Este es un artículo sobre lo que está trastornando el mundo entero, publicado por Carlos Martínez -Licenciado en Derecho. Análisis materialista de economía, sociedad, cultura y política en la red desde 1999- en elComún.es . Me ha gustado tanto el contenido del artículo como el medio en que ha sido publicado. AD.
Llevamos casi dos semanas de aislamiento decretado por el gobierno para rebajar la transmisión del coronavirus. Esta vez sí, podemos decir esa frase tan manida de que estamos viviendo un “momento histórico”. Consecuencia de la emergencia sanitaria es la crisis de decrecimiento económico y estas dos, a su vez, están produciendo cambios sociales, políticos, culturales y geopolíticos. El coronavirus ha destapado las miserias, contradicciones y mal funcionamiento del sistema capitalista dominante. Hagamos un repaso.
La enfermedad se está cebando con las personas mayores, no sólo por su delicado estado de salud, sino por que esta sociedad occidental, aparca a las personas improductivas en las llamadas Residencias de la Tercera Edad. No hace mucho tiempo, los ancianos vivían con sus familias. Existían los Asilos a cargo de órdenes religiosas que cuidaban de los mayores sin familia, pero las familias eran más amplias y los abuelos residían junto a sus hijos y nietos.
La desigualdad entre clases no nos abandona cuando somos mayores, hay residencias carísimas que cuidan muy bien a las personas a su cargo y hay residencias en régimen de concierto en donde viven los ancianos en unas condiciones lamentables. En este negocio, donde los “clientes” son personas incapacitadas y con poca posibilidad de queja y de elección, la plusvalía empresarial va ligada a tener pocos trabajadores y mal pagados. El coronavirus ha sido letal en estos edificios contenedores de personas débiles y vulnerables. Después de esta masacre en las residencias de ancianos habrá que tomar decisiones sobre estas empresas.
En otro plano, los españoles se han dado cuenta que nuestra sanidad pública no está tan preparada como nos creíamos. Años y años de recortes, especialmente en personal, nos han dejado con una sanidad muy escasa de medios personales y materiales. Es especialmente escandalosa los datos de enfermeras donde España está a la cola de Europa en ratios de enfermeras por paciente, solo por delante de Polonia y lejos de Portugal, donde hay 6,3 profesionales por cada mil habitantes.
A esta situación deficitaria de personal se ha sumado la incapacidad de producir y/o almacenar productos sanitarios tan básicos como mascarillas, guantes y respiradores. Cuando llegaron las primeras imágenes de la forma con que China se estaba enfrentando con la enfermedad, vimos al personal sanitario totalmente equipados y utilizando, incluso, robots para la desinfección y limpieza. Cualquiera que compare aquellas imágenes con las de cualquier hospital español o italiano, pensaría que occidente es más pobre y dispone de menos PIB que China.
El capitalismo occidental ha delegado de forma casi total la producción manufacturera a China. En este país operan empresas privadas pero está gobernado por un partido comunista que ejerce un control directo sobre sus grandes empresas. A China se le he había relegado en la economía mundial a operaciones económicas de menor valor añadido. En general, se producen menos beneficios producir mascarillas que especular con terrenos o acciones, que además es mucho más cómodo para los capitalistas. La planificación económica China ha sabido aprovechar esta situación y hoy, no solo posee la mayor producción industrial del mundo, sino que está adelantando en el campo tecnológico a EEUU, por no hablar de la Unión Europea. Esta crisis ha desnudado a Europa. No somos capaces de auto-abastecernos de mascarillas, respiradores o guantes. Por no comentar que en Europa no se produce un solo chip informático.
Y claro, el monopolio de China ha pillado en evidente fuera de juego a todos los gobiernos occidentales. El gigante asiático ha sido vilipendiado en los medios y “sancionado” por USA y los países vasallos europeos. Y a ese mismo gobierno despreciado, hay que pedirle ahora ayuda. Es divertido sino por que en el fondo es muy trágico, el hecho de que gobiernos como el Federal Alemán o el de la Comunidad Autónoma de Madrid han sido estafados por intermediarios por no negociar directamente con las autoridades chinas. Que nadie se crea el argumento manido de “régimen-violador-de-derechos-humanos”, pues los mismos que sueltan el anterior latiguillo legitiman unas relaciones comerciales y políticas mucho más estrechas con Arabia Saudita o Israel.
No solo no somos capaces de fabricar en masa mascarillas o guantes, sino que todos sabemos que uno de los sectores donde más se ha recortado ha sido el I+D. La biotecnología será la que tiene que producir vacunas para esta y para futuras epidemias y España no está en la primera línea de investigación, lo que provocará una situación de dependencia en el tiempo del gobierno o la empresa que desarrolle estos medicamentos.
Nuestro gobiernos “de izquierdas” (como será la derecha), en línea con su política exterior sumisa y pusilánime, a la institución que primero pidió ayuda el pasado 8 de marzo fue a la OTAN, y luego ha acudido a las diferentes cumbres de la Unión Europea en búsqueda de auxilio. Pues bien, la OTAN no ha respondido. Y la primera respuesta de Alemania y Francia fue prohibir la exportación a España e Italia del material sanitario. Después ha abierto una línea de crédito (que tendremos que devolver) y ha derogado los límites de endeudamiento presupuestario (faltaría más).
En el momento de escribir estas líneas, la única ayuda y real que ha recibido los enfermos de este país ha sido la ayuda proveniente del gobierno, empresas y partido comunista chinos. En el caso de Italia, han prestado ayuda, además de China, Rusia y Cuba. Esta es la realidad tozuda que se impone frente a la ideología dominante que continuamente han señalado a esos países como el enemigo y “regímenes-violadores-de-derechos-humanos”. Pues resulta que no, que el derecho humano más importante es el de la vida y que estos gobiernos apoyan la vida de ciudadanos de otros países declarados enemigos suyos. Mientras tanto, los gobiernos de Reino Unido y USA han optado por proteger la economía antes que las vidas de sus propios ciudadanos.
Pero no solo por esta colaboración deberíamos repensar quiénes son los “países buenos y los regímenes malos”. Del visionado de los vídeos que se filtran de las actuaciones policiales en España y las que hemos visto en idénticas situaciones en China, cualquier observador imparcial, diría que el régimen autoritario es el Español y que la policía China es mucho más profesional y respetuosa con sus conciudadanos. También es cierto, que la ciudadanía China ha sido mucho más consciente del peligro ante el que se enfrentaba y hay un sentimiento de colectividad mucho más fuerte que en las sociedades occidentales.
En resumen, los trabajadores de los países del sur de Europa están despertando del sueño del capitalismo feliz y rostro humano, de que la pertenencia a la UE y la OTAN les protegería de todo mal. No es así, y a partir de ahora debemos trabajar para que la sociedad que surja de esta pandemia sea menos individualista y más solidaria y, por ende, más internacionalista; más cuidadosa con sus mayores; disponga de una sanidad pública capaz de atender estas emergencias sanitarias y en general, mejores servicios públicos; además deberemos tomar el control de la economía, no dejar en manos del mercado, las capacidades productivas, nacionalizando o gobernando no solo a sus ciudadanos, sino también a sus empresas; y por último, emanciparnos del imperialismo estadounidense que nos oprime y nos desprecia.
Es realmente interesante la charla de este infectólogo surcoreano con 30 años de experiencia y que se encuentra trabajando con el SARS 2 COVID-19 o “acute respiratory distress syndrome” causado por una pneumonia atípica.
Como el dice la manera de comportarse del coronavirus 19 es diferente según al área geográfica y las condiciones individuales y demográficas de cada país. La transmisión de humano a humano es debida a la especifica conexión de los picos de l a corona del virus que se adhieren a la celula humana firmemente y al romperse los puentes de las coronas se activa el virus y entra facilmente en la célula. De ahí parte su elevada contagiosidad.
Es notable que el doctor reporte un 20% de portadores asimptomaticos, personas capaces de infectar a otros sin manifestar ningún síntoma. En otros paises los portadores sin síntomas son hasta del 30%. Es por eso que es imposible saber quién nos contagia y se impone el distanciamiento social al menos 6 pies de distancia hasta la reclusión en la vivienda. Puesto que la mortalidad aumenta con la edad, el dice de los mayores de 60 años y es máxima en los octogenarios y en los que presentan enfermedades crónicas aún las moderadamente importantes.
El virus es capaz de adherirse a las superficies y permanecer un tiempo más o menos largo aunque no sabemos que “grado” de infectividad y contagiosidad presenta en esa situación. Es mejor desinfectar con aerosoles domésticos antivirales.
Las mascarillas pueden proteger doblemente pero deben ser desinfectadas y no son una garantía absoluta si no van acompañadas del lavado de las manos con jabón al menos por 20 segundos y del alejamiento social hasta que podamos “doblar la curva” de ascenso de la pandemia y convertirla en “plana”.
Es lo que deseo para todos y que la cuarentena sea lo más constructiva posible. Gracias Oscar por haber colgado el vídeo.
Saludos cordiales
Santiago Hernández
Muy interesante. Gracias Oscar.
Abrazo.
El capitalismo busca el mayor valor de ganancia, no el mayor valor productivo ni satisfacer las necesidades de la población. Sus resultados son acumulativos, y su poder se incrementa por encima de los mismos gobiernos de cada país. Es la tiranía del capital. Es necesario organizar el sistema económico, pero una organización que acumula el dinero y el poder en unos pocos mientras deprime a otros muchos, y que permite la muerte de miles de niños por desnutrición y falta de agua o medicinas, no es una organización sino un robo legalizado. Esta es la verdadera pandemia, y el confinamieno de pueblos enteros en desiertos cada vez más contaminados por nuestras basuras y gases emitidos por nuestros coches y aviones. Tememos esta pandemia del virus porque nos pone en peligro, pero no nos preocupa la pandemia de la injusticia porque mantenemos la distancia de miles de kilómetros respecto a los infectados.
A este artículo hay poco o nada que se le pueda quitar porque todo lo que dice es cierto, pero pienso yo, que no soy experta en nada, pero sí me ha gustado siempre ser observadora y estar informada en la medida que puedo, el autor solamente resalta las bondades de una parte y los defectos de la otra.
Los países comunistas o, ahora, semicomunistas han fomentado y, yo diría, “obligado” a su ciudadanía a tener conciencia colectiva en toda la sociedad, porque esta actitud no surge por generación espontánea o por la buena fe individual y, en su momento se forzó incluso por encima de determinados derechos humanos. Mientras que en los países capitalistas se ha dejado libre la opción individualista y la ley del más fuerte. Por lo que la explotación del más débil está servida en bandeja de plata.
Pero no es menos cierto que en los antiguos países comunistas, por lo que yo sé, ha sido a costa de las libertades por el “ordeno y mando”, y si no, pues la persecución o el exilio. Por tanto ahora valoramos mucho los resultados de este tipo de política en momentos, como el que vivimos, cuando esta actitud colectiva ha beneficiado la solidaridad y la disciplina.
En los países capitalistas ha predominado la ley del más fuerte, de ahí las desigualdades sociales, el “sálvese quien pueda” y en general el individualismo y sus derivados. Y común a ciertas regiones como Europa, EEUU o el Reino unido un complejo de superioridad ante todo el resto del mundo, muy confiados en que ellos eran inmunes a cualquier catástrofe natural. Vivían, vivíamos encapsulados en nuestra propia seguridad.
Llega la pandemia de un minúsculo virus y nos pilla mirando a las nubes, ni capacidad de producir lo necesario para protegernos de contagio, ni investigador@s valorados en su justa medida, el I más D infravalorado sin recursos económicos, como dice el autor, las personas mayores aparcadas en recintos sin apenas posibilidades de ser medicalizados, la economía paralizada, y todo lo que ya sabemos.
Así que unos por una cosa y otros por otra, el mundo entero nos vemos en una situación sanitaria límite y con unas consecuencias económicas incalculables. Esperemos que la vacuna o algún medicamento eficaz ponga fin a este hecho real y tristemente histórico.
Quizás, entonces la solución sería copiar el modelo socioeconómico chino. Al menos eso es lo que he entendido que se desprende de este artículo.
No sé de economía. Aquí hay personas que da la sensación de que sí entienden. Leeré sus comentarios.
Pero no sé yo esto para Europa, y para España, Italia, Grecia, Portugal…ni te cuento.
Nuestro mayor enemigo es:
El dinero..y el poder que este engendra.
Y el sueño de muchas, muchas personas es, poseerlo, y no siempre por caminos justos, legales; y así nos está yendo ahí donde se ha afincado.
Eso de la igualdad, la colaboración, el conocimiento, la educación para todas las personas, es todavía un sueño no conseguido totalmente,
Por eso estamos como perdidos, y no aprendemos que:
En soledad, no mejoramos nada más que nuestros propios bienes ¿y las demás personas?
Entonces miramos para otro lado.
Gracias por este art. Antonio.