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Pero el capitalismo ahí sigue

        Podemos decir que la izquierda ha respirado aliviada con el resultado de las elecciones generales. Se ha evitado el peligro de que una derecha, cada vez más ultramontana, se hiciera con el poder político y nos llevara por la línea del autoritarismo y la completa destrucción de los derechos sociales. El PSOE ha conseguido una amplia mayoría, que no le evita la necesidad de llegar a pactos con otras fuerzas políticas, pero que le facilita llevar adelante su programa de reconstrucción de un amplio estado del bienestar.

        El gran problema es que el capitalismo sigue ahí. Sigue ahí a nivel cultural e ideológico. El imaginario colectivo de nuestra sociedad, como muy bien afirmaba Zygmunt Bauman, es el imaginario burgués. Un imaginario construido sobre los valores y las aspiraciones del hombre burgués, capitalista, para el cual la aspiración fundamental de los seres humanos, la aspiración a la felicidad, se satisface con el consumo inagotable de bienes y servicios. Un imaginario en el cual el problema medioambiental, la conservación de la vida en nuestro planeta tal como la conocemos, apenas aparece, y cuando parece, se le aparta recurriendo al engañoso término de desarrollo sostenible.

         Sigue ahí en un poder económico que sobrevuela por encima de unos gobiernos democráticos, y puede fácilmente interferir en las decisiones y las posturas que esos gobiernos pretendan tomar. Creo que la práctica totalidad de nuestros políticos son conscientes de esta realidad. Para los de derechas que, se llamen del PP, de Ciudadanos, o de VOX, siguen fielmente las directrices marcadas por ese poder económico, eso no supone ningún problema, más bien se encuentran arropados y generosamente retribuidos por los Señores del dinero.

        ¿Y los líderes políticos de la izquierda? ¿Piensan que van a poder llevar adelante un serio programa de redistribución de la riqueza y la reconstrucción de un tejido de empresas y servicios públicos que cubra los sectores estratégicos de la economía nacional? ¿Creen qué van a poder revertir la privatización de amplios sectores de la sanidad y la educación sin sufrir una feroz ofensiva por parte de todas las grandes fortunas implicadas en esos sectores económicos? ¿Y sin que el ataque de esos grandes monstruos sin alma, los mercados, haga temblar los cimientos de la economía del país?

        Realmente, se puede decir que sobre esto no hemos oído una palabra en la campaña electoral. No recuerdo haber oído pronunciar el término capitalismo a ninguno de los participantes en los debates entre los cabezas de lista. Sobre los problemas medioambientales se habló ampliamente en un debate promovido por Greenpeace y el diario.es, pero apenas se hizo alguna leve mención entre los aspirantes a presidente del gobierno. Como si el poder económico no existiera o no tuviera capacidad para intervenir decisivamente en la vida económica de cualquier nación.

        ¿Piensa Pedro Sánchez que ignorar el riesgo que supone el capitalismo para cualquier proyecto social de un gobierno democrático es suficiente para conjurar el riesgo? ¿No deberíamos valorar más la amenaza mortal que el capitalismo significa para la democracia?

        Pero quedarnos en la amenaza nos inmoviliza, nos hace sentirnos derrotados de antemano. Tenemos que plantear cómo nos enfrentamos a ese poder inhumano. Recuerdo el pensamiento de George Orwell que citaba en mi artículo anterior: “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”. Hoy reafirmó ese pensamiento con una cita tomada en un campo muy alejado de Orwell, el Evangelio de Juan. En él se afirma terminantemente: ”La verdad os hará libres”. Un campo de batalla fundamental es la lucha por la verdad frente a la avalancha de falsedades, medias verdades, deformaciones de la realidad, infundios y falacias que los medios afines al capital difunden continuamente.

        Es verdad que nos enfrentamos a un enemigo muy potente, pero tenemos a nuestro favor que cada vez es más evidente que el sistema capitalista es incapaz de hacer frente a los grandes problemas de la humanidad. Por el contrario, nos lleva, lo mismo en el campo ecológico que en el social, a desastres sin precedentes. Nuestra gran arma es esa verdad que cualquiera puede ver a poca buena voluntad que ponga. No soñemos con la engañosa quimera de un capitalismo bueno, que nos permita un estado de bienestar para todos y conservar el medio ambiente para las generaciones futuras. Como dice el papa Francisco: “Esta economía mata”. Digámoslo alto y claro.

4 comentarios

  • ana rodrigo

    Acabo de ver una viñeta de el Roto que dice: ” Era una carrera solidaria pero las zapatillas las habían hecho esclavos”.  Ayer, yo misma escribía: “Nos damos por vencidos, el capitalismo nos envuelve cual atmósfera imprescindible, no sólo para los gobiernos de cualquier país, sino para la ciudadanía en general.” A lo que añado “atmósfera tóxica” porque casi nos ha hecho perder la conciencia de que la vivimos y la respiramos en nuestro vivir cotidiano, impotentes ante el poder absoluto del capitalismo real en nuestras vidas.

     

  • Honorio Cadarso

    “Pensar, decir…., HACER” El movimiento feminista, el de los pensionistas, muchas pequeñas iniciativas se rebelan contra el todopoderoso  capitalismo. Granos de mostaza,rebeliones que atacan el corazón del sistema capitalista. Hagamos crecer esos granos de mostaza…Parrece que el movimiento de pensionistas tiene fuerza en Euskadi, pero apenas se le oye o siente en el resto de España…¿Por qué?

  • ana rodrigo

     
    Antonio Zugasti, gracias por tu magnífica reflexión, se puede decir más alto, pero no más claro. Nos damos por vencidos, el capitalismo nos envuelve cual atmósfera imprescindible, no sólo para los gobiernos de cualquier país, sino para la ciudadanía en general. Cualquier minoría social que se salga teóricamente de las reglas capitalistas, serán calificados de extremistas, populistas o radicales; es como predicar en el desierto.
     
    A nivel político ahí tenemos la historia reciente desde Allende, pasando por Cuba, Nicaragua, El Salvador hasta llegar a Venezuela, el cherif estadounidense se encargará de aplastar la cabeza y sitiar el país hasta que caiga en manos de gobiernos “de orden”, es decir, gobiernos sumisos al capitalismo.
     
    Juan García, con tu permiso, firmo tu excelente comentario, puesto que has perfilado la situación actual y, me temo, que la de siglos venideros, de que tenemos un monstruo que nos ha engullido y del que ningún gobierno puede librarse.
     
    Y lo peor es que la extrema derecha ha aparecido con fuerza para corregir y aumentar al capitalismo existente con la ley del más fuerte y el “sálvese quien pueda”.
     

  • Juan García Caselles

    Eso es lo malo, que lo saben y se lo callan, por la cuenta que les trae. Atacar de frente al capitalismo supone automáticamente ser excluido del poder político por cualquier medio, lícito o ilícito, pacífico o violento, democrático o dictatorial. No hay que engañarse, no se ataca al capitalismo porque no se puede. El poder real son ellos y si hace falta te mandan un portaaviones como si nada.. El poder político en una sociedad capitalista podrá tener apariencia democrática, pero solo es un poder limitado y aparencial.

    Lo básico, lo estructural de nuestra sociedad es el capitalismo, no la democracia, que solo puede sobrevivir si se compromete a no perturbar el funcionamientos del libre mercado, ese que permite poner a unas personas a los pies de los caballos de otras.