Como filósofo tu prosa es imprecisa
como aforista tu lenguaje indeciso
como vate tus versos son reversos
(como para leídos en el water).
Qué quieres que te diga: así es tu vida
tambaleándose entre los opuestos
discurriendo a solas entre contrarios
(incapaz de mediar su desatino).
No mereces ni una lápida en tumba
ni siquiera un entierro callejero
por eso das tus huesos a la ciencia
(justificando tu vieja conciencia).
Así al menos tu cuerpo valdrá algo
mientras tu alma se repliegue sola
y tu espíritu vague por los cielos
(como un duende entre ángeles y démones).
Tu lengua ha sido siempre resquebrada
como tu discurso resquebrajado
por la oratoria como moratoria
(de quien busca decir lo que no puede).
Por lo demás tu estilo es retorcido
refleja tu existencia desgarbada
desgarrada tragicómicamente
(y degradada traumáticamente).
No has sabido decir lo indecible
que es la única meta filosófica
solo has dicho lo dicho y lo decible
(concibiendo solo lo concebible).
Lo íntimo ha quedado intimidado
por un alud de citas y concitas
y un ataúd de estériles palabros
(eres un palabrero almidonado).
Te disculpo porque yo te conozco
me disculpo porque tú me conoces
me resigno porque soy un desastre
(y mi existencia un cajón de sastre).
El desastre de no saber bastante
la convicción resuelta de saberlo
el embrollo de no saber decirlo
(mas la gloria de poder entreverlo).
¿Decirlo como requiere el necio
escribir como requiere la academia
y vivir como requiere el vulgo?
(mas no valgo para el vulgar vulgo)
Tampoco aprecio ser un académico
tan solo intento ser yo mismo en todo
tan solo intento ser todo en mi mismo
(tan solo intento asumir la nada).
Ser como soy en mi camino abierto
ser como soy un alma ensimismada
ser como soy espíritu alado
(solo vendo mi cuerpo malhadado).
Si este poema es autobiográfico, me meto en tu piel y en tus sentimientos para empatizar lo más posible con tus emociones, que, al fin y al cabo, es lo que conforma nuestro ser íntimo.
Yo no sé lo que pensaré o sentiré si me encuentro en los momentos en los que atisbe el final de mi vida, aunque muchas veces provoco ese momento mentalmente, y después me digo, eso no es real y, además es imaginario, porque puede ocurrir una muerte súbita.
Yo le tengo mucho miedo al sufrimiento físico, algo a la soledad (aunque creo que nunca me sentiré sola), temo a la incapacidad para hacer una vida no dependiente, me da pena que mis hijas, mis niet@s y mi bizniet@ que está en camino, mis herma@s, sufran la misma pena que yo he sufrido con la muerte de mis seres queridos, pero, en este momento no le temo a la muerte.
Creo que he vivido la vida que me ha tocado, he procurado sacar fuerza de flaqueza, he aprendido las lecciones que la vida me ha dado en clave de superación personal, creo que he vivido más para l@s demás que para mí misma, mis errores los acepto como parte de mi naturaleza y, como quedan en el pasado, ahí los dejo.
En este momento tengo el presente y procuro echarle, como nos recuerda Antonio en el editorial, realismo, consciencia, espiritualidad y amor.
Me gusta el poema.En la vida es buena la autocrítica,se cometen tantos errores.Por lo demás es lo único que nos hace avanzar.Aquí hay demasiada gente convencida de tantas cosas…La gente parece que lo sabe todo y eso cansa bastante…Lo mejor:reírse de uno mismo,con moderación,según el ánimo y sin dañarse la autoestima…
Creativas y generosas
Estas rimas
Galopadas en verso
Disimulando la prosa.
Si las resumiera en la frase
-Limpia de toda ironía-
“A humilde no me gana nadie”
Eso, eso te diría.
No es un camino fácil el que está viviendo… pasará… Y cuando salga de el, volverá su mirada a ser ¡Otra mirada libre del dolor y la impotencia!
Llegará un nuevo amanecer.
Un abrazo entrañable.