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Demasiados cuentos y secretos en la Iglesia

Ya dijimos que Antonio Aradillas volvería por aquí. Con su experiencia de años y su estilo joven. Eres siempre bienvenido, Antonio. AD.

  • “Los cuentos-cuentos ni son ni hacen Iglesia. A esta la hacen los evangelios, con sus parábolas”
  • “El progreso relativo a la cultura eclesiástica apenas si sobrepasa los límites de la niñez, ni en su contenido ni en la expresión e interpretación de los signos”
  • “El secreto campea en la Iglesia, patroneando también doctrinas y comportamientos jerárquicos, con tranquilidad de conciencia y con la seguridad de que nadie se atreverá a ‘corregirles la plana'”

El cuento no es otra cosa, nada más y nada menos, que “una narración breve, de sucesos ficticios, especialmente la que va dirigida a los niños”-. “Vivir del cuento”, “el cuento de nunca acabar” y “cuento chino” –embuste o invención-, son expresiones que tejen “de luz y de color” la vida diaria, y también la de la Iglesia. El de “Jesusito de mi vida”, “Cuatro esquinitas tiene mi cama”, y “el Demonio a la oreja te está diciendo…”, configuran todavía gran parte de la solidez de la formación- información “religiosa”, que extendió y afincó las catequesis oficiales y familiares que ilustran a los educandos en materias de fe y costumbres. No es exagerado aseverar que, de cualquier ciencia, consciencia o asignatura de la vida se dispone de mayores y más firmes convencimientos, que de cuanto se relaciona de alguna manera con la religión en general, con inclusión de la cristiana y con los evangelios.

El progreso relativo a la cultura eclesiástica apenas si sobrepasa los límites de la niñez, ni en su contenido ni en la expresión e interpretación de los signos, por sacramentales que sean. Lo de la “fe adulta” y otras lindezas “religiosas”, así como “dar testimonio y razón de la fe que se profesa”, apenas si es patrocinado por grupos piadosos, por “selectos” que aparenten ser, con excepción de los que por oficio, por “vocación” o por lo que sea, formen parte integrante de la clerecía.

La nota en “Religión” que podría calificar debidamente a la mayoría de los cristianos, con piedad y misericordia rozaría la del “aprobado”. Los “suspensos” valorarían el grado de insuficiencia de los conocimientos, académicos o no, de muchos cristianos, incluidos no pocos clérigos que, con lo del Vaticano II, perdieron el curso, la carrera y hasta la “vocación”.

Los cuentos-cuentos ni son ni hacen Iglesia. A esta la hacen los evangelios, con sus parábolas que, narradas, vividas y testimoniadas por Jesús, son capítulos de su historia y de su doctrina fácilmente inteligibles para quienes están a la escucha, equipados además con la gracia de Dios. Los cuentos y las fantasías “piadosas” que hoy se nos siguen narrando y de las que se dice que alimentan la fe, se parecen muy poco, o no tienen parangón con lo que nos contó Jesús en sus parábolas…

Pero, además de cuentos y en proporción similar, a la Iglesia le sobran secretos. Entre unas cosas y otras, con nombres o sobrenombres distintos, hasta sacramentalizar a algunos como “sigilos” –“algo que se guarda bajo sello”- el secreto campea en la Iglesia, patroneando también doctrinas y comportamientos jerárquicos, con tranquilidad de conciencia y con la seguridad de que nadie se atreverá a “corregirles la plana” y menos a desobedecer, atormentados sistemáticamente con los “castigos eternos”

Diríase que el –los-secretos son patrimonio substancial de la Iglesia. Ninguna institución hay en el mundo que, al igual que ella, los defienda y acorace con tanta devoción y asentamiento, realismos y crudeza, de tal forma que parece ser esta “doctrina común” y con aspiraciones a dogma. El hecho es que en la Iglesia se sabe poco, muy poco. El silencio en ella es virtud institucional y más en quienes están convencidos de ser y actuar como únicos representantes. Romper, o contribuir a romper, este silencio eclesiástico, es considerado como pecado grave. Muy grave.

Para los partidarios de la transparencia, de las puertas y ventanas abiertas, de los brazos-abrazos, de los oídos sensibles y dispuestos a escuchar las críticas y los reproches, y los de descerrajar los “santuarios” en los que se les dé culto al silencio, dejar pasar años y años hasta que las llaves de los archivos resulten ser inservibles, no es pecado, sino una estimada virtud, adscrita al grupo que impunemente se dice capitaneado por la prudencia y la ortodoxia.

Pero, por poner un ejemplo, ¿qué es – o era- eso del “Tercer Secreto de Fátima”, guardado bajo siete llaves pontificias, nada menos que en el Santo Oficio, y que por fin abrió Juan XXIII el año 1963, a quien el todopoderoso cardenal Ottaviani le entregó el sobre lacrado, con conciencia de haber sido antes expurgado el texto, en el que lo más importante y digno de “sagrada” reserva, era la “revelación” de que llegarían tiempos en los que “se declararían guerras entre cardenales y cardenales, y obispos contra otros obispos”, como si esto no fuera, y siga siendo, noticia espectacular y exclusiva, tambi’en en la Iglesia?,

A la Iglesia, y en mayor proporcion a la formada y reformada a tenor de las revelaciones hechas por la Virgen a los niños, y a Sor Lucía, le sobran secretos y miedos. Y es que Nuestra Santa Madre la Iglesia se asienta y afianza en la claridad, en la esperanza, y no en la obscuridad y en los miedos.

Pero de estos miedos, y del cuento del celibato, reflexionaremos otro dia

22 comentarios

  • GIORDANO BRUNO

    Mira Ana, yo escogí hace ya algunos años, no muchos porque entré en el mundo de los ordenadores por que ¡¡¡no había manera de encontrar cintas para mi máquina de escribir¡¡ Gracias a mis sobrinas pude adquirir, si quiera los rudimentos más precisos para escribir. Ellas me indicaron que debía escoger un pseudónimo, y como yo había leído los libros que encontré de mi admirado Giordano Bruno, me sentí identificado con su lucha y sobre todo su final horrible por lo injusto, abusivo, de la Todopoderosa iglesia.

    Como diría Leopoldo Alas: me nacieron en Valencia de Don Juán pero me crié en, La Aldea, (Zamora), por tanto soy zamorano.Mi abuelo era de Brime de Sog, mi padre de Fuentelapeña, mi abuela de Venialbo, mi mujer de Pajares de la Lampreana.Y uno no es donde nace, sino donde pace. Imitando a mi poeta favorito puedo decir, “Mi aldea, soñaré contigo cuando no te vea”

    Y mi madre, era de las montañas de Riaño. Allí “aterrizó” mi padre y se enamoró de la belleza de mi madre.Tal es así, que cuando mi padre la llevó a La Aldea…Bueno ya los conoces a los aldeanos…..Chachoooo, pero que guapa eres…y pasaban por casa de mi a abuela, para ver la mujer de …..

    Eso es lo que puedo decirte Ana. El pseudónimo es como una barrera para parar los ataques “ad hominen”.Creo que lo atacable son mis ideas, que pueden ser equivocadas, discutibles. Lo acepto. Muchas gracias Ana.

  • GIORDANO BRUNO

    Y mientras nosotros contamos sobre cuentos,hay por ahí un loco de pelo de maiz peinado desde el cogote hacia una frente que está pensando en destruir a la Humanidad, porque le ha dado por destruir  un pais, Persia, que tiene más antigüedad que todos sus ascendientes, cuyas fronteras héteme aquí, son las de Rusia. Y ha contado que l0 minutos antes de dar la orden de bombardearlo, pensó en las víctimas que iban a ser l50¡¡¡¡Y Rusia y China, cruzados de brazos!!!! ¿150?. ¿En que mundo vive?. ¿Por qué no piensa que puede ser EL FIN DE LA HUMANIDAD?.¿O es que solo piensa que los otros se van a morir de miedo?. No le contaremos aquel cuento, ¡¡¡que viene el lobo!!!. Porque el lobo no lo anuncia.

    • ana rodrigo

      Giordano Bruno, cómo me gustaría dirigirme a ti por tu nombre real pues sospecho que el que usas es un pseudónimo en honor del gran Giornado Bruno histórico. Perdona, es un deseo, no te veas obligado, y si tu respuesta es el silencio, también la respetaré. Un abrazo cordial para ti, sea cual sea tu nombre. Me gusta leerte.

  • GIORDANO BRUNO

    En aquel entonces yo coincidí con Juan José en la “caja de cerillas” en clase de Historia del Arte. Él me ofreció comprar el libro de Arnold Hauser “Historia del Arte” porque en la librería a él le hacían un 25% de descuento….¡¡¡Que tiempos aquellos!!!

    Alguien sabía allí que era jesuíta…..y que trabajaba en El pozo del Tio Raimundo, con el P. Llanos. Pero él , ni una palabra sobre eso.

     

     

    • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

      ¡¡¡Que tiempos aquellos Giordano, cuantos buenos recuerdos, como se trabajaba… casi en la clandestinidad… pero había un ¿amor? en todo lo que se emprendía!!!

      ¡Gracias por estos recuerdos!

      Eso tiene la vejez… que se olvida los presentes, y se recuerdan con gran fuerza lo vivido intensamente.
      Un abrazo entrañable.
      mª pilar

  • Román Díaz Ayala

    Recuerdo que en agosto de 1982 (¡Ya van para treinta y ocho años!) el autor, Antonio Aradillas era suspendido a divinis estando Tarancón de Arzobispo de Madrid., por haber publicado en Sábado Gráfico la asistencia a Misa del sacerdote secularizado Juan José Tamayo, que recién se acababa de casar por lo civil y en cuya Misa se reunían personalidades representativas de la Iglesia contestataria de Madrid.

    Aquel “cuento” duró muy poco, porque no había terminado septiembre cuando fue restituido. Pero el incidente llenó las páginas de muchos medios informativos.

    Hablamos de “la Iglesia que se acaba”, pero lo narrado explica que ya hay una Iglesia que se ha quedado  atrás, que se va acabando, aunque cueste comprenderlo. (La clave para su entendimiento es lo de Institución, porque hay una Iglesia – “espiritual”- que siempre permanece, hasta que se cumpla la Parusía)

  • oscar varela

     
    Narrar procede de la raíz *gn, que está en la base de una familia de palabras de la que forman parte co­nocer, ignorante, agnóstico, ignaro.
     
    Narrar es dar a conocer, informar, hacer saber a otros algo que hasta ese momento no conocían. Pero no se trata de información sobre acciden­tes callejeros, noticias policiales o debates políticos.
     
    Lo que nos hacen conocer los cuentos, que están libres del lastre instrumental de la información me­diática que padecemos a diario, es el entramado de los misteriosos caminos de la vida, de la imaginación y la fatalidad. Por eso son tanto más importantes que los noticieros, porque en vez de atemorizarnos o an­gustiarnos, depositan una sabiduría inquebrantable en nuestro corazón.
    ………………………..
     
    Más inesperado es el origen de contar. Curiosa­mente, viene del latín computare, que se forma con el prefijo cum, “con”, más el verbo putare, que significa “podar”, y luego pasará a significar “pensar”. Padre putativo es alguien de quien se piensa que puede ser padre de una determinada persona, sin que se sepa con certeza si la asignación es verdadera. Im-putar es “pensar que alguien es culpable de algo”; re-putación es “pensa­miento colectivo positivo acerca de alguien”. Com­putar, de donde procede contar, es “sumar totalizan­do un cálculo”.
     
    El verbo computare, origen de contar, adquiere un significado matemático antes de desarrollar la acep­ción de actividad narrativa; es decir, primero vienen la cuentas y luego los cuentos. Esta es una notable propensión de las lenguas europeas, en donde nú­meros y nombres tienen claramente, en el horizonte léxico, un origen común. En anglosajón talu signi­fica a la vez “habla” y “número”; el verbo inglés tell, de donde deriva tale, “cuento”, trae como primera acepción la de contar y calcular. De manera similar, en alemán, zählen es “hacer una cuenta”, y erzählen es “narrar, relatar”.
    ……………………………
     
    Los cuentos encierran una matriz emocional. Por eso son tan importantes afectivamente.
    Hay una semilla poderosa que va germinando a partir de nuestra escucha de esas historias, muchas veces cercanas a las horas del sue­ño, con el que inevitablemente se van entremezclan­do. Y el terror, la belleza, el enigma de los primeros cuentos guiará, como una brújula remota, pero infa­lible, nuestro temor, deslumbramiento e intriga ante las historias que presenciaremos o protagonizaremos cuando grandes.
     
    Esto ocurre porque los cuentos sientan y asientan para siempre esa conciencia de lo posible en el límite de lo imposible, que va a resultar crucial en nuestra existencia: instalan una libertad, un horizonte siempre flexible de dominios, donde lo real y lo imaginario se trenzan inextricablemente.
    ……………………………
     
    Hay cuentos catárticos y otros proféticos; hay identificaciones felices y otras desventuradas. Los cuentos tradicionales pueden ser sumamente peli­grosos. Quien se creyó Blanca Nieves se verá em­pujado a servir a enanitos fatigados e infatigables, a proyectar madrastras malvadas e inventar príncipes imposibles por doquier. (La fascinación de Hitler por la Blanca Nieves de Walt Disney, que parece ha­ber imitado en sus pinturas, da mucho que pensar). Quien se sintió Caperucita Roja acaso evite luego la belleza de los bosques y dibuje lobos en los rostros de acompañantes benévolos, a los que no sabrá reco­nocer en su paranoia. Quien se asumió como Bella Durmiente odia tal vez a las ancianas bordadoras que saben levantar maravillosos tapices, y esperará pasi­va la llegada de un príncipe de tapicería con quien prolongar un ocio inerte por los siglos de los siglos. La superpoblación de madrastras malvadas creará un cierto descuido y negligencia ante la potencial pre­sencia de padrastros depredadores, mucho más nu­merosos en la realidad que sus cofrades femeninas.
    …………………………..
     
    Un cuento aparentemente tan candoroso como La Cenicienta -que su lúgubre título debería ponernos en alerta: ¿cabría pensar en otro cuento cuyo título fuera El Ceniciento?- encierra una siniestra alusión a sus orígenes. Como se recuerda, la imagen-eje del cuento es el minúsculo zapatito de cristal de Ceni­cienta, la única que acierta a calzarlo ante los impe­rativos del Príncipe y el despecho de sus hermanas. Pero, ¿de dónde viene la historia de La Cenicienta? Todos, en cierto modo, lo sabemos, y todos hemos preferido olvidarlo. Pues viene de China, donde los pies de las mujeres eran ferozmente mutilados para que no pudieran alejarse de su hogar. De allí es don­de procede el maravilloso zapatito cristalino. Aca­so el cuento trató de revertir la imagen y mostrarla como un fetiche de salvación, pero su origen no deja de sobresaltarnos. Tal vez los hermanos Grimm, en su versión del cuento, reflejaran esta procedencia cuando muestran a la madrastra aconsejando a sus hijas que mutilaran sus pies para poder calzar el di­minuto zapatito.
    ……………………
     
    Otras veces le tocaba el turno al Antiguo Testa­mento, con ilustraciones de Gustave Doré, de un lujo lóbrego que combinaba los retorcimientos de Rubens con la severidad de Durero o la majestad del Greco. Los israelitas cruzando el Mar Rojo en­tre paredes de olas inmensas levantándose a su paso nos abrumaban con una fascinación que no se ha disipado con el paso de los años. Moisés bajando del Sinaí envuelto en rayos y relámpagos superaba a todos los Batman y Dráculas del mundo, quizá por­que la antigüedad lo protegía de toda distracción o frivolidad tecnológica o virtual, porque pertenecía a la etapa y a la estepa irrevocable y majestuosa del pasado sellado para siempre. El pasado es más fasci­nante que el futuro porque se parece más al deseo, ya que el futuro es -aparentemente- alcanzable, mien­tras que ni el pasado o el deseo lo son en verdad, y lo que precisamos, ante todo, mucho más que el logro del deseo o la recuperación del pasado, es saber que existe lo inalcanzable, algo que nos supere y nos deje correr desbocados por los llanos de la fantasía y de lo absoluto.
    …………………….
     
    Después vinieron, claro, Viaje al centro de la Tie­rra, de Julio Verne (1864); Emilio Salgari o Edmun­do de Amicis: avatares necesarios y deliciosos de la curiosidad científica o del sentimentalismo y la sen­sualidad adolescente; pero nada iguala en la memo­ria a la fastuosidad del fuego divino sobre Sodoma y Gomorra o la escala de Jacob, ese laberinto de niebla y humo alzándose hasta el cielo, custodiado a ambos lados por ángeles y arcángeles tan sutiles como las mujeres prerrafaelistas.
    …………………………
     
    Quizás el más poderoso encanto que mana de la narración es el público que crea.
     
    El público de las conferencias es un público movido por la curiosidad del tema o por la personalidad del conferenciante, es decir, gente que va a alimentar su intelectualidad o, en el peor de los casos, su esnobismo o su cholulismo: no es un público del todo inocente o gratuito.
     
    El público de los megaconciertos de rock, en las antí­podas del primero, es un público que va a buscar co­munión, delirio, éxtasis, identidad juvenil, aquellas cosas que, como la alegría y el amor verdaderos, fal­tan tan cruelmente en nuestra sociedad. En muchos casos, es un público que carece de afecto, que se re­vuelca a veces en la música como consuelo histérico, colectivo y fugaz. Con sólo prestar atención a algu­nas de las letras que corean los chicos obsesivamente en nuestros estadios, puede medirse y advertirse el sobrecogedor estado de pobreza y desamparo emo­cional en que se encuentran.
     
    El público de los eventos religiosos, en cambio, es en gran medida un público domesticado, privado de palabra propia, sometido a poderes patriarcales que no han sido capaces de renovar los rituales a la medida de los tiempos.
    El público de los conciertos clásicos es quizá el más interesante de todos, por la esquizofrenia que lo caracteriza: una masa de silen­cio solidario y solemne, una misa laica en que, por una parte, se van evaluando críticamente las dotes del director de orquesta o el pianista y, por otra, cada uno da rienda a las ensoñaciones propias —muchas veces inconfesables- que la música, la más subjetiva de las artes, va desencadenando en nosotros.
     
    PERO EL PÚBLICO DE LOS CUENTOS, como bien lo sa­ben los narradores de raza, es distinto. Los cuentos nacieron para ser compartidos por grupos etnográ­ficamente considerados muchas veces primitivos: campesinos o niños, audiencias que parecen inge­nuas y que, sin embargo, llegada la hora despliegan una feroz exigencia con respecto a la magia que se les propone. Lejos de la inmensidad apabullante de los estadios o de la acústica impecable de las salas de concierto o de las iglesias prestigiosas, o bien, del hermetismo de los ambientes académicos, las na­rraciones se dan en torno a la fogata de una plaza de pueblo o de un campamento, o se ven atravesa­dos por llantos de niño o pregones callejeros; deben competir con las infinitas distracciones y con aquella temible libertad que permite a los oyentes irrumpir o desaparecer en cualquier momento de la narración.
     
    Esta es, precisamente, la virtud del cuento: el desafío que prueba su superioridad entre las artes de la comunicación. Porque cada cuento improvisa su público, crea un área única, siempre distinta, de encantamiento e intriga. A medida que serpentea y avanza entre personajes y acontecimientos, el cuento se desdobla en distintas perspectivas en la voz del narrador, los protagonistas o los oyentes, según las inflexiones que se le vayan prestando y la capacidad de diálogo, improvisación y dramatismo de quien tiene a su cargo la historia. Acaso lo más importante es que el narrador vaya siempre contando el cuen­to por primera vez para sí mismo, a medida que lo va contando por milésima vez a los demás. Porque los repliegues de las palabras, las vueltas y colores de las imágenes, las resonancias de las exclamaciones y sorpresas, siempre encierran algún matiz inesperado, alguna trampa o ironía inadvertida. Como la poe­sía, el cuento restituye a la palabra lo inconmensu­rable de su riqueza y de su profundidad; y porque la transmisión se hace de forma oral, esa resurrección es también la apertura del grupo a una nueva, feliz, comunitaria y renacida conciencia de los poderes del lenguaje.
    ………………………….

    • Carmen

      No sé si escribes tú estos textos que a veces salen en tus comentarios. Pero son preciosos
      Me has recordado a un profesor que tuve de historia de la educación. Era una gozada oírlo. La clase era de ocho a nueve de la tarde en la facultad de educación, claro. Después de una jornada partida con mis críos, tenía que subir a ella en el autobús para asistir a las clases. La de ocho a nueve ya se me hacía insoportable. Salvo la de este señor. Una gozada. Dedicó varias clases al tema que has tocado, era como un viaje al pasado. La exposición que hizo de lo que significó la cultura oral, las narraciones al amor de la lumbre, de los rapsodas, de Homero… bueno. Precioso.

  • Carmen

    No, no , no. No es justo eso de que tonto el que se lo crea. No es justo.

    Hay quien ha tenido suerte y ha encontrado a alguien que hable su idioma y lo entienda. Y que le haya dicho: tienes razón. Eso no se lo cree ya nadie.

    Pero el problema es que la inmensa mayoría confunde a los cuentos de la iglesia con el mismísimo dios. Ese es el problema. Y las personas que no tienen acceso a una mínima formación teológica actual, se sienten como traidores a ellos mismos.

    No. No es justo. Las víctimas no pueden ser las culpables.

    No es justo.

  • oscar varela

    Hola!

    Un buen divulgador de la bronca fácil.

    Hasta ahora no le veo que da para más.

    ………………..

    Por ejemplo, leo:

    -“los secretos son patrimonio substancial de la Iglesia.

    Ninguna institución hay en el mundo que, al igual que ella, los defienda y acorace con tanta devoción y asentamiento, realismos y crudeza”-

    ¿Ninguna Institución?

    Edward Snodwen y Julián Assange

    ¿están, acaso, de vacaciones fuera de sus Países?

    …………………..

    ¿Se habrá dado cuenta el Autor

    que su Artículo nos cuenta

    un cuento, el suyo?

    La realidad sustancial no es cosa alguna,

    sino lo que nos cuentan y contamos!

  • GIORDANO BRUNO

    Si pudiera decirlo de alguna manera……… ¡¡¡Pero no puedo!!! A lo más que llego es a pensar, que en ELELLA, se da la TOTALIDAD . Y por ello si se pudiera hablar de una SÍNTESIS, nació el UNIVERSO, COMO EXPRESIÓN CREATIVA, donde no cabe más…….

  • ana rodrigo

     
    Lo que dice Aradillas tiene mucha historia y mucha miga.
     
    Lo primero a tener en cuenta es que los escritos del NT se nos hayan presentado como documentos literalmente históricos, sin saber, o sin querer tener en cuenta los estilos y recursos literarios para explicar un contenido.
     
    Segundo, el que durante siglos no hayamos podido tener acceso a los mismos en nuestro idioma hasta Lutero, que tradujo los tradujo al alemán, pero como era hereje….
     
    La lista de cuentos es enorme: desde la virginidad de María, hasta Dios uno y trino.
     
    Y finalmente, el problema no es tanto lo que se nos haya contado tantos cuentos, sino en que haya una inmesísima mayoría de creyentes, en pleno siglo XXI, se los creen. Los haya dicho el NT o los concilios, o los santos Padres (las mujeres siempre han estado fuera), o cualquier otro santo, o pastorcillos o tantos niños y niñas visionarias.
     
    Menos mal que los adelantos de las ciencias sociales en estos últimos tiempos, nos hacen posible purificar nuestra adhesión al proyecto de Jesús.
     

  • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

    ¡¡¡Gracias por esta claridad y seguridad en el decir!!!

    Solo hay que mirar observando, para ir descubriendo el camino a seguir; a veces cuesta, que las personas que no lo vean como una misma, te miren con “misericordia mal comprendida”.

    Hay que buscar otras maneras, personas, lugares; donde otra vida late en el corazón de las quienes sienten diferente.

    Eso le sucedió al Galileo, pero su… Semilla, ya estaba sembrada… y toda persona que lo descubra, sabrá buscar otros caminos para seguir sus enseñanzas.

    ¡Gracias de todo corazón!

    mª pilar

     

  • GIORDANO BRUNO

    ¿Por qué lamentarse del estado de nuestras mentes manipuladas impunemente desde la cuna a la tumba. Sapere aude es la máxima que he practicado durante muchos años. Y consecuencia de ello es mi alejamiento casi absoluto de las docrinas de los cuentos. Y sin más circunloquios, yo me preguntaba, ¿cómo es posible que un tan Saulo dijera de Jesús que era coeterno con el Padre?. Y yo me respondía: -Entonces eran hermanos. Hereje claro.Pero la tierra seguía dando vueltas aunque ellos habían hecho retractarse a Galileo y confesar que era mentira. Pero no todas las cosas son tan evidentes. Y que Jesús  de Nazaret era dios, y sus paisanos sabían que no era verdad, que era un hijo bastardo, al que la sociedad de su tiempo le había condenado “hasta la sexta generación, (sentencia bíblica) para recuperar sus derechos….¡¡Qué duros eran, con él y con su madre….!!!

    Pero hay tantas cosas secretas o inexplicables que él mismo afirma que solo hay un Padre….a secas. ¿Por que no pensar que solo hay un-a Creador-a donde,  es la única realidad  divina. Pero él, no podía saberlo, hijo de su tiempo y de sus conocimientos. Luego vendrían los inventores de Nicea.Y condenan a Arrio, que en su lucha con Atanasio se oponia al Cristo=Dios. A todos ellos los cabía en  su cabeza que ese dios tenía tres personas. ¡¡¡Nada menos que tres. Presopon- personare,  la máscara de los actores para que resonara su voz¡¡¡¿Cuando les entró en aquellas cabezas semejante sinsentido. ¡¡¡Cuanto mayor es el disparate, más fácil es que la gente se lo crea.MASCARAS. Distintas para que cada una se atribuya un papel.¿Qué le importaba esto a Constantino toda esta parafernalia, de doctores sapientísimos?. Sólo se le instaló la idea del agua bautismal que borraba todos los pecados del mundo, y en su lecho de muerte, lo utilizó ¡¡¡por si acaso!!!, con un obispo arriano Eusebio de >Nicomedia. ¡¡¡¡Mira que si se hubiera ido al infierno por no hacerlo con un Obispo ortodoxo¡¡¡                          Pero a mi lo que siempre me ha sorprendido es una palabra, incorporada al secreto de los secretos.: ¡¡¡¡Dios se ANONADÓ, para convertirse en cristo.!!!Se hizo pequeño, o sea como NADA. ¿Cómo se hizo de pequeño que se conviertió en NADA. ?. ¿Que es nada?. No quedamos en de la nada no nace nada. NIHIL FIT creo. ¿En que quedamos?. La mitad?. Cuarto y mitad, un miligramo?

    ¡¡¡Y todo por no reconocer que lo del pecado original es eso NADA.!!! Pero de la NADA tendría que venir la salvación de aquellos dos gorriones implumes…..y a ella, parir con dolor¡¡¡¡Ahora se fastidia, que con anestesia no hay dolor.Sedación, al menos para no impedir las contracciones¡

    Y al Galileo le hacen decir, muriéndose, ¡¡¡Hágase tu voluntad, y no la mía¡¡¡¡O sea, yo no quiero morir, pero si tu lo quieres: ¡¡Hágase!! No, por favor, ni ese Dios se refocila con la muerte de un hijo suyo, ni este quiere huir del mayor galardón de su vida¡¡¡ Coherencia se llama eso, ejemplar.

    En fin, hay tantos “desajustes” en los Evangelios, como en la Bíblia, Sólo que aquí no se pueden encontrar restos arqueológicos. Esto empezó en el siglo XIX y en eso están Juan Luis, ahí está su obra de un cristiano LIBRE, y Salvador Santos, e inda mais…..por suerte. ¡¡¡Que suerte de tener hermanos como ellos.¡¡¡

    • Carmen

      Y qué hacemos con los niños? Seguimos igual?
      Lo que usted piense o mi persona carece de importancia . Ya somos mayores .
      Pero a los niños se les va a seguir adoctrinado igual?
      Ese es el problema.
      Ya no sé cómo decirlo.
      Me canso. Pero en ellos está el futuro. Me fastidia un montonazo que en cuanto empiezan a pesar identifiquen a dios con la iglesia y a jesus con un dios que no hay quien entienda.
      Porque su herencia cultural, la de la regla de oro, se perderá. La de la no violencia. Cierto que hay otros, pero él fue el pionero. Y con la enoooooooorme estructura que tiene la iglesia, si se aprovechase y sencillamente se trasmitiera su opción por la lucha de un mundo mejor , pero basado en la no violencia y en ponerte en lugar del otro, quizás el mundo podría cambiar a mejor.
      Pero me siento cansadísima de repetirlo. Por lo visto o no se entiende o no es una razón de peso , aunque a mí me lo parezca. Posiblemente sea una idea absurda.

      Sorry por insistir. Intentaré que sea la última vez que repita lo mismo. Soy una pesada
      Sorry

      • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

        Carmen, en cada casa, es donde hay que hacer el trabajo.

        Yo, en especial les eduqué dentro de la iglesia; por entonces, estaba totalmente metida en ella, a pesar de mis particulares formas de verla y actuar, que algún palo que otro recibí por ello; pero nunca me deje amilanar.

        Hubo un tiempo muy gozoso, en mi querido C. Pignatelli, en aquellos tiempos, que América Latina sufría profundamente; fueron años de un intercambio muy rico… después…cuando aquellas personas de mucho peso en estos temas, fueron desapareciendo… empezó el silencio y el volver a lo de siempre… y salí de los templos y sus mensajes.

        Pero cuando ha nuestros hijos les llegaba el momento de la “confirmación” les explique, que:

        Había sido mi forma de ver y vivir la iglesia, la que me empujó a hacerles partícipes… pero ahora…:

        ¡Sois vosotros/as los que debéis decidir, si queréis seguir o no!

        Si no queréis, no deberías confirmaros en una “asociación o iglesia” en la que no vais a cumplir.

        Ninguno la rechazó… pero ya no están en ella… de alguna manera, la han ido dejando a un lado; y alguno de ellos, no les están educando en la religión, ni les han bautizado por respeto a lo que sienten.

        Yo, les acabo de entregar el hermoso “cuento” porque está escrito para “peques”, reflejando como él sabe hacerlo, la historia, Vida y el Proyecto del Galileo.

        Cada cual, debe ser consecuente con lo que sabe, conoce, y cree; no se trata de inculcar nada…:

        Si, de poner los puntos sobre la ies, respetando lo que cada cual quiera hacer.
        Con cariño.
        mª pilar

      • Carmen

        Pero Pilar.
        La educación religiosa es España es un hecho. Hay un momtonazo de centros concertados religiosos. La religión es asignatura también en los públicos.
        Los padres solamente pueden ayudar en lo que pueden ayudar. Hay montones de profesores particulares precisamente porque muchísimos padres o no saben matemáticas o no saben lengua o no saben, yo qué sé, inglés, por ejemplo.
        Los padres no pueden educar en nuevos paradigmas religiosos porque es que ni saben que existen.
        Es que la realidad de la educación en España no es la de otros países. Es otra realidad. Nuestra historia es distinta. Pero por favor, si lograron quitar la educación para la ciudadanía.
        Los padres lo único que pueden hacer es decir, no hagas caso a los curas ni a las monjas. Pero es que los centros concertados no funcionan peor que los públicos. Funcionan igual de bien. Los padres , de tradición católica, piensan que algo bueno aprenderán porque el evangelio está lleno de valores. Y es cierto.
        Pero hay otras cosas tremendas, y solamente hay que mirar ese artículo con el mensaje que el mismo vaticano va a enviar o ha enviado a los dirigentes de los centros religiosos.

        Y luego están las catequesis de las parroquias. Son demenciales

        Sorry Pilar. Pero no es sólo cuestión de la casa. La escuela es importante. Lo sé.
        Besos
        Dentro de un ratito te mando un correo para que meandes el libro de Salvador. Gracias.

      • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

        Querida Carmen:
        Ante todo, hay que decirles la… ¡Verdad!… como una la siente en su interior.

        Especialmente, para mí es muy importante.
        ¡Ante todas las cosas y también, en lo referente a las religiones, decir la verdad!

        En primer lugar, explicar hasta la saciedad, lo importante que es..:

        ¡¡¡Ser hombres y mujeres de bien!!!

        Con toda persona que pase por su lado; eso es lo más primordial en la educación; y cuando sale el tema de religión… “enmendar” dentro de lo posible, lo que en clase o en catequesis les dicen, bajándoles los pies al suelo.

        En nuestra familia a funcionado muy bien; personalmente, he luchado con uñas y dientes en todos los cursos por donde han pasado mis hijas/os, cuando algo se salía de “madre” por mantener por encima de todo… la consigna de los centros.

        Por cercanía, mis tres hijas han ido a colegios concertados, y ahí estuvimos para drenar las cosas que no nos parecían de sentido común.

        Siempre se puede y se debe de estar atentos a cuanto ocurra, para darles seguridad y buena información.

        Así lo veo y creo, y de verdad nos ha funcionado bien; siempre han sido libres para pensar y actuar, y no nos han dado problema alguno.

        Querida Carmen, te lo enviaré con mucho gusto.
        mª pilar

  • Carmen

    De acuerdo. Totalmente de acuerdo. Pero qué se puede hacer para que la gente normal tenga acceso al conocimiento, por lo menos conocimiento, de que existe otra manera de ver las cosas y no por ello somos herejes condenados al fuego eterno, que por ello no somos anticristianos y unos ateos sindios  ?

    Si descubre la manera, por favor, escriba un artículo y lo leeré detenidamente.

    Sabe qué? El principal secreto de la iglesia ha sido el guardar el conocimiento bajo siete llaves. Y como las personas se han cansado de buscarlas porque están en el fondo del mar y el mar es muy grande, sencillamente pensamos como Obélix, estos curas están locos. Y abandonamos.

    Así que si se le ocurre una idea, por favor, expóngala. Lo llevo pidiendo muchos años.

    Porque no es cierto que nos  creamos lo que dicen los cuentos dirigidos a niños, aunque haya algunos preciosos. sabemos que no son ciertos. Nos gustan los cuentos normales, esos que son la antesala de la novela corta. No tienen por qué ir dirigidos a niños. Como usted sabe muy bien hay gracias cuentistas en la literatura, como Henry James por ejemplo.

    Bueno, el mismo Jesús era un gran cuentista, dicho en el sentido de autor de cuentos, no en el peyorativo, porque qué son en el fondo las parábolas sino  cuentos?

    Por favor, encuentren la manera de que una parte prqueñica de sus conocimientos llegue a nosotras, las ovejas. O las abejas como dicen otros.

    Gracias.

    Me ha  gustado mucho su artículo.

  • Nos hace falta un Julian Assange para poner a luz todos esos secretos que se convierten en misterios sagrados. Nada que ver con una Iglesia a puerta y ventana abiertas. “Para los partidarios de la transparencia, de las puertas y ventanas abiertas, de los brazos-abrazos, de los oídos sensibles y dispuestos a escuchar las críticas y los reproches, y los de descerrajar los “santuarios” en los que se les dé culto al silencio, dejar pasar años y años hasta que las llaves de los archivos resulten ser inservibles, no es pecado, sino una estimada virtud, adscrita al grupo que impunemente se dice capitaneado por la prudencia y la ortodoxia.” Las sectas viven del secreto, pero una Iglesia llevada por los Evangelios vive de transparencia.

  • M. Luisa

    Totalmente de acuerdo! los falsos valores  camuflados en estos cuenta  cuentos  es consecuencia directa de la ausencia de respeto en la iglesia.