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¿Mística y liberación?

Mística y Liberación es el tema del próximo Congreso de Teología de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, Madrid, del 7 al 9 de septiembre.

          Tradicionalmente la mística ha sido algo exclusivo de los místicos, es decir, de los que “pasan la noche en la casa del Señor”, como dice el salmista (Sal 133,1); es decir, de los monjes y monjas en cenobios y comunidades religiosas; aquellos que gozan de éxtasis y de relaciones íntimas con el Misterio. El resto de los creyentes, el urbanita, el que pelea día a día con la realidad histórica, parece que no tiene derecho a ser místico. Si para Unamuno en su novela San Manuel bueno y mártir Dios no es un por qué, sino un para qué, es aquí donde hay que establecer la mística.

Jesús de Nazaret, un místico por excelencia, sabía y experimentaba intensamente la relación con el Padre-Madre Dios en sus retiradas frecuentes a orar en el campo o en casas, no sólo en las sinagogas o en el templo de Jerusalén. Y además acogía y compartía el sufrimiento y el dolor de los enfermos, de los pobres y hambrientos, de los familiares y amigos que vivían la experiencia radical de la muerte… Tenía bien claro que el místico no reza sólo en el templo, sino también, y sobre todo, en la intimidad, pues “ya llega la hora, y es ésta, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Jn 4,23). Y tenía también bien claro que la relación íntima con Dios no se estanca en un ensimismamiento solipsista, en un desentenderse del dolor humano, de la opresión y esclavitud del dinero, de la injusticia o de la propia muerte, sino que tiene un para qué ético, liberador.

Mística y liberación están íntimamente unidas; no se concibe la una sin la otra. El místico antropológicamente tiene sed de Dios, ya que es el agua compasiva y tierna que puede calmar su ansiedad y además es el ancla de la finitud humana, que da consistencia a los vaivenes existenciales del ser humano, como nos recuerda Blas de Otero: “Mira, Señor, que tanto llanto, arriba,/ en pleamar, oleando a la deriva,/ amenaza con cubrirnos con la Nada”. Un Dios necesario, porque en “Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,28), la realidad fundante de nuestra existencia, según X. Zubiri, el ancla en la que se sujeta nuestra finitud; pero un Dios gratuito, porque asume la debilidad y el dolor humanos. Dramáticamente bello es el testimonio de D. Bonhoeffer en la carta a su amigo B. Bethge el 16 de julio de 1944, apenas nueve meses antes de ser ahorcado en el campo de concentración nazi de Flossenbürg (Baviera): “¡El Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona!… Dios, clavado en la cruz, permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo, y sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda”. Por el contrario, el Dios de Aristóteles, nos dice J. Moltmann, “no puede amar, lo único que puede hacer es que lo amen todos los seres no divinos, a causa de su perfección y belleza, atrayéndolos hacia sí de esa manera. El “motor-inmóvil” es un amante-egoísta…; un narcisista en potencia metafísica: Deus incurvatus in se…” Y es desde la gratuidad divina donde la mística se hace consistente y la relación íntima con el Misterio se vigoriza y desarrolla.

Ahora bien, la huida, la evasión del mundo, palabras que emplea Platón en el Teeteto para designar el ideal humano al descubrir lo poco que vale el mundo, no se puede constituir en elemento clave de la mística; aunque una persona se enclaustre y viva intensa e íntimamente su relación con Dios, la mística, no debe desentenderse del reverso de la misma, es decir, de la liberación, de la salvación de este mundo aquí y ahora, pues la escatología empieza en el presente. Es cierto que la mística, como “experiencia intensiva de la Trascendencia” según K. Rahner, conlleva una transformación personal que hace que la mirada sea más humana y compasiva, hasta el punto de que el místico, el del cenobio o el urbanita, da testimonio de que Dios entra en contacto con el hombre y genera un dinamismo de actividad solidaria y creativa, con una gran capacidad de transformación de las relaciones interpersonales, de manera que, para afrontar el siempre insoluble problema de Dios, es necesario que la ética y la mística converjan. Ortega y Gasset nos recuerda que “yo soy yo y mis circunstancias y si no la salvo a ella no me salvo yo”. En una palabra, el místico, si seguimos a I. Ellacuría, es el que se hace cargo de la realidad, de la suya y de la del otro, mediante un proceso de liberación y de transformación para erradicar todos los factores de “muerte” presentes en la realidad humana: injusticia, explotación, pobreza, guerras, sufrimientos, muerte… Con razón dramatizaba A. Camus: “La muerte exalta la injusticia. Ella es el abuso supremo”.

El místico, monacal o urbanita, tiene por delante una tarea imprescindible: erradicar esos factores de “muerte”…; son exigencias inmediatas del programa ético de las bienaventuranzas: la búsqueda de la paz, la lucha contra las injusticias, la atención y acogida a los que sufren, la erradicación de la pobreza… son realidades que necesitan respuestas inmediatas y no cabe una actitud como la del ángel de W. Benjamin que no sabe adónde acudir, porque la realidad se le presenta como urgente y que no puede esperar a mañana. Teresa de Ávila advertía a sus monjas: “No pensemos que está todo hecho con llorar mucho, sino que echemos mano del obrar mucho y de las virtudes”. Más contundente es el maestro Eckhart: “Si alguno estuviera en un éxtasis y supiera que un enfermo espera que le lleve un poco de sopa, yo estimaría preferible con mucho que, por amor, salgas de tu éxtasis y sirvas al necesitado con amor mayor”. Éste es, pues, el parámetro que objetiva la mística auténtica, la “experiencia intensiva de la Trascendencia”.

          Aunque “sólo Dios basta”, según la expresión de Teresa de Ávila, no basta sólo la oración, ni tampoco la acción. Aquella metodología de los movimientos apostólicos (HOAC, JOC, JEC…): ver, juzgar y actuar hay que completarla con ver, juzgar, orar y actuar. La mística y la liberación mediante la acción no se pueden excluir, una alimenta a la otra y la otra a la una. En Palabras para este tiempo (“Diálogo interior”) escribí:

Dime por qué no te detienes
a escuchar el dulce canto del ruiseñor.
Hay que luchar por la justicia
            abriendo horizontes de igualdad
Dime por qué no te detienes
            a escuchar el dulce canto del ruiseñor.
Hay que enjaular la violencia destructora de la fraternidad.
            Dime por qué no te detienes a escuchar el dulce canto del ruiseñor.
Hay que destruir el lobo sanguinario de la posesión,
            que en las entrañas tanto destrozo causa.
Dime por qué no te detienes
            a escuchar el dulce canto del ruiseñor.
Hay que erradicar sin descanso las pobrezas,
            que envilecen y angustian a tantos hombres y mujeres.
Dime por qué no te detienes
             a escuchar el dulce canto del ruiseñor.
Hay que…
Pero ahí está, amigo,
 el ruiseñor, con su dulce canto, junto al camino

         

         

28 comentarios

  • A ver si soy capaz de expresar lo que pienso sin decir ningûn disparate de esos gordos.

    El diablo, me ha parecido entender, es un personaje simbólico. Representa el poder. Todo tipo de poder. Si lo pienso despacio, cualquier tipo de lo que la iglesia llama pecado, palabra que detesto profundamente porque cuando haces algo mal, ese concepto te machaca porque encima te dice que has ofendido a dios y ya es lo que te falta para sentirse un gusano, pues todo tiene relación con alcanzar un tipo de poder u otro.

    Luego , según algunas interpretaciones de los evangelios, el diablo no es una existencia de un espiritual real.

    No sé si es o no cierto. Pero me gusta.

    Es más, según esta idea, cuidado cuando se acerquen por la ciudad del vaticano.

    Qué sucede entonces en las iglesias? Por qué esa sensación de paz? Porque todos los que alguna vez van, tienen de todo menos ,en ese momento, sensación de poder, salvo algún personajillo de estos que van a actos oficiales por el cargo que ostentan.

    Como si dijéramos, es un sitio lbre de mal.

    No lo sé explicar mejor.

    No creo en muchas cosas , pero cuando entro en una iglesia, no sé, me da sensación de paz.

    Pues eso.

    Un saludo cordial.

    • Hola Carmen:

      Mira por donde la Iglesia que no da puntada sin hilo. Tiene eso del exorcismo.

      Hasta hace poco como digo, eso lo vería como una payasada, y sigue siéndolo si todo el poder lo centras en una cruz.
      Es el estado anímico del exorcista, su nivel de vibración, el que es capaz o no de expulsar el espíritu nocivo de por ejemplo, un enfermo mental.
      Y este enfermo mental, si es capaz de elevar su vibración, o sea sutilizarse, espiritualizarse. También conseguirá sanarse.

      Hoy creo esto, lo siento por quien no me comprenda. Pero he dado pistas y un importante enlace, mis fuentes.

      Y Ricardo Eiriz, dice que el 85% tenemos espíritus. Dentro…

      Yo he hecho una pregunta con el test muscular que enseña. Y hoy por hoy. Estoy exento…

      Después de hacer algunas cosas…, trabajo interior…

      Mientras que le des poder a lo exterior en detrimento de tu interior. Estas perdido…, y harás cosas de perdido…

      • Perdón. No he sido preciso en un tema delicado como este de tratar de espíritus, en serio.
        Lo que Eiriz dice es que hasta el 85% de participantes en los cursos de formación que se imparten enseñando el Método Integra. Tienen espíritus dentro.

  • “¡El Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona!…

    Esto que choca a la vista. Hay que desmenuzarlo, analizarlo al microscopio.

    El ego tiene miedo a la muerte. Pero el espíritu no muere. Muere la envoltura carnal del espíritu a la que llamamos cuerpo.

    Como el espíritu no muere. Dios nunca nos abandona.

    Vivimos como conejos asustadizos, presa del miedo, porque estamos encerrados en nuestro ego egoísta sin encontrar la salida a esa distorsionada y limitante visión de la realidad, y que nos amarga la vida que vivimos con nuestro cuerpo en esta tercera dimensión.

    Siempre es un “trago” la muerte para cualquiera. Pero así como cuando nacemos, nacemos “de la nada”. Morir nos devuelve a “la nada”, al mundo del espíritu inmaterial. Y morimos con el bagaje de experiencias que hemos cosechado. Según la “mercancía” que presentemos, así nos irá.

    Cada uno muere cuando le toca. Pero si morir fuera malo. ¿Que Dios tendríamos?.

    El Papa Francisco habla del Demonio, como algo que. Si existe.

    https://www.aciprensa.com/noticias/10-ocasiones-en-las-que-el-papa-francisco-aseguro-que-el-diablo-si-existe-74194

    Creo que lo existente en este mundo material y metafísico es la dualidad que llamamos Bien y Mal. Pero este Mal (para entendernos). No opera solo en el mundo manifiesto. Opera en el mundo metafisico sobre todo. “El Diablo”.

    Así que mucho cuidado con como nos comportamos incluso en cuales son nuestros pensamientos, porque el “Diablo” actúa.

    A ese Mal o Diablo es a lo que hemos de temer. La muerte es algo natural, que cuesta aceptar si, sobre todo cuanto mas egoicos seamos mas nos costará aceptarla.

    Pero repito. El Mal no lo vemos mas allá de nuestros sentidos pero tiene tentáculos poderosos allá donde no podemos percibir. Según actuemos en este mundo. Así nos irá. En este mundo y en el otro.

    Dios no nos abandona, lo abandonamos nosotros a El. Y caemos en manos del Mal.

    Hemos de ser extremadamente meticulosos con que hacemos. Porque hay espíritus obsesores esperando como espera el gato el menor descuido del ratón, para meterse dentro de nosotros y colonizarnos.

    http://soyespirita.blogspot.com/2011/04/causa-y-cura-de-la-obsesion-desde-el.html

    Si quieres saber por que vives lo que vives. Mira que has hecho en esta vida o en otras que hayas vivido anteriormente…

     

    • El Papa dixit:

      “El diablo existe y nosotros debemos combatir contra él!”

      No,no,no. -Amar hasta a los enemigos-. Al diablo hay que abrazarlo y llevarlo de las tinieblas a la luz. Mientras tanto tener el mismo cuidado con el, que si fuere una serpiente venenosa.

    • Jorge

      De verdad Luis estás hablando en serio sobre el Diablo o Satanás. Por mucho que Francisco haya dicho que sí existe, el relato sobre él es una sucesión de incoherencias carentes de sentido. ¿Me puedes explicar que pinta el Diablo con respecto a Dios? ¿Acaso están a un mismo nivel para hacerse daño? ¿Tiene algún sentido el maniqueísmo de enfrentamiento eterno del Bien contra el Mal y a la inversa? Y si el Diablo no es eterno como creo que es Dios, pues el maniqueísmo no es razonable ni tiene fundamento, ¿cuál es el relato coherente de su origen? ¿cuál es su papel en el mundo, su objetivo? ¿cuál su final?

      Explicar los males que padece el ser humano y la Naturaleza mediante la creación imaginativa de un personaje mítico, responsable de todos los males, no es ninguna explicación, y además tiene la perniciosa consecuencia de descargar las responsabilidades de nuestras malas acciones, cargándolas sobre Satanás, no por nuestra culpa sino por obra del Diablo. No podemos eludir nuestras culpas por creerlas fruto de la inspiración satánica, sino bien al contrario reconocerlas y asumirlas, para ir paso a paso cambiando hacia el bien. Está en nuestras manos y no fuera de nosotros, eludiendo la responsabilidad imaginándonos zarandeados por fuerzas poderosas míticas.

      • Jorge:
        Hace muy poco tiempo yo coincidiría contigo en que el Diablo es una fabula mitica. Pero ahora no.
        Es efectivamente el Diablo una figura meramente mítica. Pero que simboliza las fuerzas del mal que operan en otra dimensión diferente a la nuestra y que por lo tanto no percibimos.

        He colgado un enlace… Hay manera científica de estudiar “al Diablo”.

        Me ha llevado a modificar mi creencia al respecto del tema. Primero estudiando lo que difunde Ricardo Eiriz con su Método Integra. Una persona con estructura mental científica, nos habla de espíritus obsesores y de magia negra. Ricardo ha estudiado por años el tema del subconsciente. Que le ha llevado al mundo de los espíritus.

        Estamos en una época en que sabemos lo suficiente para que muchos podamos “Expulsar diablos” de los enfermos mentales.(Yo no se lo suficiente. Pero se donde buscar.)

        Mas podríamos tratar sobre lo que escribes. Pero se haría muy largo esto.

        En clave telegráfica:

        Somos absolutamente responsables de todo cuanto nos sucede, porque tenemos libre albedrío, pero el camino del bien es una única senda que siempre nos lleva a un bien mayor. Ahora bien, esta senda esta flanqueada por sendos precipicios a los lados. Si das un paso en falso, caes. Y ahí te “recoge el Diablo”…

        El Yin y el Yang impera en nuestro mundo, -donde entra también lo que no vemos-… Tenemos La dualidad. Pero el taoismo nos habla de una tercera fuerza -conciliatoria-
        O sea: tenemos la dualidad -bien- y -mal-. Si luchas contra el mal, luchas contra una de las bases de nuestra realidad El Yin, lo negativo.
        -Tesis- -Antitesis- -Sintesis-. La -Sintesis- es la -Fuerza Conciliatoria- del Tao.
        Si no luchamos contra el mal. ¿Que hacemos?. Sutilizar la “lucha” entre el “bien y el “mal”. Elevar de vibración esta dualidad, hasta el punto en que si haya dualidad, pero menos…
        Sutilizando la dualidad, no correría la sangre…
        Como en el Judo. Aprovechar la fuerza del atacante (mal), para vencerle (bien)

        Os lo juro. Por mera casualidad, en casa nos hemos juntado, cogiéndolos de la calle, con tres gatos. Uno negro, otro blanco, y ahora tenemos otro, un cachorro gris.
        O sea. La triada de la vida…

        Morando todos en la -no dualidad-. Viviríamos en un luminoso mundo “gris”.

        Por ultimo: El mundo del espíritu, lo subjetivo o metafísico, lo concebimos como un camino donde siempre impera la luz. Pero no es así, antes hay que pasar un mundo invisible donde hay de todo bueno y malo.-El bajo astral-. (Me parece, no estoy seguro).

        Al final se impone lo novedoso. Pero cuesta, cuesta…

    • Mª Pilar

      Pero…¿necesitamos más diablos de los que crea y recrea el ser humano?

      Los comportamientos que nos llevan por un camino u otro, son decisiones personales, depende de a quién nos unamos… o nos vendamos.

      Los caminos que nos llevan hacia la ¡Luz! o las ¡Tinieblas!

      Dependiendo de esta opción, seremos portadores de bien, o engendraremos todos los males posibles para llevar adelante las exigencias que nos proponen el poder, la riqueza extrema, el yo…
      mª pilar

  • Jorge

    Me he leído los 15 comentarios y me surgen temas que comentar. Empezaré por lo que dice Oscar señalando el sesgo sectario que puede tomar el ver el Santísimo en la calle, en las personas con las que me encuentro. Y es que me parece que acierta, pues a lo cual añado que yo siendo católico de comunión frecuente, no quiero que me tomen ni me vean como una hostia, quiero decir como el Santísimo, ni tampoco como Jesús pues evidentemente no lo soy. Y comprendo el cabreo de ateos, agnósticos y anti-religiosos que los “usen” como medios o fines al leer u oír tales chorradas. Por mi parte quiero que me tomen y me vean como lo que soy, un ser humano y punto, lo cual también propone Oscar. Yo no intento mirar a los demás a través del rostro de Jesús, sino ver a las personas tal y como se manifiestan, con los ojos bien abiertos y a la escucha, pero sí les añado un plus al considerarlas siempre proyectos de Plenitud Humana. Y es que creo que en un futuro compartiremos la Plenitud entre todos sin excluir a nadie, y por ello procuro no hacer ningún tipo de discriminación, sea cual sea su camino, pensamiento, comportamiento, …, porque pienso que toda vida humana añade a la Plenitud una parte esencial de la misma que no puede quedar excluida.

    Pero por otro lado el Santísimo, la Eucaristía, hace referencia directa a Jesús y a la común-unión, no sectariamente solo de sus seguidores, restringida solo a los que gozan del estado de gracia, sino que es el sacramento de la unidad humana, por ser el fermento para toda la humanidad del Reino de Dios que es la Plenitud Humana. Y como todo ser humano sí que lo considero proyecto de Plenitud, pues también podría decir que el Santísimo está en la calle, en las personas que me voy encontrando, porque en la Plenitud nos veremos y compartiremos cuanto tengamos. (Como siempre me gusta emplear una estrategia gatopardista, cambiarlo todo para con lo MISMO seguir adelante).

    Vamos con la mística. Entiendo que la mística es una actitud y actividad humana que forma parte de lo que se ha venido llamando inteligencia espiritual, y que al funcionar activa regiones específicas del cerebro como el lóbulo parietal superior entre otros, que son datables en resonancia magnética. Por lo general poner en funcionamiento la espiritualidad mística requiere una técnica consciente de dilución en la percepción el yo, y una inhibición de estímulos externos y también internos propioceptivos. Con ello se alcanza una estado alterado de conciencia, que puede experimentarse con gran placer y quietud, que puede interpretarse y manifestarse de muy variadas maneras, a veces asociado con visiones, audiciones, iluminaciones, …, que pueden producir un notable impacto.

    Existe bastante consenso de que las experiencias místicas están en conexión o incluso unión con el Misterio Trascendente, que está ahí presente en todo y en todas partes, el cual se alcanza por la percepción unitaria sujeto-objeto, sentido como un Todo único en el que estamos incluidos. Dicen que a partir de ahí vemos la realidad y a nosotros mismos de modo diferente, cargados de “energía espiritual” que alienta y alimenta la vida, incluso lo relacionan con el contenido de Dios, alcanzando su conocimiento gnóstico. Sin embargo, yo tengo serias objeciones que hacer, a una interpretación de la mística de tan altos vuelos.

    Para mí la mística no va más allá de un mecanismo cerebral, con una estructura y función específica como muchas otras, que ha sido seleccionada por la evolución, porque facilita una mejor adaptación a la compleja vida humana, sobre todo para aflojar la tensión de la conciencia de muerte y el paso del tiempo que escapa. Nos ayuda a vivir. Y está bien. Pero decir que la mística desvela la Realidad, el Misterio Trascendente, el contenido de Dios, …, es para mí un error de bulto. ¿Conexión, unión, …? Por mi opción radical materialista-cientista del mundo, no puedo ni quiero considerarlo de otro modo que error interpretativo. Y siempre he encontrado modos más plausibles de interpretación de experiencias místicas, claro está desde mi punto de vista parcial y reduccionista, pero es el que entiendo mejor y le encuentro mayor fundamento.

    • Mª Pilar

      Copio:
      “Pero por otro lado el Santísimo, la Eucaristía, hace referencia directa a Jesús y a la común-unión, no sectariamente solo de sus seguidores, restringida solo a los que gozan del estado de gracia, sino que es el sacramento de la unidad humana, por ser el fermento para toda la humanidad del Reino de Dios que es la Plenitud Humana.”

      Jorge, como siempre una pregunta:

      ¿Que comprendemos como “sacramento”?
      ¿Es necesario, para compartir esa “común unión” realizar ese signo de… ¿magia? en la “consagración…?

      Jesús, celebró una comida, y compartió con los y las comensales de manera especial el pan y el vino, junto a un mensaje.

      ¿No se podría hacer hoy lo mismo, con pan laminado, con obleas sencillas de compartir, y quitar esa como “magia”?

      En el momento hermoso de compartir, reviviendo entrañablemente la despedida de Jesús a sus amigos… ¿perdería su fuerza, el amor, la ternura que cada seguidor de su Mensaje tiene grabado en su entraña, y por esa razón se reúnen, escuchan sus Palabras, reviven de manera intensa su paso por esta vida?

      Han revestido el rito, de tanta parafernalia, que ha perdido todo su verdadero valor.

      Gracias amigo.
      mª pilar

      • Jorge

        Hola Pilar
        No solo comparto lo que dices con respecto a la Eucaristía, sino que has reflejado punto por punto mi propia posición, vamos como si yo lo escribiese. El ritualismo y formalismo en la Iglesia es obsoleto, herencia de religiones neolíticas agrarias que muy poca cosa tiene que ver con nuestro contexto cultural. Hoy el comentario de los textos de la Misa en servicioskoinonía.org va precisamente de este tema. La Iglesia en general se queja de que sus fieles católicos abandonen la práctica dominical echándoles la culpa como siempre de falta de piedad. Menos mal que dentro de ella hay también muchos que ponen el acento del problema en la liturgia de la Iglesia y no en los fieles, al tiempo que están reclamando autenticidad en sus comunidades potenciando la disminución progresiva del ritual y su valoración, a favor de un sentido de asamblea más comunitario.

        Me preguntas por lo del sacramento. Diría que sacramento es signo y sello de lo que una comunidad en este caso religiosa considera sagrado, que comporta una actitud de respeto incluso de adoración, al querer expresar la presencia de Dios en él. Y como para mí lo sagrado está solo en Dios, cuyo acceso pasa por Jesús y su Reino de Plenitud para toda la comunidad humana, lo sagrado solo puede alcanzarse por lo profano humano. Así lo sagrado deviene en la comunidad humana en Plenitud, que pequeñas comunidades quieren expresar su adhesión al Reino, mediante la común-unión eucarística que Jesús instauró como signo de su presencia en ellas. Lo importante no son las obleas, ni los rituales mágicos de su consagración, …, sino “el espíritu” que hay en lo profundo de lo que se hace y se comparte.

        En mi opinión en este estado de cosas la actitud que creo más responsable no es el simple abandono de la Misa, por tener una liturgia carente de sentido e insoportable, sino participar en ella no para darle nuestro apoyo o consentimiento a lo que se está haciendo, sino para dar testimonio de que no abandonamos, que nos importa reunir la comunidad en la Iglesia, al tiempo de reclamar y potenciar en lo que podamos un cambio sustancial en la liturgia y en la valoración de rituales y magia. Las cosas tienen que cambiar necesariamente desde dentro de la Iglesia y es urgente, aunque entiendo el paso excesivamente lento que lleva por sus dificultades internas y el miedo a no acertar en el camino que lleva a situar a la Iglesia en el contexto social que le corresponde. Abandonar de golpe la inmensa e intrincada carga histórica que arrastra en mi opinión no es nada fácil ni tampoco prudente ni conveniente. Pero tiene que moverse, moverse ya, aunque lo haga con sumo cuidado. Tengo fe en que Jesús está presente en ella y él sabrá el cómo y el cuándo, y a quienes interpelará para que ejecuten el cambio. Él tomará la iniciativa y le dará el impulso que necesita, aunque el hacerlo esté en nuestras manos.
        Un abrazo entrañable.

    • Mª Pilar

      Gracias por responder.
      En la primera parte… ¡Totalmente de acuerdo!

      No en la segunda… por muchas causas y significados… pero eso es personal.

      Un abrazo entrañable
      mª pilar

  • Julián Díaz Lucio

    En contraaposición con la exposición y adoración perpetua de la eucaristía, yo suelo decir que el Santísimo está en la calle, en cada persona que encuentro. Vivir la vida desde esta óptica y en esta actitud, me ha ayudado a encarnar constantemente mi fe, y a obrar en consecuencia de lo que he visto y tratado. He intentado así vivir mi experiencia mística de ojos abiertos. No quiere decir que lo he logrado siempre, pero ese ha sido mi intento. Me ha ayudado a ello vivir en continua revisión de vida, algo que asimilé de la JOC, y que ha moldeado mi vida entera.

    • Mª Pilar

      Estoy de acuerdo amigo.
      Cuantas veces he pedido perdón… por como utilizamos la eucaristía… toda ella, su constante exposición.
      mª pilar

    • oscar varela

      Ok, Julián!
      Dices:
      – “el Santísimo está en la calle, en cada persona que encuentro.
      Vivir la vida desde esta óptica y en esta actitud …”-
      Si te sirvió y sirve, no tengo nada que decir-te.
      O decirte que es un buen paso.
      Permíteme decirte que no me parece una Buena óptica.
      Tiene una fundamentación “sectaria”,
      que te impide compartir “en serio” con otras ópticas.
      Si partieras de la insoslayable óptica humana (tuya, mía,del otro)
      tal vez lograrías “ver – manos – comunadamente” (praxis).
      Suerte!

  • Antonio Rejas

    Pienso que el misticismo tiene raices profundamente antropológicas, o sea, según entiendo yo, está intimamente relacionado con la estructura sicológica del indivíduo cuando éste reflexiona sobre la Divinidad. Considero que existen diferentes manifestaciones del misticismo expresadas con la palabra oral o escrita. Pienso que la característica fundamental del místico es su profunda unión con el Misterio, pero esto puede tener variedad de manifestaciones. Acepto cualquier tipo de misticismo porque la raiz es la misma, aunque me inclino más a favor del místico impulsado a “un proceso de liberación y de transformación para erradicar todos los factores de muerte: injusticia, explotación, pobreza, guerras, sufrimientos, muerte”.

    Pero, como Jorge, con cuyo comentario coincido, tengo mis dudas sobre la contribución del misticismo “a la liberación de las penurias y necesidades humanas”, aunque pienso que así debería ser. Por otra parte, no entiendo que la erradicación de los factores de muerte y las exigencias de las bienaventuranzas tengan que ser algo exclusivo del místico, sino que deben brotar espontáneamente de una fe auténtica y, por tanto, comprometida, en el Jesús del evangelio.

    Termina el artículo con unos bellos versos extraídos del libro “Palabras para este tiempo” , escrito por el autor del artículo, que son una síntesis de las bienaventuranzas proclamadas para todo seguidor de Jesús, independientemente de sus características síquicas personales.

  • Santiago Moreno Porqueras

    Gracias Antonio y quiero escuchar el dulce canto del ruiseñor

    • Antonio Gil de Zúñiga

      ¡Ojalá, amigo Santiago, el ruiseñor estuviera ahí cada mañana; pero habrá que tener los oídos atentos para dar a nuestra existencia un sentido utópico!

      • Y si no está, lo imaginamos. Eso también es mística. La mística va de cosas de dentro de ti, como la imaginación. Al menos esa idea tengo.

  • oscar varela

    Hola!

    Solo dos cositas, como al pasar:

    UNA: Pagola asegura que Jesús jamás habló de Dios,

    de lo que habló es del “Reino de Dios”.

    DOS: (un poco en broma):

    La LIBERACIÓN ¿es un Asunto de MÍSTICA o MÁSTICA?

     

    • Mª Pilar

      Cierto amigo:

      Esos son los problemas (como muy bien señala Ana) de haber convertido “las religiones casi todas ellas” todo en un sacrificio… haberse metido en dogmas… santos…y esas mil pejigueras tan difíciles de borrar de las mentes humanas, que han sido paralizas, no las dejan pensar, discernir, superar…:

      ¡La dichosa “magia”!

      Abrazos
      pili

    • Entiendo que lo que Pagola diría es que Jesús nunca dijo que él era dios. Que lo que quería era construir el reino de Dios.
      Me gusta Pagola.

      Vaya usted a saber qué entiende cada uno por mística.

  • ana rodrigo

    Me parece muy interesante y pertinente, tanto el programa del Congreso de teología como esta reflexión de Antonio Gil.

    Normalmente, funcionamos según los conceptos que hayamos asimilado despendiendo, como nos recuerda Antonio, según Ortega y Gaset, de las circunstancias culturales y religiosas en las que hayamos crecido.

    Así que, según el concepto que tengamos de Dios y el que nos han transmitido sobre la mística, aparte de qué lectura hemos hecho del Evangelio o mensaje de Jesús, así viviremos éste de una manera o de otra.

    El pensar en el otro, el preocuparnos por o el otro, el tener una ética cívica y vivir unos valores humanos, se puede hacer y vivir sin necesidad de ser cristiano o cristiana. La adhesión o el seguimiento de Jesús para un cristiano/a, será el motor de la orientación de su vida y sus actos.

    Que esta orientación desde un creyente en Dios, como Jesús, nos remite a Dios y desde ahí desarrollaremos una línea de conexión con el misterio en el que somos y vivimos, y otra hacia los valores de compasión, solidaridad, construcción de un mundo más hondamente humano, tanto para nosotros como para los demás.

    El problema que siempre he visto es que esa conexión con el misterio no es accesible a todo el mundo, porque necesita información adecuada, intención decidida y lo que llamamos fe.

    Pero si la responsable de la transmisión  del mensaje original de Jesús es la Iglesia y ésta ha convertido el mensaje en dogmas, ritos y normas, dificulta bastante el desarrollo de la mística. También es cierto que la mística no es exclusiva del cristianismo.

  • Román Díaz Ayala

    Eckhart viene  a ser  no más contundente, sino más explícito y comprensible para las mentalidades que hemos venido después en los años.

    Igual que ahora mismo, después de muchas décadas, casi un siglo, de abandono progresivo de la teología especulativa en la búsqueda de un autenticidad de la experiencia de fe volvimos los ojos y el corazón hacia la persona del otro, tal como  lo  había hecho Jesú. dándonos la pista segura de la confir¡guración de la Salvación, dentro de toda referencia hacia el Padre de todas las misericordias.  Si la oración no es mística, deja de ser oración. Sin un Padre que recoja nuestros anhelos más íntimos no cabe religación, la que hacía desbordar Jesús en todos sus actos y palabras.

  • Jorge

    El autor nos propone una reflexión sobre la relación entre la mística y la liberación. Pregunto ¿puede la práctica de la mística quedar aislada en sí misma y no verse reflejada en la acción, en el comportamiento cotidiano? Yo no lo veo posible, porque si se practica la mística con cierta asiduidad modifica el modo, el sentido y significado, de lo que vemos de nosotros mismos, de los demás y del entorno. Otra cosa es que la práctica mística lleve a la liberación en el sentido auténticamente cristiano, el de las bienaventuranzas, como el autor propone. La decisión o la opción por la fe de seguimiento a Jesús es previo e independiente de la práctica mística. Es que se puede seguir a Jesús de forma radical sin ninguna práctica mística, y al contrario hay práctica mística que nada tiene que ver con Jesús y a veces contraria a su mensaje. Que la práctica mística puede ayudar es un hecho, pero no es condición suficiente ni necesaria, para optar por la liberación.

    Yo practico diariamente un tiempo de oración en exclusiva en la intimidad, primero con palabras, (Salmos, algún texto de los Evangelios, y el Padrenuestro), que acompaño de meditación, para luego entrar en el silencio del Misterio Trascendente a menudo de la mano de Jesús de Nazaret. Llevo ya muchos años de práctica (¿mística?) de donde saco la fuerza para seguir adelante. Pero tengo la sensación de que mi contribución a la liberación de las penurias y necesidades humanas ha sido más bien escasa. Sé que todo mi tiempo en estos años los he dedicado al cuidado de mi mujer enferma, hasta su muerte hace unos 7 meses. Y está bien. Ahora lo que estoy tratando de conseguir, que no me resulta fácil tras años de vivir en un entorno cada vez más reducido, es salir, abrirme a nuevas relaciones, y estar disponible para lo que surja. Y cada día le “pido” a Jesús que me enseñe el camino que he de seguir y me “dé” la fuerza para llevarlo a término.

    • Mª Pilar

      ¡Bienvenido Jorge!

      Poco a poco, el caminó irá surgiendo casi, sin que tú lo percibas; es como la renovación de nuestra piel, sucede pero no lo vemos.

      El silencio, la repetición de pequeños versículos de… ¡La Buena Noticia! harán una mella en ti, que no puedes imaginar.

      Y la ayuda al dolor humano, te será más sencilla, si puedes colaborar en algún movimiento que ya esté en marcha.
      En Zaragoza funcionaba muy bien Faro, lugar de atención a problemas humanos; la función más importante era… saber escuchar… y de ahí, delegar a la persona especialista que cada caso requiera, para mí, fue una experiencia extraordinaria, no por lo que pude hacer, sino por cuanto recibí.

      Un abrazo entrañable.
      mª pilar

    • ana rodrigo

      Jorge, un abrazo entrañable.

      • Jorge

        Gracias Pilar y Ana por el abrazo entrañable por mi retorno a Atrio.

        Y si, Pilar supongo que el camino irá surgiendo poco a poco, siempre he sido nervioso e impaciente.

        La verdad es que no me apetece meterme en ningún movimiento, organización, voluntariado, …, que esté en marcha, como me sugieres. No sé ya veremos …

        Un abrazo entrañable para ambas.