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Cabalgando aforismos

Consciente era Andrés cuando envió su artículo sobre El amor y su mística que no iba a ser de fácil digestión. De hecho, en tres días, lleva ya 40 densos comentarios. Y por eso, muy de seguido, envió estos aforismos, para que nos sirvieran, como dice uno de ellos, de bicarbonato para digerir la pesadez de sus artículos… Tal vez sirvan también para relativizar el debate de investidura que nos vamos a tragar esta semana. AD.

—El aforismo es caballo desbocado: el aforista es su jinete.

—El simbolismo de las religiones petrificado dogmáticamente por su clero.

—Buda es el compasivo pasivo: Cristo es el compasivo activo.

—Como dice Machado, no hay corazón sin espina.

—En el peor de los casos, en caso de no creerla, la religión es literatura fantástica: y en caso de creerla sigue siendo literatura fantástica, es decir, eximia (mística).

—Existir consiste en desistir poco a poco: hasta dexistir.

—Tratamos de encontrar alguien que nos quiera: cuando es más importante alguien a quien querer.

—Hay que cambiar el nombre de las cosas, dice N.Parra: pero hay que proseguir con el nombre de las causas.

—No es la música la que trasciende propiamente: es el amor el que trasciende el límite y la frontera.

—En el amor pasamos del cerco fenoménico al cerco hermético, del tipo al arquetipo, de la inmanencia a la trascendencia. (En recuerdo de E.Trias).

—Parecen esperar a que me muera para hablar de mi bien y mal: hasta ahora no me entienden (quizás porque no me entiendo).

—Están esperando que me muera para ver si soy de izquierdas o derechas, con el fin de asumir o no mi minúsculo legado: pues bien, lo siento, soy de derechas e izquierdas, soy de derechas o izquierdas según convenga al país.

—Así que soy de un centro mediador y remediador de los contrarios.

—Por una vida digna: y por una muerte digna.

—Con la edad estoy pasando de mi vieja locuacidad a mi nueva locuelidad.

—Se morirán aquellos que me amaron (J.R.Jiménez): pero yo no moriré a cuantos he amado.

—Llaga de amor que me dará la vida (G.Lorca): y llaga de amor que me dará la muerte.

—El vacío constitutivo del universo: el conglomerado de partículas que va, viene y reviene.

—Nada: la palabra más vacía y más llena, más profana y más sagrada, más anárquica y más implicadora, más secular y más mística, más oriental y más occidental: más nihilista y menos nihilista.

—He llegado a no saber sino casi nada: esa nada impenetrable en la que penetraremos.

—En la aforística tratamos de cazar algún sentido: en la poesía tratamos de cazarnos.

—Hay que creer en algo: yo creo que mi mamá me amaba y yo a ella.

—A ver si me acostumbro a morirme: poco a poco.

—La buena muerte deseada por M.Hernández: sonriendo serenamente triste / entre la voz de las raíces y el soplo de la altura.

—Estoy jodido y radiante, confiesa M.Benedetti.

—Sombra y luna serán mi compañía (Li Basi): sombra y luna serán mi soledad.

—Estoy enfermo pero estoy enamorado: del amor de amistad.

—Los amigos me envían amplios abrazos: yo los estrecho desde mi estrechura.

—Vivo en una residencia: que me sirve de resiliencia o resistencia.

—En la vejez somos reducidos al estado natal y al estadio prehistórico.

—Trato de evadirme de mi encerrona llamando al amigo interior: cuando me responde estoy salvado.

—(Calderón) Qué es la vida, un frenesí: qué es es la vida, una ilusión, una sombra, una ficción: y el mayor bien es pequeño.

—Siempre se me escapa lo principal que quiero decir: pero ello queda remanente para la siguiente escritura.

—Los aforismos como bicarbonato para digerir mis artículos: pesados.

—No me gusta dejar un legado, el legado soy yo, lo demás es delegado: y yo soy un legado que ha sido relegado.

—El instante eterno con el pajarillo que me visita bajo el puente de piedra: le susurro y abre el pico, me río, se asusta y se va.

—Ha quedado Zaragoza en verano casi vacía, una ciudad espaciosa y especiosa: solo quedan algunos autóctonos o inquilinos, los emigrados y yo mismo, junto a la Madona del Ebro.

—La catedral como protección simbólica y real.

—El literalismo de las religiones mata su simbolismo.

—Los símbolos son importantes, pero están al servicio del hombre: como las banderas.

—El peligro de las banderas es formar banderías.

—La indestructible unidad del universo.

—Es diferente considerarte tonto a que te consideren los demás.

—Pobre el hombre del pasado, pobre el hombre del presente y pobre el hombre del futuro: lo siento.

—Érase una vez un lobito bueno; y una bruja hermosa (J.A.Goytisolo).

—Amar es amar la diferencia: lo mismo ya lo tienes.

3 comentarios

  • George R Porta

    Leo: «En la vejez somos reducidos al estado natal y al estadio prehistórico.» 

    Cada cual puede entretener sus expectativas de futuro y derecho a reducer sus ansiedades y por eso este «aforismo» me parece peculiar. Parece sugerir que el envejecimiento sea una especie de marcha regresiva, lo cual implicaría una huída, una forma de regreso al inicio o en esa dirección.

    Todo parece indicar, sin embargo, que envejecer solo se parece a la infancia y al estado natal en las pocas habilidades y en la magnitud de la dependencia o de la necesidad de protección, pero no porque aún no se hayan desarrollado las capacidades, sino porque se han perdido, se han ido consumiendo. Se trata de completar el ciclo si se quiere, no de recomenzarlo.

    Quien sea deísta, pues eso, que se alivie pensando en otra existencia. Por mi parte, agradezco esta andadura y me gustaría que fuera la única y veo a la muerte, me parece, como el logro de ella y con la plenitud o totalidad, que no miedo, que parece sugerir Miguel Hernández en los versos de «El Niño de la Noche»:

    «Vientre: carne central de todo lo existente. Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura. Noche final en cuya profundidad se siente la voz de las raíces y el soplo de la altura.» 

  • George R Porta

    Este en particular: «El simbolismo de las religiones petrificado dogmáticamente por su clero» es muy discutibles porque son los símbolos lo que sobreviven y si no lo hacen es porque nunca fueron realmente potenciales mitos. Los rituals, lo simbólico tiene el poder del que carece lo diabólico que se reinventa o perece.

    Los símbolos se adaptan al enriquecerse el lenguaje que se va agotando en explicarlos. Con toda certeza, el mito genesíaco de Adán, Eva y la infeliz serpiente no lo leen hoy igual todos los descendientes de las religiones llamadas del Libro que lo consideran, pero se sigue hablando de él. De ahí que el clero, como el lenguaje que trata de disectar los mitos explicando los símbolos en los que llegan expresados desde el pasado, se petrifica, quizás un poco como símbolos de la pobre mujer de Lot que se atrevió a volver la Cabeza al pasado.

    Se petrifica quien se deja poseer por el mito y trata de atraparlos. Los indios nativos de los EE. UU. manufacturan unos «atrapa sueños» que los turistas admiran y compran porque pueden ser realmente muy bellos como arte artesana. En cambio, sus mitos solo ciertos miembros de las comunidades o tribus los saben completos y los pueden repetir, siempre sin interpretarlas. Más bien, entusiasman a los niños a interpretarlas sin aprenderlos literalmente. Al hacerlo liberan el poder mitológico, ellos piensan y yo con ellos, y sin embargo el mito mismo se queda intacto en la memoria común.

    No hay colecciones de estos mitos que hayan sido impresas. Cuando un anciano Contador de mitos muere solo pueden recordar sus mitos, en la versión que se los oyeron, quienes se los hayan oído pero saberlos solo aquellos a quienes antes de morir los transmitió con el juramente del secreto.

  • ana rodrigo

    Es que, como cada aforismo es un concentrado de contenido, unas veces cargado de sabiduría y otras bastante discutible, pues serían como titulares de nuevos artículos que darían mucho de sí. Así que yo me abstengo de hacer comentario a ninguno de ellos.