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La otra Navidad 6/7

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Lugar de trabajo de José y Jesús: ¿Nazaret o Séforis?

     La provincia de Galilea, según algunos autores, fue en tiempos de Jesús una provincia pacífica con pocas diferencias religiosas con Judea. Otros autores, al contrario, dicen que Galilea estaba muy revuelta por las dificultades económicas y por el proceso de urbanización en el que se hallaba inmersa bajo el reinado de Herodes Antipas. Galilea era ciertamente una región helenizada con influencia de filósofos cínicos, pero con muchos habitantes judíos.

     Los judíos de Galilea eran diferentes a los de Jerusalén donde el influjo del Templo era mayor y la presencia de escribas, más numerosa. En tiempo de Jesús, Galilea era un reino vasallo de Roma bajo la dinastía herodiana, mientras que Judea estaba bajo el control directo de Roma, que tenía allí un prefecto que dependía del legado de Siria.

     Nazaret era un pueblo pequeño y pobre, como ha puesto de manifiesto la arqueología, pero que está a solo 5 km. de Séforis, ciudad reedificada por Herodes Antipas, que la convirtió en capital de Galilea.  Esta ciudad y otras que había en el entorno ejercieron una presión muy fuerte con los habitantes de las aldeas circundantes, que comenzaron a vivir de la amplia demanda de productos que venían de ellas. Jesús y su padre José tal vez pudieron encontrar trabajo en Séforis.

     La existencia de esta ciudad -y de otras que había en la zona llamada Decápolis (Diez ciudades)- cambió la vida de las aldeas que había en su entorno, pues los romanos grababan sobre ellos enormes cargas impositivas, con las que los herodianos financiaban su política de grandes obras públicas; a esto hay que añadir los impuestos exigidos por el Templo de Jerusalén. Las pequeñas propiedades agrícolas familiares no podían hacer frente a tal situación. Consecuentemente se dio un proceso de concentración de la propiedad, de modo que los pequeños propietarios se convertían en jornaleros, a veces incluso en esclavos, y la emigración fuera del país era muy numerosa.

     Curiosamente, este rechazo de los aldeanos a la nueva situación producida por la demanda de estas ciudades, puede explicar el hecho de que Jesús no aparezca nunca en los Evangelios visitando núcleos urbanos importantes, a excepción de Jerusalén.

No podemos decir con certeza que Jesús trabajase de joven en Séforis. Pero es verosímil que tanto él como su padre lo hiciesen dada la corta distancia que había entre Nazaret y Séforis y la gran demanda de trabajo que había en las ciudades de la Decápolis, aunque los evangelios no nos dicen nada al respecto.

     En resumen, es verosímil que Jesús se acercara a Séforis ocasionalmente en su juventud o que tal vez realizase algunos trabajos para esta ciudad; sin embargo, fue probablemente el poder de Herodes Antipas lo que los mantuvo lejos de Séforis durante su ministerio público, por lo que este podía tener de subversivo y de crítico con el poder romano. Durante su vida pública, Jesús no tuvo su centro de actuación en Nazaret, sino en Cafarnaún, una aldea mayor que Nazaret, situada en la periferia del poder de Antipas y con fácil acceso a la otra orilla del lago que resultaba mucho más conveniente y menos peligrosa.

7 comentarios

  • ana rodrigo

    Gracias, Oscar, gracias Jesús P., aquí tenemos un niño, un joven entre tantos, en medio de una sociedad injusta, como siempre las ha habido y las hay, hasta que tomó él las riendas de su vida y empezó a predicar a la gente, que había otra alternativa, que había otros valores por los que luchar, se convirtió en un rebelde. Para muchos, él los iba a salvar de aquel mundo tan injusto, quizá fuese el Mesías prometido que salvara al pueblo elegido por Dios, pero otros lo vieron como un peligro para sus intereses, y por eso lo condenaron a muerte y lo asesinaron como el peor desecho de la sociedad, en la condena más vil que existía entonces y a la que se veían sometidos miles de “delincuentes”, la crucifixión, además de dolorosa, humillante sin límites.

    Pero el rastro que dejó en los años que quiso abrir los ojos a los explotados y a los explotadores que quisieron escucharle, como Zaqueo, después de su muerte, captaron su mensaje y su itinerario vital, “pasó haciendo el bien”. Les caló muy hondo, sus amigos y sus amigas hablaban maravillas, se reunían para recordarlo a él, sus obras y su mensaje. Y unos setenta años después, lo pusieron por escrito y nos dejaron vivo el legado vital y espiritual que aún perdura, a pesar de las trabas que ha sufrido con el paso de los siglos. Y aquí lo tenemos, se nos hace una oferta de adhesión a vivir la vida en plenitud, y cada cual decide.

    Cierto es que los evangelistas eran hijos de su tiempo y relataron la vida de Jesús utilizando creencias y recursos literarios que la gente de su tiempo pudiera entenderlos, sin olvidar las profecías que habían hecho los profetas sobre el Mesías, eran judíos.  Pero con los años se fue perdiendo el sentido contextual de dichos relatos, y se nos comenzó a leer los evangelios como documentos históricos al pie de la letra. Las explicaciones estaban contaminadas por los intereses de la sociedad de cada época, hasta llegar a perder la sustancia auténtica que entrañaban. También lo evangelistas, eufóricos como estaban de haber visto tanta maravilla se desviaron un poco del Jesús humano y de su mensaje humano, para llevarlo todo a los cielos. Y much@s pensamos que flaco favor se le hizo a Jesús sacándolo de la humanidad y haciéndolo sobre-humano e inalcanzable e ininteligible.

    Afortunadamente cuando las ciencias sociales nos han enseñado historia y exégesis, vamos viendo al Jesús real, hijo de Dios, como cualquiera de nosotr@s, aunque él lo llevase hasta la plenitud, como he dicho, pero nos marcó el camino.

    • mª pilar

      Gracias Ana, da gozo escucharlo de esta manera; y:

      ¡¡¡Está vivo…en nuestros corazones y espíritus!!!

      Mi abrazo entrañable amiga.

      • Y no solo en nuestros corazones y espíritus porque la resurrección de Jesús no fue metafórica, fue real.

        Jesús es hijo de Dios, como nosotros… pero también de otra manera, porque es el Verbo encarnado, es Dios hecho hombre.

  • m* pilar

    Gracias Óscar, relatado de esta manera, tiene más fuerza ¿Verdad?

    Gracias amigo.

    • oscar varela

      Vuelvo a repetir que
      el RELATO – NARRACIÓN.
      es como si fuera un “destiladito” (mío)
      del RELATO – CONVERSACIÓN
      de una Abuela (vos) con tus 8 Nietos!

  • oscar varela

     
    1- Su nombre era Jesús, un nombre hebreo muy corriente, que significa: el que libera o el que salva.  La salvación alude siempre a un peligro. De Nazaret, porque así se llamaba el pueblo donde nació; muy poco conocido y muy pequeño, poco más de cien habitantes, al sur de una región llamada Galilea sobre una colina que tenía unos trescientos cincuenta metros de altura. En los alrededores había pequeñas cuevas que utilizaban para guardar alimentos.
     
    2- Situada más allá de Italia y de Grecia, a treinta kilómetros del mar Mediterráneo. Al otro lado de Nazaret hay otro mar, mucho más pequeño, el de Galilea, con más o menos veinte kilómetros de largo y doce de ancho, que está a veinticinco kilómetros del pueblo.
     
    3- Jesús no era pescador, sino que creció en un pueblo de agricultores, desde el que se podía ver las ruinas quemadas de una ciudad que fue la capital de Galilea, llamada Séforis. La incendiaron los romanos, un imperio colosal que dominaba aquel mundo con ejércitos muy poderosos y organizados que habían conquistado todos los países del Mediterráneo.
     
    4- Séforis fue quemada porque la habitaba un grupo de hombres que estaban por la rebelión y atacaban a los soldados romanos para que se fueran. A los más destacados y violentos se les conocía por ‘zelotes’. Al morir un tal Herodes, que mandaba en Galilea, el gran grupo de rebeldes se sublevó y armó la revuelta. Al ver venir a los ejércitos romanos se atrincheraron en Séforis, y los romanos, que no se andaban con contemplaciones, incendiaron la ciudad llevándose a sus habitantes como esclavos. De pequeño, Jesús veía las ruinas quemadas de Séforis desde la colina de Nazaret. Y pensaría en todo aquello.
     
    5- Pero los zelotes no desaparecieron, sino solo el grupo que mandaba un tal Judas el Galileo, el que se hizo fuerte en Séforis. Había más grupos por todo el país. Mucha gente quería que los romanos se fueran de allí porque les hacían la vida imposible.
     
    6- Un hijo de Herodes, llamado Herodes Antipas, más tarde reconstruyó Séforis. Es muy probable que Jesús colaborara en esos trabajos de reedificación de la ciudad y lo compaginara con labores en la parcela de tierra familiar.
     
    7- Se sabe porque en los evangelios se dice que era un artesano de la construcción. Y por las cosas que él decía y las explicaciones que daba se nota que sabía de asuntos relacionados con obras de reparación y de las cosas del campo.
     
    8- No se metió a cura, porque eso no le gustaba; ni se casó, muy posiblemente, porque su familia no era bien vista en el pueblo y ningún padre querría que se casara con alguna de sus hijas.
     
    9- Por entonces había mucha hambre. El pueblo vivía en la miseria. La gente perdía el huertecito con el que lograban subsistir porque no podían pagar sus deudas. La tierra pasaba a manos de los ricos. Y sus antiguos propietarios llegaban a venderse como esclavos o vendían a algunos de sus hijos para dar de comer a la familia. Los que se adueñaron de la tierra les hacían trabajar en ella. Pero esos ricos no hacían cultivar la tierra para comer, sino para vender los productos: trigo, aceite y vino a los romanos y hacer dinero.
     
    10- La maldad se instaló en el pueblo. Entre los romanos, los dirigentes y los adinerados sembraron la injusticia en el país y dejaron al pueblo en las últimas. Y el pueblo soñaba con la llegada de una época de abundancia y felicidad para todos.