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El mar y el oleaje

           A esta edad a la que he ascendido, es inevitable que la consciencia de un humano final de la experiencia a la que llamamos “vivir” te envuelva, como luz clara, a veces, y otras veces, quizás con una luz sombría, “Saber que somos luz y sentir frío / humanamente esclavos de la muerte”, como en el verso desesperado del primer Blas de Otero…

          Hoy he cogido al vuelo un pensamiento de Salvador Panniker, de su Segunda Memoria, donde dice que “las cosas separadas” son una ficción del lenguaje, y lo interpreto en cuanto que el lenguaje hace siempre un recorte conceptual y artificial de los aspectos distintos de una realidad total e inconsútil.

          La palabra “aspecto” deriva del término latino “aspicio” que significa ver: lo que veo de la realidad total en un momento determinado. Y viene a decir Paniker que esto que veo, estos aspectos , son recortes practicados en la totalidad, que se definen, se conceptualizan y se hacen distintos por obra y gracia del lenguaje. El Adán bíblico, instalado en la existencia, empieza a ordenar el mundo, la totalidad que le rodea, a clasificarlo en moldes lingüísticos, poniéndole, como dice la Biblia, un nombre a cada cosa.

          Esos recortes de la totalidad -que se concretizan y delimitan en cada palabra de los lenguajes- no son más que flashes pasajeros, efímeros, fugaces, caducos, temporales…Y eso es también el tiempo: el paso de nuestra visión -enmarcada en cada palabra del lenguaje- por esos múltiples y sucesivos aspectos de la totalidad.

          La Totalidad es atemporal, infinita, inagotable, perenne… como el mar. Mientras las olas sucesivas perecen desmayadas sobre la arena de las playas, el mar permanece eterno, inmutable, total. (Un día yo dejaré de ser ola, pero seguiré siendo mar, infinitamente). Cada ola es un presente perecedero, uno de los aspectos, captados sucesivamente, de esa totalidad infinita inabarcable.

          Por eso, el presente no es más que una franja de eternidad, un aspecto puntualmente constatado y delimitado dentro de la totalidad. Y cuando nombramos en las cosas presentes sus aspectos de único, bueno, bello, verdadero… estamos delimitando en la cosa y en su presente, la bondad total, la belleza total, la verdad sin límites, la totalidad única, atemporal, infinita y trascendente que se refleja en cada una de esas cosas. Porque la totalidad nos transciende: es la trascendencia, la trascendencia transparente, Dios, que envuelve todas las cosas, “La transparencia, Dios, la transparencia” del clamor juanramoniano.

          Lo contrario, la experiencia de lo que nombramos como maldad, falsedad, fealdad, desorden, caos… es el precio de nuestra imperfección esencial, que se pudre en la temporalidad de un presente limitado y sucesivo. Es la carencia de la Transcendencia, de Dios, de esa bondad, unidad, belleza, orden, que nos transciende en su totalidad, pero que podemos hacerlos presente en las cosas, por participación temporal y efímera (como las imágenes reflejadas en las paredes de la caverna de Platón) gracias a esa función divina, divinamente humana, del lenguaje y la palabra, el “Logos”. Palabra eterna, transpersonal, de la que derivan nuestras personales palabras delimitadoras de las cosas.

         

                      Desde estas premisas conceptuales, la muerte no existe ni consiste. Sólo se esfuma eso que nombramos y delimitamos como Yo, mi Yo, y que los demás llaman Tú, y que no es más que un aspecto de la realidad recortado y elaborado por el lenguaje. Pero queda la Totalidad.

                      Se diluye una ola, pero queda, eterno, el mar y el oleaje.

8 comentarios

  • M.Luisa

    …un campo abierto (aquí pasamos de la lógica a la física)
    un campo abierto en donde la relación siempre es posterior   a su constitutivo estar entre ellas respectivas unas a otras. Esto que en ciencia es  tan complicado   y de entrada siempre  presto a rehuirlo, no es otra cosa   que hablar, en versión bella, bonita,  de fraternidad  …entonces naturalmente que las recortamos  pero la lógica que usamos no es la nuestra sino la de la realidad de ellas.

  • M.Luisa

    Todo parece indicar que la dirección  del presente escrito  es de accesibilidad  estrictamente intelectual,  de manera que al afrontar el tema   por  vía del espíritu  su deriva es siempre metafórica.  No es de extrañar porque la intelectualidad de S. Pánikker  se occidentalizó más  que la de su hermano Raimond  que oscilaba entre Oriente y Occidente.

    La idea de Totalidad de la cual se parte es una idea, pienso, equivocada porque no se trata de juntar las cosas como un todo  y luego  arrogarnos  el trabajo de irlas recortando  porque lo que obtendremos será meramente un conjunto.

    Pienso que la cuestión ha de considerarse a la inversa,   no las cosas sino el de suyo de ellas que es más de como las vemos  y por tanto  lejos de formar un todo subjetivo, primariamente  constituyen un campo abierto.

  • oscar varela

    Hola!
    El “lamento” es uno de los “aspectos” de la vida;
    no conviene negarlo ni descuidarlo,
    pero tampoco encumbrarlo.
    ………………….
    Suficiente con el Qohelet (Cap. 1):
    1 Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén.
    2 ¡Vanidad de vanidades! – dice Cohélet -, ¡vanidad de vanidades, todo vanidad!
    3 ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?
    4 Una generación va, otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece.
    5 Sale el sol y el sol se pone; corre hacia su lugar y allí vuelve a salir.
    6 Sopla hacia el sur el viento y gira hacia el norte; gira que te gira sigue el viento y vuelve el viento a girar.
    7 Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir.
    8 Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír.
    9 Lo que fue, eso será; lo que se hizo, ese se hará. Nada nuevo hay bajo el sol.
    10 Si algo hay de que se diga: « Mira, eso sí que es nuevo », aun eso ya sucedía en los siglos que nos precedieron.
    11 No hay recuerdo de los antiguos, como tampoco de los venideros quedará memoria en los que después vendrán.
    12 Yo, Cohélet, he sido rey de Israel, en Jerusalén.
    13 He aplicado mi corazón a investigar y explorar con la sabiduría cuanto acaece bajo el cielo. ¡Mal oficio éste que Dios encomendó a los humanos para que en él se ocuparan!
    14 He observado cuanto sucede bajo el sol y he visto que todo es vanidad y atrapar vientos.
    15 Lo torcido no puede enderezarse, lo que falta no se puede contar.
    16 Me dije en mi corazón: Tengo una sabiduría grande y extensa, mayor que la de todos mis predecesores en Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y ciencia.
    17 He aplicado mi corazón a conocer la sabiduría, y también a conocer la locura y la necedad, he comprendido que aun esto mismo es atrapar vientos,
    18 pues: Donde abunda sabiduría, abundan penas, y quien acumula ciencia, acumula dolor.
    ……………………….
    O como las “Lamentaciones” del profeta jeremías …
    ……………………….
    También el “Tanguito imprescindble” se hace cargo,
    en una borrachera,
    del lamento vital
     
    LA ÚLTIMA CURDA

     
    Lastima bandoneón, mi corazón
    Tu ronca maldición maleva
    Tu lágrima de ron me lleva
    Hacia el hondo bajo fondo
    Donde el barro se subleva.

    Ya sé, no me digás tenés razón
    La vida es una herida absurda
    Y es todo, todo tan fugaz
    Que es una curda, nada más
    Mi confesión.
     
    Contame tu condena
    Decime tu fracaso
    No ves la pena que me ha herido?
    Y háblame simplemente
    De aquel amor ausente
    Tras un retazo del olvido.

    Ya sé que me hace daño
    Yo sé que te lastimó
    Llorando mi sermón de vino
    Pero es el viejo amor
    Que tiembla, bandoneón
    Y busca en el licor que aturda
    La curda que al final
    Termine la función
    Corriéndole un telón
    Al corazón.
     
    Un poco de recuerdo y sinsabor
    Gotea tu rezongo lerdo
    Marea tu licor y arrea
    La tropilla de la zurda
    Al volcar la última curda.
     
    Cerrame el ventanal, que arrastra el sol
    Su lento caracol de sueño
    No ves que vengo de un país
    Que esta de olvido siempre gris
    Tras el alcohol.
     
    Contame tu condena
    Decime tu fracaso
    No ves la pena que me ha herido?
    Y háblame simplemente
    De aquel amor ausente
    Tras un retazo del olvido.

    Ya sé que me hace daño
    Yo sé que te lastimó
    Llorando mi sermón de vino
    Pero es el viejo amor
    Que tiembla, bandoneón
    Y busca en el licor que aturda
    La curda que al final
    Termine la función
    Corriéndole un telón
    Al corazón
    ………………….

  • Mª Pilar

    ¡Hermoso pensamiento!… De nuestro pasar por la vida… aquí.

    Hace poquito, ante un escrito mío personal, que le envié a un buen amigo; me decía en esencia… lo mismo que nos comparte en este Pensamiento tan íntimo y hermoso.

    Hablando de la muerte me decía:

    Tú… no mueres, tu cuerpo se vacía de ti y se apaga-enfría.

    Tú, quedas para siempre porque volverás a la Esencia de donde viniste. (más o menos… en esencia… es lo que comprendí)

    Un abrazo entrañable y agradecido por esta bella imagen de nuestro paso por la tierra.

    mª pilar

    • oscar varela

      Ya lo dijo Carmen: “preciosísimo”
      Ok!
      Pero ¿en qué quedamos?:
      – ¿”un cuerpo que se vacía de ti?”
      – ¿un “Tú” … que no muere?
      ……………..
      No puedo auparme a la tal seductora invitación
      de otros tiempos;
      ya tiene sus arrugas respetables.
      ¡Eso! No pretender más que “respeto”;
      y ya es bastante
      para quienes se esforzaron honestamente.
      LEMA: “Bebe del pozo y deja el lugar al otro”-

  • Es un texto preciosisimo

     

    • oscar varela

      Sí, Carmen: “preciosísimo”.
      Y, además, “pasadísimo”
      como de varios siglos pasados;
      Y de los presentes
      a quienes los siglos pasados
      todavía no le han pasado.