Javier Valenzuela, viejo amigo y gran periodista, me ofrece este texto que tiene algo que ver con “la visita de María, en carne mortal a Zaragoza, para animar a Santiago deprimido. Tal es la desolación que nos invade, que estamos incluso inclinados a agarrarnos al clavo ardiente de la frágil alianza Sánchez-Pablo José para no hundirnos del todo. Yo estoy de acuerdo en lo que dice Javier en info-libre. AD.
Lo malo de combatir el fuego con gasolina es que el incendio se extiende pavorosamente y termina abrasando a todo el mundo. Hace un año, demasiada gente que se dice demócrata –alguna incluso que se dice de izquierdas– demostró una alucinante complacencia con la reacción nacionalista que despertó en buena parte del resto de España el intento de celebrar un referéndum independentista en Cataluña.
No olvido su desaprobación cuando unos pocos lamentábamos el “¡A por ellos!” y los llamamientos a la exhibición militante de unos símbolos –la bandera rojigualda y la Marcha Real– que, lamento tener que señalarlo, eran los de la España totalitaria y nacional-católica de Franco y, anteriormente, los de la España borbónica. Recuerdo su disgusto cuando condenábamos la violencia policial contra catalanes que sólo querían votar en una consulta de la que ellos mismos decían –y en esto llevaban razón- que no tenía la menor validez legal. Guardo memoria de sus acusaciones de exageración cuando nos alarmábamos por la salida a la calle de una ultraderecha envalentonada.
No, te decía esa gente, España está curada para siempre del autoritarismo y el fascismo. Nuestra democracia está tan arraigada o casi como la británica. Albert Rivera y su gente solo son unos jóvenes y simpáticos liberales. Los tipos mal encarados que aporrean a rojos y separatistas no llegan a cuatro gatos. El único nacionalismo peligroso en nuestro horizonte es el de Puigdemont, Junqueras y compañía.
De aquellos polvos vienen estos lodos. Ahora esa misma gente tan complaciente hace un año con la reacción españolista se declara sorprendida por el éxito del mitin que Vox celebró el domingo en Vistalegre. Constata con pasmo que el océano de banderas borbónicas y gritos patrioteros de ese mitin es gemelo al del acto que ese mismo día celebraba Rivera en Barcelona. Y cae en la cuenta de que la derecha nacionalista española ya dispone de tres formaciones, tres, que, con tal o cual matiz, coinciden en dar vivas al rey y pedir mano dura en Cataluña, en demandar la poda o la eliminación de las autonomías, en desear la prohibición de los independentistas, en oponerse a la desacralización de Franco, en satanizar a los inmigrantes… Tres formaciones aznaristas cuyos votos podrían sumar muchos millones.
Soy internacionalista, nadie tiene que convencerme de que la independencia de Cataluña no sería un paso adelante en la historia de la humanidad. Jamás he compartido los objetivos del procés y creo, además, que sus impulsores cometieron un desatino al lanzarse a tan discutible aventura sin contar con el apoyo de una amplia mayoría de la sociedad catalana, y sin tener en cuenta la correlación de fuerzas. Fue su fiebre nacionalista la que despertó al monstruo nacionalista español. Pero los pecados de unos no absuelven los de otros.
Hace un año, escuché muchas voces que predicaban que la izquierda no puede ser nacionalista. Estoy de acuerdo. A cierta izquierda catalana le reprocharé siempre que, en vez de proponer un proyecto colectivo a las fuerzas progresistas del resto de España –una reforma del Estatut y una reforma de la Constitución de 1978, como programa mínimo; una República Federal como objetivo a largo plazo–, se sumara a la derecha de CiU en la deriva independentista.
Pero cuando hace un año escuchaba las denuncias sobre la incompatibilidad entre progresismo y nacionalismo me asombraba al ver que la casi totalidad de ellas se referían tan solo al nacionalismo periférico, al de pequeñas comunidades sin Estado propio. Y no daba crédito al contemplar que algunos de los que más subrayaban esa incompatibilidad se sumaban jovialmente al PP y Ciudadanos en manifestaciones pobladas de enseñas rojigualdas y gritos de “¡Soy español, español, español!”. Como si no existiera el nacionalismo de los territorios con Estado, como si Hitler, Mussolini y Franco no hubieran sido nacionalistas furibundos, como si no lo fueran Trump, Le Pen, Salvini y Orbán.
En fin, alguien tiene que decirlo: el Gobierno de Pedro Sánchez nos hace un buen servicio a todos intentando descrispar el conflicto catalán. ¿Cuánto tiempo logrará resistir tanto a las torpezas verbales de Quim Torra como al griterío bélico del PP, Vox y Ciudadanos, deseosos de entrar a saco en el otro lado del Ebro y que caigan Sansón y los filisteos? ¿Seguirá demostrando agudeza para comprender que los grandes medios de comunicación de Madrid sobredimensionan interesadamente el menor incidente en Cataluña?
Hay elementos objetivos para pensar que, tras su gatillazo de hace un año, el independentismo catalán se desinfla. El fuego no está extinguido, es evidente, pero su vigor no es el de 2017. Si no se le arroja gasolina puede seguir menguando. La tercera vía –diálogo, negociación y pacto, ni para ti ni para mí– es la solución más razonable. A Unidos Podemos, el único apoyo natural al Gobierno del PSOE, se le ha denostado a mansalva por decirlo en voz alta en un tiempo político en que la testosterona parece más valorada que la inteligencia.
Ahora Sánchez parece haber asumido que lo más sensato es no liarla aún más, y de ello me congratulo. Aunque solo fuera por eso, prefiero que siga en la Moncloa a que se celebren unas elecciones anticipadas en las que los tres partidos de la derecha extrema compitan entre sí por ver quién mea más español y más lejos.
Hay un dicho “baturro…baturro” que nos viene que ni pintado en estos menesteres.
Es… quedarse cada cual con su idea, sea buena o todo lo contrario; la extrema derecha, está haciéndose una fotografía de sus sentires, que hace temblar al más valiente.
Y la otra parte en contienda… cada día, nos despierta con nuevas insensateces.
¿A donde nos va a llevar todo esto?
A un verdadero desastre, a una desunión, que nadie con sentido común deseamos; cierto, que este sentido… anda muy escaso campando a sus anchas por las calles de este dolorido país.
Y aquí… el dicho “baturro”:
“Chufla chufal (le decía un maño al tren, mientras este, caminaba tranquilo por la vía del tren) Que como no ta apartes tu…”
Una auténtica fotografía, de lo que hoy nos está sucediendo… tristemente.
mª pilar
Bueno, pues felicidades a todas las Pilares y a todas las mañicas aunque no se llamen Pilares. No me entusiasma celebrar este Día Nacional, tampoco siento vergüenza de ser español, en conjunto la historia de nuestro país y de todos los países está llena de m. y de buenas acciones, o sea que no se trata de sacar pecho ni de taparnos la carr y escondernos.
Y también es cierto que los países que han adoptado como idioma el castellano han formado, hemos formado como una comunidad que camina por la historia como un todo un tanto diluído e impreciso pero dialogante, con unas mismas alegrías y bienandanzas y unas mismas enemistados y antipatías: que si Bolíbar, que si el comandante Riego, que si más vale honra sin barcos que barcos con honra o como se diga, que si García Lorca, que si Neruda, que si…Que si a Cuba la dejamos en cueros cuando nos tuvimos que ir de allí y al Marquésde Comillas se trajo todo el dinero que allí robó para engrandecer a Cataluña o a España o a…Que si un primo mío, el Almirante Cadarso, fue el héroe que defendió Cavite y Manila contra el ataque de los yanquis, que si…
Hoy por hoy, me preocupa sobre todo que con el nombre de España los ricos de este país despellejan a los pobres que no se sienten muy orgullosos de llevar en cima el apelativo de españoles…Pues no, para algunos de nosotros nuestras patrias más que madres son madrastras o malas madres…Y cuesta un poco sentirse satisfecho con ellas…
A la pregunta ¿de dónde ha salido el tal Quim Torra? Responderé yo misma!
Lo puso el imperio de la ley en manos del juez Llarena después de que el gobierno de Rajoy no aceptara los resultados de las elecciones catalanas el 21-D del año pasado. Esto hizo que Puigdemont, quie encabezara la lista más votada no pudiera ser investido presidente de la Generalitad, se probó entonces con el segundo de la lista Jordi Sanchez que a pesar de que muchos juristas que veían interpretaciones legales en las que aun estando en prisión podía ejercer su función de presidente, el juez Llarena tampoco le era de su agrado, así que sacándose cualquier argumentación de la manga se lo cargó. Se probó entonces con Jordi Turull, el tercero de la lista. Y esta vez el colmo se adueñó de la situación porque después de su discurso inicial en el Parlament y después de que se votara en una primera vuelta en la seguridad de que en la segunda quedara elegido ya como presidente, entremedio de ellas fue llamado por Llarena junto con otros altos cargos y de allí los llevaron directamente a la prisión, con lo cual quedó también frustrada su investidura.
Desde que la política se ha judicializado quien manda en el Parlament de Catalunya es el juez Llarena. Es esto democracia? Donde está la soberanía parlamentaria? Quim Torra nunca ha sido santo de mi devoción, pero es lo que hay, es lo que tenemos ahora, él no ha sido nunca político, hace lo que puede y él solito se ha tenido que tragar el marrón
Este artículo, Antonio, tiene un valor impagable. Atento, como siempre nos lo das, y la posibilidad además de comentarlo. De acuerdo con él al ciento por ciento. El trato a Cataluña debe ser distinto al que dió Rajoy y su acólito, el de “los cien colores” si es preciso, con tal de tocar poder. Y ¡¡Por Dios!! ¿de donde ha salido el tal Quin Torras?. El es que abastece sin descanso el “a por ellos”, para tener el incendio que unos y otros están buscando.
Claro que sí a la España donde quepamos todos.Donde todos tengamos la libertad, la hermandad y la misma justicia. ¡¡¡LA MISMA!!!. No a la impunidad de nadie, ni por su nacimiento, ni por nada que no sea humano, del común de las gentes
¡¡¡Ah, ese Santiago, que según Marcelino Menendez Pelayo, no hay ninguna prueba de estuviera en España, pero sí, dice él, que sí de San Pablo ¡¡¡que barbaridad!!!, menos aún.En fín, dejésmoslo estar. Un abrazo cordial.
Antonio Toston De la Calle.
La misma justicia o no. Una sola Nación española o no. -Mandan las urnas- o ¿a que jugamos?.
La uniformidad impuesta, arrasa con la pluralidad en España. Si por mi fuere, “Estados Unidos de Iberia”.
La pluralidad es lo natural. La uniformidad es un constructo racionalista, tal como digo, impuesto.
Los que son constitucionalistas, (de la constitución actual) son “liberales” pero gritan. “Que vivan
las caenas…”
“Hace un año, escuché muchas voces que predicaban que la izquierda no puede ser nacionalista. Estoy de acuerdo.”
Ya los sabios griegos eran ciudadanos del mundo. En estos tiempos nuestros la interdependencia de todo y todos se hace cada vez mas patente. Pero…
No podemos ser internacionalistas en base a lo económico solamente. existe otro factor igual de importante a tener en cuenta, lo cultural. Y aquí entra a funcionar el error garrafal y secular de la izquierda, marxista por antonomasia.
La izquierda para el factor cultural, esta in albis, no tiene “programa” porque no contempla dicho factor cultural. Los movimientos culturales nacionalistas son feudo de las derechas. En Cataluña, por muchos años ha gobernado CIU (con un traidor como jefe), las derechas. Los “progresistas” están por encima de esas cosas burguesas… porque son “internacionalistas” craso error.
De acuerdo lo absurdo hoy de las fronteras. Pero el legitimo sentimiento de pertenencia a una cultura determinada con su idioma propio, caso de los catalanes. En primer lugar se ha de respetar, y en segundo, se le debe permitir su natural desarrollo.
Cataluña no es simplemente una vaca que ordeñar.
También estoy de acuerdo.
Los pecados de unos no absuelven lo de otros. Frase genial.
Y si, creo que Pedro Sánchez proporciona una sensación de esperanza, junto con su aliado natural, y eso que no me gusta demasiado Pablo Iglesias, aunque tengo la impresión de que algo está cambiando en él.
Por eso no me gustan las campañas de desprestigio a Pedro Sánchez. Es un luchador. Tendrá mucho o poco ego, pero no veo otra opción a día de hoy. Ojalá su partido lo entienda.
Porque no se le puede negar que valor tiene.
Y a ver si entendemos de una vez que ser guapo no significa ser tonto. Eso es algo que las mujeres sabemos perfectamente. Ser guapo es una suerte. Punto.
Creo que la mayoría de los españoles nos cansa ya el tema de Cataluña. Es un proceso totalmente hueco . otro huevo de Pascua. Y a los mayores ya nos sienta mal el chocolate.
Porque si lees un poquito de historia, te das cuenta de que los que apoyaron a los Austrias fueron los terratenientes, los poderosos. Y de repente resulta ser un movimiento liberador para las clases trabajadoras. Es alucinante, pero si el partido de Pujol y de Más es derecha pura. No entiendo. Ha sido una maniobra de distracción bestial.
Y se apoyan en persona que desde siempre, en su familia, han tenido muy lícitamente un afán independentista. Desde todos los siempres. Pero cuántos hay de éstos? No lo sé, pero tengo la impresión de que muchos ni saben exactamente por qué piden la independencia. Esa es mi impresión. Pura intuición.
Y ya, para terminar de cargårmela, creo que lo que se busca es hacer un país nuevo, pequeñito, y , a ver cómo lo digo, pues donde se paguen menos impuestos. Sería una buena jugada. Tienen una posición en el mapa estupenda.
Otra intuición. Otra cosa es que lo consigan, porque no todos los partidos independentistas piensan igual.
Dicho todo esto con todos mis respetos a todos los catalanes. Es una opinión.
Un saludo cordial.