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La tentación original

          En la historia del cristianismo se ha hablado muchísimo del pecado original, pero muy poco de la tentación original: seréis como dioses. Lo del pecado original, un pecado que se trasmite a todos los seres humanos por el simple hecho de nacer como tales humanos, es un lío tremendo. ¿Qué clase de pecado es un pecado que implica vivir separado de Dios por toda la eternidad, pero que se perdona con unas simples palabras y un poco de agua derramada sobre un niño recién nacido?

          En cambio, lo de la tentación original está muy claro. Dijo el demonio a Eva: “Lo que pasa es que sabe Dios que, en cuanto comáis de él (el árbol de conocer el bien del mal), se os abrirán los ojos y seréis como Dios, versados en el bien del mal”. Hemos visto cuántas veces se ha repetido a lo largo de los siglos esta tentación, y cuántos seres humanos y cuántas instituciones humanas han caído en ella: han pretendido ser como Dios. También hemos visto el demencial comportamiento de estos aspirantes a dioses y los tremendos sufrimientos que su pretensión ha causado a la humanidad.

          ¿Cómo es que en la Iglesia Católica se habla tampoco de esta tentación tan perversa? En mi opinión, una explicación que salta la vista es que la propia jerarquía de la Iglesia Católica ha sido una de las instituciones que más plenamente ha caído en la tentación. El núcleo del mensaje de Jesús es bien simple: Amarás al Señor Tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas sus fuerzas. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. También hay una advertencia muy repetida a lo largo del evangelio: No podéis servir a Dios y a la riqueza; bienaventurados los pobres, ay de vosotros los ricos.

          Ese sencillo mensaje era el que la jerarquía tenía que haberse limitado a repetir a través de los siglos, si realmente creía que Jesús era hijo de Dios y sus palabras, palabra de Dios. Pero vemos  a lo largo de la historia que no ha sido así. Han comido abundantemente del árbol de la ciencia del bien y del mal y han sentido que poseían la ciencia de Dios. Han cubierto el claro mensaje de Jesús con una imponente maraña de preceptos, doctrinas, cánones, teologías, prohibiciones, mandamientos e indulgencias. Han sentenciado al infierno a todos los que se salieran de su rígida disciplina, incluso han llevado a la hoguera a los que se atrevieran a tener una teología distinta a la de la jerarquía. Pero eso sí, han abierto las puertas del cielo al pecador más empedernido con tal de que recibiera la absolución por parte de un miembro del clero debidamente autorizado por su obispo.

          Pero el mensaje de Jesús no ha muerto, una y otra vez ha resonado en la Iglesia la Buena Noticia de Jesús  en boca de testigos fieles. Hoy tenemos la fortuna de que ese mensaje lo proclame el propio sucesor de Pedro, que nos llama a la simplicidad de los mandamientos de Jesús, al tiempo que nos invita a construir una iglesia desclericalizada, libre de unas estructuras antievangélicas y anacrónicas.

          Pero eso no puede ser solamente tarea del papa. La iglesia se queda vacía, sin vida, si el clero no es sustituido por unas comunidades militantes, unos cristianos seglares convencidos de su misión como portadores en el mundo actual de la Buena Noticia de Jesús, testigos de la esperanza que trajo al mundo. Esa es nuestra tarea.

43 comentarios

  • Jorge

    Al ser consciente de la laguna, que te decía Santiago en mi comentario del 24/3, me puse en oración buscando alguna luz y dándole vueltas a lo que mencionaba del tiempo. Y me parece que he hallado un puente para pasar sobre ella.
    Vamos a verlo: en nuestro tiempo humano el presente siempre es un punto de inflexión del tiempo que marca un antes y un después, un pasado y un futuro. Por el contrario, puedo pensar el tiempo divino en continuidad sin puntos de inflexión, sin rotura entre un antes y un después, de modo que todo sucede en presente. Bueno, esta idea por supuesto no es mía, sino que se ha dicho reiteradamente al hablar de Dios.

    Si lo aplico a la laguna mía de los intervalos de tiempo, pues es verdad que en el tiempo humano hay punto inflexión tanto en la encarnación como en la glorificación de la humanidad. Por tanto, en la historia humana hay un tiempo anterior a la encarnación y un tiempo después de ella, punto histórico del que parte la PH. Y también hay un tiempo anterior a la glorificación de la humanidad por el Espíritu, en el cual Dios o el Espíritu de Dios aún no estaba en ella, y un tiempo posterior a la glorificación en el que el Espíritu de Dios sí está “en” ella. En definitiva, sí puedo decir que en el ser humano, hasta que no llegue el tiempo de la glorificación, no hay nada ni tenemos nada de divinos, solo humanos de nuestra especie biológica.

    En el tiempo divino al no haber rotura ni punto de inflexión, ni antes ni después, sino todo en presente, pues la encarnación de Dios y la glorificación de la humanidad desde siempre y para siempre están en presente en Dios y por tanto realizadas. No existe un intervalo de tiempo entre la encarnación y la glorificación. Por tanto, no cabe decir de Dios que antes de su encarnación Dios no tenía nada de humano, precisamente porque en Dios no hay un antes ni un después, todo está en presente. Por tanto, en Dios desde siempre y para siempre hay un componente humano, y la preexistencia del Hijo anterior a la encarnación queda preservada. Y en cuanto a la glorificación de la humanidad, pues en Dios desde siempre y para siempre la PH está glorificada y está en él, por el Espíritu de Dios múltiple y diverso derramado en ella.

    Todo esto que hablo sobre Dios, no hace referencia ninguna a Dios-Trascendente, que sigue siendo Misterio Incognoscible. Hablo de Dios solamente como vía de acceso a Dios-Trascendente. Por tanto, en mi propuesta Dios está justo “en” las dos, para posibilitar el acceso. Y lo que hablo sobre Dios está todo incluido en el lado humano, no en la Trascendencia. Y sí también la Trinidad, el Padre-Hijo-Espíritu, es Dios en relación con lo humano. Y es que Dios para mí no es un Ente o un Ser, sino que representa el contenido del esfuerzo humano a lo largo de la historia, para concebir un modo coherente y razonable por complejo que sea de acceso a Dios-Trascendente. Y por ello hay que tener en cuenta otras tradiciones culturales y religiosas distintas a la cristiana.

    ¿He saltado la laguna? Quizás sí, al menos no veo incoherencias internas en este discurso. Claro que por ahora este discurso me parece demasiado complejo, vamos que de sencillo nada y eso me mosquea, pues contrasta fuertemente con la sencillez del mensaje de Jesús. Claro que la sencillez de Jesús está en la concreción y manifestación de la PH. Él nunca hizo teología y las teologías en general siempre resultan complejas.
    Un cordial saludo amigo Santiago

    • Santiago

      Gracias Jorge por tus interesantes comentarios al mío. Coincido contigo en varios aspectos de lo que planteas. Ahora estoy corto de tiempo y lamento no poder extenderme sobre el tema, lo que me agradaría mucho. Sin embargo quizás pueda hacerlo mañana o pasado.
      Un saludo afectuoso
      Santiago Hernández

  • Jorge

    Trataré de no excederme de la coherencia interna de mi discurso sobre la PH, en mi objetivo y esfuerzo para incluir en ella lo que dices Santiago, porque pienso que lo que dices forma parte esencial de la fe en Jesús y la de la Iglesia.
    Dices más o menos que la PH no es algo etéreo, un concepto abstracto y utópico, sino fundamentada o enraizada en el ser humano, individual y colectivo, (con la salvedad de que pueda no ser alcanzada si Dios no existiese) y también al no ser la PH eterna por sí misma tiene que fundamentarse y enraizarse en Dios-Trascendente origen y fuente de eternidad. Bien creo que lo compartimos. En lo que diferimos quizás sea que tu supones la PH enraizada desde el origen de todos y cada uno de los seres humanos, y para mí no es de origen sino producto de un proceso en el tiempo que no culminará hasta que no llegue a su final.

    Intentaré no incurrir en ninguna de las herejías cristológicas, y no moverme o desplazar el acento por mínimo que sea hacia un lado u otro de la expresión: “Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre” y esto tiene que mantenerse así desde siempre y para siempre. Para ello hay que decir y tener muy en cuenta que en Jesús se encuentran juntas y a la vez, con total perfección, sin confusión, sin cambio, sin división, ni separación, lo divino y lo humano, según la fe de la Iglesia. ¿Cómo es esto posible? Pues para explicármelo dejo a un lado las naturalezas, la ontología, la metafísica, …, y lo que digo es que en lo divino hay un componente humano y humanizador constitutivo, sin cambio desde siempre y para siempre, al igual que en lo humano hay un componente divino y divinizador constitutivo, sin cambio desde siempre y para siempre. Pero en lo divino ocurre algo que hace efectivo sin cambiarlo su componente constitutivo humano, y es la encarnación. Y en lo humano también hay algo que hace efectivo su componente constitutivo divino, que es su resurrección y glorificación con su espiritualización que lo posibilita. Y en lo que hay que poner especial cuidado es en los tiempos, en el intervalo de tiempo que trascurre para la encarnación divina y su anonadamiento, y en el intervalo de tiempo que transcurre para la resurrección humana y su glorificación. Es lo que decimos en referencia a estos dos intervalos de tiempo lo que puede o no estar en concordancia y coherencia con lo dicho sobre Jesús “verdadero Dios, verdadero hombre”
    Yo me reitero en decir que los seres humanos no tenemos nada de divinos, ni una gota ni un esbozo ni una potencia, …, nada de nada, hasta alcanzar la Plenitud y por el Espíritu ser glorificados. ¿Lo mismo puedo decir de Dios? ¿Puedo decir que Dios no tiene nada de humano hasta que su encarnación se produzca? ¡Uyyyyyy…!  Es que no puedo decirlo así sin más porque altera la Trinidad, altera la preexistencia del Hijo. Posiblemente la solución estriba en que el tiempo humano no es el tiempo divino, y quizás por ahí encuentre solución. Bueno, esta cuestión aún me queda pendiente, y espero encontrar solución sin alterar gravemente todo cuanto llevo encontrando con respecto a la PH.
    (No le digas a nadie Santiago que mi sistema de la PH tiene lagunas. Je, je)

  • Santiago

    El problema Jorge que la PH tiene que fundamentarse en alguien que le permitió  desarrollarse. No es pues una abstracción sino la realidad última de cada ser. Por eso esta PH no es algo etéreo sino que pertenece a la persona en si. El ser humano es el sujeto de esta plenitud que se fundamenta a su vez en el Ser eterno pues ella no es eterna por si misma sino que fue asumida para siempre por Cristo como un signo del amor inmanente del Creador.

    Por eso Cristo es el “modo humano” de existencia de la persona del Hijo  de  Dios. La existencia “creada” de la naturaleza humana de Cristo desde su concepción es la misma existencia del Verbo en su hipóstasis. En esta unión la existencia humana de Cristo no está absorbida por su existencia divina Su identidad permanece intacta. El sigue siendo la  segunda persona de la vida divina que es el Hijo. O sea que el modo de existir y actuar del Verbo eterno se convierte en el molde que configura la forma de los actos humanos de Cristo. Esta unión paradójica de humanidad y divinidad que NO transforma  o disuelve a Dios en humano, ni  tampoco transforma lo humano en Dios sino, por el contrario, RENUEVA  la naturaleza humana y le imprime el modo de existencia divino que se llama “amor” que conduce a la naturaleza humana a su última perfección que ES la perfección de y por el AMOR.

    Dios es AMOR. El Amor precedió a la humanidad y por amor fuimos creados. Solo por amor.El modo del amor es el espejo en que Dios y el ser humano se reflejan en un mismo “modo” de existencia. Cristo es el molde, la forma original de la imagen d e Dios, y el ser humano es su imagen creada y que fue llamada a existir y donde se encuentra su origen, su fundamento y su fin.

    En esta vida nosotros podemos participar de este “modo de existir” de Cristo en su nueva humanidad. Dios y el ser humano se comprometen así mutuamente a un intercambio por medio del amor pero que no destruye la específica estructura de la naturaleza humana que , a través de la gracia dada como don, la conduce a su plenitud total.

    Un saludo afectuoso. Gracias por seguir el diálogo.

    Santiago Hernández

  • Jorge

    Yo intento encontrar el fundamento de todo no en Dios-Trascendente, sino en la Plenitud Humana. Y la PH para mí no es exactamente Dios-Trascendente. Es solamente la condición necesaria y suficiente para el acceso, que requiere nuestra transformación por el Espíritu. La PH es la obra creadora de Dios, porque en ella por la memoria y el conocimiento del entorno que logrará humanidad al completo, se recopila o recapitula “toda” la Realidad Física, la evolución del Cosmos y de los seres vivos, la historia humana individual y colectiva, …, todo cuanto haya llegado a existir. Sin la PH no hay para mí obra creadora de Dios, pues la Realidad Física tiene un origen y un desarrollo evolutivo completamente autónomo, y cuando nosotros seamos transformados por el Espíritu saliendo del ámbito humano al divino, abandonaremos la Realidad Física a su suerte que acabará en un campo físico uniforme. La RF carece de importancia quiero decir de permanencia y para que la tenga se incorporará a Dios a través de la PH por nosotros. Y en esto Jesús tiene mucho que ver pues él es el origen y el responsable de que la PH culmine. El fundamento de todo lo que permanece está en la PH y por tanto también en Jesús.

    “En él vivimos, nos movemos y existimos” pues sí, al estar viviendo la humanidad en función de la PH y por tanto de Jesús.
    “Si alguno me amare guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. Este texto fue durante tiempo oscuro para mi cosmovisión desacralizada y a-tea del mundo y del ser humano. ¿Cómo sería posible que en el ser humano como individuo de su especie biológica como las demás podría ser morada de Dios? Claro la respuesta “en espíritu” parece evidente, y en mi propuesta eso no cabe. ¿Entonces? Pues me parece que la frase no habla del tiempo en el que eso sucederá, y por tanto puede significar no aquí y ahora sino en el tiempo de nuestra transformación por el Espíritu. El Padre “le amará” es futuro, no es necesario pensar que se produce en el mismo momento de guardar su palabra. Es que además nosotros guardamos la palabra de Jesús a intervalos y en este caso Dios tendría que hacer morada en un momento y al siguiente retirarse al dejar de guardar su palabra. Y esto me parece impropio de Dios.

  • Santiago

    Coincidimos Jorge que “sólo estamos en proceso” en la Iglesia peregrina que misteriosamente avanza hacia “la Plenitud” pero todavía no estamos allí.

    En este proceso no hay duda que se encuentra en Jesús de Nazaret. No necesariamente tenemos que experimentar sensiblemente el amor sino que es El el que viene a nosotros cuando no le cerramos el camino. Es por eso que dice:

    “Si alguno me amare, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y a el vendremos y en el haremos mansión” (Juan 14,23) Porque el que no ama, no guardará la palabra de Jesús. Y así no se trata de una relación de “naturaleza” sino de “amistad” por medio de la gracia. Es por lo que Pablo predicando en Atenas nos dice que ese Dios desconocido que se ha hecho conocido “no se halla lejos de nosotros “porque en El vivimos, nos movemos y existimos” ( Hechos 17:28) ya que El lo fundamenta todo. Es una intimidad de amistad, ahora. En la gloria plena será “unión”.

    El hecho que el Hijo participe de la naturaleza del Padre lo hace libre como El mismo. En libertad pues participada creó Dios al mundo. Jesus es el Dios encarnado, verdadero Dios y verdadero  hombre, y por eso posee en su humanidad los mismos atributos del Dios eterno. Sin destruir nuestra libertad y la del Cosmos, nos hace partícipes de su don principal. Jesus no es un hombre cualquiera sino Dios Hijo que se nos reveló totalmente en nuestra misma humanidad.

    Abrazos

    Santisgo Hernández

     

  • Jorge

    Dices Santiago “todo está contenido en Jesús” a lo que ambos podemos añadir que la revelación de Dios en Jesús es completa no le falta y sobra nada. En consecuencia, todo cuanto necesitamos o quisiéramos “saber” de Dios está en Jesús, no necesitamos recurrir a otras fuentes, ni a ciencias ni a filosofías, ni a metafísicas ni a ontologías, …, nos basta Jesús. Y si decimos que en Jesús está todo pues también lo estarán la trascendencia y la inmanencia. No hay razón para separarlas de Jesús. Y en mi opinión y fe, la trascendencia e inmanencia de Dios están en Jesús por su encarnación, y en ninguna otra parte.

    Pero decir que Jesús lo abarca todo, nuestra realidad y nuestra intimidad, fundamento de nuestra autonomía y la del mundo, y de nuestra libertad, añadiendo además que puede intervenir en el mundo tanto como quiera y le apetezca, no parece razonable. Para decir esto no estamos hablando de Jesús de Nazaret como el hombre que es ni siquiera del Padre, del Dios de Jesús, sino de un Dios muy diferente de contenido radicalmente distinto. Pregunto: ¿acaso a la revelación de Dios por Jesús le falta algo, no es completa?

    Que digas que Dios está presente en nuestra intimidad supongo entendida a modo tradicional de la Iglesia, yo no lo niego, pero si lo interpreto de muy distinta forma. Yo ni nadie tiene a Dios-Padre ni a Jesús-Hijo en su intimidad, Jesús sí, pero nosotros no somos Jesús ni podemos serlo. Tendremos a Dios “en” nosotros, pero aún no. Si el Reino de Plenitud se llegase a realizar como creemos ambos, pues entonces y solo entonces, al ser la Plenitud la condición necesaria y suficiente para entrar en el ámbito de Dios-Trascendente, seremos transformados por el Espíritu, y entonces sí Dios estará “en” nosotros.

    Durante este tiempo hasta que todas estas cosas sucedan solo estamos en proceso, en dirección hacia la Plenitud, pero todavía no en ella. Y sí, podemos vivir y sentirnos unidos a Jesús por haber asumido su proyecto de vida, y en este sentido podemos afirmar que Dios, que Jesús, está “con” nosotros y que lo sentimos dentro porque le amamos, de modo semejante a cuando amamos intensamente a otras personas. Pero una cosa es decir que las personas que amamos las llevamos dentro, y otra muy distinta es que sustancialmente, realmente, por nuestro origen y naturaleza estén presentes “en” nuestra intimidad.

    Un saludo cordial amigo Santiago, espero que continuemos.

  • Jorge

    Santiago, me invitas a que exponga mi interpretación personal del primer y del segundo versículos del Génesis y luego si fuese posible ajustarlo a la tradición de la Iglesia.
    Lo primero que me llama la atención es que no parece que la creación de Dios sea a partir de la Nada, sino en una tierra caótica, vacía, con tinieblas que cubrían el abismo y también con una superficie de aguas donde aleteaba el espíritu de Dios. Parece por tanto que la creación de Dios en el Génesis es más bien poner orden en el caos y llenar la tierra de contenido. Si dice que el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas, en ningún caso significa que Dios estaba inmanentemente “en” esas aguas, especifica “sobre” las aguas no “en” las aguas, ni tampoco dice que al poner orden en el caos está Dios “en” ese orden que ha creado. Es su obra, pero no se dice que Dios esté “en” ella, solo lo hace, firma como autor.

    Seguramente la inmanencia de Dios en el mundo tendrá otras fuentes para la tradición de la Iglesia. Si es así y sabes dónde pues me lo dices si te apetece. Pero yo no niego la inmanencia de Dios en el mundo humano y por el ser humano a su entorno, lo que propongo es que la inmanencia de Dios sólo se da exclusivamente en Jesús de Nazaret, por la encarnación de Dios en él, y que a partir de Jesús la transmite y comparte con toda la humanidad en su Reino.

    No necesito buscar la inmanencia o presencia de Dios, del Espíritu de Dios, en el mundo. Buscar datos, signos, …, de la presencia de Dios, interpretar la belleza y maravillas del mundo bajo la perspectiva de la presencia de Dios “en” él, o esforzarme en “verlo” por todas partes y en cualquier lugar o tiempo. No, me basta Jesús.

    Jesús es para mí Hijo de Dios, Dios encarnado en nuestro mundo, Dios con nosotros, la inmanencia de Dios y presencia de Dios entre nosotros, y en ninguna parte más.

    • Santiago

      Jorge, creo que tu definición de inmanencia está dentro de la fe de. la Iglesia, aunque no sea la única ni exclusiva. Jesus es el verdadero Hijo de Dios encarnado que al asumir nuestra naturaleza se encuentra “en” nosotros y “entre nosotros” para siempre. El es El Centro de la Historia y por El todo fue hecho y en El todo se ha recapitulado.

      Pero esa es la misma definición de Dios en el AT pues El que “es” también “está” con nosotros ya que el verbo hebreo en su tercera conjugación ES significa también ESTÁ. “Yo soy el que soy” equivale a “Yo soy el que está” siempre con nosotros. Y el Padre es uno con el Hijo y los dos “hacen morada” en los que creen y siguen con fidelidad LA PALABRA del Señor.

      Por eso, todo está contenido en Jesus como en el Padre y en el Espíritu. Pero cuando hablamos de inmanencia de Dios hay que decir que también Dios es trascendente. Porque El está sobre toda afirmación o negación, íntimo a nosotros pero distinto, y su actuación no solo desde adentro y del centro sino desde la periferia y desde afuera puesto que no solo abarca nuestra realidad sino su intimidad. Como lo fundamenta todo es el autor de la autonomía y nuestra libertad. En Su providencia ordinaria actúa en las segundas causas a través de su Creación pero como es libre puede intervenir en el Cosmos absolutamente y excepcionalmente.

      Un salud cordial de

      Santiago Hernández

  • Santiago

    Gracias Jorge por seguir el comentario. Yo tampoco creo que tus creencias se aparten totalmente de lo que es “tradicional”. Y tambien comprendo  c o m o   normal que quieras adaptarlas a la Revelación que nos ha llegado por medio  de  la Iglesia de JC. No hay duda que eso tiene sus problemas como también expresar la verdad del Génesis en un lenguaje moderno entendible a los que persisten en la FE y no quieren abandonarla.

    La diferencia es que la ciencia moderna nos ofrece muchas hipótesis y teorías que se suceden continuamente con respecto al Cosmos sin llegar totalmente a la verdad absoluta que es trascendente,’puesto  que ella no puede responder a la razón última de nuestra propia existencia que reside en la Verdad eterna. Esta ha llegado a nosotros solo por la Revelación y de ninguna otra manera hubiéramos podido llegar a ella. La razón es iluminada por la FE puesto que nos permite asentir a la verdad Supra natural. Es por eso que Jesus, en su vida mortal, preguntaba siempre acerca de la FE.

    Creo como tú sugieres que a Dios le hubiera bastado cualquier otra “forma” para nuestra salvación. Sin embargo, consta históricamente la presencia de Jesus de Nazaret en el mundo que aceptó voluntariamente asumir nuestra naturaleza, padecer y morir en la cruz para librarnos de la muerte eterna, y facilitarnos el camino hacia la gloria del Padre. Esta, no es invención mía, sino la FE  de  la Iglesia. Nuestra salvación depende  de. Dios y de nuestra cooperación puesto que tenemos intelecto y voluntad, y podemos aceptar o rechazar la FE que Dios nos ofrece como don. De otra manera, la Iglesia de Cristo sobra en este mundo y la venida de Jesucristo hubiera sido inútil, su vida intrascendente y su muerte voluntaria un sacrificio vano. Pero también consta que Su vida, Pasión y Muerte tuvo “sentido” para los que creyeron en El y le siguieron a través de los siglos.

    El ser humano, a través de los siglos, ha cambiado accidentalmente pero no esencialmente. Seguimos amando, sufriendo, decidiendo y creyendo desde “el comienzo” hasta el siglo XXI. Pero en el Génesis no se habla de un Dios como “hipótesis” sino como una realidad viviente.

    “”Al principio Dios creó los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo, pero el Espíritu  de   Dios se cernía sobre la superficie de las aguas” (Génesis 1,1)!Asi comienza el primer libro de la Biblia. Si esto no implica “presencia e inmanencia”   de  Dios en el Universo entonces hay que redactar de nuevo las Escrituras puesto que toda la Biblia se refiere a la presencia  del  Dios inmanente misteriosamente en nuestra vida y en nuestro mundo. Y tampoco dije que hubiera escrito conceptos  teológicos expresos en el Génesis que es solo una parábola para narrar los orígenes del ser humano en la FE.

    Nuestras cualidades humanas son evidentemente superiores puesto que con ellas hemos podido llegar a esos “espectaculares avances de resultados, en progreso acelerado”. Jamás ningún primate animal, aún con todos los avances modernos, podrá acercarse a “nuestros logros”, y es mejor así porque quizás seríamos desplazados por ellos.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

  • Jorge

    Santiago, (contestando a 20,2:57), es lógico y comprensible que sigas defiendo tus tesis, las que nos vienen por tradición de la Iglesia. Y está bien. Yo tengo muchas más dificultades para sostener las mías precisamente porque se apartan de lo tradicional, pero que al mismo tiempo quieren seguir arraigadas en esa misma tradición sin contradecirla, pero adaptada al contexto del materialismo-cientista que es el mío, y creo que he encontrado un modo de hacerlo.

    Defiendes que Dios crea el mundo por su poder (milagroso), que crea el alma o el espíritu en cada ser humano, de naturaleza distinta a la biológica, y que es la que sobrevive tras la muerte. Ninguna de las tres cosas entra en mi proposición. No las considero necesarias para la salvación y la redención de la humanidad. Nos basta ser humanos de nuestra especie biológica, para que Dios se implique en salvarnos. No necesitamos tener ya y ahora un espíritu divino que OBLIGUE a Dios a salvarnos desde el origen, por una naturaleza añadida a la nuestra desde entonces. Por lógica le sería suficiente a Dios (aunque no puedo saberlo) transformar nuestra naturaleza justo en el momento de nuestra salvación, dotándonos del espíritu divino para entrar en el ámbito divino al final de la historia. Nuestra salvación depende de Dios y no de nuestra naturaleza. No veo ninguna razón para que en nosotros convivan DOS naturalezas desde el origen, lo cual además nos trae un enjambre de preguntas de difícil respuesta.

    Si el Génesis habla del modo en el que lo hace se debe a que está escrito desde una cosmovisión diferente a la nuestra, en la que los espíritus estaban por todas partes. Hoy podemos y debemos hacer una nueva lectura e interpretación. Que digas que el Génesis habla de la presencia e inmanencia de Dios en el mundo y en el ser humano es que simplemente no es verdad, en ninguna parte de los primeros capítulos del Génesis se pueden leer estos conceptos metafísicos y teológicos que dices. Para mí el Génesis habla del despertar de la conciencia humana, de eso tan humano de caer en la cuenta de sí mismo y del mundo que le rodea. Y el Génesis nos dice que esa conciencia nos permite ver la implicación de Dios en el mundo y en la humanidad para su salvación. No transformando o creando naturalezas adicionales por obra de Dios, sino tal cual son, salvando justamente lo que son. Lo que ocurre es que antes sabían mucho muchísimo menos del mundo y del ser humano que ahora. Y ellos expresaron sus ideas con los conocimientos que disponían. Pero esas ideas en nuestro contexto también nos pueden servir a nosotros.

    Añado que, si las características “superiores” de nuestra especie fuesen de naturaleza diferente a todo lo demás, algo que apareciera en nosotros por obra directa de Dios, sería imposible investigarlas por el método científico que emplean las Neurociencias. Y evidentemente esto no es así a la vista de los espectaculares avances de resultados, en progreso acelerado. Serían inabordables, por ser distintas y esencialmente diferentes a nuestra biología y al entorno natural en el que vivimos.

    Y no, no estamos tan separados del resto de seres vivos como para decir con orgullo que nosotros somos más, que estamos a mayor altura, que somos otra cosa muy diferente. Hoy en Ciencia esto no es sostenible, a pesar de que algunos científicos se resistan como pueden por sus creencias y no por ciencia.

  • Asun Poudereux

    IMPERMANENCIA / CONSISTENCIA
    18-MARZO-2018 ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO

    EN TORNO AL “PROBLEMA DEL MAL”
    5. Impermanencia / Consistencia 
    En el mundo de las formas –el que percibimos a través de los sentidos neurobiológicos y el que elaboramos mentalmente–, todo está sometido a cambios. Por lo que puede decirse que existir es cambiar constantemente y que lo único permanente es el cambio. En el mundo fenoménico, todo existe, nada es. A diferencia del “existir”, “ser” evoca plenitud, permanencia, estabilidad, consistencia, infinitud… Lo único que no cambia es lo que es; todo lo demás aparece y desaparece. Y todo lo que nace, muere.
    La impermanencia se nos hace dolorosamente evidente en las crisis, en aquellas circunstancias vitales en las que sufrimos la pérdida de algo que consideramos valioso, y que suele afectar a cualquiera de estos campos: salud, afectos y dinero.
    El sufrimiento será mayor cuanto mayor sea nuestra identificación con cualquier realidad impermanente. Como recuerda, en una de sus enseñanzas claves, la sabiduría budista, la identificación con la impermanencia (annica) produce inexorablemente insatisfacción y sufrimiento (dukkha).
    La insatisfacción es consecuencia de la adhesión a algo impermanente, dado que, antes o después, terminará desapareciendo. Antes o después, aquello a lo que te aferras desaparecerá; y antes o después, algo de lo que temes e intentas rechazar, se hará presente.
    Si tenemos en cuenta que el yo vive gracias a la apropiación de todo aquello que le resulta apetecible, se comprende fácilmente que el sufrimiento se haga presente de manera automática en cuanto nos embarcamos en la dinámica del yo (o mental).
    Con razón, cada vez más, los psicólogos previenen de lo que denominan “la noria del sufrimiento”: la búsqueda ansiosa del placer produce sufrimiento. Sin posibilidad de escaparse, el yo se ve envuelto en un círculo vicioso que empieza y acaba en la insatisfacción. La “noria hedonista” es el mecanismo por el que la búsqueda del placer resulta insatisfactoria… Por lo que la conclusión es simple: dado que la permanencia del yo es una contradicción en sí misma, identificarse con él equivale a sufrir.
    La salida –la liberación– viene, como siempre, de la mano de la comprensión: cuando comprendemos que, aunque nos experimentamos ahora como “forma”, nuestra verdadera identidad trasciende las formas; es Aquello que siempre permanece. Esta comprensión nos permite anclarnos en lo que realmente somos y mantener la ecuanimidad aun en medio de los altibajos.
    Decía más arriba que todo cambia. Pero eso es así porque hay Algo que siempre permanece: eso es el Fondo último de lo real, la Fuente de donde está brotando todo el despliegue que percibimos. Y Eso es lo que somos. Para caer en la cuenta, necesitamos silenciar la mente y poner atención, como medio para conectar con la sensación de presencia o certeza de ser. Ahí experimentaremos que, aunque nuestra forma existe, lo que realmente somos no existe, sino sencillamente es.

    • Jorge

      Hola Asun
      No puedo estar más en desacuerdo con este escrito que nos presentas de Enrique Martínez Lozano. La primera noticia que tengo del ser se remonta al presocrático Parménides, quien dice más o menos que “el ser es y el no ser no es; no hay paso del ser al no ser y del no ser al ser” por tanto para él el ser permanece. Pero la evidencia es todo lo contrario, todos los seres sean vivos o no están sujetos al cambio, precisamente han llegado a ser y dejarán de serlo. En el intervalo de uno a otros más que ser están siendo en el tiempo. La ontología del ser permanente es insostenible. Y para sostenerla niegan la realidad de lo que ven, niegan los seres que están viendo y siendo, diciendo que en realidad no son seres sino pura apariencia fenoménica captada por los sentidos. La ontología del ser permanente guarda estrecha relación con el invento del “mundo de las ideas platónico”, un invento que carece de plausibilidad, de falsabilidad, y menos aún de datos o pruebas de comprobación que nos permitan decir algo sobre el contenido de ese invento.

      El tema de la relación del yo con el ser ha tenido una larga presencia en la Filosofía. Sin embargo, hoy tanto la ontología como la metafísica están casi en desuso, obsoletas, porque su base axiomática no depende de evidencias razonables sino de la fe. Yo puedo decir de mi mismo que estoy viviendo, siendo y existiendo, pero esto no lo puedo decir de mi yo separado de mí, como si fuese un ente distinto de mí mismo. Y es que los datos recientes apuntan a que el yo es un artificio o mecanismo del cerebro para situar el organismo en su entorno y distinguir lo propioceptivo de los estímulos externos. El yo no tiene ser, no tiene un bagaje de características o de contenidos o …, que se desarrollan en el tiempo de la vida y que por ello lo que tenemos que hacer es ser lo que somos. Nosotros no somos ni estamos previamente configurados desde nuestro origen y destino, sino que vamos haciéndolo. Y ciertamente hemos llegado a ser, somos seres humanos, y no hemos nunca permanecido ni permaneceremos por siempre en el ser, exactamente igual a los demás seres.

      Otra cosa bien distinta es nuestra esperanza.

      • Asun Poudereux

        Hola, Jorge:
        Entiendo lo que me dices, Jorge, pues todo depende del lugar desde el cual observamos.
        También es verdad, entonces, que lo que tú eres de fondo siempre ha estado ahí, y diría más, diría que emerge la consciencia de ésta, nuestra identidad verdadera, desde la Consciencia Universal que se hace y está presente en todo ser en un continuo despliegue de hondura y en la que todo es sin exclusiones.
        Hablo desde la experiencia, o al menos lo intento, y lo que dicen otros, sé que también influye, y seguramentede lo es subconsciente, en nuestro modo de interpretar la realidad.
        También distingo el ego en su funcionalidad básica y que busca la supervivencia, del que desea a toda costa apropiarse de todo y lograrlo como sea, dada la total identificación de la persona con él.
        Creo que el problema estriba en la comprensión del ser, como nuestra Verdad e Identidad, emergiendo de la Consciencia y desplegándose más y más desde ella y en ella lo que cada uno/a está, por así decir, llamado a ser lo que es, siendo viviendo, desde aquello que ya es dado en él y es consciente en distintos niveles en él: La Consciencia.
        Y en este continuo despliegue, que es sentido inagotable, se ancla la Esperanza, la Confianza, en que Aquello que Es y lo hace posible, produzca sus ecos, impulsando a surcar insospechados caminos, cuyo tránsito instan a realizarse, traspasando el un nuevo umbral de consciencia.
        P.d.-Escribí esto ayer. Hoy lo envío a Atrio, sin leer otros muchos comentarios.
        Con mis mejores deseos. Gracias.

  • Jorge

    MªLuisa, no estoy de acuerdo en lo que dices que la realidad misma es lo que condiciona el ser para el acceso (a Dios-Transcendente), ni tampoco en que la realidad tiene un carácter abierto mientras que la Plenitud Humana lo tiene cerrado. Comento, la realidad no está abierta a la eternidad mientras que la PH podría estarlo si Dios estuviese implicado en ella. En la realidad, pensada como totalidad y fundamento del ser, no tiene cabida la esperanza. En la realidad conviven hechos divergentes y opuestos entre sí, con el bien habita el mal, con la salud la enfermedad, con la alegría el sufrimiento, con la vida la muerte, con la aparición de seres su extinción, …, lo que se construye en ella al poco tiempo se destruye sin ninguna permanencia, … Vivir en armonía con la realidad no significaría otra cosa que la aceptación estoica de cuanto sucede en ella. Y esto no tiene nada de liberador. Para que fuese liberadora habría que tomar el bisturí platónico y separar el Bien, la Verdad y la Belleza del resto, y para hacerlo no hay argumento, ni intuición, ni conciencia o experiencia mística no-dual, …, que pueda sostener el corte de bisturí. Si lo hacemos estamos hablando de otra cosa no de la realidad tal cual es.

    Insistes en que mi esquema mental es dual. Pues depende, si se trata de la realidad en la que vivimos y somos NADA tiene de dual, para mí es una Realidad Física, campos diversos de energía física, que le dan su estructura funcional y su constitución de materia-energía, en la que la presencia de Dios-Trascendente NO se da, ni directamente como inmanencia ni indirectamente por intervención de Dios en ella. La realidad para mí no es dual de ninguna manera. No existen espíritus ni sobrenaturalezas, ni dimensiones adicionales pensadas metafísicamente o teológicamente, no existen gotas divinas de ningún tipo ni en ninguna parte ni en tiempo alguno en ella. Soy materialista-cientificista radical.

    Yo solo hablo de trascendencia cuando hablo de mi esperanza en la eternidad. Hablo de mi esperanza, no de la naturaleza humana que nada tiene de trascendente ni de divina. Y hablo de Trascendencia al tratar de mi esperanza en la eternidad porque la realidad física (pues para mí no hay otra) no es eterna. No es eterna en el sentido no de que tenga principio y final, sino en el sentido de que nada de lo que existe ni de los seres que hay en ella pueden permanecer para siempre. Todo quedará destruido en un campo uniforme de energía, sobre el cual no sé si es eterno, pero aunque lo fuese no puede dar respuesta a mi esperanza.

    Hablas de profundizar en similitudes entre la PH y lo Absoluto-Trascendente para alcanzar un encuentro y una posible vía de acceso. Es que no veo en ello ninguna posibilidad puesto que NADA sé ni puedo saber ni intuir, ni sentir, ni vivir, ni imaginar, …, ni nada de nada en relación con la Trascendencia. Lo he dicho muchas veces, Dios-Trascendente es para mi lo Otro Incognoscible, lo totalmente distinto, indecible, impensable, …, y ante esto solo cabe el silencio. Y si propongo un Dios-Trascendente radicalmente separado de todo lo demás, de toda realidad, se debe exclusivamente a mi esperanza en lo eterno. Y por mi esperanza pongo la eternidad en la Trascendencia, pero de ningún modo lo puedo saber solo lo espero, y soy consciente de que podría estar equivocado, que la eternidad humana no se dé y en consecuencia Dios-Trascendente NO exista.

    • M.Luisa

      Hola Jorge,¿qué tal? Unas pocas pinceladas.

      El ser humano es un ser proyectado a diferencia del animal que su ser está resuelto. Esto es lo que me hace decir que la realidad del ser humano es abierta porque la está actualizando en cada momento en su estar siendo … si esto es así entonces el concepto de Plenitud Humana parece como si ya diera por hecho esta realización humana antes de producirse.

      Por otro lado mi planteamiento ha de entenderse dentro de otro según el cual, no es que Dios sea trascendente “al” mundo, sino trascendente “en” el mundo. Fijémonos que en el primer caso es donde incluyes el problema de la eternidad, es decir le damos a eso que llamamos trascendente el carácter de algo que está más allá y entonces es cuando esa esperanza de la que también hablas cae en el campo de la irrealidad. En cambio si lo trascendente (trascendencia, en mi opinión) lo es “en” el mundo la experiencia con la que he comenzado mi comentario nos muestra que se trata de una esperanza real, pragmática.

      Como verás me he centrado casi diría sólo en el párrafo inicial de tu comentario… si acaso seguiré con el resto así que me sea posible.

      • Jorge

        Hola MªLuisa
        Dices que mi esperanza en la Plenitud cae en la irrealidad. Pue no, mi esperanza es real, pragmática, yo vivo con esperanza, mi vivir manifiesta o “muestra” mi esperanza, por tanto, real, según tu criterio. Otra cosa bien distinta es que mi esperanza se vea realizada. La realización de mi esperanza es una cuestión de futuro y que yo sepa el futuro aún no está realizado.
        Y tienes razón mi proposición es la Trascendencia “al” mundo, separada completamente de nuestra realidad de nuestro mundo. Lo totalmente distinto. Es que niego toda inmanencia de Dios, del Espíritu, niego toda trascendencia “en” el mundo y en el ser humano. Es que ni el mundo ni el ser humano son eternos, no permanecen para siempre. Necesariamente la eternidad y por tanto la Trascendencia tienen que estar fuera de él, claro si es que existe y mi esperanza algún día se vea realizada.

    • M.Luisa

      Me duele Jorge que veas en lo que comento afirmaciones donde sólo hay intento de dialéctica amistosa contigo, ello hace, o al menos tengo yo la sensación, que a mi persona se le esté confiriendo un perfil erróneamente endurecido que para nada es el mío.

      En absoluto afirmo que tu esperanza sea irreal, sino que para una reflexión contrastada y de conjunto la pongo en relación con otros conceptos que también han salido en la conversación, como el de trascendencia y el de eternidad. Además, no es nada extraño que los humanos precisamente para realizarnos hayamos de pasar primero por la irrealidad.

      • Jorge

        No entiendo lo que dices MªLuisa, no entiendo que mi comentario te haya dolido, o que percibas que mi comentario haya dejado de ser amistoso. ¡No lo entiendo! Vuelvo a leerlo una y otra vez y no puedo encontrar razones que justifique tu respuesta. Dices que te he percibido con un perfil endurecido ¿por qué? es que no lo entiendo. Que tengas un lenguaje difícil de captar por su especificidad conceptual filosófica, eso no puede afectar a tu persona ni a la percepción que tenga o no de ti, ni tampoco a un diálogo amistoso que creo sinceramente que es el que llevamos desde hace bastantes años.

        Y sí estoy de acuerdo, a veces hay que pasar por lo irreal, por lo utópico, el lugar a donde apunta la esperanza.

    • M.Luisa

      Hombre , Jorge, me alegro de saber que en mi apreciación ayer me equivocase. Y es que me pareció que tu tajante réplica “pues no, mi esperanza es real ,pragmática…” venía a propósito de que te hubieses tomado lo que dije sobre la irrealidad como una ofensiva, una afirmación demasiado aseverativa, que bien hubiera podido parecerte que de forma frívola echara por tierra todo ese esfuerzo de búsqueda que tanto valoro de ti y que con tanta paciencia nos das a conocer. Eso fue lo que quería evitar!

      Pues, nada Jorge, gracias y un abrazo!

  • M.Luisa

    Vaya, Jorge! No es poca cosa esa intervención que te hicieron, algo que sin ser muy serio sí que debe ser bastante molesto, cuídate y recupérate pronto.

    Vayamos ahora al tema. Sí, ciertamente, muchas veces has manifestado que tu no te planteas la existencia de dos mundos y naturalmente puede serte irritante mi insistencia en ello. Pero es que percibo que aunque tu no te lo plantees el esquema judicativo del cual partes te sitúa, tal vez, inconscientemente en esta dualidad de inicio.

    De acuerdo, también, para quienes te leemos de hace tiempo no resulta nada exacto equiparar el concepto de Plenitud Humana (PH) con el de Absoluto, sin embargo, en un intento de acercamiento, de aunar encuentros, pensé que podíamos concederles a modo de prueba una cierta similitud para ver, en lo coincidente, hasta  dónde nos llevaba.

    De todos modos yo hubiera preferido llevar a cabo esta coincidencia no con el concepto de Absoluto sino con el de realidad del cual, como de tod@s aquí  es conocido  es del que siempre parto.
    Sin embargo me abstuve por la confusión que genera su indefinición.

    Dices que planteas la PH no como absoluto sino como condición necesaria para ese acceso. Contrariamente pienso que no es ese concepto de PH sino  la realidad misma  la que condiciona  el ser, concretamente nuestro ser, para ello, es decir, para ese acceso.

    Si le otorgamos  la condición necesaria para ese acceso a la PH  la estamos colocando no al final sino al principio. Motivo por el cual te hablaba antes del carácter ideológico  no de tu posición si no quieres pero sí de tu esquema.

    Si ahora en lugar de hablar de similitud contrasto tu concepto de PH con el concepto de realidad, éste, en contra de aquel, presenta un carácter del cual se puede partir  por ser claramente abierto.

    Para comprender lo que quiero decir volvamos al punto inicial en el que me detuve tras leerte en tu primer comentario.

    Decías allí que  “La afirmación esencial del relato es que el pecado produce la muerte. ¿Puedo yo afirmarlo? Decías, Pues sí, si de lo que se trata no es de la muerte física sino digamos de la espiritual, que entiendo como la separación o el alejamiento de la Plenitud Humana”.

    A todo ello, si ahora, recojo uno de los puntos en  los que los dos coincidimos  aquel en que lo primordial es lo que se nos “muestra”  convendrás entonces conmigo que nuestra  afirmación recae en segundo lugar y se hace no al albur sino  según lo mostrado.

    Traslademos ahora a lo real  el escenario del relato del Jardín del Edén que, con respecto a la ciencia y al carácter evolutivo del Universo  fue por lo que, en mi primer comentario  y esperando de ello unanimidad,  le otorgué carácter imperfectivo, es decir, inacabado. Momento en el que aprovecho para recordar el carácter siempre abierto de mi referente: la realidad.

    Por tanto  no parece  que pueda desprenderse de ahí    caída alguna. (no me extiendo, si acaso repasa mi 1º comentario)  Esto sitúa nuestro  tema  en algo que siempre recuerdo pero que  pasa como desapercibido  y  es  que la salvación en términos de cristianismo   no alude para nada al pecado sino a nuestra propia  unidad interna de funcionalidad personal  y respectiva a la realidad del mundo en cuya conexión nos realizamos. Esto es lo primero, atender con nuestros sentidos humanos lo que se nos muestra.

    Bueno, ayer cuando volví  tenía en mente una conclusión, claro que provisional   pero ahora según escribía, Jorge,  veo que he ido tomando otra dirección,  entonces prefiero dejarlo aquí y si acaso concluiría más adelante apoyada por alguna objeción que  me pudieras hacer  sobre lo ya expuesto.

  • Santiago

    Gracias Jorge por tu comentario y yo también me alegro de saber de ti y que te sigues comunicando con los amigos.

    Coincido contigo que los modernos avances de la antropologīa y ciencias afines amplían mucho el conocimiento general del origen del ser humano y que no podemos reducirnos a un simple esquema desfasado. Sin embargo, el problema no es totalmente científico sino que pertenece a la filosofía y por supuesto también a la teología ya que la Verdad tiene un solo origen que nos trasciende.

    La ciencia por otro lado se inclina más porque nuestro origen viene de una primera pareja, ya sea varios phylums desembocando en la mutación humana o un único phylum formando un grupo y reuniendo las condiciones necesarias para su unidad social (monofiletismo). De todas meneras existe un origen comun del que todos procedemos como ha demostrado investigando el ADN mitocondrial el lgenetista Dr. Nathaniel Jeanson, doctor en Biología Molecular y en Bioinformatica por la Universidad de Wisconsin-Parkside y en Biología del Desarrollo Celular por la Universidad de Harvard.

    Por eso podemos suponer que un día en la prehistoria se dio en un ser la aptitud a la libertad. Este acceso a la libertad le arrastraba necesariamente a poder DECIDIR.

    La hominización ocurre cuando en los homínidos aparece la capacidad intencional y los indicios de actividad religiosa en un psiquismo de naturaleza humana. En el momento que esta pareja posee el psiquismo humano Dios infunde el alma humana  Al crearnos Dios infundió la capacidad de la hominizacion en un momento dado con los dones preternaturales que aparecerían en la conciencia y que desaparecieron con la entrada del mal en el mundo humano.

    En orden a la salvación existe un crecimiento. El ser humano “ha crecido” por la evolución en madurez desde el primer “hombre” hasta Jesús y sigue “creciendo”

    Pero existió una prueba de naturaleza espiritual en este ser humano que fue el COMIENZO de la historia de la libertad y de la entrada del pecado en el mundo.

    Pero para que se de una OPCIÓN LIBRE basta un instante de LUZ. Cuando la voluntad se incline LIBREMENTE por la opción, entonces la condición humana queda determinada para siempre.

    Por eso NO heredamos el pecado SINO LA INCLINACIÓN a el. Dios NO creó la naturaleza pecadora sino ES el ser humano que lentamente FUE comprendiendo y entendiendo mejor su contradicción interior que es la FUENTE de sus males y entonces volverse hacia Cristo, Su Redentor. Existe un deseo UNIVERSAL para recobrar nuestra naturaleza original buena.

    Por eso el Génesis es una historia de gracia y redención porque el Creador nunca abandonó a su Creación sino que ha sido una historia de amor creativo  y de redención MÁXIMA.

    Un saludo afectuoso

    Samtiago Hernandez

    • Jorge

      Comprendo Santiago las dificultades para aceptar y asumir una nueva perspectiva o paradigma religioso que intenta presentarse dentro de la teología católica sin fisuras.
      La principal disidencia parece ser que está en que el paradigma anterior presenta una línea divisoria entre la evolución de los seres vivos y la aparición del ser humano por obra directa creadora de Dios. Este punto es esencial en él porque Dios dota al ser humano del soplo divino marcado por el alma o el espíritu, que le da a los humanos una naturaleza distinta y superior al resto de seres vivos. Con ello se intenta explicar cualidades humanas nuevas que no se dan en los seres vivos anteriores a él, como son la inteligencia, la voluntad, la libertad, el amor, …, que son cualidades divinas presentes en el ser humano, por la inmanencia de Dios en el mundo y en el hombre. (Sí en el hombre varón, y de paso a la mujer, aunque esto fue discutido durante siglos por una lectura sesgada e interesada del Génesis. Menos mal que estamos en otros tiempos). Para sostener esto es necesario una línea divisoria precisa justo en la primera pareja humana, haya datos al respecto o no, porque responde a un planteamiento previo teológico.

      Pregunto ¿qué le sucedería a la teología si se demuestra que esa línea divisoria nunca ocurrió? Pues nada, ha llegado el tiempo de plantear las mismas cosas de un modo diferente con un nuevo paradigma teológico. Es que lo que está pasando en Ciencia es que las cualidades humanas no son tan exclusivas de nuestra especie como ser pensaba antes. Los avances en los estudios de etología o comportamiento animal encuentran rasgos evidentes en primates, gatos, perros, delfines, …, cuervos, loros, hasta pulpos, …, de cualidades que creíamos exclusivamente humanas en ellos, por ello, lo que nos distingue no es una nueva naturaleza de categoría o cualidades diferentes, sino una potenciación cuantitativa paulatina y progresiva de esos caracteres ya presentes en otras especies.

      El ADN mitocondrial no es todo el genoma humano. Se trata solo del que está presente en las mitocondrias, unos orgánulos celulares de estructura bacteriana en simbiosis con nuestras células eucariotas. Un ADN mitocondrial se trasmite solo por vía materna puesto que los espermatozoides en la fecundación solo transmiten su núcleo, dejando fuera del zigoto su pieza media cargada de mitocondrias. La conclusión monofilética basada en la línea del ADN mitocondrial es sesgada e interesada, puesto que no tiene en cuenta todo el resto del genoma que es mucho mayor y más importante en la transmisión hereditaria de caracteres, y que hay evidencia de mezcla polifilética con otras especies de homínidos.

      La dilución de la línea divisoria de nuestra especie con respecto a las demás no es el derrumbe de toda teología, ni de la creación del ser humano por obra de Dios, sino de la caída de un paradigma teológico que obligaba a considerar la naturaleza humana cualitativamente distinta dotada de alma o espíritu divino. Para hacer teología de la esperanza en la Plenitud, nada de esto es necesario.

      • Mª Pilar

        ¡¡¡Gracias Jorge, por compartir tu conocimientos, dando pie, a la necesidad de un nuevo lenguaje… en casi todo… referente a las iglesias, gracias!!!

        Algo de esa trasmisión por vía materna, sabemos en nuestra familia.

        Cuídate, la boca hay que cuidarla.
        Un abrazo entrañable.
        mª pilar

      • Santiago

        En realidad Jorge, como dices, no hay “derrumbe” alguno de la teología católica si se demostrara con más datos nuestra descendencia polifilética contra la descendencia de un solo phylum. El Génesis como hemos visto trata solamente de enseñar la presencia e inmanencia del Dios Creador del Cosmos y de la vida, incluyendo, la humana. NO se trata de enseñar ciemcia sino un forma de catequesis popular de la Revelacion por la cual pudimos acceder a la fe.

        Como la vida espiritual es la parte fundamental de la vida humana, es esta diferencia la que nos separa del resto de los seres vivos. El salto a nuestra conciencia humana es demasiado grande para no poderlo diferenciar de lo que es meramente cuantitativo puesto que nuestras operaciones humanas trascienden lo meramente biológico. Nuestras funciones neurobiologicas, por otro lado, no corresponden a nuestro conocimiento real y funcional que va más allá de lo concreto desde la abstracción hasta el conocimiento de nuestra realidad, y nuestra capacidad de amar y sufrir y decidir, y aunque el chimpanzé esté tan cerca de nosotros “cromosomicamente” no existe comparación alguna entre la “calidad” de vida de este primate y la nuestra. El salto es monumental. No se puede hablar de mera cantidad. Existe un abismo entre la “manera de existir” de esta especie y la mía, del Homo Sapiens.
        Es pues en lo espiritual que podremos conservar nuestra verdadera identidad después de la muerte ya que lo físico desaparecerá y solo entonces podremos acceder a la otra vida que consistirá precisamente en la contemplación del espiritu.
        Como no somos mera b i o l o g í a, existe “algo más” que no fue de autocreacion nuestra, sino como la existencia, “fue recibido” como don de Otro.

        Por tanto, del Génesis podemos quedarnos con nuestra creación por amor de Dios, incluyendo la del Cosmos, junto con la libertad divina, legada a la Creación y al ser humano, y por último la entrada del mal en el mundo y sus consecuencias que hemos experimentado los humanos al paso de los siglos. Y nuestra Redención, ya incoada desde “el principio” que supuso el colmo de la manifestación del Amor.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

    • Carmen

      Es que me encanta esta conversación.
      Y digo yo. Ya que estamos por el ADN mitocondrial, a la luz de la ciencia,a nadie se le ha ocurrido pensar que el pecado original se transmite por una herencia ligada al sexo femenino? Porque herencia ligada al sexo femenino hay alguna que otra, ya saben. Sería una manera estupenda de relacionar directamente a la mujer con el pecado.
      Cuando hace años leí que se había descubierto ADN en las mitocondrias, bueno,me sorprendió un montonazo. Estaba convencida de que solamente estaba encerrado en el núcleo, pero no. Para mí fué sorprendente, porque eso abría una puerta enorme a la investigación de enfermedades genéticas ligadas al sexo.
      Y otra más pequeñita a la imaginación.
      Sé de alguna persona superimportante en la historia de la iglesia que hubiese disfrutado a tope con esta información.

      Me encanta leerles.

      Un saludo cordial

  • Jorge

    Santiago, te voy a contestar en general y no siguiendo el diálogo que sigues más abajo con Rodrigo.
    Como sabes el texto del Génesis está escrito en el contexto del exilio en Babilonia unos 50 años desde la destrucción del Reino de Israel y el de Judá (587 ac), y por tanto tiene la cosmovisión y la antropología propia de la Babilonia antigua. Hoy ningún conocimiento podemos sacar de estos relatos si buscamos en él, el cómo hizo Dios el mundo, el cómo hizo ser humano, el origen del Universo, etc. Nada de cuanto se dice nos sirve. Incomparablemente mejor es lo que nos dice hoy la ciencia de la Cosmología y la Antropología que utilizar mitos y leyendas antiguas. Por tanto, en la lectura del Génesis hay que cambiar radicalmente de perspectiva, si queremos que el conjunto interpretativo del Génesis nos diga algo válido y que nos sirva en nuestro contexto RELIGIOSO, NO DEL CONOCIMIENTO.

    Es imposible afirmar hoy que los primeros humanos estaban dotados de dones de excelencia humana, y que la perdieron por razón del pecado. No es posible. Los primeros humanos que eran carroñeros o recolectores cazadores, migrantes o nómadas tras las manadas y en busca de alimento, pendientes de su supervivencia, con una esperanza de vida de menos de 30 años, NO es posible afirmar que tenían cualidades humanas de excelencia. Entonces ocurre un subterfugio para mantener esta perspectiva: no se trata del grupo de primeros humanos, sino solamente de la primera pareja pues solo a ellos les fue arrebatada la excelencia por el pecado y por tanto a todos sus descendientes. ¿Primera pareja humana? Cada vez se hace menos plausible que esto haya ocurrido. Entre otros muchos datos, los de la secuenciación genética de neandertales y de otros homínidos próximos a nosotros, revelan la mezcla de genes entre éstos y el homo sapiens, lo cual implica no un solo y único origen sino diverso y múltiple de mezclas genéticas, y en lugares diferentes, no sólo en África sino también en Eurasia. La pérdida de dones por parte de Dios a la primera pareja humana, creada a su imagen y semejanza, hoy es imposible seguir manteniéndola.

    ¿Hay por ello que rechazar el Génesis por falsedad? Pues no necesariamente. El error está en tomar por hechos reales o como datos válidos para el conocimiento de Dios (creador) y del Cosmos, y no tomarlos como lo que son mitos y leyendas sobre el origen de la antigua Babilonia. Simplemente se puede descartar por no servir para nuestro mundo de hoy, como algunos contertulios se han expresado, pero también es posible hacer una lectura e interpretación RELIGIOSA en nuestro contexto actual.

    Pero con lo que de ninguna manera puedo estar de acuerdo es que se haga una interpretación religiosa del Génesis como la que hasta ahora ha realizado la Iglesia. Interpretación que CONDENA a toda la humanidad por el pecado llamado original, o que se plantee el origen de nuestra especie como pérdida y no como ganancia, (ganancia evolutiva sin parangón con ninguna otra especie de los miles de millones que han existido y existimos). La condición humana que plantea esta interpretación religiosa del Génesis es devastadora, una humanidad en muerte espiritual sin esperanza, metida en el mal sin escapatoria posible, un auténtico valle de lágrimas por la culpa del pecado, sólo recuperable por la redención de la cruz de Cristo… Y sobre todo, que esta redención y por tanto salvación solo pueda venir por el bautismo y los sacramentos de los cuales sólo dispone claro está los sacerdotes de la Iglesia, siempre interpretando a su favor, buscando el poder sobre sus incautos fieles.

    No hay en esta interpretación conservadora de la Iglesia nada liberador para la humanidad sino todo lo contrario. Sin embargo, entiendo que interpretar los primeros capítulos del Genesis en clave de la Plenitud Humana con el triunfo final del bien, resulta una interpretación religiosa del Génesis tremendamente liberadora, que potencia la esperanza y la fe confiada.
     Saludos cordiales

  • M.Luisa

    Buenos días, Jorge!

    Antes que nada decirte que tus entradas son un buen indicativos de que sigues bien  y con la misma fuerza de espíritu de siempre y esto me alegra mucho saberlo.

    Déjame ahora, sin embargo,  que opine sobre tu comentario de ayer en el que dices que  la afirmación esencial del relato es que el pecado produce la muerte.

    Ante esto me pregunto  si  el prejuzgar es lo primero porque si es así estamos todavía sometidos bajo  las redes del idealismo en donde se cree en la existencia de dos mundos   atribuyendo a la razón la capacidad de captar de algún modo el mundo de lo absoluto, en donde para ti lo absoluto es la Plenitud Humana.

    En este contexto como en otros  lo primordial no es la afirmación sino aquello sobre lo cual afirmamos algo.

    Pienso, pues,  que de lo que se trata es de invertir los términos. Lo primordial es lo que nos está presente, “lo puesto” por eso siendo La Plenitud Humana un concepto hermoso  no ha de serlo de entrada sino al final, a un llegar.

    Es verdad que en este caso, no estamos sino frente a un texto bíblico del relato del Jardín del Edén  y entonces  cabe pensar más en una interpretación que en una representación,  pero en cualquier caso  lo primero no ha de ser  el juicio, sino como digo aquello de lo que se juzga  porque el mismo relato  del Jardín del Edén  está vacío de contenido real.

    Me he adelantado en decir esta poca cosa de entrada porque  ahora he de irme, ayer me pasó lo mismo me fui habiéndote leído sin más  y ahora al menos     si luego continúo ya habré dejado escrita  la introducción.

    Un cordial saludo

    • Jorge

      Gracias Mª Luisa, sí estoy relativamente bien siguiendo una curva de subidas y bajadas como no puede ser de otra forma. Mi mujer me acompaña siempre, aunque note su ausencia. Me viene muy bien participar en Atrio, mis neuronas espabilan. Si llevo unos pocos días sin escribir en Atrio fue debido a que tenía programada para el martes 13 una intervención dental, nada menos que 7 implantes en el maxilar superior y me la han hecho en 3 horas largas de intervención, que según el dentista fue de libro, del 10. Me estoy recuperando muy bien, bebiendo cremas, zumos, … y comiendo lo más desmenuzado posible, utilizando solo lengua y paladar para deglutir. El viernes 23 me quitarán los puntos y veremos como ha salido. Espero que bien.

      Por tu comentario, te repito otra vez que yo no planteo la existencia de dos mundos, y menos aún que tengamos acceso de ningún modo a lo Absoluto. Nunca he planteado la Plenitud Humana como Absoluto, sino solamente como la condición necesaria para ese acceso, en el caso que todo salga bien y éste se produzca.

      ¡Y vaya por fin un acuerdo contigo sin reservas! “Lo primordial es lo presente, por eso siendo la Plenitud Humana un concepto hermoso no ha de serlo de entrada sino al final, un llegar” Completamente de acuerdo.

      Dices que sobre el relato del jardín del Edén cabe pensar más en una interpretación que en una representación, y añades que es un relato vacío de contenido real. También estoy de acuerdo con esto, pues para llenar de contenido real el Edén de la Plenitud, primero habrá que llenarlo cuando llegue a él toda la humanidad al completo sin exclusiones, si es que algún día llegamos. Esta es mi esperanza.

  • Jorge

    Cuando estoy ante un texto bíblico como es todo el escenario de la expulsión del Edén de Adán y Eva, el árbol del bien y del mal y el de la vida, junto al tema de la muerte y el pecado, al que la Iglesia le ha dado tanta relevancia, pues me guardo muy mucho de descalificarlo como incongruencias sin sentido. Trato de dejar a un lado la interpretación común de la Iglesia, buscar una interpretación propia que tenga sentido en nuestro contexto, para al final intentar acercarlo gatopardisticamente cuanto pueda, a lo que la Iglesia dice en lo esencial, dejando fuera todo lo demás que considero adornos innecesarios.

    La afirmación esencial del relato es que el pecado produce la muerte. ¿Puedo yo afirmarlo? Pues sí, si de lo que se trata no es de la muerte física sino digamos de la espiritual, que entiendo como la separación o el alejamiento de la Plenitud Humana. Hacer el mal nos aleja de la Plenitud, y esto es imposible hacerlo si no conocemos el bien y el mal, si no elegimos el mal, si no somos responsables. Es el conocimiento del mal, lo que produce la conciencia del pecado y de la muerte. Por tanto, Dios con razón previene, si comes la fruta del árbol del bien y del mal, morirás, sabrás del pecado y tendrás conocimiento y conciencia de muerte. Por tanto, no se está tratando de la muerte física que nos viene por evolución biológica de nuestra especie, sino la del espíritu, conciencia de pecado y de muerte, que nos separa del Edén de la Plenitud.

    Pero por otra parte la serpiente también tiene razón, al decir que si comemos del árbol del bien y del mal seremos como dioses y no moriremos. Curiosamente es la serpiente la que habla de inmortalidad, de la vida eterna, de ser como dioses y todo esto se encuentra en la Plenitud. (La lectura que hace la Iglesia de que el pecado del Edén es el querer ser como Dios, un pecado de orgullo, me parece que desvía el tema central, complicando las cosas). Es que resulta imposible el acceso a la Plenitud sin el conocimiento del bien y del mal, sin responsabilidades éticas, sin conciencia de pecado y muerte. No existe el Edén aquí en la Tierra en los orígenes de nuestra especie, ni nuestra especie se originó con cualidades extraordinarias como la inmortalidad. El Edén se encuentra en la Plenitud Humana de un tiempo futuro, tras el triunfo final del bien. Y en la Plenitud estaremos todos sin exclusiones y tendremos vida eterna, y seremos dioses, hijos de Dios, (¿acaso esto es un pecado de orgullo, o más bien habla de nuestra esperanza?). La verdadera creación de Dios del Edén no está en el origen al principio de la historia sino en su final, y es aquí en la Plenitud cuando comeremos del Árbol de la Vida (eterna) pero aún no, y por esto en el relato se impide. Las cualidades humanas pensadas perfectas o en su límite máximo (como por coherencia corresponde a una creación divina y no la cargada de defectos o incompleta) son creadas mediante desarrollo histórico en la Plenitud final y no en nuestro origen.

    ¿Qué queda del pecado original? Pues, al tomar consciencia de nuestra condición humana caemos en la cuenta de que el bagaje que cargamos, lo que hemos heredado por evolución, historia y cultura humana, no todo nos sirve para alcanzar la Plenitud. Pecado original es la tendencia al mal que heredamos, en mezcla variable con la tendencia hacia el bien. Cargamos con demasiado equipaje de sufrimientos, escasez, enfermedades, injusticias, maldades, …, y por ello tenemos que esforzarnos para quitárnoslo de encima, tanto individual como colectivamente, generación tras generación, para que podamos alcanzar algún día el triunfo del bien y con él la Plenitud.

  • M.Luisa

    Formidable, Rodrigo!

    Añado otra reflexión ¿Cómo pudo haber una caída donde todavía no había perfección?

    Si el Universo está aún en evolución no pudo haber una perfección  original de la que se pudiese caer.

    Hoy el relato bíblico  del Jardín del Edén carece  totalmente de sentido. Es una impostura total.

    Hoy la ciencia nos dice que  lo que tuvo lugar fue, más bien, el surgimiento de la vida a partir de un proceso evolutivo en el que la supervivencia se convirtió en el principio motor y en el valor supremo. Fue la negativa interpretación que la tradición religiosa  hizo de este impulso básico y universal presente en todos los seres vivos la que, sin tener  en cuenta que en los seres humanos este mismo impulso se hace consciente en la psiquis controlando la motilidad y la realidad del mundo exterior era, se pensó ese impulso básico el resultado de la caída.

    Esta falsa observancia sobre el egocentrismo hizo desplegar formas moralistas para combatirlo cuando se debería haber interpretado biológicamente. Nuestro egocentrismo que responde al instinto de supervivencia no es, pues, pecaminoso, está en el ADN de la vida misma.

  • Rodrigo Olvera

    Dijo Yavhé que si comían del fruto, morirían. Dijo la serpiente que no morirían, sino que serían como dioses.

    Comieron.

    No murieron.

    Fueron semejantes a dioses ( “He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre” Gn 3,22)

     

    ¿Quién mintió y quién dijo la verdad?

    • Santiago

      El escritor sagrado enseña en el Génesis a través de imágenes poéticas y alegóricas.
      En el contexto de este libro al pecar el hombre Dios retiró al primer ser humano el don de la inmortalidad cuando le dijo:
      “Pólvo eres y al polvo volverás” (Gen 3,19)
      La ironía del versículo 22 conviene al carácter realista de esta sección y contrasta con la promesa falsa de la serpiente. El Señor habla consigo mismo como quien expresa la decisión que acaba de tomar. La expulsión del jardín del Edén implica el cese de todos los dones preternaturales incluyendo el no morir. No solo el pecado destruyó el no morir físicamente, sino una muerte peor, la espiritual.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

      • Rodrigo Olvera

        Una mentira más, Santiago.

        El texto dice que para obtener la inmortalidad necesitarían comer del árbol de la vida (por éso hay que impedir que tengan acceso a tal árbol); lo que significa que fueron creados sin tal inmortalidad; y que su mortalidad no es posterior ni consecuencia de comer del fruto de la ciencia del bien y del mal.

        La catequesis cristiana de que la muerte entró por la desobediencia es incosistente con el texto. La “virtud” cristiana de tragarse lo que sea que diga la autoridad ha hecho que por siglos se lea este texto sin “caer en cuenta” en su incongruencia. Y que cuando se exhibe, se hagan malabarismos como el que intentas, para no reconocer lo evidente: el “texto sagrado” está lleno de incongruencias.

      • Santiago

        Pero el texto dice “pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de él comieres, ciertamente moriràs” Dios les habia dado el don libremente pero condicionado a que no cometieran el pecado. Porque el que dio el don, puede condicionarlo, modificarlo, rescindirlo o suprimirlo totalmente.
        No es que Dios no quisiera que conociéramos el bien y el mal, sino que no experimentáramos y gustáramos lo que podía destruir el don de la justicia e integridad original, pero no se trata del conocimiento que entiende de lo que se trata, sino de no inclinarnos verticalmente al mal.

        Pero una vez que cayó en el pecado entonces Dios les dice irónicamente: así que conoces por experiencia lo bueno y lo malo pero no se te ocurra ahora comiendo del fruto vivir para siempre” puesto que el árbol era el símbolo de la ciencia práctica de la vida que era la experiencia falsa de una felicidad eterna. El ser humano cayó en la tentación voluntariamente.
        Pero Dios ya le había amenazado y le había prevenido que no le desobedecieran. Su comentario en el Gen 3, 22 es posterior a la caída.
        Por supuesto que se trata de una manera de decir de que SI somos responsables por nuestro actos no coherentes con nuestra llamada al bien. No es incorrecto pensar que fuimos creados con “una mejor disposición” para vivir y que la perdimos al principio y que heredamos las consecuencias. Pero que nuestra redención fue mejor que nuestro comienzo.
        No existe el deseo de mentir.Gracias Rodrigo por tu aporte y tu interesante comentario.

        Saludos afectuosos

        Santiago Hernández

      • Rodrigo Olvera

        No Santiago, manipulas el texto.

        El dia que comieron el fruto no murieron; de hecho, según el texto sólo después de la expulsión Adán tuvo relaciones sexuales con Eva y tuvieron a Caín (lo que implica nueve meses). Y sólo después de tener a Caín, tuvieron a Abel (lo que implica otros nueve meses). Y después de nacidos, tanto Caín como Abel llegaron a una edad suficiente para ser labrador y pastor respectivamente (lo que implica al menos 10 años, probablemente 13 tomando la práctica de rito de iniciación a la adultez a los 13 años en el pueblo judío). Y después de ello Caín tuvo a Enoc (otros 9 meses) y Enoc llegó a una edad suficiente para procrear a Irad (al menos 10 años, pensando en un chico precoz). Y hay que sumar los 9 meses de gestación de Irad. Y luego Irad llegó a una edad para procrear (otros 10 años mínimo). Y sumar los nueve meses de gestación de Mehujael. Y luego Mehujael llegó a edad suficiente para procrear (otros 10 años mínimo). Y así los 9 meses de gestación más los 10 años para llegar a edad de procrear de Metusael, Lamec, Jabal y Jubal, Tubal-caín y Naama. Y aún después de todo este tiempo (llevamos mínimo unos 90 años después de haber comido del fruto) Adán tuvo otra vez relaciones sexuales con Eva y procrearon a Set (otros 9 meses). Y después de haber procreado a Set, Adán aún vivió otros 800 años. Así que lo de que morirás el día que comas el fruto fue una mentira.

        Nada en el texto permite decir que Gn 3,22 tiene un sentido irónico. Eso te lo inventaste tu para no reconocer la evidente incongruencia del texto.

        Aquí lo dejo.

      • Santiago

        No existe manipulación alguna, Rodrigo.

        El libro del Génesis no puede interpretarse “literalmente” puesto que los exégetas lo clasifican entre los “poéticos y alegóricos”, es decir, hay que distinguir entre el fondo y la forma literaria. No se puede definir los límites entre “la imagen y la realidad”

        Por eso, lo que intenta el Génesis es enseñar los principios de la Creación del ser humano. El fondo, digamos -la esencia- es enseñar la Creación del Universo en el tiempo por un Dios personal e infinito y eterno, la formación del Cosmos con astros que llenan la bóveda celeste no para ser adorados, el origen divino de la fecundidad humana que por error fue paganamente divinizada en las religiones antiguas, la formación del ser humano a imagen y semejanza de Dios, la tentación del ser humano, su caída en el pecado, la entrada del mal en el mundo, la pérdida de los dones primarios preternaturales etc etc todo escrito EN FORMA LITERARIA de parábola en que la obra de Dios se presenta como modelo de la obra del hombre. La obra de Dios, pus, está descrita en el Génesis según estas aparecen a los sentidos y conforme al lenguaje de la época de acuerdo a su género literario propio.

        Por eso, no es un libro donde las palabras solas puedan dar el sentido sino el conjunto de la idea que el autor trata de enseñar.
        Y así en realidad la primera pareja “no comió físicamente de la fruta prohibida” sino que “experimentó” y “gustó” de la obra “prohibida”. Es decir, el ser humano realizó algo opuesto al BIEN que era el MAL moral, que es el pecado. Y por supuesto “NO MURIÓ” físicamente porque esta muerte fue también algo moral, “muerte del alma” es decir, un estado de “pérdida de gracia”, una muerte que es una pérdida sin remedio y total.

        También las cronologías y las edades de los personajes en este libro son HIPERBÓLICAS y pertenecen al género alegórico y a las tradiciones épicas de la época y estas edades solo indican la sucesión general de las generaciones por la que se ha ido transmitiendo la promesa de redención a la humanidad.

        Rodrigo, uno se pierde si trata de LEER el Génesis de la misma manera que los Evangelios. Por eso lo de la “ironía” de Dios al hablarse a sí mismo para decirle al hombre que va por el camino equivocado si busca la felicidad inmortal a través de los placeres prohibidos del mundo, no es solo una interpretación mía ni una manipulación del texto como tú dices, sino que lo he leido en varios comentarios exegéticos serios y honestos.

        Gracias, Rodrigo, por interesarte en el tema y permitirme intercambiar este diálogo de opiniones.

        Saludos cordiales con el mismo afecto de la amistad.

        Santiago Hernández

    • Mª Pilar

      ¡¡¡Gracias amigo Rodrigo!!!

      Cuanto le cuesta a la iglesia y ha sus “fieles” seguidores… Aprender a leer la Escritura con ojos abiertos, serenos, preguntándose así mismos, donde está el meollo de lo que se lee, más allá, del interés de las iglesias ¡todas! para ocultarlo en su propio beneficio.

      Especialmente, para obtener personas incapaces de buscar, aprender, y así, comprender los lenguajes de quienes han escrito estas ¿historias-vivencias? para hacerlas cercanas a quienes las lean.

      Un abrazo entrañable.
      pili

  • Antonio Zugasti

    ¿Le mandó Jesús a su Iglesia quemar a los herejes?

    • Santiago

      No hay duda que nosotros, los fieles, seamos laicos o clérigos, hemos cometido errores graves a través de los siglos.Y tampoco hay duda que en el Colegio de los Apóstoles hubo graves deficiencias entre sus miembros no solamente por la traición de Judas Iscariote, sino por la de Simón Pedro que negó a Jesus “tres” veces y por la ambición de los hijos de Zebedeo, por la cobardía de todos que abandonaron a Jesús en su Pasión etc etc

      Sin embargo, Jesús creyó en ellos y en nosotros. A pesar de la poca fe del Colegio de los Apóstoles y de su inconsistencia y debilidad “humanas”, Jesus no se arrepientió de haber escogido aquel “primer” núcleo de los discípulos-apóstoles, y convive con todos ellos después de la Resurrección y les comunica el carisma de El mismo, y del Padre por medio del Espíritu Santo para el “ministerio de salvación” de todos nosotros:

      Por eso “Tarde aquel día, primero de la semana,..vino Jesús y se presentó en medio de ellos y les dice: (la) Paz sea con vosotros. Y al decir esto les mostró Sus manos y Sus pies…Díjoles, pues, otra vez: Paz sea con vosotros. Como me ha enviado el Padre, también yo os envío a vosotros. Esto dicho, sopló sobre ellos, y les dice: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonáreis los pecados, les serán perdonados; a quienes los retuviereis les serán retenidos”(Juan 20: 19-23)

      Por eso el carisma dado a la Iglesia es para la salvación nuestra que ES el mismo ministerio de Jesús a través de los Apóstoles y sucesores. Todos los “carismas” no son “personales” sino existen para nuestro beneficio. Por eso no dependen de los “errores” de los miembros de la Iglesia. Jesús no prometió la impecabilidad apostólica sino que quiso que la salvación fuera por medio de nosotros mismos pues el haría de sus discípulos “pescadores de hombres”. Y estos ministros son personas humanas con toda la imperfección y flaqueza de su misma especie capaces de entender las miserias de sus hermanos y que además, por otro lado, no están exentos de la tentación y están sujetos también a los embates de la vida espiritual como cualquier otro fiel y que, como ellos, quieran o no, crean o no,tendrán que dar cuenta, al final de la vida, sobre la Ley del Amor como cada uno de los mortales.
      Tenemos que aceptar el don que Jesús nos legó dándonos la gracia presente constante y sacramentalmente en el Pueblo de Dios, que es su misma Iglesia, en la que todos hemos nacido.

      Gracias Antonio por tu artículo y tu comentario.

      Santiago Hernández

  • Santiago

    Jesus no vino exclusivamente a predicar el resumen de la Ley en 2 mandamientos que son amarás a Dios y al prójimo, y encomendarle esa sola tarea a su Iglesia.Ya eso lo sabía el “establishment” judío desde siempre.

    Jesus vino a darle el verdadero sentido al amor   de   Dios impreso en el corazón de todos los seres humanos que fue desvelado en los mandamientos de la Ley del Sinaí. El estamento judío había desvirtuado ese amor presente en la Ley,enfatizando por el contrario la obra externa y en general prescindiendo de todo lo que reside internamente en nuestra mente y nuestro corazón, de nuestras intenciones, nuestros pensamientos y nuestros deseos. Pero “la obra externa” no basta. El ser humano no es un robot sin alma.

    Pero “restablecer” el sentido de la Ley según la Revelación del Dios verdadero,  no era una tarea fácil, tan difícil que el Hijo tuvo que ofrecerse como “propiciación” y como “rescate” para nuestra salvación llegando hasta la muerte de  c r u z, porque la “tergiversación” del pensamiento divino comprometía gravemente el acceso a nuestra entrada en el Reino. No es lo mismo encontrar y realizarse en el amor verdadero que confundirse y obrar el mal para siempre.

    PERO la vida pública de Jesūs y su predicación iba a durar solo brevemente.Por eso Jesús se rodeó de los 12, los llamó y “los envió” a predicar “todo lo que” El les “había ordenado” (Mt 28: 16-20)

    ¿Que había ordenado Jesús a sus discípulos” A predicar, a bautizar, a confirmar, a perdonar pecados, a celebrar el sacrificio perpetuo eucarístico, a santificar el matrimonio, a ungir a los enfermo, a ordenar ministros…porque su Iglesia iba a durar hasta “el fin de los siglos”. Por eso Jesus no solo enseñó a sus Apóstoles durante su vida en la tierra su doctrina, que era la de Su Padre, sino que después de Su Resurrección ellos lo vieron, palparon sus heridas, conversaron con El en varias ocasiones ya que:

    “Jesús desde un principio hizo y enseñó hasta el día en que, después de dar sus instrucciones por el Espíritu Santo a los Apóstoles, que el se había elegido, fue elevado a lo alto; a los cuales (Apóstoles) también después de su Pasión, se había presentado vivo, con muchas pruebas evidentes, dejándose ver de ellos dentro del espacio de cuarenta días, h a b l á n d o l e s  de las cosas referentes al Reino  de Dios” (Hechos 1: 2,3) (las negritas y paréntesis son mío)

    Jesus constituyó la Iglesia empezando por los 12, instruyéndolos durante su vida pública, y por un tiempo después de su Resurrección,” sobre lo que iba a ser esta Iglesia..La Iglesia “recibió” el mandato y transmitió fielmente  a todos los seres humanos las verdades necesarias para entrar en el Reino de Cristo hasta llegar al siglo XXI. El desarrollo de la Verdad no significa cambio o “arrogancia”, sino fidelidad al mandato de Cristo que le ordenó  “predicar a todas las gentes” y llegar cada vez más “al conocimiento de esta Verdad” ya que fuera de Jesucristo y de esta verdad no hay posibilidad de entrar en la casa del Padre ya que Jesús es la última y ùnica verdad. De ahí que Su Iglesia haya predicado y predique actualmente esto mismo en orden a la salvación del género humano. 

    La Iglesia en su magisterio apostolico nos enseña a guardar TODOS los mandamientos ya que Jesús le dijo al joven rico: “si quieres entrar el la vida eterna, guarda los mandamientos” y Jesus los va citando todos que según Mateo eran los que estaban escritos en Ex. 20,12-16; Lev 19,18 y en Deuteronomio 5,16-20. Ese es su verdadera misión que debe ser realizada y desarrollada de acuerdo a “los tiempos” sin cambiar la esencia del mensaje de Cristo.

    Un saludo cordial de

    Santiago Hernández

  • Carmen

    Si nos dejan,

    Buscaremos un lugar cerca del cielo

    Si nos dejan haremos de las nubes terciopelo

    Y allá, será lo que soñamos.

    Si nos deeeeeejaaaaannn.