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Sobre las victimas

        Siempre me he preguntado por qué en ocasiones surge una perspectiva, un modo de ver que se nos aparece como evidente pero que hasta entonces ni se nos ocurría considerar. Un acontecimiento, la reflexión de alguien, la protesta de un grupo… y de repente, insospechadamente, lo que nadie había visto antes se vuelve diáfano y nos preguntamos las razones de nuestra ceguera anterior.

        Este tiempo de aceleración histórica ha dado lugar a muchos de estos procesos y entre ellos el descubrimiento de las víctimas. Frente a la invisibilidad y el silencio de épocas anteriores, las víctimas han aparecido y su voz callada ha empezado a oírse.

        Pongamos un ejemplo: durante más de dos siglos se ha glorificado la figura de Napoleón pero nunca he oído que se hablase de los cuatro millones de muertos que causaron sus sueños imperiales. Y otro: Los Inválidos se ha convertido en un monumento histórico sin que apenas se recuerde a sus destinatarios, los miles y miles de inválidos de carne y hueso. Es que la historia la han escrito los vencedores y en ese relato los vencidos no tenían cabida. Ahora se empieza a pensar en ellos.

        Fue Walter Benjamin, él mismo al final víctima del franquismo y del nazismo coaligados, quien primero llamó la atención sobre los que quedaban marginados y destruidos por el viento de la historia:
“Ni los muertos estarán seguros ante el enemigo si éste vence. Y es ese enemigo que no ha cesado de vencer”.

        Como se sabe, entre nosotros ha sido Reyes Mate quien ha recogido esa antorcha y su reflexión ha llevado a términos como razón anamnética, justicia histórica, reconciliación, perdón…

        Mi propósito es en estas líneas más modesto. Es defender que no puede haber ya un discurso público en el que las víctimas no tengan una presencia. Ya no puede aceptarse una proclama que únicamente ponga de relieve los logros y no se refiera a la vez a los perdedores. Los perdedores, las víctimas, han sido siempre invisibles o, por mejor decir, invisibiilizados. Durante todos los largos y ominosos años de la crisis, en los discursos oficiales, junto a las cifras de crecimiento, apenas se ha mencionado la desigualdad que se estaba creando. Cierto que se elaboraban estadísticas pero en ellas las víctimas acababan siendo una cifra y un porcentaje. Pero ¿quiénes son? ¿cómo viven? ¿cuál es su rostro? Lévinas afirmó que “el funcionario nunca ve las lágrimas” y don Milani, el cura de Barbiana, dijo en una ocasión: “sabía que había pobres pero nunca los había conocido”. Sin duda somos muchos los que podemos suscribir esa sentencia.

        He pensado en todo esto al escuchar un vídeo que he recibido y que reproduce un fragmento del discurso de José Mujica, el expresidente de Uruguay, en la cumbre de UNASUR. Una figura ejemplar y que habla sin duda desde su propia experiencia, hace ahí un canto a la vida. “Lucha por vivirla, por darle contenido a la vida. Tú le puedes dar una orientación a tu vida. Tú puedes ser el autor del cambio de tu propia vida (…) Lo importante es el camino, no la meta. No hay una meta, no hay un arco de triunfo, no hay un paraíso que nos recibe. No, lo que hay es otra cosa, es la hermosura de vivir a tope, de luchar por ella e intentar transmitirla. Porque la vida no es sólo recibir, es antes que nada dar y por jodido que estés siempre tendrás algo para darle a los demás”.

        Con todo el respeto que merece la figura de Mujica, ¿se pueden dirigir sus palabras sin bochorno a los niños vendidos por sus padres, a las menores casadas a la fuerza, a las prostituidas por una mafia, a los que llevan años en un campo de refugiados…? ¿Se puede proclamarles la hermosura de vivir a tope? Y ni siquiera se les dice que los que lloran serán consolados porque “no hay un arco de triunfo, no hay un paraíso que nos recibe”. Por esta razón no hay que hablar de las víctimas, es mejor no mencionarlas.

        Era más lógico el citado Walter Benjamin cuando, en su famoso debate con Horkheimer, postulaba para las víctimas sin creer verdaderamente en ella algo así como una resurrección de entre los muertos. Y su interlocutor, increyente como él, hablaba del “anhelo de que el verdugo no triunfe sobre las víctimas”.

        Al menos vamos entrando, finalmente, en un mundo en que las víctimas empiezan a tener voz. Si se la damos.

7 comentarios

  • Carlos

    Parece que Ernst Bloch decía a sus alumnos: Cuando admiren Venecia no se elviden de los sufrimientos que costó. Y en la misma línea me parece que va la novela de Saramago Memorial del convento. Por eso mi crítica no es a José Mujica, que me parece una persona admirable sino a ese discurso que proponr y anima el triunfo personal sin hacer ninguna referenia a las víctimas.

  • George R Porta

    «Al menos vamos entrando, finalmente, en un mundo en que las víctimas empiezan a tener voz. Si se la damos.» En este mundo en el que las víctimas no puede hacerse escuchar porque hay hasta que darles la voz, solamente pueden estar presente como víctimas. las víctimas solo pueden dejar de ser tales cuando pueden encumbrarse por sí solas, señal de que ya no la ata al suelo la cadena y la bala de cañón. No es idealismo, es realidad.

    No es válido o aceptables que la víctimas sean distinguibles, diferentes, como eran reconocibles los recluidos en los campos de concentración nazis o los gulags rusos, o las aldeas en kosovo. Y eso solo es posible cuando los cárceleros pierden y dejan de serlo.

    No se trata de dar voz a quien ya la tiene, se trata de quitársela a quienes no deben tenerla, a los carceleros. El problema es que muchos vivimos justo en el territorio donde circulan libres los carceleros y son silenciadas las víctimas. La Iglesia Católica es uno de esos territorios si en ella hay víctimas que solo tienen voz si les es dada: Por ejemplo las víctimas de los abusos clericales que aún tienen que luchar para ser escuchados.

  • Olga Larrazabal Saitua

    Y en cada guerra con sus matanzas incluidas, en cada discurso en que se niega la ayuda del Estado a la comunidad herida y enferma, hay que preguntarse no solo quienes son las víctimas, sino quien finanacia la guerra o la ideología y a quién beneficia.

    Sin ir más lejos vi en youtube una señora española, profesora de Historia me imagino, que contaba que siempre le había intrigado quienes habían financiado las guerras napoleónicas y a Napoleón y cual era la finalidad última de este proyecto.

    Ella tenia la teoría que fue la banca, es decir el poder financiero en expansión, que necesitaba otra institucionalidad para poder funcionar bien, como ahora.  Y este poder financiero no representaba a ningún país en especial, sino a los banqueros que finalmente durante el siglo XX consolidaron su poder mundial.

    Y las víctimas de este emprendimiento napoleónio fueron en primera instancia los soldados y los pueblos desde Iberia a Rusia. Y después es cuestión de mirar todas las guerras en Europa.

    Pero en el colegio se repiten los slogan de la revolución francesa.

     

  • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

    Admiro y quiero al Sr. Mújica, es, como un chorro de aire fresco.

    Pero toda gran persona, por su trayectoria; siembra a su alrededor, odios, rencores, deseos de hacerle daño; porque su manera de comportarse, dificulta, que el mal hacer de los poderes de este mundo podrido,  campen a sus anchas.

    Es la historia de siempre; a las buenas personas:

    ¡¡¡Leña al “mono” hasta destruirlo!!!

    Así van consiguiendo, que se vayan sumando personas a sus fines.

    ¿Es que somos incapaces de pensar con sentido común, que ya hemos vivido, situaciones parecidas, y que siempre han sido un reguero de muerte y esclavitud?

    Que lentos y torpes somos a la hora de enjuiciar lo que sucede a nuestro alrededor.

    Solo lograremos ser felices:

    Si esa felicidad… es compartida… con todo ser nacido.

    mª pilar

  • Carmen

    Pues habrá sido todo un descubrimiento para usted.

    No sé mucho del señor Mugica. Pero creo entender lo que dice. Y estoy de acuerdo con él. Disfrutemos cada momento que la vida nos permita disfrutar, sin hace daño, repito, sin hacer daño a nadie y haciendo lo posible para mejorar tu entorno en la medida de lo posible. Creo que es una buena filosofía de vida y por lo poco que le digo que conozco a este señor, diría que la ha llevado a la práctica. Y su entorno ha sido todo su país. Seguro que ha cometido errores, quién no ?

    Me parece una persona honesta. Pero claro, solamente lo conozco por lo que de él cuentan los medios de comunicación

    Un saludo cordial.

  • George R Porta

    Leo: «Pongamos un ejemplo: durante más de dos siglos se ha glorificado la figura de Napoleón, pero nunca he oído que se hablase de los cuatro millones de muertos que causaron sus sueños imperiales. Y otro: Los Inválidos se ha convertido en un monumento histórico sin que apenas se recuerde a sus destinatarios, los miles y miles de inválidos de carne y hueso. Es que la historia la han escrito los vencedores y en ese relato los vencidos no tenían cabida. Ahora se empieza a pensar en ellos.»
    Es cierto que hay historia escrita por vencedores, pero hay infinidad de documentos que cuestionan la historia. Cada cual lee lo que desea leer. ¿Cómo es posible que se pueda afirmar que las víctimas de Napoleón no hayan sido reconocidas? Las ha reconocido quien se ocupa de preguntar por ellas. Pero eso requiere ir contra la corriente dominante y hacerlo no es fácil, requiere de un trabajo de excavación que desde las ideologías establecidas o dominantes no es muy favorecido.
    La crítica de la historia es un esfuerzo de la filosofía anterior a Hegel, pero hay que desafiar a la cultura dominante para investigar hasta encontrarla.
    Es falso que las víctimas no hayan estado hablando y es cierto que su clamor no fuera siempre escuchado. Porque escuchar depende del viento de la historia, como dice el autor, pero cada cual debe buscar en qué dirección sopla el viento que desea escuchar para escuchar lo que es justo y bueno escuchar.