Hay una postura retro que admira el pasado afectivo porque lo mira afectivamente; y hay una postura progre que admira el futuro afectivo porque lo mira afectivamente. En realidad el retro se vuelve al pasado afectado por la nostalgia y la melancolía; por su parte, el progre se revuelve al futuro afectado por la utopía. Así que el pasado del retro es el mito del paraíso terrenal, mientras que el futuro del progre es el propio paraíso terrenal pero proyectado al futuro y no al pasado. De esta forma, retros y progres se encuentran en una misma ideación idealista sobre el pasado y el futuro, en un presente que está entrecruzado por ambos.
Podemos hablar entonces de retro-progresión, como escribió Salvador Pániker, o bien de progre-regresión, como añadí yo mismo. La retroprogresión quiere abrir el futuro desde el pasado, mientras que la progreregresión quiere abrir el pasado al futuro. Se trata de un matiz diferenciante, aunque finalmente ambas actitudes o modelos se entrecruzan en un presente mediador y mediado por el pasado y por el futuro. Yo vería en un Picasso el tipo progre-regresivo, ya que recurre al pasado pictórico africano para abrir el futuro europeo y universal. Sin embargo, Dalí representaría mejor al retro-progresivo, ya que entiende el futuro simbólico o surreal desde el pasado figurativo y real o realista.
La auténtica encarnación del progre-regresivo y del retro-progresivo serían obviamente don Quijote y Sancho respectivamente. Don Quijote accede a los viejos libros medievales de caballería para abrirlos al futuro criticando el presente alienado; complementariamente Sancho se alista con el caballero para superar un pesado pasado rural por un futuro global. El progreregresivo Quijote se encuentra a gusto fuera de su casa vacía como caballero andante, mientras que el escudero se encuentra a gusto en casa, incluso hace de su ínsula barataria su casa. En fin, el progreregresivo Quijote es un soltero o absuelto, libre, solo condicionado por sus libros libres; mas Sancho Panza está casado y apegado a un pasado de necesidades.
También veo yo en G.Lorca el típico progreregresivo que recupera el pasado popular en aras del futuro, mientras que Machado parece más bien el retroprogresivo que recupera un pasado trasfigurándolo críticamente. Por su parte Unamuno nos aparece más bien como una amalgama retro-progre: nadie tan retro o castizo y nadie tan crítico y abierto. El presentismo que remedia pasado y futuro es propio de una filosofía que encuentra en Ortega su ejemplo contundente, en cuanto encrucijada entre pasado histórico y futuro proyectado. Este presentismo es lo común entre retroprogres y progreretros, y no deberían olvidarlo. El humanismo tradicional del pueblo en nuestros lares representa bien la intersección de lo retro y lo progre, del pasado humanista y su apertura actual, del trasfondo o poso del tiempo y de su paso por el fondo del espacio.
Lo retro asume pues el pasado y lo progre asume el futuro en un presente medial y transeúnte. El primero es más realista o sanchopancesco, el segundo es más idealista o quijotesco, pero ambos se unen en su autor Cervantes. El Quijote asume a Sancho para elevarlo y para enraizarse; y Sancho asume al Quijote para elevarse y para enraizarlo. Su mutua mediación, diálogo y amistad es el remedio de sus males unilaterales o unidimensionales, lo que resulta un gran legado de cordura y sabiduría, precisamente para un presente que oscila entre nosotros entre su cierto pasado y su futuro incierto.
A mí me gusta don quijote, me encanta. Muchísimo más Machado que Lorca. Y Unamuno, como novelista no será muy bueno y como poeta tampoco, pero menuda cabeza tuvo el señor. Espectacular.
No sé qué soy. Y además de verdad.