Hace ya más de un año que en Atrio se inició la preparación de este evento: el nacimiento de una nueva década –Atrio se prepara para los años veinte– que va marcar muy profundamente nuestras circunstancias y nuestras vidas personales. Para este año estoy preparando un nuevo artículo editorial que saldrá cuanto antes. Doy una pista con la nueva imagen que aparece es esta víspera de Navidad.
Aunque este martes 24 de diciembre esté marcado por una temperatura veraniega en casi toda España, el panorama en que se nos presenta el mundo por el que seguimos caminando es para helar nuestros huesos y nuestro corazón. Y, sin embargo, hay una fuerza y un rescoldo de vida muy dentro de nosotros y de la humanidad que estamos seguros que la vida, la paz, la justicia y el amor volverán a revitalizar nuestros huesos (Ezequiel) y a hacer florecer el desierto (Isaías).
Hielan los huesos la enorme hipocresía con que hasta hace muy poco se han encubierto realidades como la Legión de Cristo, que estos mismos días ha cuantificado y confesado los crímenes de sus fundadores y el encubrimiento de un papa que estúpidamente se apresuraron a hacer santo. Invito a oír o leer el impresionante testimonio de una víctima, un anciano cura mexicano que vive en Madrid. Cuando me dediqué, a principios de este siglo, a investigar y desvelar el escándalo entonces bien oculto -ver ATRIO 2001– conecté con uno de los primeros denunciantes, José Barba, quien me dio las señas de Félix Alarcón en Madrid. Pero él mantuvo su silencio y su encierro. Hoy ha podido hablar con Jesús Bastante, ante todos nosotros, en Religión Digital. Oír su testimonio hiela los huesos. Pero antes era un atentado contra la Iglesia Santa y me auguraban un mal futuro para este ATRIO naciente si seguía desvelando la realidad tapada. Hoy es un signo de que hasta en la católica las cosas cambian de verdad.
Pero hay quien espera más signos explícitos de Navidad cristiana. Todos me siguen gustando. Mi viejo amigo Saturnino Rodríguez (a quien saludo especialmente) ha analizado, en una especie de folleto o power point, muchos de los antiguos y actuales signos de Navidad. Podéis verlos en esta página: Curiosidades del ciclo de Navidad.
Y para acabar esta entrada y felicitaros a todos los visitantes la Navidad, esta única imagen, que seguramente ya conoceréis porque me dicen que se ha hecho viral este año:
Hola Antonio Duato!
En algún Comentario tuyo, de hace muy poquito y que no encuentro,
me parece que pedías a los Cumpas atrieros si se les ocurría
alguna temática o asunto como para los años ’20.
No me puse a pensar nada, pero ¡de golpe! hace unos días,
se me presentó una pregunta siempre latente en ATRIO:
la de poca (por no decir nula) participación de Artículos o Comentarios
por parte de las GENERACIONES JÓVENES.
Estoy seguro que no es nada nuevo en la víscera cordial tuya
y del conjunto atriero.
Abrazo y ¡Vamos todavía!
…………………………………
Notas inducidoras:
1- No me preocupa que no haya jóvenes en Atrio.
2- Nuestras Generaciones adulto-mayores pueden mantenerse abiertas, auto-sustentables, sin dependencias de las jóvenes.
3- la libertad que el item anterior le otorga la hace más auténtica en el intento igualitario.
4- Los Medios de Comunicación (Atrio es uno de ellos) tienen todo el derecho de realizar su tarea como grupo acotado.
5- etc.
Gracias, Oscar,
yo siempre he defendido que el perfil de edades de las partes intervinientes en Atrio son un valor en si misma, y nada despreciable.
No es que estemos en la necesidad de una tribuna propia y ad hoc, sino que arrastramos un pozo de vivencias y experiencias varias que difícilmente se pueden encontrar reunidas en otros lugares de la Red. Somos una especie de consciencia viva y persistente en un mundo regido por “el instante”.
“Todo cuanto existe es por naturaleza vida del ser superior, del mismo modo que hielo por naturaleza es agua” Canto en alabanza del zazen Hakuin Zenji
Conocernos íntegramente, es llegar al fondo del inconciente donde está la raíz del sufrimiento de la humanidad; integrado esto al conciente, uno descubre que ha cavado abriendo un agujero que comunica al inconciente colectivo, a Dios; y ya uno descubre la totalidad en uno, o se le hace más claro la divinidad en uno; en palabras de Jung, dialogar con el inconciente…
“Cada relación con el arquetipo, ya sea vivida o
meramente afirmada, es ‘conmovedora’, actúa; porque desata en nosotros una voz más fuerte que la nuestra. Quien habla con imágenes
primigenias, habla como si lo hiciese con mil voces, conmueve, domina, y
al mismo tiempo eleva aquello que designa de lo único y perecedero a la
esfera del ser perenne, eleva el destino personal a destino de la
humanidad, y a través de ello libera también en nosotros todas esas
fuerzas adyuvantes que han permitido siempre a la humanidad salvarse
de todo peligro y sobrevivir a la más larga noche.”
En el inconciente están las raíces de sufrimiento de toda la humanidad pero también toda la sabiduría para integrarnos e integrar la humanidad, haciendo conciente y auto-dominando todo lo que allí existe. Si sale a la luz una oscuridad de la humanidad, enhorabuena, todos la integramos haciendo el propio análisis de conciencia. Cuando sale a la luz una pulsión nuestra y la trabajamos, somos más transparentes, más puros, nos conocemos más a si mismos y el resto nos conoce mejor, aunque se extrañen de este nueva conducta que nos espanta; el desafío es terminar de integrar lo oscuro de nuestro inconciente y de la humanidad, sin destruir-nos completamente en el camino. Para cada oscuridad que aparece, hay que dialogar con el inconciente hasta que aparezca el recurso, la luz para compensarlo, elaborarlo.
El Misterio de Dios (Mamerto Menapace)
Dios lo abandonó para probarlo
y descubrir todo lo que tenía
en su corazón(2 Cron 32, 31).
Frente al misterio del pecado, muchas veces sube en nosotros esa pregunta: ¿por
qué Dios lo abandonó?
Y si la experiencia de pecado se ha dado en nosotros, entonces se hace mucho
más quemante la pregunta: Señor, ¿por qué me abandonaste ? ¿por qué dejás que
mi corazón se extravíe lejos de vos? como dice Isaías hablando de su pueblo en
el capítulo 63, 17.
Pienso que nuestro corazón es mucho más ancho de lo que nosotros pensamos.
Nosotros hemos alambrado un retazo de nuestro corazón y pretendemos allí vivir
nuestra fidelidad a Dios. Nos hemos decidido a cultivar sólo un trozo de
nuestra tierra fértil. Y hemos dejado sin recorrer lo cañadones de nuestra
entera realidad humana, el campo bruto que sólo es pastizal de guarida para
nuestros bichos silvestres. Hemos trabajado con cariño y con imaginación ese
trozo alambrado. Tal vez hemos logrado un jardín con flores y todo; y para
ellos hemos rodeado con un tejido que lo hacía inaccesible a toda nuestra fauna
silvestre. Y nos ha dolido la sorpresa de ver una mañana que alguno de los
bichos (nuestros pero no reconocidos) ha invadido nuestro jardín y ha hecho
destrozos. Y la dolorosa experiencia de la presencia de ese bicho nuestro,
introducido en nuestra geografía cultivada, llegó incluso a desanimarnos y a
quitarnos las ganas de continuar. Es la experiencia del corazón sorprendido y
dolorido.
Y no pensamos que a lo mejor a Dios también le dolía el corazón, viendo que
tanta tierra que él nos había regalado para vivir en ella un encuentro con él,
había quedado sin cultivar. Que nosotros le habíamos cerrado el acceso a gran
parte de nuestra tierra fértil.
A veces, por ahí, uno de esos salmos (gritador y polvoriento) sacude alguno de
los pajones de nuestro inconsciente, y se despiertan allí sentimientos que
buscan llegar a oración. Pero nosotros enseguida los espantamos. No queremos
que en nuestro diálogo con Dios se mezcle el canto agreste nuestra fauna
lagunera. Quisiéramos mantener a Dios en la ignorancia de todo aquello que está
en nosotros pero que nosotros no aceptamos.
Y es entonces cuando Dios nos obliga a reconocer nuestro corazón. Dios nos
abandona para probarnos y descubrirnos todo lo que hay en nuestro corazón. Para
que urgido por la dura experiencia de nuestro pecado hagamos llegar hasta sus
oídos ese grito pleno de nuestro corazón. Y en esa dolorosa experiencia empieza
a morir nuestra dificultad psicológica de rezar ciertos salmos. Nosotros no los
aceptábamos porque nos sentíamos plenamente inmunes, puros, totalmente
cristianos. Nos parecía que esos salmos eran “precristianos”. Gritos
de una geografía dejada atrás. Pero nuestro pecado nos llama a la dolorosa
realidad de tener que comprobar que la mayor parte de nuestro corazón debe aún
ser evangelizado. Que hasta ahí aún no ha llegado la buena noticia de que
Cristo se hizo hombre, que murió asumiendo nuestro pecado y que con ellos
descendió a los infiernos, para vencer en su propia guarida la raíz venenosa
del pecado y de su compañera la muerte.
Dios podría impedir la quemazón de nuestros pajonales. Y sin embargo prefiere
sembrar más allá de las cenizas, en la tierra fértil que hay debajo. Dios no
impide nuestra muerte; en el surco de nuestra muerte siembra la resurrección
para el más allá.
Porque Dios se ha comprometido con todo nuestro corazón. Porque nuestro corazón
se salva en plenitud, o no se salva nada.
Pero Dios es poderoso. Y lo salvará.
Gracias Vero!
Muy místico lo de Mamerto.
Tal vez demasiado.
Dice cosas que suenan “lindas”, pero “horribles”:
-“Dios nos abandona para probarnos y descubrirnos todo lo que hay en nuestro corazón”
Teologo-Frases así, no veo que ahora vayan colando más.
Vos entenderás si te digpo que :
Les estamos dejando una muy “pesada herencia” a las generaciones vinientes.
Estimado Oscar, cuando uno publica no es que acuerde el 100% con un autor, uno no hace copy paste, tiene pensamiento crítico, y alguito no va con lo que uno discierne, pero es la generalidad de la idea lo que uno quiere enfatizar, saludito! Verónica
Magnífica aportación, Verónica. Solo quiero añadir mi opinión personal, de que es igualmente válido, no solo para el teísta, (creedor de que Dios actúa directamente en nosotros), como para el deísta, (que no actúa), o para el escéptico y ateo.
Identificar el inconsciente colectivo directamente con “Dios”, o con la voz de Dios, sería identificar el programa con el programador.
El inconsciente colectivo, (el conjunto de programas comportamentales propio de la naturaleza humana, también denominado “alma” humana), puede muy bien ser producto simplemente, de la evolución emergente. Pues todos los seres vivos, tienen su propio inconsciente colectivo, su “alma”, = conjunto de comportamientos innatos que les caracteriza como de su especie.
Lo cual no excluye de esta ecuación a Dios, porque cabe perfectamente que Dios construyera el Universo, en el instante cero, “fabricando” un sistema evolutivo y desplegable, algo del tipo de esas tiendas de campaña, “Igloo”, que lanzas el paquete al aire, y caen al suelo ya desplegadas. Lo único que el Universo, (y todos sus componentes), hemos tardado 13.700 millones de años en caer al suelo, (y todavía estamos en el aire).
Estimado Isidoro, creo que vamos evolucionando, así como todos desplegamos agresividad en la etapa del control de esfínteres, hasta aprender a auto-dominarnos, la humanidad toda, con su infinita complejidad, pasa por etapas de evolución y es mi creencia que vamos de la mano de Dios, no es certeza porque todavía no me he iluminado; dicen que Buda quedó por la mitad de la iluminación; la iluminación es sin fondo, y hay mucho que purificar del sufrimiento acumulado de la humanidad; y en esa auto-conciencia y transformación de lo bueno y lo malo, por decirlo con términos egoicos, de a poco vamos intuyendo a Dios, los que somos creyentes: todo cuanto existe es por naturaleza vida del ser superior; saludito!
Mi manera de mirar y experimentar, esa gran fuerza interior que todo ser nacido posee:
¡Nunca nos ha abandonado, nunca se cansa, no es rencoroso, cuando las personas nos vendemos al mejor postor; es como el abono fértil que alimenta la tierra, para que su fruto sea mejor, más completo.
El grito está en las personas; uno, porque así se nos ha educado en las religiones:
“Pedid, pedid y se os dará; o porque nos hemos decidido por otros caminos, o nos hemos aliado con los poderes de este mundo, sin pensar en el mal que eso conlleva para el resto de la humanidad.
Dos.-Todo cuanto necesitamos, está en nuestro interior; hacerlo posible, es trabajar la tierra nuestra, y esta dará el fruto de nuestro deseo de conocer y actuar y optar; todo lo demás se nos dará por añadidura.
En nuestro caso: Escuchar, asumir, y trabajar para conocerlo cada día mejor y hacerlo:
¡¡¡VIDA!!!
El hermoso Proyecto de Jesús el Galileo
A mí siempre me han dado mucha envidia los animales, pues cada uno, (como apuntaba Jesús, con su referencia a los lirios del campo), son lo que son, sin aparente esfuerzo alguno.
Y sin embargo a nosotros ¡cuánto nos cuesta ser humanos de verdad!.
Pero esa diferencia es un problema de desarrollo y de la complejidad de nuestra naturaleza. Hay animales, como las gallinas, que nada más salir el pollito del cascarón, ya se alimentan por si solos y corren detrás de sus madres.
Otros, recién nacidos, por varias razones, son mucho más dependientes de sus madres y durante un tiempo más o menos largo desde su nacimiento.
El caso extremo somos los humanos, que al disponer de un cerebro muy ancho y grande, por el motivo de la estrechez de la cadera y la vagina femenina, debemos salir a los nueve meses, y proseguir el crecimiento fisiológico durante muchos años, (20 al menos).
Durante la infancia y adolescencia, se instalan en el cerebro neurológico, todos los programas comportamentales genéticos, de los que dispone nuestra naturaleza.
Pero los programas superiores de ese inconsciente colectivo humano, (los programas específicamente humanos), son tan complejos, que se implementan en nuestros sistemas neuronales, en forma esquemática, y necesitan para completarse e implementarse el añadido del aprendizaje.
Por ejemplo en el lenguaje, todos disponemos un programa de prelenguaje universal, (el mentales), pero necesitamos el aprendizaje de un idioma humano, para que se haga efectivo. Y eso está programado, que se haga durante un periodo temprano de la vida.
Pues el mismo proceso se da, con otros preprogramas comportamentales superiores, que podríamos llamar “programas de sabiduría”. Para que se desarrollen y se implementen en nuestra vida, necesitamos un conocimiento grande de la realidad, mediante el aprendizaje.
Y por otra parte, dado que lo que necesitamos aprender, es tanto, se necesita mucho tiempo para lograr ese despliegue e implementación, que llamamos “maduración”, o “autorrealización”, o “perfección”, (“Sed perfectos como…”).
Por eso es una tarea de toda una vida, y más aun teniendo en cuenta, que en el curso de la evolución de la cultura humana, se va depurando de errores muy poco a poco, y por eso en nuestra infancia y adolescencia, aprendemos mucha “basura”, de la que hay que desprenderse.
Podríamos decir que el ser humano, es el único animal, que podríamos decir que tiene un embarazo que dura toda la vida, en muchas etapas diferentes: embarazo-feto, niñez temprana, niñez, adolescencia, juventud, primera madurez, 2ª madurez, vejez y ancianidad).
Se tarda toda una vida para que surja el humano, y desgraciadamente debido a muchas circunstancias desgraciadas, ese desarrollo se aborta n alguna etapa, y no llega nunca a término.
Esta naturaleza tan prometedora, aunque tan compleja de desarrollarse, es la fuente de las virtudes naturales del humano, virtudes que no son otra cosa que comportamientos virtuosos que debemos realizar por instinto, simplemente siguiendo nuestra naturaleza humana.
Y no solamente las virtudes humanas: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Sino igualmente las virtudes mal llamadas, (para mí), teologales: fe, esperanza y caridad), que son las consecuencias naturales de nuestro desarrollo humano.
La fe será simplemente el conocimiento adquirido. La esperanza, será el resultado del optimismo naura, sobre el futuro de la especie humana, con una naturaleza tan espléndida como de la que hemos sido dotados.
Y la caridad, amor, o simpatía universal, es igualmente fruto del conocimiento: conocer, es comprender, y comprender es atender y perdonar los pequeños o mayores rocecillos que nos causamos los humanos entre nosotros: “Perdónales, porque no saben por qué lo hacen”.
Por eso no hay que creer en la esperanza, ni en la caridad, ni querer creer. Solo hay que saber lo necesario, y seguir nuestra maravillosa naturaleza humana.
Buena reflexión, Isidoro. Nos toca estar aprendiendo a vivir hasta el último suspiro.
Siiii…
Gracias Isidoro.
DESDE EL MISTERIO DEL RUEGO
(Marta Ruffini)
En este tiempo
he ido
has subido
hemos peregrinado
entre el murmullo de mil voces húmedas
fundidas
con un puerto sin sendas
por testigo
multitud del gesto tras el manto
buscando una certeza
entre el misterio de los ruegos
y de las procesiones y procesos
Allí estaban acechando en el grito
el hambre sin respuesta
los playones callados
el vacío
el llanto viejo del acero ajeno
tras un brote de fe rescatando
el perdido horizonte
En cada rostro una plegaria
con el dolor desnudo
llegando desde lejos a la imagen
y unas manos
armando el poema intenso
el poema de todos
En la rosa tantas veces mirada
se ha encendido una luz
que transforma el sentido de la noche.
(Elizabeth Azcona Cramwell)
DE LA VIGILIA
(Marta Ruffini)
Bulliciosa
camina la vigilia en la cornisa,
cruzando las mañanas
con un fervor iluminado.
Un rojo frenesí
descorre un gastado tiempo de inquietudes,
y anda un sol impiadoso
de lerdo mediodía
iluso
buscando una porción de aire risueño.
También yo me sumo a los buenos deseos para todos en estas Fiestas, incluido el año nuevo 2020. Ojalá que la Navidad y el nuevo año nos sirva para renacer y madurar con más autenticidad, no sólo como personas, sino también como sociedad… La falta que nos hace se comprueba cada día hasta el hartazgo. Somos más homínidos y más primitivos y salvajes y más torpes de lo que pensamos… Basta mirar la historia de antes y de hoy. En muchos aspectos importantes estamos todavía por renacer como seres humanos, renacimiento que nos lleve a más madurez personal y social… Nos consumimos en peleítas y egoísmos torpes, demasiado torpes…, cuando no en salvajadas. Y lo peor: parece que no nos damos cuenta de ello… y así seguimos sin “enmendalla”… No sigo por este camino en estas fechas. Quiero ver la vida con más optimismo y confianza… CREO EN LA ESPERANZA! Y en mucha buena gente que hay y hace el bien…
Otra cosa es la alusión que haces, Antonio, a esos silencios y canonizaciones… Estoy contigo. A veces uno tiene la sensación -y quizá algo más que sensación- de que con algunas canonizaciones “el poder eclesiástico”, no evangélico, ha utilizado lo sagrado para proponer como modelos a personas que, aún siendo buenas, no alcanzan el rango de modelos… En esto recuerdo algún comentario del card. Martini… Parece que algunos poderes utilizan a Dios para defender “su causa”… y a los de su “partido”. ¿Esto no equivale a utilizar el nombre de Dios, e implícitamente hacerle decir: Dios está con nosotros y con nuestra posición conservadora? Llegará un tiempo en que, al conocer bien las cosas y causas, la verdad nos haga libres y maduraremos…
De nuevo, feliz Navidad -que sea renacimiento- a toda la buena gente atriera.
Entrar en nuestro interior:
¡Es la fuente donde sanar y enmendar nuestras deficiencias, o temores, o nuestros errores!
Porque la fuente del “Misterio” está grabado en nuestra entraña; solo hay que descubrirla, para llegar a lo que hermosamente nos dice Isidoro.
Todo se nos ha dado, no hay que estar constantemente mendigando…es necesario que buceemos ahí donde todo está dado de antemano, y hacerlo realidad, para llegar a ser cada día:
¡Verdaderamente humanos y en camino de plenitud!
Un abrazo entrañable para toda la familia “atriera” y por supuesto..:
¡Siempre agradecido, por tanto bueno como se nos ofrece cada día!
¡Gracias Antonio por tu buen hacer y tu entrega!
Aprovecho yo también para felicitar estas fiestas a todos los lectores de Atrio. Y al tiempo quiero aprovechar para un pequeño comentario que me ha suscitado la felicitación de Antonio.
Dice: “Hay una fuerza y un rescoldo de vida muy dentro de nosotros y de la humanidad que estamos seguros que la vida, la paz, la justicia y el amor volverán a revitalizar nuestros huesos (Ezequiel) y a hacer florecer el desierto (Isaías)”.
Lo primero es señalar mi opinión de que la vida, la paz y la justicia, no volverán a revitalizarnos, porque en el pasado nunca hemos estado mejor que hoy en día. Históricamente vamos hacia mejor, y nunca ha habido un humano edénico: es un mito.
Lo segundo es que dice Antonio: “hay una fuerza y un rescoldo de vida muy dentro de nosotros y de la humanidad”. Esa fuerza es simplemente nuestra naturaleza humana intrínseca. ¿S0mos ahora mejores que antes?. Yo creo que no, sino que ahora sabemos muchas mas cosas y las sabemos mucho mejor, eliminando en el camino de la historia muchos conceptos erróneos.
Ese “pequeño detalle”, es el que hace la enorme diferencia. Incluso con el nuevo conocimiento, podremos poco a poco mejorar y hasta eliminar nuestros desequilibrios psicológicos, que son una de las fuentes mayores del sufrimiento propio y ajeno.
La maduración personal psicológica y cognitiva, nos llevará a la autosuficiencia humana, y a cada vez necesitar menos al “concepto de Dios”.
Y ese será el gran éxito de las religiones: conducir al hombre a no necesitar ya a Dios. Y Dios seguro que se sentirá orgulloso de su obra.
Igual que para un padre su mayor orgullo y satisfacción es haber criado a un hijo que ya es autosuficiente y ya no necesita de él, para el hipotético Dios, el mayor orgullo sería el ver a un humano autosuficiente y que vive su vida, independiente de Él.
Queda aún mucho camino, pero estamos en el buen camino, y nuestros tataranietos entrarán en Palestina.
Un saludo cordial a todos.
Hasta la iconografía tradicional ha cambiado humanizando la relación de María, José y Jesús en esta imagen que se ha viralizado porque la gente esperaba precisamente algo más próximo a la realidad. Es preciosa.
Gracias, Antonio, por tu felicitación y por este espacio que nos permite ir empujando hacia un mundo mejor. Aunque los medios de información nos pongan al día de tantas calamidades e injusticias, también comprobamos que hay muchísimo compromiso civil y religioso luchando por causas justas. Así que con esperanza y ánimo, seguiremos haciendo camino.
Un abrazo y feliz noche familiar, que es una de las cosas más bonitas de estos días.
]Vamos todavía!
Mis felicitaciones navideñas par a todas aquellas personas que desde el 2001 han pasado y han entrado en este lugar de la Red.
Celebramos que nos ha nacido ese Sol de Justicia. Hoy más que nunca elevo mis manos hacia arriba, pues la ayuda nos llegará de lo alto.