Como en otras ocasiones, tras un terremoto político como el ocurrido ayer en Andalucía, acudimos al análisis, generalmente lúcido, de Ignacio Escolar, fundador y director de eldiario.es. Paro a todos nos corresponde perfeccionar el diagnóstico y proponer estrategias de tratamiento. AD.
- La extrema derecha siempre irrumpe así, con la frivolidad con la que se banaliza el mal; entre el oportunismo y el cortoplacismo de los partidos, entre la somnolencia de una gran parte de la sociedad
- Las elecciones andaluzas han sido las primeras del “a por ellos”, las primeras fuera de Catalunya tras el octubre catalán. Y ha sido en gran medida el nacionalismo español, engordado por el independentismo catalán, lo que explica las corrientes de fondo que han explotado hoy
En el PSOE se las prometían muy felices con el ascenso de Vox. Nada mejor que dividir la derecha en tres bloques para que Ciudadanos y PP jamás pudieran gobernar. Ni en España ni mucho menos en Andalucía, donde hasta la noche electoral nadie llegó a plantearse seriamente la posibilidad de que la presidencia de Susana Díaz estuviera en cuestión. El Gobierno no solo no temía a Vox sino que, desde su equipo, se les promocionó. Con la misma imprudencia con la que, hace tres décadas, François Mitterrand engordó al Frente Nacional… para que el Partido Socialista Francés acabara, años después, pidiendo el voto en las presidenciales para el conservador Chirac frente a Le Pen.
La extrema derecha siempre irrumpe así, con la frivolidad con la que se banaliza el mal; entre el oportunismo y el cortoplacismo de los partidos, entre la somnolencia de una gran parte de la sociedad. Unos, azuzando ese fuego de forma irresponsable. Otros, blanqueando su discurso. Con ese Albert Rivera que no se atreve a llamar extrema derecha a la extrema derecha. Con ese Pablo Casado casi indistinguible en sus últimos discursos de Santiago Abascal. Con una gran parte de la izquierda quedándose en casa, pensando que no había nada en juego hoy.
Pero el inesperado resultado de Vox –que en Europa solo celebra Marine Le Pen y las demás formaciones de extrema derecha– no solo se explica por la respuesta que el resto de los partidos han dado ante su discurso, ni tampoco por la pésima campaña del PSOE y de Susana Díaz, más preocupada por los pactos postelectorales que por ganar. Dudo también que la inmigración, siendo un factor, haya sido la causa fundamental. La principal razón que explica a Vox es otra: Catalunya.
Las elecciones andaluzas han sido las primeras del “a por ellos”, las primeras fuera de Catalunya tras el octubre catalán. Y ha sido en gran medida el nacionalismo español, engordado por el independentismo catalán, lo que explica estas corrientes de fondo que han explotado en las urnas. Ha pasado más veces en la historia. Cada vez que Catalunya ha lanzado un pulso a la unidad de España, la consecuencia ha sido una respuesta reaccionaria.
La derrota del PSOE es completa y absoluta, por mucho que aún sea el partido más votado. Susana Díaz perderá con casi seguridad el Gobierno tras 36 años de dominio socialista al que ya hacía mucho que se le veían los desconchones. La política que aspiró a liderar su partido con el argumento de que “ganaba elecciones” cosecha otra derrota más, una histórica, la última y probablemente definitiva en su carrera política.
El PSOE de Susana Díaz se equivocó radicalmente en su estrategia electoral. Quisieron plantear una campaña de baja intensidad para desmovilizar a la derecha, para que se quedase en casa, resignada con la derrota, pensando que el votante socialista se movilizaría solo sin apenas cambiar el ritmo del diapasón. No contaban con la movilización que Vox iba a despertar.
Pablo Casado no va a pedir en esta ocasión que gobierne “la lista más votada”, ni tachará el futuro pacto de “alianza de perdedores en despachos oscuros”, ni de “gobierno frankenstein”. Por mucho que Susana Díaz intente prolongar lo inevitable, subrayando las muchas contradicciones del PP, la única salida realista que le queda al PSOE es intentar entregar la Presidencia a Juan Marín, de Ciudadanos, –en segunda vuelta y con abstención de Adelante Andalucía–, si quiere evitar un tripartido con Vox presidido por Juanma Moreno.
La alianza entre Podemos e IU también ha fracasado hoy. La candidatura liderada por Teresa Rodríguez ha sido incapaz de seducir a los votantes que han abandonado el PSOE. La coalición Adelante Andalucía pierde un tercio de sus votos respecto a las anteriores elecciones, donde tampoco les fue demasiado bien.
Desde su techo de diciembre de 2016, Podemos ha retrocedido en todas y cada una de las elecciones. Lo nuevo ahora suena viejo, el partido ha perdido transversalidad y se ha encerrado en sus debates y luchas internas.
La izquierda en su conjunto debería preguntarse qué ha pasado para que una importante parte de su electorado le haya abandonado hoy. Tachar a cientos de miles de votantes de Vox simplemente como fascistas sirve de poco para comprender lo ocurrido. Una gran causa es el rechazo en la España interior al independentismo catalán. Otra, el desgaste de la representación política y la falta de respuesta de los partidos ante las consecuencias de la crisis, que aún no está resuelta para muchos sectores de la sociedad. El último en llegar prometiendo una patada al tablero siempre se lleva una buena parte del pastel.
Aún es pronto para analizar esos flujos electorales –estos gráficos proporcionan muchas pistas–, pero sin duda la derrota de la izquierda no se explica solo por la abstención, por la desmovilización de sus votantes frente a la extrema movilización de la derecha extrema. Una parte de los partidarios de Vox probablemente sale de lo que antes fue votante de izquierdas. Igual que ya pasó en Francia con el Frente Nacional.
Que sus votantes no provengan solo de los sectores de la extrema derecha, hasta ahora integrados en el PP, no significa que el partido no lo sea. Basta revisar los puntos fundamentales de su programa, sus aliados europeos o quiénes son los doce diputados que Vox sentará en el Parlamento andaluz para que no haya mucha discusión sobre esta definición.
La llegada de un partido de extrema derecha a la política española tampoco es una singularidad; está pasando en todo el mundo y más aún en los países más cercanos. Queríamos ser Europa. Hemos copiado de Europa lo peor. Hoy solo queda en la UE sin extrema derecha parlamentaria, como rareza, Portugal.
El PP celebra una victoria que no lo es tanto, aunque puedan gobernar. Cosecha su peor resultado en Andalucía desde la década de los 80, tiene a Ciudadanos pisándole los talones y se enfrenta a un nuevo rival directo que jugará un papel importante en las próximas elecciones. Pablo Casado no parece plantearse siquiera la posibilidad de aislar a Vox –a diferencia de la derecha francesa o alemana–, algo que sin duda le puede pasar factura en España y que en Europa tendrá que explicar. Promete que el PP gobernará Andalucía “desde la centralidad y la moderación”. La moderación y el centro que proporciona Vox.
Que la derecha vaya a gobernar Andalucía por la irrupción de la extrema derecha cambia el mapa político español. El resultado va a radicalizar aún más el debate político nacional, va a disparar a Vox en las encuestas, va a extremar el discurso de los principales partidos sobre el modelo territorial, va a exagerar las diferencias entre la periferia y el nacionalismo español. Va a dar a luz una España peor.
En 2019 habrá elecciones municipales, autonómicas, europeas y –ya con seguridad– generales. Y todo puede pasar.
No seré yo quien se rasgue las vestiduras:
1. A fin de cuentas, ha sido la voluntad popular, que es uno de los principales fundamentos de la democracia.
2. Una vez que exista la ultraderecha, más vale que estén legalizados, pues así de algún modo, están controlados por la ley.
3. Los disturbios de Cádiz los convierten en víctimas, lo cual los refuerza en razones y en votos.
4. No es comparable a los años 30, el contexto es otro, como Chomsky apunta en una entrevista reciente. Hoy, en la medida en que fuesen copando espacios de poder, comenzarían a emerger unas fuerzas moderadoras (sindicatos, movimientos sociales, tribunales…) que lo harían inoperantes.
5. Y, lo fundamental, VOX puede servir como chivo expiatorio (“ellos son los malos, no es sistema”). Pero, quiero recodar que el PPOE, verdadero cáncer del sistema, ya hizo, con nuestro silencio, casi todo lo que VOX no podría hacer, pues nos echaríamos encima. Por ejemplo:
a. Emigración: las concertinas (o cuchillas), las devoluciones en caliente, la masacre del Tatajal (¿16 muertos?), las devoluciones en caliente, las CIES (o “campos de concentración”), la retirada de la tarjeta sanitaria a inmigrantes, las redadas racistas…
b. DDHH: las torturas de Intxaurrondo, la cal viva, el GAL, la Ley Corcuera, la Ley Mordaza, el cieere de Egin y Egunkaría, la encarcelación de periodistas (Pepe Rei), la censura (La clave, Pedro Ruiz, Krahe, Trevijano…).
c. Políticas antisociales: Desahucios, copago, privatizaciones, regaloa la banca corrupta de 40.000 millones de euros.
d. Política internacional: venta de armas a Arabia Saudí, complicidad en la guerra de Mali, Irak, Libia, Afganistán, linchamiento de Venezuela…
En definitiva, lo que sucede con VOX es como el paisano que no quiere que llueva, no se le moje el cristal y el pollete, y no s da cuenta de que su casa está anegada por la lluvia.
Un abrazo a todas.
Oía a la única empresa que vaticinó el crecimiento de VOX y le dió 10 diputados-a un tal Michavila que tiene bastante pinta de ser del Opus- decía que la cuestión de Cataluña ha jugado,la de la inmigración y decía que detectaban hasta 50.000 de votos por anttifeminismo.Evidentemente Abascal es un fascista o un trumpista-ya en la primera rueda de prensa apunta las formas trumpistas contra los medios de comunicación-.Lo que no acertaba el analista Michavila es en las causas de la abstención(decía que era por la cuestíón catalana) por la sencilla razón que los que hacen encuestas no preguntan por las causas de la abstención,ni preguntan a los que se abstiene.La abstención ha sido decisiva para la irrupción de VOX porque con una particpación más alta no hubiera tenido este empuje.Las causas pueden ser muy diversas1.Son 40 años.2.Susanita no era buena candidata.3.Se equivocó en su alianza con Ciudadanos.Pedro Sánchez actual está pactando con Podemos.4.Los ERE. Evidentemente la cuestión catalana ha influido como revela el hecho que crecen los que han centrado la campaña en ese tema salvo el PP que tenía un candidato paquete(pide el voto a una vaca) y que está tocado por la corrupción.Las propuestas de Abascal son completamente inviables:reforma el Estatuto,devolver competencias…las derechas no tienen las mayorías pertinentes.Evidentemente el independentismo catalán ha hecho un flaquísimo favor a las izdas,por la misma razón que la independencia de Cataluña produciría una derechización total en el resto de España(asombrosa la cara de los líderes independentistas comentando el ascenso de VOX).Pero Pedro Sánchez debe persistir en la desinflamación del tema catalán quizá con un toque de la “técnica Torra”,alguna declaración españolista y luego hacer lo que te sale de los cojones.No creo que las condiciones de Andalucía se vayan a reproducir en el resto de España porque no creo que los níveles de participación sean tan ridículos,ni la política de Pedro Sánchez es la de Susana.Finalmente,se revela lo volátil del voto.Naciendo partidos sin estructura(así ocurrió con Podemos,ahora VOX).Decía yo de coña a un amigo que voy a hacer un partido de extrema izda VOX POPULI(los indignados de la extrema izda),pero creo que el votante de izda es más crítico con la división y más gilipollas.Estas manifestaciones después del triunfo de VOX,a los que hubo tras Trump o el colmo,tras el Brexit que no tenían la excusa de no votar típica de las elecciones en parte cierta(para la mierda de partidos de izda que hay).Creo que hay votar más y llorar menos.También los partidos de izdas mejorar su capilaridad en la sociedad:partidos con escasísimos militantes o inscritos,nacidos al calor de tertulias televisivas.Son los límites de la “telepolítica”.En cuanto a VOX creo que su programa territorial es inviable porque no hay mayoría,su programa sobre los inmigrantes chocaría con las garantías constitucionales si es que cabe ser más duro con los inmigrantes de lo que son nuestras leyes,su programa moral inviable porque Gallardón se tuvo que ir por intentar reformar la ley del aborto,y su programa sobre la memoria histórica no sé que diferencia puede haber con Rajoy que se jactó en público de no gastar un euro en aplicarla.En cuanto a Sánchez ve seguir a lo suyo que Susanita se llevó lo que sembró pactando con Ciudadanos contranatura.
Sánchez debe seguir,quise decir
La opinión de un mexicano.
http://piensachile.com/2018/11/avanza-la-intolerancia-y-el-fascismo-en-las-americas/
Uffff… ¡Que panorama tenemos!
Y los partidos a la gresca.
¿Cómo puede una provincia explotada por los caciques, duquesas, condesas, señoritos y etc.etc. que jamás han pagado un céntimo por poseer casi toda la provincia, caer en la trampa con tanta facilidad?
¡No lo puedo comprender!
Un abrazo querida Olga.
pili
Cito al Obispo de Córdoba
“De esta manera Andalucía se sitúa como pionera de un cambio social que esperamos en la sociedad española. Andalucía tiene una sensibilidad propia, Andalucía sabe lo que quiere y a donde va.”
Me pregunto: ¿Qué tipo de cambio social será? Porque cuando las derechas hablan de “cambios sociales” hay que andarse con cuidado. ¿Mejorará el tipo de Cava de las fiestas de alguna duquesa? Y como la Iglesia también sabe bien lo que quiere sobre todo en materia inmobiliaria ¿A qué le irán a echar mano? La Mezquita veo que está en litigio, pero la Alhambra sería un lindo lugar……
¡¡¡Vergonzoso!!!
¡Ah! Si ellos no conocen la vergüenza; la reparten entre las personas, que no son capaces de pensar y actuar en consecuencia.
¿Por qué tienen tanto miedo… a la “condenación eterna”?
Si viven con tanta angustia, que sentido tiene, crearse un “dios” a su imagen y semejanza.
¡Ah! Claro, el dinero lo puede todo, hasta un lugar en el “cielo”.
¡Señor, señor… que castigo!
pili
Suponíamos que habría obispos que se alegrarían mucho con estos resultados: aumento de la abstención que implica desinterés por lo público, fuerte entrada de ultraderecha, probable caída de la izquierda en Andalucía y tal vez en España. ¡Que tranquilidad! Se van a acabar los problemas de la Iglesia con la democracia…
Pero no creíamos que tan pronto y tan claro lo iba a expresar el obispo de Córdoba.
He aquí alguna de sus frases:
El vuelco electoral en Andalucía producido el pasado 2 de diciembre en las elecciones autonómicas ha sido espectacular… Me alegro de que esta sociedad andaluza, que muchos de dentro y de fuera desprecian o minusvaloran, haya sido capaz de dar un vuelco de este calibre, rompiendo una inercia casi imposible de superar. De esta manera Andalucía se sitúa como pionera de un cambio social que esperamos en la sociedad española. Andalucía tiene una sensibilidad propia, Andalucía sabe lo que quiere y a donde va. Harta de promesas incumplidas, que la tienen a la cola en tantos aspectos, pide a gritos ser protagonista de su propia historia, y que no contradigan sus sentimientos más nobles.
No se puede estar contradiciendo la sensibilidad de un pueblo religioso y cristiano, un pueblo que pide respeto para sus tradiciones religiosas y está dispuesto a respetar a los demás. No se puede estar atacando la libertad religiosa impunemente, reclamando la propiedad pública de la Mezquita-Catedral de Córdoba con argucias que no se sostienen ni por parte de los que las montan. No se puede ir contracorriente queriendo construir un mundo sin Dios, en el que caben todos menos el Dios que ha configurado nuestra historia…
Ahora viene la responsabilidad de los que han obtenido la confianza de los electores. Le pedimos a Dios y a su Madre bendita que sepan gestionar bien el encargo de quienes los han votado y de toda la sociedad a la que sirven. No se trata de ninguna revancha, se trata de una renovación y regeneración de la noble tarea política, librándola de toda corrupción.
La Iglesia Institución en esta manifestación de una autoridad, lejos de respetar e integrar la diversidad, se esfuerza en acusar, separar. Oprtunidad perdida.
Salvando las distancias y los modos de otras épocas, en el fondo, y desgraciadamente, es más de lo mismo. No nos engañemos, ni dejemos que nos engañen unos y otros.
La naturaleza humana es como es. La historia se repite, aunque las circunstancias varíen y aparenten cambiar a las personas.
Antonio, querido amigo. Nada ha cambiado. Nada. Por mucho que lo deseeis algunas personas.
Todo ha sido humo de colores.
Lo siento , sobre todo por vosotros, sois unos luchadores incansables.
Un abrazo
Qué poco rigor político, ahora, pasadas la elecciones venga Susana Díaz y reconozca que se equivocó en no centrar su discurso como hicieron los demás partidos andalucistas que lo centraron en Catalunya.
En este sentido ya me expresé al día siguiente tras el recuento ¡Vox resucita Franco y lo ha hecho posible el “ a por ellos”
En qué quedamos ¿desean los electores/as que el discurso de los políticos se centre en sus necesidades más perentorias y vitales como así constantemente se les oyó gritar a los políticos constitucionalistas durante el proceso catalán o ahora que inocentemente se lo había creído la presidenta de Andalucía, todos menos ella, han olvidado aquel discurso al comprobar el rédito obtenido del “a por ellos” y trás el éxito han cogido la directa.
Los resultados se han visto ahora pero de su peligro, durante el proceso, ya lo advertían los políticos catalanes así que ahora preguntarse por Puigdemont no procede.
Ojalá el problema fuese solamente Catalunya. Es muchisimisimo más preocupante. Muchísimo más. Piensa en Europa, piensa en EEUU.
Hay una crisis bestial mundial y los partidos políticos con poca clase personal lo aprovechan. Oportunistas.
Y nos comportamos los votantes como absolutos indocumentados.
Tantas redes sociales, tantas redes sociales…menuda desinformación tenemos.
Y cero memoria.
Hasta que vengan a por nosotros, que decía aquel poemita del autor de esperando a Godot.
Pero en las generales no se repartirán estos resultados. Saldrá mucha más gente a votar.
Espero.
Pues ahí va mi apuesta.
Gobernará el PSOE junto con ciudadanos y podemos. Ciudadanos no puede apoyar a PP. No puede. Perdería su halo de moderación. Tiene una oportunidad de oro para marcar distancias con el PP, que claramente se ha escorado a la derecha. Una derecha preocupante.
Veremos.
Y ¿dónde están Sánchez, Iglesias, Rajoy y Puigdemont en esta historia? En un planteamiento de la convivencia política desde actitudes absolutas de amigo-enemigo, la extrema derecha, sin reparo alguno por nada, tiene todas las de ganar. Hay veinte causas profundas para explicar este terremoto, pero hay una que las empasta como el cemento: incapacidad para pactar nada con los contrarios. Las actitudes amigo-enemigo en política, “nosotros y lo nuestro y punto”, en cualquier dimensión de la convivencia (económica, política, jurídica, ideológica, antropológica, cultural y religiosa)”, lo arruina finalmente todo. Satisfacen el ego de los líderes puros y quizá de los filósofos de salón (ética de las convicciones), pero arruinan por completo la marcha de una sociedad tan diversa en ideas como antagónica en intereses (ética de la responsabilidad). Amo a los políticos con sentido del riesgo calculado desde los más frágiles; desde ellos, pero sin dañarlos por amor; porque hay amores que matan; en política también. Menos banderas y eslóganes y más pactos inteligentes y transitorios entre distintos y hasta contrarios. Claro, eso es la política; para criticarla y cuestionarla, ya estamos los “filósofos”. Son papeles complementarios… cuando se solapan, adiós a la política, y triunfa la ultraderecha. Opino.
Es que este muchacho tiene toda la razón. Y siento mucho que la tenga.
La subida de la extrema derecha en Europa viene ya de lejos. No lo puedo entender. Bueno, lo entiendo porque se están dando condiciones económicas similares a las de los años veinte. Pero es que tenemos tan , tan cerca lo que supuso el fascismo en Europa que no logro entender cómo vamos a permitir que vuelva. Bueno, ya ha vuelto.
Es alucinante. Preocupante, Desolador.
Es cierto, es la primera consecuencia electoral del ‘ a por ellos’ pero ese ‘ a por ellos’ también tuvo su causa.
Y además, que no se nos olvide que los votos de los ciudadanos y ciudadanas son los que ponen a un partido u otro en el poder. La responsabilidad es de cada uno de nosotros. Pero claro, cuando nos comportamos como masa, es que somos incapaces de pensar.
En fin.
Suerte a todos, nos va a hacer falta.