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¿Franco en la catedral de la Almudena?

       Si miráramos la realidad con ojos limpios, apenas nos importaría que los huesos de Franco se enterraran en la sierra del Guadarrama, en el monte del Pardo o en cualquier cornisa del río Manzanares. Pero deseos y temores distorsionan la mirada, perturban las emociones y de cuestiones banales hacemos dramas, mientras pasamos de largo junto al herido del camino, como el sacerdote y el levita de la parábola de Jesús.

        Nuestro cerebro, creación maravillosa pero aún inacabada de la evolución, hace que las cosas no nos parezcan simplemente lo que son –formas abiertas del Absoluto universal–, sino lo que desearíamos que fueran o tememos que sean. De todo hacemos un símbolo, no solo de lo Real Invisible, del Infinito bueno, sino también, y más a menudo, del fantasma de nuestros sueños y miedos. El sufrimiento que se sigue de ello no tiene fin: ambición y tiranía, odio y venganza, guerras y cruzadas.

        La capacidad simbólica hizo que se construyera en el Guadarrama la basílica y el monasterio del Valle de los Caídos –solo los caídos del lado de Franco– bajo una cruz de 150 metros de altura, y se edificara en el Pardo el palacio del Caudillo dictador, y se acabara erigiendo en la cornisa del Manzanares la catedral de Madrid, junto al Palacio Real y muchos edificios señoriales de la capital del Reino de España. La basílica, la cruz y el palacio, el monasterio y la catedral son símbolos de la patria de los vencedores y de su Iglesia nacional-católica. Y del terrible destino de los vencidos. La capacidad simbólica es la fuente de nuestras obras más sublimes, pero también la causa de nuestras creaciones más siniestras. ¡Pobre humanidad!

        Por eso es inaceptable que los huesos o la momia de Franco sean honrados en el Valle de los Caídos, construido por el trabajo forzado de millares de presos, en “un lugar perenne de peregrinación –según reza el decreto fundacional–, en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposan los héroes y mártires de la Cruzada”. Es indigno de la memoria de todos los caídos que se honre a los vencedores que “dieron su vida por Dios y por la Patria” –pobres víctimas al fin y al cabo– y se humille a los vencidos, doblemente víctimas, en un lugar convertido en “el signo social del nuevo Estado nacido de la Victoria”. Penosa retórica.

            Por la misma razón, sería inaceptable que la tumba de Franco sea trasladada a la cripta de la Catedral de la Almudena. Y resulta difícil comprender la argumentación del arzobispo de Madrid, el cardenal Osoro: “Yo no puedo oponerme al derecho que tiene la familia de sepultarle en la cripta, que no es la catedral. En la cripta hay una propiedad de la familia Franco y como cualquier cristiano tiene derecho a poder enterrarse donde crea conveniente”. No sé qué dirán el Derecho y los jueces, pero el arzobispo de Madrid no puede hablar así en nombre de la Iglesia que dice representar.

        Por de pronto, la cripta forma parte del mismo conjunto arquitectónico y simbólico de la catedral, supuesta casa de toda la comunidad cristiana de Madrid. En cuanto a Franco, es todo menos “cualquier cristiano”: es la figura de un dictador, responsable mayor de una encarnizada guerra civil con centenares de miles de muertos, y el icono de una Iglesia aliada, Iglesia de reyes, condes, duques, marqueses y gentes que han podido pagarse 200.000 euros por un panteón en esa cripta. No es la Iglesia de todos, no es la Iglesia de Jesús.

        Tampoco fue Francisco Franco, en realidad, el responsable verdadero de su Cruzada mortífera. Fue su figura, el ficticio papel político-religioso que le adjudicaron y que él asumió por error. Y su memoria no podrá descansar de verdad mientras no se la libere del mundo imaginario que le asignaron y se asignó erradamente. Ni podrán vivir en paz sus familiares y partidarios mientras sigan reivindicando sus trofeos de guerra.

        Y esto mismo vale para todos. Nadie podremos vivir en paz mientras sigamos obsesionados con un panteón. Mientras no nos liberemos de nuestras derrotas y rencores y deseos de revancha. Mientras no ensanchemos nuestra capacidad simbólica y nuestra conciencia hasta el Infinito divino al que aspiramos en lo más profundo de nosotros. Mientras no seamos, como somos, “capaces de Dios”.

17 comentarios

  • Es que me paaaarto

    Menudo diálogo tiene que haber sido entre el señor del vaticano y la ministra socialista.

    Cada uno ha salido con una idea distinta.

    Me imagino al señor diciendo, si, pero… nosotros apoyar a Franco? Pero que no, que no… Quizás sería bueno que… sin duda hay que buscar una solución que deje a todos los sectores contentos …

    Y la señora ministra no debe de estar acostumbrada a ese registro de lenguaje y…

    Me parto.

    Perdón señor Arregi si por una casualidad lee esto.

    Pero es que me troncho.

    Un saludo muy respetuoso y cordial.

  • Javier Pelaez

    Y yo acabo nada impide que el gobierno prohíba que vaya a La Almudena porque el Real Decreto Ley 10/2018 dice:”transcurrido dicho plazo el Consejo de Ministros mediante acuerdo motivado resolverá sobre la exhumación y sobre el traslado,con indicación,en su caso,del destino final que haya de darse a los restos mortales afectados”:No os dejéis engañar por el gobierno que ese “en su caso” lo puede interpretar como le salga de los cojones o de los ovarios que son mayoritarios.Y nada de “protocolos de inhumación” y demás chorraditas de Jesús Bastante.El problema es que el Consejo de ministras no tiene ovarios!!!!

  • Antonio Gómez González

    Simplemente gracias, José. Poco que añadir. Lo has dicho muy bien y con respeto. A ver si te escuchan y, en concreto, Osoro, porque cuando tiene la desfachatez de decir que no tiene nada que hacer se está posicionando para seguir manteniendo el problema, el privilegio de los vencedores y el desprecio de los vencidos. El clero siempre con el poder y en contra del pueblo. ¿Y el Evangelio de Jesús?

  • Izaskun Alberdi

    Yo me centraría exclusivamente en los 2 últimos párrafos del artículo de Joxé Arregi.

    El motivo del artículo,  – Franco una vez más y una vez más con la iglesia involucrada – aunque dolorosísimo para muchos, puede ser una oportunidad para que nos demos cuenta que lo realmente importante es que podemos y debemos crecer dejando de lado “rencores y deseos de revancha”

    Sería bueno poder aprovechar la ocasión para liberarnos y crecer.

    Me temo que me va “a caer la del pulpo” pero UN ABRAZO

  • Javier Pelaez

    Es completamente falso como dicen algunos periódicos de derechas-larazón-que no se pueda limitar el derecho de los familiares a enterrar a su familiar en cementerio de su elección.Basta con leer la Sentencia del Tribunal Europeo de  Derechos Humanos de 29 de mayo de 2018  que autoriza a adoptar medidas proporcionales de restricción-en este caso justificadas porque esa tumba es una afrenta para Madrid,un problema de exaltación del franquismo y hasta de orden público-siempre que se propongan medidas alternativas-punto 35 de la sentencia-.La medida alternativa es que vayan a Mingorrubio.Ahora resulta que los Franco son campeones de los derechos humanos!!!!.Hay que joderse!!!

  • Javier Pelaez

    Se podría denegar el traslado diciendo que es una burla al Real Decreto Ley de exhumación cuyo sentido es evitar la exaltación del franquismo que estos mamarrachos de lis Franco pretenden trasladar a la Almudena.

  • Javier Pelaez

    Como esto es un acto de “chulería de la familia Franco” y como la iglesia no va ayudar lo que deberían las autoridades sanitarias-en este caso la Comunidad de Madrid-es denegarles la autorización del traslado a la Almudena.No necesitan permiso para exhumar,pero si para trasladar hasta Madrid al hacerse el traslado pasadas las 48 horas de la defunción(art.17,b del Decreto 124/1997 y 19 que dice que es preceptiva).Si lo incumplen,se les impone una sanción y a tomar por culo.Desde luego Franco exhumó a José Antonio de Alicante a El Escorial con un Decreto,no con el cúmulo de garantías que tienen esta familia de provocadores.Yo les denegaría el permiso de traslado y si incumplen los sancionaría.Pero la Comunidad de Madrid está en manos de estos peperos que le ponen alfombra roja.

  • Antonio Toston De la Calle

    Claro que sí, Carmen, ¿no le hizo la iglesia “caudillo de España, por la gracia de Dios?. Pues con la misma gracia, que lo mantenga en sus entrañas una vez muerto. Y que lo digiera por los siglos de los siglos.

  • Me gusta mucho  Martin Pallín. Dice cosas muy razonables.  Pero de verdad alguien piensa que le importa algo a la iglesia que se crea la gente algo acerca de lo que dice quede la pena de muerte? La iglesia sencillamente lo dice y lo apunta en su catecismo para poder decir que ella oficialmente está en contra de la pena de muerte. Acaso el catecismo se hace por consenso y queriendo convencer? La verdad, no sé si está en el catecismo o en otro sitio, pero me da igual.

    Qué se espera de la iglesia? Que diga no te entierro aquí porque es un lugar relevante? Donde lo enterró no es relevante? No lo apoyó con todas sus fuerzas en su cruzada? No lo llevaba baja Palio en tiempos de Juan XXIII, el Papa del concilio? A Pablo VI no le gustaba mucho Franco, pero también iba bajo palio. De Pío XII , ni hablo.

    Ahora se espera que la iglesia se niegue a enterrarlo en una tumba que su familia tiene comprada y vacía? Se va a desdecir de su postura de 39 años? Pero es que la iglesia se arrepiente de haberlo apoyado? A qué regímenes apoya en la actualidad? Le interesa a la iglesia poner en su contra a la derecha en España?

    No sé yo… pero apostaría a que será enterrado en La Almudena. Y con un ceremonial por todo lo alto y la Almudena rodeada de banderas de España, repartidas por Vox, entre otros.

    Veremos.

    Un saludo cordial.

    • Javier Peláez

      Es este Papa el que ha puesto que la pena de muerte es inadmisible.Creo que va a ser enterrado en la Almudena en un acto más de vasallaje de la iglesia.Ahora tb te digo que,como es una tumba de paso,algunos iremos a pisar la.A no ser que la ICAR con su proverbial sentido del negocio pase de cobrar un euro a 10 pavos por entrar.Veremos.

  • Javier Peláez

    Hombre que Franco “asumió por error” su papel me suena a cachondeo…

  • Javier Pelaez

    Creo que tiene razón Martín Pallín en infolibre cuando dice,no lo dice así,que si la ICAR quiere que su nueva doctrina sobre la pena de muerte sea creíble no debe enterrar a un evidente asesino como Franco en un templo tan relevante.

  • A mí me da exactamente igual que lo entierren en la Almudena. Creo que es un buen sitio. En una catedral de la iglesia católica que le ayudó a encumbrarse porque defendía sus intereses frente al diablo rojo. La memoria está ahí.

    No entiendo el porqué de no entender algo tan sencillo. De verdad alguien ha pensado alguna vez que la iglesia se iba a oponer a que Franco se enterrarse donde quisiera? Pues eso es historia ficción. Lo que es insostenible es que esté enterrado en un sitio que dice ser un monumento a los caídos por España. Caído? Pero si muriø en su cama con más de ochenta años y meses antes de morir firmó sus últimas sentencias de muerte. Caído? Pero si estuvo cortando cuellos hasta el final.

    Que lo saquen de ahí. Y a la Almudena con él.

    Pero, de verdad esperan una oposición por parte de la iglesia? Pues hagan un poquito de memoria. Además, a la iglesia no le interesa en absoluto ponerse a mal con la derecha española.

    Personalmente, es que no me importa. Lo que sí veo imprescindible es que no esté donde está. No por él, sino por los que están con el.

    Tampoco me importa en absoluto su descanso eterno. En absoluto. El sabrå.

    Un saludo cordial

  • Gonzalo Haya

    También yo preferiría que se cambiara el sentido del monumento como Centro de Interpretación de la Historia reciente de España, y se completara con significativos recuerdos de la otra parte de la Historia. Centro que estudie y visualice la realidad de la Historia. Sólo un estudio objetivo de la realidad -política, económica, social, religiosa- puede orientar hacia un futuro más justo.

  • José Ignacio Ardid

    Buenos días,

    Quiero entender el artículo de José Arregui, pero no acabo de comprender su estilo a dos aguas. Para mí, puedo entender que haya una cierta obsesión para algunos, pero no es menos cierto que necesitamos trabajar la memoria que, dicen ahora, es débil y frágil.

    En mi opinión, y sin ánimo de polemizar, creo que no deberían sacarse esos restos de ahí, porque podemos olvidar quién fue ese personaje de la Historia de España -mal que nos pese-. Cuestión diferente es plantear de nuevo el uso que hagamos de ese monumento y de su evidente simbología.

    Un saludo,