Antonio Zugasti (ver su perfil) vivió años en Nicaragua y ha mantenido mucho contacto con nicaragüenses y sandinistas. Sus conclusiones no son definitivas, pero sí dignas de tenerse en cuenta. AD.
La inesperada agitación popular que comenzó en Nicaragua el 18 de abril sorprendió al gobierno de ese país y, por supuesto, a toda la izquierda mundial, que se encuentra desde entonces dividida ante unos acontecimientos que han revestido una enorme gravedad.
El universo mediático, que había olvidado a Nicaragua durante muchos años, se lanzó en tromba contra el gobierno de ese país, acusándolo de una brutal represión. Dentro de este universo Juan Luis Cebrián, uno de los más cualificados representantes del progresismo neoliberal (un tóxico de efectos letales) cargó duramente contra Daniel Ortega en un artículo publicado en El País el día 6 de agosto.
A ese artículo respondió una carta, publicada en ATRIO, y firmada por un grupo de personas del mundo cristiano y de izquierdas. Conozco y estimo en gran medida a varios de los firmantes, pero en este caso no puedo estar de acuerdo con ellos. Por supuesto que EE.UU. sigue considerando a América latina como su patio trasero, al que manejar a su antojo para su mayor provecho. Además el discurso claramente socialista y antiimperialista de Daniel Ortega no podía gustar lo más mínimo en Washington. Lógicamente, tratarán de aprovechar el conflicto de Nicaragua para acentuar su intervencionismo y sacar las mayores ventajas posibles con un desprecio total por el pueblo nicaragüense. Pero eso no nos puede llevar a defender un gobierno indefendible como el de Daniel Ortega.
Hace 30 años, con el sandinismo en el poder y defendiéndose de la feroz agresión del gobierno de Reagan, en mi empresa, Iberia, formamos un Comité de Solidaridad con Nicaragua, uno más de las cientos de organizaciones que en aquel tiempo se montaron en todo el mundo en apoyo a la revolución sandinista.
Desde entonces mantenemos el contacto con organizaciones y personas de Nicaragua, y hemos seguido la evolución que el país ha ido experimentando a lo largo de estos 30 años. Así hemos podido conocer la degeneración que ha sufrido el sandinismo bajo la dirección de Daniel Ortega. Una degeneración que, por supuesto, no se refleja en los medios oficiales del gobierno nicaragüense y, claro está, no llega al conocimiento de las personas que se informan preferentemente a través de esos medios.
¿Qué nos ha llevado a dar más credibilidad a la información de los sectores críticos que a la del gobierno? Señalaré unos cuantos elementos que considero muy reveladores. Un primer punto sería la diferencia de trato que la diplomacia estadounidense y los medios de comunicación del capitalismo han dado a Venezuela y Nicaragua. Mientras se atacaba ferozmente a Venezuela, la Nicaragua de Ortega permanecía en una tranquila penumbra. La explicación que parece más verosímil es que, mientras la oligarquía venezolana veía claramente rebajados su poder y sus beneficios, Daniel Ortega pactaba con la gran empresa nicaragüense para que esta pudiera seguir tranquilamente con sus negocios y sus beneficios.
Mientras internacionalmente Ortega se alinea con gobiernos de carácter progresista (el apoyo económico de Venezuela le ha supuesto un ayuda económica inestimable) en el interior su política iba en una dirección totalmente opuesta. Se alió con Arnoldo Alemán, expresidente, liberal, y profundamente corrupto. Se ha ganado al cardenal Obando, muy conservador y acérrimo enemigo de la revolución sandinista, pero que ahora aparece al lado de la pareja Ortega-Murillo, a la que ha casado por la Iglesia. El precio ha sido, aparte del discurso de Rosario Murillo, de una religiosidad empalagosa y trasnochada, una ley totalmente restrictiva del aborto, que es penalizado aun en el caso de que sea por peligro de la vida de la madre o por violación.
Su política económica, consecuencia del pacto ya dicho con el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), ha sido abiertamente neoliberal, pero ha tratado de mantener la imagen social mediante una política asistencialista con un marcado carácter clientelar. Esto, unido un a la fidelidad de una militancia sandinista que permanecía fiel al partido a pesar de todo, le ha permitido mantener una cierta adhesión popular.
Al perder las primeras elecciones en 1990, antes de entregar el gobierno a Violeta Chamorro, la dirigencia sandinista se apropió de una gran cantidad de bienes muebles e inmuebles, la mayoría confiscados a los somocistas, y los registró como propiedad privada de los comandantes sandinistas y personas de su entorno. Esta operación se conoció popularmente como La Piñata.
La deriva emprendida motivó que sandinistas de primera fila fueran abandonando el Frente. Los hermanos Fernando y Ernesto Cardenal, o las comandantes Dora María Téllez y Mónica Baltodano, el ex jefe de la policía René Vivas, la poetisa y novelista Gioconda Belli y el escritor Sergio Ramírez encabezan un ingente número de hombres y mujeres que, reivindicando el sandinismo, se han apartado de un FSLN, cada vez más, propiedad de la poderosa pareja Ortega-Murillo, que rápidamente se rodeó de un grupo de incondicionales.
La revista ENVÍO, editada por la UCA de Managua, a la que no creo que nadie suponga manejada por el imperialismo yanqui, hace mucho tiempo que viene mostrándose muy crítica con el gobierno de Ortega por su falta de democracia, pues ha logrado controlar todas las instituciones, judiciales y legislativas del país, que se atienen a las consignas políticas del gobierno. Lo cual ha permitido que una corrupción rampante invada todos los niveles del gobierno y las instituciones oficiales.
Esta esta revista se preguntaba hace algún tiempo como el sandinismo había llegado a deteriorarse de esa manera. Dedicó un par de números a reflexionar sobre esta cuestión y llegó a la conclusión de que el sandinismo, junto a elementos enormemente positivos, llevaba también desde el principio algunas semillas tóxicas que habían germinado en la corrupción actual. Lo que ocurrió es que el entusiasmo despertado en todo el mundo por la revolución sandinista había impedido ver esos puntos negativos, o se justificaban pensando que eran pasos necesarios para la defensa de la revolución.
Un punto negro muy importante en el gobierno de Ortega es el proyecto del gran canal transoceánico. Se trataría una obra faraónica, con un tremendo costo medioambiental, que iría en la línea de un desarrollismo a ultranza totalmente en contra de lo que dicen los informes científicos y las ideas que recogió el papa Francisco en su encíclica sobre el cuidado de la casa común. Esta obra tiene tales dificultades que probablemente nunca se lleve a cabo, pero el empresario chino que iba a realizarla ya tiene enormes concesiones realizadas por el gobierno, que suponen una gran amenaza para la población campesina de la zona.
Tampoco parece muy democrática la reforma de la constitución que permite la reelección indefinida del Presidente de gobierno. Si a esto se añade que en las últimas elecciones, en 2016, se presentó como candidata a la vicepresidencia Rosario Murillo, la esposa de Daniel Ortega, todo parece indicar que se pretende la perpetuación en el poder de una dinastía provista de la máxima autoridad.
Ortega se jacta la gran mayoría alcanzada en las elecciones presidenciales de 2016, pero no dice nada de la gran abstención que se dio en esas elecciones, en las que los partidos que podían suponer una amenaza para Ortega fueron ilegalizados previamente. ENVIO expone así lo ocurrido: “Después de prohibir la observación internacional, la participación de la oposición con reales posibilidades de desafiarlo, escoger sus adversarios, de nombrar compañera de fórmula a su esposa, de garantizar que el día de las votaciones “los suyos” hubieran copado todos los centros de votación, las previsiones tomadas garantizaban un rotundo triunfo al partido del gobierno sin la necesidad de hacer un nuevo fraude. Pero sucedió lo inesperado: las juntas receptoras de votos permanecieron vacías. No se vieron filas frente a los centros de votación. Las calles se veían desiertas. Una mayoría de gente no salió a votar y entre esa mayoría también había gente que siempre ha apoyado al FSLN”.
Entre lo que no acudieron a votar estaba el Obispo auxiliar de Managua, Silvio José Baez, que manifestó públicamente su postura tomada “por responsabilidad y por amor a Nicaragua. Este proceso electoral es hijo de un sistema viciado de raíz, inconstitucional, autoritario y antidemocrático”.
No hay ningún indicio que haga pensar que levantamiento de abril fue algo organizado, sea fuera o dentro. Surgió de una forma totalmente espontánea. En ENVÍO podemos leer: “Nadie presintió este estallido, pero eran incontables las razones que anunciaban que ocurriría. La juventud universitaria lo inició y a la juventud la siguió la gente, muchísima gente, cada vez más gente. Desde hacía años había muertos y terror en las zonas rurales y Managua parecía dormida. Y al despertar Managua, levantó al unísono al país entero. ¿Cómo fue posible? No por una conspiración desde fuera, sino por la mucha lava acumulada dentro. Los volcanes no avisan”
Tras las primeras medidas represivas que no consiguieron acallar las protestas, Ortega aceptó retirar las medidas que afectaban a la seguridad social y que habían hecho estallar las protestas. Pero ya era tarde, era mucho el malestar acumulado por la corrupción y el nepotismo de la pareja presidencial y su entorno. Las movilizaciones no pararon y Ortega optó por acentuar la represión. Cuenta con la policía y con grupos formados por esos elementos sociales a los que Marx llamaba lumpemproletariado, fuerza que constituyó en el París del siglo XIX el grupo de choque de Luis Napoleón Bonaparte contra las masas revolucionarias. Ahora se trata de grupos de jóvenes sandinistas a los que la política clientelar de Ortega ha captado y preparado para enfrentarse violentamente a cualquier manifestación contraria a su gobierno.
Esto ha sumergido al país en una tremenda ola de violencia. No podemos suponer que toda la oposición se ha quedado de brazos cruzados, indudablemente habrá también grupos que hacen frente violentamente a la policía. Pero no cabe duda de que el desencadenante de esta situación ha sido la reacción del gobierno, y a él hay que atribuirle la inmensa mayoría de las víctimas.
Hemos recibido multitud de testimonios estremecedores. Podemos citar, por ejemplo, el de Onofre Guevara, un veterano periodista, que escribe; “Desde la autoridad moral que me da el dolor por haber perdido a dos hijos de los cuatro que participaron en la lucha insurreccional contra la dictadura somocista; y ese dolor revive en mí, con cada joven asesinado por las fuerzas represivas de Ortega”. Continúa afirmando: “Los sucesos violentos y trágicos que están ocurriendo en Nicaragua, son causados por el cúmulo de atropellos a los derechos de nuestro pueblo por las ambiciones de poder y riqueza de elementos salidos de la lucha revolucionaria, pero absorbidos por sus propios vicios en la práctica del poder”.
Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), en una entrevista concedida a El País afirma: “Yo ya venía calibrando el nivel de descomposición al que esta gente había llegado, pero nunca pensé que fueran capaces de querer seguir gobernando sobre cadáveres. Daniel Ortega hubiera parado esta situación el primer día, cuando se registraron los primeros tres muertos, pero él más bien ha propiciado (la violencia) y la ha impulsado. Estamos frente a unas personas que no tienen comparación”. Vilma, superviviente de una de las masacres perpetradas por el somocismo contra estudiantes en 1959, reconoce que: “Lamentablemente en estas circunstancias (Ortega) es peor que Somoza”
El conflicto ha provocado enormes grietas en las bases del FSLN al ver la respuesta represiva del gobierno. Son innumerables los testimonios de sandinistas de buena fe, dolidos y avergonzados, incrédulos ante la magnitud de la masacre llevada a cabo por el gobierno de su partido. “Ya no, ya no, hasta aquí llegamos”. Son los últimos en abrir los ojos ante lo que hoy representa el gobierno Ortega-Murillo
El futuro se presenta muy incierto y obscuro. Ortega se aferra al poder dispuesto a lo que haga falta para mantenerlo, mientras la situación económica cae en picado. La oposición no tiene una alternativa disponible. Esta falta de alternativa viene a confirmar la espontaneidad del movimiento, que no ha sido nada preparado por nadie, pero es una gran dificultad para una salida favorable. Veremos.
Conclusiones
El periodista Iosu Perales, vinculado a la solidaridad con la revolución sandinista desde finales de los setenta afirma: “Deberíamos ser partícipes de ese principio ético de que la verdad es siempre revolucionaria. Realmente, lo que nos hace daño es tapar y justificar actuaciones de la izquierda que deben ser criticadas por otras izquierdas. Desde una posición sana, deberíamos interesarnos en esclarecer la verdad, para fortalecernos política y moralmente.”
Esclarecer la verdad, y reflexionar sobre lo ocurrido. Hablamos mucho de “memoria histórica”, pero aprendemos muy poco de la Historia. Roberto Montoya ha escrito en Viento Sur un par de artículos sobre Nicaragua con el título: “La Revolución traicionada”. Unas revoluciones son traicionadas, otras fracasadas, otras derrotadas. ¿Podemos seguir aspirando a una revolución que nos lleve al triunfo final? ¿Terminaremos aceptando la tesis de Fukuyama de que el capitalismo liberal es lo mejor que la humanidad puede conseguir, y la único que podemos hacer es tratar de mejorarlo lo más posible? Si no, ¿qué camino nos queda?
Aqui une información complementaria relacionada a la violencia de la oposición así que los danos generados a través de todo el pais.
https://www.telesurtv.net/news/danos-violencia-terrorista-nicaragua-20180815-0029.html
Muy valiente eres Antonio Zugasti al expresarte en tu magnífico artículo de forma tan sincera y honesta porque es preciso, como señalas “esclarecer la verdad”.
Por eso no importa que filiación política, sociológica o religiosa tengamos, lo importante es buscar la verdad, andar en la verdad y establecer la verdad. Porque el orden social no puede edificarse en la mentira. A la larga el “edificio” caerá sin remedio. Para el triunfo de la “revolución” no es necesario mentir. Sino que se puede lograr utilizando medios buenos..y el único medio bueno que conozco es la honestidad en la búsqueda del bien que es la verdad.
Como las mentiras de los Castro por más de medio siglo, he oído las de Maduro suficientemente para mí junto a las de otros “revolucionarios” etc y últimamente las de Daniel Ortega que proclamaba en la TV hace poco su inocencia en cuanto a la crisis criminal nicaragüense, algo insólito e inconsistente con “los hechos”.
Por eso no es necesario ser “de derecha” para criticar a Ortega sino que “la izquierda” que se identifica con “el bien del pueblo” ES la primera que ha de salir para criticar los atropellos y crímenes de regímenes corruptos por el poder como el de Ortega. Se trata de un bien a la misma revolución puesto si queremos verdadera “justicia social” no podemos usar “verdades a medias” sino que tenemos que llegar a la raíz de la verdad que se relaciona íntimamente con “la libertad de expresión” nula en los países donde existe el secuestro sistemático al derecho inherente a expresarse libre y honestamente que incluye Cuba, Nicaragüa, Venezuela, Corea del Norte etc En estos países de régimen policial donde se atrpellan los derechos humanos diariamente lo
s hechos se encuentran a la vista de todos, no se pueden silenciar por mucho tiempo y hablan por sí mismos.Un saludo cordial
Santiago Hernández
Muchas gracias, Antonio Zugasti. Me ha gustado mucho el artículo y también los comentarios. Creo que ha valido la pena el esfuerzo.
El hecho de ver la dificultad para salir de lo que parece un callejón sin salida toda iniciativa que se aleje de lo peor del capitalismo neo-liberal, sin que lleve a la corruptela ni se caiga en la corrupción de los que detectan el poder, ya supone un ir hacia delante en busca de la verdad que a todos concierne.
El tiempo va poniendo las cosas en su sitio. Como el divide y vencerás que se pueda creer un beneficio para sí, lo es siempre para otro, sin apenas mancharse.
El camino que siempre está ahí disponible: Un proyecto de vida diferente y liberador:
-el de la formación y crecimiento personal en consciencia,
– capaz de integrar lo mejor que hay en cada opción y posibilidad,
-no buscando y menos creerse ser salvador, tampoco víctima ni verdugo.
Por tanto:
-No creando gratuitamente separaciones,
-tampoco medios que lo justifiquen.
En su omisión la maldad que engendra el egoísmo acaparador del poder no tiene freno, auto-justificándose en sus fines por más crueles que sean.
Sigo pensando que lo engendra la ignorancia, el miedo y la huida constante por la inseguridad de creerse lo que no se es de fondo.
Gracias Asun!
– Fui a visitar a un amigo nicaragüense.
1- En el Hall de Entrada me explicó las tendencias casi suicidas del País.
2- Yo le dije que por más pelea que haya,
la Gente es buena “en el fondo”.
3- Entonces, el muy pillo, me hizo pasar por su casa
y me llevó “al fondo”.
4- Una vez allí, me dijo.
– “Acá sí, podemos hablar!”-
Entiendo por lo que dices, Oscar, que es necesario hacer un largo recorrido para llegar al fondo de las cosas y por supuesto de nosotros mismos. Verbalizar los problemas ya es algo y mucho.
De entrada y de visita sobre el papel, todos somos muy majos. Sin trabajo previo es difícil que el espíritu crítico y el sentido del humor empiecen por uno mismo, base previa para hablar sin tapujos y dejar que los miedos salgan y se desinhiban. Tú pareces estar en ello.
Muchas veces lleva toda una vida, pero, sin duda, más vale preparar el camino para los siguientes y seguramente, en algún momento, que no conoceremos, podrán ir mucho más lejos con los seres humanos que en él se van encontrando.
Gracias por estar ahí.
Gracias Asun!
Me interesaba prestar atención a lo que decías en torno a:
“lo que somos en el fondo”.
El Cumpa visitado y yo fuimos
cada uno los mismos
“en el fondo” que “en la puerta de entrada”.
Vayamos donde vayamos:
“en el fondo” seguimos siendo los mismos!
Surge, entonces, la pregunta:
¿Qué nos hace ser distintos a lo que ya somos (cambiar)?
Pienso que son “los problemas” que nos traen las cosas de la vida.
Y eso es lo que hace cualquiera:
Cuando no sabe qué hacer, se pone a pensar qué hacer.
Toda técnica meditativa que soslaye esta instancia,
es solo “pasa-tiempo”
nada “deportivo”.
Un articulo que da a pensar en muchas cosas. De un lado se nos presenta un Daniel Ortega que se ha vuelto el gran señor que se impuso en todos los sectores económicos, políticos, judiciales. En el presente articulo se lo presenta como un hombre sin escrúpulo, corrupto y corruptor. Del otro lado, vemos a un pueblo sin alternativa, sin oposición organizada. El episcopado se improviso como líder de una cierta oposición, imitando así el episcopado venezolano el cual actúa en un contexto totalmente distinto. Ellos luchan contra el régimen revolucionario chavista. Desde los primeros días de esta revolución, hicieron todo, junto a E.U. y a las oligarquías nacionales para eliminar Chávez, el nuevo presidente. El golpe de Estado 2002 no era justificado por la corrupción de los dirigentes sino por el deseo de poner fin a un régimen político revolucionario, que era el socialismo del siglo XXI.
En el caso de Nicaragua se utiliza la corrupción de Ortega y su forma dictatorial de gobernar para poner fin a la revolución sandinista que, a pesar de los problemas que se atribuye a Ortega ha permitido un desarrollo social que compite muy bien con los países vecinos,. Los que quieren que Ortega abandone el poder no tienen otra alternativa que devolver el país a Washington. Me pregunto ¿porqué los sandinistas decepcionados de Ortega no se organizan políticamente para formar una oposición organizada con proyecto alternativo? Lo mismo sucede en Venezuela que tiene una oposición sin alternativa. En los dos casos, la alternativa a los gobiernos existentes es la entrega de los poderes del Estado à Washington que pondrá sus subordinados para dirigir al país.. En los dos casos los episcopados condenan a los gobiernos en el poder y silencian todas las formas de violencia de la oposición que generan muertos, heridos, destrucciones de bienes públicos. Nunca se declaran en contra del intervencionismo no reclamado por los gobiernos y no autorizado por las N.U. . El pueblo de Nicaragua tiene que elegir, por el momento, entre ORTEGA y WASHINGTON.
Ok, Fortín!
La DUDA es posible cuando DOS tienen RAZONES valederas.
Lo del Cumpa Sagasti tiene valor “inclinado”.
Y hay que agradecer su INFO.
Tal vez convendría que nos pinte un poco la DUDA.
Tal vez no pueda.
La INFO que nos presenta tiene valor “parcial”
La Historia nos alecciona con la INFO de que
LOS MEDIOS cooptan TODO. Nos cooptan.
Estamos en plena guerra de “algoritmos” informáticos.
Las herramientas fueron y son “facebook” y “twiter”.
Mientras tanto a Julián Assange se lo “martiriza”
y las religiones ni pío!
Para mi tocayo: Mi intervención no se opone en nada a la intervención del señor Antonio Zugasti. En su texto reconoce, él mismo, que no hay una oposición articulada, organizada con una alternativa clara a la política de Daniel Ortega y señora. Es lo que hace problemática para tener un debate interno entre Nicaragüenses. Una buena parte de la gente están convencidos de lo corrupto de la administración de Daniel Ortega, pero no presentan nada de articulado para reemplazarlo. Es normal que Washington le guste esa situación, pues queda el único que puede unir esta oposición y hacer de ella la pantalla de su presencia con el objetivo de recuperar el Estado de Nicaragua. Así, lo veo. No son los obispos que pueden unirlos. Perdieron ya toda credibilidad en cuanto a su objetividad de pastores.
Ok, tocayo!
Yo tampoco me “opongo”;
pero “amplío” la mirada.
Y la “ingerencia” mediática-extranjera
“equilibra” la mirada “interna” del Cumpa Sugasti.
Tú lo dices calladamente; yo lo voceo.
Gracias!
Gracias por este artículo. Por fin he entendido un poco todo esto.
El poder es lo más destructivo que existe.
Un saludo cordial.
Hacía falta aquí estas informaciones de los actores nicaragüenses debidamente analizados para poder acercarnos un poco más a la comprensión de lo que está pasando en el país hermano.
En cuanto a los puntos negros que señala Zugasti que en el interior del sandinismo no fueron abordados por razones de oportunidad histórica ( la euforia por el triunfo contra el dictador ) se trata de aquellos demonios familiares que existen en toda sociedad.
Sergio Ramírez ( escritor que cita el autor) da una explicación a lo anterior en un artículo de prensa titulado “Por qué la revolución sandinista se fue al traste”, y que yo leí en El País del 28/07/2018