De nuevo en el mismo día publico otro artículo que coincide con el anterior en esto: los dos han sido seleccionados y enviados a ATRIO por sendos atrieros (Juan el anterior y Rodrigo este); los dos iluminan con realismo crítico la crisis de la gran pandemia; los dos traen a Atrio por primera vez sendos sitios de internet muy interesantes, que recomiendo seguir. El presente artículo es de Alfredo Serrano Mancilla, director para España de CELAG, AD.
La pandemia del coronavirus también ha traído lecciones en clave geopolítica para América Latina. Aquí, siete lecciones aprendidas.
De todo se aprende, incluso en los tiempos del cólera. La pandemia del coronavirus también trae lecciones en clave geopolítica para América Latina.
- La primera pregunta es obvia: ¿qué está haciendo el Grupo de Lima en esta contingencia? Esta alianza nació para un objetivo tan limitado que no está a la altura de los desafíos históricos que tienen que ver con las preocupaciones reales de la ciudadanía de América Latina. Y algo muy parecido le ocurre a la OEA.
- Ausencia de instancias regionales efectivas que afronten esta problemática supranacional. Es ahora cuando se extraña a la Unasur y su capacidad de coordinación frente a situaciones como esta. La Celac tiene una oportunidad histórica para asumir esta tarea.
- China, primero. Se pide ayuda prioritariamente al gigante asiático, y no a Estados Unidos. China fue el lugar de origen de este virus y, por tanto, el primer país en sufrir sus consecuencias. Pero luego de ese momento, superó la crisis de manera muy efectiva. El porcentaje de afectados y muertos en comparación con su población es más que mínimo, a diferencia de lo que pasa en otros lugares del mundo. Demostró capacidad para vencer con eficacia esta batalla. Sale reforzada a nivel global.
- El neoliberalismo, como racionalidad, no sirve. El “sálvese quién pueda” no funciona; la supremacía de lo individual es un gran escollo ahora que pedimos esfuerzos colectivos; la cooperación se impone ante la competencia. Los mercados no saben como autorregularse; no existe mano invisible que los regule; y tampoco se cumple el mito de que los agentes privados logran sus beneficios por asumir más riesgos.
- Europa ya no es un espejo al que imitar. Una vez más, y ya son muchas, vuelven a perder una oportunidad para mostrar al mundo que están a la vanguardia en temas importantes. No pudieron ser efectivos frente al coronavirus. El Estado de Bienestar es mucho más débil de lo que presumían. La soberbia eurocéntrica les hizo infravalorar todo lo que venía del Lejano Oriente. Italia y España llegaron tarde y están siendo los más afectados por la crisis y no es casualidad. La Unión Europea, además, muestra su incapacidad para coordinar y armonizar al menos una acción frente a esta pandemia. Se demuestra, así, que este espacio es de hecho un mercado único económico y monetario, pero está muy lejos de ser un proyecto social común.
- Si se habla de salud, siempre hay que mirar hacia Cuba. Lo que nadie tiene, Cuba lo dispone. El Henry Reeve (Contingente Internacional de Médicos especializados en situaciones de desastres y graves epidemias) fue creado en 2005 por Fidel Castro; y ahora son imprescindbles: comienzan a aterrizar en muchas partes del mundo. Cuba se sitúa en el centro de gravedad geopolítico cuando hablamos de salud.
- Nace un nuevo desorden económico global. El riesgo país no importa. El número de científicos o camas disponibles para cuidados intensivos, sí. La predilección por la financiarización queda desplazada por la importancia de la economía real. Se abre una nueva disputa hacia delante: entre el Consenso de Washington permanentemente actualizado y un nuevo Consenso Postcoronavirus que considera que la sanidad pública es vital, el Estado debe tener un rol protagónico con sus políticas expansivas contracíclicas (fiscales y monetarias), es necesario un mayor control de capitales de los países emergentes para evitar su fuga en tiempo de adversidad, la economía ha de girar en torno a la vida humana, y por supuesto, la deuda externa debería ser condonada por los organismos multilaterales así como reestructurada con quita por dos años (sin intereses) en el caso los de acreedores privados.
Indudablemente, estamos frente a un nuevo dilema civilizatorio con significativas consecuencias geopolíticas en el mundo y, por supuesto, para América Latina
digo que aquella promoción, generación más bien, de estadistas nos hizo concebir los ideales federativos de Europa como algo posible y en curso inyectando estos principios en las instituciones creadas ad hoc. (Me quedé a medio camino en mi reflexión del primer párrafo del comentario anterior)
La Unión Europea es la Institución supranacional más cercana a España, de hecho hemos cedido algunas parcelas de nuestra común soberanía por el bien de una cooperación mutua en el ámbito internacional, pero los ideales de federación no se materializan, nos conformamos con una solidaridad entre Estados y regiones superadoras de conflictos bélicos pasados y de guerras comerciales, aunque en lo financiero y económico la unidad de mercado nos condujo bajo el liderazgo de una promoción de estadistas de gran talla, que ya no están en la vida pública o han fallecidos.
En la anterior crisis citada la falta de acuerdos estribaba en lo económico revelándose que existían dos grupos, los de los más ricos y menos expuestos y la de los más castigados y necesitados de ayudas financieras. Geográficamente coincidía con los países del norte y centro Europa y los mediterráneos más Irlanda. Ahora vuelven a coincidir los mediterráneos frente a los del norte. Es una constante histórica igual que en el Renacimiento e inicio de la Edad Moderna (principios del siglo XVI)
Siempre he tenido unas ideas contradictorias sobre los organismos supranacionales. Por un lado hemos pasado de un historia de guerras y conquistas constantes, por ejemplo en Europa, a una “unión” que aspiró a se social después de económica, pero que en este momento no es ni económica ni social.
Y con los demás organismos que enumera el autor, incluida la ONU, se ha demostrado que para lo más necesario, nunca han servido para nada. El Consejo de seguridad de la ONU, con el derecho a veto de muy selectos países, no ha servido para evitar ni una de las muchas guerras de los últimos años, ni para evitar la infame fabricación de armas y su venta allí donde ellos mismos provocan las guerras. Lo mismo podemos decir de la OMS o de UNICEF, ¿acaso han resuelto el hambre en el mundo o en l@s niñ@s que no sea recurriendo a la caridad de la gente sencilla? ¿No pueden organizar estas instituciones de forma que puedan aprovechar las inmensas cantidades de dinero que acumulan unos pocos poseedores del 80% de la riqueza mundial? Creo que son unos inútiles, porque que son ineficaces, a la vista está.
Eso sí, los miles y miles y miles de personas que están en sus despachos haciendo no sé qué, se convierten en una especie de hormigueros que cobran muy buenos sueldos, que, como los diputados europeos para sus bolsillos, producen grandes gastos en traslados regulares y frecuentes a ver a sus familias, pero no sé qué más hacen. En un momento de endeudamiento de los países más débiles económicamente, la solidaridad brilla por su ausencia, y, encima nos llaman vagos.
No sé si sacaremos alguna lección de esta catástrofe, pero lo dudo.
Resulta una tarea muy complicada matizar datos cuando estos son presentados junto a juicios de valores.
Las agrupaciones de países y las instituciones que se crean con unos fines específicos sufren las consecuencias pero no se puede decir que tenían previsto situaciones de alarma o tragedias como la presente. Por otro lado es cierto que cuando existe voluntad política, o una visión larga de las cosas, esas mismas instituciones u organismos pueden ser dotados de medios para resolver los problemas.
La inoperancia de la Unión Europea, su retroceso en su proceso de integración y las tentaciones de desintegración, viene de más atrás.
Aviso para navegantes: la UE solo es una parte de Europa, 27 estados frente a 44. Europa en su conjunto es una realidad más honda. Y si nos referimos a Europa en términos de civilización esta se extiende a los dos lados del Atlántico
Entonces, China es más fuerte y con más posibilidades que esa vieja y general Europa. Está en un primer plano de todos los avances tecnológicos, y no tienen que pagar los peajes de nuestra etica occidental ( en términos de valores)
¿ Estamos dispuestos a renunciar a nuestra herencia para ganar el desafío? ¿ es así como se pretende combatir el neoliberalismo?
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Porque claro, para adivino, dios.
Pero me cuesta muchísimo creer que no habrá una reinfeccion en China . No entendería nada.
Porque tengo claro que la infección no vino a Europa por un ciudadano chino que se escapase de la cuarentena, en este mundo globalizado los chinos , como es natural, salían y entraban mientras que se descubrió que había mucha gente que moria de neumonía, analizan, deciden y cierran. Pues tooooooodo ese tiempo el virus circulo a toda pastilla por el mundo mundial.
Lo que pasa es que allí empezó y claro, la célebre curva logaritmica empezó antes.
No me creo que sean capaces de contenerlo en el resto del país. O sea. Imposible. Otra cosa es que esten preparados para combatirlo y no sea el desastre que fue. Porque me gustaría a mí tener acceso a las cifras extraoficiales. Me rio yo de los peces de colores, de los de sus mares, también. Porque si algo he aprendido de todo esto es que la realidad va por un lado y los números oficiales por otro.
Que España ha reaccionado tarde, posiblemente. y errores ha cometido, fijo. Algunos obvios. Y los sigue cometiendo porque llevan un jaleeeeeeo con las medidas económicas que verás lo caro que lo vamos a pagar.
El problema de este virus no es su virulencia, es fastidiado pero no horrible. El problema es su capacidad de contagio. Colapsa nuestra sanidad y la sanidad pública que se le ponga por delante.
Y tengo que ver con mis ojos, bueno, con los de las noticias, que esa es otra, que después de esta región no cierran otra y otra…hasta que consigan la vacuna. Es la uúnic forma de pararlo. Porque creo que no está muy muy muy clara la forma de contagiarse. Al menos no todas .O no nos dicen todas.
Y luego está el problema económico . Va a ser bestial, brutal, como nos descuidemos, los países del norte con Alemania a la cabeza, nos van a meter un rescate monumental. Pero que nos va a borrar del mapa de Europa, como han borrado a Grecia, que ni se oye hablar de ella. A veces me pregunto si quedan griegos con vida.
Vale, pese a todo, prefiero ser Europea.
Sorry.
Me aburro y…