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Una mujer sacerdote en el Sínodo para los jóvenes


El Consejo Mundial de las Iglesias hizo el regalo de enviar como observadora sinodal a la reverenda Martina Viktorie Kopecká, 32 años, una mujer sacerdote de la Iglesia husita checolovasca, que trabaja como delegada para la juventud en la sede central del Consejo en Suiza. El atriero Pedro Zabala nos envía esta noticia porque, aunque ya publicada en Religión Digital, merece la pena que conste en nuestra columna central. Es delicioso cómo cuenta su experiencia de convivir esos días con obispos y cardenales. AD.

Reverenda Martina, la única mujer sacerdote en el Sínodo: “Me sentí aceptada. Se escuchó mi voz”
“Me sorprendió que me escucharan… No me rechazaron, me aceptaron como miembro de la familia”
Cameron Doody, 28 de octubre de 2018 a las 16:08

“Me sentí aceptada. Se escuchó mi voz”. La reverenda Martina Viktorie Kopecká fue la única mujer sacerdote presente en el Sínodo sobre los Jóvenes, y afirma habérselo pasado bien. “Mis respuestas fueron valoradas. Nos apoyamos unos a otros”, afirma esta sacerdote de la Iglesia husita checoslovaca, de 32 años. “Incluso pudo hacer girar la dirección” de la conversación en la que participaba en su círculo menor e influir en las decisiones que el Sínodo tomó.

Ataviada con una túnica negra impresa con un cáliz rojo, y una estola blanca, la reverenda destaca entre la multitud de sinodales. Como ha reconocido a America, al principio, los cardenales y obispos en Roma “estaban sorprendidos, quizás consternados” al verla. Hasta tal punto en el que esta observadora del Sínodo en representación del Consejo Mundial de Iglesias se vio obligada a cenar sola en sus primeras tres comidas en la casa internacional para clérigos en la que se ha instalado.

“Dije: ‘Esto es un desastre'”, reconoce la reverenda Martina. Sin embargo, al segundo día, un obispo paraguayo pedía si podía sentarse con ella. “Yo dije, ‘¡Sí, por favor!’.

Martina dice que este encuentro con el prelado latinoamericano fue un “punto de inflexión” en su experiencia en Roma. El obispo estuvo “muy interesado en quien soy”, recuerda. “Sí, soy chica. Soy ordenada. Pero él estuvo interesado en mi cultura e Iglesia y, después, muchos otros más se unieron a nosotros”.

Las cosas habían empezado a mejorar, pero el punto culmen hasta aquí no llegó hasta que ofreciera una intervención ante todos los sinodales en la que enfatizó la importancia del ecumenismo, llamó al Sínodo “una señal de esperanza” y afirmó que los jóvenes tienen la capacidad de ser constructores de puentes. Los padres sinodales, dice, “me reconocieron como la chica en la cena y ahora como sacerdote. Ha tardado su tiempo, pero me han aceptado“.

“Después de mi intervención, muchas personas vinieron a mí en los pasillos, diciendo que me escucharon y se inspiraron”, continúa la reverenda. “Me sorprendió que me escucharan. Soy bastante joven y una mujer… No me están rechazando. Me aceptan como miembro de la familia”.

En cuanto a los temas que la sacerdote dice que se ha tocado en su círculo menor, dice que se ha discutido una cuestión con la que está particularmente familiarizada: la ordenación de mujer diaconisas. “Entiendo que no es una cuestión fácil. Es sensible”, reconoce la reverenda Martina. “A veces no estoy de acuerdo pero esto intentando aceptar los diferentes contextos y antecedentes”, observa.

“Para mí, la ordenación no es una cuestión de género sino de dignidad humana e igualdad de posibilidades“, explica. “Las mujeres trabajan mucho en la Iglesia hoy y deben ser consideradas como líderes espirituales y siervos de Dios. Ellos están haciendo el trabajo más duro, cuidando a las personas en situaciones de miseria. Hacen que el rostro de la Iglesia sea más humano”.

Como no podía ser de otra forma, la reverenda Martina afirma que otro punto alto del Sínodo hasta aquí ha sido el Papa Francisco, quien dice que siempre “está muy relajado, con una sonrisa en los labios”.

El Papa, añade la religiosa, “es realmente inspirador para muchos jóvenes porque no es viejo”. Destaca de él que “es abierto, creativo y enérgico, pero también aporta sabiduría y experiencia, pero no en el sentido en el que esté empujando a nadie a nada”. “Solo trae sus valores”, dice la reverenda.

6 comentarios

  • Manuel

    Me parece un hecho necesario que las mujeres (50% de la población) estén presentes en todos los estamentos de acuerdo con sus meritos. Si Jesús hubiera venido en nuestra época, el perfil de los clérigos sería muy distinto del que lucen muchos de los pastores en la actualidad.
     Viola todos los derechos y la educación más básica y elemental que unos individuos ecumenistas y católicos menosprecien a la única mujer ordenada (“Se vio obligada a comer sola en sus primeras tres comidas en la casa internacional para clérigos”) que se atrevía a participar en el sínodo de los jóvenes (ella tiene 32 años y la edad media de los obispos sinodales es superior a los 65).
    Hay  una doble lección que nos transmite Martina: Pone en práctica la igualdad  de las  personas “La ordenación no es cuestión de género sino de dignidad humana e igualdad de posibilidades”. Simplemente respetar los derechos humanos Art 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”  Además es políticamente educada “me sorprendió que me escucharan soy bastante joven y una mujer, …  No me están rechazando“. Hablando del Papa dice: “es realmente inspirador para muchos jóvenes porque no es viejo” ( solo 82 años).
    Si se considera joven a los menores de 35 años, poca representación de estos había en el sínodo. Esto será fruto de otras reflexiones en otro momento.

  • Antonio Rejas

    No puedo decir nada concreto sobre esta noticia, pero me alegra muchísimo que una mujer sacerdote esté participando de un evento importante convocado por Francisco. El ecumenismo y la idoneidad de las mujeres para el sacerdocio hay que practicarlo. Llevamos mucho tiempo hablando de ecumenismo pero sin avances reales en el mismo. El sacerdocio de las mujeres en la Iglesia Católica debe empezar a ser una realidad. Lo de los doce discípulos hombres no tiene que ser motivo para negar el sacerdocio a las mujeres que tuvieron gran importancia en el seguimiento a Jesús, pero los varones fueron restando su poder por el machismo extremo de aquella época (aún sigue) como se refleja en los evangelios.

    • oscar varela

      Ok!
      Pero pregunto:
      ¿no es el “sacerdocio” (especialista en mediaciones sacras) una semilla de des-igualdad?

      • Isabel

        OK! Señor Varela. Esto de defender la igualdad consistente en que seamos y hagamos lo mismo que los hombres, pues en fin..
        Cuando se habla de este tema siempre recuerdo a Virginia Wolf:
        “Mientras la Iglesia de Inglaterra rechace nuestros servicio -¡ojalá nos excluya durante largo tiempo!- y se nieguen a que compartamos sus acervos y privilegios, estaremos a salvo, sin realizar el menor esfuerzo, de las particulares lealtades y vasallajes que dichos acervos y privilegios engendran.”

    • Mª Pilar

      Para mí, no es nada especial; ni hace renacer la esperanza, de volver a leer e intentar vivir el Mensaje de Jesús, que para nada fue sacerdotal.

      Y si nos ha llevado a complicar tanto su Proyecto… que apenas lo podemos ver e intuir.
      mª pilar

    • Sobre todo teniendo discípulas de la talla de María Magdalena.