? Los obispos? El Papa?
        Ellos ahora están celebrando oficios y diciendo misas y esas cosas. Ni se atreven a decir que fue un hombre como todos. Qué hacemos con su naturaleza divina?

        Un referente humano tiene que ser un ser humano, no puede ser un dios. No puede serlo. Un dios es un dios. Y un ser humano es un ser humano, sabemos que no podemos ser dioses.

        Y, bueno, pues a quien le sirva como dios y le de la vida eterna y perdone todas sus culpas como por ejemplo estafar a, pues a quien sea, me alegro por él, por ella. Que le cunda la vida eterna. Pero el precio que hemos pagado por esa vida eterna es altísimo. Nos hemos vendido a la religión como otros al capital. Y no quiero seguir porque , para qué?

        Pero lo hemos malgastado como ser humano, vamos, eso va a misa.

        Perdona. Me apetecía decirlo.

    • mª pilar

      Querida Lola: ¡Ese es el camino!

      Y como muy bien dices:

      ¡Lo hemos malgastado!

      Gracias por tu comentario, y todo lo que de el se desprende.

      Gracias de todo corazón, un abrazo entrañable,