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La otra Navidad, 3/7

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Los magos de Oriente y la estrella

La llegada de los magos de Oriente a Jerusalén para entrevistarse con Herodes carece de fundamentación histórica. El texto evangélico dice que “Unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje» (Mt 2,1-2). Se creía por entonces que el nacimiento de todo gran personaje en la tierra era acompañado por la aparición de una estrella en el firmamento. Lo de «la estrella», sobre la que se han lanzado todo tipo de hipótesis (¿fue un cometa? ¿la conjunción de los planetas Saturno, Júpiter y Marte, que, según Keppler, tuvo lugar el 747 de la fundación de Roma?), es un símbolo. En el libro de los Números (24,17) se dice: «Avanza la estrella de Jacob y sube el cetro de Israel.» Esta estrella es símbolo del Mesías, que conduce a los paganos a la luz de la fe, hecho anunciado por el profeta Balaán, el de la famosa burra contestataria, en contra de la voluntad del rey Balac. Balaán era mago. En la estrella que conduce a los magos a Jesús ve el evangelista Mateo la marcha de los paganos hasta la fe.

Mateo, mediante el relato de los magos, especifica que la salvación que trae Jesús no se limita al pueblo judío, «su pueblo» (Mt 1,21), sino que abraza toda la humanidad representada por estos magos de Oriente (Mt 2,1). La salvación que trae Jesús es universal. La primera visita que recibe Jesus de niño no es ni la del Sumo o sumos sacerdotes, ni la de los saduceos, pertenecientes a la aristocracia terrateniente, encargados del mantenimiento del templo y de culto, sino de unos magos, unos paganos, dedicados a un arte prohibido en la Biblia: la magia. Estos eran originarios, tal vez, de la tribu de los Medos, que llegó a convertirse en casta sacerdotal entre los persas. Practicaban la adivinación, la medicina y la astrología, prácticas que, en la Biblia, no gozan de buena reputación (1 Sm 28,3; Dt 18,9-13; Dn 1,20; 2,2-10). Aunque la práctica de la magia no es desconocida en el Antiguo Testamento, sin embargo el libro del Éxodo castiga con la muerte a la mujer hechicera (Éx 22,27). Llama la atención que los primeros que visitan al niño sean unos extranjeros y, por tanto, paganos, con una profesión condenada en la Biblia.

De los magos hemos sabido (¿inventado?) más con el tiempo. Y así en el siglo III se les dio el título de reyes, título que no aparece en los evangelios, e incluso se comenzó a decir que eran tres, teniendo en cuenta los tres regalos que llevan al niño: oro (regalo real), incienso (para el culto) y mirra (para ungir el cadáver el día de la muerte). Antes de esta fecha la iconografía habla de dos, tres y cuatro magos, y en las iglesias ortodoxa siria y en la apostólica armenia se afirma que eran doce de acuerdo con el número de apóstoles o con el número de tribus de Israel.

Que se llamen Melchor, Gaspar y  Baltasar  aparece por primera vez en el mosaico de San Apollinare Nuovo de Rávena,  que data del siglo vi d. C. y en el Evangelio armenio de la Infancia de la misma fecha. En el mosaico se ve ya a los tres magos, con indumentaria persa y sus respectivos nombres. Fue Cesáreo de Arlés (s. VI)  quien comenzó a denominarlos “reyes”, basándose en el salmo 71,10 (“¡Que los reyes de Tarsis y las Islas le paguen tributo!”) e Isaías 49, 7ss (“Te verán los reyes y se alzarán los príncipes y se postrarán”). San Beda el venerable (s. VIII) los considera representantes de Europa, Asia y África, los tres continentes conocidos en aquel tiempo. En el siglo XII se trasladaron sus supuestos huesos desde Milán a la catedral de Colonia, donde hoy son venerados. Solo en el s. XV se les representa vestidos de reyes y, por primera vez, a Baltasar con la tez negra. Estos tres reyes representan los grupos étnicos reconocidos en la Edad Media: Melchor, los europeos;  Gaspar, los asiáticos, y Baltasar, los africanos.

Resulta extraño y cuando menos sorprendente que los primeros  visitantes del  niño, tras su nacimiento, fuesen paganos o extranjeros, mal vistos por la religión oficial judía (magos).

4 comentarios

  • ana rodrigo

    Yo creo que aquí el mensaje está más claro en lo que Mateo nos dice. Jesús rompe las fronteras de algo tan raro como  que Dios había elegido a su pueblo y le comunicaba su voluntad y los demás pueblos como si no existiesen.

    Esos sí, pasa como con el Belén, de lo que dice el evangelio a la que han montado en España con los reyes magos, el foso es bastante hondo y separador de dos mundos Tan diferentes.

  • Carmen

    Conoces el cuento de la bella durmiente? Me encantan los cuentos.

    Pues esto de los reyes magos que hablan con Herodes y decide matarlo y la lía con lo de los inocentes, me lo recuerda un montón. Herodes sería Maléfica. Y la esconden, a Jesús también, y cuando se hace mayor la descubre y la intenta matar, pero solo logra dormirla y la despierta el primer beso de amor. Precioso.

    Y Jesús muere y lo resucita el amor de María Magdalena. Lo encuentro superbonito.

    Pero ya sabes que todo me lo imagino a mí modo y manera.

  • oscar varela

    HOLA!

    Leo: -“Resulta extraño y cuando menos sorprendente”-

    Otra vez: ¿Y entonces?

    • Carmen

      Pues otra vez, nada. Sencillamente nació.
      La historia es muy bonita, la de los reyes magos digo.
      No sé qué parte de que los evangelios están escritos siguiendo el guión de las escrituras no has entendido. Es bastante sencillo. A Jesús lo quisieron convertir en el Mesías de las escrituras. Y lo consiguieron.
      No creo que tenga mayor importancia. No sé, a lo mejor me equivoco pero ya somos , veinte siglos después, lo suficientemente mayores para distinguir un cuento precioso de la realidad. Bueno , realidad, lo cierto es que nació, creo.
      El problema no está en el nacimiento, sino en la resurrección. Todo está escrito pensando en que resucitó porque era dios.
      Para mí el hecho de que resucitara o no , no sé cómo explicar,no modifica un ápice su vida en la tierra. Sé que está engrandecida con milagros y esas cosas, pero la idea que intentó trasmitir o la que he entendido es absolutamente maravillosa.
      Porque, quién se puede inventar eso? Fue totalmente rompedor.

      Es super interesante todo. Porque lo explica muy sencillo. Me encanta.
      Claro, recuerdo que el Papa Benedicto escribió un libro , ya jubilado, hablando entre otras cosas del buey y la mula y la gente se le echó encima. Claro. Un Papa no puede cuestionar nada, porque entonces? Pero los exégetas y personas que leen a los exégetas ya lo creo que podemos. Y aún diría que debemos.

      En fin. Opiniones.
      Feliz año.