Este obrero de mantenimiento del Hospital de la Fe de Valencia es el jesuita Alberto Guerrero, cuando trabajaba allí. Pertenece a la Misión Obrera de los jesuitas en España. Hoy casi todos se han ido yendo o se han jubilado. Nuestro colaborador Miquel Sunyol, de quien pronto publicaremos otra entrada, conoce bien ese grupo y esa historia. Pero hoy me ha sorprendido Alberto, con el que me encontraba mensualmente en el grupo Seglars i retors del dissabte con este mensaje y esta carta:
Comparto esta carta de nuestro obispo. Yo bien, dedicado al asistencialismo de ayuda humanitaria.. Pero ver salir a mujeres embarazadas de la ducha caliente con vestidos nuevos, viviendo en la fría noche del monte Gurugú siempre es compensador… Para incidir en las causas estáis vosotros votando.
La carta del obispo de Tánger, que adjunta, es impresionante y vale la pena que todos la conozcamos y conozcamos lo que es una presencia de iglesia servidora en un país:
Esto es evangelio puro, sin afán de grandezas ni procesiones.
Encuentro en esta carta del Obispo Agrelo un sano optimismo que aprecia el gran amor que se desborda de toda esa comunidad cristiana, optimismo que a veces olvidamos desde estos tranquilos puestos de la retaguardia.