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María la Magdalena (1/3)

CAPÍTULO I: Personaje incomprendido

  1. Advertencia necesaria

      El lector que lea este título tal vez sienta hastío y pase de largo. Y con razón. Es un tema manido. Los escritos relacionados con la Magdalena han sobrepasado el borde del hartazgo. Su figura ha despertado la curiosidad durante siglos y una imaginación desbocada la ha deformado una y otra vez con inventos, fantasías e historias sinuosas, útiles solo para el entretenimiento y el negocio. Tal avalancha de falsa información ha eclipsado el minúsculo volumen de datos ciertos y relevantes, testigos del carácter, la personalidad y el camino abierto por esta mujer formidable.

  1. Datos y omisiones

      Salvo en los evangelios, nada se dice de ella en el resto de libros del NT. Una omisión, por cierto, muy significativa. Su nombre, María, aparece siempre acompañado del gentilicio ‘la Magdalena’ por el que se la conocía (gr.: ἡ Μαγδαληνὴ: ‘oriunda de Magdala’, lugar situado en la ribera occidental del mar de Galilea, a corta distancia de Tiberías o Tiberíades): Mt 27, 56.61; 28,1; Mc 15, 40.47; 16,1; Lc 8,2; 24,10; Jn 19,25; 20, 1.18). Solo en Lc 24, 10 se lee el gentilicio: ‘la Magdalena’ delante del nombre (“la Magdalena María”). Y en Lc 8,2 encontramos un verbo entre uno y otro para asegurar cuál fue la manera habitual con que se refirieron a ella: “María la llamada Magdalena”.

  1. Un papa que confunde y desfigura

      A finales del siglo VI el error de un papa desdibujó por completo la fisonomía de María Magdalena al confundir y fundir su figura con la de otras dos mujeres mencionadas en los evangelios. La ensalada de personajes ha durado la friolera de mil trescientos años. El autor del desaguisado fue Gregorio Magno, un papa de renombre, hijo de una piadosa familia de la nobleza, que destacó por sus dotes políticas y financieras. Durante su pontificado se entregó a la fundación de los Estados pontificios y a consolidar y fortalecer el denominado con astucia y enmascaramiento: Patrimonio de San Pedro.

      Menos ducho en el evangelio que en actividades de acaparar, este papa confundió a la Magdalena con la prostituta que ungió los pies del Galileo con perfume en casa de un fariseo (Lc 7,36-50). Probablemente la proximidad al texto donde Lucas la nombra y ofrece los pocos datos sobre ella (Lc 8,1-2) le llevó a pensar que se trataba de la misma persona. Aunque no quedó ahí la cosa. Como en el evangelio de Juan se cuenta que la hermana de Lázaro también ungió los pies del Galileo con perfume (Jn 12, 1-3), Gregorio Magno no encontró impedimento alguno para admitir así por las buenas que la Magdalena era también la hermana de Lázaro. El revoltijo de figuras emborronó por siglos el perfil de esta mujer.

  1. Dato muy importante: No confundir “salir” con “echar

      Pero aún hay más. Le pareció insuficiente la afirmación de Lucas indicando que de ella habían salido (ἐξεληλύθει, pluscuamperfecto del verbo ἐξέρχομαι: ‘salir’ ‘marcharse’) siete demonios. El texto dejaba sin especificar la causa y el cómo de la salida de tan malévolos tiparracos:

      “Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres, curadas de malos espíritus y enfermedades: María, la llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios…” (Lc 8,2),

      Y , ni corto ni perezoso, el papa Gregorio obvió dicho texto y escogió un apunte del tardío añadido al evangelio de Marcos donde se cambió el verbo empleado por Lucas (‘salir’) por otro (ἑκβεβλήκει de ἑκβάλλω: ‘expulsar’, ‘echar fuera’) que implicaba una acción exorcista del Galileo:

      “y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios” (Mc 16,9).

      La magna artimaña usada por el papa Gregorio demostraba a todas luces que podía ser un completo ignorante en la interpretación de los textos, pero se daba maña para manipularlos en función de su objetivo a lograr.

      El papa Gregorio Magno, en un sermón, ferviente, edificante y completamente engañoso, asoció los siete demonios de la Magdalena a su vida lujuriosa inclinada a la prostitución. Su desconocimiento del evangelio solo quedó superado por su total ignorancia respecto a la razón que mueve a una mujer a prostituirse.

      Al tratarse de un tema de tinte sexual el embrollo caló pronto en la gente y se coló con facilidad en las arterias de la liturgia, que lo reconoció como verdad durante más de trece siglos. Un disparate para la historia que emborronó por completo el perfil de la Magdalena. El grueso error fue subsanado por la reforma litúrgica propiciada por el Concilio Vaticano II. A pesar del arreglo, más de medio siglo después de dicha compostura, todavía hay quien considera equivocadamente a la Magdalena como la gran pecadora arrepentida. Nada que ver, desde luego, con la realidad de esta excepcional mujer.

      El único dato a nuestro alcance útil para aproximarnos a la personalidad y al carácter de la Magdalena es el que nos aporta Lucas:

      “…de la que habían salido siete demonios” (Lc 8,2).

  1. La importancia del verbo “salir” y “el endemoniado”

      El escueto apunte puede parecer inservible para ese cometido. Sin embargo, su apariencia insignificante esconde un incalculable valor. La clave para entenderlo aparece en un relato figurado tomado de Marcos y que Lucas recoge en el mismo capítulo, unas líneas más adelante.

      Su protagonista es un hombre esclavo de su ideología fanática y violenta. Para comprender a fondo al personaje, leemos con detenimiento los detalles que sobre él nos aporta el texto.

5 a. El personaje y su encuentro con el Galileo

      “Al saltar él a tierra fue a su encuentro un hombre de la ciudad que estaba endemoniado; hacía tiempo que no usaba vestido y no vivía en una casa, sino en los sepulcros.

Al ver a Jesús, dio un grito, se postró ante él, y le dijo a voces:

– ¿Qué tienes tú contra mí, Jesús, hijo del Dios Altísimo? ¡Te lo ruego, no me sometas al suplicio!

Es que Jesús le estaba mandando al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre; de hecho, hacía mucho tiempo que lo tenía en su poder y, aunque lo custodiaban teniéndolo atado con cadenas y grillos, él rompía las ataduras y el demonio lo empujaba a lugares desiertos”.

      En los sinópticos se emplean con cierta frecuencia dos expresiones para hablar de una misma realidad: ‘espíritu inmundo’ y ‘demonio’. Por ‘espíritu inmundo’ se entiende una fuerza (espíritu) que rebaja al ser humano a la inmundicia (inmundo). Representa a cualquier ideología fanática que lo despoja de su dignidad y lo esclaviza. En especial, a la que incluye como ingrediente un esencial principio activo del sistema: la violencia, que desgasta y hace trizas al individuo que la asume como arma bien sea para atacar ese orden establecido o bien para defenderlo. Cuando la violencia fanática se salía de madre, se voceaba a los cuatro vientos y adquiría resonancia y notoriedad, daba lugar a que al denominado ‘espíritu inmundo’ se le reconociera como ‘demonio’.

      Una potente fuerza ideológica opuesta a la esclavitud surgió en la población de todo el Oriente Medio al sentir sobre su cuello la presión de la bota del imperio dominante. Resultaba lógica la adopción de la violencia como única alternativa frente al potente sistema avasallador. Esta agresividad contra el invasor se expandió con facilidad y fue acogida con entusiasmo por individuos de los sectores más machacados. Al entrar en contacto con personas impregnadas por esta explosiva fuerza ideológica, el Galileo no escondió su proyecto de sociedad alternativa.

      Desde este contexto, resulta fácil entender que en este relato, nada más aparecer la figura del Galileo con su propuesta (“Al saltar él a tierra”), llame poderosamente la atención de un personaje anónimo (“un hombre”), perteneciente a un conjunto humano organizado (“de la ciudad”). Le ha reconocido. No tiene espera. Toma la iniciativa y se aproxima a él (“fue a su encuentro”). El hombre en cuestión representa la opción que persigue la libertad a través de la furia irrefrenable contra el sistema que le oprime (“estaba endemoniado”).

      El endemoniado está descrito con tres magistrales pinceladas:

 -”Hacía tiempo que no usaba vestido”.

-”no vivía en una casa”.

-”sino en los sepulcros”.

No acepta la situación de servidumbre padecida por su pueblo. En consecuencia, se ha posicionado con claridad y públicamente contra la fuerza invasora. Es un rebelde. Pretende la libertad a través de la revolución armada. Se ha pasado de la raya en ferocidad. Y desgraciadamente desconoce que la violencia que usa también le convierte en su cautivo. Se halla bajo su yugo. El texto lo presenta en condiciones de gran esclavitud. Al esclavo se le conducía desnudo para humillarlo con la vergüenza:

      “…el rey de Asiria conducirá a los cautivos de Egipto y a los deportados de Cus, jóvenes y viejos, descalzos y desnudos, con las nalgas al aire” (Is 20, 4).

      El personaje llevaba un largo período tiranizado (“hacía tiempo que no usaba vestido”). Vivía desprotegido y aislado, lejos del arropamiento familiar (“no vivía en una casa”). No le quedaba otro aposento que el más próximo a la muerte. El único lugar de acogida para él se hallaba al otro lado de la vida que anhela todo ser humano (“sino en los sepulcros”). Pasaban los días y solo divisaba un negro porvenir.

      El esclavo rebelde rezuma rabia por los cuatro costados. Le sale de dentro como reacción automática e indeliberada (“Al ver a Jesús, dio un grito”). Reconoce su superioridad (“se postró ante él”), aunque se mantiene irrefrenable en su arrebato (·y le dijo a voces”).

      Sabe del proyecto del Galileo. Por eso a él lo contempla como un potente rival para sus planteamientos. Sin mediar saludo alguno, de buenas a primeras, le soltó:

      “¿Qué tienes tú contra mí…”.

      Nada de extraño. La propuesta del Galileo excluye la violencia. El endemoniado no lo comprende. Piensa: ¿Cómo derrotar al terrible imperio dominante y recobrar la libertad sin hacer uso de las armas?

      Aunque no ha habido presentaciones, el hombre identifica al Galileo. Se dirige a él por su nombre (“Jesús” = ‘el que salva’). Reconoce, eso sí, su posición a favor de la liberación. Le sorprende, sin embargo, el desencaje de la sociedad alternativa con la venganza y la conquista de la supremacía de Israel prometidas por el Dios del AT, al que reconoce por encima de todos los dioses (“hijo del Dios Altísimo”).

      El endemoniado no lo tiene claro. Duda. Piensa que la renuncia a la violencia conlleva la aceptación de la esclavitud (¡Te lo ruego, no me sometas al suplicio!). Él no ve más opción que la rebeldía para salir de la opresión a que se ve sometido. No se da cuenta de que sus planteamientos fortalecen las cadenas que le atan. Su ideología le domina. Su estrategia no difiere de la del sistema opresor. Participa de su mismo ADN. El Galileo le razona para conducirle a la coherencia. El aguijón del sistema le ha infectado de sus esencias. La violencia pertenece al sistema, no, a la condición humana. Conquistará la libertad desembarazándose de su impulso agresivo. (“Es que Jesús le estaba mandando al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre”).

      El hombre había pasado gran parte de su vida bajo el yugo de la ideología mortífera del sistema (“hacía mucho tiempo que lo tenía en su poder”). El núcleo social al que pertenece ataca su furor con la violencia matriz, la institucional. Las gentes de vida económica holgada temen perder su condición privilegiada. Y lo oprimen y tiranizan para someterlo al orden establecido (“lo custodiaban teniéndolo atado con cadenas y grillos”). La ideología violenta de la que estaba invadido lo condenaba a una vida alejada de su círculo social (“y el demonio lo empujaba a lugares desiertos”).

5 b. Su personalidad

      La agresividad ha borrado del individuo los rasgos característicos que le definen como persona. Ya no es él, es otro. Se aprecia nada más verle. El Galileo le propone que indague en su propia identidad para encontrar las claves que delimitan su existencia (“Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas”). El hombre accede y descubre que se halla infectado por el virus más poderoso, el VGSL: la Violencia Global Sistematizada y Legalizada. El hombre, ahora, no tiene duda. Su respuesta es inmediata: Legión” es el nombre que le define. Legión alude a la temida unidad del ejército del imperio dominante. La descomunal oleada de tropas pertrechadas de una desmedida agresividad con la que habían sometido al pueblo a vasallaje lacró al hombre con su ferocidad. Él reconoce el mal del que está contagiado, de ahí el nombre con que se identifica: Legión (“Porque eran muchos los demonios que habían entrado en él”).

      Frente a la razón y a la propuesta de libertad del Galileo, la ideología dominante retrocede. Muestra su debilidad. Carece de argumentos. E intenta alojarse no importa en qué paradero para no desaparecer por completo en el caos (“Y le suplicaban que no los mandara al abismo”). Las ideologías invasoras del ser humano acabarán en el sitio que les corresponde: los cerdos. Y los cerdos, dislocados, terminarán como llegan a su fin las puercas ideologías del poder: asfixiadas (“Había allí cerca una numerosa piara de cerdos hozando en el monte, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en ellos. Él se lo permitió. Salieron los demonios del hombre y se metieron en los cerdos. Y la piara se abalanzó al lago, acantilado abajo, y se ahogó”)”.

      5 c. El hombre liberado

      La sociedad instalada en la servidumbre acude a comprobar los hechos que han llevado a la transformación del hombre rebelde y desarraigado. Tiene como destino al Galileo. Su propuesta, aceptada por el hombre, ha dado origen a su cambio radical (“Salieron a ver lo ocurrido, llegaron adonde estaba Jesús”). Acogido por él, hallan al que buscan. Ya no es un esclavo, sino un ser humano libre. Ha optado por liberarse de la ideología que le maltrataba (“y se encontraron al hombre del que habían salido los demonios”). Ha recuperado su identidad. Junto al Galileo ha encontrado el aplomo y la serenidad. Es dueño de sí mismo (“sentado a los pies de Jesús”). Ha dejado atrás la servidumbre y ha recobrado su auténtica personalidad. Está recubierto de dignidad humana. Ahora la libertad le distingue (“vestido”). No está sometido. Solo le domina la sensatez (“y en su juicio”). El postizo ha desaparecido del hombre. La visión del ser humano en todo su apogeo, seguro de sí mismo, brillando en dignidad, libertad y juicio, ¡asusta! (“y les entró miedo”). La sociedad servil reprime al hombre rebelde. Le espanta perder su situación de acomodo. Prefiere la servidumbre como mejor opción. Teme a la libertad. La Violencia Global Sistematizada y Legalizada no se asusta ante la violencia revolucionaria. La conoce. Sabe cómo domeñarla. Sin embargo, desconoce la libertad. Ante ella, tiembla y sucumbe. Por eso la rehúye excluyendo a quien la origina: “Toda la población de la comarca de los gerasenos, presa de un miedo atroz, le rogó (al Galileo) que se marchase de allí”.

      El hombre liberado ha descubierto su sitio y su camino: con el Galileo (“El hombre del que habían salido los demonios le rogaba por favor, que lo admitiese en su compañía”).

      Esta narración del hombre de extrema rebeldía que descubre la libertad, opta por ella y se adhiere al proyecto del Galileo es un relato figurado. Pero, lejos de ser fruto de la imaginación literaria de su autor, refleja con amplitud de detalles hechos históricos que le sirvieron de soporte. Con este arquetipo no es nada aventurado trazar con cierta aproximación el perfil de la Magdalena. Ella pasó por este mismo trance. Desde este relato como plantilla podemos arrimarnos sin reservas a su figura, rastrear la secuencia de sus decisiones y seguir las huellas que dejaron sus pasos hasta su encuentro cara a cara con el Galileo.

10 comentarios

  • oscar varela

    Hola!

    En esta meditación acerca de “María la Magdalena” puede desorientar que apenitas se habla de ella; pero sí de otro Relato sobre “endemoniado – liberado”.

    Veo la clave en el párrafo final:

    – “Esta narración del hombre de extrema rebeldía que descubre la libertad, opta por ella y se adhiere al proyecto del Galileo es un relato figurado.

    Con este arquetipo no es nada aventurado trazar con cierta aproximación el perfil de la Magdalena.“-

    Tal vez Salvador haya pensado que era necesario pasar primero el plumero, el trapo y la rasqueta a tanta crosta sobrepuesta al Personaje que él (tal vez sea solo él, Salvador)

    * hubo intuido,

    *luego entonces averiguado y

    *por fin expresado en este Escrito.

    …………………

    Sobre el Asunto de ‘olfato-intuición’ no se ha de pasar por alto la primer máxima de cualquier pensador:

    solo se ve lo que se mira

    y

    solo se mira lo que se vive“.

    Vaya esta pista para poder ver lo que Salvador ve.

    • Ya, ya, ya.
      Imagino que este capítulo es por algo. Y el final te lo hace pensar. Es un continuará.
      Pero anoche , es que me desconcerté. Cómo es posible que siendo un personaje clave según Salvador Santos, en el que confío plenamente, a lo mejor porque lo que dice me gusta, como es posible que la gente normal no sepamos una palabra de ella?
      Pero esto qué es?
      Es como para salir corriendo. Menudo montaje entonces. No resisto a Pablo de Tarso y siempre está presente. Y ni una alusión a este personaje en tooooodos sus cartas . Porque si tuvo importancia, menuda revolución en esa época. Bueno, y en ésta. Las mujeres no podemos hacer nada en la iglesia y resulta que una mujer tuvo un papel importante?
      Es como para que todas las mujeres salgamos corriendo. Menudos machistas impresentables. Y que no hablen de época en la que vivían
      Se supone que ellos seguían a Jesús.
      Se supone.
      Es que de verdad…
      Y aquí en España , salimos a asesinato diario machista. Todavía, a día de hoy, en el siglo XXI y en Europa.
      Y me voy a callar. Estoy más guapa calladica.

      A mí sí que me hace falta paz cuando entro en brote. Así que seguiré buscando la paz y el bien

  • carmen

    Pues yo debo de pertenecer a otra religión porque de Maria Magdalena no sé una sola palabra. Bueno sí, que era de Magdala, que no era muy buena al pincipio y luego sí. Y que quería muchísimo a Jesús y creo que le llamaba también maestro, luego sería discípula. Porque discípulas había , al menos eso dicen.

    Que fue a la primera persona que se le pareció Jesús, pero claro, chocamos con que para mí es que no resucitó en el sentido biológico, es que sencillamente no murió y para muestra los miles de millones de personas en las que sigue viviendo, entre las que me encuentro, pero resucitar, mire usted, no. Pero bueno, eso es otro tema. Y es que claro, si lo único que sé no me lo creo , pues fíjate tú.

    Que estuvo al pie de la cruz,   parece ser que es tampoco es posible por aquello de que a los ajusticiados no se les podía acercar nadie. No sé.

    Y es que dejé el libro, porque una amiga que está malica me lo pidió y fui incapaz de decirle que no. A lo mejor ahí hay una explicación.

    También sé , porque he estado, que hay una iglesia en París preciosa,  superacogedora, dedicada a ella. Estuve preguntando y la señora que cuidaba la iglesia me quería matar porque a lo mejor dije algo que no le gustó, Y suelo ser prudente, solamente dije que no entendía y que era la primera iglesia que conocía dedicada a ella porque no tenía muy buena prensa. Uf. No le gustó nada. Será en Espaggna, me contestó con mirada asesina.

    Esto es todo lo que sé. ¿Por qué no sé nada más?

    No entiendo

    Pues si, a ver si me entero de algo. Porque no es que no la entienda, es que no la conozco. Diría que no soy la única cristiana, bueno, católica que no sabe casi  nada de ella.

    A ver si va a ser un problema de machismo. Lo que nos faltaba ya. Porque ¿ por qué no conozco el nombre de ninguna discípula y sé mil de los discípulos?¿Jesús entonces  era machista? ¿solamente se relacionaba con hombres? Porque conozco a su madre, que por cierto, muy discípula suya no parecía, con todos mis respetos, creía que andaba un poco tocadico de la cabeza y estaba preocupada . A una tal Marta, que creo que era hermana de Lázaro , pobrecico, que tuvo que morir dos veces,y un jaleo de Marías que no las sé distinguir. ¿Solamente había esas discípulas? Porque es qué no sé un solo nombre más. ¿ es quizás el cristianismo cosa de hombres? Pues díganmelo porque  soy mujer.

    En fin

    Es que me he desconcertado al leer que es la figura más importante del Nuevo testamento después de Jesús. Pero no me hagan mucho caso, seguro que ustedes saben muchísimo. Me alegro, pero ya nos podrían haber dicho algo. Les aseguro que a las mujeres nos hubiese gustado.

     

    Buenas noches

    Paz y Bien. Es que me encanta esa despedida o saludo o lo que sea.

     

     

     

    • oscar varela

      Hola Carmen!
      Todo lo que dices está, creo yo,
      en el Título de esta Capítulo:
      PERSONAJE INCOMPRENDIDO
      ……………
      La ADVERTENCIA NECESARIA, posiblemente se deba
      a que la cosa que se viene es gorda, muy gorda!
      ……………
      Hasta ahora, mi experiencia es que
      por más gorda que sea,
      solo suscitará, a lo más,
      algunos ringorránguicos estremecimientos,
      porque nuestro tiempo nos tiene esclavos de novedadísimas
      que nos causan “estupor”;
      y de estupor en estupor, terminamos “estúpidos”.

    • Salvador Santos

      Hola Carmen
      Te aseguro que conoceremos a fondo a la Magdalena. Y me parece que será muy difícil olvidarla.
      Un abrazo

  • Salvador Santos

    Hola Asun. Me parece certera tu afirmación:
    “Comprender a este personaje es comprender mucho”.
    Sin duda. Más de lo que imaginamos. A mi juicio, la Magdalena es, tras el Galileo, el personaje más importante del Nuevo Testamento. Nuestra deuda con ella es impagable. Diría también que entre las mujeres que han marcado un hito en la historia se encuentra a la cabeza.  
    Aprovecho para mandarte un abrazo

  • Asun Poudereux

    Gracias, Salvador. Comprender a este personaje es comprender mucho. Cuántas personas incomprendidas se han venido liberando, porque parece que no hay auténtica liberación sin dolor.

    Un abrazo abierto a la incomprensión.

  • Alberto Revuelta

    Al hilo de lo que Salvador cuenta De Gregorio Magno y sus manipulaciones exegeticas – Las del Patrimonio Petrino son otro cantar- me parece que habría que hacer alguien ducho en historia y en engaños una relación de otras manipulaciones de textos y de dichos para hacer creer a los fieles las conveniencias teológicas, políticas, financieras y sexuales de poderosos civiles, militares y 3clesiasticos, ponerlas al descubierto contribuiría a limpiar basuras seculares y a sanear mentes engañadas. Esas verdades también hacen libres.

  • Mª Pilar

    Encontrarse con el Gelileo a edad temprana… es un regalo verdaderamente hermoso.

    Y si tienes unos padres, honrados, justos, que saben mucho del dolor, y compruebas como van sucediendo los días a tu alrededor; sientes una fuerte necesidad de conocerle.

    Lees una y otra vez, no los evangelios de un tirón, sino como enseña de manera genial Ignacio de Loyola… a poquitos, tramos cortos, y repetir una y otra vez en silencio absoluto, sin elucubrar… dejando que aquello que sucede te empape la entraña y alimente tu alma.

    Sucede una cosa curiosa, al paso cotidiano que a cada persona le “toca” vivir… esa Palabra… se ilumina, se hace … ¡Vida!

    No pierdes tu capacidad de pensar, de intuir un sentido profundo, y vas poniendo, a medida que crees como persona, el sentido común en marcha.

    Vas descubriendo nuevos amaneceres, nuevas responsabilidades en tu manera de ¡Ser y actuar! Tomas decisiones personales y vas ajustando tu vida cotidiana a cuanto sucede a tu alrededor.

    ¡Gracias Salvador, por tu paciencia y generosidad!

    Es un momento crucial para La Buena Noticia que el Galileo proclamó.

    Quizá, sepa la iglesia poder, echar fuera a la legión de “demonios” que durante siglos la ha hecho caminar por vericuetos oscuros, que han opaca-do el Proyecto de Vida que Jesús dejó en nuestras manos.

    Quizá… vuelva a renacer de nuevo y vuelva al redil.

    Ahora hay una… de tantas oportunidades que te ofrece la vida; y cuantas personas, quieran echar fuera  los “demonios” inculcados a “macha martillo” puedan… si así lo decidieran… comenzar una vida nueva a la vera del Galileo Jesús.

    Nunca es tarde para comenzar de nuevo, limpios de polvo y paja.

    Espero con gozo, conocer y reconocer rectamente a María de Magdala.

    mª pilar

  • He leído los tres enlaces que puso Óscar hace unos días , donde se trata este tema con mucho detenimiento.  He leído los comentarios de ustedes. Es curioso. Es muy difícil cambiar nuestro modo de pensar. No sé cuándo se configura en nuestra cabeza la visión del mundo que tenemos, pero debe de ser a edades tempranas, o como mucho en la juventud.

    Estoy a años luz de ustedes, me doy cuenta cuando leo , como he leído hoy, muchos comentarios de tirón. Pertenezco al mundo laico, totalmente laico. Creo que tengo suerte. Si a eso le unes que eso de la política y el poder y esas cosas, vamos, es que no me importa, pues más suerte todavía.

    Desde ese punto de vista, laico a tope, después de haber leído cosas de aquí y de allá, según me llevaba el viento. Después de leer lo que dicen ustedes, con los que comparto unas ideas y otras, pues no, después de leer especialmente a señor Arregi y al señor Santos, después de aprender cosas sobre la historia de la iglesia desde su origen, después de pensar en las actuaciones de la iglesia en la época que me ha tocado vivir, después de haberme educado en un colegio religioso, en el que también se educó mi madre y mis hermanas, y en el cual he trabajado cuarentena años como profesora de secundaria,  he llegado a una conclusión, que probablemente no sea válida para todos los siempres porque a veces mis conclusiones cambian según voy adquiriendo conocimientos y experiencia:  No hemos entendido una sola palabra de lo que decía Jesús de Nazaret.

    Y no sé por qué. Quizá porque los evangelios se pueden interpretar porque están escritos de una manera simbólica para unos y sin embargo para otros hay que entenderlos literalmente. Las palabras son sagradas y Jesús dijo lo que dijo

    Pero claro, no son  manuscritos suyos. Aquí cada uno interpreta lo que le parece o lo que comulga mas con sus ideas o sus intereses. Empezando por los que escribieron los evangelios, que a su vez fueron seleccionados  en los únicos cuatro canónicos. Y la historia la conocen ustedes mejor que yo

    Así que, visto lo visto y pensado lo pensado, pues también puedo elaborar mi propio criterio. Que casualmente coincide con el que tenía cuando era joven y he explicado mil veces aquí y en otros lugares. Porque una vez que elaboras dentro de ti una idea, es muy difícil cambiarla, a ustedes también les pasa, no crean.

    Y si. A veces me comportó como el endemoniado del cuento. Y si, no conduce a nada. Porque la gente no quiere problemas con el poder establecido, y si hay que hacer bombas, se hacen. Y a lo mejor tienen razón. No sé. No quiero juzgar a nadie. Me molesta muchisimisimo que me juzguen , no suelen acertar . Y si aciertan es peor, porque me siento fatal.

    Asi que voy a hacer lo del endemoniado cuando los demonios salieron de él. En mi entorno intentaré contar y vivir de acuerdo a lo que pienso y siento. Y eso lo resume una frase que dicen los musulmanes: Alá es grande y misericordioso. Entendiendo la grandeza como algo que no llego a entender porque es demasiado para mí , y la misericordia, como diría Machado, en el mejor sentido de la palabra.

    Y como dice alguien: Paz y Bien. Me encanta