Spanische Hofreitschule

        Estas dos palabras austriacas significan Escuela Española de Equitación. Está en Viena. Los ejercicios que se les enseñan a los animales y éstos aprenden en la actualidad en dicha escuela, nadie los comprende ni sabe su significado y destino útil. Se exhiben actualmente como una excrecencia histórica y un exotismo inútil, salvo para turistas de paso.

        San Saturnino de Abitinia, presbítero en Abitinia, cerca de Cartago, en tiempo del emperador Diocleciano, siendo procónsul un tal Anulino. Saturnino tenía cuatro hijos, dos de los cuales Saturnino el joven y Félix eran lectores, María e Hilario, de cuatro años. En la celebración dominical que presidía Saturnino, fueron detenidos por las tropas del procónsul, tanto el propio presbítero como sus hijos y casi treinta participantes en la eucaristía. Condenados a cárcel, murieron en ella.

        Leo despacio el texto de nuestro moderador cabalgando entre nuestro padre san Ignacio con albardas de la Ilustración, estribos de José Luis Herrero Del Pozo, riendas de propia mano y lustre y bocado del hoy por hoy. Y en la eucaristía de Saturnino y la meditación del mí y el yo de Legaut, me suena dentro, muy dentro, “un himno de nostalgia como el de las compañeras de Ifigenia, lejanas de su tierra, esclavas en la bárbaraTáuride; yo alcion sin alas, contigo rivalizo en el lamento de nostalgia por las fiestas helenas”. Escribe Euripides, “Ifigenia entre los Tauros”.

        Echo de menos, y mucho, la casa común. Cristianos defensores de que el demonio es el causante de los males. Cristianos que  les espanta lo absurdo de un Pontífice hablando de Satanás como si fuera su cuñado. Curas que abusan de niños. Cardenales condenados a cárcel. Cardenales expulsados del rojo brillante por seducir y meter en su cama a seminaristas y sacerdotes. Mafias homosexuales que gobiernan la estructura de poder clerical, gentes que quieren arreglar este entuerto. Otros que se van huyendo de la peste.

        Tengo nostalgia de las fiestas helenas. Y menos mal que en mi pueblo y en Sevilla y en todos los pueblos de alrededor hay fiestas helenas casi todas las semanas desde que huele el azahar de los naranjos hasta que los muertos cierran noviembre. Aquí y en las otras provincias andaluzas, lo profetas del fin cercano de la ICAR, no dan una como las encuestas electorales. En el pueblo donde vivo desde hace muchos años, unos dieciocho mil habitantes, somos 913 hermanos de la Cofradía Sacramental de la Virgen de los Dolores. Entre los seis partidos políticos no suman trescientos afiliados en activo y de ellos 179 son a la vez hermanos cofrades. Y, ojo, de los 913 hermanos, más del 60% son menores de treinta años.

        Le preguntan estos días a Martel el autor del libro sobre el poder homosexual, o gay, en el Vaticano y en la estructura de la ICAR, Si cree que iglesia va a sobrevivir a todo este barullo cuasi cismático. “La Iglesia es una institución milenaria. Y sobrevivirá. En el mundo todo gira en torno al sexo, excepto el sexo que gira en torno al poder. Eso es el Vaticano”.

        El domingo día 9 de diciembre de 2018, murió en Moscú, a los 91 años de su edad, LUDMILA ALEXÉYEVA, defensora de los derechos humanos y libertades civiles desde que a finales de los años cincuenta del pasado siglo al terminar la carrera de Derecho, comenzó a visitar a los presos del Gulag soviético para tratar de defenderlos. “Un imperio no puede ser democrático. Para serlo, primero ha de dejar de ser imperio”. Lucho contra la organización imperial soviética y participó en la fundación del Grupo Helsinki para vigilar el cumplimiento de los acuerdos de las Acta de Helsinki, sobre esos derechos. Hasta sus últimos días ha estado presente en las conversaciones y acciones para que Putin consintiera en abrìr espacios al ejercicio de aquellos derechos, sin esperar a que la oposición al mandatario ruso conquistara el poder. “La vida es corta, no puedo esperar a que la oposición gane”.

        Si aplicáramos su filosofía a la ICAR, lo primero que hay que hacer es conseguir que deje de ser Imperio y lo Segundo no hemos de esperar a que otros ganen.

        Creo que hay que mantenerse en la ICAR, los seguidores del Galileo de don Salvador, pero haciendo lo que los pincelicos nos vayan dejando ver de él. Y respecto al imperio, con perdón, el cura de Los Alcázares cuando yo era un crio aconsejaba no ir al cine pagando entradas a películas que no debíamos ver. Las quitaban al día siguiente. Pues con el perraje a los clérigos y adláteres hagamos igual y hagamos que otros hagan igual.

        Cada cual busca a su semejante. (Similis similem quaerit). Unos clérigos de distintas jerarquías que a estas alturas no saben:

1. si todos los cristianos son iguales que ellos en derechos y que deben participar en su elección y renovación;
2. si las mujeres cristianas son personas como ellos con idénticos derechos que ellos y elegibles para todas las funciones de las comunidades;
3. si la Declaración de Derechos Humanos les obliga en conciencia o pueden prevalerse del Poder vaticano para ser solo observadores parlantes pero no cumplidores de sus exigencias;
4. si igual que se alimentan, piensan, duermen y hacen deporte y, se supone, oran, deben fomentar la vida sexual suya y la de los miembros de sus comunidades para que sonrían y disfruten de ese estímulo puesto por el Eterno en sus entrañas;
5. sí han de seguir ocultando a los miembros de nuestras comunidades lo que todo biblista y teólogo ilustrado sabe sobre los errores que están predicando engañando a los sencillos y manteniéndolos en las sombras de muerte para garantizarse vida y hacienda,

        NO MERECEN  atención, ni respeto colectivo, más allá del amor al prójimo que todo samaritano herido lleva en sí. Y de mientras, como se dice en el Campo de Gibraltar, a hacer de samaritanos con el Galileo en el corazón y en el cerebro.