Jesús Peláez es catedrático de Filología Griega y discípulo de Juan Mateos. Él es también el editor (a través de una editorial desaparecida) del libro Un paso, un mundo, la novela de Salvador Santos que dió origen un seminario-taller en ATRIO en el año 2012. Ahora Jesús nos ha enviado una serie de artículos sobre lo que hoy desde el rigor de la crítica histórica se puede decir sobre diversos hechos que celebramos en el ciclo de Navidad. AD.
I
Apuntes “académicos” en torno al Belén
Bajo este título voy a dar unas pinceladas breves sobre la historicidad de los datos que los evangelios dan sobre el nacimiento de Jesús y sobre su familia.
Frente a la escasez de noticias sobre Jesús por parte de los historiadores judíos o greco-romanos, el Nuevo Testamento, en general, y los evangelios sinópticos, en particular, dan abundantes noticias sobre Jesús, aunque resulte difícil saber con certeza qué es lo histórico o no en ellos, pues los evangelios no son libros de historia y lo que allí se dice de Jesús es una recreación de su figura a la luz de la fe de los primeros cristianos y de las Sagradas Escrituras judías.
Con todo se pueden enumerar algunos datos que los historiadores consideran razonablemente aceptables desde el punto de vista histórico.
Lo que nos cuentan los evangelios de la infancia de Jesús en los dos primeros capítulos de los evangelios de Mateo y Lucas no son relatos históricos, sino una especie de catequesis sobre los primeros años de la vida de Jesús, nombre este bastante común entre los judíos, en hebreo Yehoshua (Yahvé salva). Así se llamaba el autor del libro del Eclesiástico, y el caudillo (Josué= Jesús) que condujo al pueblo de Israel hasta la tierra prometida.
Son dos los evangelistas que hablan del nacimiento e infancia de Jesús: Mateo y Lucas.
En el Evangelio de Mateo, José es el protagonista que salva a su familia, llevándola a Egipto como el patriarca José en el libro del Génesis (cc. 45-46) lo había hecho con la suya. Como el faraón mandó matar a los primogénitos de Egipto, Herodes manda matar a los niños de Belén y alrededores. Como Moisés sacó al pueblo de la esclavitud de Egipto, Jesús sacará al pueblo de la esclavitud de la muerte para llevarlos a la tierra prometida de la resurrección.
El evangelio de Lucas (cc. 1 y 2), por su parte, no sabe casi nada de esta historia de la infancia de Jesus en el evangelio de Mateo. Este presenta dos historias paralelas: la del anuncio y nacimiento de Juan Bautista y Jesús. En el centro del relato de Lucas se narra el encuentro entre María e Isabel. En el evangelio de Lucas, la protagonista es María y no José.
Entre estos dos evangelios hay dos puntos en común: el nacimiento de Jesús en Belén y la concepción virginal de María; poco más. Lucas no sabe nada de los magos y Mateo nada de los pastores. Para Mateo, Jesús nace en tiempos del rey Herodes y para Lucas con ocasión del censo de Quirino que mandó que cada uno fuese a inscribirse en su ciudad.
Con ambos relatos, entendidos casi al pie de la letra, como si de hechos históricamente acaecidos se tratase, se han montado los belenes de Navidad.
La Biblia no es Palabra de Dios sino “expresiones simbólicas, leyendas…” con las que algunos autores han descrito su percepción de Dios, con sus aciertos y sus errores. Nuestra esquizofrenia está en que la tradición ha interpretado estas leyendas como lenguaje conceptual. Ese lenguaje puede suscitar un eco en nosotros, pero no para elaborar una teología conceptual.
‘La biblia es palabra de hombres y como tal hay que entenderla.’
Lo leí hace años a no se quién. Me encantó.
Hola!
OK! Gracias A.D.!
Leo del Autor:
– Apuntes “académicos” en torno al Belén.
Gracias, también, al Autor, Jesús Peláez!
Pregunto-le:
1- ¿solo “académicos” – los ESTUDIOS?
2- ¿dónde está USTED?
El gran problema que ha tenido el cristianismo, es que siempre han leído y nos han leído y explicado como textos históricos unos textos complejos, entre la base histórica, los símbolos, los mitos, las profecías, las leyendas, etc., y, lo que no se entendía, abrían el saco (con perdón) de la fe donde cabe todo.
Por ejemplo, a pesar de que históricamente, lo más probable es que Jesús naciese en Nazaret, Galilea, se tomó la ciudad de Belén porque según el profeta Miqueas el Mesías debía nacer en Belén de Judá, la patria del rey David, antecesor, según la genealogía judía y que sólo lo mencionan Mateo y Lucas, después siempre se habló del galileo. Cuando el mismísimo Papa Juan Pablo II dijo esto, se armó un escándalo mundial, hasta que las cosas volvieron otra vez a la leyenda y a los cuentos de reyes magos guiados por una estrella, a los pastorcitos y, como dice el autor, a montar el belén que se prepara en todo el mundo en torno a mitos y leyendas.
Mientras no se vayan explicando las cosas conforme a los conocimientos que actualmente se tienen en base a las ciencias sociales, seguiremos armando belenes en todos los rincones del mundo y será difícil la evangelización que tanto pide el Papa.
Mientras tanto, como alguien decía en otro hilo, la casa sin barrer. L@s cristian@s que queremos aproximarnos a la esencia de los evangelios, a su mensaje y a la vida real de Jesús, sentimos como una especie de esquizofrenia espiritual, al ver cómo se ensalza la pobreza en la que nació y vivió Jesús, mientras el consumismo o las luces de las calles, nos deslumbran para no ver la cantidad de familias sin patria, sin hogar, sin trabajo y sin lo necesario para vivir con dignidad. Cuando, con lo que se malgasta en fanfarrias callejeras, se podrían dar solución a tantas necesidades como hay en la sociedad y no sólo con una cena el día de Navidad para los sin techo. Como decía el Padre Ángel el otro día: el problema está en que muchos de los que están cenando aquí, ahora no tienen donde ir a dormir. Porque el problema de la pobreza actual no es cuestión de falta de recursos, sino de injusticia descarada.
Nota. Buen fichaje, Antonio, tener como colaborador a Jesús Peláez.
y es que el dios Yahve es muy humano y muy complejo y muy guerrero y uf , Y llega Jesús y es que hace un regateo que ni Pelé. Pone todo patas arriba y a un grupo le gusta. Y deciden algunos convertirlo en el Mesías de las escrituras. Pero es que no lo fue. Otra cosa es que se fundara una religión nueva con la piedra angular de su persona. Y claro, los suyos no le reconocieron, pero es que sencillamente no era lo que esperaban.
Pablo de Tarso hizo un gran trabajo. Sin duda. Y tuvo buenos colaboradores.
En fin.
Es que tengo superclaro que los evangelios es justo lo contrario de lo que nos quisieron hacer ver. No es que en Jesús se cumpliesen todas las escrituras, es que están escritos siguiendo el guión de lo que dicen las escrituras sobre el Mesías. Y claro, los judíos no esperaban ese Mesías, esperaban un caudillo, tipo Franco. Pero no. Y por eso no lo aceptaron como tal. Porque si, el papel lo soporta todo, pero las esperanzas de un pueblo no.
Y ahí tienes la escisión entre los que siguen a Cristo, el hijo de Dios vivo y resucitado de entre los muertos y los que piensan: estos cristianos están locos.
Que los evangelios tienen esa intencionalidad, vamos, lo tengo claro como el agua. Diría que quizás el de Marcos no, pero la verdad, se muy poco de esto.
Es un tema apasionante.
Qué bien!
A mí esto me encanta, sobre todo cuando lo entiendo. Y este señor escribe para personas sencillas que no entienden mucho de esto. Parece que estoy leyendo a Salvador Santos.
Me ha gustado un montonazo.